Toei y Toriyama han logrado algo fascinante con Dragon Ball Super: Broly (SPOILERS)

Dragon Ball Super: Broly tuvo su premiere el pasado 14 de noviembre en Japón, donde, incidentes aparte (como la prohibición de acceso al cine a más de 200 asistentes por un terrible fallo en la organización), recibió generalmente críticas positivas de los afortunados que pudieron verla. Del mismo modo, ayer 14 de diciembre fue su estreno oficial en el país nipón, recibiendo hasta ahora la misma buena acogida (lleva un 9,9 de nota en IMDB). Entre lo más aclamado, su trepidante acción y su ritmo imparable lleno de batallas, su estilo retro y cuidada animación. A grandes rasgos, también se valoraron positivamente a los personajes de Goku, Vegeta y al propio Broly (frente a un Freezer o Frieza más perjudicado).

Vengo aquí justamente a hablar del saiyan legendario (Goku aparte). Sí, aún no se ha estrenado la cinta en cines por estos lares (en enero en América Latina y el 1 de febrero en España), pero, a juzgar por los resúmenes hechos por algún que otro asistente, me tomo el atrevimiento de escribir sobre algo que lleva rondándome la cabeza desde hace días y que me tiene fascinada. Primero traduciré la sinopsis realizada por el fan de la película y luego analizaré el nuevo papel de Broly. Aviso por lo tanto de que habrá SPOILERS y que va a ser LARGO.

Sinopsis de Dragon Ball Super: Broly

Empecemos por el resumen, cortesía de usuarios como MShadows, donde se nos cuenta que, hace 41 años, el rey Cold llega al planeta Vegeta para anunciar su retiro y sucesión por parte de su hijo Freezer. El rey Vegeta, que se encontraba presente, acude tras esto a las incubadoras con los bebés saiyan, destacando que el potencial de su hijo es propio del de un genio. Sin embargo, otro infante, Broly, contiene tal poder que los «scouter» que intentan medirlo estallan. El monarca, temeroso de que Broly suponga una amenaza para su vástago e incluso para el universo entero, decide mandarlo a un inhóspito planeta llamado Vampa. El padre de la criatura y mano derecha de Vegeta, Paragus, intenta detenerlo, en vano, por lo que jura venganza y sale tras Broly acompañado por otro saiyan. Ambos llegan días más tarde al planeta, topándose con que el niño ya se ha convertido en ohzaru y ha arrasado con parte de la fauna que allí habita (consistente en parte en una especie de arañas-cangrejo y en una especie de gatos sin patas). No obstante, el aterrizaje ha sido tan accidentado y el planeta es tan inhóspito que se encuentran con que no pueden salir de él. Paragus asesina al saiyan que lo acompaña para tener más reservas de comida y activa una señal de auxilio.

Cinco años más tarde, Bardock regresa al planeta Vegeta tras finalizar una misión. Aquí sucedería todo el arco argumental narrado en Dragon Ball Minus, con el padre de Goku teniendo un mal presentimiento respecto a los planes de Freezer de solicitar la repentina vuelta de todos los saiyans y mandando él y Gine a Kakarotto a salvo al lejano planeta Tierra. Efectivamente, el tirano galáctico, temeroso de que las leyendas sobre el super saiyan y el super saiyan dios se hagan realidad, decide arrasar con toda la población, intentando Bardock en vano detenerlo. Entre los pocos supervivientes, el niño Vegeta, Raditz y Nappa quedan bajo las órdenes y supervisión directas del propio Freezer.

Nos situamos en el presente con Goku y Vegeta (en su atuendo de la saga de Boo) combatiendo en una isla desierta, siendo acompañados por Bulma (con bebé Bra), Whis y Beerus. Whis les pregunta a Goku y Vegeta por qué aspiran a hacerse más fuertes, a lo que el primero responde que por los poderosos combatientes hallados en el Torneo de Poder; mientras que el segundo teme que Freezer, ahora con vida, se vuelva más fuerte y contraataque de nuevo. Justo en ese momento llama Trunks a Bulma, avisando de que alguien (un par de súbditos de Freezer) ha robado las seis bolas de dragón que ella tenía recopiladas. En teoría, habrían ido a buscar la que falta en el «continente ártico». Beerus sostiene que no está interesado en el tema, por lo que Bulma le deja a Bra y se va con los demás a impedir que encuentren la séptima esfera.

En el espacio, nos encontramos con Cheelai (o Chirai, o Chelye) y Lemo, otros dos súbditos de Freezer, que van buscando a nuevos miembros para sus filas. En ese momento detectan la señal de socorro de Paragus y deciden aterrizar en Vampa, donde se topan con un envejecido Paragus que corre hacia ellos. Los dos miden el poder del anciano y el «scouter» suma 4.200 unidades, lo que los deja bastante sorprendidos. Una de las arañas-cangrejo los ataca en ese instante, por lo que Paragus llama a Broly, quien la fulmina de un ataque. Impresionados, Cheelai y Lemo intentan escanear el poder de Broly. En estado de shock, ambos llevan a Paragus y a Broly a la nave de Freezer. Al reunirse con el tirano, Paragus se muestra respetuoso y precavido, pero a su hijo parece importarle todo más bien poco. Freezer convence al anciano saiyan para que se unan al informarle de que el príncipe Vegeta sigue vivito y coleando en la Tierra. A continuación hay una escena en la ducha con Broly, quien adquiere un nuevo uniforme. Cheelai lo invita a unirse a comer con ella y Lemo, donde comienzan a socializar, pero son interrumpidos por uno de los soldados de Freezer, que borracho empieza a acosar primero a la muchacha y luego a Lemo. Molesto, Broly lo golpea y probablemente lo hubiera matado de no ser porque Paragus activa el collar que lleva puesto su hijo, que empieza a generar descargas eléctricas sobre él, deteniendo así su ataque y sometiéndolo. Enfurecida, Cheelai le espeta a Paragus que cómo puede tratar así a su vástago. En ese momento, Freezer solicita hablar con el viejo saiyan, aprovechando la joven la distracción para robarle el control del collar y romperlo ante el asombro de Lemo y del propio Broly. Posteriormente, los tres siguen socializando en las habitaciones, con el saiyan contándoles un triste episodio de su infancia y que explica por qué lleva todo el tiempo una especie de pelaje atado a su cintura.

De vuelta a la Tierra, Bulma explica que estaba reuniendo nuevamente las bolas de dragón para pedir ser 5 años más joven (frente a Freezer, que ansía ser 5 cm. más alto). En ese momento, los súbditos de Freezer encuentran la última esfera y llaman a su jefe, quien aterriza en el planeta junto a Paragus y Broly. Goku y Vegeta acuden a confrontarlo y exigir que devuelva las bolas de dragón, pero el tirano pretende distraerlos con Broly, quien a la orden de su padre se lanza contra Vegeta. El príncipe primero se defiende en su forma base, pero para su estupor Broly parece ir aprendiendo y fortaleciéndose a medida que combate, haciendo que Vegeta se transforme en super saiyan primero y en super saiyan dios después. Esto causa la sorpresa de Broly, claramente en desventaja, y la creencia por parte de Paragus de que todo está perdido. Sin embargo, su hijo reacciona y aparece en una versión que llaman «ikari», la cual es descrita como un aprovechamiento del poder del ohzaru pero manteniendo la forma humanoide, algo que es muy difícil de controlar.

En ese momento entra Goku, quien pide pelear contra Broly. El protagonista empieza a medir el poder de su rival en su forma base y luego en super saiyan, las cuales no aguantan mucho frente a un Broly cada vez más enfurecido. Entonces decide convertirse en super saiyan dios y paralizar al adversario. Mientras lo hace, Goku intenta tranquilizarlo comentando que él no cree que sea un mal tipo, sino que su poder está siendo utilizado por las personas equivocadas. Broly cada vez se frustra más y logra liberarse, dándole una paliza a su rival, a la vez que Freezer ordena a sus súbditos que aprovechen el alboroto para llevarse las bolas de dragón. Piccolo contacta telepáticamente con Goku y le pide que aguante, a lo que el saiyn responde convirtiéndose en super saiyan blue, aguantando así frente a Broly.

Freezer empieza a impacientarse y le pregunta a Paragus si ese es realmente el límite del poder de su hijo. Al recordar la forma en la que Goku se transformó por vez primera en super saiyan, el tirano mata al anciano y llama la atención de Broly, haciéndole creer que sus ataques descontrolados son los que lo han asesinado. El muchacho entonces pierde la cordura y se convierte en super saiyan. En dicho estado, empieza a llevar la voz cantante sobre Goku Y Vegeta, ambos en super saiyan blue. Viéndose sin salida, Goku engancha a Vegeta y lo teletransporta a donde se encuentra Piccolo. Al huir sus rivales, Broly enfoca su atención sobre Freezer, cargando contra él.

Goku ve que la única solución frente a Broly es fusionarse con Vegeta. Al no contar con los potara, logra convencer al príncipe para que Piccolo le enseñe el famoso bailecito. Las dos primeras veces fallan y surgen Veku (el «Gogeta gordo» de la película Fusión) y Veku anoréxico. A la tercera va la vencida y ya sí, aparece Gogeta. Mientras tanto, Freezer, en su forma golden, continúa siendo humillado por Broly y es rescatado «in extremis» por la fusión (mientras Whis aprovecha para distraerlo y frustrarlo un poquito más). Al principio, Broly no puede contra su nuevo adversario y acaba transformándose en super saiyan legendario, lo que obliga a Gogeta a su vez a cargar en super saiyan y luego en super saiyan blue. Ambos contrincantes son tan poderosos que a la par que combaten se van transportando a otras dimensiones. Aún así, Gogeta lleva la voz cantante y Cheelai y Lemo, previendo el desenlace, deciden robar las bolas de dragón e invocar a Shenron. Cheelai le pide entonces que rescate a Broly, por lo que el dragón lo transporta repentinamente de vuelta a Vampa antes de que Gogeta pueda darle el golpe de gracia. Cheelai y Lemo toman entonces una nave de Freezer para acudir al mismo planeta. El tirano, dándose cuenta de que su objetivo ha sido frustrado, intenta eliminarlos, pero Gogeta lo detiene. Entonces todos huyen y el villano jura que volverá.

Tres días más tarde, un todavía herido Broly caza en Vampa comida para Cheelai y Lemo, quienes no parecen muy convencidos con su sabor. Goku aparece repentinamente por teletransportación, ante lo que Cheelai se pone a la defensiva. Sin embargo, el protagonista avisa que les ha llevado alimento, una cápsula hoi-poi con una casa de parte de Bulma y dos habichuelas «senzu». Dice que está sorprendido con el poder de Broly y cree que podría llegar a ser incluso más fuerte que Beerus, por lo que le gustaría seguir peleando contra él de vez en cuando. Broly asiente y sonríe. Cheelai entonces le pregunta su nombre, a lo que responde que se llama Goku, pero algunos también lo llaman Kakarotto. FIN.

Ilustración oficial de Toyotaro

Broly y la suma de los mitos del héroe

Dragon Ball Super: Broly parece presentarnos así a los tres saiyans, Kakarotto, Vegeta y Broly, en semejanza y contraposición.

Vegeta y Broly son similares en que ambos nacen dentro de la élite, al contrario que Goku. Es se hecho este aspecto el que supone principal motivo para la caída en desgracia de Broly y Paragus, ya que ambos pueden suponer una verdadera y temible amenaza para el rey Vegeta y su hijo en un futuro, por su poder y cercanía. Goku, en cambio, es un simple guerrero de clase baja que pasa desapercibido para todos, algo que aprovechan Bardock y Gine para salvarlo.

No obstante, las similitudes entre Kakarotto y Broly son más numerosas: ambos van a parar a planetas apartados (Vegeta en cambio queda bajo la tirana supervisión de Freezer) y son criados por una única figura masculina (Paragus y Gohan), hasta que se topan accidentalmente con la femenina (Bulma y Cheelai), puerta a socialización y un nuevo mundo. Broly y Goku además son percibidos en distintos momentos de la serie como el saiyan legendario, jugando con este concepto en ambos casos de distinta forma: Goku como el «don nadie» que mediante talento y esfuerzo permanente siempre se autosupera; Broly como contenedor de fuerza y poder brutos, los cuales se desatan a medida que pierde autocontrol.

De este modo, Broly es también el doctor Jekyll y Mr. Hyde, un alter ego que, al contrario que Goku y Vegeta, no acude a priori a la lucha por mero disfrute, sino por obligación u órdenes de otros (en esto se acerca más a Gohan hijo).

En otra cosa que se asemejan y se diferencian Broly y Goku es en el mito del héroe escondido y su ejecución. A Kakarotto no es que lo escondan exactamente, sino que les parece tan poca cosa que ni se fijan en él. Crece, en fin, aparentemente apartado (Raditz sabe en todo momento dónde se encuentra) en la Tierra. Con Broly pasa algo similar, lo mandan a Vampa, donde esperan que muera, y no se vuelve a saber nada más de él hasta que ya es un adulto, reapareciendo de una forma mucho más aparatosa que Goku. Aquí Broly engloba más las historias de Moisés y de Heracles, mientras que Goku es el clásico Superman (y por supuesto el Rey Mono).

Finalmente, a los primeros espectadores de Dragon Ball Super: Broly no se les ha pasado por alto la semejanza entre el saiyan legendario y Tarzán. Al haber tenido una casi nula socialización y haber permanecido prácticamente aislado en Vampa, el Broly de Toriyama se nos muestra como un adulto que desconoce hasta las cosas más básicas como el agua y que habla poco con los demás. Cheelai hace claramente las veces de Jane (¿y Lemo del padre de la susodicha?), al mostrarla como genuinamente interesada y hasta admirada de Broly y cariñosa, paciente y cercana con él (parece que bastante más que lo que era Bulma con Goku). De hecho, varios han subrayado que las interacciones entre Broly, Cheelai y Lemo son de lo mejorcito de la película y, por supuesto, sientan la base para la humanización del saiyan.

Al igual que Tarzán, a Broly también lo sacan del mundo en que creció y el único que conoce y lo llevan «a la civilización», algo que realmente no le es saludable (muchos intentan utilizarlo para sus propios fines). A la postre, Cheelai/Jane decide que lo mejor para mantener a salvo a su nuevo amigo es devolverlo al lugar en el que se crió, donde permanecerán.

Curiosamente, Tarzán es conocido por ser «el rey de los monos» en Occidente y todos sabemos que Son Goku (Sun Wu-Kong en versión china) es el famoso Rey Mono del viejo relato chino Viaje al Oeste.

¿Y ahora qué?

Dragon Ball Super: Broly nos deja abiertas multitud de posibilidades en relación a la continuidad de la serie, ya sea en formato anime, películas, manga, OVAs, etc. Básicamente, en esta ocasión asentando que Broly es un buen tipo y dejándolo con vida, lo que ofrece perfectas oportunidades de su regreso en el bando de nuestros héroes.

Incluso la idea de un título aparte protagonizado por este nuevo Broly (hecho asimismo oficial por Toriyama), que además está acompañado de Cheelai y Lemo (dos alienígenas con vínculos con Freezer), siguiendo la estela de acción y batallas de Dragon Ball Z, pero con la posibilidad de volver al lado más aventurero del primer Dragon Ball, está ahí y puede que sea cuestión de tiempo, dependiendo de la acogida que tenga el personaje entre el gran público (por ahora parece que será bastante favorable, a juzgar por las primeras reacciones).

Yendo un poco más allá, existe la posibilidad de que Broly también tenga descendencia (Cheelai está ahí y parecen tener buen «feeling»), lo que no dejaría de aumentar la plantilla de personajes, híbridos saiyans y aún más opciones de cara a futuras sagas.

Sea como sea, en lo personal siento que deberé agradecerle a Toei, Akira Toriyama, Tatsuya Nagamine y Naohiro Shintani la inclusión de este nuevo Broly, a mi parecer bastante más complejo (dentro de lo «complejo» que puede llegar a ser Dragon Ball) y agradable que su versión de los 90 (el cual admito no me hacía mucho tilín). El hecho de que además hayan sentado las bases para jugosas posibilidades que alarguen más la vida (de forma positiva, en este caso) de Dragon Ball son asimismo excelentes noticias.

Ilustración oficial de Yuya Takahashi

Retomando Dragon Ball Super en el episodio 88

Como ya habréis comprobado, hemos estado varias semanas sin comentar los episodios de Dragon Ball Super, lo cual no quiere decir que hayamos abandonado la serie, ni mucho menos (las capturas que subimos a las redes sociales prácticamente cada semana pueden dar fe de ello). Aquí vamos a intentar hacer una recuperación de la serie, pero como consideramos que los capítulos que están emitiendo en estos momentos son casi-casi de relleno (y no queremos estar dando la matraca cada semana con que la calidad deja mucho que desear y ese tipo de cosas), lo haremos en modo resumen de todo un conjunto de episodios, hasta que veamos que por fin sucede algo sustancial (como es el caso que nos ocupa con Dragon Ball Super 88).

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Los capítulos anteriores de Dragon Ball Super (desde el 83 y parece ser que al menos hasta el 89 de la semana que viene) están centrados en el reclutamiento que está llevando a cabo Goku de cara al Gran Torneo de Poder entre todos (o casi todos) los universos y organizado por los dos Zeno. A día de hoy, ya tenemos en el equipo a Krilín, A18, A17, Boo, Piccolo, Gohan y Vegeta (además del propio Goku, claro). Cada reclutamiento ha estado prácticamente centrado en un episodio, aunque han habido casos (como el de A18) que ha venido acompañado con el de Krilín (por motivos obvios), y otros como el de A17 han ocupado dos capítulos (podrían haberse ahorrado fácilmente uno). En el episodio 88 no ha habido reclutamiento per se (lo cual ya rompe un pelín la estructura, que se agradece), aunque sí parece estar forjándose uno en el Universo 6 (que comentaremos más en detalle). En lo que sí se centra Dragon Ball Super 88 es en el entrenamiento entre Piccolo y Gohan, recordándonos por un lado a los viejos (buenos) tiempos y, por el otro, a que ya era que el primogénito de Goku afianzara su lugar en esta nueva etapa de la serie creada por Akira Toriyama. Y es por eso, principalmente, por lo que nos parece que en el capítulo 88 de Dragon Ball Super ha ocurrido, al fin, algo que merece ser comentado (y no absurdas escalas de poder que Toei no pueden dejar de pasarse por el arco del triunfo).

Como decíamos, por un lado, Gohan y Piccolo. El namekiano siempre ha ejercido un poco de maestro por antonomasia del hijo de Goku, con quien además desarrolló una relación paternal. Como tal, podríamos decir que es, probablemente, la persona que mejor conoce a Son Gohan (a veces, mejor incluso que su padre real). Este capítulo lo demuestra, sabiendo qué teclas apretar y por dónde dirigir la conversación para obtener una reacción clara (y más que buscada). Es cierto que Son Gohan no parece a simple vista un personaje arrogante, sino todo lo contrario. Sin embargo, sí es verdad que ha habido varios momentos a lo largo de la serie donde ha sacado un lado más «pasivo agresivo» de lo habitual. El más recordado es el que mostró contra Cell, que posteriormente le costaría un sacrificio a Goku. Más tarde también lo sacó a relucir contra Boo, costándole nuevamente una derrota inesperada. Piccolo lo sabe: en el momento en que Gohan logra más poder, también aumenta su arrogancia (¿su lado saiyan?), lo que lo convierte en una de cal y otra de arena. Y ya va siendo hora de ir dejando esa faceta atrás.

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Piccolo, como buen maestro, no se queda ahí, presiona más y logra lo que muchos fans estábamos esperando: el regreso de la forma Mística (que, al parecer, se traduce en el pirulo de pelo que le cae a Gohan por la frente, así al más puro estilo transformación Clark Kent-Superman). Llegados a este punto, es de esperar que el hijo de Goku empiece a dar guerra, al fin, ya que, como recordamos, en palabras del propio Toriyama, la forma Mística es aún más poderosa que la del super saiyan 3 (evidentemente, no lo será tanto como los nuevos super saiyan dios o super saiyan blue).

En este episodio no solo ha vuelto el Gohan que recordábamos, sino también la buena química que siempre han desprendido él y Piccolo. Haciendo varios guiños clarísimos a la nostalgia (dinosaurio con cola cortada incluido), Piccolo y Gohan vuelven a demostrar que su relación maestro-alumno (o incluso padre-hijo) sigue viento en popa. Por algo el mismísimo Goku le solicitó a Piccolo que se encargase de su vástago, en lugar de hacerlo él (aunque bien pensado, esta actitud ya es común en nuestro protagonista).

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Tocando el otro punto interesante: ha aparecido un nuevo personaje. Pero no uno cualquiera, sino una saiyan MUJER. Lo recalcamos en mayúsculas porque esta es, básicamente, la primera vez que aparece una mujer 100% saiyan en Dragon Ball (sí, sabemos que existen Gine y Seripa, pero la primera aparece en cinco páginas y la segunda tiene dos frases de diálogo en un OVA). Caulifla, o algo así parece que se va a llamar (proveniente de la palabra Coliflor, siguiendo con el juego de saiyans = verduras al que nos tiene acostumbrados Toriyama), todavía no ha dicho ni hecho nada tampoco, pero sabemos (o esperamos) que lo hará. Para empezar, ya ha sido anunciada como una guerrera de gran potencial y en los avances (opening incluido) su transformación en una especie de super saiyan a lo Broly (de brócoli, curiosamente) no ha pasado desapercibida para nadie. Por el momento, Caulifla se nos presenta en el Universo 6 (el de Champa y Cabba… por cierto, el nombre de éste último viene de repollo) como una especie de punkarra al mando de una banda de motoritas intergalácticos (?). O algo así. En realidad, no podemos esperar para ver más de ella, su estilo de lucha, su actitud y cómo será su relación con Cabba (que al parecer no tiene buen trato con ella, por lo que ha adelantado) y, posteriormente, con Goku y Vegeta (quienes llevan sin ver a una mujer saiyan desde que eran infantes). Si podemos fiarnos de la estructura de este capítulo, su rival parecería que será Gohan, ya que ambos son los puntos llamativos del episodio 88 y los dos poseen «un gran potencial» (así se nos ha presentado a Caulifla, curiosamente). Pero ya veremos.

En el apartado técnico… pues, la verdad, todos estos episodios (de relleno en su mayoría) han mostrado una animación bastante mediocre, incluido el que nos ocupa. Por ello también esperamos que estén reservando todo lo bueno del menú para el Torneo, tanto a nivel técnico como argumental. A destacar (cómo no) el diseño de Caulifla, hecho por el mismísimo Toriyama y que ha venido a sustituir al que nos estaban presentando en tráilers, donde parecía una mujer bastante más tímida y algo más similar a Chichi que esta «pelos salvajes» (como buena saiyan) que nos ocupa ahora. Eso sí, como apunte personal, como Toriyama siga poniendo a dieta a sus personajes van a terminar desvaneciéndose. Ya se percibía con Cabba, que apenas tienen chicha en las piernas, pero es que Caulifla va por el mismo camino que él (a ver su transformación, parece que ahí sacará todo el músculo que le falta en su estado normal).

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Y eso es todo por ahora. El capítulo que viene, el 89, nos traerán de vuelta a Ten Shin Han y al maestro Roshi. Lamentablemente, parece a simple vista que será (cómo no) de relleno y, además, en el avance no hemos podido ver ni rastro de Lunch (¿pero nadie se acuerda nunca de ella?). En cualquier caso, estaremos a la expectativa por si sucediera algo interesante. Y sino, siempre nos quedarán las capturas.

P.D.: Queremos ver más del «Planeta Vegeta» (Planeta Salad) del Universo 6. De lo poco mostrado, respira «primera etapa de Dragon Ball» por todos sus poros.

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Dragon Ball Super 81: Llega el turno del protagonista

Llegó el momento de ponerle punto y final al previo al Gran Torneo de Poder, donde las cosas prometen ponerse serias: tal como acaban de anunciar los Zeno, todos aquellos universos que pierdan desaparecerán (al fin y al cabo, ya piensan que hay muchos). No será el caso de esta especie demostración que enfrenta a los Universos 7 (el de Goku y compañía) y 9. Tras las bastallas de Boo contra Basily de Gohan contra Lavenda, al fin le toca el turno a nuestro protagonista contra Bergamo.

En realidad, no vamos a hacer un resumen sobre el capítulo 81 de Dragon Ball Super. ¿El motivo? El disgusto por la incongruencia y la falta de caracterización de los personajes principales ya ralla en lo absurdo. Goku nunca fue (del todo) un héroe a la vieja usanza (y Toriyama siempre ha criticado que Toei soliera mostrarlo en ese tipo de vertiente). Pero de ahí a mostrarlo como un capullo con coeficiente menos dos al que le da igual que todos los universos (incluido el suyo) puedan irse al carajo porque, bueno, porque está aburrido y solo quiere luchar… hay un trecho. Y que Gohan y Satán lo animen como dos colegialas sin cuestionarse sus motivaciones (y que Pan y Videl puedan ser eliminadas de un plumazo por su egoísmo), también. Realmente no tengo palabras para describir lo que están intentando hacer con Goku. Si querían mostrarlo como villano, ya lo hicieron con Black. Y aquí escribe una que siempre fue con Vegeta, que conste.

En realidad, creo que el problema con Dragon Ball Super viene de lejos. Lo empezaron como algo realmente más infantil que Dragon Ball y Dragon Ball Z, probablemente con la intención de atraer a las nuevas generaciones. Probablemente, Toei se dio cuenta de las críticas vertidas por los fanáticos que casi llegamos (o directamente pasan) a la treintena, que son el núcleo de sus espectadores. Y entonces intentaron darle algún tomo un poco más melodramático, pero sin erradicar nunca ese infantilismo inicial (y es como se llegó a la Saga de Trunks del futuro, la mejor de todo Super hasta la fecha). De este modo, Dragon Ball Super queda en tierra de nadie: demasiado infantil para los que crecimos con Z, demasiado «extraño» para los nuevos niños y niñas del planeta. Goku es un buen ejemplo de ello.

Para empezar, han querido convertir a nuestro protagonista en Luffy (One Piece), probablemente debido al arrollador éxito del que goza en la actualidad la obra de Oda. Goku nunca ha sido un ejemplo de inteligencia, pero tampoco era… ¿cómo decirlo? Un completo retrasado. Con Luffy funciona porque se ha presentado así desde el primer capítulo, al contrario que el saiyan. Goku de niño era inocente y algo atolondrado Y sí, le pirraban las peleas por encima de todo. Pero no lo mostraban egoísta y, de hecho, se preocupaba lo suficiente por los demás como para llegar a desviarse de su objetivo principal (momentáneamente), para ayudar y eso. Hay ejemplos: Suno, Hachi, Upa… Cuando creció, Goku siguió manteniendo esa actitud infantil y despreocupada, lo que en cuerpo de un adulto ya le otorgaba un aspecto de bobalicón. Y sí, seguía siendo un obseso de las peleas (suplicó a Krilín que dejase vivo a Vegeta…). Había momentos, sin embargo, en los que Goku mostraba su brillantez: era un estratega nato. Quizás no tan calculador como Vegeta, pero sí sabía cómo llegar a ganar una pelea. Hay algo que nunca fue Goku: un despreocupado al que solo le importaba ganar y ganar peleas, aún a costa de varias vidas (incluyendo las de miembros de su familia). Por algo juró ante Freezer vengar a los saiyans y a los namekianos, con los cuales apenas tenía relación por aquel entonces. ¿Estamos en Dragon Ball Super ante el mismo Goku? Ni de cerca, y la falta de caracterización o las incongruencias son cosas extremadamente molestas para esta servidora.

No voy a seguir con Gohan y Satán, ya he dicho bastante. Llegados a este punto, no sé por dónde tirará Toei con el resto de la saga y prefiero otorgarles el beneficio de la duda. Sin embargo, distan del sentimiento de amenaza que se palpaba en Dragon Ball Z (de nuevo, ese infantilismo…) y, peor aún, parecen no conocer a sus propios personajes. 

¿En cuánto al capítulo? Sí, muy bonito, en animación no ha estado mal y fan service ha tenido a raudales (otra vez kaio-ken y una transformación…). Pero, lo dicho, ese no es Goku, no al menos el Goku con el que yo crecí.

Dicho esto, esta noche/mañana por la mañana (en algunas partes del mundo) tenemos una nueva cita con Toppo, una especie de justiciero galáctico con piernas muy cortas, y esta especie de intruso que dice llamarse Son Goku.

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Accidentado estreno de Dragon Ball Super en España

Íbamos a subir nuestra reseña del capítulo 79 de Dragon Ball Super, pero al final esto tendrá que esperar, puesto que ayer (20 de febrero) fue una fecha señalada por muchos fanáticos españoles: se estrenaba Dragon Ball Super en Boing. ¿El horario? Las 22.20. Así, ya estábamos muchos preparados para semejante ocasión, hacía años que no se emitía nada de Dragon Ball en la televisión de nuestro país. Lejos quedan los años en que se echaban dos capítulos seguidos de la obra magna de Toriyama en plena mañana de los fines de semana (y, posteriormente, también en mañanas de días laborales).

Los tiempos han cambiado, es innegable. Apenas se emite nada de anime en las televisiones españolas, salvedades como Yo-Kai Watch, Pokemon o el eterno Doraemon. Ni tan siquiera sabemos nada aún de una posible transmisión de Digimon Adventure Tri., que antaño fue una de las series de animación mimadas de Televisión Española. No voy a meterme en los gustos de los niños de ahora ni en tópicos como «cualquier tiempo pasado fue mejor», pero lo cierto es que la tendencia en la actualidad es la realización de series infantilizadas (más aún si cabe), con claras moralejas y mensajes «políticamente correctos». No vaya a ser que niños de cinco años se vuelvan intolerantes, violentos, machistas y psicópatas por ver un par de puñetazos y muestras continuadas de heteropatriarcado.

He aquí el protagonista de nuestras desdichas

He aquí el protagonista de nuestras desdichas

Pues bien, lo políticamente correcto ha llegado a Dragon Ball Super. Ya pertenecía a él desde sus raíces, puesto que la nueva etapa de Dragon Ball se ha concebido, ya en los estudios de Toei Animation, sin mostrar ni una sola gota de sangre, con batallas cortas y bastante light y personajes siempre bienintencionados (es sonado el caso de Vegeta, pasando de antihéroe a comparsa cómico). No importa, pensamos muchos fans, puesto que supone el regreso de Dragon Ball. Se trata de un mal menor.

Pero ahora resulta que este producto, ya de por sí descafeinado, ha llegado a televisiones europeas. Antes que España, pasó por Francia (para variar). Lo que de por sí había nacido censurado se censuró aún más. Ni unos simples puñetazos de Trunks a una serpiente gigante, al más puro estilo cine de aventuras, fueron mostrados. En mi época, el tijeretazo se lo echaban a las tetas de Bulma o a Muten Roshi espiando a Lunch en el baño. Ahora, viendo que lo que acabo de mencionar es directamente inconcebible, se lo echan a… unos puñetazos. ¿Pero nos hemos vuelto locos o qué?

Para servidora, este es el error más grave de la emisión en España de Dragon Ball Super (que, claro, ha seguido el camino de Francia; aunque ésta luego rectificara ante las quejas de los fans). El horario en que emiten la serie ya es de por sí considerado de protección infantil (nada que ver con las mañanas de sábados y domingos), pero además… ¡censura! Si el recorte se lo están echando a los primeros episodios, que son los más infantiles de la (ya de por sí infantil) serie, ¿qué pasará con los venideros?

Otro factor que parecen pasar por alto es la edad media de los que vemos Dragon Ball Super. Sí, es posible que intenten atraer a nuevas generaciones (mucho más preocupadas con los Ben10 o los ya citados Pokemon), pero lo cierto es que muchos de los que estábamos ayer atentos a Boing es probable que rondásemos la treintena. Hemos crecido con escenas como Krilin siendo atravesado por el cuerno de Freezer o el Androide 18 dislocándole el brazo a Vegeta de un patadón. Nuestras cintas de cabecera eran Terminator y Alien, y nos encantaba ver cine de terror ochentero y noventero (Stephen King era el maestro de ceremonias) a escondidas de nuestros padres. ¿Hace falta censurar unos puñetazos a una generación que además ya tiene pelos en los genitales, y desde hace tiempo?

Y aquí uno de los momentos míticos de Dragon Ball Z

Y aquí uno de los momentos míticos de Dragon Ball Z

Han ocurrido otros problemas con la llegada de Dragon Ball Super a España, por supuesto. El más sonado es el doblaje. A mí, la verdad, que la voz de Goku fuese la de Gavira o no siempre me ha dado un poco igual. Para empezar, mi favorito de toda la vida era Montero. Que no ha podido ser, pues bueno, no pasa tampoco la gran cosa. Al menos Alberto Hidalgo continúa como Vegeta, este sí, el personaje que ha mantenido la misma voz durante el 99% de la vida de Dragon Ball en España. Tres cuartos de lo mismo sucede con Bulma, Gohan, Satán o Trunks (éste último, por cierto, el que mantiene el tono más parecido, prácticamente igual). La cagada entonces no ha venido dada por el doblaje, sino por la velocidad del audio. Al parecer, por algún motivo que se me escapa (tampoco entiendo mucho de estos aspectos técnicos, pero al menos en el campo de la lógica se me escapa), el episodio 1 de Dragon Ball Super en España ha sido emitido con el audio a una velocidad superior a la habitual, lo que agudiza las voces de los personajes. Así, parecía que el narrador (Jaime Tomé), el mismo de toda la vida, sonase unos 40 años más joven; o que Goten nos fuese a reventar los tímpanos en cualquier momento. Supongo (desde mi desconocimiento) que este error tendrá fácil solución, por lo que esperaré a ver (y oír) los siguiente capítulos.

En definitiva, Dragon Ball Super ha llegado finalmente a nuestro país, sí, pero podría haberlo hecho (bastante) mejor. Espero encarecidamente que no sigan por el camino de la censura (¡y a una serie tan infantil!) y que solucionen el tema del audio. Para lo demás, ya solo queda sentarse y disfrutar esos 25 minutos diarios (que a este paso se quedarán en 15 por los recortes…).

La amistad en Dragon Ball

Cuando pensamos en Dragon Ball, se nos vienen a la mente conceptos como luchas eternas (y épicas, no hay que negarlo) y la autosuperación por encima de todo. Sin embargo, se tiende a pasar por alto que uno de los rasgos que más definen a Dragon Ball (y a prácticamente cualquier shônen) es el valor de la amistad, aún por encima del amor romántico e incluso familiar.

Dragon Ball (y, en menor medida, Dragon Ball Z) ya nos muestra esto a través de su protagonista, Son Goku. El niño que creció solo (desde la muerte de su abuelo) en el monte Paoz acabó cruzándose con gente de todo tipo y condición y con la que acabaría teniendo una amistad de esas que duran toda una vida. Es normal si lo pensamos, puesto que el carácter de Goku, afable y fiel a los suyos, provoca el establecimiento de este tipo de relaciones.

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La chica y el mono

Convendría empezar por la primera relación de toda la serie, que dio inicio a la misma: la de Goku y Bulma. Su encuentro fue puramente fortuito, ya que la muchacha se encontraba buscando las bolas de dragón con el radar (de invención propia)… y justamente una la tenía en posesión Goku como recuerdo de su fallecido abuelo. Así, y tras una presentación algo accidentada, ambos se embarcan en la búsqueda del resto de las esferas: Bulma para pedirle al dragón un novio guapo y Goku para poder recuperar su bola de cuatro estrellas una vez se haya invocado al dragón Shenron.

Pero este encuentro supone muchísimo más para ambos personajes. Para Goku, el descubrimiento de un mundo totalmente nuevo (nunca había tratado con una persona que no fuera su abuelo y siempre había permanecido en el monte Paoz); para Bulma, el inicio de una serie de increíbles aventuras y el establecimiento de una amistad verdadera con quien, desde aquel momento, salvaría su hogar en multitud de ocasiones. Lamentablemente, la mayor parte del fandom suele pasar por alto la amistad entre estos dos personajes, cuya confianza mutua es enorme y que perdura hasta Dragon Ball Super (de hecho, vuelve a recuperarse un poco a la Bulma y los chistes picantones con Goku -quien no se entera de nada- en esta parte de Dragon Ball). Normalmente los fans tienden a fijarse más en las relaciones románticas de ambos personajes (especialmente en la de Bulma y Vegeta), pero lo cierto es que sin el encuentro Goku y Bulma nunca habría existido la historia de Dragon Ball.

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El monje y el pueblerino

La relación amistosa que sí suele ser considerada por la mayor parte del fandom de Dragon Ball es la de Goku y Krilín. No es para menos: ambos se conocieron cuando entrenaban bajo las órdenes de Muten Roshi y lo que comenzó siendo una rivalidad (al menos por parte de Krilín), terminó convirtiéndose en una larga y bonita amistad. Al contrario que pasa con Bulma, la relación de Goku y Krilín, que también dura toda una vida, sí se encuentra en el foco de varios miembros del fandom e incluso dentro del propio manga. Al fin y al cabo, son las muertes de Krilín las que siempre llevan a Goku a actuar e, incluso, lograr su transformación en super saiyan contra Freezer/Frieza.

En realidad, si nos andamos sin rodeos, esta amistad no es tan importante para la historia como la de Goku y Bulma (momento citado del super saiyan aparte), pero sí sirve para poner de manifiesto que para Goku los amigos están por encima de todo. Además, Krilín fue el primer luchador con quien Goku logró tener una verdadera conexión en dicho ámbito (la pelea), como así se demostró en el entrenamiento con Muten Roshi y más tarde con los distintos torneos de artes marciales.

El príncipe y el plebeyo

Probablemente, para el final de Dragon Ball Z (y más aún en Dragon Ball Super), la persona con la que Goku ha logrado tener mayor conexión a nivel combates y entrenamientos sea, sin lugar a dudas, Vegeta. A diferencia de Bulma, que no lucha, y de Krilín, quien disfruta de las artes marciales pero no entiende el espíritu guerrero de los saiyans, Vegeta es igual de combativo (y fuerte, puesto que son de la misma raza) que Goku. Esto hace que sean las dos últimas Coca-Colas en el desierto. Justamente, ambos son, al final de la serie, los dos únicos supervivientes de su raza (mestizos y hermanos desaparecidos aparte). Por eso la ,mayor parte del fandom se centra tanto en Goku y Vegeta, porque es con lo último que nos deja Dragon Ball Z (que Dragon Ball Super sea «El show de Goku y Vegeta» también contribuye).

Preferencias aparte, lo cierto es que la relación entre Goku y Vegeta es (al menos para quien esto escribe) una de rivalidad y respeto mutuos más que de verdadera amistad. No se puede negar que ambos se llevan bien al final de la serie (después de haberse intentado matar en varias ocasiones, es un gran logro), pero no es comparable a lo que une a Goku con Krilín o con Bulma. Con Vegeta es el puro vínculo del guerrero, del que es apasionado de algo y comparte dicha pasión con otra persona. Lo cual no le quita ni le añade mérito, simplemente puede ser visto como otro enfoque.

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El dios y el mortal

No, no vamos a hablar de Zamasu. Si hay otra relación de amistad en Dragon Ball que sea pasada por alto (aún más que la de Goku y Bulma) es la de nuestro protagonista… y Kaio (del norte). Pensándolo bien, Kaio sería firme candidato a ocupar el puesto de ser más importante en la vida de Goku. ¿Que no? ¡Pero si el saiyan se pasa más tiempo viviendo con él que con su propia familia! Y no solo eso, es a quien recurre cada vez que se ve metido en un aprieto (sí, incluso cuando hay destrucción y muerte involucrados). Y Kaio sigue ahí aguantando estoica y comprensivamente a Goku y sus jaleos. Que no lo haya mandado a cagar todavía sí que es significado de verdadera amistad (o de que Kaio es aún más buenazo que Goku).

Sabemos que nos dejamos relaciones de amistad importantes en Dragon Ball (Gohan y Piccolo, Goten y Trunks), pero queríamos hacer un breve repaso a las que involucran a nuestro protagonista. Aunque no lo creáis, hay verdaderos debates en internet sobre quién es el mejor amigo de Goku en la serie. ¿Y vosotros qué opináis?

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Dragon Ball Super 51: Punto de inflexión

Ya llevamos varios capítulos (cinco, en realidad) de la saga de Trunks del futuro en Dragon Ball Super, y lo cierto es que, haciendo balance, no es que haya sucedido mucho. Ahora, ¿debería sorprendernos? Si pensamos un poco en Dragon Ball Z, podíamos perdernos fácilmente cinco capítulos de la batalla entre Goku y Frieza (o Freezer, que el nombre tiene sus muchas variedades) y al volver no había pasado nada. Unos puñetazos, alguna pirueta (con suerte, bien animada) y bastante habladuría de dos chuloputas tan típicos del género shônen. No es que me esté metiendo con Dragon Ball Z para defender a Super (Kamisama me libre), pero percibo cierta tendencia a lo contrario en varios sitios. Y no, Dragon Ball Z no era ninguna obra maestra. Tampoco lo es Dragon Ball Super, claro está. Es altamente probable que en muchos casos nos estemos dejando llevar por la nostalgia, y es que un niño de unos 10 años no piensa en si Goku está mejor o peor animado, o en que la narrativa es más lenta que mi tortuga de río. Y siendo sinceros, los dibujos de ahora los hacen con un ritmo mucho más dinámico (a veces demasiado para una servidora, que los japoneses siempre han tenido un toque contemplativo, incluso en Dragon Ball, que me hace mucho tilín) que los de antaño. Es propio de la época en la que vivimos, rodeados de aparatos electrónicos y redes sociales. Todo es instantáneo.

Con esta introducción (que no tiene mucho que ver con el capítulo 51, todo sea dicho) quería aprovechar y desahogarme con esta división de opiniones (que llegan a los ataques personales, de uno y otro bando) que tanto se está dejando ver por la red. Y lo ha escrito alguien que no pudo terminar de ver las tres primeras sagas de Dragon Ball Super (las películas me parecieron que al menos estaban mejor animadas). Al menos esta cuarta me está resultando entretenida, que ya es algo.

Yendo al capítulo 51, empecemos por su argumento, que está acaparado especialmente por flashbacks (algunos sacados directamente de Dragon Ball Z, precisamente). Para quien no lo haya visto, habrá SPOILERS:

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Tal como nos dejó el episodio 50, Bulma había recordado que tenía guardada en alguna parte la máquina del tiempo en la que había llegado Cell. La primera parte del 51 la han utilizado para explicar cómo el dichoso aparato llegó hasta las manos de Bulma, quien se la había pedido a Trunks del futuro (o Mirai Trunks) antes de que éste regresara a su tiempo en la ocasión anterior. Justo tras la explicación aparecen los padres de Bulma, que se encontraban de viaje en alguna parte. El doctor Brief, viendo el panorama, se decide a colaborar con su hija para poder arreglar la máquina de Cell (que, recordemos, estaba en un estado bastante cochambroso). Vegeta y Goku, por su parte, deciden irse a entrenar (cada uno por su cuenta, ya que Vegeta parece estar cabreado por algún motivo… o, bueno, él simplemente es así la mayoría de las veces). Mientras tanto, Mirai Trunks termina de reconocer a la (nuevamente) pequeña Mai, y ambos comparten un momento (junto con el Trunks del presente) en el que el ahora peliazul le cuenta a la muchacha cómo ambos (en su versión mayor, en el futuro) peleaban contra Black. Aquí la Mai del futuro es presentada como una especie de Sarah Connor (Terminator), líder de algunos movimientos de humanos supervivientes que osan plantarle cara a la nueva gran amenaza. Evidentemente, no logran hacerle ningún daño a Black, y en estas llega Mirai Trunks al rescate. Entonces Black le explica que él se encuentra allí para acabar con la humanidad, a la que ve como una especie de creación errónea de los dioses. El hijo de Vegeta tampoco logra plantarle cara al misterioso ser, y termina huyendo con la ayuda de Mai. Terminado el flashback, re aparece Goku, ya que Kaio del Norte aún se encuentra enfadado con él por los últimos destrozos realizados a su planeta/hogar, y se niega a ayudarlo a entrenar y a darle de comer. Al final, entre unas cosas y otras, Bills y Whis comentan sobre el extraño ki oscuro de Black, ya que a ambos les resulta familiar. Whis se compromete a ponerse a investigar sobre ello.

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Como vemos, capítulo de flashbacks y que se supone de presentación de temáticas potentes que vendrán en los próximos episodios (el siguiente será de un reencuentro entre Gohan del presente y Trunks del futuro, por lo que suponemos que seguirá en la línea del 51 y se centrará más en las interacciones de los personajes). Lo mejor, como siempre, Black, al que curiosamente se empeñan en animar mejor que al propio Goku en cada episodio. En esta ocasión se nos sigue revelando más sobre su existencia, en este caso sobre sus objetivos, que parecen estar relacionados con los dioses. Poco a poco, parece irse confirmando la teoría de que Black probablemente sea un kaio shin renegado (¿Zamasu? a quien por cierto veremos en el próximo capítulo). Y poco más sobre él, aparte de una mirada de lo más inquietante a Mai (el rostro mejor animado de todo el capítulo, sin duda).

Pasando a otros personajes, en este capítulo cabría destacar el papel de Bills y Whis. Por suerte, han dejado de lado su vena cómica (aunque Bills presenta uno de los mejores gifs/momentos con pajita incluida) y han decidido ponerse serios con el tema que los ocupa. Por lo tanto, su intervención en este nuevo arco argumental (que, al parecer, tomará una vertiente de thriller o misterio) comienza a estar justificada, lo que es de agradecer.

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No sucede lo mismo con la banda de Pilaf, lamentablemente. Evidentemente, Mai sí tiene un papel importante debido a su relación con Trunks del futuro (¿madre de posible nueva generación de saiyans?), pero Shuu y, especialmente, Pilaf, sobran en casi todos los momentos en los que intervienen. Es aquí, quizás, cuando más se nota que Dragon Ball Super está dirigido a un público infantil, más aún de lo que lo estaban Dragon Ball y Dragon Ball Z.

En cuanto a la animación… pues sigue con los mismos altibajos. En general, en este capítulo ha sido bastante mediocre, notándose especialmente en comparación con los flashbacks de Dragon Ball Z, los que por cierto han decidido convenientemente poner en blanco y negro para que no percibamos el antiguo color lila del pelo de Mirai Trunks. Son estas cosas de Toei las que sí pueden llegar a resultar más molestas para el fan promedio, ya que ha resultado ser un cambio sacado de la nada y sin explicación alguna, intentando hacerlo parecer como que siempre fue así. Bueno, al menos el Trunks niño sí sigue con el pelo morado (lo que desconcierta aún más).

Para el próximo episodio, como ya adelantábamos, se espera reencuentro entre Son Gohan y Mirai Trunks, con flashbacks de Gohan del futuro incluidos. Por cierto, será mejor no esperar nada épico del Gohan del presente (al menos de momento), ya que lo que se ha podido ver hasta ahora del episodio 52 lo muestra especialmente como un hombre de familia. MUY intrigados con la figura de Zamasu y su relación con Black, eso sí.

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Dragon Ball Super Capítulo 48: Trunks del futuro llega al presente

Tras el potente comienzo de la nueva saga de Dragon Ball Super, centrada en el regreso de Trunks del futuro (o Mirai Trunks), nos encontramos ahora ante el episodio 48, que resulta ser más de tránsito que otra cosa (a continuación habrá SPOILERS).

Lo cual no quita para que el inicio del mismo nos ofrezca una breve pero intensa batalla que nos traerá a la mente algunos de los mejores momentos de Dragon Ball Z: tras la muerte de Mai (sí, se confirma también su asesinato a manos de Black Goku) un enfurecido Trunks se transforma en super saiyan y trata de hacer frente a la nueva amenaza que, curiosamente, tiene la forma y rostro del protagonista de la franquicia (aún desconocemos todo sobre su verdadero origen o identidad). De hecho, la forma en que Black Goku se dirige hacia Trunks es como «saiyan», como si él mismo no lo fuera e incluso tratándolo con cierto desprecio, lo que provoca que nos recuerde más a Baby (Dragon Ball GT) que a un hipotético Goku maligno. Siguiendo con la trama, Trunks y Black Goku se enfrentan y a duras penas (y gracias a un Masenko, todo un guiño a Son Gohan y a recordarnos que fue el primogénito de Goku quien entrenó a Trunks en la línea temporal que nos ocupa) el primero logra escapar hasta la Capsule Corp y la máquina del tiempo, logrando así llegar al presente. Justamente allí nos encontramos con Trunks niño dando clase junto al grupo de Pilaf (recordando que volvieron a ser niños a su vez por una mala interpretación de Shenron), los cuales estarán más que nada para protagonizar algún momento cómico y recordarnos que la pareja TrunksxMai existe (o existirá, mejor dicho). En medio de un descanso el grupo descubre la llegada de la máquina del tiempo, por lo que Shuu (el perro) acude corriendo a avisar a Bulma. Ésta, tras corroborar la identidad de Trunks del futuro (con intento por parte de Toei de hacernos creer que dicho personaje siempre tuvo el pelo azul incluido), avisa de manera urgente a Whis, que se encuentra con Bills, Vegeta y Goku entrenando. Todos acuden a la Capsule Corp a ver lo que ocurre y Goku solicita (tras teletransportación instantánea) a Karin nuevas habichuelas mágicas. Tras darle una a Mirai Trunks, éste despierta para contemplar el rostro de la persona que solo hace unos momentos acabó con las vidas de su madre y su compañera, por lo que en un ataque de furia lo ataca sin más, ante la confusión del resto de personajes (incluidos Trunks niño y el grupo de Pilaf, que creen que Mirai Trunks es en realidad un hijo ilegítimo de Bulma que por alguna extraña razón responde al mismo nombre que su nuevo amigo).

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Como podemos observar tras leer el resumen (o, mejor aún, ver el capítulo), durante el episodio 48 nos encontramos con momentos de drama, acción y comedia a partes iguales. No es que esto resulte una novedad en Dragon Ball (recordemos al propio grupo de Pilaf o a Mr. Satan), sino que nosotros (la mayor parte de espectadores y grueso del fandom) hemos crecido. Mucho. No olvidemos que Dragon Ball Z finalizó en los 90. Y, por lo tanto, es fácil que Dragon Ball Super nos resulte algo infantil. Sumémosle que efectivamente se ha infantilizado el show (el humor de Toriyama siempre tuvo dosis de gamberrismo), y que vivimos en una era donde abundan la censura y lo políticamente correcto (los personajes en Dragon Ball Super apenas sangran, por ejemplo). Y en definitiva, gags como el de Pilaf resolviendo una operación o Karin jugando al limbo pueden resultar cargantes (o que sobran, directamente).

Sin embargo, tal como adelantábamos al inicio de esta reseña, el comienzo del capítulo, con la breve pelea entre Trunks del futuro y Black Goku, muestra un momento tenso y con una coreografía que nos hace trasladarnos a los viejos tiempos. Se sabe que Trunks no es rival para Black Goku (quien, por algún motivo, ni se transforma), y eso se corrobora con el sadismo del último, riendo ante uno de los golpes propinados por Trunks. Es este momento del inicio, junto con el final (cuando Mirai Trunks despierta y automáticamente ataca a Goku), lo que encontramos más valioso del episodio 48, sin lugar a dudas.

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Mención aparte nuevamente a la banda sonora de Sumitomo, pero especialmente a los temas que suenan durante el futuro (oscuros, eléctricos, tensos). La animación sigue llena de altibajos (ese pelo de Trunks en super saiyan…), pero en general cumple lo justo.

Otra de las cosas positivas que encontramos en el enorme contraste que están construyendo entre ambas líneas temporales. El futuro es oscuro, distópico, desesperante, un mundo donde Trunks se encuentra (ahora sí) completamente solo. El presente, en cambio, está lleno de color, la misma partitura de Sumitomo se torna afable (y anodina) y los colores son brillantes. Aquí Trunks (niño aún) se encuentra rodeado de familia, dinero y amigos.

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Como otro de los puntos negativos, cabe mencionar el enorme juego de despiste que se ha marcado Toei mostrando a la Mai del futuro en el opening y carteles promocionales, augurándole un gran e importante papel en esta saga… para confirmar su muerte en el primer minuto del segundo episodio. Una oportunidad totalmente desaprovechada, lamentablemente. Lo único que podríamos sacar en positivo de esto es que quizás todo ese protagonismo vaya a parar en la Mai del presente… siendo por lo tanto hora de que Trunks niño empiece a evolucionar como personaje (que él y Goten llevan ya bastante tiempo relegados a un segundo plano). Sin embargo, no podemos evitar pensar que (al menos por ahora) la Mai adulta desprendía mayor interés y misterio. Veremos qué va sucediendo (nos reafirmamos en que Mirai Trunks no puede ser más desgraciado).

Nos dejamos lo mejor para lo último, y esto es claramente Black Goku. Como íbamos diciendo, no parece que sea un saiyan (y, si lo es, no parece que les guarde en mucha estima, hasta el punto de no incluirse entre ellos al hablar), siendo todo lo que le rodea un auténtico misterio. Por ahora, y en el avance del episodio 49, hemos visto que lleva puesto un anillo con poderes mágicos (¿tales como viajar en el tiempo o atravesar dimensiones?). Medalla de oro para Masako Nozawa (la seiyuu de medio casting, a este paso), que nos parece borda a los personajes malignos (ese Tullece/Turles…), más incluso que a los protagonistas.

P.D.: Solicitamos encarecidamente que el Trunks del futuro pregunte por el estado actual de Son Gohan (ya que la última vez que lo vio éste era el ser más poderoso del universo, ejem). Y que ambos entrenen mucho. POR FAVOR.

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Dragon Ball Super Capítulo 47: El inicio de la «Saga de Trunks del futuro»

Al fin dio comienzo la saga que parece que podrá traernos de vuelta algo de la esencia que dejó tras de sí Dragon Ball Z. No es que Dragon Ball Super no sirva para atraer la nostalgia, pero el mayor problema (desde nuestro punto de vista, al menos) ha sido el tono, hasta ahora demasiado cómico. Pero no cómico en plan Dragon Ball, sino cómico en el sentido infantiloide (seamos francos, la etapa del Goku niño tenía momentos de bastante mala baba y humor pervertido que por Dragon Ball Super ni se han asomado). Lo más sangrante: lo que han hecho con personajes como Son Gohan o Vegeta. Sí, sabemos que Piccolo también, pero él lleva siendo más un personaje cómico que otra cosa desde la saga de Boo, y nos hemos (mal)acostumbrado.

Y he aquí que llega el episodio 47 de Dragon Ball Super, ese que estaba marcado con rotulador rojo en nuestros calendarios, ya que marca el inicio de un nuevo arco argumental, con el sobrenombre de «saga de Trunks del futuro». Y efectivamente, la espera no ha defraudado.

No solo porque marcase el regreso de uno de los personajes más queridos por el fandom de Dragon Ball (Trunks del futuro o Mirai Trunks, evidentemente), sino porque además volvería acompañado de un nuevo y terrible villano, conocido como Black Goku. El hype estaba por las nubes.

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En efecto, en el episodio 47 (y a partir de aquí habrá SPOILERS para quien no lo haya visto todavía) volvemos a encontrarnos con Mirai Trunks y el futuro distópico, que parece encontrarse aún en peor estado que cuando lo atacaban los androides (recordemos que la última vez que Mirai Trunks apareció en Dragon Ball Z fue para cargarse de una vez por todas a Cell y los androides en su línea temporal). Ahora, la amenaza es aún peor: un ente destructor que puede detectar fácilmente el ki y que, por algún motivo, persigue a Trunks (éste, por lo tanto, no puede volar ni revelar muestras de emisión de ki). En los primeros minutos del capítulo, este misterioso personaje se carga de un plumazo a la Bulma del futuro (que, si lo pensamos bien, es bastante trágico que la persona que la haya matado sea aquélla que tiene la misma cara que su mejor amigo). Trunks huye entonces con la poca energía de la máquina del tiempo que han podido acumular (sólo para el viaje de ida) y va al encuentro de Mai (sí, la chica del grupo de Pilaf, que parece haber rejuvenecido también en esta línea temporal). Ambos hablan sobre el plan de regresar al pasado a pedir ayuda a los Guerreros Z (mostrando flashbacks de la saga de Cell, incluyendo a Gohan en super saiyan nivel 2, todo un puntazo que hace todavía más sangrante el estado en el que se encuentra el primogénito de Goku en Dragon Ball Super) y acuden a la Capsule Corp a buscar la máquina del tiempo. En el camino sale a su encuentro Black, que ataca a Mai (quien decidió salir como carnada y así darle tiempo a Trunks a llegar hasta la máquina) y, al parecer, la deja inconsciente. Trunks finalmente se cabrea con su nuevo enemigo, quien se revela como una especie de Goku maligno y que amenaza a al hijo de Vegeta con su final.

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Como se puede apreciar ya solo en el resumen, el tono que ha adquirido esta nueva saga de Dragon Ball Super se ha vuelto bastante trágico y oscuro, recordándonos más a lo visto en Dragon Ball Z (especialmente a la saga de Cell). Sí, es cierto que entre medias han intercalado escenas de Goku haciendo el tonto y comiendo (cómo no) con Vegeta, Bills y Whis (y ya de paso, comentan un poco el absoluto poder de Zeno), pero eso es lo de menos. El futuro distópico de Mirai Trunks es más distópico que nunca (al parecer, se alimentan poco y de comida de perro), el escenario se muestra oscuro y apocalíptico, dando la sensación de que Mai y Trunks deben de ser los únicos humanos que quedan con vida.

Entre los grandes aciertos (aparte del mencionado cambio de tono) se encuentran la banda sonora de Norihito Sumitomo, que se torna a su vez oscura y tensa (para muestra, el extracto del tema compuesto para Black Goku abajo). También, la presentación de Black Goku, que impone bastante (y realmente transmite ser un Goku versión sádica). El misterio que rodea a este personaje es gigantesco, ya que el verdadero Son Goku murió hace bastante tiempo en la línea temporal de Mirai Trunks. ¿Es entonces un Goku maligno de otro universo? Si es así, ¿cómo y por qué ha llegado al de Mirai Trunks? ¿Y si no es exactamente Goku, sino una creación de alguien que busca venganza por algún motivo y para ello recrea al guerrero conocido más fuerte del universo? Recordemos, ante esta última pregunta, que entre las nuevas escenas del opening aparece un Kaio Shin desconocido, con piel color verde y pelo blanco. ¿Tendrá algo que ver este ser con Balck Goku? Hay fans que comentan que hasta podría tratarse del Son Goten de la línea temporal del futuro, pero esta hipótesis también deja muchas cuestiones a su paso: si es Goten, ¿por qué Mirai Bulma no sabría de su existencia? ¿Por qué es tan poderoso como para poner en aprietos a Trunks, cuando en el presente ambos van parejos?

Dejando a un lado al nuevo y prometedor villano, nos encontramos con la otra gran duda que es la supuesta muerte de la Mai del futuro. Nosotros creemos que no se encuentra muerta sino herida/inconsciente, ya que la han promocionado como uno de los personajes principales de esta nueva saga (a la Mai del futuro, no a la del presente que se encuentra aún con forma infantil) y, además, serviría como la principal motivación de Mirai Trunks para regresar a su línea temporal (ya que su madre, como se ha comentado, ha sido asesinada). Aunque lo cierto es que, en caso de que no esté muerta (como creemos), surge la pregunta de si se habrá quedado en el futuro o habrá acudido con Trunks al pasado (en la preview del episodio 48 no se la ve por ninguna parte, pero quién sabe).

En definitiva, nos encontramos con la enorme sensación de poder volver a sentir las mismas emociones que cuando veíamos Dragon Ball Z. El cambio de tono tan necesario para Dragon Ball Super, el regreso de viejos y queridos personajes y la aparición estelar de otros nuevos que prometen dejarnos grandes momentos. Sí, es cierto que la animación sigue teniendo bastantes altibajos (y, más que el sorprendente cambio de color del pelo de Mirai Trunks, nos deja preocupados su delgadez en comparación con su diseño de Dragon Ball Z), pero confiamos en que Toei Animation también se trabaje algo más y mejor ese aspecto. Con MUCHAS ganas de que llegue ya el episodio 48.

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Vuelve Mirai Trunks a Dragon Ball Super: qué comentan los fans

Primero de todo, hoy ha aparecido una nueva imagen promocional de Dragon Ball Super, específicamente de la nueva «Saga de Trunks del futuro», que se estrenará el 12 de junio en televisiones niponas. En la imagen, pueden contemplarse al susodicho (¿con pelo azul?), Mai (la mujer del grupo de Pilaf, parece que en el futuro estarán juntos o algo) y, de fondo, el que parece ser «Black Goku» (¿con un pendiente Potara?). El futuro, como siempre, distópico.

De eso justamente vamos a hablar hoy en esta entrada y el sábado 4/06/2016 en Programa El Sótano: lo que se avecina en Dragon Ball Super, y las teorías más aireadas por el fandom en los foros (algunas parecen ir más o menos encaminadas con la imagen que hemos presentado arriba). Vamos allá pues:

  • Black Goku habría asesinado (o causado la muerte, directa o indirectamente) de la Bulma del futuro: Tendría un cierto significado poético, ya que Bulma es la primera persona (aparte de a su abuelo Son Gohan) que conoció Goku (el bueno de toda la vida) en la Tierra, y fue aquello justamente lo que dio inicio a toda la historia que hoy conocemos y amamos. Que una especie de Goku maligno de un tiempo alternativo no la hubiera llegado a conocer nunca y, además, la hubiese matado, resultaría en un momento cuanto menos impactante. Para añadir más peso a la teoría, algunos ven en el nuevo pañuelo rojo que lleva Mirai Trunks al cuello el mismo pañuelo que llevaba Bulma durante la saga del regreso de Freezer.

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  • ¿Y quién es Black Goku?: Aquí se comenta de todo: desde Kakarotto que nunca llegó a golpearse en la cabeza (y por lo tanto habría seguido siendo como cualquier otra saiyan) y habría cumplido su misión de conquistar el planeta, hasta una nueva creación del Dr. Gero posterior a Cell, pasando por tratarse en realidad del Bardock que salta a través del tiempo. Ahora el dato del pendiente Potara (si no lo es, se parece mucho) habría añadido más especulación al asunto: ¿habrá tenido ya algún encuentro el Black Goku con los dioses Shin? ¿Los habrá matado/derrotado/veteasaber? Sabemos, por lo que dijo el propio Toriyama, que los dioses estarán involucrados en este nuevo arco argumental, incluido el dios superior de todos: Zeno.

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  • ¿Trunks del futuro estaría casado/en pareja con Mai?: Todo empezó con unas palabras de Eiko Yamada, la seiyuu de Mai (como comentábamos, la mujer del grupo de Pilaf), sobre su aumento de participación en la serie a partir del capítulo 47 (justo cuando da inicio la Saga de Trunks del futuro). Debido a los chistes habidos en La Batalla de los Dioses entre el Trunks del presente y Mai (reconvertida en niña) siendo su (falsa) novia, muchos empezaron a especular con esto. Casados o en pareja no sabemos, pero desde luego en la imagen promocional juntos sí que están. Ahora, ¿cuál será el papel de Mai en todo esto? ¿Tendrán ella y el grupo de Pilaf algo que ver en la aparición de Black Goku? ¿Habrá asesinado Black Goku al resto de los componentes de la banda?

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  • ¿Volverá Gohan?: Aunque también se puede traducir en, ¿tendrá alguno de los Guerreros Z, que no sean Goku y Vegeta, algún momento estelar? El caso recae especialmente sobre Gohan ya que el momento más épico que protagonizó el primogénito de Goku fue durante su combate con Cell, saga cuyo inicio fue marcada por la aparición de Mirai Trunks. Así que, ¿volvería a repetirse algún momento similar? ¿Volverá Gohan a ser un respetado guerrero?

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Como venos, son muchas las cuestiones y teorías (de todo tipo y condición, con mayor o menor grado de surrealismo) que van apareciendo. Ahora mismo, todo lo que sabemos parece sumamente confuso (¿por qué la Mai del futuro aparece más joven si en esa línea temporal no existían las bolas de dragón? ¿Cómo puede Black Goku saltar entre dimensiones?), pero el mismo Toriyama ya avisó que pasaría así: al inicio, todo sería extraño, para al final llegar a cobrar más sentido.

Se podría hablar largo y tendido de Dragon Ball Super y de su próxima saga de Trunks del futuro, que a nosotros al menos nos tiene especialmente emocionados, pero para ello podéis esperar a escuchar más en Programa El Sótano, el próximo sábado 4/06/2016. ¡No os lo perdáis!

Confirmado el regreso de un personaje MUY conocido a Dragon Ball Super… y nuevo villano

Gracias a Dragon Ball Dream, hemos podido ver AL FIN el nuevo diseño (y su consecuente regreso) de uno de los personajes más queridos por los (y lAs, especialmente) fans de Dragon Ball. ATENCIÓN, SPOILER de Dragon Ball Super a partir de aquí, ya que todo esto aparecerá en el próximo arco, que se estrenará en Japón el 12 de junio.

Pero es que además, se nos ha avanzado de qué va a tratar el próximo arco argumental. ¿Estáis preparados? Se viene algo GRANDE.

Efectivamente, Trunks del futuro regresará para avisar a los Guerreros Z de una nueva amenaza. Resulta que la paz y armonía de su línea temporal (recordemos que había quedado así tras derrotar a Cell y a los androides) se ha visto perturbada por la presencia de… Black Goku. Es decir, un Goku maligno que, imaginamos, provendría de otro de los universos alternativos. Este sería un oponente demasiado fuerte incluso para Trunks, por lo que tendrían que intervenir en la lucha no solo los Guerreros Z, sino los propios dioses y hasta Zeno.

Y con todos ustedes, Toriyama nos presenta (renovadamente) a….

 

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TRUNKS FUTURO

¡Mirai Trunks! O Trunks del futuro, como es más popularmente conocido por estos lares.