Dragon Ball Super 65: Esta vez sí, animación e historia funcionan

Al parecer nos estamos acercando al final de la saga de Trunks del futuro (se rumorea que quizás se cierre en el capítulo 67) y se nota que Toei está poniendo esfuerzos (y algo más de inversión; aunque no sea mucha) en darle una conclusión digna, a pesar de todos los altibajos habidos. El episodio 65 no es diferente, y tras un capítulo anterior donde una buena animación pasaba por encima de un guión incoherente, ahora tenemos todo en uno: buena historia y un cuidado dibujo (de nuevo, para los estándares de Dragon Ball Super).

¿De qué trata el capítulo 65 de Dragon Ball Super (vienen SPOILERS)? Como habíamos visto, Zamasu y Black se habían fusionado con los potara, creando a un ser superior, que continúa siendo inmortal, con enormes dosis de energía y cuyo ki Vegeta no había percibido en ningún otro ser durante su vida como genocida espacial. Detrás de Zamasu (que así sigue autonombrándose la criatura) surge una especie de halo, de donde comienzan a salir rayos de energía que van destruyendo todo aquello que ya estaba destruido… Los pocos supervivientes humanos lo perciben y se atemorizan todavía más, con algunos tratando de huir del escondite (y siendo pulverizados en el acto). Yajirobee se ofrece voluntario a salir para ver qué está pasando, avisando tras comprobar que los ataques ya han pasado que está «todo ok». Los supervivientes van saliendo y contemplan al nuevo Zamasu en el cielo: piensan que es un dios, pero a la vez se preguntan qué clase de divinidad sería capaz de cometer tales atrocidades.

Volviendo a nuestros protagonistas, Bulma decide llevarse el laboratorio a otra parte, y Trunks se la lleva junto a Mai para ponerlas a salvo. Vegeta y Goku tratan de plantarle cara a Zamasu, sin mucho éxito. Éste acaba formando ahora una especie de ave gigante tras de sí, de donde surgen nuevos ataques. Uno de ellos alcanza a los Guerreros Z, que acaban regresando a su estado natural, sin super saiyan blue ni nada.

De vuelta a Trunks, éste decide regresar al escenario de combate. No sin antes llevarse con él habichuelas mágicas/senzu que le entrega Mai. A su vez, Vegeta y Goku intentan un nuevo ataque conjunto en contra de Zamasu, sin éxito. Justo en ese momento llega Trunks, quien al ver a su padre herido se enfurece y vuelve a transformarse… en lo que sea que se transforme Trunks desde hace dos episodios. Se dispone a lanzarle un Cañón Galick a Zamasu, a lo que se le une Vegeta. Por breves momentos parece que van a golpear a Zamasu, pero termina por no ser así: el nuevo enemigo, además de inmortal, es realmente poderoso. Éste contraataca, recibiendo el golpe el príncipe de los saiyans, en un gesto de protección hacia su hijo. Sin embargo, Zamasu no puede darse un respiro: Goku vuelve a estar en pie y le lanza un poderoso Kamehameha, finalizando el capítulo con este ataque.

Estamos ante un capítulo mucho más repleto de acción que el anterior, y se nota. Primero porque la acción es definitivamente el punto fuerte de Dragon Ball Super (no obstante es un shônen), dejando más de lado posibles incongruencias o conductas forzadas por parte de los personajes. Segundo porque el tiempo discurre de forma mucho más fluida, con lo que los 25 minutos que dura el capítulo se pasan volando. Si la acción no se hace pesada, claro (que no es el caso).

Buena parte de culpa de que la acción se torne dinámica la tiene una buena animación. Toei está de racha y ya lleva casi tres episodios completos con dibujos más que decentes. Siguen sin saber dibujar un buen Trunks en super saiyan, es cierto, pero al menos ya no es deforme ni los movimientos acartonados.

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El momento culmen de este capítulo lo alcanza el Cañón Galick conjunto «padre e hijo» que se marcan Vegeta y Trunks frente a Zamasu. Esta técnica, que recuerda enormemente al Kamehameha que realizaran Goku y Gohan contra Cell (o Goku y sus hijos frente a Broly en el OVA El regreso de Broly), siempre contendrá buenas dosis de intensidad dentro del combate. Y además sirve para demostrarnos (nuevamente) que Vegeta hace rato que dejó de ser aquel sanguinario guerrero y que ahora antepone a los suyos. Por cierto, otro guiño a Dragon Ball Z: Zamasu lanza un rayo de energía «de la nada» hacia Trunks, pero esta vez al que da de lleno es a Vegeta, quien se interpone. Como aquel Cell que parecía haber sido derrotado y que no. Con la principal diferencia de que en esta ocasión nadie ha muerto.

En definitiva, nos encontramos ante un capítulo muy digno, con buena animación y una narrativa fluida y, al menos, sin muchas incoherencias. Eso sí… todo posible momento estelar que haya aparecido por Dragon Ball Super 65 queda automáticamente eclipsado por ese avance del episodio 66. Y es que nos confirma el regreso de un personaje MUY esperado (se veía venir) y querido por los fans. La semana no puede pasar más despacio.

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Dragon Ball Super 58: más dudas sobre Zamasu y Black

Aunque en realidad el capítulo 58 de Dragon Ball Super se supone que debería aclararnos algunas de las dudas entre la asociación entre Zamasu y Blak, lo cierto es que lo que produce son aún más preguntas. Tras el episodio anterior, que estuvo cargado de acción, este se nos presenta como lleno de diálogo, donde los personajes se dedican a asimilar (o a ayudar a que el espectador asimile, sobre todo si éste tiene en torno a los diez años de edad) toda la información acumulada. Pero vayamos por partes (atención, vienen los SPOILERS).

¿De qué trata el capítulo 58 de Dragon Ball Super? Como vimos con anterioridad, nuestros héroes se vieron obligados a huir de la batalla contra Black y Zamasu y regresar al presente, donde Bulma los encontró en un pésimo estado. Mientras tanto, Zamasu habría oído hablar de la existencia de las super dragon ball y se habría personado ante Zuno. Pues bien, así da comienzo el episodio que nos ocupa: con Zamasu exigiéndole (mediante intimidación) a Zuno que le de toda la información de la que dispone. Zuno así lo hace, diciéndole a su vez al aprendiz de kaioshin que para poder invocar al gran dios dragón tiene que esperar todavía un año. Acto seguido, Zamasu le pide que le cuente todo lo que sabe sobre Son Goku.

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De vuelta a la Tierra, Bulma cura a Vegeta, Goku y Trunks del futuro con las habichuelas mágicas, las cuales (a todo esto) habían sido olvidadas por Goku en el cuarto de baño. Pronto reciben la visita de Whis, Bills y el Kaioshin de su universo, ya que Zuno lo había contactado tras la visita de Zamasu y le había informado de todo. Todos hablan sobre lo ocurrido en el futuro y cómo Zamasu no solo se ha vuelto maligno, sino además inmortal. Whis y Goku entonces teorizan que Zamasu, en sus ansias de encontrar justicia y poder, le habría pedido a las super dragon ball que creasen algo tan fuerte como Goku (de donde surgiría Black) y, también, la inmortalidad para Zamasu. Con esta idea en mente Whis, Bills, Goku y Kaioshin deciden visitar a Gowasu e informarse sobre el estado en el que se halla Zamasu. Cuando llegan, encuentran al maestro solo, ya que Zamasu ha salido desde la mañana, pero Gowasu desconoce a dónde y para qué. En ese momento, aparece ante ellos sus discípulo, dispuesto a servir el te.

Lo cierto es que también suceden un par más de escenas en el capítulo relacionadas con Mai, primero con Trunks del futuro informándole a la del presente que su contraparte del futuro sigue con vida. La segunda se encuentra situada en ese futuro, con Mai y Yajirobee huyendo hacia el refugio y reencontrándose con los supervivientes, todos ellos bastante descorazonados debido a la huida de Trunks, Vegeta y Goku. El episodio, como vemos ya desde su título, está principalmente centrado en Zamasu.

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Sin embargo, tal como íbamos adelantando, las cuestiones no hacen más que aumentar: la explicación sobre el posible surgimiento de Black y la transformación de Zamasu son, al fin y al cabo, hipótesis de Whis y Goku (el cual, por cierto, sigue pareciéndose demasiado a Luffy. Si bien Goku nunca ha sido especialmente inteligente, se agradecería que se pusiera serio por una vez, como ocurría en algunas ocasiones en Dragon Ball y Dragon Ball Z). Resulta sorprendente que ninguno de los Guerreros Z se cuestione esta explicación, ya que posee una laguna fundamental: en el futuro (donde Black y Zamasu están haciendo de las suyas), Goku habría muerto hace varios años (antes de la aparición de los androides), por lo que el enfrentamiento contra Zamasu que supuestamente habría desencadenado todo no hubiera podido darse. A no ser, claro, que se saquen alguna explicación de la manga, al más puro estilo «Zamasu se encontró con el espíritu de aquel Goku fallecido (que no había llegado a alcanzar el super saiyan nivel 2, dando lugar a otra incongruencia)». Es decir, es aún demasiado pronto y quizás hay una explicación para todo, pero lo que extraña es que ninguno de los personajes (ni tan siquiera Vegeta o Bulma, quienes suelen dar muestra de mayor inteligencia para todo este tipo de cosas) hayan mostrado ni un atisbo de confusión por esta serie de incoherencias.

En otro orden de cosas, que Goku se haya olvidado las habichuelas en el baño resulta una especie de recurso humorístico que acaba por no resultar gracioso, sino facilón (eran varios los fans que se habían dado cuenta de la falta de habichuelas en la batalla del futuro) y que, como decíamos. suma puntos a ese Goku demasiado idiota e infantilizado. Que hablando de recursos humorísticos fallidos, seguimos preguntándonos qué pintan por allí Pilaf y sus acompañantes, por mucha importancia que pueda tener la Mai del futuro en este arco argumental. Otro que termina sobrando es el Yajirobee del futuro, cuya actitud no pinta nada con la ambientación oscura y tensa habida en dicha línea temporal. Se agradecería que todos estos personajes desaparecieran, que los mate Black o algo.

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No todo ha sido negativo en este capítulo (en lo personal, tras los dos últimos episodios, que habían sido realmente buenos, este baja el listón). Bills, como siempre, muestra a través de pequeños actos cómo crear humor del de verdad: por ejemplo, quitándole (e intentando que no se de cuenta) su copa de flan al Kaioshin del Universo 7, con el que se agradece que interactúe más (ya que conocimos en capítulos anteriores que ambos personajes se hallan vinculados al más puro estilo Kamisama y Piccolo). El hecho de que ya vayan surgiendo teorías sobre la posible creación de Black también da que pensar (aunque estas teorías sean las más simplonas posibles… en lo personal espero que Whis esté equivocado). Y puntos de más por la evolución del personaje de Zamasu en el presente, quien cada vez va perdiendo más la cabeza. Desde luego a Gowasu (que muestra tener la misma vista para su alumno que un topo miope) le quedan dos telediarios.

En cuanto a la animación… volvemos a tener un bajón en este capítulo. Tras la fluidez de los dibujos de los capítulos 56 y 57, en este episodio 58 volvemos a rostros acartonados y movimientos ortopédicos. Sin embargo, debido a la ausencia de acción, tampoco es que se sufra en demasía. Parece que para el capítulo 59 (el cual se emitirá en la semana del 25 de septiembre, por cierto) habrá una pequeña mejora.

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Dragon Ball Super 57: Las cosas se ponen serias

Si hay algo de lo que nos quejábamos los fans de Dragon Ball (no todos, pero sí porcentaje importante) es del tono cómico-infantil que abundaba en Dragon Ball Super. Era todo demasiado bonito, demasiado feliz, demasiado chorra (salvo momentos puntuales). Lejos quedaban las escenas cargadas de tensión de Dragon Ball Z o los ataques de enemigos temibles que dejaban a nuestros protagonistas escupiendo sangre (la cual en Super también brilla por su ausencia). Sin embargo, con el inicio del nuevo arco argumental, llamada «saga de Trunks del futuro», se iba percibiendo que las cosas, poco a poco, se iban oscureciendo (aunque la banda de Pilaf o Gohan haciendo el moñas se llevaban al traste cualquier buen intento que pudieran hacer). Desde el capítulo 56 las cosas ya habían cambiado: los enemigos se habían vuelto sorprendentemente fuertes (lo que ha pillado desprevenidos a los protagonistas) y a Vegeta ya le habían dado la del pulpo (para variar, Vegeta o Piccolo son siempre los primeros en recibir… mientras Krilín ya está muerto, probablemente). El capítulo 57 de Dragon Ball Super no hace más que confirmar esta (bienvenida) tendencia hacia el mayor dramatismo y oscuridad (siempre dentro de unos límites, que no estamos hablando de Monster). Ahora vienen los SPOILERS.

¿De qué trata el episodio 57 de Dragon Ball Super? Como habíamos adelantado, Black se ha vuelto mucho más fuerte que la última vez y había presentado a Goku, Vegeta y Trunks su nueva transformación: super saiyan rose. Mientras nuestros guerreros empiezan a encontrarse en una situación crítica, desciende de los cielos Zamasu, quien resulta ser un aliado de Black. Zamasu entonces le pide a Black que le deje a él terminar con Goku, con lo que ambos se ponen a luchar. Black acaba interviniendo también, algo que le reprocha su compañero. Black, sin embargo, objeta que su cuerpo le está pidiendo ir a por Goku, y que no puede controlarlo.

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Debido a que Goku está teniendo dificultades en ese dos contra uno, acaba asimismo interfiriendo Trunks (tras haberse asegurado de que su padre sigue con vida). Éste último le planta cara a Zamasu, mientras Goku hace lo propio con Black. Trunks parece superior al kaioshin, hasta el punto de llegar a atravesarlo con su espada. Sin embargo, Zamasu se recupera al instante: no hay rastro de corte alguno. Trunks se sorprende y el kaioshin le explica que él en realidad es inmortal, por lo que no podrán hacer nada más que apreciar lo débiles que son. El hijo de Vegeta lo intenta de nuevo con un Final Flash, sin éxito. Mientras, Goku también se encuentra en apuros contra Black, quien se dispone a lanzarles un kame hame ha. Zamasu los acorrala a ambos, por lo que el ataque les golpea de lleno a los tres; sin embargo, a Zamasu no le ha pasado nada. Goku y Trunks se encuentran maltrechos en el suelo y el segundo empieza a preguntarse cómo salir de esa. Zamasu y Black van preparando en conjunto el golpe de gracia, cuando justo en ese momento Vegeta sale al rescate lanzando una bola de energía, tras lo cual vuelve a quedar inconsciente. Eso ha dado tiempo suficiente para que Trunks y Goku sean rescatados por Yajirobee, quien sale corriendo con ellos a cuestas. Zamasu y Black suponen que no han podido ir muy lejos, pero deciden encargarse primero de Vegeta. Por suerte, Mai y un grupo de rebeldes, quienes estaban observando el combate, logran distraer a ambos enemigos para poder llevarse también al príncipe de los saiyans.

Todos reunidos, Mai saca la cápsula en la que Trunks tiene guardada la máquina del tiempo y la programa para que los guerreros Z regresen al pasado. Ella decide permanecer en el futuro, ya que se lo debe a la resistencia, muy a pesar de Trunks. La máquina realiza el trayecto sin mayores inconvenientes (Black intenta detenerla, sin éxito), aterrizando en la Capsule Corp. y ante una Bulma que se queda ojiplática al ver el lamentable estado en el que se encuentra Vegeta.

Mientras tanto, en el presente, Gowasu observa por televisión la batalle entre Goku y Hit. Zamasu sigue sin comprender cómo dejan actuar libremente a alguien que puede utilizar el ki de los dioses. Gowasu intenta hacerle ver que Goku no es una amenaza, sin mucho éxito. En medio del debate Zamasu observa que en la pantalla han aparecido unas brillantes esferas. Su maestro le explica que se tratan de las super dragon balls, las cuales pueden llegar a conceder cualquier deseo. Zamasu se sorprende, pero rápidamente se recompone: va a ir a pedir un deseo a las super dragon balls.

Y así termina el capítulo 57 de Dragon Ball Super. Como vemos, uno donde las tablas se han dado la vuelta en favor de los enemigos. Algo que no es extraño en Dragon Ball, donde los enemigos primero tienen que mostrar todo su poder (derrotando a los protagonistas, pero sin llegar a matarlos -salvo a Krilín-), para que luego los buenos tengan que entrenar más y, finalmente y tras mucho esfuerzo, obtener la victoria. Es una forma (efectiva) de crear una atmósfera de tensión y de peligro, a pesar de la existencia de las bolas de dragón. Es algo que ya vimos con Piccolo padre (primero mata a Krilín, derrota a Muten Roshi, etc.), Vegeta (derrota a todos, prácticamente), Freezer, y un largo etcétera. En Super esta sensación de peligro no había sido vista, con Bills (ya habiendo sido presentado en la película La batalla de los dioses) a medio camino entre el humor y el drama, y un Freezer que, si bien logra poner en apuros a los guerreros Z, no así del todo a Goku y Vegeta (que utilizan la batalla para presentar sus nuevas transformaciones más que otra cosa). Los torneos en Dragon Ball nunca habían dejado de ser amistosos (salvo el de Piccolo Jr. y el que anticipa la llegada de Boo), así que tampoco podíamos esperar mucho dramatismo del de Champa. Sin embargo, ahora, con la saga de Trunks, es distinto: hay drama, hay tensión, nuestros protagonistas han sido derrotados y aún no conocemos casi nada sobre Zamasu o Black. Además, el futuro vuelve a estar desolado y allí no existen las bolas de dragón (aunque sí las super dragon balls, si suponemos que el Zamasu del futuro también les hubiera pedido un deseo).

Pasemos a otro punto que ha caracterizado bastante al episodio: la acción. Las coreografías en este episodio han sido fluidas y dinámicas, y lo cierto es que en ese sentido la animación ha vuelto a cumplir (quitando, nuevamente, algún plano casi-deforme). Además, nos han mostrado (una de las pocas veces en Dragon Ball) un capítulo de dos contra dos. Curiosamente, el ejemplo de una batalla similar que se nos viene más rápido a la cabeza es aquélla de Trunks y Gohan del futuro contra los androides (en el OVA Un futuro diferente). Así, Goku y Trunks se enfrentan a la vez a Zamasu y a Black… con dramáticas consecuencias.

Probablemente, el apartado en el que más han sufrido las escenas de acción son las relacionadas con las escalas de poder, ya que aquí se han perdido por completo. ¿En serio Black puede pasar de igualar a Goku en super saiyan 2 a superar su nivel de super saiyan blue en cuestión de días? ¿Cómo es que Mai y los rebeldes, simples humanos, pueden tener tan siquiera una simple oportunidad contra ellos? Bueno, tampoco es algo que deba sorprendernos (ni arruinarnos la experiencia de disfrutar de un buen episodio); las escalas de poder hace tiempo que se fueron al carajo en Dragon Ball.

Poco más hay para comentar sobre este capítulo, que ha estado fundamentalmente centrado en la acción, sin por ello dejar de lado las interacciones entre personajes. Concretamente la de Black y Zamasu ha resultado de lo más interesante, ya que al parecer se tratan más como camaradas que como amo y siervo (o similar). Esperamos poder descubrir más sobre la conexión entre ambos en el próximo episodio, cuyo título precisamente es: «El misterio escondido entre Zamasu y Black«.

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