Japoneando Anime: Kimetsu no Yaiba (Segunda Temporada)

La adaptación a anime de Kimetsu no Yaiba (鬼滅の刃, conocida también como Demon Slayer o Guardianes de la noche, manga original de Koyoharu Gôtoge) está causando sensación allá por donde pasa por una impresionante animación del estudio Ufotable y por un ritmo vibrante que entretiene hasta a aquéllos no muy aficionados a la animación japonesa.

La segunda temporada, que ha finalizado recientemente, solo ha subido el listón dejado por la anterior y por la película El tren infinito, narrando el arco del Distrito rojo y contando con la introducción de nuevos personajes como Tengen Uzui (seiyuu Katsuyuki Konishi), Gyutaro (Ryôta Ôsaka) o Daki (Miyuki Sawashiro).

Tengen Uzui y sus tres esposas

Es un chiste recurrente a lo largo de la segunda temporada de Kimetsu no Yaiba que el nuevo pilar o hashira (柱), Tengen Uzui, tiene tres esposas que lo acompañan en sus misiones, a cada cual más bella y devota… Lo que puede resultar un tema espinoso se salva (más o menos) con una actitud totalmente respetuosa y equitativa por parte de Tengen hacia ellas (que tampoco parecen rivales, sino en armonía la mayor parte del tiempo).

Lamentablemente, no todas brillan en el anime por igual, y mientras que las más similares a Inosuke y Zenitsu (Makio y Suma, respectivamente) quedan relegadas a un tercer plano con componente meramente humorístico (sobre todo Suma); la más parecida a Tanjirô, Hinatsuru, hasta se presta a intervenir en la batalla final y todo (no por nada es la paralela al protagonista de la historia).

Tengen Uzui y sus tres esposas. Kimetsu no Yaiba (Ufotable).

El caso es que, componente humorístico o no, la poligamia se practicaba en Japón antaño (sistema que provenía de la China imperial, por cierto, y que también existía en Corea). No era una poligamia como podemos imaginar en base al modelo eurocentrista imperante en Occidente, pues el matrimonio en sí era una institución bastante distinta en el Japón feudal.

Para empezar, no había necesariamente una ceremonia oficial, como lo son las bodas. Tal como ocurre, por ejemplo, en el Genji Monogatari (escrito en el siglo X), el varón podían darse por casado con la mujer tras tres visitas al lecho, entregándose posteriormente unos pastelitos y haciendo banquete o san san kudo (三三九度). Tras esta «oficialización», los esposos ya podían verse a la luz del día y vivir juntos.

Un varón de clase alta podía llegar a tener hasta cuatro o cinco esposas y uno de clase baja hasta dos o tres, por lo que no resultaba una práctica extraña. En la época del Genji Monogatari, el mantener relaciones con una persona casada (fuera del sexo que fuera) no estaba mal visto y, si el marido dejaba de visitar a la mujer, se daba a entender que quería separarse y entonces ella podría casarse con otro.

También en esa misma época en Japón, la mujer poseía ciertos poderes y privilegios. Podían tener propiedades, por ejemplo, y no era extraño que el marido fuese a vivir a la casa de la primera esposa y no al revés. Este matrimonio con la mujer principal, por cierto, solía darse por motivos meramente económicos, como el que la familia quisiera subir de estatus o aumentar el patrimonio. Los matrimonios secundarios, en cambio, se solían dar más por puro placer del hombre. Además de éstos, seguían teniendo amantes (con las que no «oficializaban» ningún tipo de relación).

Uno de los episodios del Genji Monogatari cuenta cómo la mujer de Yûgiri, Kumoi no Kari, se encela al descubrir que su esposo está manteniendo relaciones con otra y se marcha con los hijos a la casa de su padre

A medida que avanzaba el tiempo en Japón se fueron suprimiendo las libertades que tenían las mujeres, y desde 1192 las mujeres pasaron a ser consideradas propiedad de las familias de los maridos, sirviéndoles para darles hijos y mantener algunos cuidados del ie de él. En 1232 se prohibieron las relaciones con mujeres casadas y en 1847, a punto de entrar en la era Meiji (1868-1912), se abolió el Código Civil anterior (que daba a entender eso, que las esposas solo estaban para parir vástagos y poco más).

Kimetsu no Yaiba se sitúa justo en Meiji, recién entrado el siglo XX, por lo que la poligamia ya no es tan habitual en Japón, y por ello se sorprenden Tanjirô o Zenitsu, que son jóvenes de la nueva época, ya muy influenciada por valores occidentales.

Yoshiwara, barrio del placer

El distrito rojo es el que da nombre a este arco del anime (y manga) de Kimetsu no Yaiba, siendo su representación por parte de Ufotable realmente esplendorosa (a la par que decadente). Este barrio de placer en Edo (antiguo nombre de Tokio) era conocido como Yoshiwara (吉原) y estaba localizado al norte de Asakusa.

A finales del siglo XVI e inicios del XVII, con la unificación de Japón y la llegada de una era de paz (tras largos períodos de guerras), fueron aumentando los castillo-fortaleza que favorecían (desde Oda Nobunaga) el libre comercio y, por lo tanto, la reunión de mercaderes en sus alrededores. Se fueron conformando así los núcleos urbanos, que a lo largo del período Edo (1603-1868) no dejaron de crecer.

Este crecimiento de comerciantes o clase chônin (町人), nuevos burgueses, fue así considerable y permanente a lo largo de toda la era. Si bien un chônin podía llegar a poseer bastante más riqueza que un samurái, la rígida pirámide social japonesa no admitía mucha movilidad (y por lo tanto el mercader o artesano siempre estaría por debajo del samurái).

Evidentemente, fuera de esta pirámide se encontraban las prostitutas, que podían proceder de todas las clases sociales. Mujeres endeudadas y/o vendidas por sus maridos, hasta que no pudiesen acumular lo perdido no podían salir de la prostitución.

Las prostitutas de alto rango, conocidas como oiran (花魁), tenían a su vez otra jerarquía, siendo las yûjo (遊女), con excepción de las hashi (prostitutas expulsadas), las del más inferior; y las tayû (太夫) las del más superior. Las oiran (como lo es Daki al inicio de la temporada) no se posicionaban en base al estatus social de la familia, sino según su belleza física y sus habilidades con las artes como la caligrafía o tocar el shamisen (a lo que aspira el pobre de Zenitsu para ascender…).

Se daba así toda una paradoja, pues si bien las prostitutas se encontraban fuera de la pirámide social y, por lo tanto, de los barrios céntricos de las ciudades; su poder e influencia fueron en aumento gracias al imparable ascenso de la burguesía urbana. Como se consideraba que el espacio de diversión del hombre pertenecía al terreno de lo público (y el de la mujer al de lo privado), que los comerciantes y artesanos visitasen el distrito rojo era algo legal y considerado hasta normal. Se creó así el llamando mundo flotante (浮世), el creciente ocio que tanto se ha visto retratado en el teatro kabuki y en los grabados.

Había otra realidad, mucho menos glamourosa, vinculada a este mundo de placer, y es el nacimiento de hijos bastardos de las relaciones con las prostitutas (las cuales, por cierto, no se dedicaban únicamente al placer sexual), los cuales llegaban al mundo ya condenados a una vida miserable y apartados, como sus madres, de la pirámide social. Como es el caso de Gyutaro y Ume.

Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Hasta aquí hemos llegado con esta nueva entrada de Japoneando Anime, la segunda dedicada a Kimetsu no Yaiba. No hemos abordado el mundo de los ninja o shinobi (clan al que pertenece Tengen) debido a que ya lo hicimos en su momento con el episodio de Yuffie de Final Fantasy VII: Remake. Por lo demás, qué mejor que seguir disfrutando de este entretenidísimo (y audiovisualmente hermoso) anime.

Para saber más…

GONZÁLEZ LAZO, Ana Valeria, «Tradiciones matrimoniales en Japón», en Creación y producción en diseño y comunicación, Año VII, Vol. 36, Marzo 2011, Buenos Aires, Argentina | 100 páginas.

MORRIS, Ivan, El mundo del príncipe resplandeciente, Girona, Ediciones Atalanta, 2007.

PÉREZ RIOBÓ, Andrés y SAN EMETERIO CABAÑES, Gonzalo, Japón en su historia. De los primeros pobladores a la era Reiwa, Gijón, Satori Ediciones, 2020.

Todo lo que sabemos hasta ahora de Tales of Arise

Tales of Arise estará ya a la venta desde el 9 de septiembre en Japón y el día posterior en el resto del mundo. Tras un parón importante de noticias al respecto, Bandai Namco ha anunciado de golpe la fecha de lanzamiento, las distintas ediciones de coleccionista (una pasada), avances con nuevos personajes, enemigos y gameplay y que habrá ediciones, además de para PlayStation 4, Xbox One y Steam, para PlayStation 5 y Xbox Series X.

El argumento parte de la rivalidad entre dos planetas, Rena y Dahna, subyugando el primero los recursos naturales del segundo y esclavizando a su población. Por ello, Rena está mucho más avanzada tecnológicamente que Dahna, y sus habitantes pueden usar armas más complejas y magia. El protagonista, Alphen (voz en japonés de Takuya Sato) es justamente un esclavo proveniente de Dahna que ha olvidado sus recuerdos. En su camino se cruza Shionne (Shimoji Shino), proveniente de Rena y dueña de una maldición: todo aquel quien la toca sufre dolor. No obstante, esto no ocurre con Alphen, quien obtiene de ella la Espada Llameante. Juntos se embarcan en un viaje para liberar a Dahna.

Aparte de estos dos protagonistas, el nuevo tráiler ha revelado a Rinwell, una joven acompañada por el búho Hootle y que es capaz de usar magia a pesar de ser natural de Dahna; y Law, un muchacho proveniente de Calaglia y perteneciente al cuerpo policial de Rena. Por otro lado, uno de los enemigos mostrados es Viezo, un general reniano que controla a los esclavos en Calaglia y que es descrito como impulsivo e impaciente.

Al menos en principio los personajes (que serán más de cuatro y habrá al menos alguno, aparte de Shionne, proveniente de Rena) viajarán por Dahna, que es descrito en la web oficial como un mundo que mezcla entornos naturales y únicos que van cambiando según el momento del día. Podremos cocinar, escalar y nadar por los escenarios.

En una entrevista reciente a IGN, el productor del juego, Yusuke Tomizawa, ha revelado que el mundo no será exactamente abierto, sino más lineal, pero que habrá «montones de misiones secundarias».

Atmospheric Shader y animaciones de Ufotable

Para crear este nuevo estilo artístico, que da un notable salto desde la última entrega en consolas (Tales of Berseria), el equipo de desarrollo ha contado con el sistema de iluminación Atmospheric Shader, el cual sigue inspirándose en la estética de anime típica de los Tales of, pero añadiendo un tono ligeramente más realista, especialmente a la hora de añadir más expresiones a los personajes. Además toma como referencia las ilustraciones a acuarela para el colorido.

Las cinemáticas seguirán siendo animadas por el estudio Ufotable (actualmente en boca de todos por Kimetsu no Yaiba) y serán más largas en duración que las de juegos anteriores.

La banda sonora, por cierto, estará de nuevo a cargo de Motoi Sakuraba. Según ha indicado Tomizawa, no han querido revelarlo antes debido a que para esta ocasión le han dejado componer con una orquesta a su cargo.

El sistema de batalla es otro de los aspectos que más se han modificado respecto a pasadas entregas. Se ha optado por un sistema algo más orientado a la acción, sin dejar de lado los comandos y el intercambio de un personaje a otro (en este caso, al menos en apariencia muy similar a lo experimentado en Final Fantasy VII: Remake).

Habrá asimismo golpes potenciados, distintas combinaciones entre los personajes y al final se podrán entrelazar las denominadas artes, ataques y estos golpes a través de uno de los miembros del equipo. Por lo que se ha podido ver en el menú, cada uno de ellos tendrá su propia evolución y estilo, un clásico de los JRPG.

Lamentablemente, el productor ya ha avanzado que en esta ocasión se ha optado por eliminar el modo multijugador, ya que quieren que la historia y el sistema sean lo más inmersivos posible.

Tomizawa ha añadido que están pensando en alguna forma de que los jugadores podamos experimentar el juego antes de su lanzamiento (¿una demo?); pero debido a la pandemia del coronavirus todavía no se ha decidido nada al respecto. Es el mismo motivo con el que ha argumentado los retrasos sufridos.

Las distintas ediciones de Tales of Arise

Finalmente, se han lanzado ya en reserva (a través de la web de Bandai Namco y algunas versiones en tiendas) distintas ediciones de Tales of Arise. Además de la principal, en Europa dispondremos de una edición coleccionista por 199€ que contendrá el juego y un estuche metálico, una figura de Alphen y Shionne de 18 cm., un libro de arte de 64 páginas, una banda sonora y distinto contenido descargable como distintos atuendos o recetas (si además se hace reserva).

Asimismo está disponible la Hootle Edition, que vendrá en una caja de coleccionista con el juego y el estuche metálico, un peluche del búho Hootle de 15 cm. con cuatro accesorios, pegatinas, tres ilustraciones, la banda sonora y el libro de arte de 64 páginas, así como contenido descargable relacionado con esta mascota. Todo ello por 119,99€.

Para los que prefieran el formato digital, se encuentra para reservar la Digital Ultimate Edition, que por 99,99€ incluirá paquetes de atuendos de colaboración, premium, vida académica, reinos combatientes y en la playa y paquetes de objetos y de viaje premium.

Japoneando Anime: Kimetsu no Yaiba (Guardianes de la noche)

Kimetsu no Yaiba (鬼滅の刃, titulado en España Guardianes de la noche por Norma Editorial y Demon Slayer en inglés), creado por Koyoharu Gotôge, es uno de los últimos fenómenos en el mundo del manga y del anime, especialmente a raíz del estreno de la adaptación realizada por Ufotable, de una calidad excelente. Recientemente se ha estrenado en Japón la película secuela, Mugen Train (無限列車編, El tren infinito), donde ha superado todos los récords de recaudación nacional solo en sus primeros días.

Tanjirô Kamado (voz en japonés de Natsuki Hanae) es un joven amable y gentil que vive cuidando de su madre y hermanos menores en la montaña. Un día, mientras pasa la noche fuera tras haber visitado el pueblo, se encuentra con que toda su familia ha sido brutalmente asesinada… salvo su hermana Nezuko (Akari Kitô), quien sobrevive a duras penas. Mientras intenta salvarla, se encuentra con otro problema: Nezuko ha sido convertida en demonio.

Comienza así una historia que mezcla fantasía con elementos de terror atmosférico, que ocupa un total de 23 volúmenes o tankôbon (単行本) y por la que pululan toda un serie de personajes, a cada cual más carismático.

Era Meiji (1868-1912) y la apertura de Japón a Occidente

Kimetsu no Yaiba está ambientada en el período o era Meiji (明治時代), la cual se considera que dio inicio con la apertura de Japón a Occidente tras haber pasado más de dos siglos aislado (solo permitía la entrada a algunos comerciantes holandeses y chinos y poco más). Con la llegada del comodoro Matthew Perry y sus buques, la idea principal era que Estados Unidos hiciera presión a Japón para su apertura al comercio.

La llegada de Perry y la apertura a Occidente causaron una serie de estragos y cambios profundos en la sociedad e instituciones japonesas que los llevó primero a una guerra civil (Guerra Boshin, 戊辰戦争, 1868-69) entre los partidarios del viejo régimen o bakufu, basado en la permanencia de la figura militar del shogun, y los que pretendían devolver todo el poder al emperador. Ganaron éstos últimos, dando formalmente origen a la era Meiji.

Ilustraciones que representaban a los japoneses en la era Meiji.

Así, con Meiji se terminó el sistema feudal en Japón y, tomando como modelo a la Prusia de Guillermo II, el país entró a toda prisa en la carrera hacia la modernización, convirtiéndose en gran potencia solo en unas pocas décadas. Para ello, aparte de realzar la figura del emperador, fortalecieron la creencia «naturalmente japonesa» o sintoísmo (神道) y eliminaron a las viajes castas de daimyô (大名) y samurái por otra nobleza más «a la europea».

Con ello, se dejó de lado a los vecinos «subdesarrollados» de Asia, concretamente a China y a Corea, por lo que Japón se iniciaría luego a su vez en la carrera colonial de estos países, a semejanza también de Europa.

Como decíamos, Kimetsu no Yaiba tiene lugar en este cambiante período, el cual supuso en gran parte el inicio de la gran crisis identitaria por la que pasa Japón (hasta nuestros días). Estos contrastes se dejan ver perfectamente por todo el manga y anime: en la ciudad iluminada de noche que visita Tanjirô, en las ropas de los ciudadanos (especialmente de Muzan en su primera aparición, cuyo diseño está por cierto inspirado en Michael Jackson) y por supuesto en la llegada del ferrocarril. También en otros detalles como el hecho de que los ciudadanos ya no puedan portar armas libremente (relacionado con la desaparición de los samurái) o el que la Sociedad de asesinos de demonios no esté reconocida por el gobierno nipón.

Sin embargo, la serie nos muestra asimismo esos elementos del Japón de antaño, como las aldeas con casas de techos de paja y piedras, los curanderos, los caminos de tierra, los kimonos y las peleas con katana, entre otros aspectos que ahora veremos.

La primera vez que Tanjirô e Inosuke ven un tren. Kimetsu no Yaiba, Ufotable.

El teatro kyôgen y los diseños de los personajes

Japón, debido probablemente al largo aislamiento, posee además su propio mundo de artes escénicas, surgidas hace siglos y que han ido evolucionando en un mundo paralelo al nuestro. Es el caso de los teatros kabuki (歌舞伎), noh (能) o kyôgen (狂言).

Todos estos estilos de teatro están muy apoyados en la danza y el canto, si bien el kyôgen contiene elementos más humorísticos, mundanos y didácticos (surgió a partir del noh, siendo ambos celebrados principalmente en templos budistas y uno como interludio del otro). Tanto en el noh como en el kyôgen hay uso de máscaras que representan a distintos tipos de seres, mientras que en el kabuki la puesta en escena se basa sobre todo en el maquillaje y vestimenta de los actores (desde hace unos siglos, todos ellos masculinos).

Precisamente, máscaras que suelen verse en el teatro kyôgen, como la de usobuki o usofuki (狂言面 空吹), son las que portan los forjadores de espadas Hotaru Haganezuka y Kozo Kanamori en Kimetsu no Yaiba. Este tipo de personajes solían ser los más pequeños y representaban la insignificancia de la vida humana, pues por la postura de la boca solo permitían hacer ruidos tipo silbidos.

Otro ejemplo de estas máscaras es la que porta siempre el maestro de Giyu Tomioka y de Tanjirô, Sakonji Urokodaki, pero en este caso es la de un tengu (天狗), ser del folclore japonés que se asocia con los perros, un yôkai (妖怪). En el noh y kyôgen los portadores de la máscara tengu solían ser o bien personajes demoníacos o bien protectores.

Urokodaki y la máscara de tengu en Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Finalmente, los alumnos de Urokodaki llevan como símbolo protector (entregado por éste) una máscara de kitsune (狐, zorro), un ser muy presente en la mitología japonesa y que está asociado con las divinidades(especialmente con la divinidad Inari -神-, dios de la fertilidad, de la agricultura y del arroz) y con el otro lado al ser capaces de adoptar forma humana. No está claro el origen del uso de la máscara de kitsune, si en el teatro kagura, noh o kyôgen; pero sigue estando muy presente en festivales o matsuri (祭).

Todos estos elementos tradicionales japoneses introducidos en los diseños de los personajes nos muestran a su vez algo de sus personalidades o roles en la narrativa, como el papel de protector de Tanjirô y Nezuko por parte de Urokodaki, los papeles secundarios de los forjadores de espadas (que trabajan asimismo del lado de los asesinos de demonios, ergo se distancian totalmente de los demonios por su condición humana) y la espiritualidad envolvente a Sabitô y a Makomo.

Hay más elementos característicos de estas artes escénicas japonesas presentes en el anime (Renjishi -連獅子- e InuYasha se me vienen a la mente), como pueden ser ciertas características de la estructura narrativa o movimientos «exagerados» y «sobreactuados», más similares a una danza, que pueden traernos a la mente las técnicas y coreografías en las batallas (que suceden a su vez a distintos ritmos, como los narradores «de fondo» de la acción en el kabuki).

¿Esto es terror?

La inclusión de seres espirituales y fantasmagóricos, llámense yôkai, ayakashi (怪), mononoke (もののけ), oni (鬼), etc., son muy comunes en el anime y el manga. En este caso, nos encontramos con demonios con características muy similares a las de los vampiros: solo pueden salir de noche, uno (el «patriarca», similar a Drácula) contagia al resto y gustan de alimentarse de humanos (si bien son bastante más brutales los de Kimetsu no Yaiba). Al igual que en Meiji, se mezcla aquí lo folclórico japonés con lo occidental.

El hecho de que solo puedan sobrevivir de noche causa que la mayor parte de la acción en Kimetsu no Yaiba suceda en ambientes nocturnos o cerrados, lo que ayuda a crear una atmósfera inquietante y algo asfixiante. Cuando las escenas son de día suelen ser mucho más humorísticas y relajadas.

Sin embargo, y a pesar de esta lograda ambientación y de algunas escenas gore (como Muzan ante las lunas menguantes), no puede decirse que Kimetsu no Yaiba sea una obra de terror. Es claramente una aventura juvenil con elementos algo terroríficos y sobre todo del folclore (incluidos los fantasmas) que nos trasladan a ese mundo más espiritual y mitológico, lejos de la modernidad actual.

En ese sentido, parece que hay una tendencia dentro del anime a asociar el pasado con la fantasía (bueno, no es exclusiva de Japón, pensemos en nuestra Edad Media), la cual va desapareciendo a medida que el tiempo avanza y nos modernizamos. La sociedad que refleja Kimetsu no Yaiba no cree (salvo excepciones) en la existencia de demonios, algo que no era así en el pasado (los asesinos de demonios se remontan a Sengoku). La conclusión del manga de Gotôge deja muy claro este punto.

Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Como nos suele pasar, vamos terminando este Japoneando Anime que se nos está quedando sin espacio. Hay más elementos en los diseños de los personajes de los que nos hubiera gustado hablar, como las cartas hanafuda (花札) que lleva Tanjirô como pendientes (particularmente interesante es su vínculo a la historia de la industria del videojuego en Japón) o las pelotas temari (手まり) de Susamaru, entre otros.

Para saber más…

Seco Serra, Irene (2010): Historia breve de Japón. Sílex Ediciones.

Suan, Stevie (2013): The Anime Paradox. Patterns and Practices Through the Lens of Traditional Japanese
Theater. Brill.

Toiyama, Sekien (2014): Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón. Quaterni.

Muzan vestido «a la occidental» en Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Kimetsu no Yaiba, narrativa y animación sobresalientes de la mano de Ufotable

Kimetsu no Yaiba, traducida al inglés como Demon Slayer o Guardianes de la noche en español, es uno de esos títulos que reúne todas las características posibles que hacen a un shônen: un protagonista que en el fondo es un prodigio, bueno y atento con todos, que se fortalece a cada entrenamiento o confrontación; un grupo de combatientes que le hacen la comparsa; un villano malísimo (que quizás tenga redención, esto es un shônen); y muchas batallas, a cada cual más épica, donde la acción se detiene siempre unos segundos para que el personaje pueda explicarle la técnica al espectador.

Sin embargo, la mangaka Koyoharu Gotôge ha sabido darle a su obra un estilo artístico y una ambientación muy propios, casi como si imitara las pinturas de Katsushika Hokusai, especialmente sus trazos y colorido. Y he aquí que ha llegado el estudio Ufotable, ha cogido todas estas virtudes de la autora, y las ha multiplicado por veinte.

La historia nos cuenta cómo Tanjirou Kamado (voz de Natsuki Hanae), un joven que vive con su madre y  hermanos, se libra fortuitamente una noche del ataque que un demonio lleva a cabo sobre su familia, matándolos a todos menos a su hermana Nezuko (Akari Kitou). Sin embargo, ésta es convertida a su vez en demonio, logrando mantener a raya algo de su humanidad. Desde entonces, Tanjirou decide convertirse en cazador de demonios con el firme propósito de vengarse y revertir a su hermana a su forma humana.

Uno de los grandes logros de Kimetsu no Yaiba no es lo original de su premisa, la cual, como decíamos, reúne todos los elementos característicos de un shônen. Lo mejor es cómo consigue crear un entorno ciertamente inquietante y siniestro, pero a la vez hermoso, donde se conjugan algunos rasgos del cine de terror con la lírica tan sutil y evocadora de los japoneses.

A ello se suman unos personajes simpáticos, como el propio Tanjirou, que es pura dulzura; hasta Nezuko, que sin poder hablar logra resultar uno de los personajes más comunicativos y enternecedores; pasando por un atractivo elenco de secundarios como el maestro Urokodaki (Houchuu Ootsuka), Tamayo (Maaya Sakamoto) o Yushirou (Daiki Yamashita). Sin duda, uno de los subidones en el ritmo de la serie lo causa la entrada en acción de Inosuke Hashibira (Yoshitsugu Matsuoka), un torbellino hilarante que vendría a ser una vuelta de tuerca a Son Goku en un entorno más oscuro y dramático (y con más de jabalí que de mono).

Por el otro lado, poco antes de la llegada de Inosuke se nos presenta otro de los personajes principales, Zenitsu Agatsuma (Hiro Shimono). Si bien Inosuke puede resultar inicialmente molesto por lo hiperactivo, Zenitsu lo resultará a la larga por ser ese prototipo de personaje (al menos en parte) cobarde y obsesionado con las mujeres, cuyo acoso es utilizado como recurso humorístico (sin entender muy bien dónde está la gracia en estas cosas). Eso sí, los tres juntos, Tanjiro, Inosuke y Zenitsu ofrecen una gran química por sus contrastes y momentos realmente frescos y divertidos.

Por ello, Kimetsu no Yaiba equilibra bastante bien el drama, la acción y la comedia (incluyendo los «sketches» del final de cada capítulo). La adaptación de Ufotable posee un ritmo endiablado en sus 26 episodios y solo da un respiro momentáneamente para que nuestros protagonistas se recuperen de tanto trajín (dicho incluso por ellos mismos). Si le añadimos la energía de Inosuke en el tramo final, solo podemos sentir una narrativa vigorosa y vivaz, tan entusiasta como el personaje citado sin por ello perder su estilo ni su belleza.

Por supuesto, gran parte de la culpa de esta hermosura la tiene todo el apartado artístico, que bien ha sabido plasmar los dibujos de Gotôge en la pantalla; así como el técnico, sin que la animación pierda un ápice de su calidad en los 26 capítulos; y obviamente el musical, con una banda sonora compuesta por Yuki Kajiura que añade muchas de las emociones que transmiten las imágenes y que supone un 80% de las logradas atmósfera y ambientación.

Se me hace complicado encontrarle un punto negativo a este anime (salvo quizás y ocasionalmente el citado Zenitsu), y es que lo engloba todo: una historia que mezcla drama, terror, acción y comedia; unos personajes con gran química entre ellos; una narrativa con buen ritmo; y unos apartados técnico y artístico no menos que espectaculares. Quizás para alguien no muy fanático del shônen se encuentren algunos elementos repetitivos y no excesivamente originales, por ponerle un «pero». Nos hallamos ante posiblemente el anime del año.