Drive My Car, sensibilidad medida en el mejor cine de 2021

Haruki Murakami no es un nombre desconocido en el panorama general (mucho menos en el literario) y han sido ya varias las adaptaciones de sus obras que se han llevado al cine, unas con más éxito que otras (destacando anteriormente la surcoreana Burning sobre el resto). La última ha sido un relato corto (de unas 50 páginas) titulado Drive My Car, incluido en su libro Hombres sin mujeres.

En realidad, el director y guionista Ryûsuke Hamaguchi aclaró en una entrevista dada en el Festival de Cine de Mar del Plata que son varios los relatos de Murakami que incluye en la película, aparte del mencionado, como Scherezade; además de Tío Vania de Antón Chéjov, cuyo tema principal del hastío vital resulta el hilo conductor de toda la cinta.

Yusuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima) es un actor y director casado con Oto (Reika Kirishima), guionista (anteriormente actriz) que encuentra sus momentos de inspiración tras haber alcanzado el orgasmo. Aparentemente un feliz matrimonio, un día Yusuke encuentra a su esposa fallecida en el hogar, justo cuando ella quería haberle contado algo importante. Dos años más tarde, viaja para trabajar en una nueva adaptación de Tío Vania en Hiroshima, donde la compañía que lo contrata le exige que cuente con un conductor para sus viajes (pues el protagonista tiene una enfermedad degenerativa de la vista). Conoce así a la taciturna Misaki (Toko Miura).

Esto es básicamente el prólogo de Drive My Car… que dura algo más de 40 minutos, en un total de tres horas de película. No obstante, no se hace larga en absoluto, pues un brillante guion (co-escrito con Takamasa Ôe) que ahonda en la psique y desarrollo de los personajes se encarga de hacérnoslo llevadero.

Drive My Car, Ryûsuke Hamaguchi

La expresividad de los silencios

Es además una obra donde se habla bastante, incluso cuando no se pronuncian palabras. Los silencios, las miradas y los gestos son muy significativos y dicen más que los diálogos, entrando en una especie de ruptura de la cuarta pared con la trama de la preparación de Tío Vania. El actor que sabe muy bien cómo comunicarse, el qué y el cuándo.

El culmen de la expresividad silenciosa se alcanza en esa representación del personaje de Sonia por parte de una actriz surcoreana sordomuda (Yoo-rim Park), expresándose completamente en lenguaje de signos. Así, la obra de Tío Vania logra llevarse a cabo (y entenderse de algún modo) mediante interpretaciones a la vez en diversos lenguajes, dando a entender la universalidad de un mensaje que nos afecta a todos.

Los japoneses, que son en general muy controlados ellos, con esos términos antropológicos y sociológicos que forman dicotomías entre el mundo público y el privado (honne/tatemae, uchi/soto), suelen dejarse llevar en sus ficciones por «explosiones sentimentales», como los clásicos llantos desconsolados y gritos desgarradores en tantísimos anime, series y videojuegos. Aquí no, pero eso no exime de emoción y sensibilidad a esta obra. Los personajes son creíbles y las emociones notorias.

Drive My Car, Ryûsuke Hamaguchi

Para ello las interpretaciones deben ser buenas y aquí lo son. Nishijima hace de hombre roto, pero excesivamente dueño de sí mismo, dándose la paradoja de que en realidad no se conoce (y no se acepta). Miura es otra alma perdida que encuentra un respiro y cobijo en ese coche destartalado que quizás pueda acabar haciendo su hogar (el automóvil, metafórica y literalmente, es tan importante como cualquier otro personaje). Mención especial también para Masaki Okada, actor que se deja ver sobre todo en el mundo de la telenovela nipona y que aquí se convierte en algo más que una cara bonita.

La genialidad del guion de Drive My Car es tal que logra así llevarnos por tres tramas principales que se interconectan en perfecta armonía, cada una con su clímax. Una honesta y dura conversación en el coche, una road-trip que culmina en un sentido abrazo con paisaje nevado de fondo, una representación teatral.

La vida es una obra de teatro, cubierta por el hastío que nos narra Tío Vania. Mientras tanto, encuentros y desencuentros nos ayudan a hacerla más llevadera, incluso plena por momentos (y así es el tono en el que finaliza la película).

En definitiva, Drive My Car ha sido para quien esto suscribe la mejor película vista en este 2021 (aunque en fechas recientes estén saliendo títulos como El poder del perro que tampoco quedan muy atrás), por su emotividad y honestidad sentimental, sin caer en ñoñerías ni en situaciones forzadas. Realiza un meticuloso estudio de personajes que cobran vida, gracias sobre todo a un excelente guion y a unas cuidadas interpretaciones. Este año el Globo de Oro (y el Oscar) deberían ir para Japón.

Drive My Car se estrenará en cines de España (y previsiblemente en Filmin) el 4 de febrero.

Actualizado: Coloquio sobre Drive My Car

Para quienes no les importen los spoilers, el especialista en cine japonés Aythami Ramos y una servidora estuvimos hablando sobre Drive My Car durante más de una hora en Instituto Kojachi. A partir del minuto 8:00:30 profundizamos en la narrativa de la película de Hamaguchi y en los relatos de Murakami.

El tiempo contigo (Tenki no Ko), amor y lluvia en su máxima expresión

Makoto Shinkai es uno de los nombres que más destaca dentro del mundo de la animación en los últimos años, especialmente tras el estreno de Your Name (Kimi no Na Wa), cinta que rompió todos los récords en Japón y que Hollywood tiene en sus planes adaptar bajo la producción de J.J. Abrams. Ahora nos llega su último título, que por estos lares se ha traducido como El tiempo contigo (Tenki no Ko en original y Weathering With You en inglés), de la mano de Selecta Visión.

Hodaka (voz en japonés de Kotarô Daigo) es un joven de 16 años que huye de su isla natal para hallar oportunidades en la prometedora Tokio. La capital nipona no resulta ser lo que esperaba y el muchacho pronto se encuentra sin dinero y mendigando, hasta que acude al negocio de un conocido, Keisuke (Shun Oguri), quien lleva una editorial amateur especializada en temas sobrenaturales. Allí conoce a la universitaria Natsumi (Tsubasa Honda) y juntos empiezan a investigar los rumores sobre una chica que es capaz de hacer que salga el sol (ya que apenas ha parado de llover en meses), Hina Amano (Nana Mori).

Esta es la premisa básica de la película, que a lo largo de sus más de dos horas no para de desarrollar a sus personajes, motores del guión. No debe preocuparnos la duración de la cinta, pues se pasa ciertamente rápido en buena parte gracias a lo que nos encariñamos con sus protagonistas y la química que se va generando entre todos ellos. Si bien sucede algún (pequeño) altibajo en el ritmo.

Las comparaciones con Your Name han sido numerosas, lo que en nuestra opinión no hace justicia al trabajo de Shinkai pues, si bien es cierto que existen elementos comunes entre ésta y El tiempo contigo, también lo es que bebe bastante de otros títulos anteriores (y de gran calidad) como El jardín de las palabras (especialmente la presencia de la lluvia, lo que otorga cierto deje melancólico). Aporta a su vez novedades como el reflejo de una Tokio mucho menos glamurosa y algo cruda.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

El tiempo contigo es más introspectiva que Your Name y menos que, por ejemplo, Cinco centímetros por segundo, logrando un buen equilibrio entre un ritmo más que aceptable para un público mayoritario y esa citada melancolía o sentir de los personajes tan propio de la filmografía de Shinkai.

Otro rasgo que hemos encontrado más positivo que en otros de sus trabajos anteriores es cómo se desarrolla el vínculo entre los protagonistas, especialmente entre Hodaka y Hina, pues ambos interactúan más y su relación se torna más cercana y creíble, llevándonos a un clímax que nos dejará sin aliento (y un final algo abrupto, eso sí).

El excepcional arte de Shinkai, por el cual ya era conocido, alcanza aquí unos niveles extraordinarios, llegándose a superar a sí mismo (lo que estaba complicado). Los escenarios de Tokio son fieles a la realidad, embriagados por ese colorido tan propio de este realizador japonés que le aporta esa magia que siempre impregna sus argumentos.

Esta no es la excepción, se genera un buen híbrido entre el costumbrismo de la sociedad nipona con elementos más legendarios de su cultura, creándose un buen ejemplo de realismo mágico.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

No podemos decir nada sobre la espectacular animación de la lluvia, el agua y el movimiento en general que no se aprecie por sí solo a través de las imágenes. Por todo esto, conviene verla en pantalla grande al menos una vez, nuestros sentidos lo agradecerán.

La banda sonora, otra de las constantes del cine de Shinkai, sobresale nuevamente en El tiempo contigo. El japonés vuelve a contar aquí con el grupo Radwimps, acompañados esta vez por la voz de Toko Miura, novedad que viene como anillo al dedo a determinados momentos y escenas. Las melodías puramente instrumentales son asimismo destacables y suman tanto a los momentos dramáticos como a los cómicos (muy bien integrados, por cierto).

Si hubiera que ponerle un mayor «pero» a El tiempo contigo (pues no existe obra perfecta) sería que se echa en falta, otra vez, algo de trasfondo a las motivaciones de los protagonistas, especialmente del masculino. Como ya ocurriera con Taki y tantas otras creaciones de Shinkai, apenas sabemos nada de la vida pasada del personaje, lo que puede quitar credibilidad a algunas de sus decisiones.

En definitiva, El tiempo contigo es una maravilla visual y sonora con un argumento que se hace cercano (a pesar de un realismo mágico muy bien integrado) gracias a sus personajes y a momentos verdaderamente apasionantes. Imprescindible disfrutarla en su máximo esplendor en la pantalla grande.

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