Dragon Ball Super 56: En el futuro de Trunks…

Primero de todo, puede que el capítulo 56 de Dragon Ball Super, que es el que nos ocupa, sea el mejor hasta la fecha. Especialmente por el guión, ya que se tratan de 25 minutos que no te dan ni un respiro: pasan un montón de cosas en este capítulo. Por eso, hoy hacemos un aviso especial de SPOILERS para quien aún no lo haya visto.

¿De qué trata el capítulo 56 de Dragon Ball Super? Al final del episodio anterior, Trunks, Goku y Vegeta habían viajado juntos al futuro, encontrándose con la resistencia, que confunden a Goku con Black y lo disparan. Evidentemente, dichos ataques no le hacen nada a Goku. Entonces Trunks los avisa de que no hay nada que temer, ya que tanto Goku como Vegeta han llegado con él para derrotar a Black. Los miembros de la resistencia se emocionan al oírlo, avisando de que ya habían escuchado algo de Mai. Al oír su nombre, Trunks se sorprende y pregunta si Mai está viva y dónde. Acto seguido acude corriendo a su encuentro y ambos se alegran de verse, ya que los dos creían que el otro había muerto.

De vuelta al escondite de la resistencia (que se encuentra en los túneles del metro o subterráneo), Mai les cuenta a Trunks, Vegeta y Goku que ellos aguantaron frente a Black como pudieron, pero se habían visto obligados a huir del anterior escondite con los supervivientes. Mai se lamenta de que no pudiera rescatarlos a todos. En ese momento aparecen unos niños, que se asustan al ver a Goku. El susto no les dura mucho, ya que Trunks los anima rápidamente con juegos y muecas. Entonces él le dice a Mai que esos niños y las demás personas que hay allí pueden contarlo gracias a ella.

Vegeta los interrumpe avisando de que trae cápsulas llenas de comida para todos, cortesía de la Bulma del pasado. Todos comen plácidamente, cuando Goku reconoce a un viejo conocido entre la multitud: se trata de Yajirobee. Trunks le dice que creía que los androides lo habían matado, a lo que Yakirobee responde que pudo sobrevivir gracias a que Karin le dio la última habichuela mágica.

Vegeta, Goku, Trunks y Mai se encuentran fuera, dispuestos a ir a plantarle cara a Black. Vegeta dice que será él esta vez quien se haga cargo, pero Goku le propone que lo decidan a piedra, papel o tijera (en cualquier caso gana Vegeta). Trunks dice que los acompaña, ante lo que Vegeta objeta que debería quedarse o bien cuidarse mucho para poder volver junto a Mai. Ante estas palabras los dos jóvenes se sonrojan, diciendo que no tienen «ese» tipo de relación (¿aún?). Los tres acuden volando a por Black, con Mai animándoles.

Vegeta provoca con una bola de energía al susodicho, para que acuda a su encuentro. Así lo hace y comienza la lucha, con Vegeta transformado en super saiyan blue desde el principio. Pero pronto empiezan los problemas, puesto que todos detectan algo extraño en Black, se ha vuelto más fuerte desde la última vez. En ese instante, el enemigo da la sorpresa: se transforma en super saiyan rose (que viene a ser como el blue… pero en rosa ¿pálido?). Vegeta igual le planta cara, pero no dura mucho: Black le atraviesa el pecho con una ráfaga de energía en forma de filo de espada. Dejando a Vegeta K.O., solo queda Goku para poder detenerlo. Éste también se transforma en super saiyan blue, pero no puede hacer mucho: cuando Black va a asestarle un golpe, aparece de entre los cielos… ¡Zamasu! El kaioshin le pide a Black que no sea egoísta, ya que le había prometido que dejaría que él matase a Goku. Y así acaba este CAPITULAZO.

Vayamos por partes. Primero habría que destacar la ambientación que han logrado para mostrarnos ese futuro totalmente apocalíptico, cada vez más parecido al de Terminator (y cuando creíamos que Mai no podría ser más Sarah Connor…). Que hablando de la muchacha, es de agradecer que muestren a una fémina luchadora y constante (aunque sea por unos episodios) en Dragon Ball; aunque su nivel de poder ni se acerque a los del villanos y los protagonistas (sí, te estamos mirando a ti, Videl). Su reencuentro con Trunks, a todo esto, es todo lo emotivo que podría esperarse, teniendo en cuenta que tras el guión se encuentran japoneses, y ya sabemos cómo son con los romances (Trunks y Mai de besarse nada, habrá que conformarse con que se agarren de las manos, que eso es casi erótico en Japón). Pero, lo dicho, muy emotivo.

Volviendo a la ambientación del futuro, ésta se muestra sobre todo opresiva (abundan los grises y marrones en la paleta de colores, de hecho pareciera que hay una tormenta constante) y tensa. Algo que se agradece tras la cantidad de chistes y chorradas habidas en la línea del presente (empezando por el propio Goku y terminando en la banda de Pilaf). El hecho de que nos muestren a los supervivientes y sus pésimas condiciones suma enteros a esto. El guiño dedicado a Yajirobee también es de agradecer y no llega a desentonar, por suerte. En realidad, toda la primera mitad (dedicada a reflejar esta ambientación, junto con el reencuentro con Mai) es más pausada, pero logra con creces envolvernos en ese futuro asfixiante.

La segunda mitad del episodio está más orientada a la acción, a partir de la aparición de Black. Que hablando de Black… cómo le habíamos echado de menos. Su presencia en pantalla siempre suma enteros, y seguimos preguntándonos cómo es que Nozawa (seiyu tanto de Goku como de Black… y de Gohan, y de Goten, y en realidad casi de medio elenco) parece hacer mucho mejor de villano que de héroe(s). Desde el minuto uno en que se presenta ante Vegeta, Goku y Trunks sabemos que guarda algo baja la manga, y vaya si lo hace: ni más ni menos que una nueva transformación. Ésta, que lleva el nombre de super saiyan rose (sólo por imitar el blue, así lo afirma el propio Black) es igual que el resto de las transformaciones, pero con un aura color rosa oscuro. Lo que sí demuestra Black con todo esto es que, de alguna misteriosa forma, ha logrado superar el nivel de poder de Goku y Vegeta con sus respectivas transformaciones. Así lo corrobora en un instante atravesando el pecho de Vegeta (una de las imágenes más potentes de todo el capítulo… ya era hora de que hubiera sangre en Super). Y también derrotando rápidamente a Goku. Las cosas parecen complicadas para nuestros héroes.

Pero si creíamos que con el subidón de Black y las derrotas de Goku y Vegeta teníamos suficiente, aparece entonces en escena… ¡Zamasu! Y nos deja a todos boquiabiertos porque… bueno, porque todos pensábamos que Zamasu llegaría en algún momento a ser Black. Ahora resulta que son dos entidades distintas. Eso sí, cada uno con un pendiente potara colgándole de la oreja, lo que podría dar juego en un futuro para posibles fusiones. Esto, a su vez, significaría que Zamasu, en el futuro, ya habría asesinado (probablemente) a su maestro Gowasu. Faltaría explicar cómo es que el Zamasu de esa línea temporal podría haber llegado a conocer a Goku, ya que éste habría fallecido años antes de su supuesto encuentro. Pero, bueno, todo se andará.

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Volviendo al misterio habido entre Black y Zamasu, las teorías están resurgiendo con fuerza en internet. ¿Podría ser que Black fuese el nuevo dios de la destrucción del ahora kaioshin Zamasu? Recordemos que en el capítulo anterior se nos explicaba que, si el kaioshin de un universo moría, también lo haría el dios de la destrucción correspondiente. Por lo que, si el Zamasu del futuro hubiese asesinado a Gowasu, ¿significaría que también habría muerto el Bills de esa línea temporal? Ergo quedaría una vacante de dios de la destrucción. En cualquier caso, esta es solo una hipótesis. Hay gente que vuelve a creer que Black podría ser Goten en el futuro, siendo manipulado por Zamasu. O que ni dios de la destrucción ni nada, y Black es solo una entidad creada a raíz del cuerpo del Goku fallecido. Todo hipótesis.

No podemos terminar esta reseña sin mencionar lo que ha sido lo mejor del capítulo: Vegeta. Sí, somos conscientes de que ha sido derrotado con absoluta rapidez para dejar que Goku se luzca (pero, admitámoslo, esto era lo típico en Dragon Ball Z). Sin embargo, este capítulo ha sabido mostrarnos a un Vegeta que ha crecido como personaje, sin necesidad de hacer bailecitos ni chistes malos sobre cocina. Sin perder su eterna compostura, con su careto de mala leche y su bordería, Vegeta ha demostrado que ha desarrollado empatía por los demás terrícolas (les lleva comida), así como por Mai (la anima diciéndole que ha hecho todo lo posible) y por su hijo del futuro (se enorgullece al ver que es admirado por los supervivientes). Esa es la evolución de Vegeta que queríamos ver. Qué lejos queda ya aquel genocida espacial…

En cuanto al apartado técnico… pues hasta en eso ha estado bien el episodio. Empieza con una calidad tirando a mediocre, pero en seguida se recupera y las escenas de acción con Black son trepidantes. Incluso hay algún que otro plano en donde se nota claramente la influencia de Tadayoshi Yamamuro (uno de los mejores dibujantes del anime de Dragon Ball Z). La música también cumple, especialmente en momentos como el reencuentro entre Trunks y Mai o la transformación de Black.

En definitiva, creemos efectivamente que nos encontramos ante el mejor episodio de Dragon Ball Super hasta la fecha, donde suceden cosas sin parar, donde la acción no te da ni un respiro, y donde hasta el apartado técnico cumple. Esperamos con muchísimas ganas el capítulo 57, que nos presenta un doble enfrentamiento: por un lado, Goku contra Black, y por el otro Trunks contra Zamasu. ¡Nos vemos en una semana!

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