Final Fantasy VII cumple hoy 20 años en Europa

El hijo predilecto de Squaresoft (ahora Square Enix), Final Fantasy VII, cumple hoy 20 años de su salida al mercado en este continente, suponiendo por aquel entonces «el primer» juego de la saga en llegar a estas tierras (ya sabemos que no es exactamente así, pero sí fue la primera entrega de Squaresoft por impacto), convirtiéndose automáticamente en uno de los mayores exponentes del género RPG («Role-Playing Game»), algo casi desconocido por el público general europeo.

En mi caso, no descubrí Final Fantasy VII hasta unos años más tarde, concretamente en el año 2001, tras haber quedado maravillada con Final Fantasy IX y VIII, por ese orden. Un amigo del colegio de aquel entonces me dijo que su primo tenía la séptima entrega y había conseguido que le prestase el primer CD. Como aún era periodo vacacional, ipso facto nos fuimos a casa y comenzamos a jugarlo en la Play Station: al principio no me decía nada, los preciosos gráficos y colores del IX estaban aún grabados en mi retina, junto al mayor realismo del VIII. Pero la percepción no tardó en cambiar.

Derroté al primer Jefe Escorpión y conocí a Aeris… ¿quién era esa chica? Seguro que iba a ser importante. ¿Y por qué Cloud es tan borde? Ey, si a mí me gustan los personajes antipáticos (Vegeta y Logan son testigos). ¿Y esa música que suena? Sin haberme dado cuenta de ello, la historia ya me tenía totalmente atrapada y en los próximos seis meses no dejé de pensar en otra cosa que no fuese Final Fantasy VII.

Para una chica que empezaba a entrar en la adolescencia, el impacto que tuvo la historia de esta entrega (escrita en su mayor parte por Kazushige Nojima, con aportaciones aquí y allá de Yoshinori Kitase, además director; Tetsuya Nomura, diseñador de personajes; entre otros) no tuvo comparación por el grado de complejidad (para la edad y la época), los temas que abordaba y, sobre todo, los personajes. Porque vale, creo que la historia del noveno capítulo supera en profundidad la de este siete, pero los personajes… ay, amigo, eso es harina de otro costal.

Me enamoré de Cloud y Aeris, fundamentalmente, aunque también quise a Vincent, a Red XIII, a Bugenhagen, a Zack… Me quedé hipnotizada con Cañón Cosmo y su melodía y la historia del gran héroe Seto me conmovió. Es cierto que me dejo fuera a otros iconos de este juego, como Tifa y Sefirot, por los cuales admito que nunca sentí devoción (aunque aprendí a quererlos más con el paso del tiempo).

El sistema de batalla, basado en la adquisición y combinación de materias de distinto tipo, era sencillo, intuitivo y adictivo, por lo que nunca resultó mayor inconveniente para una preadolescente. Si hablásemos de dificultad, la verdad es que este juego no ofrece mucha (derroté a Sefirot por primera vez en medio de una comida familiar, dándole a pausa entre un plato y otro), pero el Demonio de la Puerta en el Templo de los Ancianos me supuso más de un quebradero de cabeza.

Y luego están los secretos. Final Fantasy VII, al igual que todas las entregas clásicas y de PSOne, está repleto de ellos, un elemento que suele caracterizar a los juegos de Hironobu Sakaguchi (creador de la saga y productor del VII). Ibas recorriendo el mundo de Gea y no sabías cuándo te encontrarías uno: así es como llegabas a conocer a Zack y su pasado, descubriendo lo devastadora que podría llegar a ser una secuencia de apenas 10 minutos, sin voces y con gráficos que representaban a muñecos tipo Lego.

Por supuesto, muchos llegamos a creer (ilusos) en la posibilidad de resucitar a Aeris, y «la teoría estrella» de la época hablaba de conseguir una Rosa del Desierto que (supuestamente) la traería de regreso. Horas y horas dediqué a la búsqueda de ese maldito objeto, exploré y derroté a las Armas, para que la realidad volviese a tocarme: Aeris ya no estaba y no iba a volver.

Ese es precisamente el tema principal de Final Fantasy VII: la vida. Dicen las malas lenguas que Sakaguchi perdió a su madre en medio del desarrollo de este juego y este fue su homenaje, la representación de la pérdida de un ser querido, sin avisos, cuando menos te lo esperas, la muerte. Sefirot mata a Aeris «como caído del cielo», ante la atónita mirada de Cloud. Y ya no está más en el equipo. Debido a que el equipo quiso asimismo transmitir esa sensación de pérdida, son pocas las veces que se la menta posteriormente, pero su presencia siempre está (ya se encargará Cloud de recordarlo, incluso en la secuencia final).

No son solo momentos tristes los que pululan por la séptima entrega de esta franquicia, que hace a su vez demostración de un sentido del humor en ocasiones surrealista (la famosa escena de Mercado Muro, Barret y Red XIII vestidos de marineros, Hojo en la playa), otras incluso algo más costumbrista (las conversaciones de Cloud y Aeris o las aportaciones de Yuffie) y, en definitiva, una demostración de que el equipo de desarrollo se lo pasó bien durante su realización, algo que asimismo exponen los numerosos minijuegos.

Han pasado 20 años y la legión de seguidores de Final Fantasy VII nunca ha parado de crecer, en buena parte debido a la «Compilation» y a los numerosos cameos que sus personajes (mayoritariamente Cloud y Sefirot) han ido haciendo en otros títulos de la compañía. Es cierto que actualmente muchos lo acusan de estar «sobrevalorado», la excusa perfecta para intentar ir a contracorriente en este mundillo dominado por las redes sociales, y sí, algunos fans demuestran un fanatismo DEMASIADO desmesurado (al fin y al cabo, hay más Final Fantasy y cada quien tiene su preferido), pero lo cierto es que esta séptima entrega se ha convertido, por méritos propios, en el punto y aparte de la vida de varios jugadores, y sigue puntuando alto en las listas de todo el mundo. Ni toda la «Compilation» junta ha podido destruirlo, y a la espera estamos del «Remake» (el cual esperamos que no suponga mucho destrozo).

P.D.: No voy a terminar sin mencionar la MARAVILLOSA banda sonora de Nobuo Uematsu. Que sí, que este hombre siempre compone delicias para los oídos, pero en esta ocasión estamos hablando del «Aerith´s Theme» o del «One Winged Angel», posiblemente los dos temas más aclamados, a nivel general, del compositor.

Héroes de Papel abre las reservas para «La leyenda de Final Fantasy IX», a la venta el 1 de diciembre

Pese a no ser inicialmente el episodio de la saga con mayor éxito de ventas, Final Fantasy IX se ha convertido con el paso de los años en una obra de culto con millones de seguidores en todo el mundo. El título supuso una vuelta a los orígenes de esta franquicia de videojuegos, una aventura inolvidable repleta de fantasía, épica y magia que invitaba al jugador a liberar Gaia del yugo de la reina Brahne y su secuaz Kuja.

Ahora, tras la reciente remasterización del título en su versión para la consola Playstation 4, el videojuego publicado por Squaresoft en el año 2000 vuelve a cobrar vida en las páginas de La Leyenda Final Fantasy IX, un libro que analiza con detalle todo el proceso de creación de este mítico videojuego, sus personajes, así como las fuentes de inspiración que sus creadores encontraron en la vida real para dar vida a un universo mágico, con una historia inolvidable.

Tras el éxito de La Leyenda Final Fantasy VII y La Leyenda Final VIII, ambos publicados por Héroes de Papel, llega ahora un nuevo volumen dedicado al episodio favorito de su creador, Hironobu Sakaguchi, que marcó el fin de una época dorada para esta saga de videojuegos en la primera Playstation. La Leyenda Final IX estará a la venta en librerías y grandes superficies a partir del próximo 1 de diciembre en edición de lujo, con tapa dura y más de 200 páginas.

Reserva ahora tu ejemplar en heroesdepapel.es y llévate de regalo 4 postales con la portada del libro e ilustraciones de tres de los personajes más icónicos de este título: Vivi, Yitán y Garnet. Y si te invade el espíritu coleccionista, no dudes en conseguir una de las tres ediciones especiales del libro, con sobrecubiertas exclusivas de los citados personajes, únicamente disponibles en la página web de la editorial. No tardes en hacerte con tu ejemplar… ¡Unidades limitadas! 

Cinco motivos por los que creemos que Final Fantasy IX es el mejor de la saga

Recientemente hemos vuelto a finalizar Final Fantasy IX, esta vez en su remasterización para Play Station 4, y el maravilloso recorrido nos ha servido para rememorar todos los buenos momentos, toda la magia y el encanto que desprenden esta entrega de la franquicia de Square Enix (antes Squaresoft) por todos sus píxeles.

Hay aspectos incluso en los que creemos (lo pensábamos antes, lo hemos verificado esta vez) que el noveno episodio es incluso superior al resto de videojuegos de la saga, por lo que vamos a ir enumerando y explicando los motivos de los cinco principales (como siempre, todo esto es subjetivo, y avisamos de SPOILERS).

La mejor estructura narrativa

Todos los Final Fantasy tienen una de sus principales virtudes (o deberían) en su historia. Los hay más o menos alegres, más o menos enreversados, pero el guión siempre ha de resultar atractivo para una parte mayoritaria del público si no quiere ser vapuleado sin piedad (todos conocemos el caso por el que está pasando Final Fantasy XV).

Final Fantasy IX no es solo dueño de una historia realmente atractiva, con varios giros sorprendentes y personajes carismáticos, sino que además posee la estructura narrativa mejor definida dentro de todos los juegos de la saga.

Escrito por Hironobu Sakaguchi y bajo la dirección de Hiroyuki Ito, el guión tiene un principio, un nudo y un desenlace bien definidos, dejando pocas cosas en el olvido o sin explicar. Atrás quedan los papeles poco demostrativos, para su importancia, de Sefirot (¿o Jénova?) y Aeris; o toda la segunda mitad de Final Fantasy VIII (¿el triángulo Squall-Rinoa-Seifer? ¿El propio Seifer? ¿Norg? ¿Artemisa?); Final Fantasy IX demuestra (salvo excepciones como Tiniebla Eterna o esa parte final psicodélica) que se puede seguir una (o varias) líneas narrativas con una trayectoria bien definida y una conclusión satisfactoria. Lo que nos lleva al siguiente punto.

El mejor final

Esta saga es famosa asimismo por sus finales, y es que una buena historia ha de tener una conclusión a la altura. Pues con la novena entrega Squaresoft fue y se sacó la chorra. Puede que peque de cursi en algunos apartados para varios, pero la emotividad y la cercanía que desprenden los últimos treinta minutos no los percibimos en ninguno de los otros episodios.

Además, para los que lo califican de «demasiado happy ending», tengamos en cuenta que esta conclusión da a entender que Kuja y sobre todo Vivi mueren. Sí, uno de los personajes más inocentes y queridos por el gran público la palma, dejando el legado de su recuerdo a través de sus amigos y de sus «hijos». Ni la séptima entrega se había atrevido a tanto. Y además tampoco queda muy claro por cuánto tiempo va a vivir Yitán, en un juego donde el tema principal es precisamente la muerte. Pero el conjunto de diálogos (sin voces), música y cinemáticas, concluyendo en esa escena de Garnet y Yitán abrazados, siempre SIEMPRE provoca que los vellos se pongan de punta.

Nosotros ya lo incluimos en la lista de nuestros mejores finales de la historia.

El mejor villano

Sí, soy consciente de que mucha gente estará ahora mismo pensando que el mejor es Sefirot (Final Fantasy VII), que para eso siempre gana en todas las encuestas de popularidad. En nuestro caso, ya hemos hablado del villano de la séptima entrega y hemos analizado por qué no nos parece el mejor desde una perspectiva «objetiva» (lo cual es imposible). Allí donde fallaba Sefirot, Kuja cumple con creces.

Vale, es verdad que el diseño de Kuja a simple vista puede ser causa de rechazo (aunque personalmente nunca lo he visto un inconveniente), pero es en su personalidad e historia donde el antagonista de Final Fantasy IX brilla con luz propia. Tiene una personalidad, interactua con varios de los personajes (no solo Yitán, de hecho es el creador de Vivi y el causante de la mayor parte de tragedias que le ocurren a Garnet) y al final muestra hasta profundidad.

Y es que Kuja, ahí donde se lo ve tan narcisista y tan seguro de sí mismo, es un compendio de inseguridades y rebeldías contra su creador (Garland). Para empezar, Kuja es un accidente: nacido como genómido en Terra, un recipiente más, de forma inesperada desarrolló una fuerza de voluntad arrolladora y personalidad propias, creándose una identidad. Garland intentó aprovechar este acontecimiento y lo mandó a Gaya para causar la guerra y muerte y allanar el terreno para la llegada de su verdadera creación definitiva, el genómido buscado: Yitán. Kuja, consciente de que iba a ser sustituido, no pudo soportarlo y raptó a Yitán cuando aún era un niño (infancia, un concepto que él mismo nunca tuvo al tratarse de un accidente) y lo abandonó en Gaya sin matarlo, como muestra de su propia existencia, tal como indica Garland.

El tiempo pasa y Yitán crece en Gaya ajeno a su pasado, origen y propósito con el que fue creado. Su camino termina cruzándose nuevamente con el de Kuja, de nuevo «accidentalmente». Al final, el villano descubre por boca de Garland que fue creado, al igual que el resto de genómidos normales, con una fecha de caducidad, lo que tampoco puede asimilar, enloqueciendo de la impotencia e intentando llevarse todo a su paso con él hacia la muerte para, a la postre, redimirse.

Kuja es de este modo Vivi, pero en adulto, unos pasos por delante; es Roy Batty (Blade Runner) y es en definitiva toda aquella persona que tan solo quiere llevar su propia vida y ser respetado como individuo. Por todo ello, Kuja posee una profundidad argumental de la que carecen otros villanos de la saga. Y su tema musical (Nobuo Uematsu inspirado como siempre) es cojonudo.

Incluso su diseño, tan extravagante para muchos, tiene su razón de ser en la personalidad de Kuja: muestra su narcisismo, su objetivo de destacar entre el resto (aborrece a los genómidos y a Terra, que al fin y al cabo son todos recipientes iguales), su oposición ante la idea de ser poco más que un robot (gesticula mucho, es sarcástico y dramatiza, algo que no es propio de las máquinas). Paradójicamente, al final Kuja sirve de inspiración para el resto de los suyos.

El mejor romance (o al menos el mejor construido)

Puede que Yitán y Garnet no sea nuestro romance favorito de la saga, ni tan siquiera dentro del grupo de los oficiales (tampoco nos molesta), pero nos parece sin duda el que está mejor elaborado.

Ambos se conocen fortuitamente con 16 años: él es un mujeriego y pendenciero de la banda Tantalus y ella la princesa heredera de Alexandría, que apenas ha salido de la vida en el castillo. Pronto, ambos van descubriendo nuevos mundos y experiencias, Yitán madura y se serena frente a los demás, aprende a apreciar lo que es realmente importante; mientras que Garnet descubre otros modos de vida y que uno tiene que ser dueño de su propio destino.

La relación amorosa entre ambos se prevé desde el minuto uno, pero no se siente forzada ni tampoco surgida de la nada. No es que un día Yitán despierta encontrándose enamorado pérdidamente de Daga (apodo de Garnet), ni que ella se meta en peligros solo para ser rescatada por su caballero en chocobo blanco (sí, miramos hacia Squall y Rinoa). Los dos van descubriendo más matices el uno del otro y van compartiendo momentos de cercanía que es lo que hace que toda la escena final sea de las más emotivas de la saga, tanto si eres su fan número uno como si no.

La mejor dirección artística

Final Fantasy IX es bonito. Bueno, no, es PRECIOSO. Es cierto que a muchos jugadores en su día le tiró para atrás su estética «super deformed», con personajes cabezones y variopintos en contraste con el realismo y homogeneidad de su antecesor, pero también lo es que sus escenarios, su detallismo bien dibujado y coloreado, todo en él destila belleza para los ojos. Y sino, basta con echar un mero vistazo a Alexandría, a Treno o a Burmecia, solo por poner unos ejemplos (agradecerle fundamentalmente a Hideo Minaba, director artístico del juego).

Las cinemáticas hechas enteramente con CGI, que abundan en este episodio, tampoco se quedan atrás, y son declaraciones de una dirección artística muy cuidada.

Si añadimos las partituras de Uematsu y los diseños de Yoshitaka Amano y de Toshiyuki Itahana en la combinación resultan en una gozada estética que se ha visto en poco juegos de la PSOne.

P.D.: Mención de honor merece, en la edición española del juego, la maravillosísima traducción.

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Reportaje de Polygon por el 20º aniversario de Final Fantasy VII

Final Fantasy VII está a punto de cumplir 20 años desde su salida al mercado japonés. Square Enix está dando buena cuenta de ello, habiendo preparado un evento especial para el 31 de enero (también por el 30º aniversario de la saga). La revista Polygon también se ha hecho eco y ha preparado un amplio reportaje con varios trabajadores (y ex-trabajadores) importantes de la compañía nipona que se vieron fuertemente involucrados en el desarrollo de la séptima entrega. Veamos qué se cuentan en este resumen:

Sobre Hironobu Sakaguchi:

El creador de Final Fantasy salvó a Squaresoft de la quiebra, por lo que rápidamente fue escalando posiciones hasta convertirse en el productor (y guionista, al menos en lo que a conceptos base se refiere), vicepresidente y no sé cuántas cosas más dentro de la compañía. Sus ex compañeros lo recuerdan con el apodo de «el rey»; aunque Sakaguchi bromea sobre esto diciendo que sería por «el rey del champán». Tenía la capacidad de tomar decisiones realmente importantes en un corto lapso de tiempo, y suya fue la idea de trasladar Final Fantasy VII (todavía en desarrollo) de Nintendo a Sony. Como curiosidad, a Nomura se lo comunicó de forma casual una mañana cuando el joven llegó a las oficinas y se encontró con Sakaguchi. Éste llevaba puesta una chaqueta donde aparecía el logo de Sony y le preguntó qué le parecía. Nintendo no se tomó nada bien la decisión, y las distintas versiones van desde una especie de aparente indiferencia por parte de la compañía de Mario hasta llegar a prohibirles a los miembros de Square la entrada en sus oficinas durante años (al parecer lo que más le molestó a Nintendo no fue la decisión de irse a Sony en sí, sino que Squaresoft convenciera a otras compañías para que hicieran lo mismo). Para percibir la importancia que tuvo tal decisión, por aquel entonces aún no había salido la Play Station al mercado y nadie daba un duro por ella, al menos inicialmente. Para Sakaguchi, fue determinante que tuvieran el formato CD frente a los cartuchos de Nintendo, lo que aportaba mayor capacidad de memoria y menor tiempo de carga.

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El padre de la saga ideó Final Fantasy VII como una historia de detectives ambientada en Nueva York. Un detective llamado Joe seguiría las pistas de un grupo eco-terrorista que quería causar la explosión de un reactor Mako. Uno de estos eco-terroristas asentó las bases para el que después sería Cloud Strife. Sakaguchi quería probar con el nuevo juego en gráficos 3D, por lo que contactó al que sigue siendo su amigo, Kazuyuki Hashimoto, para hacerse cargo. Éste reclutó a varios de los mejores programadores y diseñadores del país, hasta llegar a formar un amplio equipo para Final Fantasy VII (las cifras giran en torno a las 150 personas; aunque inicialmente comenzaron con unas 30). El juego estuvo en desarrollo poco más de un año.

Con el éxito de Final Fantasy VII llegaron otros, y Sakaguchi tenía la ambición de realizar una película totalmente en 3D. Con todos los modelos y trabajos realizados para Final Fantasy VII, ya tenían buena parte de la tarea hecha. Surgió así el proyecto para La Fuerza Interior, que a la postre terminó siendo un rotundo fracaso. Tal fue el impacto en las arcas de Squaresoft, que ésta se encontraba al borde de la bancarrota (también en parte debido al retraso de Final Fantasy X), por lo que Sakaguchi anunció su dimisión y, con él, también se fue Hashimoto. Los que permanecieron en la compañía recuerdan aquel trance como un episodio caótico, donde hubo reestructuraciones y todos opinaban sin saber muy bien qué hacer. Llegó entonces Yoichi Wada.

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Sobre Yoichi Wada:

Wada fue presidente de la compañía desde el año 2000 hasta el 2013 (su contrato con Square Enix finalizó en el 2015). Con él, vino una nueva etapa, protagonizada por la llegada de las secuelas, spin-offs y la fusión con Enix (surgiendo Square Enix hasta el día de hoy), así como la adquisición de las compañías Taito y Eidos.

En relación a Final Fantasy VII, donde más afectó Wada fue en el surgimiento de la Compilation. Square pasó a ser menos creativa y más lucrativa (o así lo describen varios de sus empleados), por lo que ya no se buscaba tanto la originalidad de un nuevo Final Fantasy numérico, sino el explotar las posibilidades de cada uno. El más «perjudicado», claro está, fue la séptima entrega, que tantos éxitos sigue cosechando. Se planificaron un total de cuatro spin-offs (Advent Children, Dirge of Cerberus, Before Crisis y Crisis Core) y avanzaron con ellos, algunos acabaron teniendo una calidad dudosa (también son conscientes de ello varios empleados de la compañía).

Sin embargo, Wada no es amigo de los remakes, y su idea era no llevar a cabo el ansiado remake de Final Fantasy VII hasta que Square Enix no hubiese sacado al mercado otra entrega que causara tanto impacto con aquél. Con su salida del puesto de presidente, el remake de Final Fantasy VII fue aprobado; aunque Nomura opina que ambos hechos no están relacionados.

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Sobre Final Fantasy VII (y su remake):

Dejando más de lado los tejemanejes de la empresa, lo cierto es que el desarrollo de Final Fantasy VII es recordado con especial cariño por la mayor parte de sus trabajadores. Desde ser un proceso de mucho trabajo, pero divertido y a la vez creativo, hasta por las tomas de decisiones que había constantemente en el equipo, donde las ideas iban y venían desde el primer día.

Una de las personalidades más conocidas dentro de Square Enix que vio su carrera enormemente beneficiada gracias a la séptima entrega fue Tetsuya Nomura (creador de Kingdom Hearts). Éste había estado trabajando con Square desde Final Fantasy IV, pero fue con Final Fantasy VII y su paso al 3D cuando sus diseños (mucho más fáciles de llevar a dicho formato) pasaron a un primer plano. Asimismo, y gracias al vaivén de ideas que comentábamos que había durante el desarrollo de esta entrega, Nomura pudo además aportar sus granitos para la historia, acercándose laboralmente mucho más que antaño a Yoshinori Kitase (director de Final Fantasy VII y ahora productor del remake) y a Kazushige Nojima (guionista de Final Fantasy VII y del remake). De hecho, parece que fue Nomura quien decidió que se matase a Aerith, ya que siendo el tema principal del juego «la vida», pensaba que la muerte de la heroína sería la que causaría mayor impacto en el jugador. Además, quería que la muerte fuese definitiva. Nojima y Kitase, por su parte, también quisieron matar al resto de personajes (concretamente hacia el final del juego, cuando el equipo al completo se lanza en paracaídas sobre Shinra, la idea era que murieran todos menos los tres que eligiera el jugador para el combate final). Nomura por suerte los detuvo y les hizo cambiar de idea.

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En la actualidad, Nomura, Nojima y Kitase se encuentran de nuevo trabajando juntos en el Remake de Final Fantasy VII, un proyecto, dicen, que querían llevar a cabo mientras aún siguieran trabajando en Square Enix, puesto que ellos han formado parte del equipo original. Sin embargo, pocos miembros más continúan de los que ayudaron a sacar adelante a la séptima entrega de la saga. No solo Sakaguchi (quien, por cierto, tras su recelo inicial ahora dice andar curioso por cómo saldrá el remake) y Hashimoto, sino también Nobuo Uematsu (el legendario compositor de la saga, quien por cierto ideó One-Winged Angel como algo experimental) y Yoshitaka Amano (ilustrador, ahora autónomo).

Mientras esperamos a ver cómo va saliendo la cosa (la idea de los episodios no es muy alentadora), estaremos atentos al día 31 de este mes, ya que, como adelantábamos, es el día en que Final Fantasy VII cumple 20 años (en Japón) y, además, hay evento especial. Huele a remake sí o sí.

P.D.: Como curiosidad, parece que Sakaguchi tampoco terminó muy bien con Microsoft (para los que lanzó dos juegos desde su propia compañía: Blue Dragon y Lost Oddyssey), donde las relaciones fueron más tensas que otra cosa.

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Los mejores finales de la historia

Y del mundo. Según nuestra opinión, claro. Después de haber hecho lo propio con los peores finales, ahora les toca el turno a los mejores (que no hay que mirarlo todo con negatividad). ¿Cuáles son esos finales que han hecho que nos emocionemos, que lloremos o que nos alegráramos con los personajes? ¿Qué final te ha provocado un vacío existencial al comprender que tu obra favorita llegaba a su cierre? Veamos (atención, habrá SPOILERS de las series/mangas/videojuegos/pelíclas que comentemos).

Final Fantasy IX (2000)

Para muchos, de las mejores entregas de la saga de Square Enix (por aquel entonces Squaresoft) fue la última en salir para la PSOne. El videojuego, dirigido por Hiroyuki Ito y producido por Hironobu Sakaguchi (todavía se encontraba en la compañía) es, para éste último, todo lo que debe contener un auténtico Final Fantasy. Para nosotros, si bien es cierto que es uno de los mejores, destacará especialmente su final: emotivo, brillante y agridulce a partes iguales. Desde la redención de Kuja (uno de los mejores villanos) hasta la reaparición de Yitán, pasando por el destino de Vivi. No pudieron hallar mejor forma de ponerle punto final a la era de la PSOne.

 

Big Fish (2004)

Probablemente se trate de una de las películas de Tim Burton más pasadas por alto, pero lo cierto es que esta cinta protagonizada por Ewan McGregor, que mezcla tan bien la realidad con la ficción (realismo mágico), es toda una pequeña joya.

Will Bloom ha escuchado las historias que le contaba su padre, Edward, durante toda su vida. Pero al crecer, casarse y desarrollar su propia vida, empieza a cansarse de las mismas, pensando que se tratan de pura invención de un hombre cada vez más mayor y aburrido. Todo ello provoca que la relación entre ambos se enfríe y se vayan distanciando… cuando llegamos al final. Uno de los mejores que hemos visto. Imposible no llorar.

 

Cowboy Bebop (1998) / Zankyou No Terror (2014)

Hemos tenido que incluir los finales de ambas series, puesto que ambos son PERFECTOS (los animes también, pero eso ya lo dejamos claro aquí y aquí). También se podría resumir en que Shinichiro Watanabe (director de las dos) sabe cómo concluir sus obras; aunque sus finales suelen ser bastante desgarradores. Pero van acordes con el tono general y, sobre todo, con la psique de sus personajes, el punto más fuerte de Watanabe.

 

Toy Story 3 (2010)

Para aquellos que hemos crecido con la trilogía protagonizada por estos carismáticos juguetes (con Woody y Buzz a la cabeza), casi yendo a la par que Andy, el final nos ha impactado de forma bastante fuerte. Es una despedida de estos personajes de Pixar (aunque no tanto, que luego han seguido realizando más cortometrajes… y sí, hasta una futura Toy Story 4 que no tendría ni por qué existir), una última partida con los juguetes que nos han acompañado durante nuestra niñez, en definitiva, una despedida de la infancia. «So long, partner«.

 

(Casi) Cualquier película de Billy Wilder

Nos desviamos aquí un poco del mundillo de la animación, los videojuegos y las historias fantásticas y nos metemos de lleno en el CINE, así con mayúsculas. Porque si algo demostró Billy Wilder (1906-2002) es que sabía manejar el séptimo arte como nadie. No es solo ya el emblemático final de Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959), sino también aquél de otra grandísima cinta que es El Apartamento (The Apartment, 1960), donde Jack Lemmon interpreta a un anodino ejecutivo enamorado de una brillante Shirley MacLaine, la ascensorista de su empresa. Ambos personajes son, en definitiva, unos fracasados de la vida, unos buenos tipos de los cuales se aprovechan otros que no lo son tanto, unos personajes que, a su vez, se dejan arrastrar por las circunstancias. Hasta que ambos se dan cuenta y se revelan. Y se encuentran en ese final de esta tragicomedia que tiene mucho más de tragedia.

 

Dragon Ball (1984-1995, mención de honor)

Al final de la obra magna de Akira Toryama le pasa un poco como al de Toy Story 3… que es una conclusión, pero no del todo. Numerosas secuelas (oficiales o no) en forma de OVAs, películas, cómics, videojuegos y hasta una nueva serie (la ya famosa Dragon Ball Super) se han encargado de dejar un poco atrás ese final de Goku y Oob (reencarnación humana de Boo, el último gran villano al que tuvieron que hacer frente los Guerreros Z) sobrevolando la tierra y gritándole al mundo. El final, si bien emotivo (la banda sonora de Dragon Ball Z sigue dejando los vellos de punta), lo es aún más si seguías la serie cuando eras niño y madrugabas todas las mañanas para no perderte un nuevo capítulo de Dragon Ball. Prometo que me acuerdo perfectamente del cuasi vacío existencial que sentí cuando vi estas escenas por primera vez en el televisor, preguntándome qué sentido tendría mi despertar matinal después de aquello.

https://www.youtube.com/watch?v=fWjjfsDH81A

Las shipping wars en Final Fantasy: Parte III. Compilation of Final Fantasy VII

Tras hacer un repaso a las parejas más seguidas por el fandom de Final Fantasy en la Parte I, y haber dedicado la Parte II a los debates habidos hasta la fecha entre los Cloti (CloudxTifa) y los Clerith (CloudxAerith), hoy le toca el turno al resto de la Compilation de Final Fantasy VII. Porque, como todo seguidor de la séptima entrega de la serie sabrá, la Compilation de Final Fantasy VII abrió muchas heridas no solo a nivel de historia, inconsistencias y nuevos personajes (coffGenesiscoff), sino que además aportó su granito de arena dentro de estas shipping wars (o guerras de parejas, para entendernos).

No nos extenderemos mucho más en la relación del rubio con la morena y la castaña, ya que para eso está la citada Parte II, y ambas parejas reciben su dosis de fan service con Advent Children. Pero hay una pareja que no parecía tener gran presencia, que con la aparición de Crisis Core, el juego para PSP precuela de la historia original (y, probablemente, lo único potable que nos ha dado la Compilation; aunque Advent Children también tenía sus momentitos…) se multiplicó x10. Sí, hablamos del ZackxAerith (o Zerith, para los fans). Por cierto, habrá SPOILERS para los que no hayan jugado a ninguno de estos juegos. Y ah, las ilustraciones no son nuestras, más quisiéramos.

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Zack y Aerith, la primera pareja oficial de Final Fantasy VII

Bueno, en realidad no es la primera PRIMERA (¿Barret x su mujer?). Pero sí la primera que envuelve a los personajes principales, o al menos a uno de los que se ven envueltos en el eterno triángulo amoroso de esta entrega de Square Enix (por aquel entonces Squaresoft). Gran parte de su popularidad tiene que ver con el carisma de Zack, el protagonista de Crisis Core (el mismo solo aparecía diez minutos en una escena optativa del juego original, menciones aparte, por lo que apenas tuvo tiempo de despertar simpatías, por muy potente y trágica que fuera la dicha escena). Con la llegada de Crisis Core, Zack surgió como personaje completo, como un joven apasionado y simpático que aspira a convertirse en héroe dentro de Soldado (algo así como la milicia de Shinra). Primero, a imagen y semejanza del ejemplo de todos: Sephiroth. Y después, del que será su maestro, sabio y noble: Angeal.

Buena parte del cariño que despierta Zack entre los fans es debido a que lo acompañamos en su crecimiento y evolución como personaje: de «cachorro» a joven Soldado sólido y formado. El otro gran componente de este personaje es la cantidad de momentos dramáticos a los que tiene que hacer frente, incluyendo su final… El cual dejó a más de uno impactado y en un mar de lágrimas. A pesar de todo, Zack no pierde su sonrisa y su forma optimista de ser (comprensibles momentos de bajón aparte), lo que lo convierte en, probablemente (y quizás, junto con Aerith) en el personaje emocionalmente más fuerte de la saga.

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En cuanto a su relación con Aerith, es un componente añadido al carisma del personaje. Por un lado, los desarrolladores (Hajime Tabata, director de Final Fantasy XV, también lo fue de este juego, en el que Tetsuya Nomura tuvo mucho que decir también) tomaron la decisión acertada (a nivel fandom) de reducir el optimismo de la Aerith original que vemos en Final Fantasy VII, sin llegar a perderlo del todo (las 69 cartas que manda a Zack sin respuesta son la mayor prueba de ello). Por eso, encontramos en Crisis Core a una Aerith algo más tímida e introvertida que su contraparte de 1997. Claro que también puede achacarse a la juventud del personaje (15-17 años en Crisis Core frente a los 22 de Final Fantasy VII). Lo cual, justamente, le va como anillo al dedo al más decidido e impulsivo Zack.

Lo que nos lleva al siguiente punto fuerte sobre la pareja: buena parte de sus momentos son decisivos para comprender lo que veremos a continuación en Final Fantasy VII. Aunque, a decir verdad, muchos de estos «guiños» pueden verse como algo tramposo o forzado para tirar de la nostalgia del espectador (vale que la caída en la iglesia de Zack sea un guiño a la original de Cloud, pero que sea el moreno el que decida hasta el nombre del futuro bar de Tifa nos parece excesivo). Sin embargo, lo dicho, cumple su objetivo de sacar el lado más nostálgico de los seguidores.

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Otro componente, que ya mencionábamos con anterioridad con Zack (como personaje), es que esta pareja se encuentra rodeada de tragedia. Lo que, paradójicamente, puede llegar a conducirnos a un hipotético «final feliz» entre ambos (si pasamos por alto las novelas Maiden Over The Planet, cuya oficialidad está discutida; o The Case Of Lifestream). Sea como sea, seguro tendremos más de Zack en el remake de Final Fantasy VII. No hay más que ver cómo aumentaron su presencia en Advent Children Complete, a raíz del éxito de Crisis Core.

Zerith versus Clerith

Por si no tuvieran poco con el Cloti, los Clerith ahora también tienen que hacer frente al fandom del Zerith (que, en muchos casos, se encuentra bastante vinculado con el Cloti, de forma similar a lo que ocurría con los Sasusaku y Naruhina en Naruto). ¿Qué puntos son los más discutidos?

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Por un lado, que el Cloud del primer disco (que es el que desarrolla mayor relación con Aerith) fuera el verdadero Cloud o no, debido fundamentalmente a sus recuerdos confundidos con los de Zack. Es este aparente parecido (WTF si solo visten igual… quizás por eso añadieron lo de la misma caída en la iglesia de ambos personajes) entre Cloud y Zack lo que lleva a Aerith, originalmente, a acercarse a Cloud (dicho por ella misma en la cita del Gold Saucer). Sin embargo, Aerith iría poco a poco dándose cuenta de que Cloud y Zack son dos personas totalmente distintas (a buenas horas se da cuenta la muchacha). No es para menos, ya que la personalidad de ambos es totalmente diferente: Cloud es, desde el inicio, un personaje apático y borde, con un toque algo oscuro en su personalidad (sí es cierto que esta oscuridad va despejándose a posteriori, especialmente tras el episodio de la Corriente Vital). Mientras que Zack es, como decíamos, un joven despierto y simpático con todos, dispuesto a ayudar y que cree realmente en lo que hace. Si tuviéramos que comparar a otros personajes de Final Fantasy con Zack, no nos vendría a la mente Cloud, sino Yitán/Zidane (Final Fantasy IX) o Tidus (Final Fantasy X), probablemente. En cualquier caso, esta confusión inicial entre Cloud y Zack es lo que más dirige los debates entre distintos grupos de fans.

Por otro lado, la muerte de Aerith, después de la de Zack, convertiría la relación entre ambos en un «final feliz más allá de la muerte». Que ambos aparezcan juntos frente a Cloud en Advent Children también suma a esta idea. Una vez más, es ese componente trágico, con toques agridulces, lo que aumenta la popularidad del ZackxAerith.

 

Poco más tenemos que aportar a esta pareja, de la cual hemos querido resumir sus puntos más fuertes (al menos, para el fandom). Es, sin lugar a dudas, la pareja que ha obtenido más seguidores a raíz de la Compilation de Final Fantasy VII. Han surgido otras, claro, como el Yuffientine (VincentxYuffie), pero no se acercan al nivel de encanto y carisma alcanzado por la historia entre el joven héroe de Soldado y la florista de los suburbios de Midgar.

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Las shipping wars en Final Fantasy: Parte II. Final Fantasy VII

Como adelantábamos en nuestro repaso de la Parte I, Final Fantasy VII supuso el culmen en muchos elementos dentro de la emblemática saga de Square Enix (antes Squaresoft), y también lo fue en las llamadas shipping wars (guerras de parejas, para que nos entendamos). Las ilustraciones no son nuestras, más quisiéramos.

No era para menos: Cloud podía elegir según preferencias del jugador entre tener una cita con Aerith, Tifa, Yuffie o Barret. Para ello, te daban varias opciones a elegir en los diálogos con estos y otros personajes. Por ejemplo, cuando Cloud se reencuentra con Aerith en la iglesia y ésta le pregunta si se acuerda de ella, el jugador puede elegir entre la opción de «¡Claro!» y «Eras el borracho de la esquina» (algo así, estoy parafraseando). Y así, fueron surgiendo las diversas interpretaciones, debates y discusiones acaloradas. Porque… ¿de quien diablos era la mano del final? Y no es broma, esto supuso horas de discusiones en la red hasta que saliera Advent Children y dedicaran el mismo guiño, esta vez sí, claramente con Aerith.

Dejando de lado las opciones de Yuffie y Barret, que eran las más complicadas de obtener y que perseguían el recurso humorístico, solo nos quedan Aerith y Tifa como potenciales intereses amorosos de Cloud. Esto dio origen a que los fandoms de cada pareja recibieran los nombres de Clerith y Cloti. Pero, ¿por qué sigue tan incendiado el debate, aún en la actualidad (casi 20 años más tarde)? ¿Qué suponen una y otra pareja a nivel narrativa y para las preferencias de los jugadores? Vamos a verlo.

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Cloud y Aerith, Clerith, el reflejo del «amor imposible»

Ojo, que lo de «amor imposible» (o «amor que nunca será») no lo decimos nosotros, sino un anuncio del Final Fantasy VII original allá por 1997. Incluso antes de que saliera el juego al mercado ya estaban preparando el terreno.

Veamos, Cloud y Aerith, Aerith y Cloud. Claramente, Aerith es la representación de «la chica nueva que irrumpe como un torbellino» frente a Tifa, la amiga de la infancia «la vecina guapa con la que todo chico sueña». No es la única historia que ha usado este recurso: seguro que a muchos nos vienen a la mente series como Shigatsu wa kimi no uso (Your Lie In April). Aerith, con su presencia vivaracha y misteriosa, con sus enormes ojos verdes, parece encandilar a Cloud casi desde el principio (si creemos, al menos, la versión narrada en Dismantled (Kaitai Shinsho), cuya oficialidad es discutida todavía hoy en día por los fans, a pesar de que el libreto fuese publicado por Squaresoft). No es para menos, puesto que Aerith está hecha para eso, para encandilar. Sino, su muerte perdería buena parte de su efecto.

Y he aquí que viene el punto que más trunca la posible relación amorosa que pudieran establecer Cloud y Aerith: la muerte de la muchacha a poco más de la mitad del juego. Es cierto que uno de los principales temas de Final Fantasy VII es la vida, y así se refleja en la muerte y en cómo todo queda perdurando en el recuerdo. Aerith muere, pero Cloud y los demás siguen recordándola en varios momentos del juego y en Advent Children. Pero admitámoslo, establecer un romance con un fallecido es… ¿imposible? ¿contraproducente? ¿insano? Así que el encanto de esta relación yace en su imposibilidad, en su dramatismo de lo que «pudo ser» (sobre todo si hacemos caso a las predicciones de Cait Sith), en que perdure más allá de la muerte.

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Otro punto que defienden a capa y espada los fans del Clerith es que Cloud parece mostrarse mucho más abierto (y afable) con Aerith que con el resto de personajes (incluyendo a Tifa). Es cierto que Cloud es un caos mental y de recuerdos confusos durante buena parte del juego, pero también lo es que sí, con Aerith se muestra más jovial (no por nada, la única escena en la que ríe durante todo el juego es con Aerith y en Advent Children se hace hincapié en su sonrisa cuando ve finalmente a su amiga fallecida). Por otro lado, ¿qué significa esto en el plano romántico? Puede que Cloud y Aerith tengan una química especial (en mi opinión, la tienen), pero también que Aerith tenga esa forma de ser que saca la parte más optimista de todos. No le pasa solo a Cloud, sino también a Tifa, por ejemplo. Ésta última, en cambio, es más tímida e introvertida, lo que no da lugar a que Cloud (otro tímido e introvertido) saque su lado más jocoso. Y no, no creemos que sea por los efectos de Zack. Cloud confunde sus recuerdos con los de Zack, pero las personalidades de ambos son totalmente diferentes a lo largo de todo el juego (Zack nunca se muestra tan borde como Cloud al principio, y un largo etcétera).

Así que, ¿qué más queda de Cloud y Aerith? Pues que las secuelas y spin offs de Final Fantasy VII también han puesto su granito de arena. Ya hemos mencionado a Advent Children, pero la florista también hace un cameo junto a Cloud en juegos de la compañía como Final Fantasy Tactics, la saga Kingdom Hearts (el primer Kingdom Hearts puede ser hasta revelador en este sentido), el Itadaki Street Special, Final Fantasy Record Keepers, etc.

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Cloud y Tifa, Cloti, el amor que perdura en el tiempo

Como decíamos en el apartado anterior, mientras que Aerith es «la chica nueva que deja una enorme impresión», Tifa es «la amiga de la infancia», la que siempre está ahí de una forma u otra. En realidad, Tifa y Cloud no eran tan amigos de niños, pero lo cierto es que la chica es el principal vínculo del rubio con su pasado (punto muy importante en el juego y que lleva a una escena muy reveladora: la de la Corriente Vital).

Tifa no solo destaca por ser el nexo de unión entre Cloud y su pasado, sino por su absoluta devoción hacia el protagonista durante años y años (concretamente, desde que éste se fuera a Soldado). Algo que conmueve a un gran número de jugadores hasta el punto de haber convertido a Tifa en la favorita de muchos (admito que a mí, en cambio, este punto de la morena me echa bastante para atrás, lo cual demuestra lo mucho que plasmamos nuestras formas de ser y preferencias en todo lo que nos rodea). Cuando Tifa se pone seria, en cambio, y muestra ese lado más maduro y maternal, es cuando pienso que mejor sabe llevar y complementa a Cloud (que en ocasiones es un absoluto lío de inmadurez emocional). Por ejemplo, cuando le deja las cosas claras en Advent Children, o durante la susodicha escena de la Corriente Vital.

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La otra gran baza para los Cloti es, básicamente, que Tifa es la chica que queda con vida. Y además ella, Cloud, Barret y Marlene se van a vivir juntos tras los acontecimientos de Final Fantasy VII (claro que esto a su vez puede jugar en contra de la pareja, puesto que Square Enix y su eterna ambigüedad nunca los llega a mostrar como claramente juntos, a pesar de la convivencia). Sin embargo, Cloud y Tifa son jóvenes, y tienen toda una vida por delante, por lo que la imaginación del fan tiene muchísimo más margen de movimiento que con el caso de Aerith. Además, no todos, pero sí muchos miembros del fandom de esta pareja son asimismo fans de Zack y Aerith, por lo que el final sería aparentemente feliz para todos. Es, por así decirlo, la versión «happy end», que no puede ocurrir con Cloud y Aerith (¿por qué creen que aún a día de hoy se sigue pidiendo la posibilidad de resucitar a la muchacha en algunas partes del fandom?).

En cuanto a Cloud y Tifa, la Compilation y juegos posteriores relacionados con Final Fantasy VII se han encargado de darles más protagonismo. Es el caso de Kingdom Hearts II, Crisis Core, Final Fantasy Dissidia 012, Final Fantasy VII G-Bike, etc.

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Poco más que decir. En realidad, pueden leerse kilómetros de tinta sobre teorías sobre ambas parejas, o por qué una es más válida que la otra. No pretendíamos que ese fuera nuestro cometido (y también tenemos nuestros favoritos, como todos), sino realizar un resumen sobre cuáles son los puntos fuertes de una y de otra, o lo que más plasman los fans de ambas. Si somos sinceros, nosotros pensamos que cualquiera de las parejas puede darse dentro del juego, ya que dan opciones para que ocurra en ambos casos (muertes aparte, si nos ceñimos a los sentimientos de Cloud). El resto, final abierto mediante (y grandes dosis de sacar pasta por parte de Square Enix), lo dejan a la imaginación del jugador. Sí, es cierto que Cloud ha sido nombrado como «el amante (koibito) de Aerith» en una novela posterior escrita por Nojima, pero en cualquier caso Tifa también ha tenido y tiene otros puntos a su favor. Vamos, que una no invalida a la otra.

Trataremos más sobre Zack, Aerith y otras posibles parejas surgidas a raíz de la Compilation de Final Fantasy VII en la Parte III. Hasta dentro de dos semanas, jóvenes padawans.

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Las shipping wars en Final Fantasy: Parte I

Ah, las shipping wars. Todo aquel que se considere miembro de algún fandom en el mundo sabrá a qué nos estamos refiriendo: las guerras de parejas, es decir, por qué prefieres que Pepito se empareje con Josefa, y no con Claudia. Hay shipping wars de todo tipo y condición, unos más cerca de lo oficial que otros. Algunos se toman a sí mismos muy en serio (DEMASIADO), mientras que otros (quizás conocedores de que su pareja favorita nunca va a ser oficializada) se lo toman más como puro divertimento a través de fan arts, fan fiction y mundos alternativos creados por la imaginación.

Final Fantasy está repleta de shipping wars, algunas de ellas ya consideradas míticas (¿eres Cloti? ¿o quizás te va más el Clerith?), y probablemente casi cada entrega tiene su guerra entre fandoms propia (los primeros Final Fantasy numéricos no cuentan porque los personajes por no tener casi no tenían ni género). ¿Por qué se da esto? Bueno, parte de la culpa la tiene la famosa ambigüedad que los japoneses suelen mostrar con lo relacionado en el amor (y no, los Final Fantasy no son shôjo) y las relaciones de pareja, al menos en el mundo de la ficción. ¿Que acaso nosotros consideraríamos el gesto de Cloud tendiéndole la mano a Aerith como romántico? Pues no te creas, que quizás en algunas partes del fandom japonés eso quizás sea lo más romántico que haya hecho el rubio por la vendedora de flores.

Para ir calentando motores, vamos a ir haciendo un repaso a las shipping wars existentes en los distintos universos de Final Fantasy (como hemos dicho, algunos son tomados más en serio que otros). Por cierto, las ilustraciones no son nuestras (más quisiéramos); de algunas hemos podido encontrar al o la autor/a, pero de otras no, lamentablemente:

  • Final Fantasy IV: Vale, está claro, Cecil y Rosa son la pareja oficial (si hasta tienen un hijo en la secuela). Pero aún así hay quienes prefieren a la muchacha con Kain, quien a su vez mostraba ciertos intereses por ella (formándose así, al menos durante buena parte del juego, un triángulo amoroso). Es en parte comprensible: Cecil es siempre el bueno, el protagonista, «el rey Arturo» de la película; mientras que Kain es más el antihéroe, el que se vuelve del bando contrario (a ratos), pero que no deja atrás sus sentimientos (ocultos) por Rosa. Y todos sabemos lo que a la gente le gusta un buen antihéroe marcado por la tragedia y prisionero de sus propias emociones, frente al protagonista boy-scout
  • Final Fantasy VI: Lo cierto es que Final Fantasy VI no tiene mucho lugar para el amor. Sin embargo, sí hay una pareja (aparentemente) oficial durante el juego, que es la de Locke y Celes. Pero no queda ahí la cosa: Locke se pasa buena parte de la historia buscando un método para poder traer de vuelta a la vida a Rachel, su novia fallecida en un accidente (del que él se considera culpable). Aquí ya surge uno de los triángulos, entre Locke, Celes y Rachel. Por suerte, la cosa no llega a los niveles de Cloud, Tifa y Aerith (que veremos a continuación) y en el mismo juego se nos muestra a Locke despidiéndose «para siempre» de Rachel, dejándola ir junto a sus demonios. Sin embargo, no es la única «shipping war» existente en torno a esta maravilla de Squaresoft: hay fans varios que prefieren ver más al muchacho con Terra, o a la peliverde con Edgar. Es lo que tiene que el casting de personajes sea tan variado y carismático, que en realidad ofrece infinitas posibilidades y, vaya, prácticamente todas quedan bien.
  • Final Fantasy VII: Hemos llegado. El cúlmen de las shipping wars dentro de los Final Fantasy. El que ha provocado que hayamos decidido dividir esta temática en varias partes. Buena parte de culpa la tiene el famoso sistema de citas, según el cual podíamos acabar teniendo una cita con uno de estos personajes: Aerith, Tifa, Barret o Yuffie, a partir de lo «afectuosos» que hubiéramos sido con unos o con otros. Porque sí, hasta Jesse (y Don Corneo, si seguimos los pasos adecuados) siente atracción por Cloud en el mundo de Final Fantasy VII, él es así de motherfucker. ¿Y él? Pues se deja querer. Se han escrito manifiestos de páginas y páginas sobre por qué Cloud quería más a Aerith, o los motivos de por qué debería quedarse con Tifa. Square Enix parece haberse percatado de esta situación y ha seguido explotándola durante toda la Compilation, complicándola aún más (si cabe) introduciendo (es un decir, el personaje ya estaba presente en diez minutos opcionales del juego original) a Zack y su noviazgo escolar (o así parece) con Aerith en Crisis Core, la precuela de Final Fantasy VII. Mientras puedan seguir sacando dinero a partir de la ambigüedad, está claro que Square no va a mostrar nada definitivo (quizás el remake nos sorprenda en este sentido).
  • Final Fantasy VIII: Está claro que una historia de amor como la del Final Fantasy VIII iba a tener sus shipping wars y preferencias varias entre los fans, por mucho que Squall y Rinoa acaben juntos y besándose bajo la luna. Es el caso de Rinoa y Seifer, por ejemplo (ya que aparentemente ambos tuvieron una especia de aventurilla de verano antes de que la morena conociera a Squall, así en plena reminiscencia de Zack y Aerith). O el de Quistis y Squall, ya que la rubia parecía tener especial interés en su alumno hasta que «redescubriera» sus instintos maternales (o algo así). Como todos son jóvenes y guapos en la octava entrega de la saga, lo cierto es que cualquiera queda estéticamente bien con… cualquiera.
  • Final Fantasy IX: Al contrario de lo que sucediera con la entrega anterior, en el caso que nos ocupa el casting resulta de lo más variopinto. Añadámosle que Yitán (Zidane en el original) y Garnet son una de las parejas oficiales más adorables de los Final Fantasy. Por lo que no hay tantas shipping wars (a no ser que haya preferencias por Eiko o Quina… pero son cosas en las que preferimos no indagar). Como curiosidad, pueden encontrarse algunos fan arts y fan fics de Garnet y Kuja por la red.
  • Final Fantasy X: Es un caso curioso el de este Final Fantasy: pareciera que querían intentar un sistema de citas similar al de la séptima entrega, pero se quedó a medias. Más que nada porque con Tidus nos daban opción de piropear a cualquiera de las tres mujeres del grupo: Yuna (la oficial), Lulu o Rikku. Aunque Tidus y Yuna ganan sobre el resto, esto ha provocado que hayan surgido fans de parejas varias con el jugador de blitzball. Y no podemos dejar pasar a aquellos que les hubiese gustado que el Seymour x Yuna hubiese llegado más lejos (especialmente tras la Ultimania que confirmaba una especie de sentimientos complejos por parte del guado hacia la invocadora).
  • Final Fantasy XII: En esta entrega todo es tan ambiguo en cuanto a la historia que todos pueden ser emparejados con todos (y en Japón hay bastante fan de Larsa y Penelo, como curiosidad). Fin (o no…).
  • Final Fantasy XIII: La treceava entrega de la serie parece dividir a los fans tanto a nivel general como en los pequeños detalles, siendo uno de ellos las shipping wars. Porque, nos guste o no el Final Fantasy XIII y sus personajes, no podemos ignorar el hecho de que LightningxHope tienen un fandom bastante representativo, especialmente en Japón (donde hasta tienen un nombre, al más puro estilo Cloti, Clerith o Squinoa: Hopurai). Y no solo ellos: FangxVanille, SerahxSnow, SnowxLightning, SerahxNoel, NoelxYeul, YeulxCaesar… y así hasta el infinito y más allá.
  • Final Fantasy XV: Todavía no ha salido, pero vamos a hacer un ejercicio de intento adivinatorio (hasta dan ganas de realizar una porra): lo más probable es que en este juego/universo abunden los fans del yaoi (de hecho, parece que ya lo están haciendo, dominando el NoctisxPrompto sobre el resto), pero si nos ceñimos a las posibilidades (siendo realistas), lo más probable es que acabe habiendo algún tipo de rollito entre Noctis y Luna. Por lo que si queremos rizar más el rizo se podrá ir emparejando alternativamente a la oráculo con Nyx, que parecen compartir mucho metraje en Kingsglaive (y el rollo guardaespaldas y «conversaciones bajo fuegos artificiales» parece gustar mucho a Square Enix y seguidores). O a Noctis con Iris, con quien parece haber crecido más cercanamente (al menos en el plano físico) que con Luna. En fin, todo se irá viendo a partir del 30 de septiembre.

Mención especial merece en esta Primera Parte de las shipping wars de los Final Fantasy el yaoi. No ya por el Final Fantasy XV que mencionábamos, sino por la cantidad de fans habidos y por haber de relaciones como las de Cecil y Kain, Cloud y Sephiroth, Cloud y Zack, Seifer y Squall, Seifer y Zell, Yitán y Kuja (sí, sí…), Tidus y Auron, Auron y Jecht, Hope y Snow. Y un largo etcétera.

La polémica en torno a Tetsuya Nomura

Vamos a darle un descanso semanal a Japoneando Anime, que (al menos durante el verano) pasará a ser quincenal, para centrarnos por otro lado en debates que giran alrededor de la saga Final Fantasy, que como muchos sabrán (y habrán intuido solo por el título de esta humilde sociedad) es uno de los pilares sobre los que nos fundamentamos. Ya hemos realizado algún artículo que gira en torno a estas polémicas con anterioridad, como «Las mujeres en Final Fantasy VII» y «Luna vs. Stella«. Ahora le toca el turno a una de las figuras más representativas, no ya de Final Fantasy, sino de todo Square Enix: Tetsuya Nomura.

¿Por qué Tetsuya Nomura? Empecemos por hacer una breve biografía del hombre, ya que si decimos que es el encargado de todo lo que hay detrás de Kingdom Hearts, de personajes como Cloud o Aerith, o de las ideas originales del Universo Final Fantasy XV, pues no es moco de pavo. Nomura nació en el año 1970 y, antes de entrar a trabajar en Squaresoft (previamente a su fusión con Enix), se desempeñaba como dibujante en una agencia publicitaria (curiosamente, similar a los orígenes de otro gran personaje del mundillo: Akira Toriyama). Nomura empezó en la gran compañía de la industria del videojuego como encargado de los gráficos de batalla en Final Fantasy V. Parece que su labor gustó tanto que ascendió a director gráfico en Final Fantasy VI, y diseñador de personajes de Final Fantasy VII en adelante (con excepciones como Final Fantasy IX o Final Fantasy XII). A partir de ahí, su carrera ha sido un no parar: director de los videojuegos Kingdom Hearts y Kingdom Hearts II (y Kingdom Hearts III, si es que algún día se decide a salir al mercado), director de la película Final Fantasy VII: Advent Children (y uno de los ideólogos de toda la Compilation del mencionado videojuego) y director de Final Fantasy Versus XIII antes de convertirse en Final Fantasy XV y pasarle la batuta a Hajime Tabata. Ahora mismo, aparte del citado Kingdom Hearts III, se encuentra dirigiendo el remake de Final Fantasy VII. Como vemos, un hombre ocupado.

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Sin embargo, no todo lo que hemos mencionado en su (resumida) carrera ha sido positivo… ni tampoco negativo. No por nada, Nomura es uno de los personajes dentro de la industria del JRPG (Japanese-Rol-Playing-Games) con mayor polémica entre los fans. ¿Y esto por qué? Echemos un repaso…

  • Luces

Es innegable que Nomura ha sido el ideólogo de muchos de los personajes, e incluso historias, que en la actualidad adoramos más aún que a nuestros primos (por poner algo). Es el ejemplo de Cloud, Aerith, Tifa, Sephiroth, Squall, Zell, Tidus, Yuna, Auron, Lightning, Fang, Noctis o Sora, solo por mencionar algunos ejemplos dentro de su prolífica carrera como diseñador de personajes.Su estilo de dibujo, claramente influenciado por la estética del anime y bonito a la vista, es en buena parte el culpable de haber atraído a las grandes masas. Todo hay que decirlo: las ilustraciones de Nomura son una gozada para la vista. Eso sí, si te inclinas más hacia estilos únicos y no tan «preciosistas», de trazo más refinado, quizás Nomura no sea lo tuyo (y sí Amano, por ejemplo). En cualquier caso, ambos artistas no son comparables.

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Sin él, Cloud no hubiera tenido su característico pelo de chocobo, ni Sephiroth esa apariencia a medio camino entre andrógino y temible, ni Tifa esa… personalidad. Que hablando de personalidades, también fue idea de Nomura la crisis de identidad que tendría Cloud durante más de la mitad del juego y que supondría un punto y aparte en su personaje (y de paso serviría para presentarnos a otro de los grandes: Zack).

Y es que Nomura siempre ha mostrado cierta fascinación por los lados oscuros de la personalidad, esos lugares recónditos a los que (casi) nadie tiene acceso. La cosa se profundizaría más con Squall en Final Fantasy VIII, hasta el punto de volver al personaje insoportable para algunos. En Kingdom Hearts estos aspectos serían explotados al máximo, llegando a existir hasta cinco versiones de Sora diferentes.

Adentrándonos más en Kingdom Hearts, este es claramente otra de las luces de Nomura. El juego colaboración de Disney y Square Enix se ha ganado una legión de fans a lo largo y ancho del planeta realmente abrumadora. Lo cierto es que el encanto y magia que suelen desprender los juegos de esta saga lo merecen. Y no es poco lo obtenido con esta franquicia: superventas, ganancias para ambas compañías en forma de secuelas, precuelas, spin offs, aplicaciones para móviles, mangas, conciertos y multitud de merchandising. Nada que envidiarle a Sakaguchi.

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En definitiva, podría decirse que el GRAN aspecto positivo de Nomura como realizador (él mismo lo dice: se encarga a hacer videojuegos, no solo a dibujarlos) es su atrevimiento con todo, que raya casi en lo ambicioso. Ambición (algunos podrían llamarle «curiosidad») que siempre viene bien a la hora de abordar nuevos parámetros y posibilidades argumentales. Sin embargo…

  • Sombras

He aquí uno de los puntos que más critican a Nomura: se acaba enredando demasiado con sus historias. Digamos que peca un poco de pretenciosidad en ellas. Es el caso de la saga Kingdom Hearts: lo que parte como un argumento aparentemente sencillo acaba recargándose tanto con cada entrega que apenas puede entenderse (y mucho menos seguirse a no ser que poseas casi todas las consolas del mercado, además de un buen teléfono móvil y bastante pasta, claro). Así, se puede intentar hacer pasar al argumento de Kingdom Hearts (saga) como algo de lo más complejo cuando en realidad partía de una idea muy sencilla, que es el de la luz contra la oscuridad y la figura de un elegido en medio de eso.

Pero lo más sangrante de este último aspecto de Nomura ha sido con la Compilation de Final Fantasy VII. Intentar vendernos Kingdom Hearts (saga completa) como algo aparentemente complejo todavía tiene un pase, pero tratar lo mismo con Advent Children… no. La película es un sucedáneo de nostalgia por ver a queridos personajes en glorioso y detallado CGI con escenas de acción imposibles y en ocasiones hasta mareantes. ¿El argumento? Inexistente. Sin embargo, son muchos los fans de Final Fantasy VII que les gusta (me incluyo). Ahora, intenta ponerle la película a tu madre que lo máximo que sacará en claro es el dolor de cabeza que se le ha puesto.

Pero lo más detestado de Nomura en los últimos años (casi décadas ya) no es su narrativa rococó, ni sus autoplagios en los diseños… sino su (supuesta) lentitud a la hora de trabajar. Ya dejaba ver algo de esto cuando en La leyenda de Final Fantasy VIII se cuenta su fijación por mostrar las plumas revoloteando y las olas del mar yendo y viniendo sobre la orilla en la intro del citado videojuego, lo que causó no pocos quebraderos de cabeza a los programadores. Siendo claros: Nomura parece ser un perfeccionista de la estética y «lo bonito que queda todo», lo que a su vez supone más tiempo de dedicación en todos estos detalles. Hoy, por ejemplo, sabemos que en los siete años que estuvo al mando del Final Fantasy Versus XIII apenas había completado un 25%. Se realizaban los vistosos trailers para mostrar en las ferias y convenciones y poco más: el juego no estaba ni a medio hacer. Por eso deberíamos estarle agradecidos a Tabata de que al menos podamos tener Final Fantasy XV en nuestras estanterías a partir del 30 de septiembre. Creo que hubo una época bastante larga en la que el juego simplemente estuvo flotando en el limbo.

Ahora, Nomura tiene pendiente de salida el aclamado Kingdom Hearts III (que ya lleva sus años de desarrollo también, y sin fecha de estreno), y el no menos popular remake de Final Fantasy VII. La polémica no ha hecho más que empezar.

P.D.: Como curiosidad, ¿sabiáis que es amigo de Hideo Kojima? Otro del que podría escribirse hasta un libro entero.

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Esos clásicos inolvidables: Final Fantasy VIII. Parte III

Con un poco de retraso (nuestras humildes disculpas), continuamos con el especial dedicado a la octava entrega de la emblemática saga de Square Enix (antes Squaresoft). Como algunos lectores ya sabrán, la Parte I estuvo más dedicado a los apartados técnicos y la Parte II a personajes.

En esta ocasión, vamos a centrarnos en el guión… un guión un tanto extraño, la verdad. Tanto, que ha dado pie a multitud de teorías por parte de los fans, algunas con mayor seguimiento (y base) que otras (aquí habrá SPOILERS del Final Fantasy VIII, juegazo al que por otro lado estáis tardando en probar). Estamos hablando, claro está, de la famosa Rinoa = Artemisa y Squall = muerto, a lo Bruce Willis en El Sexto Sentido.

Rinoa y Artemisa: ¿la misma bruja?

Como sabemos, Artemisa (Ultimecia en la versión norteamericana) es la villana final (y principal) del Final Fantasy VIII. Una bruja del futuro cuyo principal objetivo es la comprensión temporal, para así terminar de una vez por todas con los Seed (que la han perseguido desde que nació). Así, Artemisa se encarga de poseer las mentes y cuerpos de varias de las brujas que han existido antes que ella (Adel, Edea, la misma Rinoa), y así poder salirse con la suya. Sin embargo, es muy poco lo que sabemos de Artemisa y sus motivaciones: ¿de dónde sale? ¿es simplemente una bruja malvada y con toques psicópatas? ¿Por qué sabe que Gryphus (el león que representa a Squall) es el mayor miedo de nuestro héroe?

Debido a todas estas incertidumbres, surgió la idea de que Artemisa podría ser en realidad la heroína del juego: Rinoa, quien habiendo perdido la cordura y la memoria (probablemente por la muerte de Squall y la utilización de los Guardianes de la Fuerza, respectivamente), decide vengarse de todo y de todos, realizando la comprensión temporal.

Fan art de Jurithedreamer

Fan art de Jurithedreamer

¿Qué encontramos a favor de esta teoría?

  • Rinoa y Artemisa son ambas brujas, pero procedentes de distintas líneas temporales.
  • Guardan un cierto parecido físico (que no comparten ni Edea ni, sobre todo, Adel).
  • Ambas aparecen fuertemente representadas por alas (y plumas) angelicales… en el caso de Artemisa, se tornan diabólicas.
  • El castillo de Artemisa se encuentra situado justo encima del orfanato de Edea, lugar donde Squall y Rinoa prometieron encontrarse.
  • Artemisa conoce los temores de Squall (lo cual, a su vez, puede ser considerado como un punto negativo para esta teoría. Lo veremos a continuación).
  • En la CGI final, en el sueño/alucinación de Squall, los rostros de Artemisa y Rinoa aparecen varias veces superpuestos.

¿Y qué hay en contra?

  • Dentro del mismo juego se dice que Artemisa proviene de un futuro lejano (no sabemos cuánto, pero lo suficiente como para pensar que Rinoa hubiera fallecido o que al menos fuese una anciana). Y no hay nada que nos haga suponer que las brujas viven más que el promedio.
  • Que Artemisa reconozca el mayor temor de Squall se contradice con que no pueda acordarse de él. Es cierto que puede explicarse con la memoria selectiva por el uso habitual de los Guardianes de la Fuerza (y a que Artemisa no parece estar muy en sus cabales), pero esto nos lleva al siguiente punto.
  • Nada nos hace imaginar que los personajes continuarán utilizando los Guardianes de la Fuerza una vez terminada la historia. Tendría poco sentido, ya que todos conocen los efectos que producen.
  • Que no se indique como golpe de efecto dentro del juego lo hace parecer un desperdicio para la historia.

¿Y qué opina el equipo de desarrollo sobre esta teoría? Pues hasta la fecha han preferido no pronunciarse, dejando que prosigan los arduos debates entre los fans. Sin embargo, la guía Ultimania dedicada al Final Fantasy VIII se encargó de desmentirla, sosteniendo que la historia de Final Fantasy VIII es en sí misma un bucle temporal: Squall y compañía (Seeds) descubren los planes de Artemisa y deciden perseguirla, por lo que en el futuro de éstos los Seed ya estarán al corriente de esta amenaza, y aguardarán el nacimiento de Artemisa para perseguirla y (presumiblemente) matarla. Artemisa guardaría un enorme rencor y deseos de venganza hacia los Seed por esto mismo. Sin embargo, esto no explicaría en qué momento daría inicio el bucle. Por otro lado, en los juegos Final Fantasy: Dissidia y su secuela, miembros de Square Enix han equipado al personaje de Artemisa con armas de Rinoa, echando más leña al fuego. En definitiva, no hay nada concreto ni definitivo sobre esta hipótesis, pero el juego por sí mismo no confirma nada.

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¿Está Squall muerto?

La otra teoría más popular entre los fans tiene componentes muy similares a los de la película El Sexto Sentido mezclado con Los Serrano (como anunciábamos anteriormente). Aquí, se sostiene que al final del CD 1, cuando Squall es (aparentemente) gravemente atacado por Edea/Artemisa, muere, y el resto de la historia que sucede en los CDs 2, 3 y 4 es todo producto de un sueño de nuestro héroe. Al final, la alucinación/sueño que Squall tiene sería una metáfora de su muerte definitiva y su traspaso al cielo/paraíso (que correspondería con la última escena en el jardín, y él y Rinoa besándose).

¿De dónde surge esta idea? Fundamentalmente, de que el CGI final del CD 1 nos muestra una escena terrible de Squall siendo atravesado por un macizo de hielo… para luego despertar tan campante en la prisión del desierto, y no volver a hacer mención a dicho episodio. A todo esto se le unen las idas y venidas del guión de Final Fantasy VIII, con un Seifer que acaba en medio de ninguna parte (bueno, sí, de un campo pescando), de una Artemisa que parece salida de la nada, de unos bichitos (moombas) monísimos con apariencia realmente extraña, y de unos sentimientos apasionados de Squall hacia Rinoa que (al parecer) provienen de la efervescencia hormonal adolescente.

Siendo claros, no creemos en esta teoría. Parece más bien extraída y unida con pinzas para intentar dar una explicación (por decir algo) a los agujeros de guión que tiene el Final Fantasy VIII. Pero siendo sinceros, algunos de estos agujeros (no todos) sí tienen respuesta dentro del mismo juego (y `posteriormente al CD 1). Es cierto que Squall es borde con Rinoa (y con todos) al principio, pero que le hace tilín la morena puede apreciarse incluso en la famosa escena del baile. Y sinceramente, la relación entre estos dos parece un refrito consumado de lo que hubiesen sido Cloud y Aerith de no haber muerto la florista.

squall rinoa3

Fan art cuyo autor desconocemos, pero nuestro no es (más quisiéramos)

Lo de Seifer es cierto que está bastante mal llevado, siendo uno de los puntos negativos del juego. Se nos presenta como el archi rival de Squall, con una batalla introductoria entre ambos con tintes épicos, y como el antiguo amor (platónico, aparentemente) de Rinoa. Al final, ni lo uno ni lo otro acaba llegando a ninguna conclusión, y Seifer aparece y desaparece sin ton ni son hasta el CGI final.

Tres cuartos de lo mismo podría decirse de Norg, el misterioso shumi que se encarga de financiar el Jardín de Balamb. No porque su aparición no tenga explicación (si hablas con personajes no controlables de Fisherman´s Horizon o de la Aldea Shumi te añadirán información al respecto), sino porque la misma (así como su desaparición) resultan terriblemente repentinas y «fuera de contexto».

Sobre lo de Artemisa no vamos a comentar más, ya que bastante se ha hablado (y se habla) con la teoría anterior.

En definitiva, mucho se comenta y se debate, aún a día de hoy (casi veinte años más tarde), sobre la historia del Final Fantasy VIII. Independientemente de que se les fuera o no la pinza con la misma, y con algunos conceptos internos, lo cierto es que esto es, ante todo, una señal de lo mucho que caló esta entrega de Squaresoft en las mentes de los jugadores.

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