Spider-man: Lejos de casa, un poco más cerca del héroe

La nueva secuela de Tom Holland como el héroe arácnido, Spider-man: Lejos de casa (Far From Home en el original) marida perfectamente entre un juego de ilusiones y realidades alternativas, dando así por finalizada la tercera fase del Universo cinematográfico de Marvel. Aviamos, por tanto, de que puede haber SPOILERS de Avengers: Endgame.

La trama de esta entrega, dirigida por un siempre eficiente Jon Watts, gira en torno al peso y la carga emocional que deja Tony Stark sobre los inexpertos hombros de Peter Parker, tras los eventos acaecidos en Avengers: Endgame. El deseo de Peter por ser un chico normal se ve empañado por sus inmediatas obligaciones que conllevan ser el trepamuros.

La amenaza de turno que hace tambalear la tranquilidad de nuestro joven arácnido son los Elementales, invocaciones malignas de Aire, Fuego, Tierra y Agua. Secundado por Quentin Beck (Mysterio, interpretado por un carismático Jake Gyllenhaal), quien luchó anteriormente contra ellos en su alterna Tierra 833. Es este maestro de la ilusión y junto con Spidey quienes deberán luchar contra esta amenaza que tiene más de una arista donde deberá  ser enfrentada.

Jon Watts y compañía tienen la difícil tarea de mantener el espíritu de Marvel después del cimbronazo que supusieron los eventos que tuvieron lugar en Avengers: Endgame y debo reconocer que salen airosos y con brío en semejante tarea.

Aunque por todos es sabido que Marvel repite de forma exitosa y casi sin sobresaltos en  todas sus películas hasta la fecha una fórmula apta para toda la familia y todo tipo de público, este largometraje ofrece, en mi humilde opinión, un simple y efectivo giro en cuanto a lo que a trama se refiere. Básicamente juegan aquí con giros de guión y un villano algo más originales respecto a lo que nos tienen acostumbrados.

Personalmente, creo que siempre es algo bueno  recordar los orígenes y cómo alguien llegó a cierta posición notoria, pero también es que el constante recuerdo de Iron Man como mentor de Spiderman, aunque lógico hasta cierto punto, resulta ya un recurso que lo único que logra desgastar el brillo propio de Peter en una historia donde no se termina de acomodar como héroe completamente, si bien ha mejorado notablemente en comparación con su predecesora.

Jake Gyllenhaal  da vida a un villano que da la talla aprovechando el giro obvio que tiene la historia, jugando con la dualidad de animar a Peter en sus momentos grises para así observar y poder vigilar más de cerca a nuestro joven amigo.  El dato curioso es que Gyllenhaal estuvo a punto de ponerse el traje de Spiderman en reemplazo de Tobey Maguire, quien se había lastimado la espalda rodando el film de tono ecuestre Seabiscuit.

Entendemos que Peter Parker está transcurriendo, no sin sobresaltos, una difícil adolescencia. Una dualidad inclaudicable entre la vida de un superhéroe y la vida de un chico normal, pero aunque por momentos aportan sus gags y sus recursos humorísticos, no vemos necesaria la constante presencia de los compañeros de colegio de Peter Parker.

No sé que será realmente, si los años que ya tengo o no sé muy bien el qué, pero esta entrega  es la primera película de acción donde se ve muy claramente los pasos de pelea y las coreografías, destacando así la dirección y sobre todo los efectos especiales, cuando en realidad, es en una película de este tipo cuando las escenas de acción inundan la pantalla y uno no suele enterarse de nada o más bien muy poco.

PROS:

  •  La película releva muy bien la efectiva, aunque repetitiva, fórmula de Marvel. Es una entrega entretenida donde ni la acción ni el argumento de la trama decaen en ningún momento.
  • Jake Gyllenhaal nos brinda una carismática interpretación con tono paternalista aportando el matiz exacto entre realidad e ilusión, justamente el hilo conductor del villano de turno, a quien da vida de forma magistral.
  • Tom Holland se asienta como Spiderman y el traje le va quedando de maravilla.
  • El hecho de que Peter tiene que viajar a diversos lugares de Europa, usando distintos artilugios gracias al siempre presente Tony Stark, le da cierto rasgo que lo asemeja a James Bond, lo cual es un punto interesante y gracioso.

CONTRAS

  • Claramente Peter Parker está en edad adolescente, y esto tiene su parte graciosa y vital para entender las vicisitudes y tropiezos características de la edad, pero, ¿tenemos que seguir lidiando, con todos sus compañeros de clase ya en la segunda entrega también?
  • Es claro que la mención de Tony Stark/ Iron Man, con la nostalgia que trae aparejada, es importante, pero creo que es un recurso ya desgastado y para mi gusto, un tanto repetitivo.

En conclusión, esta secuela tiene muchas más virtudes que defectos en todo su conjunto. Nostalgia, novedades en el traje, dualidades emocionales, ilusiones que luego no lo son tanto, pero en contrapartida, creo que por motivos como recurrir al pasado en recuerdo de personajes que ya no están no brindan la cuota necesaria de soltura como para que un superhéroe de la talla de Spiderman pueda volar en solitario completamente y de una vez por todas.

Valoración: 8/10