Dragon Ball Super 80: El regreso de Son Gohan

Cuando Dragon Ball Z estaba en auge (qué recuerdos), había momentos en los que el hijo de Goku llegaba a brillar más que el susodicho. Por supuesto, estamos hablando de la saga de Cell. Pero no solo ahí: ya con el desenlace de la batalla contra Raditz se dejaba entrever que Son Gohan prometía. Con un diseño muy similar al de Goku (pero sin ser un calco directo, como Goten), Gohan se iba haciendo un hueco entre el fandom por su personalidad algo distinta a la de los saiyans típicos: era pacífico, bien educado y tímido, y en realidad no le gustaba luchar. Sin embargo, cuando se veía obligado por las circunstancias y se cabreaba, sacaba un potencial de su interior que superaba a esos saiyans de toda la vida, siendo ahí donde Gohan tomaba las riendas de la situación y de la serie (volvemos a la saga de Cell…). A medida que iba creciendo, daba la sensación de que no se sabía muy bien qué hacer con el primogénito de Goku. Bueno, en realidad Akira Toriyama sí lo sabia, pues terminó la serie admitiendo que Gohan (con su transformación mística) era el personaje sin fusionar más poderoso más poderoso. Esto nos lleva a pensar que es Toei, más que Toriyama y sus circunstancias, la que no sabe qué hacer con este personaje. Ya en Dragon Ball GT lo convirtió en mero decorado de fondo, bajo la excusa de que se había vuelto el empollón que siempre había aspirado a ser. ¿Amenazas como Baby? Daban igual, pues Gohan se había dedicado a hacer el doctorado. Muy lejos, en realidad, de esa contraparte del futuro apocalíptico (y, por supuesto, de su versión infantil). Con Dragon Ball Super la cosa fue a peor: Gohan es igualmente un empollón y, como no entrena, se ha vuelto un debilucho, perdiendo su estado místico y todo. Como aquí ha pasado menos lapso de tiempo que con el ejemplo de GT, la situación es aún más sangrante. Y muchos fans (me incluyo) empezamos a poner el grito en el cielo. Parece que Toei nos empieza a hacer caso y, poco a poco, con débiles muestras, va sacando a relucir algo más al hijo de Goku, ese que un día, supuestamente, iba a recoger su legado.

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¿De qué trata el capítulo 80 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? Como ya adelantaba el anterior episodio, Gohan había sido elegido para enfrentarse al guerrero del Universo 9, Lavenda. Este lobo antropomorfo de pelaje rubio y cara de faltarle un hervor parece que es especialista en lanzar ataques venenosos. Gohan al principio se muestra inseguro por la no presencia de ki por parte del enemigo, pero Goku lo anima diciéndole que vaya con todas sus fuerzas, que él es muy fuerte. Así lo hace el hijo, que al principio toma clara ventaja. Es entonces cuando Lavenda lanza uno de sus letales ataques sobre la vista de Gogan, dejándolo ciego. Además, el veneno irá propagándose por todo el cuerpo hasta matarlo. Kaioshin le ofrece una habichuela mágica, pero Gohan la rechaza diciendo que quiere ganar valiéndose solo de su poder.

Es entonces cuando, concentrándose, el hijo de Goku puede anticipar los ataques de su oponente, ya que oye a la perfección todos sus movimientos. Transformándose en super saiyan, parece que la batalla la tiene ganada. Sin embargo, el veneno efectivamente empieza a cubrir su cuerpo, debilitándolo. El primogénito de Goku concentra entonces toda su fuerza en un último ataque, enganchando a Lavenda y lanzándose junto a él contra el suelo. Ambos quedan tendidos y semi conscientes, por lo que el combate es decidido que termine en empate.

Ambos Zeno se muestran satisfechos, sin embargo tienen un anunciamiento guardado bajo la manga, que termina exponiendo el Gran Sacerdote: efectivamente, ambos se encuentran encantados de que los dos universos con menor rango combativo estén dando tan buenas peleas. Para esta ocasión, al tratarse de un previo, no pasará nada, pero para el Gran Torneo la idea que tienen los dioses supremos es eliminar a todos aquellos universos con escaso poder combativo (o que pierdan). Los universos 1, 12, 5 y 8 están exentos de participar en el torneo, pues todos ellos tienen un nivel por encima de 7. Mientras Kaioshin y Bills se culpan mutuamente tras escuchar la noticia, el Gran Sacerdote concluye: solo los ángeles (como Whis y Vados) de cada universo se librarán de la desaparición. Finalmente, se reestablece el ring y Goku sale a combatir contra Bergamo, el licántropo gris.

Como ya adelantábamos en nuestro primer párrafo, este es el episodio de Gohan. No hay más. Tras 80 capítulos de ninguneos y humillaciones, ya era hora de que el hijo de Goku peleara, o algo así. Es cierto, si nos ponemos quisquillosos, que un empate sabe a poco (¿y dónde carajo se ha ido el estado místico? sigo sin explicármelo). El capítulo, también es verdad, carece de momentos emotivos o épicos (volvemos a la saga de Cell, pero también servirían aquí Raditz, Vegeta e incluso Freezer o Boo) y la batalla se hace demasiado corta (dura aún menos que la de Boo). Pero a la postre casi todo se olvida porque Son Gohan vuelve a dar guerra. Además, lo hace con una buena caracterización, demostrando que sigue perviviendo en él algo (poco) de su espíritu de guerrero orgulloso (cuando rechaza la habichuela mágica o ayudas externas) y, cómo no, siendo un buen estratega (desde luego, usa más la cabeza que Boo; aunque eso es fácil). Por último, se agradece que sigan mostrando algo de su interacción con Goku, pues últimamente parecía que este personaje se había olvidado de que tenía un hijo mayor.

En cuanto al apartado técnico, cumple sin más. La animación no es horrorosa ni mucho menos, pero me gustaría saber por qué hay veces que Gohan parece que tiene problemas de anorexia, y en otras ocasiones se muestra como un campeón de gimnasio. Esa incongruencia con las proporciones sucede en ocasiones con casi todos los personajes, pero en el hijo de Goku es donde se perciben más (con diferencia). El diseño de Lavenda ha resultado bastante acertado (aunque me gustaba más el de Basil), lástima que su aparente locura no haya dado más juego. La música vuelve a acompañar bien a la acción, en ese aspecto no hay objeciones.

Mañana tendremos nuevo episodio, esta vez con el esperado combate entre Goku y Bergamo, el último de este previo al Gran Torneo de Poder. Esperamos que haya acción de la buena. Nos vemos muy próximamente.

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Dragon Ball Super 67: El final de una saga

«¿Pero esto qué es?» es, probablemente, la pregunta que más me he estado realizando en relación con el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Lo más importante: es el que pone punto final a la llamada «Saga de Trunks del futuro». ¿Y qué tal lo hace? Pues es que todavía no lo sé…

¿De qué trata el episodio 67 de Dragon Ball Super? Trunks había derrotado a la fusión de los Zamasus con su espada-Genkidama… Si pensabais eso, estabais equivocados. Zamasu regresa de alguna forma para convertirse en «la justicia»· en sí misma, y empieza a aniquilar a todo bicho viviente. Menos a nuestros héroes, claro, que sobreviven a duras penas. Viéndose en semejante y desesperante situación, Goku encuentra por casualidad el botón de llamada a Zeno, el cual decide utilizar. Este Zeno, el de la línea temporal de Trunks, no reconoce a Goku, pero al ver en lo que se ha convertido el mundo decide acabar con él ipso facto. Goku les grita a los demás que huyan, con Kaioshin y Zamasu regresando a su universo-tiempo y los demás resguardándose en la máquina del tiempo, que regresa a la línea temporal del presente. Una vez allí, aparecen todos para recibir a nuestros héroes, incluyendo a Whis y Bills.

Whis comienza a dilucidar cómo podrían volver Trunks y Mai del futuro a su línea temporal. ¿Quizás retrocediendo a unos momentos antes de la derrota de Zamasu? Los Guerreros Z rápidamente descartan esta opción, puesto que supondría volver a vencer al inmortal. Otra idea: crear una línea temporal alternativa, justo antes de la llegada de Black (y la consecuente muerte de Bills y Kaioshin), donde el dios de la destrucción asesinaría al discípulo de Gowasu. Bills no está muy por la labor de andar jugueteando con los viajes en el tiempo, a pesar de que el hecho de que matara a Zamasu en el presente ya supuso la creación de otra línea temporal alternativa. Whis acaba convenciéndolo y ambos se marchan para cumplir con su nuevo cometido, no sin antes advertir de que en dicha línea temporal habría dos «Trunks» y dos «Mais».

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A su vez, Goku tiene la ocurrencia de regresar en la máquina del tiempo a por el Zeno del futuro y traérselo de vuelta al presente. Una vez hecho esto, nuestro protagonista lo conduce ante su versión en la actualidad. Ambos Zenos se saludan alegremente: uno y otro finalmente tendrán un compañero con quién jugar.

A la mañana siguiente Trunks y Mai se despiden de todos los Guerreros Z. Ya despegando, Piccolo y Gohan les salen al encuentro para desearles suerte. Un emocionado Trunks recuerda a su fallecido maestro antes de volver al futuro.

Digamos que, en definitiva, esperaba más para la conclusión de esta saga. Es cierto que habíamos depositado muchas expectativas sobre ella, que finalmente no se han visto realizadas. Sí, es verdad que el Trunks del futuro ha tenido un buen crecimiento como personaje y como guerrero, no así el resto de protagonistas. Sigue resultando especialmente hiriente el caso de Son Gohan: convertido en un hombre de familia y estudios, al final quieren intentar volver a mostrárnoslo como un guerrero bajo el entrenamiento de Piccolo. Aclárense, señores de Toei: o una o la otra, pero dejad de jugar con nuestros sentimientos. Hasta el momento, está claro que el primogénito de Goku se ha limitado a ser un mero comparsa en clave de humor más que otra cosa. Lo cual no quita para que el momento protagonizado por él en este capítulo haya resultado el más emotivo de todos (y casi lo único rescatable del episodio 67).

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Si la gente se estaba quejando de incoherencias, con el final de la saga vamos a tener para repartir. Empezando por la más básica: el propósito principal de Trunks del futuro, que es salvar su mundo, se ha diluido totalmente. Y este objetivo ya lo tenía durante los arcos argumentales de los androides y Cell (y se había visto cumplido), lo que torna más grave la cosa. Ahora Trunks y Mai serán unos absolutos extraños en una línea temporal que no debería saber nada de ellos (y que se contradice porque, si hay un Trunks del futuro en dicha línea… también éste habría acudido a avisar a Goku en otro pasado/presente alternativo y habría derrotado al Cell de su época, por lo que… ¿no era que solamente había ocurrido esto una vez, siendo el caso de este Trunks del futuro algo único?). Por otro lado, ¿por qué no podrían quedarse Trunks y Mai del futuro en el presente? Total, si el problema va a ser que existirán dos de ellos a la vez… van a encontrarse con lo mismo de uno u otro modo. Si al menos se hubieran quedado en el presente que todos conocemos, ni Whis ni Bills tendrían que haberse molestado en ir a matar a Zamasu y crear (otra) línea temporal alternativa. En definitiva, un cacao mental absoluto del que es muy complicado salir, y en el que no entendemos por qué Toei (o Toriyama, o quién sea) ha decidido meterse. El propósito del Trunks del futuro se ha destruido de un plumazo (como los niños que aportaron su energía al Genkidama-espada, totalmente desaprovechado en este episodio, como si nunca hubiera existido), al igual que la poca coherencia que quedaba.

Luego está el tema de los «Zenos». Ahora resulta que hay dos «dioses de todo» (que no lo será de todo TODO si resulta que no tienen ningún tipo de influencia sobre el tiempo, existiendo uno de ellos en cada línea temporal) en el presente, ergo… ¿qué pasa si uno decide destruir y el otro no? ¿Batalla de Zenos y todo al carajo? Por no hablar del hecho de que los guionistas hayan decidido resolverlo todo con la llamadita de un botón (lo cual se veía venir, lamentablemente). Ya no hay sensación de amenaza posible: Goku tiene el comodín de la llamada.

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Esto en sí no resultaría tan grave… de no ser porque afecta exageradamente al tono de la trama. Esto es algo de lo que ha pecado Dragon Ball Super desde sus inicios: a medio camino entre la comedia con (breves) momentos de drama, en varias ocasiones no sabe muy bien dónde quedarse. Volviendo al ejemplo de la Genkidama-espada: la conclusión del capítulo 66 había resultado sobradamente épica, no hacía falta deshacerlo todo de vuelta sacándose de la manga que Zamasu «se ha convertido en la justicia» (otro sinsentido). Es como si el Kamehameha «padre-hijo» que destruyó a Cell hubiese quedado en nada porque el villano hubiera podido tirarse un pedo místico que al final hubiera arrasado con la Tierra. No pega, no hay una línea conductora clara en la narrativa. Y es algo que Dragon Ball Super tendría que haber solucionado ya, teniendo la oportunidad de oro con esta saga de Trunks del futuro (al final totalmente desaprovechada).

En definitiva… no me ha gustado el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Y es una lástima porque suponía la conclusión del arco argumental que más emocionada me tenía. Voy a comentar muy brevemente la animación porque, básicamente, ha vuelto a ser de lo más mediocre. Después del bonito dibujo que había sacado a relucir el episodio 66 nos vienen con esto y dan ganas de arrancarse los ojos.

Desconocemos cuál será el próximo arco argumental de Dragon Ball Super, puesto que se avecinan varios episodios de relleno. Eso sí, ya en el avance parece que estarán mejor animados que este que nos ocupa (lo cual no es complicado).

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Dragon Ball Super 52: de reencuentros y «Son Gohans»

Llegamos al episodio 52 de Dragon Ball Super, y sexto de la saga de Trunks del futuro. Tras un comienzo trepidante (quizás demasiado apresurado), lo cierto es que los dos últimos capítulos han pegado un bajón de ritmo considerable. Podrían considerarse perfectamente episodios de transición, donde lo importante es construir las relaciones entre los distintos personajes y asentar las bases para las futuras líneas argumentales. ¿Cumple el capítulo 52 con esto? Vamos a verlo.

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Primero, ¿de qué trata el episodio 52? (a continuación llegan los SPOILERS para quienes aún no lo hayan visto). Como sabíamos por anteriores capítulos, Bulma y su padre se han puesto a reparar la máquina del tiempo, lo que al parecer les llevará algunos días. Sin embargo, cuentan con la ayuda de la banda de Pilaf, entre los que se encuentra una entusiasmada Mai. Trunks del presente, sintiéndose celoso de su contraparte del futuro, intenta impresionar en el proceso a la muchacha, sin mucho éxito. Vegeta, por su parte, sigue entrenando en la habitación de la gravedad, enfadado por lo que Black le ha hecho a su familia de la línea temporal alternativa. Mientras tanto, Trunks del futuro (o Mirai Trunks) intenta dormir, pero las pesadillas de Black atacando a Mai se lo impiden. Tras levantarse, acude a ver cómo va la reparación de la máquina del tiempo. Bulma le informa que por suerte ya tienen parte de la energía necesaria para el viaje (casualmente, era el líquido azul que le ayudó a obtener Monaka en capítulos anteriores) y que las reparaciones llevarán unos días más de tiempo. Trunks se tranquiliza (y sorprende) tras escuchar la rapidez con la que están logrando todo, y Bulma lo achaca a que en esta línea temporal hay mucha más abundancia de recursos. Mirai Trunks aprovecha entonces para ir a visitar a Son Gohan, que en su línea temporal fue su mentor hasta que lo mataron los androides, y tras esto Trunks nunca tuvo ocasión de agradecerle todo lo que había hecho por él. Tras preguntarles a Krilín y Piccolo el paradero del primogénito de Son Goku (el namekiano ya le advierte que Gohan no será de mucha ayuda, puesto que ahora es un hombre de familia y estudios), se dirige a buscarlo a la salida de una conferencia en la universidad. Allí, Gohan lo reconoce enseguida y lo invita a tomar un helado y a cenar a su casa, para que así pueda conocer a su familia. Al llegar al susodicho hogar, se encentra con Videl, Pan (a quienes no conocía) y con Mr. Satán (a quien sí había visto en los juegos de Cell). Mientras Gohan prepara unos trabajos y Videl prepara la cena, Satán le enseña unos vídeos de sus victorias a Trunks. Entonces el suegro de Gohan acude a ayudar a su hija, dejando a la pequeña Pan al cuidado del (ahora) peliazul. Resulta que el bebé es más o menos un pequeño monstruo que ya sabe volar y que posee una considerable fuerza, poniendo en varios aprietos a Trunks. En ese momento llega Gohan y se encuentra con la habitación semi destruida por su hija y con un Trunks algo alterado. Los tres salen fuera, donde Trunks observa a Gohan jugando con su hija y siendo un padre de familia feliz, lo que nunca pudo contemplar en su línea temporal. Este pensamiento de qué sería de su vida ahora, con Mai y Bulma, de no existir Black, hunde bastante a Trunks, hasta que les avisan de que la cena ya está lista. Tras finalizar la velada, Trunks se despide de Gohan y su familia y regresa a la Capsule Corp., agradeciéndole a su antigua maestro que le haya descubierto el motivo por el que seguir luchando: poder ver a los demás algún día así de felices en el futuro. Mientras, Videl le pregunta a su marido por qué había vuelto Trunks al pasado, a lo que Gohan responde que se le había olvidado preguntárselo. De vuelta en casa, Trunks se cambia de ropa y pregunta dónde se encuentra Goku. Los demás le indican que se ha ido con Whis y Bills a buscar a un kaio shin del universo 10, ya que habían percibido un ki similar en él al de Black.

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Como vemos, y tal como íbamos adelantando, un capítulo de escasa (o nula) acción, donde lo importante son las interacciones entre los personajes. Siempre es de agradecer que Mirai Trunks se haya acordado de Son Gohan en esta ocasión, ya que durante la saga de Cell ambos personajes apenas coincidieron. Por otro lado, es altamente probable que los fans del primogénito de Goku no estén del todo contentos con el enfoque que le están dando a este personaje. Especialmente tras la saga de la resurrección de Freezer (o Frieza), que en la versión anime mostraba a un Gohan decidido a volver a entrenar tras la muerte de Piccolo. Esto en la película que abarca el mismo arco argumental no sucedía, por lo que algunos (me incluyo) esperábamos que Toei hubiese añadido dicho escenario para intentar recuperar a nuestro Gohan favorito. Sin embargo, parece que no va a ser así, puesto que este episodio más bien parece haberse decantado por la opción de un Gohan estudiante y familiar, siendo feliz así. Para ponerle la guinda al pastel, además lo muestran como desconocedor del motivo por el que Trunks habría regresado al pasado (una conveniencia argumental total, ya que resulta forzado creer que Son Gohan no le haya podido preguntar a Mirai Trunks cómo le va la vida -con todo lo que eso supone- tras reencontrarse después de muchos años y haber cenado juntos). Es decir que, para no desilusionarnos, lo mejor será esperar una escasa (o nula, directamente) intervención de Gohan durante esta saga. Toei podría haberse ahorrado las escenas adicionales que mencionábamos durante el arco de la resurrección de Freezer, eso sí.

Cambiando de tercio: la animación. Sí, sabemos que Dragon Ball Super tiene varios episodios con animación más bien mediocre… y este es uno de ellos, al menos en nuestra opinión. Si bien hay algunos primeros planos logrados (Vegeta entrenando, Mirai Trunks en los flashbacks y en el presente llorando), lo cierto es que a nivel general el dibujo deja bastante que desear. Y como sigan adelgazando a Mr. Satán va a acabar volatilizándose. La cosa se agrava cuando vuelven a animar algunas escenas del famoso OVA «Un futuro diferente: Gohan y Trunks«, ya que ni por asomo se acercan a la calidad de ésta última, perdiendo emotividad y dejando atrás un grato recuerdo en el camino. Que por cierto, Toei sigue empeñada en hacernos creer que el pelo de Mirai Trunks fue siempre azul.

Y a falta de Black, lo mejor del capítulo ha sido definitivamente Pan. Sí, aún no nos explicamos cómo es posible que un bebé ya sepa volar (cuando al mismo Son Goten le costó aprender a hacerlo), pero en cualquier caso sirve y cumple como complemento humorístico. Está claro que, a pesar de todo, ha hecho buenas migas con Mirai Trunks… lo que nos hace pensar que este episodio ha servido fundamentalmente para ahondar más en la personalidad de este personaje y (probablemente, sobre todo ahora que se ha confirmado que la Mai del futuro sigue con vida) terminar cerrando su arco argumental con él formando su propia familia (o con vistas a hacerlo). Algo más satisfactorio que el hecho de seguir viviendo eternamente con su madre… por mucho que ésta sea Bulma.

El capítulo 53 promete grandes revelaciones y tener más acción, ya que nos presentará definitivamente a Zamasu, el aprendiz de kaio shin del universo 10, y su (posible) relación con Black. Además parece que sabe luchar, a juzgar por las escenas del adelanto en el que se lo ve peleando con Goku. Pero para poder verlo… tendremos que esperar al día 31 de julio, ya que el 24 no emitirán capítulo en Japón. Esperemos que tiempo de espera pase rápido.

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Qué nos gustaría ver de Mirai Trunks en Dragon Ball Super

Hace unos días, coincidiendo con el Día Oficial de Son Goku, estalló la bomba sobre el próximo arco argumental de Dragon Ball Super (que se estrenará en televisiones niponas el 12 de junio… y ATENCIÓN, SPOILERS): trataría sobre el regreso de Trunks del futuro (de ahora en adelante, Mirai Trunks), quien habría escapado por los pelos de la muerte en su línea temporal y habría acudido a pedir auxilio a los Guerreros Z. Como sabemos, la última vez que supimos de Mirai Trunks, había regresado a su época y derrotado a los androides y a Cell, dando inicio a una nueva etapa de paz y prosperidad. Ésta se ve interrumpida por la aparición de un nuevo villano… que sería nada más y nada menos que Black Goku.

Así pues, ¿qué podemos esperar del regreso de este personaje tan querido por los fans? ¿Qué es lo que más nos gustaría ver? A nivel personal al menos… (los fan arts no son nuestros, más nos gustaría):

  • Interacción entre Mirai Trunks y el Vegeta actual: los que recordamos la saga de los androides y de Cell estaremos de acuerdo en que la relación entre Mirai Trunks y Vegeta era uno de los puntos clave. El primero nunca había llegado a conocer al segundo (lo habían matado los androides), por lo que lo único que había llegado a saber de su progenitor era a través de las palabras de Bulma, su madre, o de Son Gohan (los únicos que habían quedado con vida de los Guerreros Z en dicha línea temporal). Durante Cell y los androides, Vegeta había comenzado a ablandarse y ya no era el genocida espacial de antaño, pero distaba de ser un ser bondadoso y empático. Ahora en Super, si bien sigue conservando su orgullo y ciertas dosis de frialdad, se ha convertido en un padre bastante más cercano y en un individuo y fiel y protector de los suyos. Sería curioso que Mirai Trunks sea capaz de contemplar dicho cambio, que comenzó a darse con él mismo (recordemos el asesinato de Cell).

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  • Interacción entre Mirai Trunks y Son Gohan: Algo que se pasaba bastante por alto durante la saga de Cell y de los androides era precisamente este punto. No por nada en especial, sino que Mirai Trunks fue entrenado en su línea temporal por Gohan, ya que fue el único de los Guerreros Z que pudo sobrevivir (hasta que los androides lo mataron también). En el OVA titulado Un futuro diferente se relataba esta relación de forma más profunda, pero lamentablemente no hubo continuación (salvo una pequeña mención) en el anime/manga. Por ello, y asimismo porque Gohan ya se ha convertido a su vez en un adulto (como el que entrenó a Mirai Trunks), estaría bien que ambos interactuasen más.

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  • Transformaciones: Cuando terminó la saga de Cell, el Guerrero Z que se había posicionado en lo más alto de la escala de poder había sido precisamente Son Gohan, ya que había podido convertirse en un super saiyan nivel 2. Por lo tanto, Mirai Trunks como mucho llegaba a las fases intermedias entre el ssj2 y el super saiyan normal. Habiendo pasado los años, y estando ahora Mirai Trunks bien entrado en la veintena, lo suyo sería que hubiese podido alcanzar también el nivel 2. COMO MÍNIMO. Que para casos humillantes ya tenemos bastante con el de Gohan.

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  • Interacción entre Mirai Trunks y Trunks del presente: Como sabemos, Mirai Trunks proviene de un futuro distópico, donde la Tierra ha sido arrasada por los androides. Además, se ha criado solamente con su madre (Bulma), en una Capsule Corp. venida a menos y con el miedo constante a los ataques de A-18 y A-17. Por lo tanto, es fácil suponer que no ha tenido una infancia y adolescencia fáciles, y que la cantidad de carencias debe ser abrumadora. Esto podía percibirse, por ejemplo, en la idealización que se había forjado en su mente Mirai Trunks sobre un padre al que nunca tuvo oportunidad de conocer. En el otro lado, sin embargo, tenemos al Trunks del presente: un niño criado en una época de paz, con ambos padres a su lado y con una Capsule Corp. como una de las compañías más importantes del planeta. Por ello, el Trunks del futuro es mucho más malcriado y despreocupado que el del futuro, cuya personalidad es más bien tímida y un poco taciturna o melancólica.

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  • El paso del tiempo… : Como ya adelantábamos en otro de los puntos, imaginamos que para Mirai Trunks también habrá pasado el tiempo. Es decir, que ahora ya habrá dejado de ser un casi-adolescente de 17-18 años y estará entre los 25-30. Por lo tanto, ¿qué habrá estado haciendo en todos estos años de paz en su época? ¿Entrenar? ¿Sacar adelante la Capsule Corp.? ¿Formar una familia? Esperemos que nos cuenten un poco cómo le ha ido (y, esperamos que, finalmente, haya sido para bien).

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