Dragon Ball Super 81: Llega el turno del protagonista

Llegó el momento de ponerle punto y final al previo al Gran Torneo de Poder, donde las cosas prometen ponerse serias: tal como acaban de anunciar los Zeno, todos aquellos universos que pierdan desaparecerán (al fin y al cabo, ya piensan que hay muchos). No será el caso de esta especie demostración que enfrenta a los Universos 7 (el de Goku y compañía) y 9. Tras las bastallas de Boo contra Basily de Gohan contra Lavenda, al fin le toca el turno a nuestro protagonista contra Bergamo.

En realidad, no vamos a hacer un resumen sobre el capítulo 81 de Dragon Ball Super. ¿El motivo? El disgusto por la incongruencia y la falta de caracterización de los personajes principales ya ralla en lo absurdo. Goku nunca fue (del todo) un héroe a la vieja usanza (y Toriyama siempre ha criticado que Toei soliera mostrarlo en ese tipo de vertiente). Pero de ahí a mostrarlo como un capullo con coeficiente menos dos al que le da igual que todos los universos (incluido el suyo) puedan irse al carajo porque, bueno, porque está aburrido y solo quiere luchar… hay un trecho. Y que Gohan y Satán lo animen como dos colegialas sin cuestionarse sus motivaciones (y que Pan y Videl puedan ser eliminadas de un plumazo por su egoísmo), también. Realmente no tengo palabras para describir lo que están intentando hacer con Goku. Si querían mostrarlo como villano, ya lo hicieron con Black. Y aquí escribe una que siempre fue con Vegeta, que conste.

En realidad, creo que el problema con Dragon Ball Super viene de lejos. Lo empezaron como algo realmente más infantil que Dragon Ball y Dragon Ball Z, probablemente con la intención de atraer a las nuevas generaciones. Probablemente, Toei se dio cuenta de las críticas vertidas por los fanáticos que casi llegamos (o directamente pasan) a la treintena, que son el núcleo de sus espectadores. Y entonces intentaron darle algún tomo un poco más melodramático, pero sin erradicar nunca ese infantilismo inicial (y es como se llegó a la Saga de Trunks del futuro, la mejor de todo Super hasta la fecha). De este modo, Dragon Ball Super queda en tierra de nadie: demasiado infantil para los que crecimos con Z, demasiado «extraño» para los nuevos niños y niñas del planeta. Goku es un buen ejemplo de ello.

Para empezar, han querido convertir a nuestro protagonista en Luffy (One Piece), probablemente debido al arrollador éxito del que goza en la actualidad la obra de Oda. Goku nunca ha sido un ejemplo de inteligencia, pero tampoco era… ¿cómo decirlo? Un completo retrasado. Con Luffy funciona porque se ha presentado así desde el primer capítulo, al contrario que el saiyan. Goku de niño era inocente y algo atolondrado Y sí, le pirraban las peleas por encima de todo. Pero no lo mostraban egoísta y, de hecho, se preocupaba lo suficiente por los demás como para llegar a desviarse de su objetivo principal (momentáneamente), para ayudar y eso. Hay ejemplos: Suno, Hachi, Upa… Cuando creció, Goku siguió manteniendo esa actitud infantil y despreocupada, lo que en cuerpo de un adulto ya le otorgaba un aspecto de bobalicón. Y sí, seguía siendo un obseso de las peleas (suplicó a Krilín que dejase vivo a Vegeta…). Había momentos, sin embargo, en los que Goku mostraba su brillantez: era un estratega nato. Quizás no tan calculador como Vegeta, pero sí sabía cómo llegar a ganar una pelea. Hay algo que nunca fue Goku: un despreocupado al que solo le importaba ganar y ganar peleas, aún a costa de varias vidas (incluyendo las de miembros de su familia). Por algo juró ante Freezer vengar a los saiyans y a los namekianos, con los cuales apenas tenía relación por aquel entonces. ¿Estamos en Dragon Ball Super ante el mismo Goku? Ni de cerca, y la falta de caracterización o las incongruencias son cosas extremadamente molestas para esta servidora.

No voy a seguir con Gohan y Satán, ya he dicho bastante. Llegados a este punto, no sé por dónde tirará Toei con el resto de la saga y prefiero otorgarles el beneficio de la duda. Sin embargo, distan del sentimiento de amenaza que se palpaba en Dragon Ball Z (de nuevo, ese infantilismo…) y, peor aún, parecen no conocer a sus propios personajes. 

¿En cuánto al capítulo? Sí, muy bonito, en animación no ha estado mal y fan service ha tenido a raudales (otra vez kaio-ken y una transformación…). Pero, lo dicho, ese no es Goku, no al menos el Goku con el que yo crecí.

Dicho esto, esta noche/mañana por la mañana (en algunas partes del mundo) tenemos una nueva cita con Toppo, una especie de justiciero galáctico con piernas muy cortas, y esta especie de intruso que dice llamarse Son Goku.

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Dragon Ball Super 79: Boo vuelve a la acción (sí, esta vez sí)

Como comentábamos en la reseña del episodio anterior, Dragon Ball Super vuelve a adentrarse en la acción con su nueva saga, que al menos por ahora parece querer darnos lo que promete (no como el fiasco de la saga del Torneo del Universo 6). He aquí la primera diferencia entre ambas: aquí Boo SÍ lucha. Lo hace durante un solo capítulo, que es este 79 que nos ocupa, pero algo es algo.

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¿De qué trata el capítulo 79 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? En el preámbulo al gran Torneo de Poder que han organizados los dos Zeno, que enfrenta a los mejores luchadores del Universo 9 con los del Universo 7 (el de Goku y cía.), Boo ha sido el elegido para enfrentarse a Basil, un luchador con forma de licántropo y pelaje rojizo que parece ser especialmente rápido con sus piernas/patas.

En realidad, este episodio, al encontrarse bastante cargado de acción, puede resumirse muy fácilmente: Boo al principio no se toma en serio la batalla, lo que provoca que Basil tome ventaja… hasta que Satán resulta herido de rebote en uno de los ataques de Basil. Ante esto Boo se cabrea y, ahora sí, confronta seriamente a su oponente, provocando que retroceda. El kaio del Universo 9 (Rou) le entrega una misteriosa semilla a su luchador, lo que causa que éste se vuelva hipermusculado y se vuelva más fuerte… pero no lo suficiente para Boo. Al final, Basil es derrotado, los Zeno se muestran encantados con la batalla y Boo corre contento a contarle a Satán que ha ganado. Ahora, el próximo combate enfrentará a Lavenda (el licántropo rubio y cara de faltarle algún tornillo) con.. ¡Son Gohan!

El episodio, si bien ha estado cargado de acción, ha carecido en parte de esa epicidad tan propia de las batallas de Dragon Ball Z. Pero no hace falta ponerse nostálgicos. Y, además, este ha sido un combate propio de un torneo de artes marciales (que siempre han sido los más edulcorados, salvo excepciones como Piccolo Jr. contra Goku). Como decíamos, lo realmente más llamativo ha sido el regreso a la acción de Boo, y su especial vínculo con Mr. Satán. El monstruo rosa muestra aquí su característica doble cara: por un lado, con la mentalidad de un niño pequeño, solo pensando en jugar y divertirse; por el otro, como letal contrincante que puede llegar a poner las cosas muy difíciles (e incluso matarte). Basil también ha resultado ser un primer adversario a la altura, con técnicas que recordaban (y mucho) a Sanji de One Piece.

Otros aspectos interesantes de este capítulo 79 ha sido el comentario de Goku sobre no poder percibir el ki de los licántropos (seguro que esto dará más juego en un futuro próximo), la mala leche que parece gastarse Rou (frente a la aparente apatía de Sidra) y… el personaje Toppo. Durante un momento, nos lo han enfocado para mostrarnos cómo se ha molestado con uno de los ataques de Boo (y además aparece encapuchado, para más inri). Apostaría mis canes a que este futuro luchador les va a poner las cosas complicadas a los Guerreros Z.

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En cuanto al apartado técnico, la animación ha estado bastante correcta. La batalla ha sido fluida (cuando se han dedicado a combatir y no a hablar los espectadores) y Boo ha mostrado algunas expresiones de furia muy bien logradas (que nos recordaban al mejor Boo de Dragon Ball Z). La banda sonora también ha acompañado bien. Lo peor ha sido, quizás, que hemos percibido algunas irregularidades en la animación hacia el final del capítulo (donde claramente empeora). Pero bueno, las irregularidades de Dragon Ball Super.

Finalizado el primer combate, lo que más interesa ahora mismo es el nuevo enfrentamiento entre el primogénito de Goku y ese licántropo que parece tener una especie de conjuntivitis. ¿Será este el ansiado regreso de Gohan? Por lo poco que se puede apreciar en el adelanto, Lavenda no se lo pondrá fácil, puesto que al parecer lo dejará ciego (o similar). Veremos dentro de unas horas, esperamos impacientes el retorno de Son Gohan.

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Dragon Ball Super 78: Ahora sí, nueva saga

Tras este par de meses de capítulos de relleno (cuya «oficialidad» siempre es cuestionable), retomamos los análisis de Dragon Ball Super. No es para menos, pues ha dado comienzo una nueva saga, la del Torneo del Poder, donde todos los universos se verán enfrentados al más puro estilo «torneo de las artes marciales», a los cuales tan acostumbrados nos tiene la serie de Akira Toriyama.

¿De qué trata el capítulo 78 de Dragon Ball Super? A partir de aquí, SPOILERS.

Tras haber hablado con los dos «Zenos» (el de su línea temporal y el del futuro de Trunks), Goku solicita la celebración del Torneo del Poder entre todos los universos, puesto que ha oído de la existencia de guerreros más fuertes y se siente emocionado por comprobarlo. Los dioses de todo acceden, pero con una condición: el universo perdedor será destruido. Como el Zeno del futuro no ha visto todavía a Goku pelear, además quiere realizar una demostración previa: los luchadores del Universo 7 (el de nuestros protagonistas) combatirán contra los del Universo 9. El Gran Sacerdote es el encargado de comunicarles todo esto a Goku, Bills, Whis y Kaioshin, quien se pregunta por qué justamente el Universo 9. Bills, por su parte, se enfada (razonablemente) con Goku por su inconsciencia. Nuestro protagonista piensa que, al ser amigo de Zeno, si le piden que no los destruya éste no lo hará. El dios de la destrucción opina justo lo contrario: incluso pedírselo es un riesgo. Goku no contaba con este contratiempo, motivándose todavía más para pelear y ganar. Con esta idea en mente, acude a reclutar más guerreros.

Empieza (cómo no) por Vegeta, quien se niega debido a que Bulma está a punto de parir y prefiere estar presente. Vegeta le sugiere a Goku que se lleve a los niños (en esos momentos entrenando), a lo que Goku se niega, recordando que sería mejor pedírselo a Son Gohan. Ya con su primogénito, Goku intenta animarlo a participar, pero su hijo no está convencido. Goku entonces le cuenta la amenaza de Zeno: si pierden, todo su universo será destruido. Ante esta noticia, Gohan se aterroriza (y, como Bills, culpa a su padre por su imprudencia). En esos momentos aparecen Pan y Videl, lo que termina de convencer a Gohan: luchará en el torneo, ya que ahora tiene algo que proteger. Ya de paso, y al ver a Satán, Goku decide pedírselo también a Boo.

De regreso al mundo de Zeno, Bills se pregunta qué pinta ahí Satán, a lo que éste se defiende diciendo que Buu solamente lo escuchará a él. Ya reunidos todos los guerreros, se presentan ante los «Zenos» y el resto de dioses, sacerdotes y kaios, que han acudido desde sus universos para presenciar esta antesala al Torneo del Poder. El Gran Sacerdote informa que el ganador podrá pedir un deseo a las Super Dragon Ball (Champa ya las estaba buscando), justo como en el anterior Torneo del Universo 6. Al ver a Champa y a Zeno, Goku se emociona al saludarlos, para desesperación de Bills y Satán.

Va a comenzar el primer combate: el Universo 9 elige a su combatiente Basil, un licántropo con pelo rojizo. Goku y los demás eligen a Boo… que ha caído dormido. Satán corre a despertarlo y le ofrece chocolate; si lucha bien, le dará aún más chucherías. Boo se anima y… ¡comienza el duelo!

La verdad, se agradece que, tras tantos episodios «de parón», la acción comience a fluir. Habrá que esperar al siguiente capítulo para ver propiamente la lucha entre Boo y Basil (el cual parece ser muy rápido, especialmente con sus piernas/patas), pero al menos ya tenemos presentes a los luchadores de la antesala. Y, oh, sorpresa, uno de ellos no es Vegeta sino Gohan. Los que me conocen saben que soy fan a muerte del príncipe de los saiyans, pero esta deriva que había tomado la serie de presentarlo como co-protagonista eterno, en detrimento de otros personajes que tradicionalmente habían sido los que ostentaban dicho cargo, empezaba a resultar cargante. Lo de Son Gohan, justamente, no tenía perdón: vale que el hijo de Goku siempre había sido un empollón pacifista, pero  nunca faltaba en la primera fila de haber sido necesario. No así en Super, donde pareciera (desde el principio) que su presencia molestaba, no fuera a eclipsar a Vegeta. Pienso que ambos personajes pueden co-existir en equilibrio y armonía, sin que por ello uno tenga que desaparecer de la pantalla o quedar como un pelele. Veremos si esta saga consigue por fin este objetivo. 

La presencia de Boo y Satán también se agradece, sobre todo tras la decepción del Torneo del Universo 6, donde el monstruo rosa apenas hizo algo. Para satisfacer las intrigas de los espectadores, Toei ha sido consciente de ello y ha puesto al otrora villano como primer combatiente. Ya hay ganas de ver si intentará (¿y conseguirá?) transformar a Basil en chocolate.

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El otro aspecto más llamativo del episodio ha sido la presentación del resto de dioses y sacerdotes. Aunque todavía no hayan soltado una palabra, hemos podido observar más claramente sus diseños e, incluso, ya sabemos cómo se llamará el dios de la destrucción pelirrojo del Universo 9: Sidra. Su kai recibe el nombre de Rou (no sé por qué, me resulta el más «villano» de este universo), mientras que sus luchadores licántropos son conocidos como Basil (el ya citado de pelaje rojo) y Bergamo (el gris que aparece luchando contra Goku en el opening). En cuanto a los del resto de universos, destacan (para nosotros, al menos), el que tiene aspecto de elefante y otro con cara de payaso. Son, además, a los que más enfoque han dado en este episodio (Sidra y Champa aparte). Quizás porque el kai del dios-elefante es Gowasu, un viejo conocido por estos lares.

Vayamos con el apartado técnico. La animación parece haber dado un salto de calidad ya desde el capítulo anterior… Remarcamos el «parece» porque en realidad lo que han mejorado (notablemente) es el color/iluminación, otorgándole un estilo más retro y cercano a Dragon Ball Z. Si bien es cierta esta mejoría, a la animación como tal, no nos engañamos, le falta todavía bastante para llegar a unos niveles de calidad aceptables (más en el episodio 77 que en el 78). Especialmente en todo lo relacionado con la fluidez de los movimientos (continúan bastante acartonados) y algunos planos con personajes casi-deformes. Hemos visto (en unos pocos capítulos) que Dragon Ball Super es capaz de regalarnos buenas animaciones, y esperamos que haya momentos así en esta saga, sobre todo en las peleas.

Para ir finalizando, no puedo dejar de destacar la sensación de nostalgia que ya ha envuelto a esta nueva saga desde sus inicios. Toriyama siempre ha sido un declarado fan de las artes marciales, y los torneos han abundado en la historia de Dragon Ball (más en la primera etapa con Goku niño). Se percibe un intento de volver a este viejo espíritu, donde acción, emoción y diversión cabían a partes iguales. Ya sabemos, por ejemplo, que Bergamo es especialista en venenos, algo que nos indica que no todo es fuerza bruta o escalas sobre-dimensionadas de poder. Como en aquella Dragon Ball, vaya. Esperamos poder divertirnos desde ya con la pelea entre Boo y Basil, la próxima semana en el capítulo 79 de Dragon Ball Super.

P.D.: ¿Hemos dicho ya que el nuevo opening es (perdonad la palabra) simplemente cojonudo?

P.P.D.: O Trunks y Goten pegan ya el estirón, o empezaremos a pensar que sufren de enanismo.

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