La espada del inmortal (2019), cuando adaptar una obra maestra en 24 episodios es imposible

La espada del inmortal (無限の住人, Mugen no Juunin: Immortal) es considerada la obra magna de Hiroaki Samura, publicada entre 1993 y 2012 y recopilada en 30 hermosos (en serio, su arte es espectacular) tomos, que actualmente está relanzando Planeta en una bonita edición que los recopila en 15. Debido a que la obra tardó bastante tiempo en finalizar, ya tuvo una primera adaptación a anime por parte del estudio Be Train, donde se mostraban los primeros arcos argumentales. Takashi Miike también lo intentó dirigiendo una película muy gamberra en 2017.

No ha sido hasta el año 2019 que Lidenfilms y Amazon Prime han decidido traer de vuelta este título para adaptarlo íntegramente en 24 episodios que se ha encargado de dirigir Hiroshi Hamasaki (todo un veterano en la industria y que ha estado detrás de trabajos como Paranoia Agent -sí, la de Satoshi Kon-, Steins; Gate o Shigurui). El propio Samura ha estado involucrado en los diseños de los personajes.

Con estos alicientes, esta vez se veía venir una adaptación en condiciones; pero lo de reunir los 30 tomos en 24 episodios (probablemente por falta de presupuesto) ha resultado fatal.

El argumento nos sitúa en el Japón de finales de la era Edo. Rin Asano (voz en japonés de Ayane Sakura) es una joven que busca vengar el cruel asesinato de sus padres a manos de una escuela conocida como Ittô-ryû dos años atrás. Para ello decide contar con la ayuda de un guardaespaldas y, siguiendo los consejos de una misteriosa anciana, da con el «asesino de 100 hombres», el guerrero inmortal Manji (Kenjirou Tsuda).

La espada del inmortal (2019). LIDENFILMS.

Sensibilidad y melancolía atrapadas por una narrativa confusa

No quiero pecar de catastrofista, pues esta adaptación en anime de La espada del inmortal posee grandes virtudes, pero lamentablemente quedan opacadas por una narrativa errática y confusa, que sitúa a personajes aquí y allá, introduce a nuevos sin saber de dónde salen (o peor, dónde terminan); ni se llegan a comprender las motivaciones de algunos miembros del amplio plantel, algo particularmente doloroso en los casos de los «villanos» Makie (Houko Kawashima) y Anotsu (Nozomu Sasaki).

Y es que la construcción de la psique de los personajes que pululan por La espada del inmortal es uno de los puntos fuertes de la obra original, con finas líneas entre el bien y el mal, el pragmatismo y la espiritualidad, la tradición y la modernidad. Anotsu es claro ejemplo de esto y en este anime se percibe ya en lo poco que (lamentablemente) aparece.

De su historia con Makie poco se puede decir, salvo que queda amputada y herida de muerte; simplemente apenas se entiende. Adiós a la «maldición» de la guerrera más fuerte de toda la obra, de la que al menos ha quedado su melancolía.

Aún así, La espada del inmortal 2019 sí ha sabido reflejar, aún con sus limitaciones, grandes momentos como el rescate de Manji e Isaku por parte de Rin y Doa, el último enfrentamiento contra Shira (el villano más paródico de la serie) o un capítulo final que, si bien cae en la citada narrativa sobrecargada de acontecimientos, logra capturar holgadamente esa sensación de pérdida, de sensibilidad poética hallada en la violencia y del inexorable paso del tiempo.

La espada del inmortal (2019). LIDENFILMS.

También han conseguido con este trabajo aprovechar al máximo ciertas circunstancias de la trama para intentar con estilos más experimentales dentro de la animación, lo que no ha derivado en un mal resultado. La espada del inmortal no es una obra «al uso» (es un seinen bastante gore y con un estilo de dibujo hermoso, pero lejos de los vistos en los manga más comerciales) y creemos que en esta ocasión han sabido reflejar esa «rareza» sin caer en el gore zafio o en las cintas de serie B.

No podemos finalizar esta crítica sin mencionar la mayor virtud de esta última adaptación, que es la banda sonora compuesta por Eiko Ishibashi y Youji Shimizu, la cual se conforma de temas básicamente instrumentales y que bajo el sonido del shamisen nos traslada a ese Japón de antaño, donde guerreros morían por honor (o debido a él). Es gracias a estos temas que algunos de los momentos se confieren de una gran sensibilidad y melancolía.

En definitiva, la de 2019 tampoco ha sido LA adaptación de La espada del inmortal, pero es sin duda la que más se ha acercado al espíritu y esencia de la obra de Samura, aún a pesar de las limitaciones de tiempo, espacio y presupuestarias. Uno no puede evitar sentir cierta añoranza por una época y un lugar que, al contrario que Manji, no hemos vivido.

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Japoneando Anime: InuYasha

Rumiko Takahashi es una de las autoras de manga con mayor reconocimiento a nivel mundial, no sin mérito, pues suyas son Urusei Yatsura (más conocida en estos lares como Lamu), Ranma 1/2 y la que nos toca, InuYasha, entre otros como la reciente Mao.

InuYasha (título completo Sengoku Otogizōshi InuYasha, 戦国御伽草子 犬夜叉) se sitúa en un Japón imaginario del Período Sengoku (1467-1603), donde habitan multitud de seres propios del folclore japonés llamados yôkai. Sin embargo, la protagonista, Kagome Higurashi (voz original de Satsuki Yukino), procede del Japón actual, desde donde se ve arrastrada accidentalmente por un túnel que comunica su hogar (vive en un templo sintoísta) con el de la Era Sengoku. Allí se encuentra con un hanyô (medio yôkai) conocido como Inuyasha (Kappei Yamaguchi).

Los yôkai, monstruos del folclore japonés

Como se puede imaginar, siendo el mismo protagonista masculino un medio yôkai, el mundo de InuYasha está repleto de estos seres.

Yôkai inugami según el «Hyakkai Zukan» (Sawaki Suuchi)

Los yôkai (妖怪) son seres sobrenaturales, como espíritus, monstruos o demonios, que forman parte intrínseca del folclore japonés y que proceden de la tradición animista del sintoísmo (la religión natural de Japón, 神道). Pueden adoptar prácticamente cualquier tipo de forma y algunos, como los kappa (河童) poseen rasgos humanos mezclados con animales; pero pueden llegar a habitar incluso en objetos inanimados.

Los yôkai son generalmente más poderosos que los humanos y por ello arrogantes; sin embargo algunos tienden a imitar su estilo de vida y por ello se transforman en personas, se disfrazan o similares.

Hay diversos tipos de yôkai y se considera que entre ellos se encuentran los mononoke (espíritus vengativos o que poseen, 物の怪) o ayakashi (あやかし), entre otros. No siempre tienen carácter maligno o díscolo, sino que la mayoría de las veces se mantienen neutros e incluso pueden llegar a traer buena fortuna.

En InuYasha abundan los yôkai de todo tipo, desde el propio protagonista hasta su hermano, el yôkai completo y popular Sesshômaru (Ken Narita); ambos siendo del clan de los demonios-perro (犬妖怪) y por ello de carácter obstinado y muy poderosos.

Sesshômaru en su verdadera forma frente a Inuyasha y Kagome. InuYasha. Sunrise Studio.

Inugami e inumochi

Dentro de los yôkai encontramos la figura mitológica del inugami (犬神), un espíritu de origen animal (normalmente canino) que es invocado por una persona usando cierto tipo de magia negra o Kojyutsu (蠱術), prohibida desde el Período Heian (794-1185), para llevar a cabo una venganza.

En ocasiones, si el inugami es macho y es alimentado por una mujer, ésta pasa a convertirse en su inumochi o inugami-mochi (literalmente, el que posee un inugami, 犬神持ち), la cual tiene cierto control sobre el espíritu canino y éste en cambio la protege ferozmente. Si el poder del inugami llega a descontrolarse, las inumochi tendrán que llevar a cabo un exorcismo, ya que pueden llegar a asesinar a los novios o parejas potenciales de éstas por celos.

Tanto las parejas formadas por Inuyasha y Kagome (o Kikyô) como la de Sesshômaru y Rin tienen estos rasgos del inugami y la inumochi.

Por otro lado, el inugami-mochi también puede ser interpretado (más frecuentemente) como el invocador del inugami y por lo tanto quien quiere llevar a cabo la venganza. Ambas figuras como tal están presentes por ejemplo en otro manga/anime, Noragami.

Rin se encuentra a un Sesshômaru malherido y lo alimenta. InuYasha. Sunrise Studio.

El género isekai

InuYasha entra dentro de un subgénero muy popular y representado dentro del manga y del anime (así como de las novelas ligeras), el isekai (異世界).

Éste a su vez puede verse dividido en otros dos subgéneros: isekai ten’i (異世界転移), que hace referencia a cuando el personaje se ve trasladado a un mundo distinto al suyo; o  isekai tensei (異世界転生), que es cuando se reencarna en otra dimensión. 

InuYasha juega en parte con estos dos conceptos, ya que Kagome es principalmente una estudiante de instituto en el Japón actual; pero a su vez se trata de la reencarnación de Kikyô.

Es habitual que en los isekai el personaje transportado/reencarnado sea una especie de «inadaptado» en su mundo real/vida actual, resultando que en verdad es alguien con habilidades por encima de la media (o una especie de «elegido») en la realidad alternativa, transmitiendo con ello una sensación de empatía y optimismo al espectador o lector. No es ciertamente el caso de Kagome; pero sí por ejemplo el de Subaru en la franquicia Re: Zero, Mikasa en Fushigi Yûgi o el de Naofumi en Tate no Yūsha no Nariagari, por mencionar unos pocos ejemplos.

Kagome se ve trasladada al Período Sengoku, donde convive con el típico uniforme colegial del Japón contemporáneo. InuYasha. Sunrise Studio.

Período Sengoku (1467-1603)

El período en el que transcurre InuYasha, conocido como Sengoku, es uno de los más convulsos de la historia de Japón, inundado por guerras civiles, enfrentamientos entre clanes e inestabilidad política.

Si bien el mayor líder en Japón era oficialmente el emperador, ya se encontraba instaurado el shôgunato (liderazgo militar, 幕府), cuyo puesto era heredado dentro de ciertos linajes poderosos de señores feudales o daimiô (大名).

Las peleas por el poder dentro de estos clanes era lo que a menudo originaba varias confrontaciones. De hecho, se estima que el Período Sengoku dio inicio con la Guerra Onin (1467-1477), la cual dejó prácticamente destruida la ciudad de Kioto.

Entre los clanes más poderosos que se disputaban el puesto del shôgun estaban los Oda, los Takeda o los Mori. En InuYasha aparece por ejemplo el personaje de Kuranosuke Takeda.

El Período Sengoku es de los más beligerantes de la historia japonesa.

Para saber más…

Pérez Riobó, Andrés y Chida, Chiyo (2014): Yôkai. Monstruos y fantasmas en Japón. Satori Ediciones.

Toiyama, Sekien (2014): Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón. Quaterni.

Seco Serra, Irene (2010): Historia breve de Japón. Sílex Ediciones.

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