Hablemos de Reiner Braun (Shingeki no Kyojin, Ataque a los titanes)

La última temporada de Ataque a los titanes (conocida también por su título japonés, Shingeki no Kyojin o en inglés Attack On Titan) se ha estrenado hace poco más de una semana en Crunchyroll, por lo que oficialmente ha dado comienzo la sesión de encarnecidos debates y comentarios sobre Eren bueno/Eren malo, aves, obra maestra/final nefasto, Mikasa mejor/peor personaje, etc.

Pero he decidido ponerme a escribir sobre Reiner Braun (que tampoco es ninguna novedad, hay tropecientos mil análisis de Reiner), básicamente porque es uno de los factores por los que, para mí, la obra de Hajime Isayama ha ido de menos a más. Avisamos de que habrá SPOILERS de Shingeki no Kyojin (tanto del manga como del anime).

Reiner es precisamente ese personaje que va in crescendo (luego podremos debatir sobre si su final le hace o no justicia): del clásico senpai con aspecto guaperas y fuerte que parece sensato y que torna de figura de hermano mayor del protagonista (Eren) a traidor (siempre lo fue) acomplejado con trastornos mentales que básicamente espera su muerte (todo esto casi que también estuvo ahí desde el principio).

Para introducir brevemente al personaje, Reiner es un natural de Marley, nación que históricamente ha intentado someter a la isla de Paradis (de donde son Eren, Mikasa y los demás). Convertido en titán acorazado tras ser entrenado en el ejército, Reiner es enviado con 12 años y junto a sus compañeros a una misión secreta para recuperar al titán fundador, que se halla en Paradis. Para ello, acabarán infiltrándose entre sus habitantes, pasando así los años, creciendo y luchando junto a ellos…

Reiner Braun haciéndose el cool (Shingeki no Kyojin, MAPPA)

Reiner y la misión del héroe

A medida que va avanzando la trama de Shingeki no Kyojin, percibimos que algo no cuadra con Reiner; por momentos parece que está perdiendo la cabeza. Algo normal, claro, si tenemos en cuenta que es básicamente un niño-soldado que se encuentra constantemente en situaciones de vida o muerte (y que ha visto a montones de compañeros siendo tragados por titanes monstruosos). Hasta ahí todo bien.

Luego llega el momento de la revelación, cuando el propio Reiner, sin venir a cuento y con voz aparentemente sosegada (pero quien claramente se encuentra en medio de una crisis nerviosa) le confiesa a Eren que él, Bertholdt y Annie son los titanes acorazado, colosal y hembra, respectivamente.

Claro, se desata una hecatombe ahí con una serie de peleas e intentos de secuestro de Eren, Ymir e Historia (aunque ésta última, más que secuestro, es de despedida por parte de Ymir) que ya no paran hasta bien adentrada la tercera temporada (la revelación de Reiner ocurre hacia la mitad de la segunda). Muerte de Bertholdt (mejor amigo de la infancia de Reiner) de por medio.

Es decir, Reiner no llega al que descubrimos (como espectadores) que es su hogar hasta ya iniciada la cuarta (y última) temporada, tras haber estado desde los 12 años en una isla desconocida, aislada y a cuyos habitantes han sido adoctrinados para odiar. Es prácticamente imposible no quebrarse psicológicamente de alguna manera ante un panorama así (tengamos en cuenta que los otros dos compañeros de Reiner que han pasado por algo similar -Bertholdt y Annie- han sido asesinado y secuestrada/autoinducida en coma, respectivamente, para entonces).

Shingeki no Kyojin, WIT Studio

Pero es que además, contrario a cómo se nos lo presenta, Reiner está lejos de ser la figura heroica. Él mismo se percibe así (o aspira a serlo) como una forma de autodefensa, pues como se nos demuestra más adelante, en realidad era básicamente un paria entre los suyos.

Para los familiarizados con Final Fantasy VII, el arco de Reiner se asemeja a grandes rasgos al de Cloud Strife: ambos nacen en una familia compuesta por él y su madre; son algo así como los parias del pueblo; al llegar a la adolescencia, con tal de ganarse el respeto y admiración de los suyos, se meten al equivalente del ejército (donde, adivina… también son unos parias); ascienden a la clase superior de guerreros movidos por un engaño que parte de un compañero/amigo (Zack/Marcel), el cual luego se sacrifica para salvarles la vida (algo que termina por quebrar su ya frágil estado mental y que da inicio a una cierta crisis de identidad). Reiner, como Cloud, solo aspira a ser reconocido por los suyos, aunque para ello tengan que cumplir la tradicional misión del héroe (y morir en el intento).

Reiner con 12 años (Shingeki no Kyojin, MAPPA)

Tanto Cloud como Reiner luchan en cierto momento en el bando del opresor, movidos por esta aspiración y por cierta admiración hacia figuras superiores (en el caso de Cloud, esta es más concretamente Sefirot). Ambos tardan en percibir lo dañino de sus causas; pero mientras Cloud se posiciona directamente junto al bando que lucha por la liberación (Avalancha); Reiner se ve arrastrado, por presión social (y porque sabe que con el poder del acorazado tarde o temprano morirá) a continuar entre las filas de Marley.

Prosigue así el autoengaño, pero de forma cada vez más frágil. Al regresar a su país natal (con otro fracaso sumado a sus espaldas), tras lo vivido en Paradis, Reiner se mueve ya básicamente para proteger a sus seres queridos (y sabe que la visceralidad de Gabi no está bien, pero es su pariente y, además, uno de los pocos seres vivos que genuinamente lo admiran). Su psique en cualquier caso sigue tan dañada (estrés postraumático, culpabilidad y esas cosas) que intenta suicidarse en varias ocasiones.

La figura del antagonista fracasado

Reiner se yergue, desde los inicios de Shingeki no Kyojin (cuando era el misterioso titán acorazado), como una figura antagónica (más visceralmente antagónica) de Eren, protagonista de la serie.

El contraste entre ambos es notorio, ya partiendo de sus diseños: Reiner es alto y fornido, rubio (pelo corto), con rasgos más típicamente duros de típico hombre atractivo caucásico (entre las influencias de Isayama para su creación estuvo David Beckham); mientras que Eren es más delgado y de estatura media, moreno, pelo más largo (especialmente al final) y, si bien es claramente también caucásico, entra más en el arquetipo de bishônen asiático.

Eren y Reiner se enfrentan varias veces a lo largo de la trama, tanto física como psicológicamente. El primero, si bien es impulsivo e irascible, es claramente más cool que el segundo (curiosamente, al inicio de la obra se presenta de forma opuesta), quien acaba transmitiendo sensaciones más cercanas a la lástima y al patetismo.

Incluso en el apartado romántico (si bien Shingeki no Kyojin aborda el romance muy de pasada y no siempre con éxito) acaban siendo opuestos: Eren siempre tendrá el amor incondicional de Mikasa; mientras que Historia probablemente viva ignorante a los sentimientos de Reiner.

El final de Reiner, su última escena, es precisamente muy representativa de su personaje y de este último aspecto: oliendo la letra de Historia (casada con un señor cuya identidad desconocemos) en una carta. Escena que da repelús donde las haya, uno se cuestiona si Reiner no se merecía algo mejor (aunque sea muerto, como Eren).

Francamente, creo que, muy a su pesar, Reiner nunca fue hecho para ser el héroe… pero ni falta que le hace. Una vez acepte su verdadero ser, ese que admira Gabi, quizás pueda llegar a ser algo feliz y realmente cool (el aspecto lo tiene). Pero esa no es la historia de Shingeki no Kyojin.

Y esta es la última vez que vemos a Reiner Braun (Shingeki no Kyojin, Hajime Isayama)