Mascotas: diversión y bonito pasatiempo

Servidores hemos sido varios de los afortunados de haber podido asistir hoy a la premiere de Mascotas (The Secret Life Of Pets) y lo cierto es que, no sabemos si por el ambiente general en la sala (en su 75% niños), o por el buen rollo que desprende la cinta, lo hemos pasado como enanos.

Dirigida por Yarrow Cheney y Chris Renaud, quienes ya estuvieron al mando de las aventuras de cierto villano y sus minions; y con guión de Cinco Paul y Ken Daurio, otros veteranos de Illumination, parece que el planteamiento de principio a fin es hacerlo pasar bien. El punto de partida es sencillo y, por qué no decirlo, bastante cercano a una aventura de juguetes que todos conocemos: Max es un perro que vive tranquila y felizmente con su dueña Katie, hasta que irrumpe en sus vidas Duke, un enorme y peludo mestizo al que Katie acaba de adoptar. Celoso por la repentina irrupción de su nuevo «hermano», Max empezará a idear cómo podría deshacerse de él, o establecer quién de los dos es el macho alfa, hasta que se forma entre ambos una rivalidad con dramáticas consecuencias.

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Como vemos, un argumento que no es nada del otro mundo. Sin embargo, el punto fuerte de Mascotas viene dado por su enérgico ritmo, que no decae, y unos carismáticos personajes con forma animal, desde el halcón Tiberius hasta el «adorable» conejito Pompón. Si bien la rivalidad entre Max y Duke contiene fuertes similitudes con aquella de un vaquero y un guardián espacial, también es cierto que ambos se distancian lo suficiente de aquéllos como para poder establecer su propia personalidad. Duke, por ejemplo, contiene más «mala baba» inicial que el juguete que no sabía que lo era. El resto de secundarios también cumplen, llevándose de hecho varias escenas que son lo mejor de todo el metraje: ya sea Bridget y su primer encuentro con Tiberius, o Pompón recordando a su aliado caído Ricky, entre otras.

La trama, como decíamos, fluye sin más mediante su sencilla premisa, logrando así un buen entretenimiento veraniego para niños y mayores. No esperemos nada del calado emocional al que nos tiene acostumbrados Pixar y, de hecho, hay alguna oportunidad en este sentido desaprovechada en el guión. Sin embargo, saldrás del cine con una sonrisa de oreja a oreja. Especialmente si tienes una mascota, con lo que es probable que además te sientas identificado en algún momento de la película (nosotros soltamos varias veces aquel comentario de «oooooh, como nuestro perro/gato **inserte nombre de la mascota**»).

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En cuanto a la animación, a un producto que busca divertir y amenizar, además hacerlo mediante personajes de lo más monos, va acorde. El estilo es muy a lo que nos tienen acostumbrados con Gru y sus minions: personajes caricaturizados, colores vivos y llamativos, cero oscuridad y mucha expresividad (llagando a su punto máximo con Pompón). La banda sonora, compuesta por Alexandre Desplat y con algunos temas como el famosísimo Happy de Pharrell Williams, o Welcome To New York de Taylor Swift, acompaña asimismo al tono generalizado de la cinta.

En definitiva, Mascotas es una buena apuesta para pasar un rato de puro y sincero entretenimiento, ya sea con niños o sin ellos. Pero, especialmente, si tienes alguno de esos bichitos en casa y que sabes que, llegues a la hora que llegues, te recibirán como nadie.

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