El empático y el narcisista en el manga, anime y JRPG

La figura del narcisista es una que se encuentra últimamente muy presente en redes sociales, no tengo muy claro si por una mera cuestión de “moda” (atrae tráfico, ya se sabe) o porque, lamentablemente, cada vez surgen mayor número de estos sujetos (en una sociedad cada vez más individualista, es lo que toca). No es un término inventado recientemente, ni tan siquiera en el mundo de la psicología (Freud huía de ellos como de la peste, caso Otto Gross, y están incluidos en la llamada “tríada oscura”).

Por supuesto, todos tenemos un lado narcisista. No soy psicóloga ni psiquiatra, pero en este caso no me centraré en ese narcisismo “sano” del que cualquiera puede hacer gala en momentos determinados, sino en un trastorno narcisista de la personalidad (como tal, entramos ya aquí en el muy serio, dramático y espinoso terreno de la salud mental) y cómo éste se ha visto reflejado en la ficción reciente japonesa. Porque el narcisista (trastornado) y su opuesto, el ser empático (o hiperempático, mejor dicho) ha sido un tema recurrente y, por qué no decirlo, muy atractivo para tratar sobre el papel.

No solo en los últimos años (y no digo que los autores hayan ido a tratar el trastorno narcisista y el empático o altamente sensible de forma totalmente consciente ni centrada en la psiquiatría). La muerte en la ficción japonesa suele venir por parejas: uno fallece y otro, muy cercano, de personalidad complementaria y a la vez opuesta, le sigue a la tumba (si no muere, está cerca de hacerlo). Así es como lo describe el autor Inuhiko Yomota al hablar sobre las figuras de los actores Ken Takakura y Bunta Sugawara:

Takakura y Sugawara presentaban apariencias profundamente contrastadas. Takakura, alto y delgado, reflejaba la figura de un hombre de lo más voluntarioso, pero con un lado tosco […]. Tendía a ser restringido en la demostración de sus emociones. […]. Se adhería religiosamente al código de honor yakuza y la furia que mantenía a raya explotaba cuando dicho código era violado. Era básicamente una figura trágica, que continuaba luchando contra un destino que sabía que no podría superar. Y estaba envuelto en un aire de noble soledad.

El personaje cinematográfico de Sugawara era claramente alguien que había escalado posiciones desde lo más bajo de la sociedad. Como Takakura, era alto, pero no proyectaba nada de éste respecto a la premonición de la tragedia. […] Su cara parecía relativamente sórdida y su personaje generalmente era el de un hombre que siempre llegaba tarde a la partida y le tocaba la peor parte del pastel… Un hombre desgraciado con un poso de ira que no sabía cómo expresarla. Aunque normalmente parecía cobarde y melancólico, cuando su rabia explotaba se convertía en un monstruo. Despreocupado sobre el código yakuza, era capaz de crueldades inhumanas e incluso de violaciones.

Ken Takakura y Bunta Sugawara

Ambas figuras, a grandes rasgos, engloban al empático (el primero) y al narcisista (el segundo). Ambos son psicológicamente complejos (por ello, si bien el héroe y el villano han sido figuras literarias antagónicas desde el inicio de los tiempos, no todos entrarían dentro del rasgo altamente sensible y del trastorno narcisista de la personalidad). Ambos son las dos caras de una misma moneda y se atraen de forma inevitable, para formar el vínculo más tóxico posible (uno posee lo que el otro no –la empatía, básicamente-; no obstante, son similares en algunos aspectos y son figuras dramáticas…).

El hiperempático y el narcisista

Si nos centramos en el terreno psicológico (en el que, repito, no soy profesional), el trastorno narcisista de la personalidad es descrito con síntomas como sentimientos de grandiosidad (que no suelen corresponder con la realidad), uso de los demás para su propio beneficio, búsqueda de conceptos como “la pareja perfecta” o la belleza, baja tolerancia a las críticas, ansiedad, incapacidad para reconocer los sentimientos y circunstancias ajenas (nula o escasa empatía, salvo si les conviene), necesidad de ser admirados y atendidos, envidia (y frustración) por lo que los demás tienen.

Contrario a lo que se cree popularmente, la persona con el trastorno narcisista posee en realidad una autoestima y un ego terriblemente frágiles, especialmente el que es considerado como narcisista encubierto o vulnerable (que pasa desapercibido, contrario al narcisista clásico o grandioso, y por ello hasta es capaz de mostrarse humilde y especialmente victimista de cara al público). Pero son incapaces de afrontar su verdadero ser y las consecuencias de sus actos (que por lo general son un desmadre en todos los ámbitos), y por ello hacen una constante huida hacia adelante, en un barco sin timón, dejando cada vez más “cadáveres” a su paso.

La «sonrisa narcisista» (otro clásico…). Sefirot en Final Fantasy VII Remake (Square Enix)

Por ello, temen ser descubiertos (de ahí la ansiedad) en su verdadero ser, que suele ser descrito como un niño asustado, con una inteligencia emocional propia a la de un infante (pues el trastorno suele originarse por traumas de infancia o por un apego mal construido con los padres; aunque factores genéticos no son descartados). El trastorno narcisista de la personalidad se encuentra clasificado dentro del mismo grupo que el trastorno antisocial (los famosos psicópatas y sociópatas), el histriónico y el límite; por ello a veces se confunden e incluso puede haber (desgraciadamente) comorbilidad (gente con trastorno límite de la personalidad puede presentar síntomas ADEMÁS del narcisista hasta en un 40% de casos, por no hablar ya si encima hay adicción a sustancias –otro elemento común- y se forma ya aquí la madre del cordero).

Respecto a las personas hiperempáticas, que también pueden ser altamente sensibles o con altas capacidades, son asimismo similares respecto a una sensación de aislamiento, de incomprensión, sensibilidad extrema (sí, a veces también a las críticas) y una baja autoestima (esta vez, no disimulada o no tanto). Sin embargo, son opuestos al narcisista precisamente en la empatía, que al altamente sensible le sobra (hasta tal punto que puede desembocar en algo tóxico como en el síndrome del salvador o en una excesiva complacencia… de la cual justamente el narcisista se beneficia). Todo ello, si no se trata, puede derivar en aislamiento, sensación de culpa por cuestiones que se escapan al control de uno, ansiedad y hasta depresión.

Como decíamos, la ficción japonesa es especialista (ya sea de forma consciente o no) en tratar algunos de estos perfiles. Veamos los que más me han llamado la atención por su complejidad psicológica, los vínculos establecidos o el carisma de los propios personajes (avisamos de que puede haber SPOILERS de los títulos a tratar).

Ogata en sus últimos momentos se muestra como realmente es (y no puede afrontarlo): alguien frágil y asustado y su yo niño aliviado (Golden Kamuy)

Akira Fudo y Ryô (Devilman: Crybaby)

Devilman es un manga creado en verdad por Gô Nagai allá por 1972; sin embargo, nos centraremos en su última adaptación, dirigida por Masaaki Yuasa y que consta de 10 episodios para Netflix.

La base de la historia es la misma: un adolescente japonés llamado Akira Fudo es tentado por su amigo de la infancia Ryô para que sea poseído por el demonio Amon. Debido a la alta sensibilidad de Akira (de ahí el sobretítulo “Crybaby”), Amon no puede completar su posesión, siendo así un devilman, alguien que puede transformarse en demonio casi a voluntad. Akira (normalmente) usará estos poderes para proteger a sus seres queridos, mientras que Ryô buscará sus propios objetivos…

Ryô es, a simple vista, un capullo que se aprovecha de la absoluta bondad de Akira (que puede pecar de ingenuo y que por ello cometerá a su vez errores garrafales). Sin embargo, muestra ciertas complejidades, llegando a un final nihilista y dramático donde se expone claramente la paradoja que el mismo narcisista crea en bucle: aspira a ser amado, idealiza al objeto romántico (como en este caso, un hiperempático), las cosas no salen como quieren (normal, porque en sus paranoias todo es blanco o negro), lo devalúa y lo descarta… Y vuelta a empezar. El narcisista no puede estar consigo mismo (si no se aguanta ni él), pero a la vez no para de destruir las relaciones que él mismo busca/crea, quedándose, a la postre, solo.

Cloud Strife y Sefirot (Final Fantasy VII)

El videojuego (y toda la franquicia que lo sigue) que ha marcado aquí la vida de muchos. Bien sabemos los fans de éste que Sefirot (o Sephiroth) es la perfecta representación del narcisista: pagado de sí mismo (fue concebido como el Soldado perfecto dentro del mismo proyecto Jenova), en realidad con un frágil ego e identidad dudosa (que lo llevan al brote psicótico en Nibelheim), con una relación con su “madre” algo perturbadora (famosa es la escena “voy a ver a mi madre”…) y traumas de infancia varios (que ser criado en un laboratorio y tener a Hojo como padre no son moco de pavo).

Cloud genera una enorme herida narcisista en Sefirot cuando lo derrota (¡incluso lo mata!) en Nibelheim, lo que hace que el villano se obsesione con él y se divida entre el clásico love-bombing y la devaluación/descarte narcisista para manipularlo y destruirlo (y si de paso se sale con la suya, a saber, matar a mucha gente para hacer correr la Corriente Vital, absorberla y trascender a ser una especie de dios –que es lo que se cree, por supuesto-, mejor que mejor). Sefirot incluye otros clásicos del trastorno narcisista: el uso de monos voladores (Kadaj y el trastorno límite de la personalidad sería otra interesante perspectiva), la triangulación para hundir aún más a Cloud (que en el Remake usa de forma indiscriminada) o el hoovering (que es cuando el narcisista te descarta, pero nunca cierra la puerta del todo… ese “yo nunca seré un recuerdo” que es toda una declaración de intenciones). Por supuesto, y al igual que el resto de casos, el narcisista se cree que el otro está en su posesión («no dejaré que lo hagas», etc.)

Cloud, por su parte, siempre ha sido una persona psicológicamente frágil, casi aislada, insegura y, en el fondo (y a pesar de que se esfuerce por ocultarlo, especialmente al inicio de la historia), complaciente, lo que ha derivado (junto a varios episodios traumáticos en su vida) en alguna disociación y depresión. Se culpa además por acontecimientos que para nada fueron su culpa (como las muertes de su madre, Zack y Aeris), algo que por supuesto aprovecha Sefirot.

Asirpa y Ogata Hyakonosuke (Golden Kamuy)

Llegamos a la que resulta, para mí, uno de los mejores mangas (creado por Satoru Noda) de los últimos años. Y esto es gracias, en buena parte, a su elenco de personajes. De entre ellos, Ogata es uno de los favoritos (sino EL favorito) por los fans desde hace años, lo que ha llevado a numerosos debates dentro de la comunidad sobre su hipotético trastorno, siendo considerado normalmente un psicópata o sociópata.

En realidad, para quien esto suscribe, Ogata entra dentro del trastorno narcisista de la personalidad, especialmente teniendo en cuenta su última escena en el manga (que es maravillosa). La confusión suele venir dada porque Ogata se esfuerza por no sentir nada y, sobre todo, aparentarlo ante los demás. Justamente, es un tipo que siente y, de entre todos esos sentimientos, hay uno que prevalece y es el que el narcisista de manual siempre evita confrontar como sea: la culpa (y la vergüenza derivada de ello).

La culpabilidad es lo que mueve todo el arco de Ogata hasta su conclusión y me veo incapacitada para describir con palabras las maravillas narrativas y visuales que lleva a cabo Noda (quien es conocido por tomarse temporadas de investigación para la construcción de su historia) para representar la psique de este personaje, que termina en un colapso narcisista (también de manual) y en su suicidio (uno de los lamentables posibles efectos de dicho colapso también en la vida real, aquí llevado a cabo… lo que, de paso, evita que Asirpa se convierta en asesina, algo que aparentemente ansiaba Ogata y que por ende lo convierte en su irónicamente único acto no egoísta).

Ogata en sus últimos momentos se disocia y reflexiona sobre Asirpa y la culpa (Golden Kamuy, Satoru Noda)

Ogata reúne además todos los elementos característicos del trastorno: aparentar ser más cool de lo que es (y en verdad lo es bastante), tomarse a mal las críticas o momentos desafiantes, falta de empatía por los demás, pasado traumático con padre ausente y madre a su vez trastornada (que también acabó mal), envidia (especialmente de los hiperempáticos, como Yuusaku o Asirpa; pero también de los vitalistas como Koito… lo que le hace querer arrastrarlos a su misma mierda). Ogata entraría además dentro de lo que sería narcisismo encubierto: se cree especial, pero no lo canta a los cuatro vientos (salvo momentos esporádicos, como su famosa huida a caballo) y, de hecho, se muestra hasta con un perfil bajo detrás de figuras mucho más dominantes como Tsurumi (a quien, por supuesto, no le une ningún tipo de sentimiento genuino, ni a él ni a nadie… salvo quizás…).

Y aquí es donde entra Asirpa, más aún que Sugimoto (con quien quizás mantiene un enfrentamiento más clásico de los shônen). Tal como expresa en sus últimos momentos, Asirpa es la luz que Ogata se niega a ver durante todo su arco. No puede afrontar su verdadero ser ni las consecuencias de sus actos, algo que alguien tan empático como Asirpa sí es capaz de ver. Ella es la única en el manga que lo aborda con cierta naturalidad y él hasta se “molesta” (que esto para un narcisista supone un sobreesfuerzo, eh), quizás en lo más similar que habría a una etapa de love-bombing (pero este manga no va por ahí y Asirpa es menor) o idealización, en adoptar ciertas costumbres de ella (los narcisistas, como tienen una identidad frágil, también pueden absorber elementos de las personalidades de otros, por cierto). Es lo que ocurre cuando dice, de forma inexpresiva, el famoso “hinnaainu, para sorpresa y gozo de la muchacha.

Luego llega (SIEMPRE llega) la devaluación, claro, y Ogata se esfuerza de nuevo especialmente, pero esta vez manipulando a Asirpa para que caiga a su mismo nivel (de porquería). Ella es más inexperta y, sobre todo, sensible, por lo que duda y huye; por suerte no cae en sus manipulaciones (y está ahí el más experimentado Sugimoto para echar una mano de cuando en cuando). Al final, Asirpa es tan empática que hasta se muestra abatida por el triste e inevitable destino de Ogata (quien, entre otros, fue quien asesinó a su padre, no lo olvidemos).

Izuku Midoriya y Shigaraki (Boku no Hero Academia)

Boku no Hero Academia (también conocida como My Hero Academia) es uno de los shônen más populares de los últimos años, encontrándose en la actualidad en su arco final. No es para menos, pues la obra de Kôhei Horikoshi va de menos a más (al igual que su ya de por sí llamativo estilo artístico) y pululan por ella una serie de personajes de lo más llamativos tanto en diseño como en personalidad.

Otro de los grandes beneficiados de este “in crescendo” de Boku no Hero es su principal villano, Tomura Shigaraki. Presentado como un antagonista más, casi en la retaguardia frente al mucho más imponente All for One, Shigaraki se va desarrollando hasta convertirse en la principal amenaza, un muchacho traumatizado y seriamente trastornado (personalmente, espero que, si hay redención, sea la justita) que adquiere demasiado poder, al más puro estilo Tetsuo de Akira.

Shigaraki no fue siempre así. De niño era conocido como Tenko (sé que no se escribe con estos kanji, pero dudo que el que lo primero que se venga a la mente con esto sea “dios niño” sea mera casualidad) Kimura y parecía ser amable y considerado. No obstante, la relación con su familia distaba de ser idílica y su padre era autoritario y emocionalmente abusivo… Y, claro, acaba todo mal. Tenko asesina accidentalmente a toda su familia (de ahí las manos que porta en el futuro) y queda aún peor, algo que es aprovechado por All for One (otro que tal baila, aunque diría que este es más psicópata “de los de toda la vida”) para sus propios fines.

Midoriya y Shigaraki (Boku no Hero Academia, Bones)

Tomura se convierte así en alguien nihilista, apático, con escasa o nula empatía hacia los demás (si acaso, hacia sus aliados, y a veces ni eso), autodestructivo y con algunas tendencias obsesivas (como lo de rascarse el cuello a media que se pone nervioso). No por ello carente de emociones; al contrario, es alguien extremadamente emocional (lo que a los inicios de la serie le juega en desventaja, por lo que aprende a controlarse un poco más). Horikoshi (quien es declarado fan de Final Fantasy, por cierto) sabe mostrar visualmente las complejidades del personaje, en cuyo interior viven varias conciencias (de sí mismo, de su yo niño e incluso de All for One).

En contraposición (es fácil percibir los contrates entre ellos), el protagonista es Izuku Midoriya, un joven altamente sensible (llora bastantes veces a lo largo de la serie, al más puro estilo Akira Fudo) y aparentemente débil, inseguro y muy observador. Que se deja humillar por su “amigo” Bakugô (otro del que se ha debatido su supuesto narcisismo; aunque para mí no es el caso debido a que puede sentir y aceptar la culpabilidad por sus actos, aprendiendo de ellos), que va salvando a todo el mundo y pidiendo perdón hasta por existir. Un hiperempático de manual. Frente a Shigaraki, que fue “adoptado” por un psicópata como All for One, Midoriya es tomado como aprendiz por otro empático como One for All (en serio, los apodos ya te están avisando…). Queda ver cómo acabará la confrontación entre ellos.

Vash la Estampida y Million Knives (Trigun Stampede)

Me centro aquí brevemente en la última adaptación a anime que ha tenido la obra de Yasuhiro Nightow debido a que es, precisamente, la que más aborda la dupla Vash-Knives como columna vertebral. Y, como ya hemos tratado, lo hace de forma muy convincente.

Básicamente, Vash es el clásico hiperempático (siente y padece por todos los seres humanos, aunque provenga de otra especie, se empeña en intentar salvar a todo el mundo, aunque lo maltraten –normalmente con nefastas consecuencias-, huye sin parar, en el fondo vive en constante depresión desde la muerte de Rem –a quien se empeña en imitar-, etc.). Por algunos de estos rasgos, hay quienes incluso ven en Vash un trastorno límite de la personalidad (personalmente lo dudo por la cuestión empática y la inestabilidad emocional, pero no es raro que personas altamente sensibles y borderlines sean confundidos).

Knives, en cambio, es puramente egoísta, creyéndose superior (aunque en el fondo vive con miedo constante, como admite en sus últimas líneas) y con derecho a vivir por encima de los demás (sus aliados son sus servidores o fanáticos, al más puro estilo secta). Maltrata todo el tiempo a Vash, intentando manipularlo mediante gaslighting (otro clásico narcisista, sobre todo de los encubiertos), a veces con ciertas muestras de adoración/proyección (de nuevo, la alternancia entre el love-bombing y la devaluación).

Su inevitable confrontación solo podía terminar en tragedia (al igual que el resto de duplas empático-narcisista que hemos tratado), en una escena que, dicho sea de paso, es difícil que no te haga sufrir (¡incluso por Knives!). Un excelente trabajo del estudio Orange.

Vash vs Million knives [Trigun Stampede]
by u/crushedmoose in anime

La larga sombra de Tetsuo Shima

Akira es uno de esos títulos que crearon escuela no solo en el mundo de la animación, sino en el cinematográfico en general. Desde hace décadas, Hollywood se ha interesado por intentar llevarla a su terreno, con figuras de la envergadura de Leonardo DiCaprio a la cabeza, sin éxito. Y es que es una obra descomunal.

Nos referimos especialmente al manga, compuesto de un total de seis voluminosos tomos. Su creador, Katsuhiro Otomo, dirigió asimismo la adaptación a anime en formato de película de cerca de dos horas de duración, que evidentemente no lograba condensar toda la trama que aparecía (y aparecería) reflejada en el papel. No obstante, corría el año 1988 y los cines de medio mundo colocaron en su cartelera uno de los primeros grandes ejemplos de animación que no iba dirigida a infantes.

La historia de Akira se sitúa en una distopia donde Tokio ha sido arrasada por una explosión nuclear, dando así lugar a la ciudad Neo-Tokio, urbe corrupta donde prosperan las bandas callejeras y motoristas. A una de ellas pertenecen los jóvenes Kaneda Shôtarô y Tetsuo Shima, huérfanos (aparentemente) y amigos desde la infancia. Un día, Tetsuo choca contra un misterioso niño con cara de anciano, a partir de lo cual es localizado y raptado por el ejército, experimentando con él. Tetsuo comienza a despertar así poderes inimaginables.

Es fácil creer inicialmente que el Akira del título son Kaneda o Tetsuo, pero nada más lejos de la realidad (especialmente en el manga, donde el personaje que da nombre a la obra tiene bastante más presencia). Es cierto, no obstante, que a Tetsuo se lo compara inicialmente con el susodicho, debido a que el despertar de sus poderes recuerda a los que tuviera aquél. La cinta cierra con la famosa frase «yo soy Tetsuo», lo cual es un fuerte indicador.

El nihilismo como bandera

Akira es una obra bastante nihilista, si bien finaliza con un rayo de esperanza (literal y metafóricamente). El personaje que mayormente representa dicho nihilismo, frente al idealismo y heroicidad de Kaneda (hasta cierto punto, pues en una obra tan nihilista hasta el que hace de héroe es algo cafre), es Tetsuo.

Tetsuo destruye, es una fuente de poder prácticamente infinita y descontrolada que solo deshace a su paso, incluso cuando no quiere hacerlo.

En este discurrir de destrucción se nos presenta una sociedad quebrada, harta, con manifestaciones e intentos de revolución de por medio y pretensiones de rupturismo. El manga de Akira comenzó a realizarse en 1982, década en la que Japón todavía nadaba en una abundancia económica que comenzaba a mostrar sus grietas.

Pero no solo en Japón, sino en todo el mundo occidental se respiraba nihilismo en la juventud. Las protestas de 1968 estaban aún recientes en el imaginario colectivo, así como el abuso de drogas y alucinógenos con los que se buscaban nuevas experiencias y manifestaciones artísticas. Unido a un auge del movimiento neoliberal en lo económico y un consumismo cada vez más exacerbado, se iba diluyendo el significado de las cosas. Lo que servía para hoy, o incluso en un instante, quizás no lo haría para mañana.

Akira (1988) de Katsuhiro Otomo

Hay una maraña de gente que sigue fielmente a un desatado Tetsuo; en el manga incluso tiene secuaces. Ni tan siquiera saben realmente lo que quiere (pues solo destruye), ni lo conocen (Tetsuo está lejos de ser un líder carismático a lo Lelouch Lamperouge, ni lo persigue), pero se ven atraídos por ese fin aparente del status quo.

Es por esta cuestión nihilista por lo que Akira como obra y Tetsuo como personaje han envejecido tan bien, pues en pleno 2021 seguimos básicamente en la misma tendencia: juventud nihilista, consumismo aún más exacerbado, vivencias que perduran instantes en nuestra mente.

Tetsuo y Kaneda, Vegeta y Goku, Bakugô y Deku

Es Tetsuo también el protagonista (porque lo es, aparte de Kaneda) cínico y sensible frente al mucho más simple y heroico (dentro de los cánones que presenta Otomo) Kaneda. Cabe decir que Tetsuo es un personaje que expone características mucho más éticamente dudosas, pero que sin embargo posee una gran popularidad.

Esto de presentar a dos protagonistas contrapuestos, con uno de ellos tornándose incluso a la vez en antagonista, es uno de los tropos clásicos que más se han ido repitiendo en el shônen y que de hecho ya aparecía en una conocida obra anterior a Akira, que es el Devilman de Gô Nagai, con Ryô Asuka y Akira Fudô.

Sin embargo, y a pesar de que Ryô ha servido claramente de influencia en personajes posteriores como Griffith de Berserk y probablemente Lelouch de Code Geass; creemos que la influencia de Tetsuo en la cultura pop japonesa posterior ha sido incluso más pronunciada.

El ejemplo más esclarecedor que se nos viene a la mente es Vegeta de Dragon Ball, principalmente por el diseño y apariencia general del personaje (la frente ancha y pelo en punta son rasgos característicos de Tetsuo, especialmente cuando alcanza el cénit de su poder). Además, el color base de Tetsuo, al igual que es de Vegeta, es el azul frente al rojo de Kaneda/Goku (exceptuando la famosa capa que se coloca en su ataque de megalomanía). Y Kaneda lo llama «canijo».

Las personalidades de Tetsuo y Vegeta son también muy similares: complejos de inferioridad (dirigidos especialmente hacia el héroe) disimulados con arrogancia, momentos de cierto patetismo que se ven eclipsados por otros mucho más cool, problemas de contención de la ira.

Es cierto que en la trama argumental inicial de Vegeta se percibe más notoriamente la influencia del general Zod de Superman, y en su diseño pudo tener algo que ver asimismo el Feyd-Rautha Harkonnen interpretado por Sting en la Dune de 1984 (el creador de Dragon Ball, Akira Toriyama, siempre ha sido un declarado fan del cine de Hollywood); pero las similitudes con Tetsuo son innegables.

En el manga de Akira, cuando Tetsuo alcanza más poder su pelo no solo crece y se pone en punta, sino que se vuelve dorado o blanco, lo que pudo haber servido también de influencia a Toriyama para la creación de su super saiyan (sin olvidar que en la leyenda del rey mono este personaje ya tornaba su pelaje en dorado cuando se volvía más fuerte, siendo la base general de Dragon Ball).

El autor que sí ha confirmado la influencia de Tetsuo para la creación de su personaje Katsuki Bakugô ha sido Kôhei Horikoshi (My Hero Academia). Evidentemente, Bakugô es a su vez muy similar a Vegeta y de nuevo repite los patrones de deuteragonista con complejo de inferioridad frente al héroe (en este caso Deku), arrogancia y problemas de contención de la ira. En este caso incluso se muestra un vínculo entre los dos personajes principales que se remite a la infancia (en el caso de Vegeta y Goku en cambio el príncipe saiyan hace acto de presencia cuando el protagonista ya es adulto).

Otro reconocido mangaka que ha comentado cómo le inspiró la obra de Otomo ha sido el creador de Naruto, Masashi Kishimoto, quien dijo quedar prendado en su juventud cuando vio el cartel de Kaneda caminando hacia su moto.

Si bien Sasuke Uchiha se aleja algo más en sus rasgos definitorios de Tetsuo, de nuevo hallamos el color azul de base frente al rojo (en este caso naranja) del héroe Naruto. Y, claro está, aquello del amigo del protagonista que se torna en antagonista.

De más está decir cómo todas estas obras y autores se han inspirado entre ellas, pues Dragon Ball fue asimismo un referente para Naruto, que a su vez lo fue para My Hero Academia. Pero el origen (bueno, el origen más popular, mejor dicho) lo encontramos en Tetsuo Shima.

Nos dejamos para el final de esta entrada otro conocido personaje, muy popular en tiempos recientes, que es Eren Yeager de Attack on Titan. Frente a su idealista y altruista amigo de la infancia Armin, Eren aparece como un joven casi siempre enfadado, acomplejado (especialmente frente a Mikasa), impulsivo y arrogante que acaba obteniendo un enorme poder, clave para el desenlace de la trama. Pues eso, el efecto Tetsuo, con el nihilismo como bandera todavía en plena forma.

Tetsuo y Kaneda (Akira) ilustrados por Masashi Kishimoto

Arte cine y series

Lady Jessica (Rebecca Ferguson) en Dune (2020)
Un ángel me sigue… (Paul Hill, Midnight Mass)

Arte de anime y manga

Rei/Lilith y Kawory/Adán en Evangelion
Los 3 grandes de la UA (My Hero Academia)

Hitomi Odashima (My Hero Academia): «Cada vez hay más mujeres trabajando en la animación»

La última edición de Japan Weekend Madrid se celebró el pasado mes de febrero, contando con invitados de la talla del director de Mushishi, Hiroshi Nagahama; o de la directora de animación y diseñadora de personajes de My Hero Academia (Boku no Hero Academia, 僕のヒーローアカデミア), Hitomi Odashima, a quien tuvimos el honor de entrevistar y quien además respondió a varias preguntas de los asistentes mientras realizaba en directo una ilustración exclusiva protagonizada por Bakugo y All Might.

Odashima es uno de los ejemplos de mujeres que trabajan en el mundo de la animación japonesa, donde ocupa asimismo un puesto de responsabilidad. Por suerte, no es la única.

«Hoy en día hay más mujeres en el mundo del anime», nos ha asegurado. «Por ejemplo en el caso de My Hero Academia hay actualmente más mujeres que hombres trabajando».

Odashima estudió diseño y empezó trabajando como diseñadora de muebles y objetos. Empezó a trabajar en el mundo de la animación como diseñadora de personajes y de vestuario, por ejemplo en Digimon Adventure Tri. o en Ao no Exorcist.

«En My Hero Academia es la primera vez que trabajo de forma más general y con más responsabilidades, por lo que experiencias anteriores me han ayudado mucho», ha comentado.

Trabajar en My Hero Academia le ha aportado además muchas experiencias, como venir a otros países, siendo esta la primera vez que visita España.

Hitomi Odashima sosteniendo la ilustración realiada para Japan Weekend Madrid 2020 de My Hero Academia

Precariedad en el mundo del anime

Últimamente son más las voces que se alzan contra las condiciones laborales en el mundo de la animación japonesa, donde salarios bajos y el exceso de horas extra parecen estar a la orden del día.

«Es cierta la precariedad laboral en el anime, ya que la gente que empieza a trabajar tiene que dejarlo por no ganar suficiente dinero para vivir», ha contado Odashima, quien ha añadido que le «apena porque no pueden dedicarse a lo que les gusta y son jóvenes promesas». El gobierno va cambiando las condiciones de trabajo, por lo que esperan que la situación mejore, aunque es complicado y no esperan que sea a corto plazo.

A pesar de estas condiciones, la calidad en la animación en un anime (de larga duración) como My Hero Academia es notoria, lo que Odashima achaca a la pasión que todos ponen en el proyecto, «por eso lo sacan adelante». «Mantener la comunicación dentro del equipo» es asimismo esencial.

El proceso para animar cada episodio es de hecho realmente complicado, pero está a su vez perfectamente estructurado. Tal como nos ha contado, hay un plan estudiado (realizado por el productor) por cada capítulo dividido en secuencias, por lo que cada equipo de animación se encarga de un corte o secuencia. Hay varios cortes para una o dos personas,; luego se pasa a otro equipo para ponerlo en movimiento. Primero hacen el dibujo estático el equipo de arte conceptual y luego lo pasan a movimiento en el equipo de animación.

Diseño de Katsuki Bakugo realizado para el anime de My Hero Academia (Boku no Hero Academia). Estudio Bones.

Tras esto, envían el trabajo realizado al director de animación, quien le da el visto bueno o indica qué han de modificar o corregir. Después viene la edición y finalmente la publicación. Normalmente hay dos equipos (unas 300 personas) trabajando simultáneamente en cada episodio, que se complementan para sacarlo adelante en un período de tres meses (que puede verse prolongado a seis).

Normalmente cada episodio es terminado solo unas horas antes de la emisión. «Es realmente estresante», ha indicado Odashima. A veces se tiene que volver a dibujar todo a tal como lo quiere el director. Muchas veces no llegan a tiempo.

Bakugo es su personaje favorito de My Hero Academia

Odashima, cuyas inspiraciones provienen sobre todo de títulos como Fullmetal Alchemist o Naruto, se alegró mucho al empezar a trabajar en la adaptación a anime de My Hero Academia, ya que «el manga original es muy interesante».

Dentro del variado y enorme plantel de personajes que desfilan por la obra de Kôhei Horikoshi, Odashima se queda con Bakugo y con Mineta «porque es muy fácil de dibujar».

El momento que más les costó animar fue la pelea de Deku contra Overhaul. «En el estudio costó mucho animar esa lucha debido a que fue muy complicado dibujar todos los músculos del villano», ha añadido.

Por el contrario, el sexto ending, protagonizado por Erin y dirigido por ella misma, le supuso una experiencia de lo más gratificante.

Para el futuro, nos ha asegurado que le gustaría trabajar dirigiendo otro ending, un cortometraje, un videoclip o un anuncio.

Imagen del sexto ending de My Hero Academia (Boku no Hero Academia), dirigido por Hitomi Odashima. Estudio Bones.

Nueva película de Boku No Hero Academia y secuela de Re: Zero, entre las novedades del AnimeJapan

La convención de este año de AnimeJapan, del 23 al 26 de marzo, que reúne toda la actualidad de la industria del anime en Japón, ya ha dado comienzo con varias y jugosas novedades, de entre las que destacan una nueva película de Boku No Hero Academia (My Hero Academia) para el próximo invierno y una secuela de la adaptación a anime de Re: Zero (título completo de las novelas Re:Zero kara Hajimeru Isekai Seikatsu). Se ha confirmado que regresará el casting de voces original para los personajes principales (Subaru Natsuki, Emilia, Pack, Rem, Ram, Beatrice y Roswaal L. Mathers). Pero hay más.

Del nuevo largometraje de Boku No Hero Academia se ha anunciado además que narrará una historia original y que su mangaka, Kouhei Horikoshi, supervisará y diseñará a los nuevos personajes.

Toei Animation ha anunciado a su vez nueva película para conmemorar el 20º aniversario de la franquicia Ojamajo Doremi (más conocida como Doremi a secas en España), cuyo estreno en Japón está previsto para 2020. Se celebrarán además varios eventos en torno a la serie, como una nueva «web-serie» bajo el título Ojamajo Doremi: Owarai Gekijou, que se podrá ver a través del canal oficial de Toei en Youtube; y nuevas novelas ligeras.

El anime sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo protagonizado por glóbulos rojos y blancos (entre otros), Hataraku Saibou (Cells at Work!), tendrá segunda temporada. Aún se desconoce fecha de estreno, pero es una GRAN noticia.

El estudio DMM Pictures ha anunciado a su vez una adaptación a anime del videojuego de simulación RPG online Soukou Musume (algo así como Chicas en armadura), bajo el título completo Soukou Musume Senki, que acompañará al manga de Hiroshi Kawamoto, actualmente en publicación. La historia del anime será complementaria a la del juego.

La novela más conocida de Osamu Dazai, Indigno de ser humano (Ningen Shikkaku) tendrá adaptación al anime en formato largometraje este año en Japón. Se espera su estreno también en Occidente. Su título completo es HUMAN LOST Ningen Shikkaku. La historia se situará en Tokio en el año 2036 (111 de la Era Showa), con nanomáquinas internas en los seres humanos y controladas por «S.H.E.L.L.». Bajo su control, se les concede a las personas una vida de 120 años libre de enfermedades y heridas. Sin embargo, esto afecta al sistema en Japón a nivel económico, social y ético, hasta el punto de que algunos humanos se desconectan de «S.H.E.L.L.», transformándose en demonios… o descubriendo su verdadera humanidad. Mamoru Miyano está confirmado como voz del protagonista, Youzou Oba.

Este seiyuu, por cierto, ha sido anunciado asimismo como voz de un nuevo personaje en la película de anime de Ni No Kuni, llamado Yoki, así como Yuki Kaji hará de Danpa. La cinta se estrenará este próximo verano en Japón.

Por otro lado, la novela de detectives Kitsutsuki Tantei-Dokoro, escrita por Kei Ii, tendrá adaptación a anime dentro del proyecto KimiKoe, que busca a los mejores aspirantes a seiyuu en Japón.

La franquicia de novelas ligeras de Goblin Slayer tendrá otro de sus episodios adaptado a anime, que se estrenará en cines japoneses próximamente. El título completo es Goblin Slayer: Goblin’s Crown y se ha confirmado el regreso de las voces de los personajes principales.

Seguimos con las novedades del domingo. Para empezar, Netflix ha anunciado una nueva adaptación a anime del manga de Shuiichi Asou,  Saiki Kusuo no Ψ-nan (también conocida como Saiki Kusuo no Psi-nan). Vuelve a dirigir Hiroaki Sakurai (el título ya dispone de una serie anterior) y realizarán el trabajo los estudios J.C. Staff y Egg Firm. La historia sigue a un estudiante de secundaria, Kusuo Saiki, que hace todo lo posible por ocultar sus habilidades psíquicas y llevar una vida normal.

La última serie de Shinichiro Watanabe (Cowboy Bebop), Carole & Tuesday, cuyo estreno es inminente (el próximo 10 de abril) también ha mostrado a dos nuevos miembros de reparto durante la convención. Alysa será la voz cantante del personaje Angela (cuya voz al natural será de la seiyuu Sumire Uesaka); mientras que Maaya Sakamoto (Aeris o Lightning en la saga Final Fantasy) hará lo propio con Crystal e Hiroki Yasumoto (Sado/Chad en Bleach) con Skip.

Aniplex ha mostrado asimismo una nueva imagen promocional y novedades de la próxima película de la franquicia Fate, titulada Fate/Grand Order: Shinsei Entaku Ryouiki Camelot, que se dividirá en dos partes. La primera de ellas, Wandering; Agateram, se estrenará en cines de Japón en 2020 y será dirigida por Kei Suezawa bajo el estudio de animación Signal.MD. La segunda, Paladin; Agateram, será desarrollada por Production I.G.

Continuando con esta franquicia, además se ha revelado que su próximo título en formato serie,  Fate/Grand Order: Zettai Majuu Sensen Babyloniase estrenará el próximo octubre. En su elenco de voces destacan los nombres de Nobunaga Shimazaki (Yuno en Black Clover) como Ritsuka Fujimaru; Rie Takahashi (Emilia en Re: Zero) como Mash Kyrielight; o de nuevo Maaya Sakamoto y Takahiro Sakurai (Aeris y Cloud en Final Fantasy VII) como Leonardo Da Vinci y Merlín, respectivamente.

El estudio de animación AIC han revelado a su vez un «reboot» del título Megazone 23, el cual ha sido financiado principalmente a través de campañas de «crowdfunding» desde 2017. Megazone 23 fue inicialmente una serie dividida en cuatro partes del mismo estudio lanzado al mercado en 1985 y se encuentra dentro del género cyberpunk. Habría influenciado a películas como Dark City o Matrix. El reinicio se hará en dos partes, Megazone 23 Sin y Megazone 23 Xi y contará con la voz de Moe Toyota como la nueva protagonista, Sakura.

Esto ha sido por ahora lo más destacado en novedades principales de la industria del anime. ¡Seguiremos informando y actualizando esta entrada!

La importancia de Nana Shimura o la ausencia de mentoras

La figura del mentor ha sido siempre esencial en el camino del héroe, ya que partimos de la base de que uno no nace héroe, sino que se hace. Casos conocidísimos son los de Luke Skywalker en Star Wars (Anakin antes que él y Obi-Wan precedente a ambos); Harry Potter en la saga de mismo nombre; Batman y Superman en DC o SpiderMan en Marvel. Disney también tiene su puñado de héroes, viniéndonos su particular versión de Hércules a la cabeza. En el manga y anime, tenemos por supuesto a Son Goku, a Naruto, a Ichigo y prácticamente a cualquier protagonista de «shônen» que se precie.

Todos ellos, en su recorrido por el camino del héroe tienen (al menos) una figura mentora que los enseña y guía. Y todos estos mentores son masculinos. Así es, nos quedamos atónitos al pensar en la (casi) absoluta ausencia de féminas como maestras del protagonista.

Maestro Yoda y Luke Skyalker en Star Wars: El imperio contraataca

Mentoras… de otras mujeres

Es cierto que hay excepciones, como Tsunade en Naruto… pero estas mentoras tienen a su vez como aprendices a otras mujeres que en ningún caso son la protagonista. Así, Sakura, el miembro menos relevante de todo el Equipo 7 y la única chica de éste, es la elegida para ser la alumna de Tsunade. En ningún caso Naruto, el personaje principal, que se va con un señor, Jiraiya; ni mucho menos Sasuke. Cuando los tres forman un equipo, el principal tutor es nuevamente un hombre, Kakashi. Por supuesto, la labor de Sakura (y por ende Tsunade) en el campo de batalla se centra en la sanación, quedándose así en la retaguardia.

Algo similar ocurre con Hippolyta y Diana en Wonder Woman. Otra vez la mentora femenina tiene como alumna a una mujer, no a un hombre. Al menos en este caso sí se trata del personaje principal.

Otras heroínas destacables tienen como maestros a hombres. Así, Rey es la aprendiz de Luke Skywalker (no de Leia, que asume ese rol de forma muchísimo más desdibujada con Poe Dameron); Capitana Marvel (la de los cómics, al menos, además de novia) lo es de Mar-vell; Lara Croft de Werner Von Croy; y Beatrix Kiddo en Kill Bill de Pai Mei.

Diana e Hippolyta en Wonder Woman

De este modo, hallamos estupefactos un vacío enorme de mujeres mentoras, especialmente de los protagonistas y más aún si éstos últimos son hombres.

La anciana sabia y las maestras

Como en todo, hay (poquísimas) excepciones. Por un lado, tenemos la figura, algo más presente en la ficción, de la «anciana sabia», que tampoco es que se trate de una mentora. De hecho, muchas veces su papel va intercalado con el de la bruja (por goleada, el rol femenino más asumido aparte del de interés amoroso, princesa o madre).

Así, tenemos dentro de esta construcción literaria a personajes como  Zeniba y Yubaba en El viaje de Chihiro, la abuela-sauce en Pocahontas, Baba en Dragon Ball, Galadriel (que con lo que ha vivido, como si fuera una anciana) en El señor de los anillos, Gentiana en Final Fantasy XV (ídem que la anterior) o la tortuga Morla en La historia interminable, entre unos pocos ejemplos.

Yubaba en El viaje de Chihiro

Luego tenemos, un poco más cerca, a la figura de la maestra, pero que lo es a modo general de grupo, como las profesoras de clase, sin llegar a ser figura mentora propiamente dicha del héroe. Son ejemplo de esto Minerva McGonagall en Harry Potter, donde a pesar de ser jefa de la casa Gryffindor y la que se mantiene al frente de la defensa de Hogwarts cuando todo parece perdido, no logra un lugar especial en el recuerdo de Harry. Sí lo hace Severus Snape, profesor que le hizo la vida imposible durante toda su estadía escolar (se redime en el último momento), pero no McGonagall.

Otro ejemplo similar es Mavis en Fairy Tail, que como lleva muerta décadas antes de que empiece la historia, se la honra como fundadora del gremio, pero poco más. Reaparece posteriormente, pero en lugar de asumir un papel de mentora para Natsu o los demás, se centran más en su trágico romance con el villano, Zeref.

Minerva McGonagall y Harry Potter

Ahora sí: mentoras del héroe

Entonces llegamos a las pocas mentoras que hay, y resulta que la mayor parte tienen «peros». Es el caso de la Anciana en la película de Doctor Strange, que resulta que en realidad es un personaje masculino en los cómics (el cambio de sexo fue además criticado por una parte del público). O el de Marín el Águila en Saint Seiya, que se ve obligada a «ocultar su feminidad».

Estamos ya más cerca, nos topamos con uno de los personajes femeninos más emblemáticos de la ficción: Sarah Connor de la franquicia Terminator. Madre del líder de la resistencia contra las máquinas, John Connor, ejerce a su vez (especialmente en los inicios de la vida del muchacho) de maestra. A pesar de todo, no se le puede quitar el rasgo de «madre», y al final es más conocida en el imaginario colectivo con esta faceta que con la de mentora.

Es otra obra considerado de culto en la ciencia ficción, Neon Genesis Evangelion, la que nos presenta a Misato Katsuragi, mujer que hace de tutora y luego amiga del protagonista, Shinji Ikari, con quien no guarda ningún tipo de parentesco. Misato es además coordinadora de los EVAs, capitana y posteriormente mayor dentro de NERV.

Sarah y John Connor en Terminator II: El juicio final

Llegamos finalmente a Nana Shimura de Boku No Hero Academia (de la cual comentaremos SPOILERS). Ahora sí. AL FIN nos encontramos a una mentora del héroe por antonomasia que es All Might/Toshinori Yagi, que es claramente mujer y nadie lo oculta (tampoco es que deba hacerse hincapié en ello). Además, su legado es esencial en la historia actual del manga y anime y Toshinori Yagi se encarga de protegerlo como un mantra, exponiéndolo orgulloso.

Nana es asimismo el referente original (al menos hasta la fecha, ya que sabemos que hubo 6 portadores antes que ella) del poder «One For All», es antepasada de uno de los principales antagonistas, Tomura Shigaraki, sin embargo su rol no está definido por una maternidad (si acaso, la que simboliza con Toshinori a través de su relación mentor-alumno).

La naturalidad con la que Nana es introducida en la historia, lo «cool» que resulta su diseño y escenas como la de su muerte y la profunda impronta que deja en personajes de la historia y en el lector a pesar de lo poco que ha aparecido demuestran que es posible la existencia de mentoras tan inolvidables como Yoda, Miyagi, Mutenroshi o Gandalf. 

Lástima que no se aplique más y que se dé por hecho este vacío literario en el mundo de la ficción, que sigue recordándonos que, a pesar de todo, sigue molestando (aunque sea en el subconsciente o imaginario colectivo) la presencia y acción de mujeres de cierta edad y que incluso (cómo osan) puedan llegar a ser modelo de aprendizaje y referente de un hombre sin necesidad de que sea su madre.

Nana Shimura en Boku No Hero Academia