Final Fantasy IX y la representación de las minorías

Habiendo avanzado por enésima vez en mi vida (siendo la última hace más de un lustro) por esta maravilla de Squaresoft, ha sido esta la primera vez que he caído REALMENTE en la cuenta de algo importante: Final Fantasy IX tiene una (buena y hasta cierto punto realista) representación de las minorías.

Sí, enseguida se nos vendrá a la mente que el grupo principal está conformado por todo tipo de especies (los humanos son los que menos… de hecho creo que los únicos realmente humanos son Steiner y Amarant, y éste último es ¿azul?), pero si miramos bien hay mucho más en la narrativa.

Como ya hemos tratado con anterioridad el papel que juegan las mujeres en esta entrega, vamos a centrarnos en las minorías étnicas. Vamos a poner pues el foco en Vivi (y en menor medida en Yitán). Advertimos que habrá SPOILERS para los que no hayan finalizado Final Fantasy IX.

Vivi y los magos negros

Vale, Vivi es literalmente negro (un mago negro), pero dejando de lado esa obviedad, que en sí no tendría por qué significar nada, es en el rol que cumple este personaje en la historia en donde hallamos toda la sustancia.

Vivi es, como decíanos, un mago negro, pero al principio del juego no lo sabe. Creados por Kuja para ser meros instrumentos de guerra, los magos negros son elaborados en masa, metidos y apilados en cajas y llevados en un carguero hasta la reina Brahne de Alexandría, que ha pagado previamente por ellos al villano.

De este modo, en una escena del juego, aún en las primeras horas, mientras estamos en la aldea de Dali, Vivi es secuestrado al creer que se trata de un mago negro que se ha escapado y lo meten en una caja, a punto de ser transportado en el carguero hacia Alexandría. Veamos ahora las imágenes aquí expuestas, ilustraciones del siglo XVII que muestran barcos negreros, esos que cargaban esclavos africanos hacia tierras americanas. Como se puede observar, los llevaban apilados pegados unos sobre otros, como las maletas en un avión. Por supuesto, eran varios los que fallecían en el trayecto ante estas condiciones, según un negrero inglés al menos un 25% de ellos nunca llegaron a destino.

Vivi y los magos negros, pues, son tratados igual que los esclavos: mercancías con las que se trafica para que realicen labores que los demás, los poderosos, no quieren hacer, como lo es el ir a la guerra. En algunos casos las consecuencias fueron realmente desastrosas, por ejemplo en las guerras civiles posteriores a la declaración de la independencia argentina se dice que se mandaron a muchos esclavos de origen africano, muriendo la mayor parte en la batalla. Actualmente, es extraño encontrarte a gente de estas etnias o descendientes de al recorrer la ciudad de Buenos Aires.

El caso de Vivi es asimismo llamativo porque es el ejemplo de un mago negro que «despierta» y que se revela contra su destino asignado de carecer de voluntad e ir a la guerra. En el proceso, adquiere una identidad propia y un significado por el que vivir.

Vivi extiende asimismo esta enseñanza al resto de magos negros y a sus «hijos» al final del juego. A la postre, ellos no pueden cambiar completamente el sistema (al fin y al cabo, siguen siendo fabricados con un periodo de caducidad/fin/muerte), pero sí pueden ganar una identidad y adquirir dignidad.

No solo eso, sino que Vivi enseguida se gana el respeto y afecto de sus compañeros, primero por su bondad y ternura, segundo por sus poderes mágicos, inusuales en el resto de mortales. Curiosamente, el miembro del equipo que más respeto muestra hacia Vivi desde el primer minuto es Steiner, el leal soldado de Alexandría que, en cambio, sí tiene problemas con la procedencia de Yitán y los miembros de Tántalus.

Para Steiner, al contrario que Brahne y tantos otros ciudadanos del reino de Alexandría (como los que habitan en Dali), Vivi y los magos negros son congéneres merecedores de tanto respeto como cualquier otro miembro de la nobleza, llegando incluso a espetarle al Vals Negro 3 que lo que ha hecho es detestable tras asesinar a los otros magos negros del carguero.

«No importa lo que pase, ¡tú eres un individuo, Vivi!»

Yitán y las diferencias de clase

Por detrás de Vivi, otros personajes centrales sirven también de ejemplo de representación de minorías raciales y de clase. Es el caso de Yitán, que al final resulta ser un genómido creado, al igual que los magos negros, para destruir y matar. Yitán, que es creado desde el inicio con una inteligencia superior a la del resto de genómidos, es criado accidentalmente por Bakú y los miembros de la banda Tántalus, convirtiéndose en un joven de buenos sentimientos y gentil corazón, a pesar de la picaresca que caracteriza a los pillos.

Al final, esto demuestra que lo importante es quién te cría y las decisiones que toma uno (nuestro protagonista revela que durante al menos buena parte de su pasado estuvo inquieto por su desconocida procedencia). Puede que Tántalus sea una banda de canallas de dudosa clase de Lindblum, frente a los aires de aristócrata perturbado de Garland (y Kuja), pero es gracias a ellos que Yitán llegó a ser quién es.

Tal como señalábamos al principio, casi todos los personajes principales forman parte de razas no humanas, y todos ellos podrían servir de menor exposición, como Quina (quien en cierto momento afirma con absoluta naturalidad que, al contrario que ella, Vivi parece un niño de lo más normal), pero la historia y recorrido de Yitán y, sobre todo, Vivi y los magos negros hace que inevitablemente nos preguntemos si Hironobu Sakaguchi (creador de la saga y productor y guionista de la entrega que nos ocupa) no tenía en mente a Martin Luther King durante su creación.

Yitán, Vivi y Tántalus. Ilustración que NO es nuestra 😉