El amor está en el agua, un refrescante romance con forma de trabajo menor de Yuasa

Masaaki Yuasa se ha hecho un hueco en el mundo de la animación japonesa (y lo que le queda) con títulos tan interesantes como The Night Is Long, Walk On Girl, Mind Game o Devilman: Crybaby. Ninguna de ellas baja del notable. Selecta Visión ha traído a las carteleras españolas su último trabajo, El amor está en el agua (Kimi to, Nami ni Noretara きみと、波にのれたら), una apuesta la mar de oportuna para la fecha de su estreno el 14 de febrero.

Hinako Mukaimizu (voz en japonés de Rina Kawaei) es una joven recién llegada a una ciudad costera que aspira a estar cerca del mar, al cual adora desde que era niña debido en buena parte a su pasión por el surf. Allí conoce a Minato Hinageshi (Ryôta Katayose), un bombero muy simpático y agradable que sabe hacer un poco de todo. Ambos enseguida conectan y se enamoran, dando inicio a una relación que se verá truncada debido a un trágico acontecimiento.

El amor está en el agua aprovecha la química desarrollada por el par de protagonistas para dar así rienda suelta al drama, a la melancolía y a la exploración de la pérdida y su consecuente superación.

El amor está en el agua. Science SARU.

A Yuasa se le debe de dar bien la narrativa de romances, algo que ya había demostrado con The Night Is Long, Walk On Girl y en menor medida con Devilman: Crybaby  (por volver a los mismos ejemplos) porque, a pesar de lo fácil que es caer en terrenos almibarados en este tipo de historias, logra salvar el tipo y nos ofrece un vínculo Minato-Hinako sólido y enternecedor, aún con sus escasos minutos en pantalla.

Gracias a que la relación entre los dos protagonistas se asienta bien, la parte más dramática llega sola. Esta es probablemente la sección más interesante de la cinta y la que más posibilidades ofrece. Lamentablemente, no están bien aprovechadas y el último acto es el que más cae en clichés y situaciones anodinas. Eso sí, el final es quizás de los más emotivos que hemos tenido oportunidad de ver en los últimos años.

El amor está en el agua. Science SARU.

El apartado técnico, a cargo del estudio de Yuasa, Science SARU, cumple como en todos los trabajos del director. Animación simple, pero efectiva y dinámica, con colores llamativos que se acoplan estupendamente al tipo de historia que nos quiere contar. No nos encontramos ante un estilo tan bonito como el de Ghibli ni tan grandilocuente como el de las cintas de Satoshi Kon, ni falta que le hace. Es el estilo Yuasa.

La banda sonora, compuesta por Michiru Oshima, viene con trampa. Se puede decir que hay un tema especialmente importante a lo largo de la trama y que suena en más de una ocasión. Si te gusta, bien; pero como no sea el caso puede llegar a resultar irritante y distrae de ciertos aspectos de la trama.

En definitiva, El amor está en el agua es otro notable trabajo de Yuasa, pero está algo lejos de ser el mejor. Apoyándose en la química de sus dos protagonistas y en el bonito (y desaprovechado) guión de Reiko Yoshida, la película pasa como una ola, con su momento álgido y luego cayendo en un último acto poco inspirado y más propio de un shôjo promedio o de una película de sobremesa.