Siete reflexiones sobre la humanidad y la sociedad a través de los animales

La adaptación a anime de Beastars se ha estrenado hace apenas un mes y lo cierto es que está resultando en una experiencia muy disfrutable, si bien no llega a los niveles de (casi) excelencia del manga creado por Paru Itagaki. No es la única obra que ha experimentado con la idea de adentrarse en fenómenos culturales o sociales, e incluso en el existencialismo humano, a partir de alegorías con animales (en este caso, antropomorfizados), empezando por la conocida Rebelión en la granja de George Orwell. Vamos a enumerar nuestras siete preferidas.

Zootrópolis (Rich Moore y Byron Howard, 2016)

Una de las últimas grandes cintas de animación proveniente de la Casa del Ratón, que parece más de Pixar que de Disney, es esta Zootrópolis (más conocida como Zootopia en otros lares) que narra las peripecias de una coneja, Judy Hopps, para lograr entrar al cuerpo de policía en la enorme y dinámica ciudad que da nombre a la película, donde conviven todo tipo de animales. Accidentalmente conocerá al zorro Nick Wilde, quien se verá obligado a ayudarla en un caso donde los carnívoros van perdiendo el control.

La división profunda entre carnívoros y herbívoros y si éstos pueden superar su naturaleza y llegar a la convivencia pacífica es el mismo tema del que partirá Beastars (de la que escribiremos más detalladamente), pero aquí, mensaje claro y comprensible en una cinta que no llega a las dos horas de metraje y que puede ser disfrutada igualmente por niños y adultos, se dirige hacia alegorías contra la xenofobia.

No es la primera película con animales antropomorfos realizada por Disney (cómo olvidar su versión de Robin Hood), pero sí nuestra favorita hasta la fecha.

Rebelión en la granja (George Orwell, 1945)

Orwell es un autor sobradamente reconocido, y no es para menos, pues suya es también 1984 (de rabiosa actualidad). Rebelión en la granja narra cómo los animales de un rancho se levantan contra el granjero y lo expulsan, haciéndose los cerdos (más concretamente, dos de ellos) con el control, basándose en una inteligencia superior. Éstos establecen una serie de normas contrarias a los humanos, las cuales se irán manipulando a medida que ocurren ciertos acontecimientos y los porcinos van adaptándose (demasiado bien) al poder, hasta transformarlas o hacerlas desaparecer casi del todo a su conveniencia.

Orwell escribió esta novela con la clara intención de satirizar el régimen soviético de Stalin y cómo éste fue acabando con el ideal socialista. Puede leerse también como una crítica contra los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Un título atemporal.

Kimba, el león blanco (Osamu Tezuka, 1950-1953)

El «dios del manga» Osamu Tezuka nunca ocultó que parte de su inspiración a la hora de dibujar partía de Disney, si bien las malas lenguas cuentas que las tornas se intercambiaron con el paso de los años al estrenar en cines a finales del siglo pasado una de las cintas más populares de la Casa del Ratón… Sea como fuere, Kimba, el león blanco siempre contó con bastante fama en Japón. Lo que llevó a una adaptación de anime, entre otros.

Kimba cuenta la historia de un león albino que logra huir de los humanos cuando es una cría, volviendo a la sabana africana. Allí intenta establecer los ideales de su difunto padre y de los aspectos positivos de la civilización humana en sus dominios, no sin dificultades.

La dualidad naturaleza contra cultura (o civilización) es otro de los aspectos más comunes en este tipo de obras, si bien Tezuka lo lleva a un terreno mayormente positivo. Kimba es además un león vegetariano, lo que nos sitúa de nuevo en el caso de carnívoros que buscan el respeto y la convivencia con los herbívoros.

Wes Anderson: Fantástico Sr. Fox e Isla de perros (2010 y 2018, respectivamente)

No podíamos decidirnos por uno de los títulos dirigidos por este peculiar (y genial) director, así que incluimos a los dos.

Fantástico Sr. Fox (Fantastic Mr. Fox en el original), basada en una novela de Roald Dahl, cuenta la historia de cómo el Sr. Fox lleva una idílica vida junto a su mujer y su hijo Ash. En realidad el ahora padre de familia era antaño un ladrón de gallinas, pero al enterarse de que su pareja estaba embarazada ambos deciden asentarse y llevar una vida «fantástica». Con el paso de los años, Fox va dejando aflorar más sus instintos y la necesidad de volver a su antigua vida, lo que lo pone en un compromiso con la sociedad animal y con un grupo de crueles granjeros.

Isla de perros por su parte narra las pericias de un grupo de cánidos que se ven obligados a sobrevivir abandonados a su suerte en una isla inhóspita, ya que el gobierno japonés ha decretado una ley que expulsa a todos estos animales. Un día aparece accidentalmente un niño nipón en busca de su perro, a quien el grupo de canes decide unirse para ayudarlo.

Mientras Fantástico Sr. Zorro utiliza el recurso de animales antropomorfos (por decisión explícita del propio Anderson), Isla de perros mezcla más activamente a los animales (tal como los conocemos, al menos físicamente) con los humanos. La primera es una sátira del ideal de vida (americano) y la búsqueda de la autorrealización; mientras que la segunda homenajea a las cintas de vaqueros y forajidos, e incluso a Los siete samuráis de Akira Kurosawa, a través de su maravilloso grupo de perros protagonista.

El jefe es una onee (Nagabe, 2013-2015)

Aquí nos ocurría algo similar que con Wes Anderson, ya que Nagabe suele dibujar a animales o seres antropomorfos en todas sus historias ( y somos especialmente fanáticos de La pequeña forastera), pero probablemente la que más se adapta hasta la fecha (de lo que hemos leído) al mensaje cultural o social basándose en alegorías con animales es esta El jefe es una onee.

El manga nos cuenta cómo el reptil Vincent Falnail es un ejecutivo, jefe de un departamento en una multinacional, de día, y travesti de noche («onee» en japonés, sin los sufijos «san», «chan» o similar significa gay, travesti, cisgénero o alguien con características que no se adaptan al papel masculino en la sociedad heteropatriarcal). Similar a lo que ocurriera con Fantástico Sr. Fox (pero evidentemente con una historia y estilo totalmente distintos), El jefe es una onee confronta el ideal de la sociedad contra el que uno mismo busca como individuo. Además, en este caso se abordan temáticas LGBTI con suficiente sensibilidad (lástima que solo ocupe un volumen).

Beastars (Paru Itagaki, 2016-)

Finalmente llegamos al anime de la temporada, si bien vamos a centrarnos más en el manga (ya que lleva 151 capítulos publicados en Japón frente a los 4 emitidos del anime).

Legoshi es un lobo gris que, a pesar de su feroz e imponente apariencia, resulta bastante tímido y torpe socialmente hablando. Un día en la academia a la que acude, Cherryton, una alpaca macho es asesinada devorada por uno de los alumnos carnívoros. La tensión creciente entre carnívoros y herbívoros se mezcla con el incipiente romance entre nuestro protagonista y una coneja, Haru (o Hal según algunas versiones), preguntándose si ambos podrán convivir y sacar adelante su relación.

Este es el punto de partida de un mundo mucho más rico creado por Itagaki y del que cada vez vamos descubriendo más matices que lo van acercando más al nuestro. Ahí están el ciervo Louis, la loba Juno, el caballo Yafya, el híbrido Melon, y así una multitud. Si bien se van abordando varias temáticas, la principal se basa en la posibilidad de relaciones románticas (y sexuales) entre carnívoros y herbívoros, ya que aparte de su propia naturaleza la sociedad y el sistema mismo no las favorecen. Entre medias, alegorías al feminismo, la masculinidad tóxica (partiendo de Legoshi y Louis) y los roles de género en una sociedad heteropatriarcal.