Algo me pasa con Final Fantasy XVI

Final Fantasy XVI salió para PlayStation 5 hace ya más de dos meses (de hecho, vamos camino de tres) y, lamento darme cuenta, no he escrito apenas nada sobre él. Incluso me cuesta. Es cierto que esta temporada hemos estado menos activos en redes, pero esta saga ha ocupado (ocupa) un lugar muy importante en mi vida, y esta entrega no podía ser menos.

El título producido por Naoki Yoshida ha traído consigo altas expectativas, precisamente, por la trayectoria que arrastra el director de Final Fantasy XIV. Los avances mostraban desde el inicio un estilo más inclinado hacia el hack and slash que no hacía presagiar nada bueno a los fieles de la franquicia, cada vez más preocupados por el alejamiento progresivo de ciertos elementos característicos del RPG de Japón que han ido adoptando las últimas entregas numéricas.

Sin embargo, Final Fantasy XVI ha sabido compensar este mayor giro a la acción con una historia más madura y oscura, escrita principalmente por Kazutoyo Maehiro, que transmite no pocas vibras de series estilo Juego de tronos. ¿Pero ha sido suficiente? Avisamos de que habrá SPOILERS de Final Fantasy XVI.

Final Fantasy XVI. Square Enix.

Clive Rosfield, un único protagonista

No soy muy amiga de las narrativas RPG con un único protagonista, y admito que esto es algo muy personal. Es mi mayor problema, dentro de todo lo que es Final Fantasy, con títulos bastante laureados como Crisis Core o Lightning Returns. Mira que Clive me parece un personaje principal de lo más competente, con un diseño atractivo (¡ejem!) y un trabajo de voz (en inglés) por parte de Ben Starr cargado de carisma.

Sin embargo, dentro de la experiencia general, no puedo evitar sentir que falta algo. Apenas llegamos a ver nada de las historias de Joshua y Jill, dos personajes muy importantes dentro del argumento. Y de controlarlos, únicamente a Joshua por un par de estancias cuando es niño.

Pero centrándonos únicamente en lo que es la historia, que es sin duda el punto más fuerte de Final Fantasy XVI, esto me resulta una oportunidad totalmente desperdiciada. Ahí tenemos Final Fantasy Tactics, una de las grandes inspiraciones para esta entrega, con Ramza y Delita robando foco (casi) a partes iguales. Hay un buen puñado de escenas protagonizadas por uno y por otro.

Final Fantasy XVI. Square Enix.

Sin embargo, saltándose el famoso muéstrame, no me lo digasshow, don´t tell») narrativo, aquí de Joshua no vemos prácticamente nada, y toda su (importante e interesante) subtrama se ve totalmente relegada a la última parte, salvo un par de escenas puestas aquí y allá, que enseguida te vuelves a olvidar de que existe. El misterio sobre su identidad se resuelve en la primera mitad del juego, por lo que no acabo de captar el porqué de esta decisión en el devenir de los acontecimientos.

Pasa algo similar respecto a Jill, pero en su caso es todavía peor. Su trama se resuelve en un capítulo y no la llegamos a controlar nunca. Se trata del principal personaje femenino del juego y nuestra compañera durante la mayor parte de la aventura (aunque la retiran convenientemente en momentos tan clave como el final de Titán, con quien diría ella también tendría alguna cuenta pendiente –como haberla intentado ejecutar-; pero pelillos a la mar).

No voy a proseguir con otros personajes como Cid, el propio Titán/Hugo, Benedikta o Barnabas, porque se me llevan los demonios (Dion se salva porque es, curiosamente, el que más escenas aparte protagoniza). No son tan importantes como Joshua o Jill, cierto; pero es que directamente apenas tienen subtramas. Sabemos algo de los vínculos que hay establecidos entre ellos, pero poco más. ¿Os imagináis que no supiéramos casi nada de Barret, Red XIII o Tifa? ¿O de Vivi, Steiner, Freija…? Si hasta los “opcionales” como Yuffie o Vincent tenían sus propias historietas. Y no, no me vengáis con los datos que te cuentan las Ultimania o Harpócrates (de nuevo, la ausencia del “show, don´t tell”).

Final Fantasy XVI. Square Enix.

¿Pero esto qué es?

No, no vamos a entrar en el manido debate sobre qué es un Final Fantasy. Primero, porque se trata de una franquicia que ha ido dando giros en su apartado jugable desde hace décadas. Y sí, cada vez más orientado a la acción hasta haber llegado a este culmen del repartir guantazos que es Final Fantasy XVI. Segundo, porque es algo tremendamente subjetivo. Tampoco vamos a entrar en si el sistema de batalla es bueno o no.

Lo que sí es cierto es que es un hack and slash. Y esto lo saben hasta sus propios desarrolladores, pues han querido intentar compensar la balanza hacia el lado del RPG introduciendo elementos más característicos de este último aquí y allí. Así, tenemos una larga batalla con únicamente Clive dando golpes y luego pasamos a nuestra guarida con unas cuántas misiones secundarias sobre conseguir materiales para nuestro futuro barco esperándonos.

¿El problema? Que no hay coherencia en el ritmo. Pasas del frenetismo que supone el jugar en un estilo de acción a… buscar puntos de luz por el mapa. Y no para cuestiones motivadoras como, qué sé yo, averiguar más sobre el pasado de Jill; sino para dar con no sé qué metal que no puede hacer combustión al entrar en contacto con no sé qué artefacto para esa tipa quien, dicen, es hija de no sé quién (ni una escena comparten, oiga, que de nuevo me lo cuentan) y que aparece y desaparece detrás de las cámaras porque sí.

Final Fantasy XVI. Square Enix.

Por lo tanto, Final Fantasy XVI es en su jugabilidad de combate un hack and slash y un RPG en todo lo demás. Una mezcla que, en mi opinión, lograron con mayor éxito juegos como NieR Automata (y cómo se nota la mano de Yoko Taro en un par de secundarias aquí).

¿Es Final Fantasy XVI un Final Fantasy indigno?

Para ir concluyendo, no quiero decir con todo esto que Final Fantasy XVI me haya resultado una mala experiencia; al contrario, he podido disfrutar sus numerosas virtudes. Se nota que han tomado nota de algunos aspectos negativos de la anterior entrega numerada y los han corregido (con mayor o menor éxito).

Lo que llevo tiempo observando, no obstante, es que Square Enix está teniendo problemas a la hora de desarrollar sus grandes proyectos dentro de esta franquicia, quizás con la excepción de Final Fantasy VII Remake/Rebirth, el cual utiliza el motor gráfico de Unreal Engine. Final Fantasy XIII, XIV, XV y XVI, en cambio, usan software propio de la empresa, lo cual no sé si tendrá algo que ver con las evidentes limitaciones que han mostrado estos títulos (reducción de escenarios abiertos, de equipo de personajes y/o de su manejo, juegos cada vez más cortos de duración –rellenos aparte- y desarrollos más largos), etc. Quizás convendría plantearse la posibilidad de usar otro software o, incluso, modificar la estética realista por otra más cartoon o estilo anime (veremos si anuncian el tan cacareado remake de Final Fantasy IX).

Final Fantasy XVI. Square Enix.

Final Fantasy XVI muestra más elementos de videojuego RPG (aunque su combate siga siendo un hack and slash)

La noche del jueves fue recibida con un State of Play que se centró, durante algo más de veinte minutos, únicamente en Final Fantasy XVI, que saldrá el próximo 22 de junio para PlayStation 5. Conducido por su productor, Naoki Yoshida, el espacio mostró diversos aspectos del título, pero quiso poner el foco (quizás consciente de los recelos de parte de sus seguidores, preocupados por un alejamiento de la franquicia de su género tradicional) en sus elementos RPG. Avisamos de que, si no queréis enteraros de nada más hasta la salida del juego, no sigáis leyendo (trataremos incluso alguna nueva revelación oficial de la historia y personajes).

Entre los elementos más RPG han destacado la guarida de Cid (el dominante de Ramuh), que al parecer hará acto de presencia tempranamente en el juego y en donde podremos tomarnos un descanso, comprar armas y equipamiento, mejorarlo, aceptar misiones secundarias y, en definitiva, tratar con una serie de personajes secundarios que serán recurrentes, como Mid, el grandullón Goetz, el sabio Loresman Harpocrates, la erudita Vivian Nuevashistorias o la armera Charon.

Allí contaremos asimismo con el espacio Piedra Arete, un lugar virtual de entrenamiento donde podremos mejorar nuestras habilidades y combos. Este sitio contará con un modo Arcade, donde podremos comparar nuestra puntuación con la de jugadores de todo el mundo. Similar a Final Fantasy XII, habrá a su vez un tablón donde se anunciarán las supuestas bestias más feroces de todo el mundo de Valisthea, que podremos ir cazando en rangos cada vez mayores. Harpocrates, por su parte, será quien vaya recopilando la información del lore y de la historia a medida que avancemos; mientras que Vivian irá almacenando los datos y vínculos de los personajes que nos encontremos en el camino.

Otto el moguri será quien custodie el panel de cacerías. Final Fantasy XVI (Square Enix)

Respecto a la exploración del mundo, que hace poco fue comparado por los desarrolladores con las de Final Fantasy X y Final Fantasy XII (pero sin entrar en detalles), aquí hemos podido ver que efectivamente el mapa se dividirá en grandes áreas que se irán detallando a medida que las recorramos. El mapa ofrece la posibilidad del viaje rápido (quiero creer que una vez hayamos conocido ya “a pie” el lugar), algo muy frecuente en este tipo de juegos. Lo mostrado en este State of Play la verdad es que se hace, al menos, muy bonito a los ojos, y hemos observado una amplia variedad de paisajes (jungla, desierto, ciudad medieval, algo más futurista, hielo, fuego…) que podremos recorrer caminando, en chocobo (que se llamará Ambrosia, por cierto) o incluso en barco.

El sistema de batalla ya no debería sorprender a nadie, y es que básicamente nos hallamos ante un hack and slash (algo que ya nos mostraron otros juegos todavía dentro del RPG como NieR Automata), lo que ha generado sonoras quejas y escepticismos por parte de la comunidad fan. Hemos podido observar con más detalle el sistema de equipamiento de algunos accesorios que facilitarán la experiencia a quienes no estén acostumbrados a los juegos orientados a la acción, como uno de fintas ante los ataques y otro de ataque automático. Estos accesorios vendrán directamente equipados si elegimos jugar en el Modo Historia, que vendrá junto con el Modo Acción.

Se confirma que únicamente podremos controlar a Clive, mientras que la IA del juego hará lo propio con los personajes que nos acompañen (por ahora, lo harán seguro Cid y Jill, con quienes sí habrá charlas). Eso sí, nuestro fiel perro Torgal sí recibirá determinadas órdenes nuestras para intervenir, y podremos interactuar con él haciéndole mimos o dándole premios.

Exploración en chocobo. Final Fantasy XVI (Square Enix)

Las batallas contra los eikon son quizás el elemento más novedoso y llamativo en este sistema respecto a títulos anteriores. Serán de diversos estilos (combate cuerpo a cuerpo tipo wrestling, shooter, etc.) y ocuparán todo el escenario. Según lo que hemos visto, en cuanto a eikon controlaremos seguro a Ifrit y Fénix (y no solo contra Ifrit oscuro… pues se ha mostrado asimismo parte de su pelea contra Bahamut); pero Clive podrá usar los poderes de otras invocaciones (que, al menos, sabemos que no tendrá que asesinar al dominante para ello, pues se puede observar que utiliza los poderes de Shiva estando Jill a su lado).

Más datos sobre la historia de Final Fantasy XVI

Entramos aquí en el que es seguramente el terreno más espinoso respecto a posibles spoilers, pues Final Fantasy siempre se ha caracterizado por historias largas y con varios giros que dejan al jugador sorprendido. Teniendo en cuenta que contamos para la ocasión con el mismo guionista que Final Fantasy XIV: Heavensward, Kazutoyo Maehiro (quien además ha trabajado en títulos como Final Fantasy Tactics o Vagranth Story), no son pocas las expectativas.

Durante el State of Play pudimos observar más detalles de la historia, ambientada claramente en un mundo de inspiración medieval occidental. Así, al principio Clive responderá al nombre de Wyvern y, según parece, será tratado como un esclavo por parte de mercenarios o soldados del reino de Sanbreque. Por ello, lo llevarán a capturar a la dominante de Shiva, quien resultará ser Jill, amiga de la infancia de Clive. Durante esta misión (que tiene pinta de ser la que abra el juego), Clive tendrá un flashback (parece ser algo amnésico al inicio) donde aprenderemos que era un adolescente procedente del ducado de Rosaria y cuyo hermano menor, Joshua, nació como dominante del Fénix (por cierto, podremos controlar también aquí a éste último, tanto en su versión humana como eikon).

También podremos controlar (¿brevemente?) a Joshua. Final Fantasy XVI (Square Enix)

Por información que se puede apreciar en pantallazos del State of Play, sabemos que la madre de Clive y Joshua se llama Anabella y fue quien le pidió a Sanbreque que invadiera Rosaria, pidiéndoles además que tomasen a Clive como esclavo. Como ya sabíamos, esto acaba en tragedia: el padre de Clive y Joshua es asesinado, Joshua despierta al Fénix, (al parecer) Clive a Ifrit de forma involuntaria y todo acaba con Joshua/Fénix muerto y Clive capturado. Los nuevos datos sobre Anabella nos llevan a pensar si no se tratará de la misma reina que aparece sentada en el trono de Sanbreque y, quizás, la madre del dominante de Bahamut, Dion (quien a su vez mantendrá una relación de rivalidad con Clive).

Aparte de esto, Jill se confirma como querida amiga y aliada de Clive desde casi el inicio del juego, al igual que Cid (quien adoptará la figura de mentor… Qué peligro de morir tiene este hombre). Si bien ella es descrita como algo similar a una hermana para Clive y Joshua (pues los tres fueron criados juntos en Rosaria) cuando eran niños, está por verse si evolucionará a algo más. Dicho todo esto, nos ha llamado la atención lo mucho que se han guardado a Odín en esta promoción (mostrando en cambio bastante del resto de eikon, incluido Typhoon/Tifón).

Además, en Japón se lanzó un breve avance donde se ha podido escuchar, por primera vez, parte de lo que será el tema principal con voz de Final Fantasy XVI, cantado por Kenshi Yonezu y titulado “Tsuki wo Miteita” (“contemplando la luna”). Según ha traducido @TurquoiseHammer de lo poco que se escucha de la letra, dice así:

“Estaba buscando algo, contemplando la luna, asustado de la tormenta, cuando apareciste ante mí. Estaba tan encantado de que fueras tú. No tengo duda de que esta llama nunca se apagará, como si nunca hubiese sucedido nada”.

En conclusión, Final Fantasy XVI promete ser un juego con una historia centrada en cuestiones políticas, luchas por el poder y traiciones; pero también con un elenco de personajes algo más maduro y oscuro de lo normal. Sus elementos hack and slash en la batalla son innegables (nos preocupa más que Clive vaya a ir “solo” durante toda la aventura, que estos juegos duran horas); pero se ve una cierta preocupación de intentar compensarlo con otros más tradicionales del RPG. Falta por ver si será suficiente para el fan promedio de este último género. Eso sí, visualmente el mundo parece precioso y los combates espectaculares.

Voice of Cards: The Forsaken Maiden, esencia Yoko Taro en un JRPG clásico

Voice of Cards: The Isle Dragon Roars había salido tan solo hace unos meses cuando se anunció que un segundo título de la franquicia haría lo propio este mes de febrero, bajo el nombre Voice of Cards: The Forsaken Maiden. De nuevo, Square Enix y Yoko Taro acompañaban a la estrategia publicitaria como principales reclamos para la comunidad gamer.

Admito que me gustó el primer Voice of Cards, pero para quien esto suscribe el juego dejaba una vaga sensación de «estar incompleto», como si le faltase un algo, un pelín de alma. Cuando has llorado mares con otros trabajos de Yoko Taro como los dos NieR, este juego basado en las partidas de rol clásicas, con tablero, cartas y dados, quedaba a medio cocer. Quizás la historia, salvo algún giro gordo hacia el final, resultaba demasiado tranquila y sin grandes ambiciones.

The Forsaken Maiden, no obstante, ha logrado vencer este aspecto. Es pura esencia Yoko Taro desde su primer (desgarrador) capítulo, y de ahí ya no para. Si bien su argumento base nos recuerda bastante al de Drakengard 3, teniendo en esta ocasión a sacerdotisas, acompañadas por unos sirvientes, que deben sacrificarse por la supervivencia de unas islas, el estilo de JRPG clásico le da un nuevo enfoque, que le va como anillo al dedo a la melancolía intrínseca a este tipo de narrativa.

Para la ocasión volvemos a tener a un protagonista que sería nuestro alter ego, pero con algo de personalidad y decisiones predefinidas. Sin embargo, y esto es quizás uno de los pocos rasgos que observo eran mejores en The Isle Dragon Roars, el personaje principal esta vez carece realmente de pasado y contexto propios. Con el de la primera entrega (llamado Ash por defecto), había un pasado que era crucial en el desarrollo de los acontecimientos, y además el muchacho era bastante cafre como punto de partida; mientras que aquí (nombre por defecto Berber o Barren en inglés) resulta más plano, vacío y, por qué no decirlo, aburrido.

Voice of Cards: The Forsaken Maiden. Square Enix.

No obstante, esto deja de importar cuando comienzas a encontrarte con toda la plantilla de personajes «secundarios» (que en realidad protagonizan cada uno su propio capítulo), verdadero alma de la obra. Las sacerdotisas y sus acompañantes son tan dispares en diseños como en personalidades y dinámicas y resulta realmente emocionante ir desentrañándolas junto a sus secretos. Recordando la firma de Yoko Taro, se masca la tragedia.

La sacerdotisa que acompaña al protagonista recibe el nombre de Latys y, si bien se mantiene asimismo muda, es por suerte bastante más encantadora que Berber. En cualquier caso, no llegan al nivel de carisma de las otras sacerdotisas y sirvientes.

Éstos se dividen en otras cuatro islas, cada una por un punto cardinal, y representan a un elemento que es asimismo la base de su estilo de batalla: en el sur, por ejemplo, tenemos a la sacerdotisa azul, cuyo elemento de combate es el agua; mientras que en el oeste hallamos el elemento fuego y una tierra desértica poblada por curtidos guerreros. Como decíamos, cada historia contiene distintas dinámicas sacerdotisa-sirviente, formas políticas y conclusiones, por lo que el juego no se hace repetitivo en lo argumental en absoluto. Y además, se enriquece y amplía el lore de Voice of Cards una barbaridad.

Este lore une a ambas entregas de Voice of Cards (que claramente tienen puntos de conexión, y no diremos más); pero se puede jugar a cada título de forma individual sin necesidad de haberlo hecho previamente al otro (y el orden, al menos por ahora, tampoco es importante).

Voice of Cards: The Forsaken Maiden. Square Enix.

Otra cuestión son los combates, que admitimos sí pueden llegar a hacerse repetitivos tanto en la anterior entrega como en esta. Si bien la dificultad en esta ocasión ha subido un pelín (tampoco para volverse locos ni muchos menos), el hecho de que haya una alta frecuencia de encuentros aleatorios que no varían mucho entre sí en algunas zonas (el mundo del alma, por favor…), puede llegar a exasperar un poco. Por suerte, eso sí, para esta ocasión han aumentado el número de luchadores a cuatro y se pueden hacer combos entre sacerdotisa y sirviente. De todos modos, la repetición tampoco es algo que resulte extraño en un juego de Yoko Taro.

Ya sea por este último factor o no, la duración del juego también se ha visto ampliada (al menos en nuestro caso) respecto al primero en unas cinco horas, lo cual justifica algo más los 30 euros que cuesta de salida (solo en formato digital).

Conviene tener en cuenta, no obstante, que a pesar de lo mucho que se repite el nombre del realizador nipón, para la ocasión figura «únicamente» como director creativo, el director es Maasa Mimura y el guionista, Yuki Wada. Eso sí, repiten nuevamente otros pesos pesados como Keiichi Okabe en la banda sonora y Kimihiko Fujisaka en el precioso diseño de personajes.

Quisiéramos remarcar, dentro de la versión traducida al castellano (que siempre es de agradecer), que en esta ocasión hemos encontrado más errores, como falta de coherencia entre géneros u oraciones repetidas. Mención aparte merecen los nombres de los personajes, cuya traducción nos ha dejado ocasionalmente perplejos. Son los casos de Hyd (ハイド en japonés… en referencia clara además a Dr. Jekyll y Mr. Hyde) y Blight (ブライト, «buraito»), que han pasado a ser Hortensa y Escabios, respectivamente, por algún motivo que se nos escapa.

En definitiva, Voice of Cards: The Forsaken Maiden es, a grades rasgos, más de lo mismo que el título anterior, pero con una historia algo más compleja (Yoko Taro retratando como nadie el mundo de la depresión), oscura y con un sistema de batalla un pelín mejorado, que hará las delicias de aquellos nostálgicos de los JRPG clásicos o de las partidas de rol que ocupaban tardes (y noches) enteras con tus colegas.

Los triángulos amorosos en el manga, anime y JRPG

Los triángulos amorosos, ese recurso narrativo tan socorrido a la hora de prolongar (varias veces, de forma innecesaria y agotadora) la trama, añadiendo esa clásica intriga «¿con quién se quedará? ¿A quién elegirá?». Un elemento tan superficial y baladí ha logrado, no obstante, que surjan hordas de fanáticos (denominados coloquialmente shippers) que pelean arduamente en las redes por ver quién lleva la razón, quién saldrá vencedor. Por San Valentín repasaremos algunos de los más sonados.

Final Fantasy VII: Una pareja para Cloud

Para cuando Final Fantasy VII salió al mercado, allá por 1997, los videojuegos con dinámicas de citas no eran ninguna novedad; no obstante, la séptima entrega de la franquicia de Squaresoft fue quizás el que lo popularizó, al menos, dentro del género JRPG. Tanto es así que otros Final Fantasy posteriores, como el VIII o el X, han jugado muy superficialmente con esta dinámica. 

En Final Fantasy VII, el jugador puede ir eligiendo por quién siente mayor simpatía el protagonista, Cloud, de entre cuatro candidatos, de mayor a menor probabilidad (según puntos de partida): Aeris, Tifa, Yuffie y Barret, hasta llegar a momentos clave de la narrativa como una cita en el parque de atracciones Gold Saucer o el final del segundo CD. El fallecimiento de una de las candidatas complica bastante la cuestión y ha generado numerosos debates dentro del fandom, algunas veces opacando (lamentablemente) otros aspectos igual o más relevantes del juego.

Final Fantasy VII: Remake (que además añadió la opción de Jessie en lugar de la de Yuffie). Square Enix

A día de hoy, se sigue debatiendo escarnecidamente en redes y foros sobre quién es la verdadera enamorada de Cloud… algo que se complicó aún más con la llegada de Crisis Core y la entrada en escena de Zack como primer novio de Aeris. El remake, por ahora, parece seguir la misma línea creada hasta ahora, con posibilidad de elegir mediante determinadas acciones quién es la favorita del jugador/Cloud. 

Si bien Final Fantasy VII supo aunar bastante bien la magna narrativa de su argumento con este mecanismo, su ambigüedad y la enorme popularidad de sus personajes ha causado, como decíamos, que a veces la cuestión de la vida romántica del protagonista haya opacado injustamente otros apartados del título y, de paso, amargado la experiencia de una parte de los seguidores. Y eso que no tiene un argumento en el que prevalezca el romance (como sí ocurre, por ejemplo, en la octava entrega).

Los resultados de la encuesta muestran cómo, a día de hoy, las preferencias por dos de las féminas siguen estando MUY igualadas

Fire Emblen y la libre (múltiple) elección

Como señalábamos, Final Fantasy VII no es que inventó la dinámica de citas en los videojuegos; de hecho, los japoneses son muy propensos a este tipo de historias. Ahí tenemos sagas también populares como Fire Emblem o Persona donde el sistema de citas con una gran parte del elenco es una de las señas de identificación.

Debido a la popularidad que ha obtenido en Occidente y por ser el más reciente, nos centraremos para el caso en Fire Emblem: Three Houses, donde el jugador encarnará al héroe mudo (a diferencia de Cloud, quien tenía una personalidad y diálogos muy definidos) Byleth, ya sea en forma masculina o femenina. Mediante Byleth podremos ir eligiendo con quién querremos tener un romance dentro de todo el amplio casting de personajes (y sí, es posible terminar teniendo rollete con más de la mitad de ellos) o, por si pareciera poco, también ir formando parejas entre el resto.

Para mantener un mínimo de coherencia narrativa, no es posible formar cualquier pareja que se te ocurra (no es posible entre los distintos líderes de las casas o entre éstos y los criados del otro/a); pero casi… Y, la verdad, es muy divertido ver a veces los resultados (o no… de hecho alguno puede llegar a llevarse un susto); al igual que ir intentando generar afinidades mediante eventos como las comidas, actividades extraescolares o tomar el té.

El aspecto genial de Fire Emblem, al contrario de lo que suele ocurrir con el fandom de Final Fantasy VII, es que prácticamente todas las (posibles) parejas pueden tener «su final feliz», su rinconcito dentro del canon; por lo que no es necesario amargarse con quién ama más a quién o con quién va a terminar Fulanito. Simplemente divertirse y disfrutar dentro de tus preferencias.

Hay una marcada preferencia por Dimitri y Edelgard dentro de los líderes de las casas

Code Geass, Evangelion y los casos de harem

El anime y manga también han dado lugar a numerosísimos casos de triángulos románticos, incluso pentágonos… Pero hay un tropo (no sabríamos si calificarlo de género) dentro de estos que es el harem (ハーレムもの), que suele estar vinculado de hecho a los ya tratados videojuegos de citas y que suele aparecer en los géneros shônen y seinen (manga y anime dirigido principalmente a hombres adolescentes y adultos, respectivamente). 

Como adelantábamos, los japoneses son bastante dados a este tipo de historias, ya incluso desde el surgimiento de ese clásico literario de finales del siglo X que es el Genji Monogatari (donde, básicamente, el protagonista se dedica a conquistar damas). Al igual que Genji, los personajes principales del harem suelen ser hombres rodeados de mujeres que están, de uno u otro modo, románticamente interesadas en ellos.

Lelouch suele ser shippeado con C.C. y Suzaku (tanto en el material oficial como en el fandom). Code Geass. Sunrise.

Hay títulos con harem dentro del manga y el anime sobradamente conocidos, como Golden Boy, Love Hina o Stein´s Gate (éste último en realidad es originalmente un videojuego de esos de dinámica de citas); pero es curioso cómo éste suele darse, con bastante frecuencia, dentro del género mecha (メカ), porque entre pilotaje de un enorme robot y otro también hay lugar para las relaciones románticas tormentosas.

Casos muy populares son los de Evangelion y Code Geass. En ambas, los protagonistas masculinos (Shinji y Lelouch, respectivamente) tienen más de un posible interés romántico, que suele ser representado por personajes femeninos diversos entre sí: las explosivas Asuka y Kallen, las mucho más retraídas Rei o C.C. (aunque ésta última tiene cosas también de Kaworu) o la gentil Shirley.

Todas ellas comparten momentos más o menos románticos (o subidos de tono) con el protagonista masculino… pero  al final siempre suele acabar con una (y, para desgracia de los fanáticos, no es siempre la más favorecida por el público).

En Code Geass la preferencia está clara (y va acorde al canon). Todo lo contrario a Evangelion (que ni está tan clara ni va acorde al canon)

Fruits Basket: el shôjo y los otome

Si en el shônen encontramos ocasionalmente el harem, en el shôjo (ya se sabe, manga y anime dirigido principalmente a mujeres adolescentes) tiene su contraparte en el otome (乙女), siendo este término en realidad un género de videojuego en donde las jugadoras pueden elegir dentro de un jugoso elenco masculino con quién quedarse.

Así, como si fuese la otra cara de la misma moneda del harem, en muchos shôjo hallamos a la protagonista femenina rodeada de un plantel de maromos, a cada cuál más guapetón, que muestran diversos grados de interés por ella. Los hay también muy conocidos, como Fushigi Yûgi o Akatsuki no Yona; pero vamos a centrarnos aquí en Fruits Basket, ya que a pesar de no ser nuevo, su reciente remake en anime lo ha vuelto a sacar a la palestra.

Aquí, al igual que en el resto de shôjo con otome, la protagonista, Tohru, es una sufrida muchacha que inesperadamente se ve rodeada por un sinfín de hombres de diversa edad (pero todos ellos atractivos y jóvenes) que, al igual que en el harem, se diferencian lo suficiente entre ellos: el agresivo (pero cariñoso en el fondo, como buen tsundere) Kyô, el amable y distante Yuki, el cínico Shigure, el sereno Hatori, el alocado Ayame, el gentil Momiji, etc.

Al igual que en los shônen y seinen con harem, en los shôjo con otome, tras varias idas y venidas, la protagonista siempre suele acabar con alguno de estos pretendientes de forma muy definida y cerrada (vamos, que hay boda, hijos, nietos, perros, casa… de todo). Mucho más centrado en el apartado romántico que aquéllos, eso sí.

En las series como Fruits Basket la verdad es que la cosa está meridianamente clara casi desde el principio…

Tales of Arise y el romance

Tales of Arise salió a la venta en varios dispositivos el pasado día 10 y, desde entonces, no ha parado de cosechar éxitos de crítica y ventas. Nos encontramos ciertamente ante una nueva apuesta de Bandai Namco por hacer llegar esta franquicia, que cuenta ya con 25 años a sus espaldas, a nuevos rincones y público. Algo que ha conseguido especialmente mediante un sistema de batalla un pelín más orientado a la acción, un pulido en el apartado artístico y técnico y una historia algo más madura, con personajes que ya rondan la veintena y entre los que se cuecen cuestiones como el romance. Avisamos de que habrá SPOILERS.

Es en este último apartado donde nos detendremos, pues aunque pueda resultar sorprendente, el amor romántico es un terreno que no suele explorar (no al menos en profundidad) el género del JRPG (Japanese Rol-playing Game). Si acaso es un elemento secundario y la mayoría de las veces implícito (qué serían de las ship wars de Final Fantasy VII sino…), o bien como parte de una mecánica en la que el jugador puede armar y desarmar a su gusto, más como un complemento lúdico que como motor narrativo en sí.

En Tales of Arise, al igual que sucediera con Final Fantasy VIII, tenemos el romance como columna vertebral de la trama. Fundamentalmente con los protagonistas, Alphen y Shionne, pero no solo en ellos. Podríamos decir que este videojuego es el Fruits Basket de los JRPG: todas las parejas heterosexuales zarpan de un modo u otro.

Alphen y Shionne, el romance predestinado y épico

La historia de Tales of Arise nos presenta a un misterioso muchacho que porta una máscara de hierro, que no puede sentir dolor y que no recuerda nada de su pasado (ni tan siquiera inicialmente su nombre), Alphen; quien se topa accidentalmente con una joven que hiere a todo aquel que la toca y que está huyendo de sus perseguidores. Ambos pertenecen a razas distintas: Alphen es de Dahna, planeta sometido y esclavizado por Rena, de donde proviene Shionne, que así se llama ella.

En la publicidad del juego ya se percibía que habría «tema» entre Shionne y Alphen. Tales of Arise, Bandai Namco

Hemos así a un personaje que no puede sentir dolor y a otro que lo genera solo con el contacto, ambos provenientes de lugares enfrentados… El drama está evidentemente servido.

La dinámica inicial entre ambos es llamativa, pues Shionne es huraña y demasiado pragmática, mientras que Alphen está sobrado de amabilidad, empatía e idealismo. He de reconocer que las conversaciones entre ellos me resultaron de lo más entretenidas y que él me sorprendió para bien, pues se mostraba visiblemente molesto ante algunas de las borderías de ella (pensaba que sería más estereotipo shônen de «no importa que me machaquen porque soy buenísimo y no le doy vueltas a las cosas»).

A medida que avanza la historia, el vínculo se va suavizando, con Shionne siendo más consciente de los esfuerzos de Alphen, a la par que va conociendo a más gente y, por lo tanto, socializando más.

Por supuesto, hacia la mitad tenemos ya presentes los elementos que hacen épico y melodramático a todo romance: secuestro/sacrificio de ella, recuperación de la memoria de él (y con ello explicación a algunos de los misterios que rodean a ambos), rescate, cuasi confesiones, momentos incómodos y tiernos… Y al final hay hasta beso y boda. Los japoneses esta vez tiraron la casa por la ventana y fueron a por todas en el terreno romántico.

Alphen y Shionne son así, como protagonistas centrales de la obra, el romance principal y el más claro, el que es imposible obviar. La narrativa se mueve muchas veces en torno a su relación (y no al revés) y la hacen avanzar hasta llegar a una conclusión satisfactoria, típica de los cuentos de antaño. Más allá de algunos momentos que se nos hicieron demasiado melodramáticos (y que las explicaciones a las espinas de Shionne no podían ser más enrevesadas con tal de añadir aún más drama entre ellos), nos han mantenido emocionados.

Momentos a destacar: Prácticamente todo el juego. Pero si hay que elegir, el final y los créditos.

Law y Rinwell, la atracción juvenil y los tropos shônen 

Rinwell y Law son el tercer y cuarto personaje (del elenco principal) en unirse al grupo y enseguida salta a la vista que entre ellos también puede haber tema, partiendo del hecho de que sus diseños se complementan bastante bien y que son los benjamines del grupo (ella con 14 y él con 16).

Sus dinámicas son menos obvias que las de los protagonistas, pero saltan a la vista: él es ocasionalmente sobreprotector con ella y ella se mantiene entre a la defensiva y entre el vacile cariñoso con él (escena de celos incluida en alguna secundaria, como la de la bibliotecaria de Viscint).

Ambos tienen además paralelismos notorios en sus historias: huérfanos a una temprana edad, son cercanos a Zephyr, se han mantenido hasta cierto punto solitarios hasta que se encuentran. Hay, por lo tanto, un elemento de comprensión y apoyo mutuos que los vuelve cercanos.

Si bien su relación es tierna, quizás por cosas de la edad, es la que menos nos ha gustado dentro del grupo principal. Tienen varios tropos del anime y manga shônen (dirigido a un público mayoritario adolescente masculino) que se nos hacen repetitivos: Law se muestra como ligón en varias secundarias (aunque el éxito que tenga o no es otra historia) y bastante simplón, mientras que con Rinwell se torna más atento; mientras que ésta última se mantiene como poco accesible ante sus avances… hasta que se cruza otra (posible amenaza) en el camino y entonces muestra sus verdaderos colores (o bien la cosa se pone demasiado seria). Vamos, lo que hemos visto, por ejemplo, en la mayor parte de obras de Rumiko Takahashi.

Rinwell y Law en Tales of Arise. Bandai Namco

El final de Law y Rinwell queda abierto (desde luego bastante más que el de Alphen y Shionne), pero encaminado hacia un probable romance una vez crezcan un poco más. Si bien en los créditos finales no aparecen juntos hasta la boda de los protagonistas, en su último ataque combinado dejan claras sus intenciones: juntos, desde ahora (aunque al español lo tradujeron como «juntos, a por todas» o similar).

Momentos a destacar: casi todos en misiones secundarias, como la del amigo de Law que da por hecho que él y Rinwell están juntos en la plaza de Cysloden; la de la bibliotecaria guapa (quien atrae la atención de Law para molestia de Rinwell) en Viscint; la de Law granjero que atrae a las vacas (sí…) en el rancho. Dentro de la historia principal, la conversación final entre ellos donde Law da a entender que le gusta Rinwell y ambos acaban riendo es de lo más tierna. También todo el apoyo mutuo que se ofrecen al recordar a Zephyr o que Rinwell se siente sola. No incluimos la escena de Rinwell con Almeidrea porque la verdad es que me pareció melodramática en exceso (y es copia mala de la de Edward, Scar y Winry en Fullmetal Alchemist).

Dohalim y Kisara, la evolución del cariño hacia la igualdad

Llegamos a la última de las principales parejas heterosexuales del juego y la que, a priori, más temor nos generaba, pues la premisa levantaba todas las alarmas: ella (mujer de Dahna) era la guardiana/guardaespaldas de él, un señor renano. Vamos, desigualdad por doquier. Por suerte, superar estos desequilibrios es el motor de su relación en Tales of Arise.

Es verdad que el arco argumental inicial entre Dohalim y Kisara no puede resultar más espinoso, pues el hermano mayor de ella, Migal, se sacrifica ante los ojos de todos para lograr que le crean ante un complot orquestado por la mano derecha de Dohalim. Ante los llantos desconsolados de Kisara, él despierta un trauma de su pasado y confiesa que en realidad sus motivos para la búsqueda de una sociedad igualitaria entre dahnianos y renanos no estaban movidos por puro idealismo, sino por intentar espantar sus demonios internos. Ella no se lo toma nada bien y la reacción es algo… violenta (vamos, que se lo quiere cargar ahí mismo).

Por suerte, ambos superan enseguida el episodio (en cuanto Kisara se recupera del shock) y empiezan a tratar sus diferencias, por separado, pero especialmente juntos. Lo que más me gusta de este vínculo, aparte de sentirme más identificada por la edad (Dohalim tiene 28 y Kisara 25, lo cual se nota frente al resto del elenco), es que se comunican todo el rato. Y, si no lo hacen, como Kisara cuando está de bajón en la misión secundaria de «su lugar», Dohalim, percibiéndolo, hace por intentar que se lo cuente (con éxito). A la inversa también ocurre dentro de la historia principal, cuando ella nota que a él lo atormenta algo al llegar a su hogar natal, Lenegis, lo que de hecho ya había detectado hace tiempo.

Dohalim y Kisara en Tales of Arise. Bandai Namco

Por ello, a pesar de tener una premisa inicial complicada, digamos que su relación es de las más saludables dentro del elenco principal. Es verdad que Kisara al principio no sabe cómo tratarlo «adecuadamente» (y Rinwell le objeta que esté demasiado pendiente de él), pero poco a poco lo va superando. Una vez ella comprende que él puede volar solo (sin necesidad en absoluto de que ella sea su leal guardiana/asistente nunca más) es cuando ocurre la conversación final entre ellos, donde hay una especie de confesión al más puro estilo japonés (donde al parecer llamar a la pareja por el nombre de pila o diminutivo cariñoso es lo más parecido a dar el paso en una relación, sumándole la invitación a vivir juntos).

Dohalim y Kisara no son tampoco tan evidentes como Alphen y Shionne ni su vínculo es tan «explosivo» o melodramático como el de éstos últimos o incluso el de Law y Rinwell, pero su afecto mutuo es evidente, sano y maduro. Y que sobre todo busca la igualdad y el equilibrio.

Momentos a destacar: al igual que con Law y Rinwell, muchos se encuentran en las misiones secundarias o en diálogos aparte, como la citada «su lugar» en Ganath Haros (donde él termina animándola mientras se le «confiesa» recitando poesía); la del reencuentro entre un renano llamado Nottio y su amante dahniana (donde Dohalim se toma MUY en serio que la relación entre ellos pueda salir adelante, algo que llama la atención de Kisara). Dentro de la historia principal, la evolución de su relación es notoria, hasta llegar al arco de Dohalim en Lenegis, donde el apoyo que recibe por parte de Kisara es fundamental (y apreciado por éste). Ambos enfocan varias de sus conversaciones hacia la necesidad de mirar hacia el futuro y no tanto hacia el pasado, incluyendo la de su combo final.

En definitiva, Tales of Arise está repleto de amor romántico, unas veces de forma más obvia que otras (especialmente si pasas las misiones secundarias para los casos de parejas que no sean la de Alphen y Shionne). A falta de un romance principal en las últimas entregas de la franquicia, Bandai Namco nos ha dado tres tazas.

Tales of Arise. Bandai Namco.

Ocho motivos por los que jugar a Octopath Traveler

Octopath Traveler, la última pequeña promesa JRPG («Japanese Role Playing Game») de Square Enix para Nintendo Switch, lleva poco más de un mes en el mercado (salió el 13 de julio) y sigue haciendo los delicias de montones de seguidores del género a lo largo del mundo, ya que ha sido número una en ventas en Japón, Estados Unidos y Europa, vendiendo un total de más de un millón de copias.

La crítica también parece haber acompañado a este título, con sus más y sus menos, ya que, a pesar de encontrarnos generalmente ante un muy buen juego, no deja de tener sus «peros». Enumeremos, por lo tanto, nuestros ocho principales motivos por los que jugar a Octopath Traveler.

1- La nostalgia no lo es todo (o sí…)

Salta a la vista que el principal reclamo del nuevo producto de Acquire es el factor nostalgia, sobre todo para aquéllos que crecimos con la Super Nintendo o SNES. Por lo tanto, su público principal (en principio, y según palabras de su propio productor, Masashi Takahashi, él mismo de 33 años de edad) se encuentra entre la treintena y la cuarentena.

Sin embargo, Octopath Traveler no se queda ahí y, haciendo uso del apartado gráfico denominado «2D de alta resolución», se torna asimismo llamativo para un público más joven, quien además puede experimentar las narrativas y estilos de combate más añejos (no todo es «Action RPG» y narrativa hollywoodiense).

Nos encontramos por lo tanto ante un producto bien trabajado y cuidado, que no se basa únicamente en la nostalgia para salir a flote y sostenerse.

2- Personajes variados y definidos

La premisa de Octopath Traveler se basa en ocho historias individuales, con cada personaje teniendo un trabajo y habilidad concretos que ayudarán a irnos desenvolviendo por cada recorrido. Antes de su salida se debatió mucho si las historias llegarían a tener algún tipo de interconexión o no, lo cual puede llegar a echar para atrás o decepcionar a algunos jugadores que esperen una narrativa más «moderna», con un desenlace más unificado, épico y a lo grande.

En ese sentido, nos encontramos ante una premisa más minimalista, y aunque sí hay conexiones y un jefe final bastante jodido, la idea es plasmar el encanto y desenvolturas de cada personaje, lo que ha llevado a que tengan personalidades bien diferenciadas.

Cyrus, por ejemplo, es el erudito (muy similar al mago negro), un investigador y profesor volcado en el descubrimiento de nuevos saberes. Como tal, su principal habilidad se basa en investigar al más puro estilo Sherlock. Al igual que el personaje de Conan Doyle, se trata de un individuo obsesivo, extremadamente inteligente y atractivo, pero una auténtica nulidad en cuanto a cognitivismo e inteligencia emocional se refiere. Por ello, su historia toma los tintes de un thriller, con asesinatos y robos de por medio, aderezados con féminas que no dejan de suspirar por el protagonista (que a su vez no se entera de nada).

El erudito es solo un ejemplo del elenco, repleto de seres carismáticos, cada cual con sus pros y contras.

3- Sistema de batalla dinámico

La variedad en personajes y habilidades conlleva que los combates sean, en su mayoría, originales y la mar de dinámicos, cada uno con una estrategia que nos facilitará (o no) mucho las cosas.

Hay enemigos, por ejemplo, que son fuertes en la magia, otros en los ataques físicos, otros que te roban puntos de salud o habilidad, etc. Se podría decir a su vez que cada uno de los protagonistas tiene un némesis acorde, por lo que hay que saber configurar a los equipos (de cuatro personajes) para cada ocasión.

Los diversos trabajos (ocho principales más cuatro opcionales) que se pueden ir equipando a cada personaje suma a este dinamismo, ya que al guerrero Olberic no le sentará tan bien la erudición como a la bailarina Primrose, por decir algo.

Esto supone un constante ensayo que, saliendo mal o bien, nos puede llevar a probar varios estilos de batalla, todos ellos distintos.

4- Banda sonora gloriosa

El nombre de Yasunori Nishiki no resulta muy conocido, y es que la banda sonora de Octopath Traveler ha sido su primer trabajo importante hasta la fecha. La verdad es que no ha podido tener mejor estreno.

La música de este título, que bebe bastante de las partituras de Nobuo Uematsu para los Final Fantasy clásicos, es uno de sus grandísimos puntos fuertes, sino el que más. Desde su tema principal hasta los desarrollados para las distintas batallas o para cada personaje (cada uno de ellos con un instrumento distinto como base), la banda sonora de Octopath Traveler solamente puede ser calificada como maravillosa y estupendamente acorde para cada situación.

Y es que todos recordamos lo esencial que resulta la música para los JRPG, especialmente los de antaño (que no tenían voces, aunque el juego que nos ocupa sí).

https://www.youtube.com/watch?v=tdzB2-L7roU

5- Qué cosa más bonita

Otro de los aspectos fundamentales de los JRPG añejos es el apartado gráfico, simple y preciosista, con un sabor artesanal y encantador, muy de cuento (no siempre de hadas).

Ya hemos hecho referencia al «2D de alta definición» que los creadores de Octopath Traveler buscaban con este juego, basándose en el motor gráfico Unreal Engine 4.

Lo cierto es que, también gracias a la mano de Naoki Ikushima y Mika Izuka, el título que nos ocupa resulta muy bonito a la vista, nuevamente con espacios muy bien diferenciados para cada situación y personaje.

Así, tendremos una zona nevada para Ophilia, desierto para Primrose, montaña para Olberic, bosque para H´aanit, pantano y llanura para Alfyn, «salvaje Oeste» para Therion, playa y costa para Tressa y ciudadela para Cyrus; además de numerosas ciudades, espacios, cuevas, recovecos y mazmorras.

6- Personajes secundarios queribles

No solo los ocho personajes principales componen Octopath Traveler, sino que los acompañan todo un elenco de secundarios que resultan asimismo la mar de carismáticos y especiales, algo a lo que se presta a su vez las distintas habilidades, que sirven para interaccionar con el prójimo.

De este modo, nos toparemos con el Capitán Leon, el soldado Erhardt (en general, Tressa y Olberic tienen los mejores secundarios), la enamorada Therese, la prostituta Arianna, el misterioso Ogen, y un largo etcétera.

Siendo un juego de personajes, se agradece que no hayan descuidado a los secundarios, que van y vienen según los acontecimientos y sirven de perfecto complemento a cada uno de los protagonistas.

7- Dificultad acorde

Hemos leído opiniones diversas sobre la dificultad de Octopath Traveler, pero el consenso general es que se trata de un producto de dificultad algo superior a la media, especialmente en lo referente a los RPG.

Aquí, como antaño, no tenemos ocasión de marcar grado de dificultad fácil, normal o difícil; sino que hay una única por defecto, que a nuestro juicio es la habitual para este tipo de títulos (Final Fantasy VI por ejemplo tenía saltos de dificultad brutales), tirando a complicada.

Lo mejor, eso sí, es que no se trata de una experiencia «machacabotones», sino de formar estrategias puras y duras. Hay que pensar en el método a seguir e ir variándolo según las circunstancias.

8- Si miras un poco más allá…

Exploración. Junto a historia (y personajes), apartado artístico y música, otro de los fundamentos de los JRPG. Hay un mundo abierto y lleno de recovecos y tesoros por descubrir.

En ese sentido, Tressa es un poco la que representa a cada jugador a la hora de lanzarse a la aventura, con las ansias y el sentido de intriga de los que se nos ofrece.

Octopath Traveler cumple a la perfección con esto, y es fácil caer «sin querer» en alguna misteriosa cueva, templo o topar con algún desconocido que nos brindará una experiencia inesperada y, por lo general, gratificante. ¿Quién no recuerda la llegada a los sótanos de la mansión Shinra en Nibelheim en el tercer CD en Final Fantasy VII? ¿O el decidirte a ir a por Ozma en Final Fantasy IX? ¿Y los templos de Final Fantasy X?

Además, Octopath Traveler ofrece mayor complejidad de la que se nos presenta a simple vista, incluyendo en su historia (siempre dentro de los límites característicos del género), como puede ser lo que representa para la emancipación las historias de Primrose (aunque su personaje se pase más de la mitad del tiempo hablando de romances), Tressa u Ophilia; o la crítica a las grandes farmacéuticas en la de Alfyn; o el ataque a la censura por parte de Cyrus.

En definitiva, Octopath Traveler no es un juego perfecto y seguramente se le atragante a varios jugadores que ansiaban algo más grandilocuente o con más interacciones entre los personajes principales, pero es un producto bien cuidado y desarrollado que cumple sobradamente con lo que promete: una aventura y vuelta a la nostalgia de aquella época donde los gráficos no lo eran todo.