Japoneando Anime: Koe no Katachi (A Silent Voice)

Retomamos Japoneando Anime con una película muy especial, no solo por su calidad, sino por lo que nos toca a nivel personal. Aunque Koe no Katachi (聲の形, inspirado en el manga de mismo nombre de Yoshitoki Ôima, traducido al inglés como A Silent Voice) se estrenó el 17 de septiembre de 2016 en cines nipones, aún faltan algunos meses para que llegue a España (gracias a Selecta Visión), mientras que países como Colombia ya pueden disfrutar de ella.

La adaptación cinematográfica contó con el estudio Kyoto Animation (Clannad, Hyôka) y está dirigida por Naoko Yamada (K-ON!), con guión de Reiko Yoshida (Angelic Layer, Digimon: La película) y música compuesta por Kensuke Ushio (Space Dandy). De ella, podemos destacar sobre todo su cuidadísima animación, con escenarios que reflejan paisajes que podrían pasar por los de una fotografía y colores vivos, a pesar de la dureza de la historia. ¿Y de qué trata ésta?

Shôya Ishida es un estudiante de primaria con una vida de lo más normal, acostumbrado a jugar a la videoconsola con sus amigos, ir a clases y deambular por la calle tras el horario escolar. Un día reciben a una nueva compañera en el colegio, Shôko Nishimiya, una niña que tiene una particularidad: es sorda de nacimiento. Al principio es bien recibida por (casi todos) sus compañeros, pero pronto empezará a recibir el acoso de Ishida y sus colegas… obligándola a abandonar la escuela. Tras la partida de Nishimiya, el director del colegio comienza una inspección debido a lo ocurrido (y a las quejas de la madre de la niña), por lo que los amigos de Ishida lo delatan y comienzan a dejarlo de lado, siendo él ahora la víctima de bullying. Pasan los años e Ishida, ya totalmente solitario, llega a pensar en el suicidio… Sin embargo, a última hora recapacita y se le ocurre algo mejor para intentar enmendar su error: volver a contactar con Nishimiya y disculparse, dando inicio a una profunda e inesperada amistad.

Aunque parezca que os hemos contando la película entera, en realidad esto sucede en la primera parte, por lo que no queremos destriparos más. Simplemente, haceros un favor y ved esta maravilla. Eso sí, ahora pasaremos a comentar algo más a fondo algunos aspectos que aparecen reflejados en Koe no Katachi y cómo son percibidos en Japón (y en el mundo occidental).

La discapacidad y la inclusión

Si bien Koe no Katachi no es la única obra procedente del país del sol naciente que aborda la discapacidad (la también muy recomendable Real, de Takehiko Inoue, se nos viene a la mente), sí es la primera que ha alcanzado un éxito considerable tanto de crítica como de público (un 94% en Rottentomatoes y más de 2 mil millones de yenes recaudados en Japón, aguantando tres semanas en la cartelera argentina y entrando en el Top 5 de la taquilla mexicana).

Lamentablemente, la discapacidad no es un tema muy abordado en grandes medios audiovisuales, lo que no significa que no exista. En Japón, se promulgó en 1960 la Ley de Fomento de la Contratación de las Personas con Discapacidad, pero hasta el año 1987 no se incluyó dentro de la misma a personas con discapacidad intelectual. Según los datos de abril de 2012 lanzados por el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar japonés, solo el 24% de personas que se graduaban en una escuela adaptada a necesidades especiales conseguía trabajo en una empresa común. También en el mismo año, la contratación de este tipo de personas había aumentado un 4,4% en relación con 2011; aunque aparecía reflejado que el total de compañías que cumplían con la normativa de contratación de personas con diversidad funcional era del 46,8%, menos de la mitad, según recoge el medio Nippon. Dentro del colectivo, solo en 2016, hasta 972 personas con discapacidad dijeron haber sufrido algún tipo de acoso en su lugar de trabajo, según resultados de una encuesta del Gobierno.

Si bien Japón sigue avanzando a nivel legislativo hacia una mayor inclusión de las personas con funcionalidad diversa, con la ratificación en enero de 2014 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, lo cierto es que a nivel práctico y sobre todo de concientización social todavía le queda mucho que abordar (y no es el único).

Aunque cada vez son más los padres que deciden matricular a sus hijos en una escuela común, no son pocos los inconvenientes que no tardan en surgir. Entre ellos, claro está, el bullying recibido por otros compañeros. A este se le suele añadir el desconocimiento y/o falta de preparación por parte del profesorado, que o hacen la vista gorda o simplemente desconocen el protocolo de actuación con un niño con discapacidad en su clase. Algo que aparece muy reflejado en Koe no Katachi, ya que no son solo Ishida y sus colegas los que martirizan a Nishimiya, sino el propio profesor parece en ocasiones exasperado o desconcertado por la presencia de la muchacha (algo que se acentúa más en el manga).

El suicidio juvenil en Japón

Japón es lamentablemente conocido por su número alarmante de suicidios, alcanzando la cifra récord de 34.437 muertes por esta causa en 2003, siendo además el primer motivo de fallecimiento de jóvenes entre 19 y 34 años en el país (datos de la OCDE). Por suerte, a partir de 2012 parece que esta tendencia está bajando, aunque las cifras sigan siendo altas (más de 27.000 casos en 2013). El hecho de que tantos jóvenes nipones decidan quitarse la vida continua siendo un tema de estudio, valorándose el empeoramiento de las condiciones laborales y de las relaciones con los compañeros de trabajo como las principales causas. Algunos optan por encerrarse «de por vida» ante la presión social y laboral para que consigan ingresar en una buena universidad y la obtención de un trabajo bien considerado (los hikikomori).

El suicidio infantil también es alarmante en Japón, ya que, desde 2014, se ha situado como principal causa de muerte en niños de entre 10 y 19 años, según informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con una tendencia que parece seguir al alza. Entre los motivos que los llevan a esta fatal decisión, se encuentran precisamente el acoso escolar o demasiada exigencia en el colegio, lo que conduce a la depresión. Según analistas, las fechas en las que casualmente se dan más casos de suicidio infantil se dan en septiembre y abril, meses en los que hay que regresar a la vida escolar en Japón.

En Koe no Katachi (SPOILERS para los que no hayan visto la cinta) se observan varios intentos de suicidio por parte de los protagonistas (de hecho, la cinta comienza justo con Ishida planificando su muerte), que por suerte no acaban en tragedia. El principal motivo detrás de todos los casos es siempre el mismo: el acoso y la no pertenencia a un grupo dentro de un país en el que se valora fuertemente la integración social.

Camino hacia la madurez y la vida adulta

Una de las principales diferencias entre el manga de Koe no Katachi y su adaptación animada se da en el tercer acto, con la película finalizando antes y de forma algo más abrupta que su contrapartida en papel (quizás donde más falla la cinta, si bien su última escena resulta de lo más emotiva y hasta hace un breve guiño al último panel del manga). En la obra de Ôima (avisamos de SPOILERS para quienes no lo hayan leído), los capítulos finales muestran qué van a hacer con sus vidas los personajes principales, en el sentido de qué quieren estudiar o hacer.

Nishimiya, por ejemplo, decide irse a vivir a Tokio para aprender bien el oficio de peluquera (¿guiño a la madre de Ishida?), mientras que Ishida refleja a ese joven indeciso que todavía no sabe muy bien qué hacer con su vida, incluso si acompañar a Shôko a la capital nipona. Al final, mostrando otra de las características de los jóvenes con discapacidad, la familia y amigos de Nishimiya dejan que ésta vaya a Tokio tranquila e independiente, pues el hecho de que tenga funcionalidad diversa no significa que no pueda valerse por sí misma (dejando atrás la comprensible, pero a veces insana, sobreprotección familiar). A diferencia de la película, el manga sí ofrece un cierre al arco argumental de Nishimiya (la cinta se centra más en Ishida), algo que se agradece especialmente por el enfoque hacia la discapacidad y la inclusión que mencionábamos antes y porque la pobre muchacha se lo merece. Por cierto, sí, en el manga se deja entrever más que ella e Ishida acaban juntos (o potencialmente juntos).

Conclusión

Nos encontramos ante una película de temática bastante dura, a pesar de los dibujos y colores vivos y bonitos. Temas como el suicidio, la discapacidad, el acoso o la inclusión son abordados en Koe no Katachi. No obstante, la cinta también ofrece momentos de humor (sobre todo a través del personaje de Tomohiro Nagatsuka) y un acertado equilibrio entre el drama y el romanticismo, sin llegar a resultar éste último ofensivo (conmueve ver a Ishida intentando interactuar lo mejor posible con Nishimiya). Un relato sobre madurez, inclusión y redención muy bien hecho y 100% recomendado. Entre esta y Kimi no na wa, el cine de animación japonés estuvo de enhorabuena en 2016.

No queremos cerrar esta entrega sin dejar por aquí unas palabras que consideramos importantes, y es que una parte de Fantasy Cloud tiene una discapacidad motriz de nacimiento, que no le ha impedido llevar una vida perfectamente funcional:

«Si bien mi discapacidad no es la misma que la de Nishimiya, me toca bastante de cerca, ya que mi paso por el colegio tuvo ciertos altibajos parecidos a los descritos en la película.  En la mayoría de estos casos, la gente que molesta a otra no lo hace por una cuestión de maldad genuina, sino porque simplemente no entiende o no se molesta en entender. Yo me siento muy afortunado, porque desde mi más tierna infancia, tuve muy buenos amigos que siempre me integraron en todo aquello que podía hacer y participar.

Habiendo crecido, me doy cuenta de cuán importante son los amigos y en este más importante aún la familia para enseñarle a uno, que más allá de todo impedimento, si uno pone voluntad de verdad, todo es posible.

Otro punto fuerte de la película, es el perdón y más importante aún, la capacidad de perdonar. La moraleja de la película, para mí, es justamente que el tiempo sana las heridas, y en el mejor de los casos, lima las asperezas. Por eso Ishida, necesita de cierta redención por parte de Nishimiya, y al pedirle perdón, obtiene cierta paz consigo mismo. Por eso, creo que la película tiene un mensaje positivo y de esperanza, que nos enseña que si ponemos voluntad, nunca es tarde para pedir perdón.»

https://www.youtube.com/watch?v=yAKvdayFnew

Japoneando Anime: Bleach

En realidad, la decisión de dedicar esta entrega de Japoneando Anime a Bleach vino a última hora, debido a la finalización de dicho manga (y deberíamos puntualizar que esta entrada sería más bien un «Japoneando Manga«, ya que el anime de Bleach se canceló hace años). Pero comencemos…

Bleach es la obra de Tite Kubo, quien ha estado hasta quince años dedicándole su tiempo y esfuerzo (concretamente, desde el 2001 al 2016), llevando en total más de 66 volúmenes (tankôbon 単行本) recopilados. La adaptación al anime fue llevada a cabo por el estudio Pierrot desde el año 2004 al 2012 y consta de un total de 366 episodios.

¿De qué trata Bleach? Ichigo Kurosaki es un estudiante adolescente que reside en Tokio junto a su familia y que lleva una vida aparentemente normal. Sin embargo, Ichigo posee una extraña capacidad: puede ver las almas de los muertos. Un día se encuentra con un extraño monstruo y una chica vestida con un kimono negro: es una shinigami (死神), un dios de la muerte. Debido a los incidentes causados por el bicho (que después conoceremos que se trata de un hollow), la mujer shinigami se ve obligada a traspasarle sus poderes a Ichigo. Y así comienzan un sinfín de aventuras y batallas que juntan la vida terrenal con el más allá, y en donde habrá cabida para un sinfín de personajes de todo tipo y condición (desde los amigos de Ichigo hasta el resto de shinigamis o Sociedad de Almas, pasando por los arrancar, quincies y demás).

bleach 4

En su punto álgido, el éxito de Bleach llegó a ser tal que se la solía comparar con las otras dos grandes top en ventas de la Shônen Jump (revista donde se publicaba): Naruto y One Piece. En el 2009, por ejemplo, fue la tercera serie más vendida en Japón, justo por detrás de las dos susodichas. Sin embargo, Bleach no supo o no pudo aguantar el ritmo, y poco a poco fue decayendo hasta pasar por la cancelación del anime (en el 2012) y del propio manga (hace un par de semanas). ¿Por qué ha podido ser esto?

Relación entre mangakas y editores: entre el amor y el odio

Es bien sabido por los que llevamos años siguiendo este mundillo que la vida del mangaka (漫画家 dibujante de manga) de éxito no es fácil. Firman contratos realmente estrictos con las editoriales, donde se pueden llegar a incluir cláusulas que van desde lo más habitual (número de páginas, fechas de entrega, etc.) hasta lo más controlador (el mangaka de éxito no puede ser pillado viendo escaparates de dudosa moralidad, por poner un ejemplo). Las fechas de entrega, sobre todo, suelen ser bastante cortas (para todo lo que hay que realizar), ya que las tiradas de más éxito suelen ser publicadas en la Shônen Jump, cuya periodicidad es semanal. Por ello, gran parte de mangakas cuentan con la ayuda de uno o varios asistentes, que pueden llegar a desarrollar tareas de todo tipo (desde planificación de la obra y trato con el editor hasta dibujar solo determinado tipo de cosas, como maquinaria o vegetación). Aclamados mangakas de la actualidad, como Eichiro Oda (One Piece) o Nobuhiro Watsuki (Rurouni Kenshin) iniciaron sus andaduras siendo asistentes de otros mangakas veteranos.

tite kubo

Tite Kubo y sus obras

En el caso de Tite Kubo, su carrera al parecer no comenzó como asistente, sino con una pequeña obra de título Zombie Powder. Debido a que no tuvo el éxito necesario y a que la consideraron demasiado violenta, terminó siendo cancelada. Entonces comenzó Bleach. Con el caso de esta serie, tenemos algo curioso: tiene un ritmo MUY distinto en las diferentes sagas que la componen. Por ejemplo, la saga de la Sociedad de Almas (para la mayoría, la mejor de todas) posee un ritmo dinámico, donde descubrimos nuevos lugares y conocemos a los personajes, que van creciendo ante nosotros. También tiene grandes dosis de acción, pero sin llegar a saturar. Es, en definitiva, una narrativa (al más puro estilo shônen, claro) equilibrada. Llegamos al arco argumental de Hueco Mundo, y las batallas van alargándose más, pero no por ello los personajes quedan perdidos en un fondo del que nunca volveremos a saber (hay excepciones, claro, como Grimmjow o Szayel, personajes que serán retomados años más tarde). Y, amigo, llega la saga de los quincy. Para entonces, Bleach ya había ido perdiendo progresivamente interés, pero con este arco argumental directamente todo se va al carajo: batallas eternas una detrás de la otra y casi cero interacción entre los personajes. Hay escasos momentos como lo de Nemu y Mayuri en los que parece que Bleach retoma su esencia, pero duran poco (y, además, Mayuri nunca fue uno de los personajes principales). El desdibujamiento de prácticamente todos los personajes, en favor de mostrar nuevas técnicas (sin mucho sentido) y transformaciones, llega hasta tal punto que Rukia e Ichigo (los dos protagonistas) pueden pasarse capítulos y capítulos sin dirigirse la palabra. Imaginaros en ese sentido a Dragon Ball y a Vegeta y a Goku, que llevan años sin cruzarse. Es más, Vegeta lleva tres años sin aparecer más que en dos viñetas. Impensable, ¿verdad? Pues a ese punto había llegado Belach.

Pero, siendo justos, Bleach nos ha regalado grandes momentos en el pasado: la revelación de Aizen, el juicio de Rukia, sus recuerdos de Kaien, el final de Ulquiorra… En definitiva, grandes momentos protagonizados por personajes bien desarrollados, que quedarán siempre en el recuerdo de los lectores. ¿Qué había pasado entonces con ESE Tite Kubo?

Muchos creen haber hallado la respuesta en la editorial (en este caso, Shûeisha). Todo mangaka tiene a un editor que sirve de vínculo entre su trabajo y la editorial. El editor puede llegara involucrarse más o menos en los resultados de la obra, hasta el punto de llegara cambiarlo todo. Algunos editores llegan a ser verdaderos colaboradores de los mangakas, y otros en cambio pueden convertirse en su peor pesadilla. El ejemplo más famoso es el de Akira Toriyama (autor de Dragon Ball). Toriyama, acostumbrado a realizar historias cortas, quiso poner punto final a su serie en varias ocasiones, pero la editorial, debido al enorme éxito alcanzado, lo presionaba para seguir. El mayor cambio llegó con Dragon Ball Z (titulada así en el anime, no en el manga), cuando llegó otro editor (de Torishima Kazuhiko pasó a Yû Kondô) y éste ideó que, para que la serie alcanzase todavía más popularidad, la historia se orientase más hacia la acción y adquiriera tonos más dramáticos. El culmen llegó con la saga de Cell, donde Toriyama se vio obligado a cambiar los diseños de los androides hasta tres veces (C19 y C20 eran «un gordo y un viejo», C17 y C18 «unos críos», y Cell pasó de «tener aspecto de bicho deforme» a «cara de idiota»), llegando a improvisar semana tras semana. El hartazgo de Toriyama llegó hasta tal punto que, una vez pudo finalizar Dragon Ball con la saga de Boo, no quiso volver a hacerse cargo nunca más (Dragon Ball GT es un producto exclusivo de Toei y en las sagas y películas posteriores su papel se ha visto limitado a supervisar diseños y ayudar en la elaboración de los guiones, pero poco más).

En el caso de Tite Kubo, parece bastante obvio suponer que el editor ha debido de tener algo que ver en los cambios de ritmo y hasta de narrativa. También cabe la posibilidad de que Kubo se hubiera hartado de su obra, al más puro estilo Toriyama, y ya no supiera qué hacer. Pero al menos Toriyama supo darle un «final» (que no es tal) más que digno a Dragon Ball. En cualquier caso, la relación entre editores y mangakas no siempre es fácil (por no hablar de las veces en que el mangaka, probablemente superado por la presión, «desaparece» o se «enferma» cada determinado tiempo). Un manga y anime (bastante recomendable, por cierto) que trata muy bien las vicisitudes de este mundillo es Bakuman (Tsugumi Ôba y Takeshi Obata).

En definitiva, que como lectora que he sido de Bleach desde hace años (concretamente, desde la primera aparición de Ulquiorra y Yammy), el giro que tomó Bleach tras la saga de Hueco Mundo me entristeció bastante. También me decepcionó, por qué no decirlo. Pero hay que procurar quedarse con lo bueno: con los inicios de la relación entre Ichigo y Rukia, con toda (TODA) la saga de la Sociedad de Almas, con personajes realmente carismáticos y cuidados diseños (Gin… Gin y su final es otro de esos MOMENTAZOS). En cuanto al anime, nos hubiera gustado comentar más sobre la simbología y mitología habida tras la figura de los shinigamis en Japón, también con su concepto del «más allá», pero bueno, probablemente para otra ocasión. Y su banda sonora… cómo no recordar su banda sonora. Hasta siempre, Bleach, te recordaremos por lo que pudiste llegar a ser.

https://www.youtube.com/watch?v=UFGHBiRjy5M