Esos clásicos inolvidables: Pesadilla antes de Navidad (1993)

Tendría unos siete u ocho años cuando un día mi madre me compró en el Carrefour (por aquel entonces Pryca) un VHS con unos peculiares dibujos en su carátula: aparecían una especie de esqueleto alargado y vestido con traje cogiendo de la mano a una muñeca de trapo. A su alrededor bailaban tres niños disfrazados de diablillo, bruja y ¿Jason? En el rótulo ponía «Pesadilla antes de Navidad«. Quién me iba a decir que aquella película, totalmente desconocida por aquel entonces para mí, se convertiría en una de mis favoritas, incluso a día de hoy.

El inicio (con voz en versión original de Patrick Stewart… sí, el Profesor X de X-Men o el Picard de Star Trek) cuenta así (en español):

Érase una vez, hace mucho tiempo…

Es posible que en sueños hayáis visto el lugar,

pues la historia tremenda que os voy a contar

ocurrió cuando el mundo era antiguo.

Seguro os habéis preguntado:

«¿Las fiestas de dónde salieron?»

Sino, ahora vais a saber lo que fueron.

Tras esto, la primera (y pegadiza) canción, Esto es Halloween, cuya letra todavía me sé de memoria. Mientras tanto, hipnóticas figuras en stop motion que se mueven por lúgubres y encantadores escenarios. Esta es la historia de Pesadilla antes de Navidad, protagonizada por Jack Skellington, rey del mundo de Halloween y que se encuentra al inicio de la cinta sumido en una profunda crisis existencial (dando lugar a otro hermoso tema musical, El lamento de Jack). No está solo, claro, por el mundo de Halloween pululan brujas, muñecas de trapo (la citada Sally de la portada), parodias del Doctor Frankestein (servidor Igor incluido), zombies, momias, vampiros, hombres lobo… En definitiva, todo un homenaje de Tim Burton (creador de la historia y productor, que no director, cayendo dicha labor sobre los hombros de Henry Selick) a las películas de Vincent Price y la Hammer. De hecho, la idea original era que Price pusiera la voz a Santa Claus, pero debido al fallecimiento de su mujer y al consecuente deterioro de su salud, tuvieron que reelegir a otro actor de doblaje para el papel (muy a pesar de Selick).

Tim Burton llegó a la idea de Pesadilla antes de Navidad al pasear un día por la calle, fijándose en un escaparate de una tienda de regalos: donde el día antes tenían colocado merchandising de Halloween, ahora lo estaban sustituyendo por el de Navidad y figuritas de Papá Noel. Esto dio qué pensar a Burton, puesto que ambas fiestas van muy seguidas en el calendario y resultan, a su vez, en toda una gama de contrastes. De ahí fue surgiendo en su cabeza una sencilla historia que plasmó en un poema de unas pocas páginas. Por él solo pululaban Jack, su perro-fantasma Zero y Santa Claus. Sin embargo, la idea rápidamente atrajo a Disney, que puso dinero para prolongarlo y hacerlo película (originalmente Burton pensó más en hacer una mini-serie animada). Debido a que contaba con poco tiempo, entre la finalización de Batman Vuelve y la pre-producción de Ed Wood, se eligió como director al mencionado Selick. En la actualidad se tiende a pensar en Pesadilla antes de Navidad como una obra más de Burton, lo cal molesta profundamente al cineasta, puesto que, si bien él puso la idea, los diseños y el dinero (y estuvo muy presente durante toda la producción), quien estuvo tras las cámaras no fue él, sino Selick, y sin él Pesadilla antes de Navidad tampoco hubiera llegado a ser lo que es hoy en día.

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La realización de la película se prolongó durante más de tres años. En el proceso Disney decidió que era demasiado oscura y «terrorífica» para su público infantil, por lo que la pasaron a su sub-productora, Touchstone Pictures. Se ve que con el paso de los años y la increíble acogida entre crítica y público que tuvo la cinta se arrepintieron, porque en la actualidad vuelve a figurar Disney como única productora de Pesadilla antes de Navidad (y, para lo más jugones, es de sobras conocida la presencia que tiene este mundo en las historias de Kingdom Hearts, desarrolladas por Square Enix y la propia Disney).

A la postre surgió una película única, con una carga poética notoria, con personajes carismáticos y algo más complejos para las típicas películas de animación de la época (antes de que llegara Pixar). Nos quejamos con Jack y su aburrida rutina, que no le supone ningún reto ni satisfacción. Nos conmovemos con Sally y su amor y apoyo en la distancia. Nos alegramos con la genuina simpatía de Zero. Y nos seguimos asqueando con Oogie Boogie cuando empieza a descoserse. Que por cierto, hablando de este personaje, una de las ideas que tuvieron los realizadores es que en realidad se tratara del Doctor Finklestein (creador de Sally) disfrazado debajo del saco. Dicha idea indignó tanto a Burton que pegó un puñetazo a la pared, agrietándola. Por lo que es fácil imaginar dos cosas: uno, que Oogie Boogie acabó siendo… pues Oogie Boogie; y dos, que Tim Burton es en realidad Hulk.

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Por no hablar de las mencionadas canciones, con las que comenzábamos este recordatorio-intentodehomenaje. Para variar, Burton volvió a contar aquí con la buena labor de Danny Elfman, quien considera su trabajo en Pesadilla antes de Navidad uno de los más sencillos de su carrera. No porque no se lo trabajara (El lamento de Jack o ¿Qué es?, por poner dos ejemplos, dan constancia de ello), sino porque se sintió tan rápidamente identificado con Jack y su mundo que las ideas y la música le surgían solas. De la identificación con el personaje surgió la idea de que fuese el propio Elfman quien pusiera su voz a Skellington durante las canciones (ya que su actor de doblaje, Chris Sarandon, advirtió que cantaba fatal).

En definitiva, creemos que Pesadilla antes de Navidad es una de esas películas que conviene ser revisionadas una vez cada cierto tiempo (yo por ejemplo la veo una vez al año, más o menos) y que además puede ser igualmente disfrutada por niños y adultos (si bien es cierto que puede atemorizar un poco a los peques que sean más sensibles o que no estén acostumbrados a animación algo menos «típica» y más «oscura»). Yo me atrevería a decir que es una de mis películas favoritas de todos los tiempos (de Burton, solo por detrás de Eduardo Manostijeras; y de Selick definitivamente la primera, aún por encima de Coraline). Y qué carajo, que puede ser disfrutada en cualquier fecha del año, pero especialmente en aquellas cuyo título menciona: Halloween y Navidad. Y es que si algo nos demuestra esta historia es el encanto escondido (o no tanto) detrás de estas dos fiestas, tan extrañas y tan contradictorias entre sí, pero a la postre tan llenas de magia. Como la que derrocha Pesadilla antes de Navidad.