Cierto personaje volvería a aparecer en Star Wars: The Rise of Skywalker

El portal MakingStarWars está que no para. Tras haber filtrado casi la totalidad del guión de El despertar de la Fuerza antes de su estreno (y de no haber tenido el mismo éxito, ni de cerca, con Los últimos jedi), parece que está volviendo a la carga con el que será noveno y último episodio de la franquicia, Star Wars: The Rise of Skywalker. Avisamos que, en el caso de que estos rumores lleguen a ser ciertos, se considerarían SPOILERS, por si queréis dejar de leer ahora.

En su última entrada, la web dirigida por Jason Ward ha indicado que han recopilado suficientes pruebas como para poder asegurar que Han Solo (Harrison Ford) volvería a aparecer durante cierto momento frente a Kylo Ren (Adam Driver). Ford y Driver habrían rodado juntos una escena en la que estaría también envuelto Mark Hamill (quien interpreta a Luke Skywalker).

La interpretación más probable que han hecho es que Kylo le pida a los restos del casco de Darth Vader que vuelva a enseñarle el camino hacia el Lado Oscuro, ante lo que aparecería Luke, quien a su vez le mostraría esta especie de ilusión de Han a su sobrino. Han le diría a su hijo que todavía no es tarde, mostrando así un indicio claro de la redención de Ben Solo, quien ya se mostraba claramente confuso y afectado por lo que le había hecho a su progenitor en El despertar de la Fuerza.

Star Wars: El despertar de la Fuerza

¿Kylo Ren morirá en The Rise of Skywalker?

No es esta la única filtración reciente de MakingStarWars. A lo largo de ayer, en su podcast hacia usuarios  registrados en su Patreon, también habrían asegurado (así lo han recogido en Reddit) que Kylo Ren morirá (o algo así) hacia el final de la película por algo causado o debido por/a Rey (Daisy Ridley). Sin embargo, sería la misma muchacha quien lo traería de vuelta, no saben muy bien cómo y si esto incluso sería beneficioso dentro de los planes que tenía Kylo en mente.

Estos «planes» de Kylo Ren serían abordados a lo largo de la película y podrían guardar relación con la escena de la muerte de Han Solo, ya que éste último sabía o entendía lo que su hijo iba a hacer.

Por otro lado, han asegurado nuevamente que Matt Smith (Doctor Who) sí está en la cinta y que interpreta a un joven Palpatine.

Asimismo, han señalado que Rose (Kelly Marie Tran) será el interés amoroso de Finn (John Boyega) a lo largo de la historia; aunque éste último estaría más ocupado con una posible revolución y persecución de Kylo Ren y la Primera Orden.Star

Rose tendría menos escenas que en Los últimos jedi y éstas serían en su mayoría junto a Leia (Carrie Fisher) y Connix (Billie Lourd).

Rose y Rey en Star Wars: The Rise of Skywalker

Blade Runner 2049: La tragedia de K

Es complicado realizar una crítica de Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017), película que ha estado rodeada de secretismo durante su realización, sin mencionar spoilers. Por ello, vamos a hacer una primera parte a modo de crítica sin spoilers, con nuestra mera opinión de lo mejor y lo peor; y una segunda que resulta más en un análisis con spoilers (tranquilos que avisaremos).

Blade Runner 2049 tiene ante todo la bendición o maldición de contar como base a su predecesora (Ridley Scott, 1982), una cinta considerada de culto y que cuenta con toda una legión de seguidores a lo largo y ancho del planeta. La primera pregunta por lo tanto es: ¿está Blade Runner 2049 a la altura? Sí y no.

Sí porque es en conjunto una muy buena película, con una realización artística y técnica impecable (¿Oscar para Roger Deakins?), unos planos maravillosos y futuristas que, como la original, destilan melancolía y soledad, así como ciertos toques de cine negro. También la música (Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch) funciona, pero se nota que intenta seguir los pasos MUY de cerca de la inolvidable partitura de Vangelis (entonces, ¿por qué no contrataron al compositor griego?).

Si nos metemos en el guión (escrito por Hampton Fancher, guionista también de la original, y Michael Green), éste resulta en un relato bastante solvente que abarca cuestiones filosóficas como su predecesora, pero que, lamentablemente, encontramos que se va diluyendo poco a poco a medida que avanza hacia su tramo final, en donde remonta poderosamente para la última escena. Y es que, y este es quizás su principal lastre, se nota más de lo que nos gustaría que Blade Runner 2049 está pensada para que tenga secuela(s), lo que deja varios temas (algunos interesantes, otros que parecen clichés puestos con pegamento) en el aire.

Los actores están todos muy bien, sorprendiéndonos positivamente una Ana de Armas (Joi), que rezuma encanto y química con un contenido Ryan Gosling (K), quien lleva sobre sus hombros la parte más interesante de la historia. Sobre el resto, todos cumplen, pero en realidad nos han parecido más los comparsas que también padecen esa dispersión de la segunda parte de la cinta. Harrison Ford vuelve como un Deckard envejecido y desencantado, pero no esperéis que sea tratado como personaje principal (y no quiero contar aquí nada más, eso irá a continuación).

La peor parte, en mi opinión, recae en la figura de la villana (Luv, interpretada por Sylvia Hoeks), un personaje absolutamente estereotipado que parece más salido de una película de James Bond que del universo que nos ocupa. Cuenta la Trivia de Blade Runner en IMDB que Rutger Hauer (inolvidable Roy Batty) se opuso a rodar la escena de acción que pretendía Ridley Scott al no considerar Blade Runner una película «de Bruce Lee». Deberían haber contratado al actor neerlandés como asesor para esta 2049, pues parece que esa parte se les ha olvidado. Serán los tiempos que corren, suponemos.

En cuanto a Jared Leto (Wallace), simplemente está aquí desaprovechado, apareciendo para recitar frases grandilocuentes, algo sobre «los ángeles» que nunca se entiende muy bien qué es, y poco más. Sus escenas parecen inconexas y realmente no aportan mucho al conjunto, además de que crea los «agujeros de guión» más vistosos, al no quedar nunca del todo claro sus objetivos (a lo largo del metraje, se llega a percibir que tiene hasta tres distintos y en lo personal no entiendo por qué cambia de uno a otro). Claramente, otro elemento para la secuela.

¿Dónde está entonces «el nuevo» Roy Batty? (aquí sí, SPOILERS)

Roy y Pris (Daryl Hannah) se han convertido en villanos (que luego no lo son tanto) icónicos de la historia del cine. Sobre Roy pesa además el haber protagonizado una de las escenas y monólogos más miticos. El listón estaba alto para esta Blade Runner 2049 que, como decíamos, no cuenta con antagonistas a la altura.

Pero es que estábamos mirando en la dirección equivocada, puesto que la atención hay que depositarla sobre el personaje del agente K, el nuevo «blade runner» que además es un replicante dentro de los últimos modelos creados por Wallace. K representa la búsqueda de la identidad y el propósito de una vida, junto con el anhelo de amar y ser amado aunque no estemos programados para ello y esté mal visto.

Empieza la película enfrentándose a Sapper Morton (Dave Bautista), un nexus 8 que huyó y vive oculto en una granja. Éste le echa en cara a K algo que más tarde en el film volverá a recordar y que sirve como buen espejo de la realidad que nos está tocando vivir a las generaciones jóvenes del mundo actual: «Los nuevos modelos aceptáis los trabajos de mierda que os dan». Morton sabe que K es un replicante, que es un «blade runner» y que va a ejecutarlo («retirarlo»). También sabe que los humanos son clara y abiertamente racistas con los replicantes, insultándolos y amenazándolos, algo que vive K en su día a día.

Ambos temas (la confrontación generacional entre replicantes y la brecha entre humanos y androides), lamentablemente, no son abordados en profundidad en la película (a donde llega más lejos es a la teniente Joshi, Robin Wright, advirtiendo de que se avecinará una guerra), dejándolos probablemente, y lamentablemente, para una secuela.

Siguiendo con K, es él quien tiene la principal crisis de identidad. Tratado como replicante-esclavo, sin que se tengan en cuenta sus emociones o necesidades personales, y sin que él proteste al respecto, todo cambia cuando, tras descubrir una inscripción en un árbol (el mundo de Blade Runner 2049 apenas tiene vegetación), empieza a recordar escenas de su niñez. ¿Memorias reales o implantadas?

Es Joi quien le da el principal empujón para hacerle creer que es humano, que tiene emociones, y que, de hecho, eso es lo que te daría la humanidad: los sentimientos, justamente el amar y ser amado que tanto ansía. Además, es ella (¡un programa informático!) quien lo bautiza, poniéndole el nombre de Joe. Al principio K se muestra reticente a aceptar esto, es más fácil permanecer dentro del status quo, seguir cumpliendo con su trabajo de replicante que no replica ni se cuestiona nada.

El tener recuerdos de una infancia perdida es lo que termina de poner la guinda sobre el pastel de humanidad. Y en ese momento Joe la acepta y renace, deja atrás su trabajo (y será perseguido) y acepta dar y recibir muestras de amor de otro ser que no es humano, pero que sí desprende humanidad. Como colofón, Joe/K emprende un camino que es MUY humano: la búsqueda de sus orígenes, que no son los que él creía. En todo esto, Blade Runner 2049 da varios pasos más allá en relación con su predecesora.

Pero luego todo vuelve a dar un giro de 180 grados. Esa nueva identidad que había abrazado K se desvanece junto a su interés romántico (la misma que lo había rebautizado) y vuelve a ser un replicante creado con un fin muy determinado. No obstante, los replicantes (que sí, siempre han tenido humanidad) tienen capacidad de decisión, y K elige ayudar a Deckard, cerrando así un ciclo.

Esto nos lleva a la hermosa escena final, donde comienza a sonar de fondo la maravillosa «Tears in the Rain», y en donde creo que K, que ha cumplido su propósito, que sin embargo ha perdido toda razón de vivir, se deja morir bajo la nieve, plácidamente, al igual que Roy bajo las gotas de agua. Es aquí donde uno cae en la cuenta: el nuevo Roy es K, es el replicante con un propósito, que se revela, que ansía, que ama, que teme, más humano que los humanos, y que al final, inevitable pero pacíficamente, muere, habiendo ayudado a Deckard, el padre que creyó que era y no fue. La poesía de Blade Runner.

P.D.: Como punto negativo, ¿por qué todas las féminas que desfilan por la película (incluso la prostituta que está de paso) tienen que caer rendidas ante los pies de K?

P.P.D.: Curiosamente, la escena final en la escalera nos recordó (y no solamente a mí) a la última de Cowboy Bebop, obra a su vez inspirada en parte en la Blade Runner original. ¿Se cierra el círculo? No sabemos si Villeneuve es seguidor del anime, pero la relación entre K y Joi nos recuerda asimismo a la de Hei y Yin (Darker Than Black).

P.P.P.D.: No llorábamos tanto la pérdida de un «objeto» (aunque la naturaleza de Joi da para otro debate) desde Wilson en Náufrago.

¿Y si Star Wars hubiera sido diferente?

Sabemos que todos los procesos de producción (más si son grandes producciones) conllevan cambios. Muchos. Las ideas surgen, caen, se transforman. Star Wars (o La guerra de las galaxias) no es diferente. De la cabeza de George Lucas salió la historia de un joven granjero apellidado Starkiller, cuyo padre había fallecido a manos del imperio y guiaría espiritualmente a su vástago hasta convertirlo en caballero jedi. Leia no era la hermana de Luke, y Han Solo podría haber terminado muerto.

Estos son solo algunos de los ejemplos que vienen a la mente. Lo cierto es que George Lucas iba montando la historia un poco sobre la marcha. Cuando se realizó la primera película de todas (al principio conocida como simplemente «Star Wars», añadiéndole años más tarde el título: «Episodio IV: Una nueva esperanza») ni tan siquiera el amigo de Lucas, Steven Spielberg, apostaba por ella. Como al final resultó ser todo un éxito, enseguida se lanzaron a por la secuela: nacía El imperio contraataca. El guionista elegido para plasmar las ideas del bueno de George fue Leigh Brackett. En los primeros escritos, Skywalker Senior guiaba espiritualmente a su hijo Luke para poder hacer frente al enemigo, el imperio y los sith, en cuyas filas se encontraba Darth Vader, un jedi caído. Entre las revelaciones que le haría el padre al hijo, se encontraba la existencia de una hermana desaparecida. Su nombre original era Nellith Skywalker y había sido enviada a otra galaxia para protegerla de Vader y del emperador. Efectivamente, durante la producción de El imperio contraataca, Lucas llegó a la conclusión de que habría un total de nueve películas, de las cuales estaban realizando la trilogía de en medio. La idea era que Nellith apareciera o bien en El retorno del jedi, o bien en la siguiente trilogía.

Mención de Nellith, hermana de Luke, en el guión original de El imperio contraataca

Mención de Nellith, hermana de Luke, en el guión original de El imperio contraataca

¿Por qué entonces nunca se llegó a la búsqueda del personaje, quedando todo en Leia como hermana de Luke? Al parecer, Harrison Ford habría sido el principal causante, aunque fuera indirectamente. Como muchos fans de Star Wars sabemos, el actor que interpretaba a Han Solo no quería que su personaje sobreviviera. De hecho, esperaba que lo matasen definitivamente al congelarlo en carbonita. Como no fue así, Ford le suplicó a George que lo matasen (en la ficción, claro) en El retorno del jedi. Viendo que su personaje estrella se le escapaba de las manos, Lucas vio que tenía dos opciones: matar a Han (o seguir sin él de algún modo) y realizar la nueva trilogía, o cerrarlo todo como buenamente podía durante la tercera película de «la trilogía de en medio». Evidentemente, eligió lo segundo. Ya tendría tiempo de convencer a Ford para realizar más películas de la saga con el paso de los años. O eso debió pensar.

De este modo, podemos observar que Mark Hamill (Luke) y Carrie Fisher (Leia) rodaron varias escenas de contenido romántico (aparte del famoso beso «para encelar a Han»). A saber: el beso de Leia a Luke durante Una nueva esperanza, que quedó siendo en la mejilla, originalmente era en la boca; en El imperio contraataca (aparte del citado morreo) tienen un «delicado acercamiento» interrumpido por C3PO, además del pico que le da Leia a Luke al final cuando le están curando la mano; finalmente, en el escrito de Brackett, había una escena donde Luke animaba a Leia a irse con Han y ambos compartían otro beso. Cómics y material no canónico aparte, claro está, donde «los hermanos» tenían lío en más de una ocasión.

No solo los protagonistas tomaron rumbos diferentes. Vader, como comentábamos, iba a ser el jedi caído ahora convertido en feroz enemigo. Sin embargo, con las reescrituras de guión de El imperio contraataca, Lucas llegó a la conclusión de que el mejor golpe de efecto sería la revelación de Vader como padre de Luke. El emperador Palpatine, a su vez, inicialmente no era un sith, sino un simple político con mucho poder y capacidad de persuasión. Este personaje, por cierto, no sería revelado hasta El retorno del jedi, siendo su aparición hasta entonces por meras menciones. La idea era crear una mayor sensación de amenaza.

¿Y qué pasó con el apellido Starkiller? Lucas pensó que era demasiado oscuro para pertenecer al héroe de la historia (significa, literalmente, «destructor de estrellas»), por lo que lo cambió a Skywalker («caminante del cielo»), mucho más esperanzador y hasta altruista. No obstante, el nombre «Starkiller» no desapareció del todo: en los videojuegos, pasó a formar parte de uno de los personajes principales, conocido como Darth Starkiller, Galen Marek, discípulo de Darth Vader. Y la muy reciente «tercera Estrella de la Muerte, pero más grande» de El despertar de la Fuerza, que también recibe dicho nombre.

Así, resulta realmente curioso (y hasta apasionante) pensar en lo que podría haber terminado siendo la historia de Star Wars si alguna de las ideas originales se hubieran llevado a cabo: un Han Solo fallecido antes de tiempo, con Luke y Leia terminando juntos y buscando a la hermana del primero en alguna otra galaxia muy, muy lejana.

Galen Marek, también conocido como Starkiller

Galen Marek, también conocido como Starkiller