Japoneando Anime: Golden Kamuy

Golden Kamuy (ゴールデンカムイ) es una de esas series de manga (creado por Satoru Noda) y anime (desarrollado por Geno Studio) que puede pasar a priori desapercibido para el ojo del lector/espectador, ya que el estilo artístico y narrativo son algo «inusuales», más anclados en el seinen y en un humor ocasional al más puro estilo JoJo´s Bizarre Adventure. Pero es una auténtica joya.

Además sirve para introducirnos, de forma bastante profunda aunque no siempre fidedigna (Noda ha declarado que no es su objetivo ser fiel a la historia) sobre cuestiones de la sociedad y cultura japonesas como los ainu, los matagi o episodios como la guerra ruso-japonesa.

Saichi Sugimoto («Sugimoto El Inmortal», voz en el original de Chikahiro Kobayashi) es un joven ex soldado de la Primera División del Ejército Imperial japonés que luchó durante la guerra contra Rusia. Arrastrando estrés postraumático, se propone encontrar oro de forma rápida en Hokkaido (isla al norte de Japón) para poder ayudar a la mujer y al hijo de su amigo, fallecido durante la guerra. En estas escucha la leyenda de un tesoro ainu escondido, a la parque conoce a Asirpa (Haruka Shiraishi), una muchacha perteneciente a la etnia ainu.

Golden Kamuy. Satoru Noda y Geno Studio.

La guerra ruso-japonesa (febrero de 1904-septiembre de 1905)

Ya hemos comentado en anteriores Japoneando Anime la importancia de la era Meiji en la historia contemporánea de Japón. Pues bien, un hecho que aconteció durante este período y que sirvió para consolidar la posición de Japón en el mundo moderno y su occidentalización (tras más de dos siglos de aislamiento y de régimen feudal) fue la guerra ruso-japonesa (日露戦争).

Este conflicto se originó debido a los intereses imperialistas tanto por parte del gobierno zarista ruso como del japonés en el Pacífico, sobre el cual buscaban los rusos un puerto que funcionase durante todo el año (que no se congelase). Ahí estaba la península de Liaodong (China).

En el extremo sur de esta península se encontraba Port Arthur (actual Lüshunkou), bajo administración rusa desde 1898. Anteriormente, el Tratado de Shimonoseki (下関条約) había puesto fin a la Primera Guerra Sino-Japonesa, el cual entregaba a Japón la administración de Taiwán y el protectorado sobre Corea y la Península de Liaodong. Sin embargo, Francia, Alemania y Rusia presionaron a Japón para que devolviera Liaodong a manos chinas, lo que  aprovecharon los rusos para firmar un arrendamiento con China sobre Kwantung y Port Arthur (en el sur de Liaodong) por 25 años.

Así las cosas, el ejército japonés atacó sin declaración de guerra el 8 de febrero de 1904 Port Arthut (asedio de Port Arthut, 旅順 攻 囲 戦), hundiendo e inmovilizando varios buques y asegurando así su acceso a la península de Corea con el objetivo de expandir su colonización sobre Asia Oriental y adelantarse así a las aspiraciones europeas sobre la zona.

Sugimoto siempre lleva puesto el uniforme del Ejército Imperial de Japón. Golden Kamuy. Satoru Noda y Geno Studio.

La guerra, de poco más de un año, se decantó a favor de Japón, lo que supuso un fuerte impulso del país nipón en el panorama internacional, ya que se trataba de la primera victoria de un país asiático sobre una potencia occidental, equilibrando así algo la balanza a favor de Asia frente a Europa. La humillación sufrida por Rusia al respecto fue notoria y el disgusto de la sociedad hacia el sistema zarista se tradujo, junto a otras causas, en la Revolución Rusa de 1905.

La historia de Golden Kamuy parte del desenlace de la guerra ruso-japonesa, ya que tanto el protagonista, Sugimoto, como otros personajes importantes como Ogata, Tanigaki o Tsurumi lucharon en dicho conflicto. Los rusos, por su parte, se encuentran presentes en la obra, partiendo de Asirpa, que es descendiente de rusos y ainu.

Los ainu y matagi

Asirpa es, junto a Sugimoto, protagonista de Golden Kamuy. Es además ainu (アイヌ), uno de los pueblos originarios de Japón, cuyo origen todavía se desconoce (hay teorías que hablan de pueblos pre-mongoles o bien provenientes de la zona de Siberia, por Rusia, entre otras). Al parecer habitaban el archipiélago, sobre todo el norte y la isla de Hokkaidô, donde convivieron con la administración del shogun o han (藩).

Con la llegada de Meiji y las aspiraciones modernizadoras de Japón, se buscó la unificación cultural y lingüística, siendo los ainu perseguidos o asimilados por la cultura dominante de Kanto. Actualmente quedan pocos ainu en Japón (poco más de 13 mil en Hokkaidô según censo oficial de 2017), si bien su situación por suerte ha mejorado respecto a antaño, siendo su cultura oficialmente reconocida en 2019 por el gobierno japonés.

Los ainu en el opening de Golden Kamuy. Satoru Noda y Geno Studio.

Noda representa a los ainu en Golden Kamuy no solo a través de Asirpa, sino de todo su kotan (poblado), su vida diaria, sus creencias religiosas, su cultura, su lengua, los vínculos familiares, vivienda, ropas… En definitiva, un trabajo de investigación (que lleva a cabo junto al profesor de lengua ainu de la Universidad de Chiba, Hiroshi Nakagawa) que se acerca bastante al de un antropólogo.

Además de Asirpa y su círculo, nos encontramos con Inkarmat, una mujer ainu nómada que dice poder adivinar el futuro y cuyas intenciones no son del todo claras…

Y luego están los matagi (又鬼), los cazadores tradicionales de Japón que habitan el norte de Honshu, especialmente la región de Tokohu y la prefectura de Akita, representados a partir de Genjirô Tanigaki. Este grupo social habita en grupos más o menos reducidos y se dedican a la caza de temporada; no obstante no desperdician nada y veneran a la naturaleza y a las presas.

Esta cosmovisión y forma de vida, basada en la caza para la supervivencia y en la veneración de espíritus animales, ha generado estudios que vinculan a los matagi con los ainu, si bien étnicamente pertenecen a yamato (大和民族), al igual que la mayoría de los japoneses.

Actualmente los matagi se encuentran en una situación decadente para ellos, ya que la caza moderna proveniente de Occidente ha acaparado su lugar. El desastre nuclear de Fukushima solo empeoró su situación, ya que la fauna quedó bastante afectada.

Tanigaki empieza en la historia siendo antagonista de Asirpa, pero el devenir de los acontecimientos hace que se una a la causa ainu y les sea profundamente fiel. Su arco argumental queda asimismo estrechamente vinculado al de Inkarmat y al del niño ainu Cikapasi.

Tanigaki (matagi) e Inkarmat (ainu) en Golden Kamuy. Satoru Noda y Geno Studio.

La ninko o mujer kitsune

Pasemos ahora a comentar algo del folclore japonés, en este caso de la figura del kitsune (狐), que es representado en varias ocasiones con la figura de una bella mujer que engaña a los hombres, conocido en este caso como ninko. Según dice Luis Antonio Carretero Martínez en Breve historia de la mitología japonesa, las ninko provienen de la mitología china, ya que los zorros representan al principio femenino yin, que desea conseguir el masculino yang.

El kitsune es en realidad un zorro (kitsune es la palabra japonesa para este animal), cuyo espíritu está muy vinculado al dios de la fertilidad, de la agricultura, del éxito y del arroz Inari (稲荷). Quizás por ello, suelen representarse como seres que engañan fácilmente a los humanos y que son, más que malignos, traviesos.

Este kami sintoísta es visto asimismo como inteligente, que va acumulando sabiduría a la parque colas (siendo el zorro de nueve colas el más poderosos de todos).

Inkarmat es presentada como una atractiva joven, de dudosa procedencia, que engaña fácilmente a Shiraishi (y seduce posteriormente a otro de los personajes masculinos). No obstante, dista de ser una villana, siendo más bien misteriosa y astuta a la hora de perseguir sus objetivos. Es comparada con una ikatkar cironnup (diosa zorro) por Asirpa y porta sobre su cabeza el cráneo de un zorro ártico (el blanco se considera a su vez el zorro con mayor poder espiritual).

En definitiva, Golden Kamuy no es solo un título para simplemente disfrutar de su arte, su historia, su alocado y maravilloso elenco de personajes, sino además para nutrirse de los episodios históricos y culturales que representa. Es una de las pocas obras que pone al frente a los ainu y el mundo del norte de Japón, ya que Noda proviene de Hokkaidô y pretende mostrar su cultura. La mejor forma para ir conociendo a los ainu (en el caso de no poder desplazarse a Rusia o Japón) es leyendo esta obra maestra.

Para saber más…

CARRETERO MARTÍNEZ, Luis Antonio, Breve historia de la mitología japonesa, Madrid, Ediciones Nowtilus, 2020.

GUARNÉ, Blai (varios autores), Antropología de Japón. Identidad, discurso y representación. Barcelona, Edicions Bellaterra, 2017.

PÉREZ RIOBÓ, Andrés y SAN EMETERIO CABAÑES, Gonzalo, Japón en su historia. De los primeros pobladores a la era Reiwa, Gijón, Satori Ediciones, 2020.

SECO SERRA, Irene, Historia breve de Japón, Madrid, Sílex Ediciones, 2010.

Golden Kamuy. Satoru Noda y Geno Studio.

Japoneando Anime: Rurouni Kenshin Tsuiokuhen

Rurouni Kenshin (るろうに剣心) fue uno de los shônen más populares de la década de 1990, a lo que contribuyó en nuestro país la emisión del anime en Canal+ las mañanas de sábados y domingos, así como la publicación del manga por parte de la desaparecida editorial Glénat. A su vez les acompañaron una serie de OVAs (Original Video Animation) que narraban el pasado del protagonista, bajo el título de Tsuiokuhen (追憶編, en inglés Trust and Betrayal, si bien la traducción sería más bien la de Recuerdos).

Lanzada en Japón en 1999 y dividida en cuatro episodios de cerca de una hora cada uno, las OVAs, animadas por Studio Deen y dirigidas por Kazuhiro Furuhashi siguen un estilo muy distinto al del anime y manga, muy anclado en el shônen tradicional de multitud de batallas y personajes con habilidades sobrehumanas. Rurouni Kenshin: Tsuiokuhen es mucho más realista y poético, mostrando el Japón inmediatamente anterior a Meiji en forma y contenido.

Durante el Bakumatsu, los partidarios del poder único en el emperador, Ishin Shishi (維新志士), intentan derrocar a la figura militar del shogun. A esta facción pertenece Kenshin Himura (voz en japonés de Mayo Suzukaze), más conocido como hitokiri Battousai (traducido en nuestro país como «Battousai el carnicero»), quien asesina a un joven conocido como Akira Kiyosato durante una ronda nocturna, no sin antes recibir de la víctima una herida en su rostro. Tras seguir asesinando en medio del conflicto, se topa accidentalmente con una misteriosa joven que responde al nombre de Tomoe Yukishiro (Junko Iwao). Los destinos de ambos se cruzan de manera inexorable.

Rurouni Kenshin: Tsuiokuhen. Studio Deen y Nobuhiro Watsuki.

El Bakumatsu y la Guerra Boshin

El Bakumatsu (幕末, conocido también como Shogunato Tokugawa Tardío, 1853-67) fue el período que finaliza la era Edo (1603-1868) y que precede a la Guerra Boshin (戊辰戦争, 1868-69) antes de llegar a Meiji. Son, básicamente, los últimos años de la figura del líder militar que era el shogun, todavía en manos de la familia Tokugawa.

Pero esta guerra civil no suponía solo la caída del shogun. Como ya hemos comentado en algún otro Japoneando Anime, la llegada del comodoro Matthew Perry y el fin del sakoku (鎖国, período de aislamiento de Japón) supuso un profundo cambio en la política, cultura, sociedad y economía de Japón, dejando atrás un sistema feudal para adentrarse en la modernización al estilo occidental, y además a toda prisa.

Así, surgieron clanes que no estaban a favor de algunas de las corrientes que se estaban formando, siendo el caso de los Choshu y los Satsuma, que forjaron la alianza Satchodomei para derrocar al shogun Tokugawa. Ambos se guiaban por la filosofía japonesa y movimiento político sonno-joi (尊王攘夷, literalmente «reverenciar al emperador, expulsar a los bárbaros»), que defendía básicamente la superioridad del emperador como figura social y política y el rechazo xenófobo a los occidentales.

A este clan Choshu pertenecían Kogoro Katsura (1833-77), personaje relevante dentro de Tsuiokuhen y uno de los líderes del Ishin Shishi del que forma parte Kenshin; y Shinsaku Takasugi (1839-67), quien aparece en varias escenas junto a Katsura y protagoniza una de las más emotivas del final de las OVAs (y fiel a la realidad, pues Takasugi no llegó a vivir la caída del shogunato).

Uno de los grupos rivales al Ishin Shishi en el Bakumatsu y la Guerra Boshin fue el Shinsengumi (新選組), una fuerza especial de policía fiel al shogun y formada por samuráis con un estricto código de permanencia y que portaban un característico uniforme azul con rayas blancas. Dentro de él se encontraban Hajime Saitou (1844-1915) y Souji Okita (1842/44-68), ambos personajes dentro de las OVAs, especialmente importante el primero en el argumento de Rurouni Kenshin, y que protagonizan una batalla final contra Kenshin. Los principales líderes del Shinsengumi fueron derrotados o ejecutados al finalizar la Guerra Boshin.

A lo largo de Tsuiokuhen se muestran otros episodios históricos importantes dentro de este período, como el Incidente de Ikedaya (池田屋事件, Ikedaya Jiken), la noche del 8 de julio de 1864 en Kioto, cuando el Shinsengumi sorprendió a los líderes del Ishin Shishi reunidos en una de estas tabernas tradicionales japonesas, la que finalizó en una clara victoria para la fuerza del shogun. Es una de las escenas más bellas de estas OVAs (que no tienen pocas).

Tomoe y la yuki-onna

Tomoe es uno de los personajes más importantes dentro de la trama de Rurouni Kenshin, si bien no aparece mucho (de hecho, en la adaptación a anime nunca hace acto de presencia, salvo en el sexto ending). En Tsuiokuhen es claramente la protagonista junto a Kenshin y parte del argumento se ve desde sus ojos.

Tanto el diseño como la personalidad de Tomoe estarían inspirados en la yuki-onna (雪女, mujer de nieve), un yôkai y figura popular dentro del folclore japonés, que se dice en algunas leyendas es una mujer que falleció en la nieve y cuyo espíritu vaga durante las noches nevadas y con luna llena. La suelen describir como una hermosa fémina de piel pálida y largos cabellos negros, que viste un kimono blanco y con mirada y actitud frías; en algunos casos flota sin pies sobre la nieve.

El mismo apellido de Tomoe ya nos da una pista, ya que yuki (雪) es nieve y shiro (白) es blanca. Además viste con un kimono blanco, es descrita como una belleza fría por el propio autor (Nobuhiro Watsuki) y tiene una larga cabellera negra. Su personalidad es reservada y calculadora; asimismo (SPOILER) Tomoe muere asesinada sobre la nieve (FIN DE SPOILER).

El relato de la yuki-onna sirve para recordar los peligros (y belleza, lo que veremos en el siguiente apartado) del invierno y de las montañas, especialmente en algunas regiones del norte de Japón.

El lirismo y simbología de la naturaleza

Rurouni Kenshin: Tsuiokuhen está repleto de naturaleza. En serio, no hay apenas planos o dibujos en los que no aparezca algún elemento perteneciente al mundo natural. Para los japoneses, que viven en un archipiélago repleto de volcanes y montañas sobre el denominado Círculo de Fuego (terreno con elevado número de terremotos de variada intensidad), la naturaleza es salvaje, cruel y hermosa a partes iguales. Esto ha hecho que desarrollen su propia simbología en torno a elementos naturales.

Esta simbología está muy vinculada a las estaciones, que son muy marcadas en Japón por ciertas características. Así, tal como recoge la Doctora Elena Barlés en su artículo «Arte y naturaleza en Japón: la belleza de las cuatro estaciones», la primavera (que empezaba con el inicio del año en el antiguo calendario) viene por ejemplo marcada por la flor del cerezo (sakura, 桜) o la del ciruelo (ume, 梅), siendo de ésta última la fragancia que lleva Tomoe.

El verano está caracterizado por el iris o lirio japonés (con el cual comparan a Tomoe), el loto, la paulonia, las luciérnagas o el sonido de las cigarras.

Rurouni Kenshin: Tsuiokuhen. Studio Deen y Nobuhiro Watsuki.

El otoño es la estación con rasgos como la contemplación de la luna llena o tsukimi (月見) y del cambio del color de las hojas del arce a su característico tono rojizo (momiji, 紅葉), flores como el crisantemo o animales como la libélula, que simboliza la felicidad o la victoria, entre otros (Tomoe le dice a Kenshin que al atardecer vio una libélula, significando que tendrían buena cosecha y que se encuentran en otoño).

Terminando el ciclo anual hallamos el invierno, cuyo elemento más característico es la nieve, al igual que el pino o el bambú. En la conclusión de Tsuiokuhen esta estación está muy marcada.

Para entender la presencia de las estaciones en Japón y en estas OVAs de Rurouni Kenshin, tenemos una escena donde Seijuro Hiko le dice a su alumno:

«La flor de cerezo es de la primavera, las estrellas del verano, la luna llena del otoño y la nieve del invierno. El sake está bueno […]»

Así, las estaciones en la narrativa no sirven solo para marcar el paso del tiempo, el ciclo vital o el estado anímico de los personajes, sino que para los japoneses son una manifestación artística.

Para saber más…

BARLÉS BÁGUENA, Elena, “Arte y naturaleza en Japón: la belleza de las cuatro estaciones”, en BARLES, E. y ALMAZÁN, D. (coms.), Cerezos, lirios, crisantemos y pinos. La belleza de las estaciones en el arte japonés, Zaragoza, Fundación Torralba-Fortún, 2008, pp. 15-49.

CARRETERO MARTÍNEZ, Luis Antonio, Breve historia de la mitología japonesa, Madrid, Ediciones Nowtilus, 2020.

SECO SERRA, Irene, Historia breve de Japón, Madrid, Sílex Ediciones, 2010.

Rurouni Kenshin: Tsuiokuhen. Studio Deen y Nobuhiro Watsuki.

Japoneando Anime: Kimetsu no Yaiba (Guardianes de la noche)

Kimetsu no Yaiba (鬼滅の刃, titulado en España Guardianes de la noche por Norma Editorial y Demon Slayer en inglés), creado por Koyoharu Gotôge, es uno de los últimos fenómenos en el mundo del manga y del anime, especialmente a raíz del estreno de la adaptación realizada por Ufotable, de una calidad excelente. Recientemente se ha estrenado en Japón la película secuela, Mugen Train (無限列車編, El tren infinito), donde ha superado todos los récords de recaudación nacional solo en sus primeros días.

Tanjirô Kamado (voz en japonés de Natsuki Hanae) es un joven amable y gentil que vive cuidando de su madre y hermanos menores en la montaña. Un día, mientras pasa la noche fuera tras haber visitado el pueblo, se encuentra con que toda su familia ha sido brutalmente asesinada… salvo su hermana Nezuko (Akari Kitô), quien sobrevive a duras penas. Mientras intenta salvarla, se encuentra con otro problema: Nezuko ha sido convertida en demonio.

Comienza así una historia que mezcla fantasía con elementos de terror atmosférico, que ocupa un total de 23 volúmenes o tankôbon (単行本) y por la que pululan toda un serie de personajes, a cada cual más carismático.

Era Meiji (1868-1912) y la apertura de Japón a Occidente

Kimetsu no Yaiba está ambientada en el período o era Meiji (明治時代), la cual se considera que dio inicio con la apertura de Japón a Occidente tras haber pasado más de dos siglos aislado (solo permitía la entrada a algunos comerciantes holandeses y chinos y poco más). Con la llegada del comodoro Matthew Perry y sus buques, la idea principal era que Estados Unidos hiciera presión a Japón para su apertura al comercio.

La llegada de Perry y la apertura a Occidente causaron una serie de estragos y cambios profundos en la sociedad e instituciones japonesas que los llevó primero a una guerra civil (Guerra Boshin, 戊辰戦争, 1868-69) entre los partidarios del viejo régimen o bakufu, basado en la permanencia de la figura militar del shogun, y los que pretendían devolver todo el poder al emperador. Ganaron éstos últimos, dando formalmente origen a la era Meiji.

Ilustraciones que representaban a los japoneses en la era Meiji.

Así, con Meiji se terminó el sistema feudal en Japón y, tomando como modelo a la Prusia de Guillermo II, el país entró a toda prisa en la carrera hacia la modernización, convirtiéndose en gran potencia solo en unas pocas décadas. Para ello, aparte de realzar la figura del emperador, fortalecieron la creencia «naturalmente japonesa» o sintoísmo (神道) y eliminaron a las viajes castas de daimyô (大名) y samurái por otra nobleza más «a la europea».

Con ello, se dejó de lado a los vecinos «subdesarrollados» de Asia, concretamente a China y a Corea, por lo que Japón se iniciaría luego a su vez en la carrera colonial de estos países, a semejanza también de Europa.

Como decíamos, Kimetsu no Yaiba tiene lugar en este cambiante período, el cual supuso en gran parte el inicio de la gran crisis identitaria por la que pasa Japón (hasta nuestros días). Estos contrastes se dejan ver perfectamente por todo el manga y anime: en la ciudad iluminada de noche que visita Tanjirô, en las ropas de los ciudadanos (especialmente de Muzan en su primera aparición, cuyo diseño está por cierto inspirado en Michael Jackson) y por supuesto en la llegada del ferrocarril. También en otros detalles como el hecho de que los ciudadanos ya no puedan portar armas libremente (relacionado con la desaparición de los samurái) o el que la Sociedad de asesinos de demonios no esté reconocida por el gobierno nipón.

Sin embargo, la serie nos muestra asimismo esos elementos del Japón de antaño, como las aldeas con casas de techos de paja y piedras, los curanderos, los caminos de tierra, los kimonos y las peleas con katana, entre otros aspectos que ahora veremos.

La primera vez que Tanjirô e Inosuke ven un tren. Kimetsu no Yaiba, Ufotable.

El teatro kyôgen y los diseños de los personajes

Japón, debido probablemente al largo aislamiento, posee además su propio mundo de artes escénicas, surgidas hace siglos y que han ido evolucionando en un mundo paralelo al nuestro. Es el caso de los teatros kabuki (歌舞伎), noh (能) o kyôgen (狂言).

Todos estos estilos de teatro están muy apoyados en la danza y el canto, si bien el kyôgen contiene elementos más humorísticos, mundanos y didácticos (surgió a partir del noh, siendo ambos celebrados principalmente en templos budistas y uno como interludio del otro). Tanto en el noh como en el kyôgen hay uso de máscaras que representan a distintos tipos de seres, mientras que en el kabuki la puesta en escena se basa sobre todo en el maquillaje y vestimenta de los actores (desde hace unos siglos, todos ellos masculinos).

Precisamente, máscaras que suelen verse en el teatro kyôgen, como la de usobuki o usofuki (狂言面 空吹), son las que portan los forjadores de espadas Hotaru Haganezuka y Kozo Kanamori en Kimetsu no Yaiba. Este tipo de personajes solían ser los más pequeños y representaban la insignificancia de la vida humana, pues por la postura de la boca solo permitían hacer ruidos tipo silbidos.

Otro ejemplo de estas máscaras es la que porta siempre el maestro de Giyu Tomioka y de Tanjirô, Sakonji Urokodaki, pero en este caso es la de un tengu (天狗), ser del folclore japonés que se asocia con los perros, un yôkai (妖怪). En el noh y kyôgen los portadores de la máscara tengu solían ser o bien personajes demoníacos o bien protectores.

Urokodaki y la máscara de tengu en Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Finalmente, los alumnos de Urokodaki llevan como símbolo protector (entregado por éste) una máscara de kitsune (狐, zorro), un ser muy presente en la mitología japonesa y que está asociado con las divinidades(especialmente con la divinidad Inari -神-, dios de la fertilidad, de la agricultura y del arroz) y con el otro lado al ser capaces de adoptar forma humana. No está claro el origen del uso de la máscara de kitsune, si en el teatro kagura, noh o kyôgen; pero sigue estando muy presente en festivales o matsuri (祭).

Todos estos elementos tradicionales japoneses introducidos en los diseños de los personajes nos muestran a su vez algo de sus personalidades o roles en la narrativa, como el papel de protector de Tanjirô y Nezuko por parte de Urokodaki, los papeles secundarios de los forjadores de espadas (que trabajan asimismo del lado de los asesinos de demonios, ergo se distancian totalmente de los demonios por su condición humana) y la espiritualidad envolvente a Sabitô y a Makomo.

Hay más elementos característicos de estas artes escénicas japonesas presentes en el anime (Renjishi -連獅子- e InuYasha se me vienen a la mente), como pueden ser ciertas características de la estructura narrativa o movimientos «exagerados» y «sobreactuados», más similares a una danza, que pueden traernos a la mente las técnicas y coreografías en las batallas (que suceden a su vez a distintos ritmos, como los narradores «de fondo» de la acción en el kabuki).

¿Esto es terror?

La inclusión de seres espirituales y fantasmagóricos, llámense yôkai, ayakashi (怪), mononoke (もののけ), oni (鬼), etc., son muy comunes en el anime y el manga. En este caso, nos encontramos con demonios con características muy similares a las de los vampiros: solo pueden salir de noche, uno (el «patriarca», similar a Drácula) contagia al resto y gustan de alimentarse de humanos (si bien son bastante más brutales los de Kimetsu no Yaiba). Al igual que en Meiji, se mezcla aquí lo folclórico japonés con lo occidental.

El hecho de que solo puedan sobrevivir de noche causa que la mayor parte de la acción en Kimetsu no Yaiba suceda en ambientes nocturnos o cerrados, lo que ayuda a crear una atmósfera inquietante y algo asfixiante. Cuando las escenas son de día suelen ser mucho más humorísticas y relajadas.

Sin embargo, y a pesar de esta lograda ambientación y de algunas escenas gore (como Muzan ante las lunas menguantes), no puede decirse que Kimetsu no Yaiba sea una obra de terror. Es claramente una aventura juvenil con elementos algo terroríficos y sobre todo del folclore (incluidos los fantasmas) que nos trasladan a ese mundo más espiritual y mitológico, lejos de la modernidad actual.

En ese sentido, parece que hay una tendencia dentro del anime a asociar el pasado con la fantasía (bueno, no es exclusiva de Japón, pensemos en nuestra Edad Media), la cual va desapareciendo a medida que el tiempo avanza y nos modernizamos. La sociedad que refleja Kimetsu no Yaiba no cree (salvo excepciones) en la existencia de demonios, algo que no era así en el pasado (los asesinos de demonios se remontan a Sengoku). La conclusión del manga de Gotôge deja muy claro este punto.

Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Como nos suele pasar, vamos terminando este Japoneando Anime que se nos está quedando sin espacio. Hay más elementos en los diseños de los personajes de los que nos hubiera gustado hablar, como las cartas hanafuda (花札) que lleva Tanjirô como pendientes (particularmente interesante es su vínculo a la historia de la industria del videojuego en Japón) o las pelotas temari (手まり) de Susamaru, entre otros.

Para saber más…

Seco Serra, Irene (2010): Historia breve de Japón. Sílex Ediciones.

Suan, Stevie (2013): The Anime Paradox. Patterns and Practices Through the Lens of Traditional Japanese
Theater. Brill.

Toiyama, Sekien (2014): Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón. Quaterni.

Muzan vestido «a la occidental» en Kimetsu no Yaiba. Ufotable.

Japoneando Anime: InuYasha

Rumiko Takahashi es una de las autoras de manga con mayor reconocimiento a nivel mundial, no sin mérito, pues suyas son Urusei Yatsura (más conocida en estos lares como Lamu), Ranma 1/2 y la que nos toca, InuYasha, entre otros como la reciente Mao.

InuYasha (título completo Sengoku Otogizōshi InuYasha, 戦国御伽草子 犬夜叉) se sitúa en un Japón imaginario del Período Sengoku (1467-1603), donde habitan multitud de seres propios del folclore japonés llamados yôkai. Sin embargo, la protagonista, Kagome Higurashi (voz original de Satsuki Yukino), procede del Japón actual, desde donde se ve arrastrada accidentalmente por un túnel que comunica su hogar (vive en un templo sintoísta) con el de la Era Sengoku. Allí se encuentra con un hanyô (medio yôkai) conocido como Inuyasha (Kappei Yamaguchi).

Los yôkai, monstruos del folclore japonés

Como se puede imaginar, siendo el mismo protagonista masculino un medio yôkai, el mundo de InuYasha está repleto de estos seres.

Yôkai inugami según el «Hyakkai Zukan» (Sawaki Suuchi)

Los yôkai (妖怪) son seres sobrenaturales, como espíritus, monstruos o demonios, que forman parte intrínseca del folclore japonés y que proceden de la tradición animista del sintoísmo (la religión natural de Japón, 神道). Pueden adoptar prácticamente cualquier tipo de forma y algunos, como los kappa (河童) poseen rasgos humanos mezclados con animales; pero pueden llegar a habitar incluso en objetos inanimados.

Los yôkai son generalmente más poderosos que los humanos y por ello arrogantes; sin embargo algunos tienden a imitar su estilo de vida y por ello se transforman en personas, se disfrazan o similares.

Hay diversos tipos de yôkai y se considera que entre ellos se encuentran los mononoke (espíritus vengativos o que poseen, 物の怪) o ayakashi (あやかし), entre otros. No siempre tienen carácter maligno o díscolo, sino que la mayoría de las veces se mantienen neutros e incluso pueden llegar a traer buena fortuna.

En InuYasha abundan los yôkai de todo tipo, desde el propio protagonista hasta su hermano, el yôkai completo y popular Sesshômaru (Ken Narita); ambos siendo del clan de los demonios-perro (犬妖怪) y por ello de carácter obstinado y muy poderosos.

Sesshômaru en su verdadera forma frente a Inuyasha y Kagome. InuYasha. Sunrise Studio.

Inugami e inumochi

Dentro de los yôkai encontramos la figura mitológica del inugami (犬神), un espíritu de origen animal (normalmente canino) que es invocado por una persona usando cierto tipo de magia negra o Kojyutsu (蠱術), prohibida desde el Período Heian (794-1185), para llevar a cabo una venganza.

En ocasiones, si el inugami es macho y es alimentado por una mujer, ésta pasa a convertirse en su inumochi o inugami-mochi (literalmente, el que posee un inugami, 犬神持ち), la cual tiene cierto control sobre el espíritu canino y éste en cambio la protege ferozmente. Si el poder del inugami llega a descontrolarse, las inumochi tendrán que llevar a cabo un exorcismo, ya que pueden llegar a asesinar a los novios o parejas potenciales de éstas por celos.

Tanto las parejas formadas por Inuyasha y Kagome (o Kikyô) como la de Sesshômaru y Rin tienen estos rasgos del inugami y la inumochi.

Por otro lado, el inugami-mochi también puede ser interpretado (más frecuentemente) como el invocador del inugami y por lo tanto quien quiere llevar a cabo la venganza. Ambas figuras como tal están presentes por ejemplo en otro manga/anime, Noragami.

Rin se encuentra a un Sesshômaru malherido y lo alimenta. InuYasha. Sunrise Studio.

El género isekai

InuYasha entra dentro de un subgénero muy popular y representado dentro del manga y del anime (así como de las novelas ligeras), el isekai (異世界).

Éste a su vez puede verse dividido en otros dos subgéneros: isekai ten’i (異世界転移), que hace referencia a cuando el personaje se ve trasladado a un mundo distinto al suyo; o  isekai tensei (異世界転生), que es cuando se reencarna en otra dimensión. 

InuYasha juega en parte con estos dos conceptos, ya que Kagome es principalmente una estudiante de instituto en el Japón actual; pero a su vez se trata de la reencarnación de Kikyô.

Es habitual que en los isekai el personaje transportado/reencarnado sea una especie de «inadaptado» en su mundo real/vida actual, resultando que en verdad es alguien con habilidades por encima de la media (o una especie de «elegido») en la realidad alternativa, transmitiendo con ello una sensación de empatía y optimismo al espectador o lector. No es ciertamente el caso de Kagome; pero sí por ejemplo el de Subaru en la franquicia Re: Zero, Mikasa en Fushigi Yûgi o el de Naofumi en Tate no Yūsha no Nariagari, por mencionar unos pocos ejemplos.

Kagome se ve trasladada al Período Sengoku, donde convive con el típico uniforme colegial del Japón contemporáneo. InuYasha. Sunrise Studio.

Período Sengoku (1467-1603)

El período en el que transcurre InuYasha, conocido como Sengoku, es uno de los más convulsos de la historia de Japón, inundado por guerras civiles, enfrentamientos entre clanes e inestabilidad política.

Si bien el mayor líder en Japón era oficialmente el emperador, ya se encontraba instaurado el shôgunato (liderazgo militar, 幕府), cuyo puesto era heredado dentro de ciertos linajes poderosos de señores feudales o daimiô (大名).

Las peleas por el poder dentro de estos clanes era lo que a menudo originaba varias confrontaciones. De hecho, se estima que el Período Sengoku dio inicio con la Guerra Onin (1467-1477), la cual dejó prácticamente destruida la ciudad de Kioto.

Entre los clanes más poderosos que se disputaban el puesto del shôgun estaban los Oda, los Takeda o los Mori. En InuYasha aparece por ejemplo el personaje de Kuranosuke Takeda.

El Período Sengoku es de los más beligerantes de la historia japonesa.

Para saber más…

Pérez Riobó, Andrés y Chida, Chiyo (2014): Yôkai. Monstruos y fantasmas en Japón. Satori Ediciones.

Toiyama, Sekien (2014): Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón. Quaterni.

Seco Serra, Irene (2010): Historia breve de Japón. Sílex Ediciones.

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