La importancia de Nana Shimura o la ausencia de mentoras

La figura del mentor ha sido siempre esencial en el camino del héroe, ya que partimos de la base de que uno no nace héroe, sino que se hace. Casos conocidísimos son los de Luke Skywalker en Star Wars (Anakin antes que él y Obi-Wan precedente a ambos); Harry Potter en la saga de mismo nombre; Batman y Superman en DC o SpiderMan en Marvel. Disney también tiene su puñado de héroes, viniéndonos su particular versión de Hércules a la cabeza. En el manga y anime, tenemos por supuesto a Son Goku, a Naruto, a Ichigo y prácticamente a cualquier protagonista de «shônen» que se precie.

Todos ellos, en su recorrido por el camino del héroe tienen (al menos) una figura mentora que los enseña y guía. Y todos estos mentores son masculinos. Así es, nos quedamos atónitos al pensar en la (casi) absoluta ausencia de féminas como maestras del protagonista.

Maestro Yoda y Luke Skyalker en Star Wars: El imperio contraataca

Mentoras… de otras mujeres

Es cierto que hay excepciones, como Tsunade en Naruto… pero estas mentoras tienen a su vez como aprendices a otras mujeres que en ningún caso son la protagonista. Así, Sakura, el miembro menos relevante de todo el Equipo 7 y la única chica de éste, es la elegida para ser la alumna de Tsunade. En ningún caso Naruto, el personaje principal, que se va con un señor, Jiraiya; ni mucho menos Sasuke. Cuando los tres forman un equipo, el principal tutor es nuevamente un hombre, Kakashi. Por supuesto, la labor de Sakura (y por ende Tsunade) en el campo de batalla se centra en la sanación, quedándose así en la retaguardia.

Algo similar ocurre con Hippolyta y Diana en Wonder Woman. Otra vez la mentora femenina tiene como alumna a una mujer, no a un hombre. Al menos en este caso sí se trata del personaje principal.

Otras heroínas destacables tienen como maestros a hombres. Así, Rey es la aprendiz de Luke Skywalker (no de Leia, que asume ese rol de forma muchísimo más desdibujada con Poe Dameron); Capitana Marvel (la de los cómics, al menos, además de novia) lo es de Mar-vell; Lara Croft de Werner Von Croy; y Beatrix Kiddo en Kill Bill de Pai Mei.

Diana e Hippolyta en Wonder Woman

De este modo, hallamos estupefactos un vacío enorme de mujeres mentoras, especialmente de los protagonistas y más aún si éstos últimos son hombres.

La anciana sabia y las maestras

Como en todo, hay (poquísimas) excepciones. Por un lado, tenemos la figura, algo más presente en la ficción, de la «anciana sabia», que tampoco es que se trate de una mentora. De hecho, muchas veces su papel va intercalado con el de la bruja (por goleada, el rol femenino más asumido aparte del de interés amoroso, princesa o madre).

Así, tenemos dentro de esta construcción literaria a personajes como  Zeniba y Yubaba en El viaje de Chihiro, la abuela-sauce en Pocahontas, Baba en Dragon Ball, Galadriel (que con lo que ha vivido, como si fuera una anciana) en El señor de los anillos, Gentiana en Final Fantasy XV (ídem que la anterior) o la tortuga Morla en La historia interminable, entre unos pocos ejemplos.

Yubaba en El viaje de Chihiro

Luego tenemos, un poco más cerca, a la figura de la maestra, pero que lo es a modo general de grupo, como las profesoras de clase, sin llegar a ser figura mentora propiamente dicha del héroe. Son ejemplo de esto Minerva McGonagall en Harry Potter, donde a pesar de ser jefa de la casa Gryffindor y la que se mantiene al frente de la defensa de Hogwarts cuando todo parece perdido, no logra un lugar especial en el recuerdo de Harry. Sí lo hace Severus Snape, profesor que le hizo la vida imposible durante toda su estadía escolar (se redime en el último momento), pero no McGonagall.

Otro ejemplo similar es Mavis en Fairy Tail, que como lleva muerta décadas antes de que empiece la historia, se la honra como fundadora del gremio, pero poco más. Reaparece posteriormente, pero en lugar de asumir un papel de mentora para Natsu o los demás, se centran más en su trágico romance con el villano, Zeref.

Minerva McGonagall y Harry Potter

Ahora sí: mentoras del héroe

Entonces llegamos a las pocas mentoras que hay, y resulta que la mayor parte tienen «peros». Es el caso de la Anciana en la película de Doctor Strange, que resulta que en realidad es un personaje masculino en los cómics (el cambio de sexo fue además criticado por una parte del público). O el de Marín el Águila en Saint Seiya, que se ve obligada a «ocultar su feminidad».

Estamos ya más cerca, nos topamos con uno de los personajes femeninos más emblemáticos de la ficción: Sarah Connor de la franquicia Terminator. Madre del líder de la resistencia contra las máquinas, John Connor, ejerce a su vez (especialmente en los inicios de la vida del muchacho) de maestra. A pesar de todo, no se le puede quitar el rasgo de «madre», y al final es más conocida en el imaginario colectivo con esta faceta que con la de mentora.

Es otra obra considerado de culto en la ciencia ficción, Neon Genesis Evangelion, la que nos presenta a Misato Katsuragi, mujer que hace de tutora y luego amiga del protagonista, Shinji Ikari, con quien no guarda ningún tipo de parentesco. Misato es además coordinadora de los EVAs, capitana y posteriormente mayor dentro de NERV.

Sarah y John Connor en Terminator II: El juicio final

Llegamos finalmente a Nana Shimura de Boku No Hero Academia (de la cual comentaremos SPOILERS). Ahora sí. AL FIN nos encontramos a una mentora del héroe por antonomasia que es All Might/Toshinori Yagi, que es claramente mujer y nadie lo oculta (tampoco es que deba hacerse hincapié en ello). Además, su legado es esencial en la historia actual del manga y anime y Toshinori Yagi se encarga de protegerlo como un mantra, exponiéndolo orgulloso.

Nana es asimismo el referente original (al menos hasta la fecha, ya que sabemos que hubo 6 portadores antes que ella) del poder «One For All», es antepasada de uno de los principales antagonistas, Tomura Shigaraki, sin embargo su rol no está definido por una maternidad (si acaso, la que simboliza con Toshinori a través de su relación mentor-alumno).

La naturalidad con la que Nana es introducida en la historia, lo «cool» que resulta su diseño y escenas como la de su muerte y la profunda impronta que deja en personajes de la historia y en el lector a pesar de lo poco que ha aparecido demuestran que es posible la existencia de mentoras tan inolvidables como Yoda, Miyagi, Mutenroshi o Gandalf. 

Lástima que no se aplique más y que se dé por hecho este vacío literario en el mundo de la ficción, que sigue recordándonos que, a pesar de todo, sigue molestando (aunque sea en el subconsciente o imaginario colectivo) la presencia y acción de mujeres de cierta edad y que incluso (cómo osan) puedan llegar a ser modelo de aprendizaje y referente de un hombre sin necesidad de que sea su madre.

Nana Shimura en Boku No Hero Academia

Esos reticentes (y desgraciados) inmortales…

ATENCIÓN, TEXTO CON SPOILERS DE LAS RESPECTIVAS SERIES/PELÍCULAS/VIDEOJUEGOS QUE SE COMENTAN

 

– Drácula (el de Bram Stocker y dirigido por Francis Ford Coppola):

Cómo no vamos a empezar por el más emblemático de los inmortales. EL vampiro por antonomasia. En manos del director de cine Francis Ford Coppola, y con la imagen de un jovencito (y sexy) Gary Oldman, el personaje adquiere unas dosis de dramatismo y romanticismo (del bueno), que nunca antes le habían caracterizado (el Drácula tradicional era un «lady killer» sin más).

En esta ocasión, tenemos a nuestro afamado antihéroe/villano herido en su inmortal corazón desde el minuto uno de la cinta, cuando se nos cuenta que (antes de ser inmortal y siendo conocido como Vlad Tepes) su mujer Elisabetta se suicida tirándose desde lo alto de una torre. Vlad puede sufrir derrotas, barbaridades y atrocidades, pero no que su amada se mate, así que él mismo, corroído de dolor, hace un pacto con el demonio para hacerse inmortal y así poder volverse a encontrar con la reencarnación de su amada… cosa que sucede unos cuantos siglos después (en la Inglaterra victoriana, para más datos). Elisabetta es ahora (o es exactamente igual, ya que a ambas las interpreta Winona Ryder) Mina, prometida de un carapálico con peinado de Nick Carter que responde al nombre de Jonathan Harker (no importa Keanu, tú siempre estarás hermoso). Evidentemente, aquí no hay color, y en cuanto Mina ve a Drácula vestido con traje y sombrero y susurrándole guarradas al oído, ya cae rendida a sus pies, y al Jonathan que le den. Pero no terminan aquí las desdichas de este Drácula, ya que aparece en escena un tal Van Hellsing (aquí es sir Anthony Hopkins quien le pone rostro), que quiere dar caza al vampiro. Una cosa lleva a la otra y bueno, Drácula acaba muriendo en brazos de su amada Mina/Elisabetta, quien además le da el golpe de gracia. Muy romántico todo

– Kaim (y casi todos los protagonistas de Lost Odyssey)

Cuando Hironobu Sakaguchi se fue de Square Enix, juró que seguiría haciendo historias épicas para las consolas de nueva generación. Así y con todo acabó surgiendo Lost Odyssey, una de las maravillas del RPG para X-Box 360.

La historia de Lost Odyssey nos presenta a Kaim, el principal protagonista, que da la casualidad de ser inmortal, y lleva más de mil años vivo. Esto en sí no significaría nada, aparte de ser el sueño húmedo de villanos de toda la vida como Freezer, Vegeta (cuando era malo), Voldemort, Orochimaru, etc. Pero resulta que Sakaguchi nos presenta esta situación en el videojuego como una maldición, algo con lo que hay que cargar y que te acaba llevando por un camino lleno de pérdidas y de soledad (para más inri, los inmortales de este juego van perdiendo sus recuerdos y al final no se acuerdan ni de quiénes eran sus hijos/nietos/abuelos). La magistralidad de todo esto es que Sakaguchi nos presenta estos momentos de introspección y profundidad de la mente de los personajes a través de breves historias o cuentos narrados en forma de sueños de Kaim a lo largo de todo el videojuego, lo que provoca que a más de uno se le salga la lagrimilla. Para muestra, un botón:

https://www.youtube.com/watch?v=CdOpxvlNw48

– Eduardo Manostijeras

No es que sea exactamente inmortal… más que nada, porque es más una máquina que un ser humano, y como máquina no envejece. No obstante, el final de la película de Tim Burton me parece uno de los más desoladores de cuantos he visto. Por un lado está Kim (otra vez Wynona Ryder, que en los 90 estaba en todas partes), envejecida, contándole su historia y la de Edward en forma de cuento a su nieta, dentro de una cálida casa mientras afuera nieva… Y por el otro está Edward, exactamente igual a como lo recordaba Kim de joven, viviendo solo en un castillo zarrapastroso y realizando figuras de hielo. Una de ellas, de Kim bailando bajo la nieve, quizás lo más parecido a una compañía que pueda tener. Y es que a Edward lo ha acompañado la soledad desde su «nacimiento».

Fue creado por un viejo inventor (el mítico Vincent Price) que asimismo fabricaba galletas y trabajaba con alimentos. Este señor un día vio una cortadora de lechuga y le entró la inspiración, y de ahí surgió Edward. Lástima que, justo cuando este señor padre le iba a entregar a Edward lo último que le faltaba para «estar completo», que eran unas manos, va y le da un chungo y se muere. Desde entonces Edward se queda compuesto y sin manos… hasta que llega una señora vendiendo cosméticos (por algún extraño motivo, pensé que algo podría vender en el castillo zarrapastroso). La señora (que da la casualidad es la madre de Kim) se encuentra con Edward, le enternece (y a quién no, si era un espectacular Johnny Depp) y se lo lleva al residencial donde viven ella, su familia y todos sus asquerosos vecinos (moraleja de la película: en TODAS partes hallarás vecinos asquerosos). Al principio como Edward es exótico y novedoso, pues es la atracción principal de las marujas del barrio… pero como, básicamente, nunca ha estado con gente más allá de su «padre», Edward no tiene ningún tipo de concepto de lo que es vivir en sociedad. Súmale a eso la increíble asquerosidad de los vecinos y el chuloputas celoso del insti ex novio de Kim. Y ahí tienes el resultado: policía, griterío, Edward huyendo de vuelta al castillo derruido (y siendo dado por muerto) y una Kim que ya se había enamorado del muchacho nerd y que también se queda sola… pero que luego acaba teniendo nietos, no se vayan a creer, así que el que más solo y desgraciado se queda es Edward.

– Zeref Dragneel

El antagonista principal de Fairy Tail es el más desgraciado de los villanos y también el más desdichado de los inmortales. En serio. Veamos por qué:

Primero que no es un tipo lo que se dice malo MALO, para nada. Zeref era un muchachito estudiante de magia que hace 400 años empezó a interesarse por magias prohibidas debido al fallecimiento de su hermano menor, Natsu (original…). Hasta ahí todo bien. No tenía malas intenciones ni quería fastidiarle la vida a nadie, ni conquistar el universo, sino sólo entender por qué la gente nacía y moría. Desoyó los consejos de sus maestros, quienes horrorizados por sus investigaciones le pidieron que no siguiera por ahí. Pero Zeref llegó a la adolescencia y como todo adolescente se pasó los consejos de los mayores por donde todos imaginamos. Así que acabó siendo maldito por la magia negra de Ankhseram, lo que le causó no sólo ser inmortal, sino que además todo aquello que se le acercase acabaría muerto, puesto que dicha maldición también era conocida como la maldición contradictoria (esto es, a más apreciaras algo, antes desaparecería). De este modo, lo primero que le pasó a Zeref es que todos aquéllos que estaban cerca de él (sus maestros, etc.) murieron en el momento en que se dieron cuenta de que estaba maldito. Visto lo traumático de la experiencia, no es de extrañara que Zeref se autorecluyera y se dedicara de ahí en adelante a vagar sólo por el mundo, ya que su maldición se hacía extensible a animales y plantas. Bueno, no sólo eso, también se dedicó, en sus ratos libres (que en 400 años dan para mucho) a crear su propio «mundo virtual» de seres por los que no sentiría nada, por lo que tampoco podrían morir. Entre sus creaciones, finalmente logró revivir a su hermano, dotándolo de poderes que de tal forma pudiese ser él el que acabase matándolo (nota añadida: como buen inmortal, Zeref no puede morir así intente suicidarse o le caiga un camión encima).

Peeeeero no acaba aquí la cosa. Faltaba una historia de amor (trágica, claro, como todo en la vida de este chico). Así que Zeref conoce por casualidad a Mavis, una maga que acabaría siendo la fundadora del gremio Fairy Tail que da título al manga. Al principio se hacen amigos (ya que Mavis es capaz de crear ilusiones de seres vivos, que se acercan a Zeref sin que la maldición de éste los mate) y de ahí Zeref acaba enseñándole su magia negra a Mavis… lo que provoca que ésta también acabe con la misma maldición. Así las cosas, Mavis y Zeref, como dos malditos inmortales que son, acaban juntos y consolándose el uno al otro. Y Zeref besa a Mavis. Para qué. Pues va y la mata (sin querer, claro). Y tenemos de nuevo a otro inmortal solo, compuesto y sin novia.

Hay muuuuchos más inmortales (más si incluimos a los zombies) por ahí, pero no da para hacer todo un artículo sobre ellos. Pensé en meter a algunos muy emblemáticos y desgraciados también, como Hohenheim, el padre de los populares hermanos Elric; pero creo que Zeref ya se asemejaba bastante a él (y apuesto mi diente de oro a que va a terminar de una forma similar también).