IT: 27 años completan una versión perfecta

Siendo fan de Stephen King, puedo decir que estoy satisfecho con la nueva versión presentada por Andrés Muschietti (Mama y la futura Shadow of The  Colossus). It es un libro publicado en 1986 y vagamente basado en el asesino serial John Wayne Gacy (Pogo, El Payaso), que aterrorizó a la ciudad de Chicago a mediados de los años ochenta.

El libro es dueño de una complejidad precisa y no muy fácil de trasladar al cine en su totalidad. Es por eso, que si bien esta nueva versión deja la vara muy alta en cuanto a la adaptación, no podemos dejar de recordar soslayadamente la versión de los años noventa dirigida por Tommy Lee Wallace.

Ésta última,  que se hizo en formato de cine para televisión no trasladó, en mi humilde opinión, conceptos importantes de la trama del libro, apoyando su valía en el recuerdo cultural y colectivo en la magistral interpretación por parte de  Tim Curry como el payaso Pennywise.

En un principio, esta nueva versión de IT iba a ser dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer, quienes debido a diferencias creativas con Warner, se bajaron del proyecto. Pero como no hay mal que por bien no venga, su versión preliminar de esta película fue la base germinal de  la multi premiada de culto a los años ochenta, Stranger Things.

Esta adaptación cinematográfica  ya se vislumbraba por el buen camino, cuando la serie arriba mencionada, fue aclamada por el propio King, quien dijo que Stranger Things compilaba sus mejores momentos como novelista.

Stephen Edwin King ha sido activo consultor y asesor en la mayoría de las adaptaciones de su obra literaria. Es por todos sabido que la versión de El Resplandor de Stanley Kubrick no fue plato de buen gusto para él, teniendo que recurrir a su amigo y director Mick Garris (quien ya dirigió varias varios pases al celuloide de la obra literaria de King) para hacer una remake de El Resplandor en el año 1997.

Ya adentrándonos en la película que hoy nos convoca, esta posee un ritmo que no decae en ningún momento, brindando una nueva fresca mirada al argumento del libro. Gran parte de este último factor se lo debemos a los nuevos actores que conforman «El Club de los Perdedores», dignos sucesores de los anteriores. Éstos muestran rasgos propios del original, que en la versión de 1990, ya sea por tiempo de metraje o presupuesto, no pudieron materializarse.

La interpretación de William Skarsgård (Pennywise) está muy lograda y realmente da miedo. Aún así resulta un poco difícil olvidarse de la actuación de Tim Curry, ya que fue el pilar donde se apoya casi toda la versión anterior.

En cuanto al hilo argumental de la película de Andrés Muschietti, a diferencia del libro, ésta se toma no pocas libertades de guión (aquí vienen los SPOILERS). En el libro, es Mike Hanlon el que más documentado se encuentra en cuanto a los sucesos que toman lugar en la ciudad de Derry, siendo sustituido aquí por Ben Hanscom. Los padres de Mike a su vez no están muertos, como relata la nueva película. Por otro lado, esta versión ofrece más detalle a lo que sucede con personajes secundarios como Patrick Hockstetter y Betty Ripsom, entre otros. El personaje de Stanley Uris resulta el más irreconocible, incluso dándole entidad al padre cuando en realidad en el libro casi no se menciona. Creo que se le pudo dar más espacio a otros personajes más importantes dentro de la trama.

Muschietti nos demuestra que está a la altura del tamaño desafío de romper la costumbre y dar con el objetivo de contentar a fanáticos y los no fanáticos de  Stephen King, con  un terror más frontal y explícito que el de su antecesora. No en vano, creo que se eligió este año 2017 para su estreno, 27 años después que la versión de Wallace, jugando así también con un punto argumental tan importante del libro que es que Pennywise aterroriza la ciudad de Derry cada 27 años.

Conociendo lo receloso que es King con las adaptaciones de sus libros, Muschietti ha aprobado el examen con creces. Su versión ofrece claros sobre oscuros, sobre sus puntos argumentales no explorados en 1990. Sin embrago, también podría haberle dado más encuadre a personajes más importantes. La nueva versión de Pennywise brinda más visceralidad a un ritmo de terror que no da cuartel posible al espectador.

En una época donde los refritos de Hollywood están a la orden del día, da gusto que ciertas reversiones sean dignas de verse nuevamente. Mención especial merece toda la ambientación y creación de Derry, esta vez situada en la década de 1980, que logra transportarte por sus siniestros (y en ocasiones, grotescos) recovecos.