Dragon Ball Super 62: Todos reunidos de nuevo

El anterior capítulo de Dragon Ball Super había sido uno de esos con final apoteósico, donde sucedían grandes revelaciones y en donde Goku (AL FIN) se ponía serio. No obstante, como decíamos, el punto álgido fue su final: ¿qué le había pasado a Trunks? Si esperabáis encontrar respuesta en este episodio 62… pues bien, toca seguir esperando.

¿De qué trata, entonces, el capítulo 62 de Dragon Ball Super (ahora vienen los Spoilers)? El episodio da comienzo con una nueva (supuesta) transformación de Trunks plantando cara a Black y Zamasu. A pesar de que logra darles un par de golpes, lo cierto es que rápidamente Black logra sobreponerse y parece que la victoria no está tan cerca. Viendo el panorama, Trunks le dice a su padre que él retendrá a Black y a Zamasu mientras ellos regresan al pasado y hallan alguna forma de poder acabar con ellos. Vegeta al principio duda, pero acaba accediendo y huye junto a un malherido Goku y Bulma. Antes de irse, le da las habichuelas mágicas a Mai, quien jura cuidar de Trunks.

De vuelta a la línea temporal del presente, Goku se cura en una cápsula especial, mientras Bulma se enfrenta a Bills debido a que su teoría de que al haber matado a un aprendiz de kaioshin en una línea temporal habría alterado al resto había resultado errónea. Bills se excusa diciendo que era una mera hipótesis y que lo que ocurra en líneas temporales distintas a la suya no le concierne. Dicho esto, se marcha con Whis. En ese momento aparecen Trunks y Goten, quienes quieren unirse a la lucha (a lo que Bulma se muestra reticente). Del mismo modo aparecen Chichi y Gohan, quienes momentos antes estaban preguntando a Krilin si conocía el paradero de Goku (ya que lleva días sin pasar por su casa y no avisó de nada). El susodicho y Piccolo también llegan a la Capsule Corp., preocupados asimismo por cómo está yendo todo el asunto con Black. Bulma trata de relajar a todos haciéndose como que no sabe la mitad, cuando en medio de todo el panorama aparece Goku con vendajes. Chichi acude a él preocupada, pero éste le comenta que ya se encuentra mucho mejor… y con hambre.

Una vez todos reunidos a la mesa, mientras Goku come, Bulma les cuenta a todos cómo es que ha surgido Black y su vínculo con Zamasu. Ante la inmortalidad de Zamasu y el creciente poder de Black, Vegeta se pregunta qué pueden hacer. Entonces Piccolo tiene una idea: Mafuba (para quienes no lo recuerdan, es la técnica que utilizó Kame Sennin para encerrar a Piccolo Daimaô en una tinaja). Con el Mafuba, podrían encerrar para siempre a Black y a Zamasu. Goku queda entusiasmado con esta nueva posibilidad, y acude raudo y veloz (mediante teletransportación) a la Kame House, antes de darle la oportunidad a Piccolo de hacerle una demostración.

Ya en la Kame House, Goku le pide a su antiguo maestro que le enseñe a hacer la técnica, a lo que Roshi le advierte de los peligros que ello conlleva. Así, Goku pasa toda una noche practicando con la pobre tortuga, a la que al final logra meter en la tinaja. Mientras tanto, Bills y Whis vuelven a visitar a Gowasu. Bills se encuentra sorprendentemente cabreado, y sigue excusándose con que él no puede hacer nada en líneas temporales alternativas (lo tienen prohibido). Nos obstante, Gowasu, sintiéndose responsable como anterior maestro de Zamasu, se ofrece para ayudar en lo que pueda. Y así termina el capítulo 62 de Dragon Ball Super.

Lo cierto es que, tras haber tenido un final tan épico en el episodio anterior, este nuevo capítulo pega un bajón de ritmo considerable. No solo porque no se explica nada sobre la transformación de Trunks (¿quizás para el próximo?), sino porque lo poco que vemos de pelea contra Zamasu y Black es bastante…. mediocre. Y es que desde luego con la animación en este capítulo no se han lucido nada (o sí lo han hecho, pero para mal): movimientos acartonados, caras mal dibujadas, la transformación de Trunks que no se sabe ya si es un super saiyan 1, 2 o qué, y un largo etcétera. Por suerte, parece que el episodio 63 tendrá una mejor animación. Y es que solo el avance del próximo capítulo ya está mejor dibujado que el resto.

Pero no vamos a comentar solamente lo malo. El ritmo más pausado (en comparación con el capítulo 61) era probablemente necesario debido a que nos encontramos ante un episodio más reflexivo. Y es aquí cuando llega el momento estrella de la semana: la ocurrencia de Piccolo con el Mafuba, técnica que había sido totalmente olvidada desde la era de Dragon Ball (sin la Z y sin nada detrás). Bien es cierto que el Mafuba se había visto poco efectiva contra Piccolo Daimaô, por lo que no sabemos cómo podrán hacer contra alguien con un poder mucho más superior que el de aquél. Pero quizás ahí está «el riesgo» del que habla Kame Sennin hacia el final del capítulo: ¿se sacrificará alguno de nuestros héroes (recordamos que el propio Muten Roshi se sacrificó contra Piccolo padre)? Dado el tono mucho menos dramático del que hace gala Dragon Ball Super, es algo que hoy por hoy dudamos que llegue a pasar, pero nunca se sabe…

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Como referencia especial, agradecemos la (breve) reaparición de un Gohan que no hace mucho más aparte de preocuparse. Pero algo es algo. Al menos no ha quedado ignorado como sucediera con el torneo del Universo 6. Eso sí, si había alguna (pequeña) esperanza de que el primogénito de Goku pudiera participar de alguna forma, ésta ha quedado nuevamente machacada.

En definitiva, capítulo donde se reúnen nuevamente todos los personajes (algo que de por sí se agradece), que además conlleva un cierto toque de nostalgia (especial mención al breve entrenamiento de Goku con Roshi), pero dejando totalmente de lado al Trunks del futuro y su peculiar nueva transformación. El episodio 63 promete más acción y mejor dibujada. Lo veremos la semana que viene.

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