Historias de amor que (nos) marcaron para siempre versión 2019

Día de San Valentín, ese que los grandes centros comerciales nos han vendido como el del amor romántico por excelencia, en el que hay que regalarle algo (si es comprado en sus instalaciones, mejor) a tu media naranja.

Los mundos del anime, cine, videojuegos y series de ciencia ficción y fantasía también nos han regalado a nosotros historias de amor inolvidables, de esas que nos hacen suspirar y se quedan grabadas en nuestro «kokoro». Nosotros hicimos un listado de nuestras favoritas hace unos años, por lo que va siendo hora de actualizarla:

Las cinco parejas elegidas por Otto Buendía:

Hiccup y Astrid en la saga Cómo entrenar a tu dragón

Cómo entrenar a tu dragón llegó hace unos años a nuestras vidas y desde entonces muchos hemos deseado saber cómo acabará la historia de Hiccup y Desdentado, pero también la del entrenador de dragones y Astrid, la chica de la que se enamora en la primera película.

La relación entre ellos es maravillosa. Ella es una chica fuerte que teme a pocas cosas y él un tirillas con un gran cerebro. Al principio entre ellos no hay química, hasta que se dan cuenta de la admiración y amor que se profesan.

Cómo entrenar a tu dragón 3: El mundo perdido

Tiffany y Chucky en La novia de Chucky

La saga de El muñeco diabólico dio un giro que le sentó muy bien al crear una novia al famoso muñeco asesino. Tiffany es una muñeca psicópata, gamberra y sexualmente muy activa. La relación entre ambos personajes es pura dinamita dándonos algunos de los mejores momentos de humor negro que hemos visto en pantalla. 

Tras esta película, la saga de El muñeco diabólico no ha vuelto a levantar cabeza y no es de extrañar al introducir un personaje tan interesante y divertido como Tiffany. Ojalá hicieran una película con ella como absoluta protagonista.

La novia de Chucky

Nemo y Anna en Las posibles vidas de Mr. Nobody

Hace años que vi Las posibles vidas de Mr. Nobody, una particular revisitación de Los amantes del Círculo Polar en clave de ciencia ficción. A día de hoy sigo sin poder quitarme de la cabeza esta película poco conocida.

En ella, un hombre cuenta sus posibles vidas y amores. De todas sus relaciones sentimentales, la mejor es el romance en el tiempo que mantiene con Anna, la única mujer a la que llegó a amar pero que el destino decidió separar.

Las posibles vidas de Mr. Nobody

Fry y Leela en Futurama

Pocas parejas me han llamado tanto la atención y me han hecho llorar como Fry y Leela (SPOILERS de Futurama). Los archiconocidos personajes de Futurama estaban destinados desde el comienzo a no estar juntos, a pesar de haber episodios en el que nos daban esperanzas para luego quitárnoslas de un plumazo. Y cuando parece que por fin van a ser felices todo se pone en su contra rompiendo las ilusiones de los espectadores en uno de los finales más redondos, lacrimógenos y duros de la historia de la televisión.

Futurama

William Gelb y María González en Código 46

Código 46 cuenta una de las historias de amor que más me han hecho llorar y cuyo final me sé de memoria. La película de Michael Winterbottom habla de un futuro en el que las relaciones de pareja están legalmente controladas debido a la mezcla de genes entre las personas que pueblan el mundo mostrado en la película. En este contexto, el director británico nos habla de un amor imposible entre un hombre y una mujer y de cómo intentan escapar del sistema para poder estar juntos.

Código 46

Las cinco parejas elegidas por Ana A.:

5. Zero Two y Hiro (Darling in the FranXX)

Fue uno de los «anime sensación» de la última temporada, aunque claramente iba de más a menos. Uno de sus ejes centrales era el romance entre los dos protagonistas, Hiro y Zero Two (aunque ésta última comenzaba más bien como antiheroína).

Los motivos por los que la incluimos es porque su historia nos mantuvo enganchados, al menos hasta el episodio 15 (luego la narrativa toma otros derroteros, incluyendo ese otro amorío que al contrario nos parecía forzado entre Mitsuru y Kokoro). El culmen de la serie y de la historia Hiro-Zero Two se alcanza en esa maravilla que es el capítulo 13.

Darling in the Franxx

4- El Doctor y Rose Tyler (Doctor Who)

Doctor Who es una de esas series MUY longevas (ha sido emitida de forma interrumpida desde la década de 1960) que es considerada título de culto dentro de la temática de la ciencia-ficción. Mucho le ayudó para ello su regreso por todo lo alto en 2005, con un equipo (Russell T. Davies a la cabeza) y un elenco renovados.

El Doctor (Christopher Eccleston y David Tennant es a los que hacemos referencia en esta ocasión) regresa como el único señor del tiempo con vida, solitario, arisco y deprimido. En su camino se topa accidentalmente con Rose Tyler (Billie Piper), una joven inglesa con una vida muy normal.

Lo que empieza (y sigue) como una serie de aventuras entre ambos desemboca en una especie de romance (casi nunca es del todo explícito, ciertos momentos aparte) cuyo final resultó algo alargado y un poco «WTF».
Sin embargo, la química entre Piper-Eccleston/Tennant es indudable y se sostiene de forma constante en un «¿llegarán a ese punto o no llegarán?». El hecho de que Rose sea el principal motivo que haga que el Doctor vaya volviendo a su «yo habitual» resulta enternecedor. Además, por algo suele ser considerada la compañera más popular en las encuestas del Doctor, aunque como bien se sabe, esto es algo muy subjetivo.

3- Shôya Ishida y Shôko Nishimiya (Koe No Katachi, A Silent Voice)

Estábamos dudando de si poner aquí a estos dos o a Mitsuha y Taki (Kimi No Na Wa, la cual por cierto es desde un punto de vista romántico mucho más obvia); sin embargo y en lo personal la historia de Ishida y Nishimiya al final nos conmovió más.

Con la relación entre Ishida y Nishimiya se abarcan muchos temas de rabiosa actualidad y que resultan dramáticos y complejos a partes iguales, como lo son el «bullying», el suicidio o la discapacidad. Nishimiya llega a una escuela pública con la idea de integrarse y ser una más, a pesar de su sordera. El problema, sus compañeros, con Ishida a la cabeza, le hacen la vida imposible hasta que la madre de la muchacha se ve obligada a cambiarla de escuela. El acoso que Ishida ejercía sobre Nishimiya se vuelve entonces en su contra, dándose cuenta de las causas que sus actos han conllevado y cayendo a su vez en una depresión.

Este es el punto de partida de esta relación, el cual no es muy prometedor. Sin embargo, su desarrollo está bien llevado y con bastante buen gusto, lo que nos hace desear que al final todo les vaya bien a ambos (y sobre todo a ella).

Koe No Katachi/A Silent Voice

2- 2B y 9S (NieR: Automata)

Empezaremos diciendo (por enésima vez) que NieR: Automata es un JUEGAZO. Aparte de eso, tenemos en nuestros dos protagonistas a un par de androides que van aprendiendo a sentir (en ocasiones, muy a su pesar).

9S y 2B son dos androides que trabajan para Yohra, protegiendo a la humanidad que queda refugiada en la Luna de las máquinas de procedencia alienígena que han invadido la Tierra. Avisamos que a partir de aquí habrá SPOILERS del juego.

Lo que empieza como una relación de mera camaradería va evolucionando en algo más para, al final, descubrirse el pastel: 9S y 2B en realidad llevan trabajando juntos mucho tiempo, pero como él es un modelo escáner siempre acaba descubriendo la verdadera situación de la humanidad y 2B se ve obligada a tener que matarlo. Así una y otra vez. Lo cual se vuelve aún más trágico debido al hecho de que desarrollan sentimientos el uno por el otro y entran en un bucle de desesperación y destrucción.

En realidad, la relación entre 2B y 9S no es meramente romántica, o desde luego no es un romance al uso. No solo por la falta de besitos y esas cosas a las que nos tienen tan acostumbrados en Hollywood (esto procede de Japón, ¿qué esperáis?), sino porque abarcan emociones de diversa índole (aparte de la romántica) y porque rayan un poquito en la obsesión y la locura. En cualquier caso, la obra de Yoko Taro se encarga de explorar precisamente la naturaleza de las emociones y sentimientos, nuestras formas de expresarlos y si son éstas las que nos hacen humanos. Por lo tanto, resulta complicado no sufrir y conmoverse con estos dos en el juego y materiales oficiales complementarios, a la vez que nos regocijamos con su conclusión del final E/parte 5 de la gira de conciertos.

1- Lelouch Lamperouge y C.C. (Code Geass)

Hace solo unos días de la salida de la última película/secuela de Code Geass en Japón, Fukkatsu No Lelouch, y estamos emocionados: da enorme orgullo y satisfacción que al final a la pareja/personajes favoritos de uno les vayan las cosas bien (como el final E de NieR: Automata, pero a lo bestia). Avisamos de SPOILERS.

El anime original y las películas más recientes (que sirven de recopilatorio/remake) nos presentan a C.C. como una mujer misteriosa con apariencia juvenil y pelo verde, mientras que Lelouch es un estudiante de la élite de Britannia, en realidad hijo del emperador y que ha jurado venganza contra éste y su reinado.

Accidentalmente se topa con C.C., que le otorga el poder del «geass». Así, la relación entre ellos surge como la de meros compañeros por conveniencia, evoluciona a cómplices (muy similar a Próspero y Ariel en La Tempestad de Shakespeare) y finalmente en una amistad con posibilidades de romance (la química y tensión sexual desde el inicio entre ellos es innegable). La última película finalmente los deja viajando juntos y dando su relación por hecha.

Lo que más nos gusta de este dúo es que se tratan en todo momento como a iguales, es decir, Lelouch nunca subestima a C.C. ni viceversa (aunque ella lo suele vacilar a él con más frecuencia) y se entienden sin necesidad de comunicarse explícitamente. Sin embargo, y a pesar de que ella es uno de los poquísimos personajes de toda la serie que conocen todo sobre él y de su álter ego Zero (y él es el único que descubre su verdadero nombre, por ejemplo), NUNCA se traicionan ni dudan el uno del otro (aunque C.C. tiene inicialmente la manía de ocultar información). La evolución de su relación es además progresiva y creíble. Como decimos, estamos ante dos iguales.

Code Geass

Menciones de honor: no podemos poner aquí a todas la parejas más o menos recientes que nos llegan al corazoncito, por lo que simplemente citaremos aquéllas que nos gustan, pero no tanto como las que hemos desarrollado en el artículo, o que no llegan a ser oficiales (al menos por ahora).

Así, tenemos que mencionar a Shuusaku y Suzu (En este rincón del mundo), Sora y Riku (Kingdom Hearts… Sí, sabemos que no son oficiales en este sentido, pero su relación es la que para nosotros tiene mejor química y está más desarrollada en toda la saga), Dazai y Odasaku (Bungou Stray Dogs), Akira y Miki (Devilman Crybaby) y nuestro «guilty pleasure» que es Kylo Ren y Rey (Star Wars… Miedo da lo que pueden hacer con estos dos en el Episodio IX, en cualquier caso).

Especial Doctor Who: Nueva Generación. Temporada 4 y una despedida a lo grande

Retomamos nuestro recopilatorio especial de Doctor Who con la que es considerada por muchos (o al menos por un sector bastante representativo) mejor temporada de toda la serie: la cuarta, la despedida de David Tennant como Décimo Doctor (incluyendo los especiales) y de Russell T. Davies como «showrunner».

Donna Noble, nueva compañera, gran acierto

Donna Noble (Catherine Tate) vino a llenar el lugar dejado por Martha Jones, aunque en realidad ya la habíamos conocido en el Especial de Navidad habido entre las temporadas 2 y 3. Lo que en un inicio era algo temido, debido a los constantes tics de Tate y a la voluptuosa personalidad de Donna, pasó a convertirse en uno de los grandes aciertos de esta etapa, frente a un Doctor cada vez más sombrío y que, sobre todo, ya nos tenía algo hartos de sus constantes aventuras amorosas (correspondidas o no).

Donna llega como un vendaval y se convierte, por fortuna, en la mejor amiga del Doctor, sin ninguna tensión sexual ni escenas extrañas, teniendo además Tate una potente química cómica con Tennant. Es, en definitiva, un gran soplo de aire fresco, que solo se ve agrandado por la presencia de su abuelo en la ficción, Wilfred Mott (interpretado por Bernard Cribbins), quien llega a convertirse en el compañero del Doctor durante el especial y gran final «The End of Time».

Durante la estadía de Donna en la Tardis, la susodicha pasa de ser «una don nadie», una ciudadana promedio sin nada aparentemente especial, a la mujer más importante del mundo, en sintonía con la temporada en sí, que va de menos a más (aunque episodios aparte como «The Fires of Pompeii», que cuenta por cierto con la presencia de Peter Capaldi (Doce) y Karen Gillan (Amy Pond), son asimismo destacables).

Una temporada con final apoteósico

A pesar de que Davies orquesta todo para que confluya en un GRAN final, donde se reúnen todos los personajes principales de su era, como el capitán Jack Harkness y Torchwood, Martha, Sarah Jane y, por supuesto, Rose; no nos resultan éstos los mejores episodios de la temporada, yendo tal trofeo a parar en los capítulos de «Silence in the Library» (que sirve además como introducción al personaje de River Song) y «Midnight».

El primero es un buen equilibrio de tensión, terror y drama, con la presencia de la susodicha como gran virtud (de hecho creemos que es quizás el mejor episodio en el que ha participado el personaje de Alex Kingston); mientras que el segundo es puro terror psicológico, donde nunca llegamos a ver al enemigo y en el que Tennant se marca una señora interpretación.

Con esto no queremos decir que el final fuera malo, que para nada lo es, pero sí que peca en algo de pretencioso, de demasiado fuego artificial, desembocando en varias decisiones de guión que rayan en los absurdo (¿el clon del Doctor? ¿Rose a lo Sarah Connor?). Por no hablar del desperdicio que a la postre supone el regreso de Davros, uno de los villanos de la serie clásica y que, por suerte, seguirá dando guerra.

La mejor parte del final, a la par que la más demoledora, viene con la «despedida» entre el Doctor y Donna, quien tiene un final cuanto menos agridulce (si contamos los especiales).

Unos especiales con muchísimos altibajos

Hablando de los especiales, aquí Davies y Tennant quisieron o bien seguir despidiéndose a lo grande o bien prolongar al máximo la agonía (según se mire) con una serie de capítulos largos donde el Décimo Doctor aprovecha para viajar solo.

Desde nuestro punto de vista, hay poco para destacar dentro de estos episodios, sobresaliendo por encima de los demás «The Waters of Mars», otra demostración de buen uso de terror psicológico y tensión que colocan al Doctor en una posición moral cuanto menos ambigua (lo que no quita para que Tennant tenga su par de escenas a lo «gran héroe americano»). El ahora sí nuevo final, con el retorno de El Amo y otro recorrido de despedidas, queda ensombrecido por unos últimos minutos que pecan de DEMASIADO melodramáticos. En serio, ya sabéis de dónde sale el famoso meme de Tennant bajo la lluvia mirando con cara de cachorro degollado. Pues encima añadidle música lacrimógena.

Lamentablemente, para nosotros la serie de especiales supusieron una especie de sopor prolongado más que otra cosa, y hasta en algún momento nos hizo desear que entrase Matt Smith de una maldita vez por la puerta de la Tardis. Lo que no quita, eso sí, que lo que es la cuarta temporada en sí siga suponiendo un muy buen divertimento (pero, desde nuestro punto de vista, NO es la mejor tanda).

Vais a encontraros pocos personajes más clichés que estos…

El ensalzamiento del Décimo Doctor a los altares

Es conocido que Tennant es generalmente considerado el mejor Doctor de la serie. Debió resultar algo bastante evidente para los directivos de la misma, ya que algunos de estos capítulos sirven para puro lucimiento del personaje, hasta el punto de llegar a considerarlo una especie de mesías.

Entendemos que el Décimo Doctor es generalmente un acierto, un personaje «cool» con toques de hipster y que Tennant lo hace generalmente muy bien, pero en lo personal prefiero al Doctor más tosco o más «perdedor», algo más en la línea del Duodécimo o del Undécimo. Casualmente, el capítulo donde me parece que el Doctor aparece reflejado de manera más interesante es en el mencionado «The Waters of Mars».

No obstante, y a pesar de lo prolongada que se hiciera su partida, la despedida de Tennant no puede dejar de apenarnos y es evidente que extrañaremos tanto a su Doctor como a Donna o al capitán Jack.

De todos modos, no dura mucho la pena, pues tras la marcha de uno llega el otro, y estos son Matt Smith como el Undécimo y más joven Doctor hasta la fecha, su nueva compañera Amy Pond y el ya conocido por los seguidores de la serie Steven Moffat como «showrunner», una combinación que nos dejará una quinta temporada que, tal como comentaremos, se encuentra, esta vez sí, entre lo mejorcito de Doctor Who hasta la fecha.

P.D.: ¿Qué sucede con «la hija» del Doctor o con su clon? Al final van a haber más señores del tiempo que jedis pululando por el espacio-tiempo…

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Especial Doctor Who: Nueva Generación. Temporada 3, Martha Jones y el Amo

Tras el final repleto de adrenalina y desconsolador de la temporada 2 de Doctor Who, y con un especial navideño de por medio mucho más hilarante (y que sirve para introducirnos a la que será un personaje importante, Donna Noble), la tercera etapa de esta nueva generación de la mítica serie de la BBC lo tenía complicado para mantener el ritmo. Y se nota.

Nueva compañera, nuevas historias, mismo Doctor en la forma de David Tennant. Si pudiéramos destacar algo de esta nueva temporada, es que va de menos a más. Y es que tiene uno de los mejores finales jamás vistos (en un título cuyos clímax de temporada destacan), con el regreso de uno de los antagonistas más emblemáticos (avisamos, por si acaso, que esta vez sí habrá algún SPOILER, siempre de la temporada 3).

Martha Jones, nueva compañera

Lo primero que vamos a encontrarnos, tras la dolorosa partida de Rose Tyler, es que el Doctor se topa con una nueva compañera para sus viajes (siempre ha de tener una). La «afortunada» es Martha Jones (interpretada por Freema Agyeman) , una estudiante de medicina un poco mayor que Rose, pero también con una familia detrás, independiente, fuerte e inteligente.

Por desgracia, todos estos buenos atributos del personaje se ven ensombrecidos por su repentino enamoramiento del Doctor, el cual, a diferencia del de Rose en la primera temporada, parece un poco salido de la nada. Vale, admitimos que Tennant es atractivo y tiene encanto, ¿pero tanto como para traerlas loquitas a todas? Menos mal que luego viene Donna a poner un poco de orden…

Siguiendo con el enamoramiento (no correspondido, algo en lo que se hará hincapié en demasiadas ocasiones a lo largo de esta tercera temporada, desde luego más de las necesarias), lo malo no es solo que éste sea tan repentino. Es un poco incomprensible que alguien inteligente como Martha, más adulta que Rose, no se pregunte quién es ese tipo tan extraño y que puede llegar a parecer un poco zumbado antes de caer rendida a sus pies. Y es que Rose, en el primer capítulo de la primera temporada, empieza más o menos con buen pie con el Doctor, para cuestionarlo frontalmente ya en el segundo episodio. La relación fluye y se va cociendo, entiendes en todo momento porqué esos dos se están volviendo locos el uno por el otro. Lamentablemente, esto no ocurre con Martha.

Por supuesto, esto no es culpa de la actriz, sino de los guionistas. Probablemente percibieron el éxito que tuvo la historia del Doctor y Rose y quisieron continuarla de algún modo. Esto también se nota a raíz de que el Doctor menciona a la rubia un capítulo de cada dos. Lo que al principio es enternecedor y nos da pena acaba tornándose en cansino. Vale, Doctor, sabemos que extrañas a Rose… MUCHO. Ya. Vale. Para.

Esto enturbia a su vez la relación entre el Doctor y Martha, a la que el primero parece que nunca recompensa de manera adecuada. Particularmente doloroso es el caso del doble episodio Naturaleza Humana – La familia de sangre, donde el Doctor se transforma en un irritante (en serio, el mayor «pero» a este par de capítulos que por lo demás destacan en bastantes aspectos) humano para huir de unos cazadores intergalácticos, perdiendo con ello la memoria y quedando completamente la situación en manos de Martha. Ésta hace todo lo que puede con lo que tiene (¿a quién carajo se le ocurre refugiarse en Europa a comienzos del siglo XX con una mujer negra como mayor carta a favor?), pero el Doctor humano, John Smith, no solo llega a dejarla tirada, sino que luego tampoco vemos al Doctor disculpándose ni nada, más centrado en el dolor de una desconocida (para él) Joan Redfern. Vale, entendemos que al Doctor le gustan las rubias y que Martha ya está irremediablemente enamorada de él, ¿pero hace falta este destrato?

Por suerte, la cosa remonta en los dos capítulos finales, con una compañera que salva al Doctor (y al mundo) de una situación que parece realmente irrevocable. Y he aquí uno de los grandísimos aciertos de esta tercera temporada.

El regreso del Amo

El Amo (The Master, interpretado aquí por Derek Jacobi y John Simm) es el antagonista por vía directa del Doctor. El Vegeta de Goku, el general Zod de Superman. Se trata de otro Señor del Tiempo (por lo tanto, también único superviviente) que suele usar sus poderes y gran inteligencia para su propio beneficio, resultando a la postre en alguien cruel, mezquino y sediento de poder. Eso sí, no exento de carisma (ains, estos villanos…), a lo que suma la actuación de Simm.

Debido a que resulta en alguien mucho más inteligente que los daleks (quienes, por cierto, protagonizan unos muy olvidables dos episodios en esta temporada), la amenaza que acaba representando el Amo al final se percibe como más grande y real que la de aquéllos. Además, lo une un vínculo emocional con el Doctor, ya que ambos, aparte de ser los dos únicos señores del tiempo que quedan en el universo, se conocen desde que eran niños, añadiendo un poco más de información al misterioso pasado del protagonista. También al del Amo, que aparece aquí reflejado como alguien que quedó perturbado debido a un incidente durante sus años de academia, cuando aún eran niños.

Parece increíble a veces la profundidad que se puede mostrar de un personaje en tan poco tiempo. Es el caso del Amo, cuyas verdaderas intenciones se dejan entrever hacia el final: él solo quiere morir de una vez, cansado de las regeneraciones, de la «inmortalidad» de los señores del tiempo, de los constantes tambores en su cabeza. En todo es un contraste con el Doctor, pues, salvo momentos puntuales, éste último es alguien que generalmente ama la vida y lo que hay en ella.

Otro yin y yang curioso que se muestra entre ambos es el tipo de relación que mantienen con sus compañeras, pues evidentemente el Amo también tiene la suya (Lucy Saxon, interpretada por Alexandra Moen). Al contrario que el Doctor, quien siempre mantiene una raya infranqueable con todas ellas (sabe que una relación a la postre es imposible y solo conllevará más dolor), el Amo va y hasta se casa con la suya. Es revelador el momento en que narra cuando llevó a su acompañante a ver la destrucción del mundo, muy similar al noveno Doctor mostrándole a Rose el final de la Tierra en el segundo episodio. Las reacciones de ambas parejas no pueden ser más opuestas.

Capítulos muy buenos y regresos emotivos

Como mencionábamos al principio, si hay algo que caracteriza a esta tercera temporada es que va de menos a más. Empieza floja y anodina (salvo honrosas excepciones como Atasco y su emotivo final) y termina en una serie de episodios apoteósicos. Mención especial merece Parpadeo (en inglés, Blink), el considerado uno de los mejores de toda la serie aún actualmente. Con guión de Moffat, este capítulo nos sirve además de introducción de los que serán unos de los villanos más importantes en el futuro: los ángeles llorosos. Su ritmo y giros de guión, junto con su lograda atmósfera, impedirán justamente que apartes la vista durante los 40 minutos que dura. Y eso que en este episodio apenas aparecen el Doctor y Martha.

Después de Parpadeo, la final «en tres partes» (Utopía-El sonido de los tambores-El último de los Señores del Tiempo) que nos traerán, además, el regreso del capitán Jack Harkness (John Barrowman), quien se quedará hasta el último episodio y supone siempre un acierto. De hecho, este personaje en la tercera temporada vendrá a traer una de las teorías aún sin descifrar del todo y que ha conllevado numerosos debates entre los Whovians: que el Rostro de Boe es en realidad Jack Harkness.

En definitiva, nos encontramos ante una temporada 3 que va creciendo en presencia y emoción a medida que avanza, con nuevas y viejas caras, momentos épicos y otros que no tanto. Es cierto que se echa en falta la frescura de Rose y un décimo Doctor más relajado (su faceta cada vez más oscura será comentada en otro apartado), pero Martha Jones es, a la postre, una compañera más que digna (si ya lo dice ella al final). Sin embargo, si tenemos que destacar en algo esta etapa (Parpadeo aparte) es por traernos de vuelta a un gran villano en la forma del Amo.

P.D.: Merece mención especial la cantidad de guiños a la cultura pop que hallamos a lo largo de la tercera temporada, desde Harry Potter hasta Regreso al futuro.

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Si  bien cada regeneración del Doctor trae aparejadas inevitables comparaciones, creemos que la transición de Christopher Eccleston hacia David Tennant no  tuvo demasiado sobresalto, ya que Rose (Billie Piper) fue un poco la presencia catalizadora que calmó las aguas. Avisamos ya de paso que habrá algún SPOILER para los que no han visto nada de las aventuras del Doctor.

David Tennant llega a la Tardis después de que Eccleston se sacrifique por contener en su cuerpo toda la energía del vórtice temporal  en el último  capítulo de la primera temporada.

El  nuevo Doctor encarnado por Tennant es un poco más locuaz, tiene algo más de desparpajo y, aunque no lo sea realmente, parece ser un  poco más improvisado.

En esta temporada hallamos nuevos desafíos, como viajes a otros universos, nuevos villanos como los Cybermen y Krillitanes, así como también personajes alternos de otros universos, junto con algún que otro cameo y regreso emotivo que dan más juego y creatividad al Doctor y compañía.

Entre los capítulos a destacar, podemos distinguir Rise of The Cybermen, donde somos testigos del surgimiento de estos entes humanos, hechos robots en un universo alterno, donde el padre de Rose es rico y exitoso debido a que sus invenciones y su ingenio rindieron fruto en el futuro. Por otro lado, tenemos a una Jackie Tyler que en este universo no fue madre y dista mucho  de ser la persona afable y graciosa que es siendo la progenitora de Rose. También es aquí donde se le da un cierre coherente y elegante al personaje de Noel Clarke, Mickey Smith. Luego, los Cybermen hacen su regreso en los dos últimos capítulos junto a los insuperables Daleks.

Sarah Jane Smith (acompañante del tercer y cuarto doctor, Jon Pertwee y Tom Baker respectivamente) hace lugar a su cameo emotivo junto a K9, ayudando a Rose y al Doctor a vencer a los Krillitanes. Una guerra de egos entre Rose y Sarah Jane, comparándose  entre ellas, suscita un punto gracioso en este episodio. K9, por su parte, es el perro robot más fiel y lo demuestra al sacrificarse  por los demás por  orden del  Doctor.

El  villano de la especie Absorbaloff aparece en el capítulo donde más se le hace homenaje a los fanáticos de la serie, mostrando cuánto podemos hacer los seguidores por lo que nos gusta. El giro se da cuando Victor Kennedy (el Absorbaloff en cuestión)  toma las riendas del grupo, donde misteriosamente van desapareciendo uno por uno, donde luego son ayudados justamente por el Doctor. Uno piensa, ¿cuán imposible es tener un problema y que tu héroe  te defienda y a la vez te ayude a resolverlo? Por eso creo que es el homenaje de los productores de la serie a todos aquellos fieles e inclaudicables fanáticos.

Indicios del inicio y formación de Torchwood toman parte en el capítulo Tooth and Claw, donde intentando llevar a la Tardis al año de 1979, por un pequeño error de cálculo, termina arribando a la Escocia de 1879, donde el Doctor y su inseparable Rose se cruzan con la reina Victoria, el hombre lobo y unos monjes asesinos.

Cassandra, el ser humano más antiguo de la tierra obtiene cierta redención a su personalidad creída e insoportable en el episodio The New Earth, donde también aparece el rostro de Boe, y donde Rose y el Doctor se enfrentan a un mundo donde todo parece ser un Gran Hermano controlado por unos misteriosos felinos humanoides.

El Doctor encarnado por  David Tennant es, a diferencia del de Christopher Eccleston, un tanto más cercano y no tan misterioso. Es a partir de Tennant que nos enteramos de más cosas pertinentes a la naturaleza de los Señores del Tiempo. En defensa de Eccleston podemos decir que su secretismo y evidente brusquedad responde a que es anterior al Doctor de la Guerra (representado por el enorme John Hurt), quien presenció la extinción de su raza en la guerra contra los malvados e inoxidables Daleks.

Pros y contras de la segunda temporada

Pros

  • Lo que hace a Doctor Who tan especial es que, si bien se nota que hay algunos efectos, disfraces y accesorios de vestuario y utilería que pueden mejorarse, claramente podemos notar que todo es hecho a pulmón y de forma artesanal, lo cual le da un voto más de confianza a la producción de esta gran serie.
  • El argumento se cuida de manera correcta y responsable. La BBC es conocida por cuidar sus productos, a diferencia de otras televisoras, donde lo que más importa es el dinero y las audiencias como factores primarios a la hora de subir o bajar el pulgar en el tiránico tiempo de la televisión.
  • Si bien me dio pena que Noel Clarke terminase su participación en la serie, se le dio un buen y cuidado cierre al arco de su personaje, Mickey Smith.

Contras:

  • Hay capítulos que se pueden considerar de relleno como Love & Monsters y Fear Her, donde la calidad de guión se puede ver un poco deteriorada con algunos agujeros evidentes en sus respectivas premisas y que, si no estuviesen, en una primera instancia, no afectarían en nada al hilo conductor y argumental de toda la segunda temporada. Esto causa algunos altibajos notables en la calidad, de forma bastante más perceptible que en la primera temporada.
  • El personaje de Billie Piper sufre inconscientemente el cambio regenerativo del Doctor de Eccleston hacia Tennant. Si bien el Doctor y Rose se complementan a la perfección, la falta de conflicto con Tennant hace que Rose esté casi siempre obligada a complacer al décimo Doctor, ya de por sí bastante vanidoso (algo que posteriormente recordará su undécima versión). Sin embargo, con Eccleston existía la posibilidad de conflicto y es allí en la confrontación donde podemos ver una química genuina entre ambos personajes.

Doctor Who es una serie anacrónica para grandes y chicos, donde prima el argumento y el trabajo artesanal por encima de grandes presupuestos y nombres estelares. Es más, hay muchos actores de renombre que se enorgullecen de ser parte de una serie tan longeva, pero que aún así no pierde su brillo.

 

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Doctor Who está marcada en el Libro Guinness de los Récords como la serie televisiva más longeva de la historia. Iniciada en 1963 por parte de la cadena pública inglesa BBC, tuvo varias temporadas hasta 1989, cuando la cancelaron. Posteriormente, en 2005, los productores y escritores Russell T. Davies y Julie Gardner decidieron retomarla por todo lo alto, en una versión conocida como Doctor Who: Nueva Generación y que continúa emitiéndose en la actualidad (y más presente en redes que nunca con el reciente anuncio de que el treceavo doctor será, por primera vez, una mujer).

No todo ha sido un camino de rosas para esta nueva generación, a pesar de que en general las críticas son positivas (llegando a recibir varios premios) y de que su popularidad en varios países ha aumentado de forma sobresaliente. La primera temporada, si bien tiende a ser olvidada años después por el paso posterior de David Tennant en la Tardis, es en buena parte culpable de ello.

Todo buen fan del Doctor que se precie sabe de sus características reencarnaciones. El personaje es un alienígena, un señor del tiempo, que no envejece y que, llegado el momento de «morir», lo que hace en realidad es reencarnarse en otra forma y con distinta personalidad, aunque con la misma identidad y recuerdos. Una muy buena excusa que desde el principio consiguieron los guionistas para que la serie pudiera tener continuidad con distintos actores y que no supusieran constantes reinicios (como sí pasa, por ejemplo, con James Bond o más recientemente Spiderman).

Nuevo inicio, nueva tripulación de la Tardis

Para la nueva generación, contaron con Christopher Eccleston (un actor bastante reconocido en la televisión británica) como Doctor, su novena encarnación. Para sorpresa de Davies (ya que era su primera opción), éste aceptó. Como compañera del Doctor (otra de las características básicas de la serie: el Doctor siempre viaja con una, que es terrícola y sirve como punto de unión con el espectador) eligieron a Billie Piper interpretando a Rose Tyler, la que sigue siendo, probablemente, acompañante más popular de todas las temporadas (con permiso de Sarah Jane).

Uno de los grandes aciertos, ya que ambos no solo demuestran ser buenos actores, sino que desprenden una potente química en pantalla. De hecho, y quizás debido a esto, la primera temporada de la nueva generación sería la primera en toda la historia de la serie en dejar entrever un romance entre el Doctor y su compañera, algo que, según Piper, no estaba previsto inicialmente y que además continuaron hasta la cuarta etapa.

Al dúo se les unen compañeros ocasionales, concretamente Adam Mitchell (Bruno Langley) y el Capitán Jack Harkness (John Barrowman), siendo éste último otra de las virtudes de esta primera temporada de la nueva generación, llegando a tener su propio spin off: Torchwood. Hacemos aquí un inciso para decir que no solo la química entre el Doctor y Rose, sino también la desprendida entre estos dos (juntos o por separado) con Jack es también muy palpable, dando quizás lugar a una de las mejores tripulaciones, en conjunto, de todas las que ha tenido Doctor Who. Lamentablemente, la temprana partida de Eccleston no permitió profundizar más en estos aspectos, dando lugar, eso sí, a la aclamada entrada de Tennant.

Aparte de los personajes, cabe destacar en esta temporada del noveno doctor algunos momentos enormes, como el regreso de los daleks (en general, todo el episodio Dalek es una joya), o capítulos enteros como El día del padre, El niño vacío o El Doctor baila. Los guiones de estas historias, las ambientaciones (la Inglaterra nocturna bombardeada por los nazis es realmente mágica) y, sobre todo, las relaciones que van estableciendo los personajes entre ellos, desprendiendo una calidez que puede casi hasta tocarse, elevan este periodo del Doctor Who a los altares. Realmente, no pudo haber tenido un mejor reinicio.

El noveno Doctor

Centrándonos en el personaje del Doctor, en esta ocasión se nos presenta con dos novedades principales: es el que viene inmediatamente después del «doctor de la guerra» (inconmensurable John Hurt, del que hablaremos en otra ocasión) y, por lo tanto, es el más oscuro y melancólico de todas las encarnaciones pasadas y futuras. Sin llegar a perder nunca del todo la frescura y cierto humor que caracterizan al personaje, lo cierto es que esta novena versión puede resultar, sobre todo inicialmente, bastante borde. Es el que más desprecia (a veces abiertamente) a los humanos, aunque nunca deje de protegerlos en caso necesario, y se lleva bastante mal con Mickey (al que llama «Ricky», el ¿ex novio? de Rose interpretado por Noel Clarke). La madre de su compañera (Jackie, interpretada por Camille Coduri) tampoco se libra de sus comentarios mordaces, aunque a la postre termina desarrollando cierto cariño por ella.

En realidad, lo mejor que nos trae este noveno doctor es la evolución del personaje mismo, y solo en 13 episodios. Empieza irascible y taciturno, pero termina aprendido a valorar más las cosas y su buen humor va aumentando (la escena de baile en El Doctor baila es quizás el momento más significativo de este cambio), en buena parte gracias a Rose y su positiva influencia (que no lo digo yo, lo dice el décimo doctor).

Su cambio de diseño y vestimenta, menos estrafalaria que otras encarnaciones, es la otra principal novedad. A petición del propio Eccleston, quien pensaba que el hecho de que fuera un alienígena con dos corazones, que viajaba en el tiempo y que era el último de su especie ya era de por sí bastante raro. Por eso, el noveno doctor viste solamente con una característica cazadora de cuero negra, una camiseta, unos pantalones y unas botas, aportándole además un ligero toque militar (no olvidemos que proviene del conflicto bélico contra los daleks). También habla (en la versión original, claro está) con un marcado acento del norte de Gran Bretaña, algo que el actor hizo a propósito para mostrar que los intelectuales (y el Doctor lo es bastante) no tienen porqué hablar siempre con una marcada pronunciación británica urbanita.

En definitiva, nos encontramos ante un inmejorable regreso de Doctor Who, con un noveno Doctor algo innovador, con una compañera simpática y con la que tiene gran química, y unos secundarios de lujo y con vida propia, además de varios episodios memorables. La mayor pega es, probablemente, lo corto del periodo de Eccleston y que lo sucedió David Tennant, el que es considerado por la opinión popular y aún hoy como mejor Doctor de toda la serie.

P.D.: ¿Cómo se me pudo pasar por alto uno de los mejores clímax de todas las series habidas y por haber?