Qué pasa con Disney, o por qué nos gusta tanto Zootrópolis

Muchos son los que piensan (pensamos) que Disney está viviendo una nueva»edad de oro», similar a la que ya pasara, en los 90, con La Sirenita, La Bella y la Bestia o El Rey León. Ahora, veinte años más tarde, Disney (fusionada con Pixar) vuelve a resurgir, no solo en taquilla, también en crítica. Ya apuntaba maneras con Bolt (2008), pero fue Enredados (2010) y, sobre todo, Frozen. El reino de hielo (2013), las que alcanzaron la cúspide y volvieron a situar a la compañía del ratón Mickey en el podio del cine de animación.

Que hayamos mencionado a esas películas no quiere decir que otras, también pertenecientes a esta nueva»edad de oro disneyniana«, no lo merezcan. Rompe-Ralph (2012) y Big Hero 6 (2014) son, en nuestra modesta opinión, de lo mejorcito que ha salido de la casa de las ideas en todo su largo recorrido cinematográfico (especialmente la primera).

Y este año nos ha llegado Zootrópolis (Zootopia, en varios países), dirigida en conjunto por los responsables de varias de las obras citadas en los párrafos anteriores: Byron Howard (Enredados, Bolt) y Rich Moore (Rompe-Ralph), con un guión escrito en conjunto por Howard y Jared Bush (Big Hero 6). Como se puede ver, lo mejor de la casa de los últimos años. Imposible que saliera mal.

Pero no vamos a hacer una mera crítica de Zootrópolis (sería un poco tarde para ello, que en España lleva en cines desde mediados de febrero), sino más bien, un análisis sobre por qué Zootrópolis está gustando tanto a crítica (un 8,4 de media en IMDB, 99% de críticas positivas en rottentomatoes, un 8,8 en metacritic, etc.) y a público (número 1 en taquilla en Estados Unidos por tres semanas consecutivas, que probablemente acabará bajando por el inminente estreno de Batman v Superman). Ha sido, además, el mejor estreno que ha tenido Disney en su historia, superando en cifras (en ese aspecto) a Frozen. ¿Estamos ante un nuevo fenómeno de la compañía? ATENCIÓN, porque de aquí en adelante habrá SPOILERS (a los que no habéis visto la película, ¿a qué esperáis?).

Zootopia

Película para todos los públicos con mensaje adulto

La discriminación ha existido desde que el hombre es hombre. Ya sea por cuestiones de género, raza, religión o incluso físicas, la discriminación existe. Lamentablemente, la discriminación (a nivel social, no tanto particular) se encuentra de rabiosa actualidad con los desgraciados atentados que viene sufriendo Occidente por parte de varios grupos terroristas (y no solo Occidente, pero no queremos adentrarnos demasiado en política). Conscientes de ello, Howard y Moore exponen a lo largo de Zootrópolis que no importa de dónde vengas (grupo social), lo importante es quién eres (individuo) y tus decisiones, superando por lo tanto en el camino infinidad de prejuicios y obstáculos. Esto aparece claramente reflejado durante la segunda mitad de la película, que toma un tono bastante más dramático, y apunta (desde la perspectiva de la sociedad y los medios de comunicación) a los depredadores como potenciales terroristas, independientemente del historial de cada individuo, creándose así un ambiente de división/confrontación y paranoia generalizada. Cualquier parecido con la realidad no ha de ser pura coincidencia.

Personajes, carisma y química

Pero este mensaje no aparece solo en los depredadores. Y aquí viene una de las enormes virtudes que tiene esta película: Judy Hopps (la otra gran virtud tiene forma de zorro y recibe el nombre de Nick Wilde). Judy es una coneja que tiene muy claro a qué quiere dedicarse desde pequeña: ser policía. Problema: no existe ningún conejo policía. Pero ni esto, ni los consejos de sus (preocupados) padres logra amedrentarla y, con esfuerzo y perseverancia, Judy logra promocionarse como la número uno de su promoción en la academia de policía. Independientemente del tamaño menudo de los conejos (y su apariencia poco fiera), el aspecto más llamativo en el hecho de que Judy no deba ser policía (según una parte de la sociedad en Zootrópolis) es que es una mujer. En la película no se expresa directamente (la metáfora ya es bastante clara), pero no por nada, Judy es el único miembro femenino que es mostrado dentro del cuerpo de policía a lo largo de la película. El resto son mamíferos machos, bastante grandotes y brutos «en plan machirolo«, desde el jefe Bogo hasta el rinoceronte con el que Judy choca puños al poco de llegar. El único que parece más delicado y andrógino es un leopardo entrado en carnes que se encuentra tranquilamente posicionado en la recepción. Claro, así el cuerpo de policía no parece un lugar adecuado para las damiselas educadas para que cumplan con su correspondiente rol. Teniendo en cuenta que este mensaje parte de Disney, la casa productora de «bellas y delicadas princesas», esto ya le anota un punto a su favor a Zootrópolis.

Pero no acaba aquí el juego de cambios de rol en cuanto al género se refiere. Que Judy logre convertirse en una (buena) poli no conlleva que sea una marimacho, pero tampoco que se maquille como una puerta (sí, hasta en Frozen aparece bastante claro que Elsa, una vez liberada, ha de aparecer ultra maquillada, con tacones, marcando escote y sensual). Judy, en este caso, se comporta como, imagino, nos comportaríamos cualquiera de nosotras en pleno siglo XXI en un día normal. Sus aspiraciones tienen más que ver con los logros profesionales que con encontrar el amor verdadero, además. Y es ahí donde entra nuestro nuevo zorro favorito (tras Robin Hood, del cual claramente bebe este diseño): Nick Wilde.

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Nick es, en pocas palabras, un canalla. Claro, es un zorro. Y como zorro, se dedica a estafar a los demás, que es lo que mejor se les da hacer a los de su especie. Pero Nick, a nivel individual, quería de niño ser otra cosa, y ser más productivo para la sociedad. Cuando lo intentó, otros niños lo maltrataron y frustraron sus sueños. He aquí otro punto de la película de penosa actualidad: el bullying o acoso escolar.

El carisma de Judy y Nick a nivel individual no hace más que aumentar cuando ambos se conocen y empiezan a trabajar juntos, derrochando una enorme química por todos lados. Sin embargo, la relación no es amorosa (aunque pudiera llegar a serlo), y en Zootrópolis solo nos muestran la construcción de una buena amistad, al más puro estilo películas de polis de los 80 y 90 (Arma Letal, especialmente). Y sucede otro giro en los roles de género: cuando surge la necesidad de crear conflicto entre los dos protagonistas, es Nick (el hombre) el que se ofende y se enfada, abandonando (momentáneamente) a Judy (la mujer), quien finalmente es la que se disculpa ante el zorro. Curioso, ya que creemos recordar que en el 99% de películas de Hollywood (especialmente las que entran dentro del género comedia romántica) es el hombre el que ofende/enoja a la mujer, para luego acudir suplicando su perdón/reconciliación (que, claro, acaba dándose).

Universo animal y noventero

No podemos dejar de hablar de las cosas que nos gustan de Zootrópolis sin hacer especial mención al universo creado. La dedicación y mimo puestos se trasladan al CGI en cada plano de Zootrópolis, la macro ciudad donde todos los animales viven «en paz» (o teóricamente en paz). Dentro de Zootrópolis se muestran varios distritos, organizados por microclimas (quitando «Villa Ratón», que se diferencia del resto porque todo se encuentra a tamaño escala… para los ratones y similares, claro). Así, la ciudad parece inmensa y vibrante. Lamentablemente, sabe a poco, y nos gustaría conocer más de ella (los directores ya han hablado de que estarían encantados de hacer una secuela, así que crucemos los dedos). Se echa en falta ver cómo viven las aves, peces o reptiles (ovíparos en general), por ejemplo.

Otro elemento constante en este universo (y en la película) son los guiños a la cultura pop, especialmente a aquella de las décadas de 1980 y 1990 (aunque hay otros más actuales, como el muy evidente a Breaking Bad). Las ya mencionadas pelis de polis, o buddy movies; o el toque TAN Han Solo de Nick (guiño en el diálogo entre él y Judy «me quieres», «lo sé» al final incluido).

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P.D.: No podemos dejar de mencionar la alegoría burócratas = perezosos. Especialmente aquellos que hemos tenido que sufrir algún episodio burocrático.