Especial Doctor Who: Nueva Generación. Temporada 4 y una despedida a lo grande

Retomamos nuestro recopilatorio especial de Doctor Who con la que es considerada por muchos (o al menos por un sector bastante representativo) mejor temporada de toda la serie: la cuarta, la despedida de David Tennant como Décimo Doctor (incluyendo los especiales) y de Russell T. Davies como «showrunner».

Donna Noble, nueva compañera, gran acierto

Donna Noble (Catherine Tate) vino a llenar el lugar dejado por Martha Jones, aunque en realidad ya la habíamos conocido en el Especial de Navidad habido entre las temporadas 2 y 3. Lo que en un inicio era algo temido, debido a los constantes tics de Tate y a la voluptuosa personalidad de Donna, pasó a convertirse en uno de los grandes aciertos de esta etapa, frente a un Doctor cada vez más sombrío y que, sobre todo, ya nos tenía algo hartos de sus constantes aventuras amorosas (correspondidas o no).

Donna llega como un vendaval y se convierte, por fortuna, en la mejor amiga del Doctor, sin ninguna tensión sexual ni escenas extrañas, teniendo además Tate una potente química cómica con Tennant. Es, en definitiva, un gran soplo de aire fresco, que solo se ve agrandado por la presencia de su abuelo en la ficción, Wilfred Mott (interpretado por Bernard Cribbins), quien llega a convertirse en el compañero del Doctor durante el especial y gran final «The End of Time».

Durante la estadía de Donna en la Tardis, la susodicha pasa de ser «una don nadie», una ciudadana promedio sin nada aparentemente especial, a la mujer más importante del mundo, en sintonía con la temporada en sí, que va de menos a más (aunque episodios aparte como «The Fires of Pompeii», que cuenta por cierto con la presencia de Peter Capaldi (Doce) y Karen Gillan (Amy Pond), son asimismo destacables).

Una temporada con final apoteósico

A pesar de que Davies orquesta todo para que confluya en un GRAN final, donde se reúnen todos los personajes principales de su era, como el capitán Jack Harkness y Torchwood, Martha, Sarah Jane y, por supuesto, Rose; no nos resultan éstos los mejores episodios de la temporada, yendo tal trofeo a parar en los capítulos de «Silence in the Library» (que sirve además como introducción al personaje de River Song) y «Midnight».

El primero es un buen equilibrio de tensión, terror y drama, con la presencia de la susodicha como gran virtud (de hecho creemos que es quizás el mejor episodio en el que ha participado el personaje de Alex Kingston); mientras que el segundo es puro terror psicológico, donde nunca llegamos a ver al enemigo y en el que Tennant se marca una señora interpretación.

Con esto no queremos decir que el final fuera malo, que para nada lo es, pero sí que peca en algo de pretencioso, de demasiado fuego artificial, desembocando en varias decisiones de guión que rayan en los absurdo (¿el clon del Doctor? ¿Rose a lo Sarah Connor?). Por no hablar del desperdicio que a la postre supone el regreso de Davros, uno de los villanos de la serie clásica y que, por suerte, seguirá dando guerra.

La mejor parte del final, a la par que la más demoledora, viene con la «despedida» entre el Doctor y Donna, quien tiene un final cuanto menos agridulce (si contamos los especiales).

Unos especiales con muchísimos altibajos

Hablando de los especiales, aquí Davies y Tennant quisieron o bien seguir despidiéndose a lo grande o bien prolongar al máximo la agonía (según se mire) con una serie de capítulos largos donde el Décimo Doctor aprovecha para viajar solo.

Desde nuestro punto de vista, hay poco para destacar dentro de estos episodios, sobresaliendo por encima de los demás «The Waters of Mars», otra demostración de buen uso de terror psicológico y tensión que colocan al Doctor en una posición moral cuanto menos ambigua (lo que no quita para que Tennant tenga su par de escenas a lo «gran héroe americano»). El ahora sí nuevo final, con el retorno de El Amo y otro recorrido de despedidas, queda ensombrecido por unos últimos minutos que pecan de DEMASIADO melodramáticos. En serio, ya sabéis de dónde sale el famoso meme de Tennant bajo la lluvia mirando con cara de cachorro degollado. Pues encima añadidle música lacrimógena.

Lamentablemente, para nosotros la serie de especiales supusieron una especie de sopor prolongado más que otra cosa, y hasta en algún momento nos hizo desear que entrase Matt Smith de una maldita vez por la puerta de la Tardis. Lo que no quita, eso sí, que lo que es la cuarta temporada en sí siga suponiendo un muy buen divertimento (pero, desde nuestro punto de vista, NO es la mejor tanda).

Vais a encontraros pocos personajes más clichés que estos…

El ensalzamiento del Décimo Doctor a los altares

Es conocido que Tennant es generalmente considerado el mejor Doctor de la serie. Debió resultar algo bastante evidente para los directivos de la misma, ya que algunos de estos capítulos sirven para puro lucimiento del personaje, hasta el punto de llegar a considerarlo una especie de mesías.

Entendemos que el Décimo Doctor es generalmente un acierto, un personaje «cool» con toques de hipster y que Tennant lo hace generalmente muy bien, pero en lo personal prefiero al Doctor más tosco o más «perdedor», algo más en la línea del Duodécimo o del Undécimo. Casualmente, el capítulo donde me parece que el Doctor aparece reflejado de manera más interesante es en el mencionado «The Waters of Mars».

No obstante, y a pesar de lo prolongada que se hiciera su partida, la despedida de Tennant no puede dejar de apenarnos y es evidente que extrañaremos tanto a su Doctor como a Donna o al capitán Jack.

De todos modos, no dura mucho la pena, pues tras la marcha de uno llega el otro, y estos son Matt Smith como el Undécimo y más joven Doctor hasta la fecha, su nueva compañera Amy Pond y el ya conocido por los seguidores de la serie Steven Moffat como «showrunner», una combinación que nos dejará una quinta temporada que, tal como comentaremos, se encuentra, esta vez sí, entre lo mejorcito de Doctor Who hasta la fecha.

P.D.: ¿Qué sucede con «la hija» del Doctor o con su clon? Al final van a haber más señores del tiempo que jedis pululando por el espacio-tiempo…

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Tras el final repleto de adrenalina y desconsolador de la temporada 2 de Doctor Who, y con un especial navideño de por medio mucho más hilarante (y que sirve para introducirnos a la que será un personaje importante, Donna Noble), la tercera etapa de esta nueva generación de la mítica serie de la BBC lo tenía complicado para mantener el ritmo. Y se nota.

Nueva compañera, nuevas historias, mismo Doctor en la forma de David Tennant. Si pudiéramos destacar algo de esta nueva temporada, es que va de menos a más. Y es que tiene uno de los mejores finales jamás vistos (en un título cuyos clímax de temporada destacan), con el regreso de uno de los antagonistas más emblemáticos (avisamos, por si acaso, que esta vez sí habrá algún SPOILER, siempre de la temporada 3).

Martha Jones, nueva compañera

Lo primero que vamos a encontrarnos, tras la dolorosa partida de Rose Tyler, es que el Doctor se topa con una nueva compañera para sus viajes (siempre ha de tener una). La «afortunada» es Martha Jones (interpretada por Freema Agyeman) , una estudiante de medicina un poco mayor que Rose, pero también con una familia detrás, independiente, fuerte e inteligente.

Por desgracia, todos estos buenos atributos del personaje se ven ensombrecidos por su repentino enamoramiento del Doctor, el cual, a diferencia del de Rose en la primera temporada, parece un poco salido de la nada. Vale, admitimos que Tennant es atractivo y tiene encanto, ¿pero tanto como para traerlas loquitas a todas? Menos mal que luego viene Donna a poner un poco de orden…

Siguiendo con el enamoramiento (no correspondido, algo en lo que se hará hincapié en demasiadas ocasiones a lo largo de esta tercera temporada, desde luego más de las necesarias), lo malo no es solo que éste sea tan repentino. Es un poco incomprensible que alguien inteligente como Martha, más adulta que Rose, no se pregunte quién es ese tipo tan extraño y que puede llegar a parecer un poco zumbado antes de caer rendida a sus pies. Y es que Rose, en el primer capítulo de la primera temporada, empieza más o menos con buen pie con el Doctor, para cuestionarlo frontalmente ya en el segundo episodio. La relación fluye y se va cociendo, entiendes en todo momento porqué esos dos se están volviendo locos el uno por el otro. Lamentablemente, esto no ocurre con Martha.

Por supuesto, esto no es culpa de la actriz, sino de los guionistas. Probablemente percibieron el éxito que tuvo la historia del Doctor y Rose y quisieron continuarla de algún modo. Esto también se nota a raíz de que el Doctor menciona a la rubia un capítulo de cada dos. Lo que al principio es enternecedor y nos da pena acaba tornándose en cansino. Vale, Doctor, sabemos que extrañas a Rose… MUCHO. Ya. Vale. Para.

Esto enturbia a su vez la relación entre el Doctor y Martha, a la que el primero parece que nunca recompensa de manera adecuada. Particularmente doloroso es el caso del doble episodio Naturaleza Humana – La familia de sangre, donde el Doctor se transforma en un irritante (en serio, el mayor «pero» a este par de capítulos que por lo demás destacan en bastantes aspectos) humano para huir de unos cazadores intergalácticos, perdiendo con ello la memoria y quedando completamente la situación en manos de Martha. Ésta hace todo lo que puede con lo que tiene (¿a quién carajo se le ocurre refugiarse en Europa a comienzos del siglo XX con una mujer negra como mayor carta a favor?), pero el Doctor humano, John Smith, no solo llega a dejarla tirada, sino que luego tampoco vemos al Doctor disculpándose ni nada, más centrado en el dolor de una desconocida (para él) Joan Redfern. Vale, entendemos que al Doctor le gustan las rubias y que Martha ya está irremediablemente enamorada de él, ¿pero hace falta este destrato?

Por suerte, la cosa remonta en los dos capítulos finales, con una compañera que salva al Doctor (y al mundo) de una situación que parece realmente irrevocable. Y he aquí uno de los grandísimos aciertos de esta tercera temporada.

El regreso del Amo

El Amo (The Master, interpretado aquí por Derek Jacobi y John Simm) es el antagonista por vía directa del Doctor. El Vegeta de Goku, el general Zod de Superman. Se trata de otro Señor del Tiempo (por lo tanto, también único superviviente) que suele usar sus poderes y gran inteligencia para su propio beneficio, resultando a la postre en alguien cruel, mezquino y sediento de poder. Eso sí, no exento de carisma (ains, estos villanos…), a lo que suma la actuación de Simm.

Debido a que resulta en alguien mucho más inteligente que los daleks (quienes, por cierto, protagonizan unos muy olvidables dos episodios en esta temporada), la amenaza que acaba representando el Amo al final se percibe como más grande y real que la de aquéllos. Además, lo une un vínculo emocional con el Doctor, ya que ambos, aparte de ser los dos únicos señores del tiempo que quedan en el universo, se conocen desde que eran niños, añadiendo un poco más de información al misterioso pasado del protagonista. También al del Amo, que aparece aquí reflejado como alguien que quedó perturbado debido a un incidente durante sus años de academia, cuando aún eran niños.

Parece increíble a veces la profundidad que se puede mostrar de un personaje en tan poco tiempo. Es el caso del Amo, cuyas verdaderas intenciones se dejan entrever hacia el final: él solo quiere morir de una vez, cansado de las regeneraciones, de la «inmortalidad» de los señores del tiempo, de los constantes tambores en su cabeza. En todo es un contraste con el Doctor, pues, salvo momentos puntuales, éste último es alguien que generalmente ama la vida y lo que hay en ella.

Otro yin y yang curioso que se muestra entre ambos es el tipo de relación que mantienen con sus compañeras, pues evidentemente el Amo también tiene la suya (Lucy Saxon, interpretada por Alexandra Moen). Al contrario que el Doctor, quien siempre mantiene una raya infranqueable con todas ellas (sabe que una relación a la postre es imposible y solo conllevará más dolor), el Amo va y hasta se casa con la suya. Es revelador el momento en que narra cuando llevó a su acompañante a ver la destrucción del mundo, muy similar al noveno Doctor mostrándole a Rose el final de la Tierra en el segundo episodio. Las reacciones de ambas parejas no pueden ser más opuestas.

Capítulos muy buenos y regresos emotivos

Como mencionábamos al principio, si hay algo que caracteriza a esta tercera temporada es que va de menos a más. Empieza floja y anodina (salvo honrosas excepciones como Atasco y su emotivo final) y termina en una serie de episodios apoteósicos. Mención especial merece Parpadeo (en inglés, Blink), el considerado uno de los mejores de toda la serie aún actualmente. Con guión de Moffat, este capítulo nos sirve además de introducción de los que serán unos de los villanos más importantes en el futuro: los ángeles llorosos. Su ritmo y giros de guión, junto con su lograda atmósfera, impedirán justamente que apartes la vista durante los 40 minutos que dura. Y eso que en este episodio apenas aparecen el Doctor y Martha.

Después de Parpadeo, la final «en tres partes» (Utopía-El sonido de los tambores-El último de los Señores del Tiempo) que nos traerán, además, el regreso del capitán Jack Harkness (John Barrowman), quien se quedará hasta el último episodio y supone siempre un acierto. De hecho, este personaje en la tercera temporada vendrá a traer una de las teorías aún sin descifrar del todo y que ha conllevado numerosos debates entre los Whovians: que el Rostro de Boe es en realidad Jack Harkness.

En definitiva, nos encontramos ante una temporada 3 que va creciendo en presencia y emoción a medida que avanza, con nuevas y viejas caras, momentos épicos y otros que no tanto. Es cierto que se echa en falta la frescura de Rose y un décimo Doctor más relajado (su faceta cada vez más oscura será comentada en otro apartado), pero Martha Jones es, a la postre, una compañera más que digna (si ya lo dice ella al final). Sin embargo, si tenemos que destacar en algo esta etapa (Parpadeo aparte) es por traernos de vuelta a un gran villano en la forma del Amo.

P.D.: Merece mención especial la cantidad de guiños a la cultura pop que hallamos a lo largo de la tercera temporada, desde Harry Potter hasta Regreso al futuro.

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Si  bien cada regeneración del Doctor trae aparejadas inevitables comparaciones, creemos que la transición de Christopher Eccleston hacia David Tennant no  tuvo demasiado sobresalto, ya que Rose (Billie Piper) fue un poco la presencia catalizadora que calmó las aguas. Avisamos ya de paso que habrá algún SPOILER para los que no han visto nada de las aventuras del Doctor.

David Tennant llega a la Tardis después de que Eccleston se sacrifique por contener en su cuerpo toda la energía del vórtice temporal  en el último  capítulo de la primera temporada.

El  nuevo Doctor encarnado por Tennant es un poco más locuaz, tiene algo más de desparpajo y, aunque no lo sea realmente, parece ser un  poco más improvisado.

En esta temporada hallamos nuevos desafíos, como viajes a otros universos, nuevos villanos como los Cybermen y Krillitanes, así como también personajes alternos de otros universos, junto con algún que otro cameo y regreso emotivo que dan más juego y creatividad al Doctor y compañía.

Entre los capítulos a destacar, podemos distinguir Rise of The Cybermen, donde somos testigos del surgimiento de estos entes humanos, hechos robots en un universo alterno, donde el padre de Rose es rico y exitoso debido a que sus invenciones y su ingenio rindieron fruto en el futuro. Por otro lado, tenemos a una Jackie Tyler que en este universo no fue madre y dista mucho  de ser la persona afable y graciosa que es siendo la progenitora de Rose. También es aquí donde se le da un cierre coherente y elegante al personaje de Noel Clarke, Mickey Smith. Luego, los Cybermen hacen su regreso en los dos últimos capítulos junto a los insuperables Daleks.

Sarah Jane Smith (acompañante del tercer y cuarto doctor, Jon Pertwee y Tom Baker respectivamente) hace lugar a su cameo emotivo junto a K9, ayudando a Rose y al Doctor a vencer a los Krillitanes. Una guerra de egos entre Rose y Sarah Jane, comparándose  entre ellas, suscita un punto gracioso en este episodio. K9, por su parte, es el perro robot más fiel y lo demuestra al sacrificarse  por los demás por  orden del  Doctor.

El  villano de la especie Absorbaloff aparece en el capítulo donde más se le hace homenaje a los fanáticos de la serie, mostrando cuánto podemos hacer los seguidores por lo que nos gusta. El giro se da cuando Victor Kennedy (el Absorbaloff en cuestión)  toma las riendas del grupo, donde misteriosamente van desapareciendo uno por uno, donde luego son ayudados justamente por el Doctor. Uno piensa, ¿cuán imposible es tener un problema y que tu héroe  te defienda y a la vez te ayude a resolverlo? Por eso creo que es el homenaje de los productores de la serie a todos aquellos fieles e inclaudicables fanáticos.

Indicios del inicio y formación de Torchwood toman parte en el capítulo Tooth and Claw, donde intentando llevar a la Tardis al año de 1979, por un pequeño error de cálculo, termina arribando a la Escocia de 1879, donde el Doctor y su inseparable Rose se cruzan con la reina Victoria, el hombre lobo y unos monjes asesinos.

Cassandra, el ser humano más antiguo de la tierra obtiene cierta redención a su personalidad creída e insoportable en el episodio The New Earth, donde también aparece el rostro de Boe, y donde Rose y el Doctor se enfrentan a un mundo donde todo parece ser un Gran Hermano controlado por unos misteriosos felinos humanoides.

El Doctor encarnado por  David Tennant es, a diferencia del de Christopher Eccleston, un tanto más cercano y no tan misterioso. Es a partir de Tennant que nos enteramos de más cosas pertinentes a la naturaleza de los Señores del Tiempo. En defensa de Eccleston podemos decir que su secretismo y evidente brusquedad responde a que es anterior al Doctor de la Guerra (representado por el enorme John Hurt), quien presenció la extinción de su raza en la guerra contra los malvados e inoxidables Daleks.

Pros y contras de la segunda temporada

Pros

  • Lo que hace a Doctor Who tan especial es que, si bien se nota que hay algunos efectos, disfraces y accesorios de vestuario y utilería que pueden mejorarse, claramente podemos notar que todo es hecho a pulmón y de forma artesanal, lo cual le da un voto más de confianza a la producción de esta gran serie.
  • El argumento se cuida de manera correcta y responsable. La BBC es conocida por cuidar sus productos, a diferencia de otras televisoras, donde lo que más importa es el dinero y las audiencias como factores primarios a la hora de subir o bajar el pulgar en el tiránico tiempo de la televisión.
  • Si bien me dio pena que Noel Clarke terminase su participación en la serie, se le dio un buen y cuidado cierre al arco de su personaje, Mickey Smith.

Contras:

  • Hay capítulos que se pueden considerar de relleno como Love & Monsters y Fear Her, donde la calidad de guión se puede ver un poco deteriorada con algunos agujeros evidentes en sus respectivas premisas y que, si no estuviesen, en una primera instancia, no afectarían en nada al hilo conductor y argumental de toda la segunda temporada. Esto causa algunos altibajos notables en la calidad, de forma bastante más perceptible que en la primera temporada.
  • El personaje de Billie Piper sufre inconscientemente el cambio regenerativo del Doctor de Eccleston hacia Tennant. Si bien el Doctor y Rose se complementan a la perfección, la falta de conflicto con Tennant hace que Rose esté casi siempre obligada a complacer al décimo Doctor, ya de por sí bastante vanidoso (algo que posteriormente recordará su undécima versión). Sin embargo, con Eccleston existía la posibilidad de conflicto y es allí en la confrontación donde podemos ver una química genuina entre ambos personajes.

Doctor Who es una serie anacrónica para grandes y chicos, donde prima el argumento y el trabajo artesanal por encima de grandes presupuestos y nombres estelares. Es más, hay muchos actores de renombre que se enorgullecen de ser parte de una serie tan longeva, pero que aún así no pierde su brillo.

 

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