Cómo entrenar a tu dragón 3, un broche (casi) inmejorable

Esta semana ha supuesto el cierre a la trilogía creada por Dean DeBlois (quien de nuevo repite como director) y Chris Sanders (esta vez, al igual que con la anterior entrega, como productor ejecutivo) para Dreamworks, basada en los libros escritos por Cressida Cowell, con Cómo entrenar a tu dragón 3, y la espera de casi nueve años (cinco desde la segunda parte) ha merecido la pena.

El resultado es un cierre muy digno para un conjunto de cintas que nunca llega a decaer en calidad, a pesar de que no carece de defectos. Como broche final, cumple con creces, lo que no puede decirse de muchas franquicias cinematográficas (animadas, menos aún).

La historia de este El mundo oculto continúa a lo narrado en Cómo entrenar a tu dragón, habiendo pasado un año desde aquélla, con Hipo, Desdentado y su grupo de amigos entrenando para la realización de misiones de rescate de dragones, junto a la ayuda y supervisión de la madre del muchacho, Valka. El problema llega cuando isla Mema empieza a estar demasiado repleta de estos animales, hasta el punto de tornar complicada la convivencia. Esto, unido a la presión que ejercen los cazadores de dragones, hace que Hipo se piense la posibilidad de una mudanza de su tribu de vikingos… justo cuando recuerda la leyenda que le contaba su padre Estoico cuando era niño, sobre el hogar escondido de los dragones.

Con esta tercera y última entrega se vuelve a repetir más la fórmula de la primera parte en cuanto a que buena parte de la trama gira en torno a que la amenaza radica en la posible ruptura o deterioro del vínculo Hipo-Desdentado. No es que en la segunda no sucediera esto (que sucede), sino que es más sutil, mostrándonos a un villano más amenazante (aunque se queda a medio gas) y queriéndonos narrar más cosas.

En esta ocasión también hay un antagonista en la figura de Grimmel (F. Murray Abraham en la versión original y Melendi en la española… algo que canta, nunca mejor dicho, bastante), pero que queda aún más desaprovechado que Drago. Por un lado, a pesar de que se nos presenta como un letal cazador, nunca llegar a emitir la sensación de amenaza genuina. Por otro, queda relegado a un mero papel secundario durante más de la mitad del guión. Si tuviéramos que quedarnos con alguno de los nuevos personajes, sin duda sería la Furia Diurna.

En este sentido, y esto es uno de sus escasos defectos, toda la trilogía de Cómo entrenar a tu dragón ha sido incapaz de ofrecernos a un verdadero villano, quedándose más cerca de este puesto Drago Puño Sangriento en la segunda parte.

El otro gran punto negativo, a mi parecer, radica en la excesiva previsibilidad de la cinta, ya que, independientemente de los tráilers (que asimismo dejan entrever más de lo deseado), es fácil intuir lo que sucederá incluso (y sobre todo) en el tramo final. Esto es probablemente debido a que Cómo entrenar a tu dragón no deja de ser una franquicia de la que también pueden disfrutar los más pequeños.

Precisamente esta es una de sus más fuertes virtudes, que citábamos ya en la crítica de la primera parte: que tanto niños, como adolescentes, como adultos, todos pueden disfrutar por igual de esta trilogía, ya sea en conjunto o por separado. Lograrlo no es tan sencillo como puede parecer a simple vista, y en esto me recuerda más a algunos de los títulos de Ghibli que a Disney o a Pixar. Incluso el mensaje que se narra en esta última entrega llega mucho mejor y de forma menos tóxica que, por ejemplo, en Ralph Rompe Internet (que a la postre contaba la misma moraleja).

Por lo demás, Cómo entrenar a tu dragón 3 vuelve a equilibrar estupendamente el drama con la acción y la comedia, ofreciéndonos nuevamente momentos verdaderamente emotivos. Desdentado e Hipo como dúo principal e indiscutible.

El apartado técnico vuelve a superarse y nos muestra una animación verdaderamente bonita, con paisajes bañados con luz propia del atardecer y ese fantástico momento en el que Hipo, Astrid y Tormenta realizan cierto descubrimiento.

John Powell de nuevo se encarga de la banda sonora, como viene siendo habitual, si bien no he sentido con tanta fuerza sus notas en esta ocasión (salvo cuando recupera piezas de las películas anteriores). Jónsi hace lo propio con el emotivo tema de cierre, «Together From Afar», también un broche perfecto para una película (casi) perfecta.

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Cómo entrenar a tu dragón 2, otra demostración de una digna secuela

Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon, 2010) supuso toda una sorpresa de recepción en cuanto a crítica y público, por lo que era cuestión de tiempo el que se materializara una segunda entrega, que tardó cuatro años en llegar. Dean DeBlois se vuelve a sentar en la silla del director y también en la del guionista, esta vez sin el acompañamiento de Chris Sanders (quien ejerce de productor), lo cual se deja notar algo… pero por suerte no mucho.

La historia de Cómo entrenar a tu dragón 2 se sitúa cinco años después de lo acontecido en la primera parte, en Isla Mema ahora conviven vikingos y dragones con absoluta normalidad. Hipo también ha mejorado sustancialmente la relación con su padre, Estoico, quien desea que lo suceda como líder. Sin embargo, Hipo tiene otros planes, y por ahora prefiere ir descubriendo mundo a lomos de Desdentado. Hasta que un día se topan con una misteriosa y nueva amenaza bajo el nombre de Drago Puño Sangriento. 

Aparte de Drago (que en versión original cuenta con la voz de Djimon Hounsou), entre los nuevos personajes destacan Valka (Cate Blanchett) y Eret, hijo de Eret (Kit Harington), así como unos cuantos nuevos diseños de dragones, siendo el «alfa» soplo de hielo el más llamativo y majestuoso de todos.

«Si es más grande, mejor» es lo que puede venir a la mente al ver esta secuela que, si bien no tiene nada que envidiarle a su predecesora, en nuestra opinión nunca llega a superarla; aunque bien es cierto que la primera parte es un producto muy, muy bueno (tampoco carente de fallos).

Pero sí, todo es más grande en Cómo entrenar a tu dragón 2, desde el mundo mucho más allá de Isla Mema (algo que ya asienta Hipo en los primeros minutos), hasta el elenco de personajes, pasando por los nuevos dragones. Sin duda, en lo que esta entrega sí deja atrás a la anterior es, evidentemente, en el apartado técnico. 

La animación es simplemente maravillosa, los personajes (humanos y animales) son dinámicos y se mueven con naturalidad, la expresividad y detalles (los pelos, las pecas de Hipo, las canas de Estoico y Valka) han mejorado bastante respecto a la primera entrega, por no hablar de los coloridos paisajes. 

Por suerte, John Powell vuelve a estar al cargo de la banda sonora y, aunque no volvamos a tener un «Forbidden Friendship», se nota en la emotividad que desprenden algunas escenas como Valka e Hipo volando con los dragones o el baile de la primera con Estoico. El islandés Jónsi también regresa para ponerle voz al animadísimo tema de cierre (que también suena esta vez en algún momento hacia el principio de la cinta), «Where No One Goes». 

Donde probablemente más falla Cómo entrenar a tu dragón 2 sea en el guión, aunque para nada es malo y desde luego emociona y entretiene. Llega un punto en que pretende abarcar demasiadas tramas y algunas se quedan en el terreno de lo superficial.

 

 

Por ejemplo, el camino hacia la madurez de Hipo y las responsabilidades y sacrificios que eso conlleva está muy bien llevado (de nuevo, el vínculo Hipo-Desdentado sobresale como de lo mejor); pero la figura y sobre todo conclusión del villano queda bastante desdibujada. Podemos intuir un mensaje de que los dragones no son malvados, los humanos son los que los hacen así (en un símil a lo que ocurre con los perros en la realidad), incluso hay paralelismos entre las distintas escuelas de adiestramiento canino y las formas de abordaje hacia los dragones que tienen Hipo y Drago, pero a la postre todo ello queda desaprovechado.

En definitiva, Cómo entrenar a tu dragón 2 es una muy digna secuela, si bien no llega a superar a su antecesora (salvo en el precioso apartado técnico), sí sabe mantenerle el pulso y es un paso más decisivo hacia la madurez de Hipo y de Desdentado. A la espera de ver el prometedor cierre.

 

Cómo entrenar a tu dragón, el inicio de la mejor franquicia de Dreamworks

Cómo entrenar a tu dragón (How To Train Your Dragon), la que es considerada por muchos (para quien esto suscribe inclusive) mejor franquicia de Dreamworks (y del cine de animación en general), está a punto de llegar a su final con su tercera entrega: El mundo oculto, de estreno este día 22 en cines.

La primera entrega, titulada simplemente Cómo entrenar a tu dragón, fue estrenada allá por el año 2010 como una adaptación de los libros escritos por la británica Cressida Cowell. Detrás del proyecto se encontraban Chris Sanders y Dean DeBlois, dos viejos conocidos que provenían de Disney (suya es Lilo y Stitch) y que, desencantados con la Casa del Ratón, fueron a parar a su mayor competidora.

De aquí salió un producto que, a priori, y viendo en general el historial de Dreamworks, no ofrecía muchas esperanzas… pues menuda (y positiva) sorpresa.

Cómo entrenar a tu dragón nos ofrece un producto que no solo hace las delicias de los pequeños, sino que entretiene, divierte y enternece a los adultos por igual. Todo ello envuelto en un producto que tiene mucho de espíritu y voluntad.


La historia nos sitúa en Isla Mema, hogar de vikingos con Estoico (Gerard Butler en la versión original) como líder. Su único hijo, Hipo (Hiccup en inglés) es un muchacho sensible, intuitivo y muy inteligente que, contrario a lo que prodigan los suyos y el empeño de su padre, es reacio a cazar dragones. Una noche en que los dragones sobrevuelan Mema, Hipo dispara a un Furia Nocturna, una especie de este animal particularmente rara y veloz. Lo encuentra malherido en el bosque y, sintiéndose culpable, se niega a matarlo, lo libera y empieza a intentar cuidarlo, siempre a escondidas de su padre y de los suyos. Poco a poco, entre Hipo y el dragón, al que bautiza como Desdentao (Chimuelo o Toothless en otras versiones), va surgiendo un vínculo inquebrantable.

Como se puede esperar, la narrativa gira así en torno a la relación entre el humano y el reptil, algo que logran con gran maestría, sensibilidad, credibilidad y emoción, hasta llegar a un duro, pero satisfactorio final (justicia poética). Las maravillosas notas compuestas por John Powell para la ocasión ayudan mucho a que el conjunto funcione con esta gran solvencia.

Pero no solo Hipo y Desdentao destacan en el metraje, todo el mundo creado en torno a Isla Mema cobra vida, ya sea el profesor de Hipo, Bocón; sus compañeros (especialmente Astrid); o el propio Estoico, cuya (en principio, complicada) relación con su hijo será esencial de cara a la segunda entrega.


Quizás uno de los pocos «peros» lo encontremos en la ausencia de un villano claro, si bien es cierto que, teniendo en cuenta que en principio los obstáculos parten de la propia cultura en la que ha sido criado Hipo, tampoco hace especial falta. Esto se notará más en la secuela.

De la animación poco hay que decir, ya que Dreamworks es uno de los grandes estudios del momento a nivel mundial. Teniendo en cuenta que es una película de 2010 , la primera de una trilogía que no se sabría si funcionaría en taquilla (por lo que el presupuesto era más ajustado), el apartado técnico es espléndido y los diseños tanto de los dragones como de los humanos poseen rasgos muy característicos y distintivos (sí, a sabiendas de que Desdentao recuerda a Stitch). Todavía nos emociona (de nuevo, gracias en buena parte a la música de Powell) el primer vuelo de Astrid con Hipo.

En definitiva, Cómo entrenar a tu dragón fue una sorpresa especialmente gratificante, una película espléndida en todos sus apartados y con un equilibrio entre el drama, la comedia, la acción y la emoción conseguidísimos, con personajes (especialmente el dúo protagonista) que dejan huella.

Mención especial queremos hacer al tema musical de los créditos del que siempre se hace cargo el cantante islandés Jónsi. Entre otras cosas por lo fan que soy de Sigur Rós.

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La discapacidad en la ficción

Historias de amor que (nos) marcaron para siempre versión 2019

Historias de amor que (nos) marcaron para siempre versión 2019

Día de San Valentín, ese que los grandes centros comerciales nos han vendido como el del amor romántico por excelencia, en el que hay que regalarle algo (si es comprado en sus instalaciones, mejor) a tu media naranja.

Los mundos del anime, cine, videojuegos y series de ciencia ficción y fantasía también nos han regalado a nosotros historias de amor inolvidables, de esas que nos hacen suspirar y se quedan grabadas en nuestro «kokoro». Nosotros hicimos un listado de nuestras favoritas hace unos años, por lo que va siendo hora de actualizarla:

Las cinco parejas elegidas por Otto Buendía:

Hiccup y Astrid en la saga Cómo entrenar a tu dragón

Cómo entrenar a tu dragón llegó hace unos años a nuestras vidas y desde entonces muchos hemos deseado saber cómo acabará la historia de Hiccup y Desdentado, pero también la del entrenador de dragones y Astrid, la chica de la que se enamora en la primera película.

La relación entre ellos es maravillosa. Ella es una chica fuerte que teme a pocas cosas y él un tirillas con un gran cerebro. Al principio entre ellos no hay química, hasta que se dan cuenta de la admiración y amor que se profesan.

Cómo entrenar a tu dragón 3: El mundo perdido

Tiffany y Chucky en La novia de Chucky

La saga de El muñeco diabólico dio un giro que le sentó muy bien al crear una novia al famoso muñeco asesino. Tiffany es una muñeca psicópata, gamberra y sexualmente muy activa. La relación entre ambos personajes es pura dinamita dándonos algunos de los mejores momentos de humor negro que hemos visto en pantalla. 

Tras esta película, la saga de El muñeco diabólico no ha vuelto a levantar cabeza y no es de extrañar al introducir un personaje tan interesante y divertido como Tiffany. Ojalá hicieran una película con ella como absoluta protagonista.

La novia de Chucky

Nemo y Anna en Las posibles vidas de Mr. Nobody

Hace años que vi Las posibles vidas de Mr. Nobody, una particular revisitación de Los amantes del Círculo Polar en clave de ciencia ficción. A día de hoy sigo sin poder quitarme de la cabeza esta película poco conocida.

En ella, un hombre cuenta sus posibles vidas y amores. De todas sus relaciones sentimentales, la mejor es el romance en el tiempo que mantiene con Anna, la única mujer a la que llegó a amar pero que el destino decidió separar.

Las posibles vidas de Mr. Nobody

Fry y Leela en Futurama

Pocas parejas me han llamado tanto la atención y me han hecho llorar como Fry y Leela (SPOILERS de Futurama). Los archiconocidos personajes de Futurama estaban destinados desde el comienzo a no estar juntos, a pesar de haber episodios en el que nos daban esperanzas para luego quitárnoslas de un plumazo. Y cuando parece que por fin van a ser felices todo se pone en su contra rompiendo las ilusiones de los espectadores en uno de los finales más redondos, lacrimógenos y duros de la historia de la televisión.

Futurama

William Gelb y María González en Código 46

Código 46 cuenta una de las historias de amor que más me han hecho llorar y cuyo final me sé de memoria. La película de Michael Winterbottom habla de un futuro en el que las relaciones de pareja están legalmente controladas debido a la mezcla de genes entre las personas que pueblan el mundo mostrado en la película. En este contexto, el director británico nos habla de un amor imposible entre un hombre y una mujer y de cómo intentan escapar del sistema para poder estar juntos.

Código 46

Las cinco parejas elegidas por Ana A.:

5. Zero Two y Hiro (Darling in the FranXX)

Fue uno de los «anime sensación» de la última temporada, aunque claramente iba de más a menos. Uno de sus ejes centrales era el romance entre los dos protagonistas, Hiro y Zero Two (aunque ésta última comenzaba más bien como antiheroína).

Los motivos por los que la incluimos es porque su historia nos mantuvo enganchados, al menos hasta el episodio 15 (luego la narrativa toma otros derroteros, incluyendo ese otro amorío que al contrario nos parecía forzado entre Mitsuru y Kokoro). El culmen de la serie y de la historia Hiro-Zero Two se alcanza en esa maravilla que es el capítulo 13.

Darling in the Franxx

4- El Doctor y Rose Tyler (Doctor Who)

Doctor Who es una de esas series MUY longevas (ha sido emitida de forma interrumpida desde la década de 1960) que es considerada título de culto dentro de la temática de la ciencia-ficción. Mucho le ayudó para ello su regreso por todo lo alto en 2005, con un equipo (Russell T. Davies a la cabeza) y un elenco renovados.

El Doctor (Christopher Eccleston y David Tennant es a los que hacemos referencia en esta ocasión) regresa como el único señor del tiempo con vida, solitario, arisco y deprimido. En su camino se topa accidentalmente con Rose Tyler (Billie Piper), una joven inglesa con una vida muy normal.

Lo que empieza (y sigue) como una serie de aventuras entre ambos desemboca en una especie de romance (casi nunca es del todo explícito, ciertos momentos aparte) cuyo final resultó algo alargado y un poco «WTF».
Sin embargo, la química entre Piper-Eccleston/Tennant es indudable y se sostiene de forma constante en un «¿llegarán a ese punto o no llegarán?». El hecho de que Rose sea el principal motivo que haga que el Doctor vaya volviendo a su «yo habitual» resulta enternecedor. Además, por algo suele ser considerada la compañera más popular en las encuestas del Doctor, aunque como bien se sabe, esto es algo muy subjetivo.

3- Shôya Ishida y Shôko Nishimiya (Koe No Katachi, A Silent Voice)

Estábamos dudando de si poner aquí a estos dos o a Mitsuha y Taki (Kimi No Na Wa, la cual por cierto es desde un punto de vista romántico mucho más obvia); sin embargo y en lo personal la historia de Ishida y Nishimiya al final nos conmovió más.

Con la relación entre Ishida y Nishimiya se abarcan muchos temas de rabiosa actualidad y que resultan dramáticos y complejos a partes iguales, como lo son el «bullying», el suicidio o la discapacidad. Nishimiya llega a una escuela pública con la idea de integrarse y ser una más, a pesar de su sordera. El problema, sus compañeros, con Ishida a la cabeza, le hacen la vida imposible hasta que la madre de la muchacha se ve obligada a cambiarla de escuela. El acoso que Ishida ejercía sobre Nishimiya se vuelve entonces en su contra, dándose cuenta de las causas que sus actos han conllevado y cayendo a su vez en una depresión.

Este es el punto de partida de esta relación, el cual no es muy prometedor. Sin embargo, su desarrollo está bien llevado y con bastante buen gusto, lo que nos hace desear que al final todo les vaya bien a ambos (y sobre todo a ella).

Koe No Katachi/A Silent Voice

2- 2B y 9S (NieR: Automata)

Empezaremos diciendo (por enésima vez) que NieR: Automata es un JUEGAZO. Aparte de eso, tenemos en nuestros dos protagonistas a un par de androides que van aprendiendo a sentir (en ocasiones, muy a su pesar).

9S y 2B son dos androides que trabajan para Yohra, protegiendo a la humanidad que queda refugiada en la Luna de las máquinas de procedencia alienígena que han invadido la Tierra. Avisamos que a partir de aquí habrá SPOILERS del juego.

Lo que empieza como una relación de mera camaradería va evolucionando en algo más para, al final, descubrirse el pastel: 9S y 2B en realidad llevan trabajando juntos mucho tiempo, pero como él es un modelo escáner siempre acaba descubriendo la verdadera situación de la humanidad y 2B se ve obligada a tener que matarlo. Así una y otra vez. Lo cual se vuelve aún más trágico debido al hecho de que desarrollan sentimientos el uno por el otro y entran en un bucle de desesperación y destrucción.

En realidad, la relación entre 2B y 9S no es meramente romántica, o desde luego no es un romance al uso. No solo por la falta de besitos y esas cosas a las que nos tienen tan acostumbrados en Hollywood (esto procede de Japón, ¿qué esperáis?), sino porque abarcan emociones de diversa índole (aparte de la romántica) y porque rayan un poquito en la obsesión y la locura. En cualquier caso, la obra de Yoko Taro se encarga de explorar precisamente la naturaleza de las emociones y sentimientos, nuestras formas de expresarlos y si son éstas las que nos hacen humanos. Por lo tanto, resulta complicado no sufrir y conmoverse con estos dos en el juego y materiales oficiales complementarios, a la vez que nos regocijamos con su conclusión del final E/parte 5 de la gira de conciertos.

1- Lelouch Lamperouge y C.C. (Code Geass)

Hace solo unos días de la salida de la última película/secuela de Code Geass en Japón, Fukkatsu No Lelouch, y estamos emocionados: da enorme orgullo y satisfacción que al final a la pareja/personajes favoritos de uno les vayan las cosas bien (como el final E de NieR: Automata, pero a lo bestia). Avisamos de SPOILERS.

El anime original y las películas más recientes (que sirven de recopilatorio/remake) nos presentan a C.C. como una mujer misteriosa con apariencia juvenil y pelo verde, mientras que Lelouch es un estudiante de la élite de Britannia, en realidad hijo del emperador y que ha jurado venganza contra éste y su reinado.

Accidentalmente se topa con C.C., que le otorga el poder del «geass». Así, la relación entre ellos surge como la de meros compañeros por conveniencia, evoluciona a cómplices (muy similar a Próspero y Ariel en La Tempestad de Shakespeare) y finalmente en una amistad con posibilidades de romance (la química y tensión sexual desde el inicio entre ellos es innegable). La última película finalmente los deja viajando juntos y dando su relación por hecha.

Lo que más nos gusta de este dúo es que se tratan en todo momento como a iguales, es decir, Lelouch nunca subestima a C.C. ni viceversa (aunque ella lo suele vacilar a él con más frecuencia) y se entienden sin necesidad de comunicarse explícitamente. Sin embargo, y a pesar de que ella es uno de los poquísimos personajes de toda la serie que conocen todo sobre él y de su álter ego Zero (y él es el único que descubre su verdadero nombre, por ejemplo), NUNCA se traicionan ni dudan el uno del otro (aunque C.C. tiene inicialmente la manía de ocultar información). La evolución de su relación es además progresiva y creíble. Como decimos, estamos ante dos iguales.

Code Geass

Menciones de honor: no podemos poner aquí a todas la parejas más o menos recientes que nos llegan al corazoncito, por lo que simplemente citaremos aquéllas que nos gustan, pero no tanto como las que hemos desarrollado en el artículo, o que no llegan a ser oficiales (al menos por ahora).

Así, tenemos que mencionar a Shuusaku y Suzu (En este rincón del mundo), Sora y Riku (Kingdom Hearts… Sí, sabemos que no son oficiales en este sentido, pero su relación es la que para nosotros tiene mejor química y está más desarrollada en toda la saga), Dazai y Odasaku (Bungou Stray Dogs), Akira y Miki (Devilman Crybaby) y nuestro «guilty pleasure» que es Kylo Ren y Rey (Star Wars… Miedo da lo que pueden hacer con estos dos en el Episodio IX, en cualquier caso).

La discapacidad en la ficción

Con La forma del agua (The Shape of Water, Guillermo del Toro) acercando su estreno a carteleras españolas (el próximo 16 de febrero), observamos una cualidad de la cinta que, lamentablemente, no es habitual en nuestro día a día ficticio: la protagonista tiene una discapacidad, concretamente es muda. Lo que no le impide llevar una vida funcional y llegar a comunicarse con una misteriosa criatura marina, con la que entablará relación. Aunque el caso de Elisa (así se llama la susodicha, interpretada por Sally Hawkins) no es habitual, tampoco es aislado. ¿Qué otros casos representativos hemos tenido en el mundo de la fantasía y de la ciencia-ficción?

Koe no Katachi (A Silent Voice, Yoshitoki Ôima)

La protagonista de este manga de ocho tomos, con una reciente adaptación al anime en forma de largometraje (que se estrenará en cines españoles el próximo 16 de marzo), es sorda de nacimiento. Como tal, tiene que lidiar con su discapacidad y con los problemas de comunicación con quienes le rodean desde que es una niña, lo que no es fácil.

Shoko Nishimiya no es la única que muestra tener una discapacidad en esta historia, y es que el coprotagonista, Shoya Ishida, sufre de ansiedad social y depresión desde el minuto uno (la película arranca con un intento de suicidio frustrado). Tanto Shoya como Shoko empeoran su condición anímica y emocional por casos de bullying que muestran que, lamentablemente, aún queda camino por recorrer a la hora de la inclusión cotidiana de personas con este tipo de problemas.

https://www.youtube.com/watch?v=ZYHmIdFpu54

Sin embargo, aunque la historia sea bastante deprimente, siempre hay lugar para la esperanza, y es que nuestros dos protagonistas acaban acompañándose en sus heridas en un camino que recorre además ese lapso que va de la adolescencia a la madurez.

Cómo entrenar a tu dragón (Chris Sanders y Dean DeBlois)

Probablemente sea el título más conocido de todo este artículo, y es que no se le puede agradecer suficiente a Dreamworks el haber creado (bueno, en realidad adaptado de los libros escritos por Cressida Cowell) un protagonista con una discapacidad física notoria que no le impide llevar una vida normal y hasta tener sus momentos de heroicidad.

Hipo empieza la historia como el inadaptado hijo del jefe de la isla Mema, un muchacho inteligente pero carente de habilidades físicas excepcionales que sin embargo se acaba valiendo de su ingenio para salir del paso de forma más que victoriosa en la mayoría de las ocasiones. En el camino de Hipo se cruza el dragón Desdentado (Toothless y/o Chimuelo), el cual queda inválido para volar por sí mismo debido a un disparo del propio chico.

En buena parte por culpabilidad y también como forma de saciar su curiosidad, Hipo idea y fabrica un mecanismo que, con su ayuda, permite que el dragón pueda emprender el vuelo como si nada. El karma y la justicia poética quieren que Hipo acabe también con una pierna menos… lo que no le impide seguir adelante con su vida y en sus aventuras con Desdentado.

Zatoichi

La mayoría conocerá a este personaje por la interpretación que hizo del mismo Takeshi Kitano en su adaptación cinematográfica de 2003, pero lo cierto es que se trata de una conocidísima figura literaria en Japón creada por el escritor Kan Shimozawa.

Zatoichi es un masajista samurai ciego errante de finales de la era Edo que además ejerció de yakuza en su juventud. Por lo tanto, no son pocos los maleantes y personas que lo persiguen, a pesar de lo cual Zatoichi siempre escapa, en buena parte gracias a su increíble habilidad con la katana.

Lo cierto es que servidores solo hemos visto hasta la fecha la versión de Kitano, por lo que en ésta se nos muestra un Zatoichi despreocupado, que no parece detenerse en su problema de visión (mensaje final incluido), a pesar de lo cual es un auténtico monstruo con la espada (y guarda un pasado turbio). Salvando las distancias, un Kenshin con ceguera, más o menos.

Legión (Noah Hawley)

Al contrario que la discapacidad física, que no es tan habitual encontrarla en el mundo de la ficción, sí tenemos una buena parte de representaciones (más o menos acertadas) de discapacidad psíquica o mental, la cual por cierto puede tener tantísimas variedades que en realidad es como si solo nos hubiesen mostrado un 1%.

En el caso de trastornos como la depresión, ataques de ansiedad o esquizofrenia tenemos, por ejemplo, Mr. Robot, El club de la lucha, Shigatsu wa Kimi no Uso (Your Lie in April) o Una mente maravillosa, mientras que de autismo hemos visto Rain Man o la reciente serie de Netflix Atípico.

Rescatamos el caso de Legión (cuya segunda temporada se estrenará el 3 de abril) porque, siguiendo un estilo muy de El club de la lucha, nos muestra cierta variedad de estos trastornos y su protagonista, David Haller (Interpretado por Dan Stevens y basado en el personaje Legión de Marvel), es el emisor de un poder nunca antes visto, que todavía no se sabe si es en parte producto de su estado mental (y sus genes), o viceversa, o si una es independiente de la otra. El detonante final viene cuando David conoce a Syd (Rachel Keller), una joven que sufre de ansiedad social y que no permite que nadie la toque, y ambos se enamoran.