Cómo entrenar a tu dragón 3, un broche (casi) inmejorable

Esta semana ha supuesto el cierre a la trilogía creada por Dean DeBlois (quien de nuevo repite como director) y Chris Sanders (esta vez, al igual que con la anterior entrega, como productor ejecutivo) para Dreamworks, basada en los libros escritos por Cressida Cowell, con Cómo entrenar a tu dragón 3, y la espera de casi nueve años (cinco desde la segunda parte) ha merecido la pena.

El resultado es un cierre muy digno para un conjunto de cintas que nunca llega a decaer en calidad, a pesar de que no carece de defectos. Como broche final, cumple con creces, lo que no puede decirse de muchas franquicias cinematográficas (animadas, menos aún).

La historia de este El mundo oculto continúa a lo narrado en Cómo entrenar a tu dragón, habiendo pasado un año desde aquélla, con Hipo, Desdentado y su grupo de amigos entrenando para la realización de misiones de rescate de dragones, junto a la ayuda y supervisión de la madre del muchacho, Valka. El problema llega cuando isla Mema empieza a estar demasiado repleta de estos animales, hasta el punto de tornar complicada la convivencia. Esto, unido a la presión que ejercen los cazadores de dragones, hace que Hipo se piense la posibilidad de una mudanza de su tribu de vikingos… justo cuando recuerda la leyenda que le contaba su padre Estoico cuando era niño, sobre el hogar escondido de los dragones.

Con esta tercera y última entrega se vuelve a repetir más la fórmula de la primera parte en cuanto a que buena parte de la trama gira en torno a que la amenaza radica en la posible ruptura o deterioro del vínculo Hipo-Desdentado. No es que en la segunda no sucediera esto (que sucede), sino que es más sutil, mostrándonos a un villano más amenazante (aunque se queda a medio gas) y queriéndonos narrar más cosas.

En esta ocasión también hay un antagonista en la figura de Grimmel (F. Murray Abraham en la versión original y Melendi en la española… algo que canta, nunca mejor dicho, bastante), pero que queda aún más desaprovechado que Drago. Por un lado, a pesar de que se nos presenta como un letal cazador, nunca llegar a emitir la sensación de amenaza genuina. Por otro, queda relegado a un mero papel secundario durante más de la mitad del guión. Si tuviéramos que quedarnos con alguno de los nuevos personajes, sin duda sería la Furia Diurna.

En este sentido, y esto es uno de sus escasos defectos, toda la trilogía de Cómo entrenar a tu dragón ha sido incapaz de ofrecernos a un verdadero villano, quedándose más cerca de este puesto Drago Puño Sangriento en la segunda parte.

El otro gran punto negativo, a mi parecer, radica en la excesiva previsibilidad de la cinta, ya que, independientemente de los tráilers (que asimismo dejan entrever más de lo deseado), es fácil intuir lo que sucederá incluso (y sobre todo) en el tramo final. Esto es probablemente debido a que Cómo entrenar a tu dragón no deja de ser una franquicia de la que también pueden disfrutar los más pequeños.

Precisamente esta es una de sus más fuertes virtudes, que citábamos ya en la crítica de la primera parte: que tanto niños, como adolescentes, como adultos, todos pueden disfrutar por igual de esta trilogía, ya sea en conjunto o por separado. Lograrlo no es tan sencillo como puede parecer a simple vista, y en esto me recuerda más a algunos de los títulos de Ghibli que a Disney o a Pixar. Incluso el mensaje que se narra en esta última entrega llega mucho mejor y de forma menos tóxica que, por ejemplo, en Ralph Rompe Internet (que a la postre contaba la misma moraleja).

Por lo demás, Cómo entrenar a tu dragón 3 vuelve a equilibrar estupendamente el drama con la acción y la comedia, ofreciéndonos nuevamente momentos verdaderamente emotivos. Desdentado e Hipo como dúo principal e indiscutible.

El apartado técnico vuelve a superarse y nos muestra una animación verdaderamente bonita, con paisajes bañados con luz propia del atardecer y ese fantástico momento en el que Hipo, Astrid y Tormenta realizan cierto descubrimiento.

John Powell de nuevo se encarga de la banda sonora, como viene siendo habitual, si bien no he sentido con tanta fuerza sus notas en esta ocasión (salvo cuando recupera piezas de las películas anteriores). Jónsi hace lo propio con el emotivo tema de cierre, «Together From Afar», también un broche perfecto para una película (casi) perfecta.

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