Dragon Ball Super 57: Las cosas se ponen serias

Si hay algo de lo que nos quejábamos los fans de Dragon Ball (no todos, pero sí porcentaje importante) es del tono cómico-infantil que abundaba en Dragon Ball Super. Era todo demasiado bonito, demasiado feliz, demasiado chorra (salvo momentos puntuales). Lejos quedaban las escenas cargadas de tensión de Dragon Ball Z o los ataques de enemigos temibles que dejaban a nuestros protagonistas escupiendo sangre (la cual en Super también brilla por su ausencia). Sin embargo, con el inicio del nuevo arco argumental, llamada «saga de Trunks del futuro», se iba percibiendo que las cosas, poco a poco, se iban oscureciendo (aunque la banda de Pilaf o Gohan haciendo el moñas se llevaban al traste cualquier buen intento que pudieran hacer). Desde el capítulo 56 las cosas ya habían cambiado: los enemigos se habían vuelto sorprendentemente fuertes (lo que ha pillado desprevenidos a los protagonistas) y a Vegeta ya le habían dado la del pulpo (para variar, Vegeta o Piccolo son siempre los primeros en recibir… mientras Krilín ya está muerto, probablemente). El capítulo 57 de Dragon Ball Super no hace más que confirmar esta (bienvenida) tendencia hacia el mayor dramatismo y oscuridad (siempre dentro de unos límites, que no estamos hablando de Monster). Ahora vienen los SPOILERS.

¿De qué trata el episodio 57 de Dragon Ball Super? Como habíamos adelantado, Black se ha vuelto mucho más fuerte que la última vez y había presentado a Goku, Vegeta y Trunks su nueva transformación: super saiyan rose. Mientras nuestros guerreros empiezan a encontrarse en una situación crítica, desciende de los cielos Zamasu, quien resulta ser un aliado de Black. Zamasu entonces le pide a Black que le deje a él terminar con Goku, con lo que ambos se ponen a luchar. Black acaba interviniendo también, algo que le reprocha su compañero. Black, sin embargo, objeta que su cuerpo le está pidiendo ir a por Goku, y que no puede controlarlo.

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Debido a que Goku está teniendo dificultades en ese dos contra uno, acaba asimismo interfiriendo Trunks (tras haberse asegurado de que su padre sigue con vida). Éste último le planta cara a Zamasu, mientras Goku hace lo propio con Black. Trunks parece superior al kaioshin, hasta el punto de llegar a atravesarlo con su espada. Sin embargo, Zamasu se recupera al instante: no hay rastro de corte alguno. Trunks se sorprende y el kaioshin le explica que él en realidad es inmortal, por lo que no podrán hacer nada más que apreciar lo débiles que son. El hijo de Vegeta lo intenta de nuevo con un Final Flash, sin éxito. Mientras, Goku también se encuentra en apuros contra Black, quien se dispone a lanzarles un kame hame ha. Zamasu los acorrala a ambos, por lo que el ataque les golpea de lleno a los tres; sin embargo, a Zamasu no le ha pasado nada. Goku y Trunks se encuentran maltrechos en el suelo y el segundo empieza a preguntarse cómo salir de esa. Zamasu y Black van preparando en conjunto el golpe de gracia, cuando justo en ese momento Vegeta sale al rescate lanzando una bola de energía, tras lo cual vuelve a quedar inconsciente. Eso ha dado tiempo suficiente para que Trunks y Goku sean rescatados por Yajirobee, quien sale corriendo con ellos a cuestas. Zamasu y Black suponen que no han podido ir muy lejos, pero deciden encargarse primero de Vegeta. Por suerte, Mai y un grupo de rebeldes, quienes estaban observando el combate, logran distraer a ambos enemigos para poder llevarse también al príncipe de los saiyans.

Todos reunidos, Mai saca la cápsula en la que Trunks tiene guardada la máquina del tiempo y la programa para que los guerreros Z regresen al pasado. Ella decide permanecer en el futuro, ya que se lo debe a la resistencia, muy a pesar de Trunks. La máquina realiza el trayecto sin mayores inconvenientes (Black intenta detenerla, sin éxito), aterrizando en la Capsule Corp. y ante una Bulma que se queda ojiplática al ver el lamentable estado en el que se encuentra Vegeta.

Mientras tanto, en el presente, Gowasu observa por televisión la batalle entre Goku y Hit. Zamasu sigue sin comprender cómo dejan actuar libremente a alguien que puede utilizar el ki de los dioses. Gowasu intenta hacerle ver que Goku no es una amenaza, sin mucho éxito. En medio del debate Zamasu observa que en la pantalla han aparecido unas brillantes esferas. Su maestro le explica que se tratan de las super dragon balls, las cuales pueden llegar a conceder cualquier deseo. Zamasu se sorprende, pero rápidamente se recompone: va a ir a pedir un deseo a las super dragon balls.

Y así termina el capítulo 57 de Dragon Ball Super. Como vemos, uno donde las tablas se han dado la vuelta en favor de los enemigos. Algo que no es extraño en Dragon Ball, donde los enemigos primero tienen que mostrar todo su poder (derrotando a los protagonistas, pero sin llegar a matarlos -salvo a Krilín-), para que luego los buenos tengan que entrenar más y, finalmente y tras mucho esfuerzo, obtener la victoria. Es una forma (efectiva) de crear una atmósfera de tensión y de peligro, a pesar de la existencia de las bolas de dragón. Es algo que ya vimos con Piccolo padre (primero mata a Krilín, derrota a Muten Roshi, etc.), Vegeta (derrota a todos, prácticamente), Freezer, y un largo etcétera. En Super esta sensación de peligro no había sido vista, con Bills (ya habiendo sido presentado en la película La batalla de los dioses) a medio camino entre el humor y el drama, y un Freezer que, si bien logra poner en apuros a los guerreros Z, no así del todo a Goku y Vegeta (que utilizan la batalla para presentar sus nuevas transformaciones más que otra cosa). Los torneos en Dragon Ball nunca habían dejado de ser amistosos (salvo el de Piccolo Jr. y el que anticipa la llegada de Boo), así que tampoco podíamos esperar mucho dramatismo del de Champa. Sin embargo, ahora, con la saga de Trunks, es distinto: hay drama, hay tensión, nuestros protagonistas han sido derrotados y aún no conocemos casi nada sobre Zamasu o Black. Además, el futuro vuelve a estar desolado y allí no existen las bolas de dragón (aunque sí las super dragon balls, si suponemos que el Zamasu del futuro también les hubiera pedido un deseo).

Pasemos a otro punto que ha caracterizado bastante al episodio: la acción. Las coreografías en este episodio han sido fluidas y dinámicas, y lo cierto es que en ese sentido la animación ha vuelto a cumplir (quitando, nuevamente, algún plano casi-deforme). Además, nos han mostrado (una de las pocas veces en Dragon Ball) un capítulo de dos contra dos. Curiosamente, el ejemplo de una batalla similar que se nos viene más rápido a la cabeza es aquélla de Trunks y Gohan del futuro contra los androides (en el OVA Un futuro diferente). Así, Goku y Trunks se enfrentan a la vez a Zamasu y a Black… con dramáticas consecuencias.

Probablemente, el apartado en el que más han sufrido las escenas de acción son las relacionadas con las escalas de poder, ya que aquí se han perdido por completo. ¿En serio Black puede pasar de igualar a Goku en super saiyan 2 a superar su nivel de super saiyan blue en cuestión de días? ¿Cómo es que Mai y los rebeldes, simples humanos, pueden tener tan siquiera una simple oportunidad contra ellos? Bueno, tampoco es algo que deba sorprendernos (ni arruinarnos la experiencia de disfrutar de un buen episodio); las escalas de poder hace tiempo que se fueron al carajo en Dragon Ball.

Poco más hay para comentar sobre este capítulo, que ha estado fundamentalmente centrado en la acción, sin por ello dejar de lado las interacciones entre personajes. Concretamente la de Black y Zamasu ha resultado de lo más interesante, ya que al parecer se tratan más como camaradas que como amo y siervo (o similar). Esperamos poder descubrir más sobre la conexión entre ambos en el próximo episodio, cuyo título precisamente es: «El misterio escondido entre Zamasu y Black«.

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