Reportaje de Polygon por el 20º aniversario de Final Fantasy VII

Final Fantasy VII está a punto de cumplir 20 años desde su salida al mercado japonés. Square Enix está dando buena cuenta de ello, habiendo preparado un evento especial para el 31 de enero (también por el 30º aniversario de la saga). La revista Polygon también se ha hecho eco y ha preparado un amplio reportaje con varios trabajadores (y ex-trabajadores) importantes de la compañía nipona que se vieron fuertemente involucrados en el desarrollo de la séptima entrega. Veamos qué se cuentan en este resumen:

Sobre Hironobu Sakaguchi:

El creador de Final Fantasy salvó a Squaresoft de la quiebra, por lo que rápidamente fue escalando posiciones hasta convertirse en el productor (y guionista, al menos en lo que a conceptos base se refiere), vicepresidente y no sé cuántas cosas más dentro de la compañía. Sus ex compañeros lo recuerdan con el apodo de «el rey»; aunque Sakaguchi bromea sobre esto diciendo que sería por «el rey del champán». Tenía la capacidad de tomar decisiones realmente importantes en un corto lapso de tiempo, y suya fue la idea de trasladar Final Fantasy VII (todavía en desarrollo) de Nintendo a Sony. Como curiosidad, a Nomura se lo comunicó de forma casual una mañana cuando el joven llegó a las oficinas y se encontró con Sakaguchi. Éste llevaba puesta una chaqueta donde aparecía el logo de Sony y le preguntó qué le parecía. Nintendo no se tomó nada bien la decisión, y las distintas versiones van desde una especie de aparente indiferencia por parte de la compañía de Mario hasta llegar a prohibirles a los miembros de Square la entrada en sus oficinas durante años (al parecer lo que más le molestó a Nintendo no fue la decisión de irse a Sony en sí, sino que Squaresoft convenciera a otras compañías para que hicieran lo mismo). Para percibir la importancia que tuvo tal decisión, por aquel entonces aún no había salido la Play Station al mercado y nadie daba un duro por ella, al menos inicialmente. Para Sakaguchi, fue determinante que tuvieran el formato CD frente a los cartuchos de Nintendo, lo que aportaba mayor capacidad de memoria y menor tiempo de carga.

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El padre de la saga ideó Final Fantasy VII como una historia de detectives ambientada en Nueva York. Un detective llamado Joe seguiría las pistas de un grupo eco-terrorista que quería causar la explosión de un reactor Mako. Uno de estos eco-terroristas asentó las bases para el que después sería Cloud Strife. Sakaguchi quería probar con el nuevo juego en gráficos 3D, por lo que contactó al que sigue siendo su amigo, Kazuyuki Hashimoto, para hacerse cargo. Éste reclutó a varios de los mejores programadores y diseñadores del país, hasta llegar a formar un amplio equipo para Final Fantasy VII (las cifras giran en torno a las 150 personas; aunque inicialmente comenzaron con unas 30). El juego estuvo en desarrollo poco más de un año.

Con el éxito de Final Fantasy VII llegaron otros, y Sakaguchi tenía la ambición de realizar una película totalmente en 3D. Con todos los modelos y trabajos realizados para Final Fantasy VII, ya tenían buena parte de la tarea hecha. Surgió así el proyecto para La Fuerza Interior, que a la postre terminó siendo un rotundo fracaso. Tal fue el impacto en las arcas de Squaresoft, que ésta se encontraba al borde de la bancarrota (también en parte debido al retraso de Final Fantasy X), por lo que Sakaguchi anunció su dimisión y, con él, también se fue Hashimoto. Los que permanecieron en la compañía recuerdan aquel trance como un episodio caótico, donde hubo reestructuraciones y todos opinaban sin saber muy bien qué hacer. Llegó entonces Yoichi Wada.

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Sobre Yoichi Wada:

Wada fue presidente de la compañía desde el año 2000 hasta el 2013 (su contrato con Square Enix finalizó en el 2015). Con él, vino una nueva etapa, protagonizada por la llegada de las secuelas, spin-offs y la fusión con Enix (surgiendo Square Enix hasta el día de hoy), así como la adquisición de las compañías Taito y Eidos.

En relación a Final Fantasy VII, donde más afectó Wada fue en el surgimiento de la Compilation. Square pasó a ser menos creativa y más lucrativa (o así lo describen varios de sus empleados), por lo que ya no se buscaba tanto la originalidad de un nuevo Final Fantasy numérico, sino el explotar las posibilidades de cada uno. El más «perjudicado», claro está, fue la séptima entrega, que tantos éxitos sigue cosechando. Se planificaron un total de cuatro spin-offs (Advent Children, Dirge of Cerberus, Before Crisis y Crisis Core) y avanzaron con ellos, algunos acabaron teniendo una calidad dudosa (también son conscientes de ello varios empleados de la compañía).

Sin embargo, Wada no es amigo de los remakes, y su idea era no llevar a cabo el ansiado remake de Final Fantasy VII hasta que Square Enix no hubiese sacado al mercado otra entrega que causara tanto impacto con aquél. Con su salida del puesto de presidente, el remake de Final Fantasy VII fue aprobado; aunque Nomura opina que ambos hechos no están relacionados.

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Sobre Final Fantasy VII (y su remake):

Dejando más de lado los tejemanejes de la empresa, lo cierto es que el desarrollo de Final Fantasy VII es recordado con especial cariño por la mayor parte de sus trabajadores. Desde ser un proceso de mucho trabajo, pero divertido y a la vez creativo, hasta por las tomas de decisiones que había constantemente en el equipo, donde las ideas iban y venían desde el primer día.

Una de las personalidades más conocidas dentro de Square Enix que vio su carrera enormemente beneficiada gracias a la séptima entrega fue Tetsuya Nomura (creador de Kingdom Hearts). Éste había estado trabajando con Square desde Final Fantasy IV, pero fue con Final Fantasy VII y su paso al 3D cuando sus diseños (mucho más fáciles de llevar a dicho formato) pasaron a un primer plano. Asimismo, y gracias al vaivén de ideas que comentábamos que había durante el desarrollo de esta entrega, Nomura pudo además aportar sus granitos para la historia, acercándose laboralmente mucho más que antaño a Yoshinori Kitase (director de Final Fantasy VII y ahora productor del remake) y a Kazushige Nojima (guionista de Final Fantasy VII y del remake). De hecho, parece que fue Nomura quien decidió que se matase a Aerith, ya que siendo el tema principal del juego «la vida», pensaba que la muerte de la heroína sería la que causaría mayor impacto en el jugador. Además, quería que la muerte fuese definitiva. Nojima y Kitase, por su parte, también quisieron matar al resto de personajes (concretamente hacia el final del juego, cuando el equipo al completo se lanza en paracaídas sobre Shinra, la idea era que murieran todos menos los tres que eligiera el jugador para el combate final). Nomura por suerte los detuvo y les hizo cambiar de idea.

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En la actualidad, Nomura, Nojima y Kitase se encuentran de nuevo trabajando juntos en el Remake de Final Fantasy VII, un proyecto, dicen, que querían llevar a cabo mientras aún siguieran trabajando en Square Enix, puesto que ellos han formado parte del equipo original. Sin embargo, pocos miembros más continúan de los que ayudaron a sacar adelante a la séptima entrega de la saga. No solo Sakaguchi (quien, por cierto, tras su recelo inicial ahora dice andar curioso por cómo saldrá el remake) y Hashimoto, sino también Nobuo Uematsu (el legendario compositor de la saga, quien por cierto ideó One-Winged Angel como algo experimental) y Yoshitaka Amano (ilustrador, ahora autónomo).

Mientras esperamos a ver cómo va saliendo la cosa (la idea de los episodios no es muy alentadora), estaremos atentos al día 31 de este mes, ya que, como adelantábamos, es el día en que Final Fantasy VII cumple 20 años (en Japón) y, además, hay evento especial. Huele a remake sí o sí.

P.D.: Como curiosidad, parece que Sakaguchi tampoco terminó muy bien con Microsoft (para los que lanzó dos juegos desde su propia compañía: Blue Dragon y Lost Oddyssey), donde las relaciones fueron más tensas que otra cosa.

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Japoneando Anime: Digimon

Esta quincena, vamos a alterar ligeramente el formato de Japoneando Anime, pero lo que nos ocupa bien lo merece: el 1 de agosto Digimon (デジモン también conocido como Digimon Adventure para los amantes del anime) cumplía 17 años. ¿Por qué el 1 de agosto? Fácil: es el día en el que los niños elegidos comienzan, sin quererlo, su andadura por el mundo digital. ¿Por qué decíamos lo de alterar brevemente el formato? Porque no vamos a comentar tanto aspectos de la cultura, historia o sociedad japonesas, sino más bien haremos un inciso en esta serie y el género al que pertenece, que lleva en auge ya casi dos décadas (que se dice pronto).

Para los despistados, ¿qué es Digimon? Pues una franquicia creada en 1999 por Bandai a partir de la idea de Akiyoshi Hongo, de la que han surgido (y siguen surgiendo) muñecos, animes, mangas, videojuegos, etc. Es decir, todo un macrouniverso de merchandising y relatos. La idea le llegó a Hongo a partir del popular (por la década de 1990) bicho electrónico conocido como Tamagotchi (たまごっち), y de ahí fue tomando forma el monstruo digital (digital monster, de ahí el nombre) que acabaría por evolucionar en diversos diseños y formas, conglomerando a todos los digimons y su digimundo. Lo que probablemente dio mayor fama a la franquicia fue el estreno del anime, conocido como Digimon Adventure, en el mismo año de 1999. Desde entonces, el anime ha tenido secuelas y aventuras aparte, siempre con los digimons y el digimundo como elementos comunes: Digimon Adventure 02 (secuela directa de Digimon Adventure), Digimon Tamers, Digimon Frontier, Digimon Savers, Digimon Xros Wars, Digimon Xros-Wars-Hunters y, la que nos ocupa en este 2016, Digimon Universe: Appli Monsters. Mientras tanto, Toei (encargada de producir todos los animes) está realizando una serie de OVAs en conmemoración del aniversario y que se sitúan después de Digimon Adventure y Digimon Adventure 02, con el título de Digimon Adventure Tri. El tercer (y penúltimo) de estos OVAs se estrenará el próximo 24 de septiembre en Japón.

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  • Digimon Adventure: comienza una aventura

Un día de un atípico verano, en medio de un campamento, un niño llamado Taichi Yagami (más conocido como Tai) y otros seis amigos y acompañantes (Yamato «Matt» Ishida, Sora Takenouchi, Koshiro «Izzy» Izumi, Mimi Tachikawa, Jo «Joe» Kido y Takeru «T.K.» Takaishi) se ven sorprendidos por una tormenta de nieve. Todos buscan refugio y, tras la tormenta, contemplan la aparición de una aurora boreal. De ésta empiezan a caer unos elementos extraños. Los niños, creyendo que podrían tratarse de meteoritos, se ponen a cubierto. Sin embargo, los elementos extraños frenan en seco ante ellos, uno por cada niño. No son meteoritos, son digimons, y a cada niño le corresponde el suyo. Pronto se hacen amigos, pero se ven absorbidos por una gran ola que los lleva a un mundo alternativo, el digimundo, donde no solo se toparán con digimons amables y simpáticos, sino también con otros de aspecto salvaje o incluso malvados.

Como vemos, un punto de partida muy visto en este tipo de aventuras (shônen), con el añadido de los acompañantes en formas de monstruos/animales. Lo que más destaca, a priori, en Digimon Adventure, es lo bien definida que está la personalidad de cada niño, y lo bien que se acopla a cada uno de ellos su respectivo digimon: tenemos a Tai que es claramente el niño-líder, optimista y carismático; en contraposición está Matt, el niño solitario y cool, cuya familia no es tan estructurada y funcional como la de Tai; luego está Sora, la niña amable y cándida, con instinto maternal; Izzy es el cerebrito y geek del grupo; Mimi la niña malcriada de padres adinerados, que no obstante posee alegría y energía a raudales; Joe es el maduro neurótico; y T.K., el menor, es la voz de la inocencia. Como podemos imaginar, a Tai lo acompaña Agumon, un digimon con aspecto de dinosaurio; a Matt, Gabumon, un digimon-lobo (solitario, claro); a Sora, Piyomon/Biyomon, un pájaro; a Izzy, Tentomon, un insecto; a Mimi, Palmon, un digimon-planta; a Joe, Gomamon, un digimon marino similar a una foca; y a T.K., Patamon, un digimon alado y de aspecto adorable. Cada niño, y su digimon, cumplen con su papel en completa y llana armonía.

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En ese sentido, la historia de aventuras con un grupo de niños pre-adolescentes que ocupan un rol, puede recordarnos a conocidísimas películas como Los Goonies, El club de los Cinco o, más recientemente, la serie Stranger Things. Digimon Adventure engloba toda esa nostalgia de las aventuras vividas (la mayor parte imaginarias) con nuestros amigos cuando éramos niños, donde lo que más nos preocupaba era derrotar a un poderoso ser maligno (imaginario, claro) o encontrar un maravilloso tesoro (que nunca existió). Al menos Digimon Adventure usa toda esa narrativa de aventuras protagonizadas por niños de mejor manera que Super 8, por ejemplo.

Cabe destacar asimismo la potente banda sonora de Digimon Adventure, sin la cual la experiencia no hubiera sido la misma (era empezar a sonar Brave Heart y ya sabías que se venía algo GRANDE). Por ello queremos mandar desde aquí nuestro humilde recordatorio al cantante por excelencia de la serie (de la misma Brave Heart o del opening, Butterfly, entre otras), Koji Wada, que falleció el pasado mes de abril por un cáncer. Descanse en paz.

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  • Los monstruos pequeños y adorables

Con Digimon Adventure (y Pokémon, no penséis que vamos a pasar por alto a los Pocket Monsters) se dio inicio a un género dentro del anime en el que mundos inventados o como el nuestro se veían inundados por pequeñas y adorables (o no tanto) criaturas; muchas de ellas basadas en animales, pero al fin y al cabo todos surgidos de la imaginación de su creador o creadores.

Como adelantábamos, no solo Digimon fue el precursor, la famosísima Pokémon (ポケモン) es (como ya todos sabrán) una franquicia creada en 1995 a partir de la idea de Satoshi Tajiri. Al igual que Digimon, Pokémon está compuesto por todo un universo de videojuegos, animes, mangas, ropa, merchandising, etc. El éxito alcanzado por Pokémon (ahora nos invade Pokémon Go hasta en las noticias), con más de 175 millones de copias de videojuegos vendidas hasta la fecha, la coloca en la posición de segunda saga más vendida en la historia de Nintendo.

No son pocos los que intentan ver (o crear) una rivalidad entre Pokémon y Digimon. En realidad, quitando que ambas están protagonizadas por niños y monstruitos, poco más tienen que ver. Digimon es una aventura con un argumento claro y definido (especialmente en el anime, su punto fuerte), donde hay bien y mal, y donde cada niño tiene un digimon que va digi-evolucionando a medida que avanza la historia y la situación lo requiera. Pokémon, en cambio, trata más sobre un niño en concreto y su periplo para ir coleccionando la mayor cantidad de pokemones posibles. En el camino, va cruzándose con rivales (otros entrenadores pokémon) y gimnasios, pero la amenaza nunca llega a ser realmente grande (el Team Rocket sirve normalmente más como un recurso cómico que otra cosa). El punto fuerte de la franquicia Pokémon, por cierto, son sus videojuegos, todo un mar de horas y horas de puro entretenimiento. En el fondo, es como comparar a Sailor Moon con Marmalade Boy (por poner dos conocidos ejemplos), solo porque ambas son shôjo y las protagonizan adolescentes de instituto.

Tras Pokémon y Digimon, el fenómeno de criaturitas no ha hecho más que aumentar, con mayor o menor éxito, y por la pantalla han pasado series como: Monster Rancher, Bakugan o Yo-Kai Watch, entre tantos otros. Visto lo visto con fenómenos como Pokémon Go, o los mencionados OVAs de Digimon Adventure Tri., tenemos monstruitos para (largo) rato.

Y por supuesto, muchas felicidades a Digimon, serie que probablemente nos ha acompañado a muchos de nosotros en grandes momentos de nuestra infancia o adolescencia.