Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, una película con sabor a preámbulo

Noviembre de 2016, se estrena en cines Animales fantásticos y dónde encontrarlos, una trilogía de películas que servirían de precuelas-spin off de la popularísima saga de Harry Potter, escritas por la misma J.K. Rowling. Poco antes del estreno de aquélla, la autora escocesa confirma que ya no serán tres cintas, sino cinco. Y este es precisamente uno de los principales defectos que arrastra su inmediata secuela, Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald.

El nuevo título, dirigido por un ya habitual de la franquicia David Yates, sigue la historia unos pocos años después de la primera parte, con Newt Scamander (Eddie Redmayne) sin poder salir de Inglaterra por prohibición del Ministerio de Magia, en el cual trabajan su hermano Theseus (Callum Turner) y su antigua compañera en Hogwarts, ahora cuñada, Leta Lestrange (Zoë Kravitz). Newt sigue en estrecho contacto con el profesor Albus Dumbledore (Jude Law), quien se dispone a ir tras las pistas que va dejando Grindelwald (Johnny Depp) en su recorrido hacia la supremacía del mundo mágico, a la par que intentarán localizar a Credence (Ezra Miller) en algún lugar de París.

Este es el punto de partida de Los crímenes de Grindelwald, con una escena inicial con bastante adrenalina (aunque algo confusa) que te deja la sensación de que la cinta promete. Lamentablemente, este sentimiento se va desvaneciendo a lo largo de un desarrollo repleto de altibajos en el ritmo y de personajes que no siempre sabes hacia dónde van (ni de dónde vienen). Aquí es donde se nota más la mano de Rowling como guionista, ya que quizás ha querido abordar esta serie de películas como si de una de libros se tratase (donde siempre hay más lugar a detalles y ciertos rellenos).

Por ello, subtramas como todas las amorosas (Grindelwald y Dumbledore; o incluso Credence y Nagini (Claudia Kim); que son las más necesarias, son justamente las menos desarrolladas) acaparan más metraje del necesario y en ocasiones se perciben como forzadas. Jacob (Dan Fogler) y Queenie (Alison Sudol) son los que salen más perjudicados.

La trama vuelve a coger ritmo hacia su desenlace, desembocando en un discurso protagonizado por Grindelwald, al más puro estilo Hitler (referencia directa a la Segunda Guerra Mundial incluida) o al actual Trump, que encandilará a más de uno tanto dentro como fuera de la pantalla. Aún así, no es suficiente, y una vez finaliza la cinta, uno no sabe si realmente le han contado algo sustancial o si estábamos ahí «de paso». Comparada con cualquier otro título de Harry Potter (o incluso la primera de Animales fantásticos), parece que en realidad no nos han dicho mucho, un par de revelaciones grandilocuentes aparte.

Otro de los vicios que arrastra Los crímenes de Grindelwald es su necesidad autoimpuesta de contentar a los seguidores de la franquicia, esto es, el «fanservice», lo que no ayudará a que el espectador promedio se enganche y que probablemente hará que se pierda. Rowling ha querido meter guiños en todas partes, provocando con algunos de ellos que se desdiga en su canon anterior y generando así licencias e incluso contradicciones. Por supuesto, la GRAN sorpresa final no sentará bien a más de uno (y la autora inglesa era de las que decían que no quería que su saga se convirtiera en Star Wars por sus elementos «soap opera»…).

Aún así, la película por supuesto tiene cosas buenas, y lo más seguro es que al menos haga pasar un buen rato al fan promedio. Uno de sus mejores aspectos es su reparto de actores y actrices, con un inspirado Johnny Depp a la cabeza. Aunque lamentablemente no salga mucho, Jude Law en su versión de joven Dumbledore no se le queda a la zaga y es todo un robaescenas (preparaos para la tercera parte…). Eddie Redmayne se siente ya mucho más cómodo como protagonista y, aunque siga recordando bastante a algún Doctor de Doctor Who (lo cual no es malo es absoluto), su Newt nos llega como alguien que enternece y conmueve a la vez que le echa un buen par. Su química con Katherine Waterston (quien interpreta a Tina Goldstein) es palpable, a pesar de la tensión remanente con una muy correcta Zöe Kravitz. Lamentablemente, tanto Ezra Miller como Claudia Kim están aquí absolutamente desaprovechados, a pesar de la enorme importancia en la trama del primero.

La otra gran virtud la hallamos (escarbato aparte) en la banda sonora compuesta nuevamente por James Newton Howard, que sabe darle vidilla a varias escenas y momentos (que de por sí pasarían fácilmente desapercibidos).

En definitiva, Los crímenes de Grindelwald cumple como cinta dirigida a los seguidores y como preámbulo, pero falla como película aislada e incluso como entrega habitual de la franquicia. Servidores lo pasaron bien en su visionado (tuvieron buena parte de culpa los organizadores del evento fan en Kinepolis), pero el espectador promedio es probable que se eche alguna cabezadita o que acabe más perdido que un pulpo en un garaje. Lo mejor, sin duda, un villano interesante que sirve de analogía tanto a las grandes figuras de la primera mitad del siglo XX (e incluso a Dumbledore podríamos asimilarle algunas cosas de Churchill), como a algún infame político actual; su banda sonora; y que te deja el campo listo para otra nueva parte que, esta vez sí, esperamos que nos cuente varias cosas.

La revelación del último tráiler de Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald causa polémica

Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, la secuela de Animales fantásticos, nueva saga del universo Harry Potter que constará de cinco películas, todas ellas escritas por J.K. Rowling, está cada vez más cerca de su estreno el próximo 16 de noviembre. Avisamos desde aquí que habrá SPOILERS de la saga Harry Potter y que, quien quiera llegar lo más «virgen» posible al estreno de la próxima cinta, debería dejar de leer.

Conscientes de ello, Warner ha puesto toda la carne en el asador (Harry Potter seguramente sigue siendo su franquicia más rentable) y ha lanzado recientemente su tráiler final, donde ocurre una gran revelación, que nos hace preguntarnos si no hubiera sido mejor la dejaran por descubrir en el producto final: el personaje que interpreta Claudia Kim es nada más y nada menos que Nagini, la serpiente que siempre acompañaba a Voldemort en la saga original y la responsable de, entre otros, la muerte de Severus Snape.

Con esto en mente, varias voces han surgido alteradas a lo largo de la red, desde las que acusan este movimiento de machista hasta los que lo ven como racista o incluso homófobo e innecesario.

Los que lo asocian al machismo se basan en que la serpiente de Voldemort no era necesario que fuese literalmente una mujer, nuevamente como símbolo del mal y además mascota del villano (masculino) principal, una mera herramienta para sus fines.

Los del bando racista lo achacan a que, para más inri, la mujer es surcoreana cuando, supuestamente, el nombre de Nagini tendría procedencia india, concretamente de la mitología hindú en referencia a los nagas, semidioses con forma de serpiente. Así, Rowling estaría cayendo (parafraseando a esta parte crítica) en el tópico de que todos los asiático son iguales.

Finalmente, la parte homófoba sería por su vínculo con el personaje de Credence Barebone (Ezra Miller), que por algún desconocido motivo, alguna parte del fandom asociaba con que era homosexual; aunque en ningún momento de la primera Animales fantásticos (ni en su guión) se haya especificado ni sugerido como tal.

Otra cosa es que personajes como Albus Dumbledore (interpretado aquí por Jude Law), que sí es gay y ha estado enamorado de Grindelwald (Johnny Depp), no puedan mostrar abiertamente este rasgo en el argumento (de nuevo en un supuesto, ya que la película aún no se ha estrenado en ningún sitio); mientras que Nagini, las hermanas Goldstein, Newt o incluso Credence sí puedan dar muestra sin ambigüedades de sus intereses románticos, en algunos casos dramáticos.

Las posibilidades que nos ofrece la historia de Nagini

Volviendo a Nagini, en lo personal prefiero esperar a ver la película y llegar a mis propias conclusiones, pero de momento no puedo evitar pensar en lo excitante de esta oportunidad de mostrarnos más sobre un personaje que, a primera vista, no tenía nada más que ofrecernos.

La propia Kim ha descrito este nuevo lado de Nagini como el de «una mujer maravillosa y vulnerable que sólo quiere vivir», que se en realidad se trata de una «maledictus», una maldición que se traspasa únicamente de madres a hijas y que van transformando poco a poco a la afectada en una bestia, hasta que finalmente no puede volver a ser humana nunca más.

Así, las maledictus son distintas de los animagos u hombres-lobo (como en el caso de Remus Lupin) en el hecho de que no tienen ningún control sobre lo que les pasa, desencadenando en tragedia, asemejándose esta condición más a una enfermedad degenerativa que no tiene cura, como puede ser la esclerosis múltiple o el vih (éste último fundamentalmente en la analogía de que se puede transmitir de madres a hijos).

Teniendo esto en cuenta, lo que puede ofrecernos este nuevo ángulo de Nagini es una historia que claramente será trágica, sobre una mujer que, por mucho que quiera vivir (entendiéndolo como el ser consciente de uno mismo), inevitablemente al final será una bestia sin raciocinio que cometerá verdaderas atrocidades.

Por otro lado, nos encontramos dentro de la mitología japonesa otras figuras que pueden encajar muy bien dentro de lo que es Nagini: la «nureonna» (literalmente, mujer acuosa) y «hebi» (serpiente). Según recogen Andrés Pérez y Chiyo Chida en su libro Yokai. Monstruos y fantasmas en Japón, la primera es un demonio «de los más violentos de Japón», con cuerpo de serpiente muy grande y rostro de mujer con pelo húmedo que representa los peligros de adentrarse en el mar; mientras que el segundo es otro «yokai» que suele adoptar formas de hombres apuestos o bellas mujeres y que generalmente simboliza los celos, al igual que en Grecia.

La figura de «hebi» además tiene raíces en China e India, con la diosa de la fortuna Benzaiten/Saraswati siendo representada iconográficamente junto a una serpiente.

Con esto queremos decir que la figura de la serpiente va más allá del clásico Eva y el demonio del cristianismo y que, aunque sigue teniendo connotaciones negativas, el hecho de que Nagini sea originalmente una mujer maldita está lejos de volverla automáticamente una villana (aunque al final sí lo sea). De hecho, en los carteles y en lo que se puede apreciar en los avances ella y Credence parecen estar del lado de los buenos, junto a Newt, Tina y Jacob (corren rumores más aciagos para Queenie).

Resulta más fácil hoy por hoy creer que Nagini es naturalmente buena y que son las circunstancias las que la vuelven una villana, junto a la pérdida de su humanidad. Una prevista muerte de Credence (bastante increíble es que un obscurial haya llegado a la edad adulta y no creo que sobreviva a las cinco películas) terminaría por ponerle el broche final a esta caída a los infiernos, similar a la de Anakin Skywalker en otra conocida franquicia.

Sea como sea, es pronto para hablar de Nagini y sus nuevos orígenes, para bien o para mal, por lo que nos reservamos la última palabra sobre este asunto hasta después del estreno de Los crímenes de Grindelwald, al menos. Lo que sí está claro es que nos encontramos plenamente ilusionados ante la idea de una nueva trama que vaya hilvanando con la historia narrada en los libros con los que crecimos.