La segunda temporada de Stranger Things vuelve por la puerta grande

La segunda temporada de Stranger Things se estrenó ayer, 27 de octubre, en Netflix por todo el mundo. Éramos muchos los que esperábamos su regreso y seguíamos de cerca las novedades que se iban disparando sobre esta serie, tal como se puede apreciar (por ejemplo) en la entrada que publicamos hace un par de días.

Vistos los nuevos episodios al completo, ¿cumple Stranger Things 2 con las expectativas? Por mi parte solo puedo responder con un SÍ rotundo, aunque con sus luces y sombras, al igual que su predecesora.

Nos situamos en Hawkins, Indiana, en 1984, un año después de los acontecimientos de la primera parte. Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo), Lucas (Caleb McLaughlin) y Will (Noah Schnapp) siguen con sus vidas lo mejor que pueden, a pesar del estrés postraumático de Will y Mike (por la desaparición de Once/Eleven (Millie Bobby Brown), fundamentalmente) y de la llegada al pueblo de dos nuevos integrantes: Billy (Dacre Montgomery) y Max (Sadie Sink). Pronto surgirán nuevos hechos misteriosos, como una plaga «salida de la nada» que va matando todos los campos de calabazas (la historia esta vez arranca en Halloween).

La historia a nivel general se amplía y diversifica esta vez mucho más en comparación con la primera temporada, lo cual se agradece a la hora de tomar retos, pero sufre por otro lado a la hora de centrarse en algunos personajes, que se quedan estancados e incluso alguno que otro parece que esté de mero decorado durante algunos capítulos.

Los componentes principales de Stranger Things siguen ahí, como los homenajes al cine y literatura de los años 80 y 90, una ambientación que irradia nostalgia (los coches, Reagan, algunas expresiones como «tubular», esa PEDAZO banda sonora…), el grado «in crescendo» de misterio y tensión o la muy buena dinámica entre unos personajes que, a pesar de todo, se tornan adorables.

Hablando de éstos últimos, los actores siguen bordándolo, sobre todo ese elenco de niños que desbordan naturalidad y encanto, incluida Max, la cual, no obstante, no termina luciéndose mucho a nivel individual por esa dispersión en el guión de la que hablábamos. Los adultos no se quedan atrás y el jefe de policía Jim Hopper (David Harbour) nos vuelve a regalar momentos de lo más emotivos dentro de su habitual rudeza, además de consolidar su química con Joyce (Winona Ryder), dejando patente las excelentes decisiones del equipo de casting de esta serie (todas las nuevas incorporaciones, incluyendo la de Bob (Sean Astin) y el doctor Doctor Owens (Paul Reiser), son excelentes). Pero si hemos de destacar la labor de alguien (aunque todos lo hagan de maravilla) es la de Steve (Joe Keery) y Dustin, probablemente el mejor dúo «fraternal» desde Sherlock y Watson. La evolución del primero de estos personajes, que ya se vislumbraba al final de la primera parte, continúa aquí siendo espléndida.

No todo es color de rosa en Hawkins (a partir de aquí, SPOILERS)

Sin embargo, esta segunda temporada dista de ser perfecta, al igual que su predecesora, aunque sea un entretenimiento realmente fantástico y muy bien realizado. Los problemas que mencionábamos con el guión, sobre todo en la segunda parte (el ya famoso en algunos foros capítulo 7…) es el principal lastre.

Parece ser que los hermanos Duffer han querido abarcar más que en la primera temporada, lo cual, como decíamos a nivel riesgos es interesante, pero a la postre se quedan un poco a medio gas. Por ejemplo, ¿cuál es la finalidad de introducir a Max y Billy si la primera va a servir casi exclusivamente de interés amoroso de Lucas y Dustin o el segundo de rival de Steve? Sí, es cierto que ambos actores lo resuelven todo de manera muy acertada e incluso nos regalan momentos desternillantes (Billy y la madre de Mike), pero a nivel individual todavía nos pueden brindar mucho más (además, ¿por qué todo el mundo, salvo Lucas, trata TAN MAL a Max?).

Hay personajes que sufren más esta dispersión y ambición que otros, destacando en nuestra opinión por el lado negativo Jonathan (Charlie Heaton), los ya citados Max y Billy, Lucas y, lamentablemente, Mike e incluso Once en algún que otro momento.

Somos conscientes también de que algunas de las decisiones narrativas se han hecho de cara a futuras temporadas (la introducción de 008 o la del propio Billy), pero eso no quita para que esta segunda parte en su conjunto sufra un poco por ellas.

Resumiendo entonces los puntos positivos y negativos de esta temporada serían:

Pros:

  • La química y la relación surgida entre Hopper y Once, que aunque previsible (muy conveniente que él haya perdido una hija y ella haya tenido la peor figura paterna posible) sigue siendo de lo más adorable y cándido en todo lo que llevamos de Stranger Things y que nos regala momentos de lucidez por parte de Bobby Brown y Harbour.
  • La dinámica entre Dustin y Steve es el otro gran punto álgido de esta temporada, destacando asimismo la evolución que sigue el personaje de Steve.
  • El grado de compañerismo que demuestran prácticamente todos los personajes te deja con sonrisa boba y que den aún más ganas de vivir en Hawkins en los 80.
  • La ambientación, que sigue estando logradísima, con montones de guiños y homenajes a esta década que muchos recordamos con nostalgia. La banda sonora sigue siendo fundamental en este aspecto.
  • Aunque no se luzcan mucho al final, la introducción de Max y Billy es acertada porque ambos personajes prometen de cara a futuras temporadas.
  • Se le suman las nuevas incorporaciones de Bob y el doctor Owens, dando éste último una sorpresa final al alejarse del recuerdo que nos había dejado Brenner (Matthew Modine, el cual parece que no se va a retirar tan fácilmente).
  • La hermana de Lucas. Queremos una serie para esa niña.
  • El reencuentro de Mike y Once. EL REENCUENTRO DE MIKE Y ONCE.
  • Will sí tiene al final ese aumento de protagonismo que todos preveíamos y esperábamos (momentos de lucidez de Noah Schnapp), aunque…

Contras:

  • Will sigue siendo una figura más pasiva que activa, y eso de que continúe siendo «el niño víctima» empieza a cansar. Esperamos realmente que tome más las riendas en un futuro.
  • La creciente ambición de los Duffer desemboca en un guión cuya segunda parte adolece de algunos momentos de dispersión que, al menos por ahora, parecen innecesarios.
  • El último punto arrastra que algunos personajes que son importantes se queden en el banquillo durante episodios, ejemplo Mike.
  • El romance  entre Jonathan y Nancy (Natalia Dyer), aunque previsible y esperado, al final resulta en un conjunto de enormes clichés (la figura del nuevo detective no puede estar en este sentido más forzada) que nos dejan con una sensación agridulce. Y Byers parece que está mucho más mohíno y desganado en esta temporada, justo frente a un Steve cada vez más enorme.
  • El otro lado y la «araña gigante» al final quedan un poco en tierra de nadie. Mucho bombo y platillo para el resultado final.
  • El capítulo 7, si bien sirve como desarrollo para el personaje de Once e introducción de temas de cara a las próximas temporadas, desvía de la acción principal y en algunos puntos parece pertenecer a otra serie.

En definitiva, estamos ante un muy buen conjunto de episodios, que continúa casi perfectamente a los que ya habíamos visto, pero que no por ello deja de tener sus altibajos, aunque por suerte son muchos más los aspectos positivos que negativos. Por cierto, y esto es casi lo principal, los nueve capítulos se pasan volando y te dejan SIEMPRE con ganas de más, en este entretenimiento de lujo creado por los hermanos Duffer. Esperamos que siga así.

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