Hablemos de Cloud Strife (Final Fantasy VII)

Cloud Strife es, para mí, el personaje favorito por encima de todos los que he ido conociendo en la ficción a lo largo de mi vida, y esto es así desde que jugué a Final Fantasy VII por primera vez allá por 2002. Por eso, no me es tarea sencilla expresar con palabras lo que Cloud significa para quien esto suscribe. Avisamos de que habrán SPOILERS de Final Fantasy VII.

Como epítome del héroe «perdedor», Cloud ha sido y es malinterpretado por una parte de los seguidores de la saga de Square Enix (antes Squaresoft) como un personaje anodino y aburrido, una mera sombra de Zack y del Cloud que nos ha ido llegando en secuelas, precuelas y spin offs. Sin embargo, allá donde el diseño de Zack está hecho con la idea en mente de agradar a las masas, Cloud es un personaje mucho más arriesgado.

Surgido antes que Squall (Final Fantasy VIII) o Lightning (Final Fantasy XIII), personajes que le cogen prestados algunos rasgos, quizás con algún elemento de Cecil (Final Fantasy IV) sobre sus espaldas, Cloud es el primer GRAN protagonista de la franquicia, en el sentido de ser el personaje principal del primero de los juegos de la serie numerada que salieron a Occidente bajo el soporte de PlayStation.

Originalmente, Cloud iba a ser un simple terrorista en una historia con tintes de cine negro que perseguiría a un detective llamado Joe en una especie de Nueva York. Cuando la historia fue tomando más la forma que conocemos actualmente, a Cloud lo acompañaron Aeris y Barret, los primeros personajes creados para la séptima entrega y que forman parte del primer trabajo importante de Tetsuya Nomura (como diseñador) para Squaresoft.

La idea era tener un protagonista que fuese en principio como un papel en blanco y cuya verdadera identidad se fuese descubriendo a la par que lo hacía el jugador. Así, los problemas identitarios y psicológicos de Cloud se hacen patentes desde el inicio, lo que lo vuelve un personaje frágil y bastante más humano que el prototipo habitual de héroe (al fin y al cabo, el descubrimiento de la identidad es una de las grandes cuestiones que recorre prácticamente todo el mundo a lo largo de su vida). Y de paso, será uno de los temas recurrentes de Nomura.

Para que la revelación de la verdadera identidad de Cloud no quedase demasiado forzada se creó a Tifa, amiga de la infancia que sirve de nexo, y posteriormente a Zack, quien en principio serviría como una especie de avatar idealizado del propio Cloud.

Frente al héroe Zack tenemos entonces al mucho más mundano Cloud, quien a medida que vaya rompiendo este falso avatar se irá volviendo más y más vulnerable hasta alcanzar el cénit de la crisis identitaria, tras la cual ya solo se irá asentando más y más.

Sin embargo, el verdadero Cloud es el vulnerable. Niño huérfano de padre, introvertido y prácticamente marginado desde la infancia, su ingreso a Soldado únicamente suma a la indiferencia que ha ido padeciendo en su vida, quedándose lejos del ideal que él mismo buscaba. Desde luego, a una gran distancia de su admirado Sefirot y hasta de Zack, prototipo éste último a todas luces de muchacho popular, extrovertido y con don de gentes. Por eso, cuando llega la locura de Sefirot, la destrucción de Nibelheim y la posterior huida de Shinra (de la cual Cloud no sale con todos sus cabales tras 5 años de experimentación), al morir Zack en su lugar, el rubio ya desarrolla (al principio sin ser consciente de ello) un gran síndrome del superviviente. Sobrevive él, el paria, el débil y el renegado; y no Zack, el carismático, adorable, Soldado de primera clase y a quien cuya novia esperaba.

Hablando de la susodicha, la cual posteriormente se topará accidentalmente por Cloud, de quien, tras un estupor inicial por las historias tan similares tras él y de Zack (Cloud asume subconscientemente su rol, el ideal no alcanzado), acabará desarrollando fuertes sentimientos por el rubio. Hemos aquí ya una primera brecha: Cloud también es capaz de llegar a ser tan merecedor de admiración y afecto como Zack.

Los síntomas de la brecha comienzan a percibirse cada vez más y es Aeris, durante la cita en Gold Saucer, quien le confiesa a Cloud su confusión inicial y el hecho de que se ha percatado de que son personas diferentes, queriendo llegar a su verdadero él (tanto en The Maiden Who Travels The Planet como en On the Way to a Smile: Case of the Lifestream se confirma que la florista ya había asimilado totalmente esta diferenciación entre Cloud y Zack):

«Al principio, creyó que guardaba algunas similitudes con su primer amor. Aún así, su apariencia, voz y personalidad no eran parecidas y también le hizo pensar que se trataba de alguien misterioso (…)

Cuando ella dejó a sus compañeros para dirigirse a la Capital Olvidada, el corazón de Cloud era como un huevo a punto de resquebrajarse (…) Era su mente la que iba a romperse» (The Maiden Who Travels The Planet, Benny Matsuyama)

Cuando Cloud finalmente recuerda todo gracias en parte al empujoncito de Tifa, su personalidad, que siempre había tendido hacia la inseguridad (que al inicio del juego disfraza con aparente apatía y soberbia, pero que se deja entrever especialmente en escenas con Aeris, Tifa o Sefirot), se vuelve más insegura aún. La culpabilidad por la muerte de Aeris se suma a la de Zack, ya asumida. De este modo, una vez saciadas las ansias de venganza y salvado el planeta, Cloud se hunde en una profunda depresión, lo que nos sitúa en Advent Children.

Las novelas de On the Way to a Smile, que sirven como nexo entre el juego original y la película-secuela, explican bien esta caída de Cloud hasta el punto de recluirse de todos y huir de los problemas en la iglesia donde conoció a Aeris.

Durante la propia cinta, el rubio va saliendo del bache y al final comprende que lo que sucedió no es su culpa. Aeris y Tifa son nuevamente quienes aprietan la tecla más directa: el que necesita perdonarse es él a sí mismo. La depresión misma, de nuevo Cloud con toda su mundanidad.

El protagonista de Final Fantasy VII ha recibido (y recibe) gran cantidad de atención en buena parte por el título del que proviene, haciendo así aparición en otros productos como la saga Kingdom Hearts, Final Fantasy Tactics, todas las entregas de Dissidia, Ehrgeiz, World of Final Fantasy, etc. En casi todos ellos (los que tienen algo de historia), Cloud sigue mostrándose como un personaje introvertido y no muy ducho en habilidades sociales.

Por ello, consideramos una gran injusticia que muchas veces se intente limitar a Cloud a una mala copia de Zack. Cloud asume recuerdos y rasgos de Zack, no su personalidad. Nunca se muestra como un tipo especialmente sociable, expresivo y habilidoso, sino todo lo contrario. Allí donde el moreno escenifica al héroe en su expresión más clásica e idealizada, Cloud es básicamente un pequeño yo que todos hemos tenido en algún momento: el que se deja aprisionar más por sus miedos y demonios internos, el que no sabe expresar sus emociones correctamente, el que aspira a alcanzar a su figura admirada pero que no puede (y la consecuente caída del mito en forma de Sefirot), el que sufre las pérdidas, el que se siente solo, el que se deprime.

Aún así, Cloud nunca pierde su papel de héroe de Final Fantasy VII, pues claramente lo es, pero no recoge tanto los estereotipos propios del término.

Dicho todo esto, parece ser que el propio Nomura le guarda bastante cariño al personaje y no ha querido representarlo como una versión idealizada, ahora con gráficos preciosistas y detallados, de cara al Remake (somos sabedores de que el diseño de Cloud ha sido ligeramente modificado respecto al del tráiler de 2015), mostrándolo aún así como un tipo más fibroso que musculoso y a quien él y Kitase describieron como «socialmente inepto» durante la presentación del nuevo y definitivo diseño.

Teniendo en cuenta esto, creemos que aún hay Cloud para rato, a pesar de las críticas y malinterpretaciones sobre su personaje. Desde luego, tanto él, como Sefirot o Aeris han ingresado ya en el podio de esos personajes que son conocidos y recordados por jugadores más allá de los fans del JRPG (películas como Rompe Ralph, series como El increíble mundo de Gunball o Robot Chicken o juegos como Super Smash Bros. son buena muestra de ello). Hoy y siempre, felicidades, Cloud.

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