El tiempo contigo (Tenki no Ko), amor y lluvia en su máxima expresión

Makoto Shinkai es uno de los nombres que más destaca dentro del mundo de la animación en los últimos años, especialmente tras el estreno de Your Name (Kimi no Na Wa), cinta que rompió todos los récords en Japón y que Hollywood tiene en sus planes adaptar bajo la producción de J.J. Abrams. Ahora nos llega su último título, que por estos lares se ha traducido como El tiempo contigo (Tenki no Ko en original y Weathering With You en inglés), de la mano de Selecta Visión.

Hodaka (voz en japonés de Kotarô Daigo) es un joven de 16 años que huye de su isla natal para hallar oportunidades en la prometedora Tokio. La capital nipona no resulta ser lo que esperaba y el muchacho pronto se encuentra sin dinero y mendigando, hasta que acude al negocio de un conocido, Keisuke (Shun Oguri), quien lleva una editorial amateur especializada en temas sobrenaturales. Allí conoce a la universitaria Natsumi (Tsubasa Honda) y juntos empiezan a investigar los rumores sobre una chica que es capaz de hacer que salga el sol (ya que apenas ha parado de llover en meses), Hina Amano (Nana Mori).

Esta es la premisa básica de la película, que a lo largo de sus más de dos horas no para de desarrollar a sus personajes, motores del guión. No debe preocuparnos la duración de la cinta, pues se pasa ciertamente rápido en buena parte gracias a lo que nos encariñamos con sus protagonistas y la química que se va generando entre todos ellos. Si bien sucede algún (pequeño) altibajo en el ritmo.

Las comparaciones con Your Name han sido numerosas, lo que en nuestra opinión no hace justicia al trabajo de Shinkai pues, si bien es cierto que existen elementos comunes entre ésta y El tiempo contigo, también lo es que bebe bastante de otros títulos anteriores (y de gran calidad) como El jardín de las palabras (especialmente la presencia de la lluvia, lo que otorga cierto deje melancólico). Aporta a su vez novedades como el reflejo de una Tokio mucho menos glamurosa y algo cruda.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

El tiempo contigo es más introspectiva que Your Name y menos que, por ejemplo, Cinco centímetros por segundo, logrando un buen equilibrio entre un ritmo más que aceptable para un público mayoritario y esa citada melancolía o sentir de los personajes tan propio de la filmografía de Shinkai.

Otro rasgo que hemos encontrado más positivo que en otros de sus trabajos anteriores es cómo se desarrolla el vínculo entre los protagonistas, especialmente entre Hodaka y Hina, pues ambos interactúan más y su relación se torna más cercana y creíble, llevándonos a un clímax que nos dejará sin aliento (y un final algo abrupto, eso sí).

El excepcional arte de Shinkai, por el cual ya era conocido, alcanza aquí unos niveles extraordinarios, llegándose a superar a sí mismo (lo que estaba complicado). Los escenarios de Tokio son fieles a la realidad, embriagados por ese colorido tan propio de este realizador japonés que le aporta esa magia que siempre impregna sus argumentos.

Esta no es la excepción, se genera un buen híbrido entre el costumbrismo de la sociedad nipona con elementos más legendarios de su cultura, creándose un buen ejemplo de realismo mágico.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

No podemos decir nada sobre la espectacular animación de la lluvia, el agua y el movimiento en general que no se aprecie por sí solo a través de las imágenes. Por todo esto, conviene verla en pantalla grande al menos una vez, nuestros sentidos lo agradecerán.

La banda sonora, otra de las constantes del cine de Shinkai, sobresale nuevamente en El tiempo contigo. El japonés vuelve a contar aquí con el grupo Radwimps, acompañados esta vez por la voz de Toko Miura, novedad que viene como anillo al dedo a determinados momentos y escenas. Las melodías puramente instrumentales son asimismo destacables y suman tanto a los momentos dramáticos como a los cómicos (muy bien integrados, por cierto).

Si hubiera que ponerle un mayor «pero» a El tiempo contigo (pues no existe obra perfecta) sería que se echa en falta, otra vez, algo de trasfondo a las motivaciones de los protagonistas, especialmente del masculino. Como ya ocurriera con Taki y tantas otras creaciones de Shinkai, apenas sabemos nada de la vida pasada del personaje, lo que puede quitar credibilidad a algunas de sus decisiones.

En definitiva, El tiempo contigo es una maravilla visual y sonora con un argumento que se hace cercano (a pesar de un realismo mágico muy bien integrado) gracias a sus personajes y a momentos verdaderamente apasionantes. Imprescindible disfrutarla en su máximo esplendor en la pantalla grande.

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Beastars, humanidad con forma animal

Paru Itagaki es, al parecer, una de las jóvenes promesas en el mundillo del manga japonés, habiendo estudiado inicialmente cine y decidir dedicarse a las historias en papel tras no encontrar trabajo «de lo suyo». Por una vez deberíamos estar agradecidos por este devenir de los acontecimientos, pues a día de hoy ya ha recibido varios premios, entre ellos el prestigioso Manga Taishô, por el título que nos ocupa, Beastars.

Legoshi (o Legosi) es un lobo gris que acude a la prestigiosa escuela Cherryton, donde además pertenece al club de teatro. Un día, sucede un asesinato en la institución, pues un carnívoro asesina y devora a la alpaca macho Tem, generando un ambiente aún más tenso que el que ya impera en la sociedad, donde unos y otros deben convivir en la mayor armonía posible, lo que supone que se deban controlar instintos varios. Legoshi es muy consciente de esto, hasta que una noche se topa accidentalmente con una coneja enana llamada Hal (o Haru), la cual hace que su mundo empiece a tambalearse.

Lo que más llama la atención de Beastars es su sorprendente humanidad, teniendo en cuenta que Itagaki ha optado por ambientarla en un mundo ocupado por animales antropomorfos. Legoshi, su protagonista, es un tímido y socialmente torpe joven, de fuertes convicciones, que va madurando sorprendentemente a lo largo de la historia. Pero no es solo el lobo, ya que lo acompañan todo un elenco de personajes principales y secundarios carismáticos, entrañables y complejos (incluso los que están «más de fondo»).

«Beastars», Paru Itagaki.

Son los casos de Hal y el ciervo Rouis o Louis, que terminarían de conformar al trío protagonista, una el objeto de deseo y posterior interés romántico de Legoshi y el segundo algo así como su amigo y archi rival, el espejo en el que se mira. Hal es a su vez un personaje femenino que rompe con varios tropos, como su actitud desinhibida frente al sexo o su apabullante sinceridad, que queda contrastada con su aspecto entre infantil y de señora (la propia autora destaca esto en el diseño), en clara alusión a cómo suelen abordarse a este tipo de mujeres en nuestra sociedad (y sí, hay claras referencias a la masculinidad tóxica y a situaciones de acoso a lo largo de la serie).

Pero también están ahí la loba Juno (otra fémina de lo más interesante), el tigre Bill, el labrador Jack, el panda Gohin, el águila Aoba, el carnero Pina, la leopardo Sheila, y un largo etcétera. Grandes personajes llevan a grandes interacciones, y este es el principal nutriente de Beastars, que por ello nos ofrece numerosos momentos tiernos, emocionantes, terroríficos, tristes o divertidos. Puede que la relación principal de la que parte la serie sea la de Legoshi y Hal (intercalada con Legoshi y Rouis); pero no por ello dejan de hacer acto de presencia todos estos nombres con sus miedos, deseos y complejidades (y a medida que avanza la trama se presentan aún más igualmente interesantes, como el dragón de Komodo Gosha o el híbrido Melon).

Además, Beastars es una de esas series con la que, a pesar de que haya momentos que eclipsan a otros, no se pierde el interés, lo que debemos agradecer al estilo narrativo y dibujo fluidos y muy característicos de Itagaki, que a pesar de contener apenas escenas de acción (haberlas, haylas), mantiene un ritmo muy apropiado. Nos hemos leído los nueve volúmenes publicados en nuestro país «del tirón» y ansiamos más. La adaptación a anime, recién estrenada por el estudio Orange y Netflix, no se le queda muy a la zaga, si bien ciertos pensamientos de los personajes son difíciles de trasladar a la pequeña pantalla.

«Beastars», Paru Itagaki.

En definitiva, Beastars es una serie cercana, que aborda temáticas y problemas que pululan por nuestra actualidad, si bien los personajes son todos animales con forma y sobre todo emociones humanas (las alegorías entre carnívoro/herbívoro y masculino/femenino, o con la xenofobia, también están ahí). Se lee rápidamente, pero contiene varias capas y mensajes que atraviesan la piel y se quedan un rato en el kokoro gracias en buena parte a los carismáticos personajes y a la narrativa de Itagaki, que se nota ha estudiado cine (se pueden captar asimismo referencias a películas como La La Land). La verdad, se me torna complicado transmitir en palabras todo lo que estos nueve tomos me han hecho sentir.

Gracias a Milky Way Ediciones tenemos en español los primeros nueve volúmenes (de un total de quince que lleva publicados en Japón), en una edición bastante buena (la propia autora la compartió por Twitter, dándole su visto bueno), con traducción de Marc Bernabé y que sale al mercado de manera regular. No podemos esperar al próximo.

«Beastars», Paru Itagaki.

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Siete reflexiones sobre la humanidad y la sociedad a través de los animales

Siete reflexiones sobre la humanidad y la sociedad a través de los animales

La adaptación a anime de Beastars se ha estrenado hace apenas un mes y lo cierto es que está resultando en una experiencia muy disfrutable, si bien no llega a los niveles de (casi) excelencia del manga creado por Paru Itagaki. No es la única obra que ha experimentado con la idea de adentrarse en fenómenos culturales o sociales, e incluso en el existencialismo humano, a partir de alegorías con animales (en este caso, antropomorfizados), empezando por la conocida Rebelión en la granja de George Orwell. Vamos a enumerar nuestras siete preferidas.

Zootrópolis (Rich Moore y Byron Howard, 2016)

Una de las últimas grandes cintas de animación proveniente de la Casa del Ratón, que parece más de Pixar que de Disney, es esta Zootrópolis (más conocida como Zootopia en otros lares) que narra las peripecias de una coneja, Judy Hopps, para lograr entrar al cuerpo de policía en la enorme y dinámica ciudad que da nombre a la película, donde conviven todo tipo de animales. Accidentalmente conocerá al zorro Nick Wilde, quien se verá obligado a ayudarla en un caso donde los carnívoros van perdiendo el control.

La división profunda entre carnívoros y herbívoros y si éstos pueden superar su naturaleza y llegar a la convivencia pacífica es el mismo tema del que partirá Beastars (de la que escribiremos más detalladamente), pero aquí, mensaje claro y comprensible en una cinta que no llega a las dos horas de metraje y que puede ser disfrutada igualmente por niños y adultos, se dirige hacia alegorías contra la xenofobia.

No es la primera película con animales antropomorfos realizada por Disney (cómo olvidar su versión de Robin Hood), pero sí nuestra favorita hasta la fecha.

Rebelión en la granja (George Orwell, 1945)

Orwell es un autor sobradamente reconocido, y no es para menos, pues suya es también 1984 (de rabiosa actualidad). Rebelión en la granja narra cómo los animales de un rancho se levantan contra el granjero y lo expulsan, haciéndose los cerdos (más concretamente, dos de ellos) con el control, basándose en una inteligencia superior. Éstos establecen una serie de normas contrarias a los humanos, las cuales se irán manipulando a medida que ocurren ciertos acontecimientos y los porcinos van adaptándose (demasiado bien) al poder, hasta transformarlas o hacerlas desaparecer casi del todo a su conveniencia.

Orwell escribió esta novela con la clara intención de satirizar el régimen soviético de Stalin y cómo éste fue acabando con el ideal socialista. Puede leerse también como una crítica contra los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Un título atemporal.

Kimba, el león blanco (Osamu Tezuka, 1950-1953)

El «dios del manga» Osamu Tezuka nunca ocultó que parte de su inspiración a la hora de dibujar partía de Disney, si bien las malas lenguas cuentas que las tornas se intercambiaron con el paso de los años al estrenar en cines a finales del siglo pasado una de las cintas más populares de la Casa del Ratón… Sea como fuere, Kimba, el león blanco siempre contó con bastante fama en Japón. Lo que llevó a una adaptación de anime, entre otros.

Kimba cuenta la historia de un león albino que logra huir de los humanos cuando es una cría, volviendo a la sabana africana. Allí intenta establecer los ideales de su difunto padre y de los aspectos positivos de la civilización humana en sus dominios, no sin dificultades.

La dualidad naturaleza contra cultura (o civilización) es otro de los aspectos más comunes en este tipo de obras, si bien Tezuka lo lleva a un terreno mayormente positivo. Kimba es además un león vegetariano, lo que nos sitúa de nuevo en el caso de carnívoros que buscan el respeto y la convivencia con los herbívoros.

Wes Anderson: Fantástico Sr. Fox e Isla de perros (2010 y 2018, respectivamente)

No podíamos decidirnos por uno de los títulos dirigidos por este peculiar (y genial) director, así que incluimos a los dos.

Fantástico Sr. Fox (Fantastic Mr. Fox en el original), basada en una novela de Roald Dahl, cuenta la historia de cómo el Sr. Fox lleva una idílica vida junto a su mujer y su hijo Ash. En realidad el ahora padre de familia era antaño un ladrón de gallinas, pero al enterarse de que su pareja estaba embarazada ambos deciden asentarse y llevar una vida «fantástica». Con el paso de los años, Fox va dejando aflorar más sus instintos y la necesidad de volver a su antigua vida, lo que lo pone en un compromiso con la sociedad animal y con un grupo de crueles granjeros.

Isla de perros por su parte narra las pericias de un grupo de cánidos que se ven obligados a sobrevivir abandonados a su suerte en una isla inhóspita, ya que el gobierno japonés ha decretado una ley que expulsa a todos estos animales. Un día aparece accidentalmente un niño nipón en busca de su perro, a quien el grupo de canes decide unirse para ayudarlo.

Mientras Fantástico Sr. Zorro utiliza el recurso de animales antropomorfos (por decisión explícita del propio Anderson), Isla de perros mezcla más activamente a los animales (tal como los conocemos, al menos físicamente) con los humanos. La primera es una sátira del ideal de vida (americano) y la búsqueda de la autorrealización; mientras que la segunda homenajea a las cintas de vaqueros y forajidos, e incluso a Los siete samuráis de Akira Kurosawa, a través de su maravilloso grupo de perros protagonista.

El jefe es una onee (Nagabe, 2013-2015)

Aquí nos ocurría algo similar que con Wes Anderson, ya que Nagabe suele dibujar a animales o seres antropomorfos en todas sus historias ( y somos especialmente fanáticos de La pequeña forastera), pero probablemente la que más se adapta hasta la fecha (de lo que hemos leído) al mensaje cultural o social basándose en alegorías con animales es esta El jefe es una onee.

El manga nos cuenta cómo el reptil Vincent Falnail es un ejecutivo, jefe de un departamento en una multinacional, de día, y travesti de noche («onee» en japonés, sin los sufijos «san», «chan» o similar significa gay, travesti, cisgénero o alguien con características que no se adaptan al papel masculino en la sociedad heteropatriarcal). Similar a lo que ocurriera con Fantástico Sr. Fox (pero evidentemente con una historia y estilo totalmente distintos), El jefe es una onee confronta el ideal de la sociedad contra el que uno mismo busca como individuo. Además, en este caso se abordan temáticas LGBTI con suficiente sensibilidad (lástima que solo ocupe un volumen).

Beastars (Paru Itagaki, 2016-)

Finalmente llegamos al anime de la temporada, si bien vamos a centrarnos más en el manga (ya que lleva 151 capítulos publicados en Japón frente a los 4 emitidos del anime).

Legoshi es un lobo gris que, a pesar de su feroz e imponente apariencia, resulta bastante tímido y torpe socialmente hablando. Un día en la academia a la que acude, Cherryton, una alpaca macho es asesinada devorada por uno de los alumnos carnívoros. La tensión creciente entre carnívoros y herbívoros se mezcla con el incipiente romance entre nuestro protagonista y una coneja, Haru (o Hal según algunas versiones), preguntándose si ambos podrán convivir y sacar adelante su relación.

Este es el punto de partida de un mundo mucho más rico creado por Itagaki y del que cada vez vamos descubriendo más matices que lo van acercando más al nuestro. Ahí están el ciervo Louis, la loba Juno, el caballo Yafya, el híbrido Melon, y así una multitud. Si bien se van abordando varias temáticas, la principal se basa en la posibilidad de relaciones románticas (y sexuales) entre carnívoros y herbívoros, ya que aparte de su propia naturaleza la sociedad y el sistema mismo no las favorecen. Entre medias, alegorías al feminismo, la masculinidad tóxica (partiendo de Legoshi y Louis) y los roles de género en una sociedad heteropatriarcal.

Algunas anotaciones del final de Carole & Tuesday (y sobre la serie en general)

La última serie de Shinichiro Watanabe, Carole & Tuesday, ha llegado a su final tras 24 episodios repletos de emoción y referencias musicales, a pesar de encontrarse lejos de la perfección. El último capítulo, «A Change Is Gonna Come», en homenaje al tema de Sam Cooke, ofrece los gloriosos siete minutos finales que reúnen a (casi) todos los personajes y son un canto a la libertad y a los vínculos… y a las madres (que por algo se titula «Mother»). Pero hay más. Evidentemente, habrá SPOILERS (también de Cowboy Bebop y algo de Sakamichi no Apollon).

Carole & Tuesday y el feminismo

Es fácil caer en la idea simplista (y falaz) de que Carole & Tuesday es feminista porque sus dos protagonistas (tres si se amplía a Angela) son mujeres. No, Carole & Tuesday es feminista por los potentes mensajes que emite y por las vías en que lo hace.

Yendo directamente al final, el tema que escriben para los siete minutos milagrosos, los cuales se han llevado anticipando toda la serie, está dedicado a las madres, tanto en el sentido literal como metafórico.

Madres hay en este anime, y que juegan un papel importante. Ahí está Valerie, la progenitora de Tuesday que proyecta una importante carrera política y que, en palabras de su hija, tuvo complicado desarrollar por ser precisamente mujer. Valerie además es una madre separada (el padre de Tuesday y Spencer se borró del mapa cuando eran muy pequeños) e independiente. Cuando se entera de que Jerry, su asesor político y de marketing, está realizando actos terroristas con tal de llevarla a la victoria, Valerie lo manda a paseo sin tapujos y con un sonoro «adiós». También podemos verla en uno de los primeros episodios divirtiéndose con un hombre más joven sin que nadie la cuestione nada.

«Mother» en el episodio final de «Carole & Tuesday». Estudio Bones.

La otra figura materna importante es Dahlia, la madre de Angela que anteriormente era hombre y que se ve afectada por el androgenismo marciano. Angela siempre la llama «mama» y nunca nadie se sorprende ni se cuestiona nada, lo que es buena señal. Dahlia es otro ejemplo de mujer que cría a su hija en solitario y de carácter fuerte.

Ejemplos de otras madres, mucho menos relevantes en la trama, se dan también en los casos de Kyle y por ausencia de la misma (lo cual ella recalca) en Carole.

Cuando todos se reúnen para cantar este tema al final, sucede algo curioso: ninguno de los intereses románticos masculinos (sin contar a Kyle, que con diferencia es el más superficial de todos ellos, además ya superado) está presente. O están prófugos, o presos, o deportados (nos referimos, claro está, a Tao, Skip y Amer, respectivamente). Aún teniendo en cuenta que Amer y Skip también cantan y que argumentalmente se podrían haber sacado algo de la manga para que estuvieran presentes, así como Tao (Schwartz ya está preso y además el tipo se supone que es un prodigio de inteligencia), el caso es que ninguno está. No obstante, sí se encargan de mostrar a cada uno de ellos viendo el evento, entre emocionados y compungidos, por los móviles.

Sin embargo, todas ellas sí están presentes en el centro: Carole, Angela (casualmente, Katie sí está ahí) y Crystal (casualmente, la compañera de banda de Skip también está) son además las primeras en salir a cantar (aparte de Tuesday, obviamente) y se mantienen hasta el final a cargo de todo el motor y grueso de la acción. Está claro, el clímax de la serie no va a estar marcado por declaraciones de amor romántico y ellos ahí no tendrían cabida (aunque sean importantes). Es un canto político y social, a las madres y al AMOR a secas, donde el vínculo que más brilla a la postre es el de Carole, Angela y Tuesday. Y esa es la poderosa y emocionante última imagen de la serie, que ninguna de ellas será más «The Loneliest Girl».

Los niños del Doctor Zeeman

El feminismo en la serie es también significativo en el caso de la relación entre Angela y Tao y cómo evoluciona. Cuando ambos se encuentran por primera vez, lo primero que le espeta el productor musical a la aspirante a cantante es que debe aceptar convertirse en su marioneta, lo que ésta acepta tomándolo como un reto. Momentos después, Tao la somete a pruebas de canto poco ortodoxas, lo que causa sus quejas y las de su madre. La conducta de ambos se va ablandando poco a poco hasta que en el mismo capítulo Tao sugiere cambiar la canción de Angela en el Mar’s Brightest debido a «un pálpito» (primer síntoma que vemos de la humanidad del personaje en toda la serie) y la muchacha elige «All I Want», cuya letra va claramente dirigida al deseo de que el productor la haga caso y la aprecie, siendo el único que aparentemente pasa de ella.

«Mañana quiero que me mires solo a mí»
«De acuerdo, pero solo mañana»
(Angela y Tao en el episodio 12)

«Es hora de que cantes con tu propia voz. Te estaré mirando siempre desde lejos»
(Tao a Angela en el episodio 24)

Tao, sonriente, en el último capítulo de «Carole & Tuesday». Estudio Bones.

Al final de la primera mitad, Angela le admite a Tao que siempre ha cantado para otros, concretamente a su madre, y que ahora necesita cantar para él, a lo que éste accede «por ahora». El relato de Angela sigue moviéndose por una crisis de identidad, una cuestión de emancipación y un deseo absoluto de aprobación. Es Tao quien al final le revela quién es y que es ella la que debe tomar su camino, además de que la aprecia sin necesidad de que ella tenga que pedírselo.

Es cierto que es un poco tramposo para el mensaje feminista que sea el hombre quien de el empujoncito final a la mujer, pero para el caso Angela y Tao pasan de una relación en la que una es la marioneta del otro a una entre iguales. Y en cualquier caso, este vínculo no eclipsa al que es definitivo y más importante en el contexto de la serie, que es el de Carole, Angela y Tuesday.

En el último capítulo, Tao le revela a Angela que ambos son niños diseñados artificial y genéticamente por el Doctor Zeeman, el cual se encuentra entre rejas por este motivo. Entre la creación de uno y de otro hubo un lapso de ocho años (Tao tiene 25 y Angela 17 al final de la serie), durante los cuales el doctor estuvo asimismo preso. Si bien es una lástima que un mensaje de tal calibre (y que ofrece posibilidades argumentales muy interesantes en el terreno de la ciencia ficción) sea introducido con calzador en el episodio final, éste explica mucho sobre el personaje de Angela, pero también sobre Tao (del cual teníamos una ausencia casi total de datos personales).

Creado artificialmente, siendo llamado «robot» desde niño por sus congéneres (lo cual dudo que le hiciera gracia, como se aprecia por la mueca que le dedica a Angela cuando ésta se lo espeta), le cuesta entender las emociones humanas y por ello decide dedicarse primero a la neurociencia y a la creación de inteligencia artificial después. Producto y creador, robot y máquina. A medida que se va relacionando con Angela, la única que es igual a él en orígenes (como presumiblemente habría descubierto en los primeros capítulos de la serie, cuando decidió investigar a Dahlia), va ganando en humanidad (el «pálpito» que ya comentamos; cuando decide proteger a Angela del acosador; el mismo deseo de venganza contra Schwartz, emoción humana donde las haya). Al final, Tao decide apagar para siempre todas sus máquinas y despojarse de las gafas que llevaba durante casi toda la serie (solo se las quita para leer el mensaje que le había escrito la muchacha, paradójicamente), a su vez robóticas y que le servían para informarse al instante de todo a su alrededor. En la última escena en que lo vemos, lleva unos anteojos aparentemente normales. Ya no hay nada de artificio, todo en él es humano.

Tao «sonríe» a Angela cuando lo llama «robot». Comparada con la sonrisa del capítulo 24… «Carole & Tuesday». Estudio Bones.

La revelación de Tao a Angela puede llevar a creer que ambos son hermanos, cuando no es esto algo que él mencione en ningún momento. Es altamente probable que no compartan ningún gen, pues ambos pertenecen a etnias distintas (Tao tiene un diseño asiático, Angela latino, incluidos los nombres). El concepto de niños creados genéticamente para ser perfectos se ha tratado alguna vez en la ciencia ficción (Gattaca, gracias a @swordwoman_ en Twitter por la referencia) y por eso precisamente lamentamos que Watanabe y su equipo dejen escapar las posibilidades que esto trae.

Angela y Tao son claramente diseñados para ser el yin y el yang (fase que, oh, espera, va después del tao en el taoísmo). El yin, femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción (Angela empieza siendo «la marioneta» de Tao); el yang, masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración (sobran las explicaciones). A juzgar por las personalidades de ambos, el Doctor Zeeman creó a Tao para ser un portento intelectual, pero se le «escapó» la parte emocional; la cual invirtió más en Angela.

Yin y yang, opuestos pero complementarios. El tema «Tower», cantado por Angela al final del episodio 23, habla de este deseo de la muchacha de ser más como Tao («todos me rodean menos tú… En un mundo perfecto todos nos pareceríamos más a ti»). La atracción de Tao hacia Angela es más sutil (Schwartz, que lo ha conocido desde que era niño, se sorprende de verlo trabajando con una humana), pero notoria especialmente al final (sacrifica su libertad y su vida por ir a verla, como recalca Katie) y durante el evento con el acosador, es la columna vertebral en su camino hacia convertirse en humano, como ya hemos tratado.

Toda la escena final entre Tao y Angela está dirigida artísticamente con un tono especialmente romántico, de ahí que nos choque la percepción de fraternidad que ha despertado en varios espectadores. La luz de la luna sobre Tao (que no han elegido que sea de noche por nada), la música de fondo suave, el enfoque a las flores, la división infraqueable entre ambos (que Angela desea romper), que a Tao no le veamos la cara en determinados momentos y que decida marcharse antes de que sea demasiado tarde (para él y para los dos).

De hecho, todo el momento nos recuerda fuertemente a escenas de otros dos títulos de Watanabe: la despedida de Spike y Faye en Cowboy Bebop (con una tonalidad mucho menos romántica y más fría, si bien los planos entre Spike, Faye, Tao y Angela se asemejan, e incluso nos trae a la mente el diálogo entre Tao y Katie); y la de Junichi y Yurika en Sakamichi no Apollon (esta sí, claramente romántica y con actitudes nuevamente muy similares entre los personajes). Nos extenderemos sobre las conexiones con Cowboy Bebop más adelante.

Mother, Mother, Mother

Como adelantábamos, el mensaje en la letra de la canción que Carole y Tuesday componen para el clímax de la serie es un canto a las madres. A la de Tuesday, que como hemos dicho es importante en la trama; a la de Angela, que ya se ha ido; y a la de Carole, a la cual nunca pudo ver y a la que ha conocido a través de su padre.

Pero es asimismo un mensaje dirigido al concepto de madre como lugar de origen. Siendo un tema realizado para concienciar en contra de las políticas anti inmigración que se están promoviendo, y teniendo en cuenta que Marte es un planeta poblado relativamente reciente (el tema se canta en el primer día del año 50 tras la colonización), madre puede ser el lugar en el que has nacido: «la madre Tierra», de donde vienen por ejemplo Carole, Gus o Tobe; o la propia Marte, donde nacieron Tuesday, Angela o Ertegun, entre otros.

Precisamente, el evento se organiza en el Hall en Memoria de la Inmigración, primer sitio donde tocaron Carole y Tuesday y cuyo nombre lo dice todo.

El mensaje político

El guión de Carole & Tuesday peca en ocasiones de ser bastante disperso y no terminar de encontrar su lugar, lo que se aprecia especialmente en la trama política.

Este arco se centra sobre todo en Valerie, la madre de Tuesday, quien se rige como principal opositora al gobierno actual en Marte. Debido a que apenas se menciona (ni se muestra) al presidente, el grueso de los espectadores pensará que todos los actos políticos dirigidos en contra de la inmigración y de la censura provienen de Valerie, pero en realidad son del gobierno (lógicamente, ya que la oposición no puede llevar a cabo y ejecutar leyes). Por ello, Valerie es una opción aún más conservadora que la del gobierno actual, lo que acerca la trama a la realidad.

Por esto también, muchos piensan que el acto final en el Hall en Memoria de la Inmigración es inútil tras haber hablado Spencer con su madre y ésta haber decidido retirarse de las elecciones. Sin embargo, el evento va contra las políticas del gobierno actual y de la creciente tendencia social hacia la xenofobia y la censura. Por eso, el mensaje de la serie queda aún más abierto al no saber qué reacción podrá tener entre la población, más que en los resultados electorales (ya que Valerie se ha retirado… por ahora).

El DJ que había olvidado escuchar

Ertegun (en homenaje al productor musical Ahmet Ertegun, todas las referencias musicales en Carole & Tuesday merecerían una entrada aparte) aparece en el segundo capítulo como un tipo ya con un amplio recorrido en el mundo de la música y como alguien muy pagado de sí mismo. En el episodio 3, cuando las dos protagonistas acuden a verle con ayuda de Roddy para que escuche su tema y así pueda ayudarlas a introducirlas en la industria, éste se niega tan siquiera a escucharlas, aduciendo que son unas novatas que ni tan siquiera se están tomando en serio su trabajo. Al DJ lo vemos viviendo en una lujosa mansión con una gran piscina y rodeado de mujeres.

En la segunda mitad, en el capítulo 17, Ertegun es estafado por uno de sus robots y entra en quiebra. Solo lo ayuda Roddy, quien lo acoge en casa de Carole, que accede a regañadientes. Tras superar una crisis personal y creativa, Ertegun se recupera mentalmente de este palo y decide volver por todo lo alto con un nuevo tema que él compone. Para ello, necesitaría la voz y el empuje de una diva.

Retrocediendo hasta el episodio 10, durante el concurso Mar’s Brightest Ertegun es invitado como jurado. Tras escuchar cantar a Angela, quien ya lleva un amplio recorrido en el mundo de la fama como modelo y actriz infantil, queda encantado y asegura que le gustaría colaborar con ella en un futuro.

Recordando estas palabras, Ertegun va a buscar a Tao (de nuevo en el 17), productor musical de Angela, para que le «preste» a la diva para ponerle voz a su tema. Resulta que Tao también anda dolido (aunque no lo reconozca) con unas declaraciones arrogantes que el DJ realizó sobre él públicamente hace un par de años. Sin embargo, accede a escucharlo, a pesar de que Ertegun no trae consigo ningún teclado ni instrumento. Justo lo contrario que él había hecho con Carole y Tuesday (y vete a saber cuántos otros) al inicio de la serie, cerrándoles la puerta antes de darles una oportunidad.

Tras escucharlo cantar en el modo más natural posible (y ofreciéndonos la escena más hilarante del anime junto a  la del videoclip y las Mermaid Sisters), Tao accede ipso facto a que colabore con Angela, ante la estupefacción y absoluto rechazo de ésta. La escena sirve para cerrar el círculo de Ertegun en forma perfectamente equilibrada y tras una cura de humildad anti-karma, así como para demostrar nuevamente la creciente humanidad en Tao. El desarrollo del DJ culmina con el apoyo que presta a las protagonistas para organizar el evento de «Mother» y sobre todo con su última escena, donde lo vemos viviendo y escuchando, esta vez sí, el tema escrito por Carole y Tuesday.

Ertegun dándolo todo en el capítulo 24 de «Carole & Tuesday». Estudio Bones.

La conexión con Cowboy Bebop

Shinichiro Watanabe gusta de hacer guiños entre sus series, si bien no en todas. Que sepamos, lo ha hecho en Cowboy Bebop, Space Dandy y Carole & Tuesday. Entre la dos primeras, con el uso de la moneda ficticia woolong.

En el caso de Cowboy Bebop y Carole & Tuesday los guiños son más numerosos: usan también el woolong y la acción se sitúa (casi enteramente en el caso de la segunda) en la ciudad de Marte Alba City, localización principal en la película Knockin’ On Heaven’s Door. En dicha cinta una parte ocurre asimismo en la planta de control del clima, donde sucede el atentado orquestado por Jerry en Carole & Tuesday.

Otro punto de conexión entre ambas está en la presentación que se hace de la Tierra como un lugar casi inhóspito, si bien algunos de los protagonistas proceden de ella (Faye y Ed en Cowboy Bebop). En Carole & Tuesday no se tocan los motivos de este empeoramiento de la calidad de vida en la Tierra (el cual cita Amer como motivo para huir de ilegal a Marte), mientras que en Cowboy Bebop se achaca (al menos en su mayoría) a un accidente espacial que se supone destroza a la Luna y genera que desde entonces haya un incesante goteo de asteroides sobre el planeta, que además parece semi inundado.

La Tierra en «Cowboy Bebop». Estudio Sunrise.

Tenemos a su vez similitudes narrativas entre ambas, como que cada capítulo (o la mayor parte de ellos en Cowboy Bebop, película incluida) hagan referencia a un tema musical de Occidente o el mensaje al final de cada episodio, siendo «See you, Space Cowboy» («Nos vemos, cowboy del espacio») por lo general en la primera obra importante de Watanabe y «Will be continued…» («Continuará…») en la última.

En los episodios finales este mensaje cambia en ambos casos, dejando una sensación vaga y de ambigüedad en el espectador. En el caso de Cowboy Bebop es «Cargarás con ese peso» y en el de Carole & Tuesday «Continuará… en tu mente». Parecen mensajes dirigidos especialmente al espectador, que se presume consternado y emocionado por ambas conclusiones, que se mantienen abiertas.

Otro símil narrativo se halla en las figuras de los tres ancianos, que aparecen recurrentemente en los distintos planetas y ciudades por los que pasa la tripulación de la Bebop, y el casero (casi mudo) de Carole y la banda que las dos protagonistas encuentran para que las acompañen mientras tocan, también de tres miembros sin nombre (de los que tienen los viejos de Cowboy Bebop nos enteramos por material adicional a la serie, lo que puede suceder igual en este caso).

En definitiva, se trata del título de Watanabe más cercano a su ópera prima hasta la fecha, si bien las tramas y géneros que abarcan son muy distintos. Es posible que haya incluso más guiños que se nos han ido escapando. Solo el tiempo lo dirá.

Carole & Tuesday, un himno a la música

Shinichirô Watanabe es ese nombre que se encuentra detrás de títulos como Cowboy Bebop, Samurai Champloo o Zankyou no Terror. Es decir, lo más «mediocre» de su obra no cae por debajo del notable (a falta de ver completa Space Dandy) y su cumbre se encuentra entre los considerados títulos de culto. Evidentemente, la llegada de un nuevo anime bajo su firma, con el estudio Bones detrás y aunando dirección junto a Motonobu Hori, nos tenía a todos los seguidores atentos y, hay que admitirlo, con las expectativas por las nubes.

Carole & Tuesday, cuyos primeros 12 capítulos (de un total de 24) pueden verse en Netflix, narra las peripecias de dos jóvenes (con voces de Miyuri Shimabukuro y Nai Br.XX en la de canto; y Kana Ichinose y Celeina Ann, respectivamente), las que dan nombre al título, amantes de la música y que se encuentran fortuitamente en Alba City, una de las mayores (sino la mayor) ciudades de Marte. Ambas deciden fundar un dúo y empezar a crear canciones juntas, mientras en su camino se van cruzando con distintos personajes del star system, como la modelo Angela (Sumire Uesaka y Alisa en canto), el productor musical Tao (Hiroshi Kamiya), el mánager venido a menos Gus (Akio Ôtsuka), el DJ Ertegun (Mamoru Miyano) o el técnico de sonido Roddy (Miyu Irino).

Personajes carismáticos con una trama que no siempre sabe acompañarlos

Carole & Tuesday se divide en dos partes claramente diferenciadas: los 12 primeros episodios relatan la llegada a la fama de las dos protagonistas y los otros 12 sobre cómo lidian con ella, en palabras de Watanabe. Lamentablemente, esta separación produce varias crisis de identidad en la serie, lo que conlleva algún que otro altibajo.

"Carole & Tuesday". Estudio Bones.

«Carole & Tuesday». Estudio Bones.

Uno de ellos, y quizás el principal, es su título y campaña promocional. Carole y Tuesday son, al menos durante la primera mitad, las dos protagonistas casi indudables de la serie; pero este papel se va difuminando en pos de las apariciones de un sinfín de personajes y que, no vamos a engañarnos, a la postre Angela y su arco (que inteligentemente contrasta con el de Carole y Tuesday, yendo prácticamente a la inversa) resulta infinitamente más interesante y grandilocuente.

En resumidas cuentas, las dos protagonistas desprenden química e inevitablemente caen bien, pues representan a la música en sí, la esperanza, el salir adelante, la creatividad y por supuesto el cambio; pero carecen de conflicto en sus arcos argumentales (especialmente en la segunda mitad) o éstos se resuelven demasiado rápido.

En cambio, Angela y los personajes que envuelven a su desarrollo (Tao, Ertegun en cierto punto) te dejarán con ganas de saber más a cada instante y ofrecerán momentos que te dejarán los pelos como escarpias (los ending «Endless» y «The Tower» pasan a considerarse como dos de los momentos más angustiantes y hermosos del anime reciente). Como decíamos, el problema radica en la disociación entre título y desarrollo de la trama, como si Cowboy Bebop se hubiese llamado «Capitán Jet Black» (por muy bien que nos caiga el bueno de Jet).

Watanabe hace obras en base a sus personajes y esta no es la excepción (quizás sacrificando en ocasiones la trama en el proceso). Vamos descubriendo Alba City y los recovecos del «star system» de la mano de Carole, Tuesday, Angela, Tao, Roddy, Gus o Ertegun. Siguiendo su estilo, su narrativa es mucho de mostrar con hechos en lugar de palabras (y puede que incluso se contradigan los unos con las otras a veces, humanizando con ello a sus creaciones) y de ahondar en psiques y miedos, lo que aquí vuelve a lograr especialmente (cómo no) con el personaje de Angela.

«Carole & Tuesday». Estudio Bones.

Siguiendo esta estela, nos hallamos ante una primera mitad más centrada en los temores y miedos de Carole y Tuesday, con un arranque fresco y muy prometedor; frente a una segunda parte en la que la mayor parte del grueso narrativo (o al menos el que más implica emocionalmente al espectador) recae sobre los hombros de Angela, culminando en un final hermoso y apoteósico, si bien demasiado abierto para mi gusto (incluso para los niveles de ambigüedad de Watanabe).

Esta inversión paralela de desarrollos de personajes sacrifica en algunos momentos la trama, como adelantábamos. En este caso, encontramos episodios que no se sabe muy bien por qué suceden (el de Tuesday y el periodista podría haber sido sustituido perfectamente por uno dedicado a Roddy, que falta le hacía) y demasiadas subtramas abiertas de forma simultánea, algunas de ellas parece que incluso de forma arbitraria. Quizás sea la pluma de la escritora Aya Watanabe, que se encuentra asimismo detrás del proyecto y en cuya trayectoria vemos algunos «doramas». Sí, podría decirse que narrativamente Carole & Tuesday se parece a un «dorama» o telenovela en más de un aspecto.

Todo ello transmite una sensación de que no va a dar tiempo (recordamos que se trata de una serie de 24 episodios) a culminar y abordarse de forma satisfactoria, como efectivamente ocurre dejando varios arcos importantes abiertos, emociones a flor de piel y los famosos (y muy logrados) 7 minutos aparte. La serie dirigida por Watanabe y Hori adolece de algún que otro problema de ritmo por ello.

«Carole & Tuesday». Estudio Bones.

El poder y la importancia de la música

No obstante, personajes aparte, la gran virtud de Carole & Tuesday se lo lleva el enfoque y el himno que hace a la música. Como he crecido en un hogar muy musical, donde la radio y discos sonaban a cualquier hora ociosa, esta serie se me ha hecho especialmente cercana  (imagino que la emoción que despertará en un músico no será poca). No podemos olvidar que la música (y la cultura pop, especialmente la occidental) siempre ha jugado un papel esencial en la obra de Watanabe.

Se aborda la música de todas las maneras posibles y en sus expresiones, desde la melodía simple que te alegra un momento tontorrón, hasta la canción como protesta y movimiento social, o las letras usadas para hacer llegar mensajes que de otra forma no lo harían a nuestros seres queridos. En definitiva, la música como vía creativa y forjadora de vínculos.

Del apartado técnico, poco se puede decir salvo que es espectacular, especialmente la música y banda sonora (en una serie de estas características no podía ser de otro modo). Se nota que han invertido dinero, tiempo y esfuerzo en encontrar a artistas que presten sus voces y talento para los temas de diversa índole que van sonando, casi todos ellos muy característicos. Y no podemos dejar pasar la portentosa conjunción de seiyuu, que tenemos aquí a Hiroshi Kamiya, Mamoru Miyano, Maaya Sakamoto, Megumi Hayashibara o Takahiro Sakurai, por nombrar a algunos, bajo un mismo título. De la animación, a cargo del estudio Bones, poco se puede decir (a pesar del uso de algunos planos repetidos entre episodios).

En definitiva, Carole & Tuesday es un obligado para los seguidores de la obra de Watanabe y los amantes de la música a secas. Reúne a personajes interesantes a los que lamentablemente la trama no sabe acompañar en ocasiones y con algún que otro altibajo narrativo, especialmente en la mitad, si bien guarda momentos cómicos y melodramáticos, incluso hermosos, para el recuerdo. A nosotros desde luego nos ha hecho pasar seis meses apasionantes.

P.D.: Ver las primeras y últimas apariciones de Angela, Tao y Ertegun demuestra lo brutal que ha sido el desarrollo de estos personajes.

Kimetsu no Yaiba, narrativa y animación sobresalientes de la mano de Ufotable

Kimetsu no Yaiba, traducida al inglés como Demon Slayer o Guardianes de la noche en español, es uno de esos títulos que reúne todas las características posibles que hacen a un shônen: un protagonista que en el fondo es un prodigio, bueno y atento con todos, que se fortalece a cada entrenamiento o confrontación; un grupo de combatientes que le hacen la comparsa; un villano malísimo (que quizás tenga redención, esto es un shônen); y muchas batallas, a cada cual más épica, donde la acción se detiene siempre unos segundos para que el personaje pueda explicarle la técnica al espectador.

Sin embargo, la mangaka Koyoharu Gotôge ha sabido darle a su obra un estilo artístico y una ambientación muy propios, casi como si imitara las pinturas de Katsushika Hokusai, especialmente sus trazos y colorido. Y he aquí que ha llegado el estudio Ufotable, ha cogido todas estas virtudes de la autora, y las ha multiplicado por veinte.

La historia nos cuenta cómo Tanjirou Kamado (voz de Natsuki Hanae), un joven que vive con su madre y  hermanos, se libra fortuitamente una noche del ataque que un demonio lleva a cabo sobre su familia, matándolos a todos menos a su hermana Nezuko (Akari Kitou). Sin embargo, ésta es convertida a su vez en demonio, logrando mantener a raya algo de su humanidad. Desde entonces, Tanjirou decide convertirse en cazador de demonios con el firme propósito de vengarse y revertir a su hermana a su forma humana.

Uno de los grandes logros de Kimetsu no Yaiba no es lo original de su premisa, la cual, como decíamos, reúne todos los elementos característicos de un shônen. Lo mejor es cómo consigue crear un entorno ciertamente inquietante y siniestro, pero a la vez hermoso, donde se conjugan algunos rasgos del cine de terror con la lírica tan sutil y evocadora de los japoneses.

A ello se suman unos personajes simpáticos, como el propio Tanjirou, que es pura dulzura; hasta Nezuko, que sin poder hablar logra resultar uno de los personajes más comunicativos y enternecedores; pasando por un atractivo elenco de secundarios como el maestro Urokodaki (Houchuu Ootsuka), Tamayo (Maaya Sakamoto) o Yushirou (Daiki Yamashita). Sin duda, uno de los subidones en el ritmo de la serie lo causa la entrada en acción de Inosuke Hashibira (Yoshitsugu Matsuoka), un torbellino hilarante que vendría a ser una vuelta de tuerca a Son Goku en un entorno más oscuro y dramático (y con más de jabalí que de mono).

Por el otro lado, poco antes de la llegada de Inosuke se nos presenta otro de los personajes principales, Zenitsu Agatsuma (Hiro Shimono). Si bien Inosuke puede resultar inicialmente molesto por lo hiperactivo, Zenitsu lo resultará a la larga por ser ese prototipo de personaje (al menos en parte) cobarde y obsesionado con las mujeres, cuyo acoso es utilizado como recurso humorístico (sin entender muy bien dónde está la gracia en estas cosas). Eso sí, los tres juntos, Tanjiro, Inosuke y Zenitsu ofrecen una gran química por sus contrastes y momentos realmente frescos y divertidos.

Por ello, Kimetsu no Yaiba equilibra bastante bien el drama, la acción y la comedia (incluyendo los «sketches» del final de cada capítulo). La adaptación de Ufotable posee un ritmo endiablado en sus 26 episodios y solo da un respiro momentáneamente para que nuestros protagonistas se recuperen de tanto trajín (dicho incluso por ellos mismos). Si le añadimos la energía de Inosuke en el tramo final, solo podemos sentir una narrativa vigorosa y vivaz, tan entusiasta como el personaje citado sin por ello perder su estilo ni su belleza.

Por supuesto, gran parte de la culpa de esta hermosura la tiene todo el apartado artístico, que bien ha sabido plasmar los dibujos de Gotôge en la pantalla; así como el técnico, sin que la animación pierda un ápice de su calidad en los 26 capítulos; y obviamente el musical, con una banda sonora compuesta por Yuki Kajiura que añade muchas de las emociones que transmiten las imágenes y que supone un 80% de las logradas atmósfera y ambientación.

Se me hace complicado encontrarle un punto negativo a este anime (salvo quizás y ocasionalmente el citado Zenitsu), y es que lo engloba todo: una historia que mezcla drama, terror, acción y comedia; unos personajes con gran química entre ellos; una narrativa con buen ritmo; y unos apartados técnico y artístico no menos que espectaculares. Quizás para alguien no muy fanático del shônen se encuentren algunos elementos repetitivos y no excesivamente originales, por ponerle un «pero». Nos hallamos ante posiblemente el anime del año.

Norihiro Naganuma, director de The Ancient Magus Bride: «Estoy trabajando en algo muy interesante, pero no puedo decir el qué»

El director de la adaptación a anime de The Ancient Magus Bride (Mahou Tsukai no Yome), Norihiro Naganuma, ha pasado por la última Japan Weekend en Madrid, donde ha participado en firmas de autógrafos, una conferencia tras la proyección de dos episodios de la serie y en entrevistas a los medios. Ha admitido encontrarse trabajando actualmente «en algo muy interesante, pero no puedo decir el qué». Preguntado además durante su intervención si está en mente la continuación del título de Kore Yamazaki, ha añadido que «lo vamos a pensar. Hay un capítulo especial (un cortometraje) sobre el arco de la academia. Si las cosas van bien, seguiremos».

El animador, que ha trabajado además dirigiendo la película Yowamushi Pedal Movie o en proyectos como La chica que saltaba a través del tiempo (Toki wo Kakeru Shōjo), Death Note o Shingeki no Kyojin, ha contado que dos de sus principales influencias a la hora de decidir dedicarse a la animación las encontramos en El castillo en el cielo (Estudio Ghibli) o Bambi (Disney), ya que en ambas «los dibujos eran muy bonitos».

Uno de los factores que más tiene en cuenta a la hora de decidir hacer un trabajo es que en él no mueran muchos personajes, por ello solo aceptó participar en la realización de episodios de Shingeki no Kyojin «donde nadie muriera».

Otra característica que Naganuma tiene en consideración a la hora de empezar a dirigir animación es «cómo hacer el proyecto interesante. No basta con copiar y pegar del manga original. También hay que fijarse en que el original sea acorde a uno mismo. En la animación tienes que abordar tanto a la fuente como al fan«.

Norihiro Naganuma, director de «The Ancient Magus Bride» («Mahou Tsukai no Yome»), durante la entrevista en Japan Weekend Madrid 2019. Foto de Fantasy Cloud.

«No es necesariamente bueno ni malo preguntarle al autor de la obra (fuente), ya que el guión que se crea para el anime es original». En el caso de Kore Yamazaki, Naganuma ha asegurado que «estaba muy contenta con esta versión».

Lo más complicado para él a la hora de realizar una adaptación a anime es cómo traspasar lo que se cuenta en el manga, donde «tienes mucha información en solo una página. Lo difícil es hacer entender toda esa información». Por ello le otorga una gran importancia a los sonidos e imágenes, ya que «aunque no se puedan comprender las palabras, las imágenes traspasan barreras».

«En el manga, por ejemplo, no hay nada de color ni sonido, algo a tener muy en cuenta en el anime». Por ello, para la realización de The Ancient Magus Bride «buscamos mucho la imagen de fantasía, buscamos imágenes y sonidos que pudieran quedarse en la mente de la gente», ha añadido Naganuma durante la conferencia.

Con esa intención el equipo de desarrollo viajó a Reino Unido, a Londres y alrededores y al sur, ya que «lo mejor es ir al sitio en cuestión, más que quedarte en tu escritorio dibujando».

Otra de las fuentes de las que bebieron para la realización de The Ancient Magus Bride eran libros de ilustraciones en japonés, para lo que además iban a museos para verificar lo que habían visto en ellos y los detalles. «Era muy interesante desde la perspectiva de un extranjero estudiar estos libros, verlos desde el otro lado de la cámara», ha contado Naganuma.

Norihiro Naganuma, director de «The Ancient Magus Bride» («Mahou Tsukai no Yome»), durante la entrevista en Japan Weekend Madrid 2019. Foto de Fantasy Cloud.

Naganuma tenía claro el final del anime de The Ancient Magus Bride desde el principio

El actual presidente de Wit Studio, Takeshi Wada, le preguntó a Naganuma si quería dirigir la adaptación a anime de The Ancient Magus Bride y le dio el manga, ha contado el director, ya que «el estudio suele hacer obras con mucha acción, pero lo que querían para esta serie era algo más visual«, por ello lo eligieron.

Inicialmente lanzaron los tres OVAs sobre la historia de Chise antes de la narración principal, pero «el público estuvo muy interesado en ellos y decidimos hacer una serie. Los productores dijeron que adelante».

Curiosamente, los 24 episodios de The Ancient Magus Bride se dividen en tres bloques y realizaron primero los capítulos 1, 12 y 24 (es decir, el primero, la mitad y el último).

«Primero nos preguntamos «¿qué está pasando?», luego «¿qué se ha decidido?» y por último «¿cuál es el final?». Por ello, primero decidimos que al final Chise y Elias estarían casados, pero para llegar hasta ahí tenían que subir y bajar. Tenían que crecer y Chise creció. Por eso, del episodio 1 al 12 es el punto de vista de Chise. Del 13 al 24 son los puntos de vista de Chise y Elias. El final de esta serie de 24 capítulos es que ellos están casados y quizás lo que vendrá después de que se hayan casado… o quizás no».

Una de las intenciones al narrar la historia de este título era mostrar a personajes con claroscuros. «Para crear a los personajes de esta obra nos dimos cuenta de que todos tenemos cosas negativas dentro, y al ir conociendo a más gente caemos en que aunque esas cosas negativas no se van a ir, vamos a poder compartirlas y superarlas», ha explicado Naganuma.

«Es lo que les pasa a Chise y Elias. Elias tiene en su propio corazón mucha oscuridad. La gente ve también que es un personaje fuerte, aunque yo creo que es más bien débil».

«The Ancient Magus Bride» («Mahou Tsukai no Yome»), dirigida por Norihiro Naganuma. Wit Studio.

Naganuma: «Hay mucha cantidad de anime, lo que baja la calidad»

El animador ha trabajado en muchos otros proyectos antes de The Ancient Magus Bride. Uno de ellos fue La chica que saltaba a través del tiempo, del aclamado Mamoru Hosoda y estrenada en 2006. Naganuma lo recuerda como «muy buena experiencia. Era el animador más joven y Hosoda se fijaba mucho en los detalles. Si cometías un error, por pequeño que fuera, él te decía que tenías que arreglarlo, te explicaba detenida y técnicamente porqué. Era muy claro».

La situación en la industria del anime ha cambiado desde entonces y Naganuma ha afirmado que «la animación japonesa es aclamada en todo el mundo y Japón continúa promocionándola, lo que es genial. El problema es la cantidad, lo que baja la calidad. Muchas de estas series duran una sola temporada y se cancelan».

«Los salarios y las condiciones sin embargo han mejorado», ha comentado el animador respecto a épocas pasadas, como cuando él empezaba, ya que «si te ponías malo no tenías para pagar las medicinas, vivías en un pequeño cuarto y comías solo ramen y fideos instantáneos. Es importante hablar sobre salarios».

«También trabajo como productor e intento que los salarios suban. La parte mala es que a veces sacrificamos otros salarios más altos y los bajamos para igualar».

Finalmente, tanto en la conferencia como en la entrevista a la prensa Naganuma solo ha tenido palabras de agradecimiento hacia el público español y ha asegurado que su vista a España (la primera a Madrid, ya que estuvo hace años en Barcelona) le ha resultado «genial, divertida y cálida».

Norihiro Naganuma, director de «The Ancient Magus Bride» («Mahou Tsukai no Yome») en Japan Weekend Madrid 2019. Foto de Fantasy Cloud.

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Fruits Basket, una adaptación tan dulce como su título

Natsuki Takaya lanzó hace unos cuantos años al mercado un manga bajo el título de Fruits Basket y con varias características propias de un shôjo: protagonistas que iban al instituto, una chica como personaje principal que (aparentemente) sería cortejada por varias muchachos (todos ellos de buen ver), ausencia de padres y un dibujo estilizado y simple. Sí, estábamos ante un shôjo. Sin embargo, Fruits Basket consigue enseguida desmarcarse de su género, darle la vuelta a ciertos tópicos y, en definitiva, sobresalir, bajo un argumento en el que abundan la introspección y varios manuales de auto-ayuda que se cuecen a través de su dulce protagonista.

Tohru Honda (voz en esta adaptación de Manaka Iwami) vive en una tienda de campaña tras haber perdido a su madre, con quien vivía, en un accidente. Tras una noche de fuertes tormentas, al prepararse para intentar ir al instituto, se topa con una casa tradicional en medio del terreno, en la que resulta que vive uno de sus compañeros de clase más populares y, a la vez, misteriosos: Yuki Sohma (Nobunaga Shimazaki). Los dos pronto se hacen amigos y, al conocer su precaria situación, la invita a vivir a la casa, donde ya vivía Shigure Sohma (Yuuichi Nakamura) y a la que pronto se les une otro pariente, Kyô (Yuuma Uchida). Pero resulta que los Sohma cargan con una misteriosa maldición…

Efectivamente, vemos que tiene todos los ingredientes del clásico shôjo; no obstante, la trama pronto avanza y vamos conociendo que cada miembro de los Sohma carga con su propio trauma, que será canalizado y mostrado al espectador a través de Tohru. Por ello, lo que inicialmente puede parecer como un harem de chicos guapos que se van reuniendo en torno a la protagonista, en realidad va bastante más allá (de hecho Tohru no empieza a mostrar signos evidentes de interés romántico hasta bien entrada la obra) y se yergue como un relato sobre los distintos tipos de abuso (desde el maltrato en el hogar hasta la violencia callejera, pasando por el bullying y por supuesto el psicológico) y sus nefastas consecuencias.

«Fruits Basket» 2019. TMS Entertainment

Centrándonos ahora en esta última adaptación a anime (ya hubo una, de 24 episodios, en 2001), a cargo del estudio TMS Entertainment y dirigida por Yoshihide Ibata, solo podemos decir que hasta la fecha han realizado un trabajo sobresaliente. No solo el estilo de dibujo y diseños de los personajes (de Kayoko Ishikawa y Yuu Shindô) es más fiel a su versión en papel, sino que la narrativa, que aspira a abarcar los 23 tomos de la fuente original, sigue de forma bastante fidedigna los pasos de aquélla.

La paleta de colores, otro de los grandes aciertos, donde abundan los tonos pastel y ayudan a transmitir esa sensación de calidez y dulzura. La banda sonora, compuesta por Masaru Yokoyama, juega asimismo un papel esencial en este aspecto, añadiendo aún más sensibilidad al conjunto y en momentos puntuales.

La gran virtud de Fruits Basket reside no obstante en sus personajes, ya que es una obra que carece de acción y que, como decíamos, se apoya en la psique de su elenco. En esta adaptación también se realiza aquí un buen trabajo, no solo en los diseños, como hemos dicho, sino a la hora de plasmar sus sentimientos y las distintas químicas y dinámicas. Mención especial merece Tohru, alma mater de la obra y que va creciendo en el espectador al igual que en los Sohma, deseando que no le pase nada malo y que todo le vaya bien en la vida.

«Fruits Basket» 2019. TMS Entertainment

En definitiva, Fruits Basket no es un título para todo el mundo, ya que a quienes no les guste especialmente el shôjo (al fin y al cabo sus principales características sí están ahí) o una trama carente de acción, probablemente se aburran o mueran de sobredosis de azúcar tras los primeros episodios.

Advertimos, eso sí, que se estarían perdiendo una adaptación moderna (aunque hay algunos temas que no han envejecido del todo bien) y técnicamente bastante limpia (pequeños altibajos aparte), con personajes generalmente entrañables que aborda temas con los que uno puede sentirse más o menos identificado y que deja un regustillo dulce, como el de una cesta de frutas.

P.D.: La trama del original continuará en una segunda temporada, confirmada ya para 2020. Evidentemente los 25 episodios que conforman la primera no dan para tanto.

Bakemonogatari, psicología y juegos de palabras

La editorial Milky Way tuvo la brillante idea y gran gentileza de traer a España la adaptación al manga de uno de los títulos considerados de culto en el nicho en los últimos años: Bakemonogatari. Con el dibujo de Oh! great y bajo el guión de Nishio Ishin (escritor de la serie de novelas en las que se basa), ya sabíamos que teníamos ante nosotros una obra de gran calidad.

Digamos primero que esta etiqueta de culto se la ha ganado toda la saga que ha creado Ishin bajo el nombre de Monogatari, ya que éste es el sufijo del título de cada una de las novelas que conforman esta serie. Cada uno de los acontecimientos que ocurren en ellas afectan a la siguiente y se podría decir que el hilo conductor es el encuentro de un estudiante con personajes femeninos asociados a una característica animal (cangrejo, caracol, mono, etc.) que a su vez los relaciona con un poder (sobrenatural).

La historia narra cómo un estudiante japonés de preparatoria aparentemente de lo más mundano, Koyomi Araragi, se topa accidentalmente durante unas vacaciones con una poderosa vampiresa agonizante. Para salvarse la vida, ésta lo muerde y lo transforma a su vez en uno de los suyos, siendo salvado en su desesperación por un misterioso hombre con pinta de vagabundo llamado Meme Oshino. Araragi comienza entonces un recorrido donde va conociendo casos de «anomalías», como los llama él, partiendo de compañeras de su misma clase, como la peculiar Hitagi Senjôgahara.

Aunque la premisa de Bakemonogatari puede sonar a priori a otra clásica obra de adolescentes con poderes sobrenaturales, nada más lejos de la realidad. Bajo las anomalías acabamos encontrando (al menos en todos los casos vistos hasta ahora) ingeniosos casos que fusionan muy eficazmente juegos de palabras (si se sabe japonés es todo un plus) con psicología y hasta algo de filosofía. En resumidas cuentas, las anomalías sirven como medio para profundizar en el pasado y psique de los personajes y no al revés.

Bakemonogatari. Milky Way Ediciones

Se nos dibujan así personajes muy atractivos, tanto en el dibujo (pues la pluma de Oh! great es excelente y preciosista), como en lo psicológico), como es el caso de Senjôgahara, una auténtica «robaescenas» y uno de los mejores personajes femeninos que he tenido el gusto de conocer recientemente.

Lo que destaca además de esta adaptación manga sobre la de anime (muy recomendable a su vez) es, como adelantábamos, el fantástico dibujo de Oh! great. No solo en los personajes, sino en los fondos y en los juegos de perspectivas, el mangaka logra introducirnos con sus esquemas en esa psique y mundo de las ideas que es Bakemonogatari.

Hallamos otra virtud en la gracia que tiene Ishin para introducir bastantes de los puntos cómicos, expresados muchos de ellos a partir de la excelente química que se desarrolla entre Araragi y Senjôgahara. Hay asimismo momentos más dramáticos, especialmente cuando nos introducimos de lleno en la psique del personaje al mostrarnos abiertamente su vulnerabilidad. Lo cierto es que todos estos elementos surgen de forma natural y están muy equilibrados.

Quizás, si le buscásemos algún punto negativo (en lo personal hasta la fecha no se lo hemos encontrado), sería la sobredosis de fanservice (en algunos casos un pelín perturbador, aunque se haga con un enfoque cómico) y que no es un título para todo el mundo, en el sentido de que su narrativa es algo dispersa (hecho así a propósito, como el pensamiento de una persona) y que, nuevamente, se disfrutaría más conociendo algo de japonés.

Bakemonogatari. Milky Way Ediciones

Debemos agradecer aquí la enorme labor de la editorial asturiana, pues traducir Bakemonogatari no ha de ser tarea fácil. La calidad del encuadernado y lo bonitos que les están quedado los tomos, cada uno con su correspondiente marcapáginas y lámina de personaje incluidos, es asimismo para destacar y causa que los lectores españoles podamos disfrutar de esta obra aún con mayor deleite.

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The Ancient Magus Bride, un cuento de hadas sobre crecimiento personal

No soy muy de empezar entradas contando experiencias personales, pero en este caso no se me ocurría otra forma de hacerlo, ya que lo experimentado con The Ancient Magus Bride (Mahô Tsukai no Yome en japonés y al español vendría a ser La esposa del hechicero) no me suele pasar.

Este es uno de esos casos donde conocí el manga cuando todavía no tenía adaptación a anime (ni tan siquiera lo había traído aún Norma Editorial a España), me enganchó, por supuesto esperé a la versión animada y llegó un punto, hacia el final de la trayectoria de ésta última, que la trama alcanzó al manga. Y me cabreé muchísimo. De pronto, viendo los capítulos semanales del anime y leyendo mensualmente los del manga, me pareció que todos los personajes se habían vuelto idiotas o quizás la autora (Kore Yamazaki) había perdido el juicio y control sobre su obra. Todo ello causó que, una vez terminado el anime y finalizado el arco de Cartaphilus, dejase de leer el manga (además el arco de la academia no me resultaba nada prometedor al traerme demasiadas reminiscencias de Hogwarts).

Sin embargo, he aquí que Netflix trajo hace unos días el anime completo de The Ancient Magus Bride (lo que hay hasta ahora, quiero decir, que a todas luces habrá más cuando el manga tenga más capítulos acumulados) y me entró una extraña sensación de morriña (será el temporal). Me encontré viéndomela entera en un fin de semana. Y gozándola. Se puede decir que me he reconciliado con la obra.

Por ello quiero iniciar este análisis con una conclusión: The Ancient Magus Bride se disfruta mucho más de tirón (e incluso en la versión animada que en la de papel, ya que su salida mensual es casi agonizante). Tiene un ritmo lento y pausado, eso se percibe desde sus inicios y conforma parte del encanto y personalidad de la obra, pero es que la evolución de Chise, otro de sus pilares, puede resultar inconexa, forzada y hasta surrealista a un ritmo de capítulo por mes. Admito que incluso había malinterpretado la relación entre la pelirroja y Elias durante los primeros episodios del manga porque, simplemente, se me habían olvidado los matices y detalles (y este título está repleto de ellos respecto a la psique de sus personajes).

The Ancient Magus Bride. Estudio Wit

The Ancient Magus Bride se yergue sobre una premisa complicada

La historia da comienzo con la subasta de una adolescente japonesa, Chise Hatori (voz de Atsumi Tanezaki), que ha perdido las ganas de vivir (de hecho estaba a punto de suicidarse antes del inicio). Un misterioso ser con cuerpo humano y cabeza en forma de calavera animal que responde al nombre de Elias Ainsworth (Ryôta Takeuchi, y los nombres ya juegan con las palabras en varios idiomas) la compra por un precio desorbitado para convertirla en su aprendiz… y esposa. Resulta que Chise es una «sleigh beggy», un extraño ser de extraordinario poder mágico que atrae, para bien o para mal, a todo tipo de criaturas del otro lado. Por eso, qué mejor que situar la narrativa en Reino Unido, país con amplia historia y folclore al respecto.

Como se puede apreciar, la premisa de la historia no es la que diríamos la ideal para un cuento de hadas (o sí, si tenemos en cuenta los de antaño). Sin embargo, Yamazaki le da la vuelta al tropo. No convierte a Elias en héroe ni en villano, no le da a la chica pero tampoco se la quita. Desde el primer momento, aunque Chise, por su nula autoestima, caiga en una absoluta relación de dependencia con Elias, se es advertido que eso no está bien: a los humanos no se los compra, no hay que volcarse exclusivamente en una persona y es necesario ir creando una relación de confianza y bienestar mutuos, así como ir construyendo la propia vida (que incluye, evidentemente, a un círculo más o menos amplio de experiencias y conocidos).

Si bien hay algún chiste de ligero (MUY ligero) innuendo sexual, tanto Chise como Elias se comportan emocionalmente como dos niños, pues ninguno ha tenido la oportunidad de crecer junto a sus congéneres (a Chise no la dejaron, Elias en parte no quiso) y por ello su vínculo va evolucionando y enredándose en el de maestro-aprendiz, padre-hija, madre-hijo, amigos y matrimonio. Por ello, tanto la evolución de Chise como la de Elias son troncales en esta obra.

The Ancient Magus Bride. Estudio Wit

Un envoltorio mágico

The Ancient Magus Bride nos recuerda ocasionalmente a Fruits Basket en relación a que ambas son obras que se adentran mucho en la psique de unos personajes dañados y traumatizados, donde el abuso (emocional y físico) está presente por doquier, donde la protagonista es una adolescente que se sobrepone y ofrece soporte emocional a (casi) todos, donde se dan vuelta a ciertos tropos (románticos) y donde la figura materna está MUY presente. Pero  tanto drama no es tal y la sangre no llega al río gracias en buena parte a dos puntos: los dos son títulos que, al fin y al cabo, pueden ser disfrutados por un público juvenil, por lo que los momentos dulces y románticos abundan a su vez; y a que las tramas tienen un trasfondo mágico (utilizado muchas veces como metáfora o hilo conductor), mucho más presente en The Ancient Magus Bride.

Magia es un vocablo que debería ir unido intrínsecamente a esta obra. Hay magia en el argumento, pero y sobre todo en el anime lo hay en todo el apartado audiovisual. Es un trabajo que se goza por los ojos y oídos durante sus 24 episodios de duración (y esto ya es un logro). Por ello debemos agradecer la enorme labor adaptativa que ha realizado Norihiro Naganuma (uno de los invitados a la próxima Japan Weekend, por cierto), pasando del papel a la pantalla unos escenarios, personajes y situaciones maravillosas (muy británicas, claro está); así como la excelente partitura de Junichi Matsumoto, donde podremos deleitarnos en el sonido de gaitas y flautas, entre otros.

El estudio Wit en definitiva pone aquí toda la carne en el asador y se marca un trabajo que, en cuanto a serie de anime se refiere, solo hemos visto superado en hermosura por Kyoto Animation y su Violet Evergarden (que tiene menos de la mitad de episodios, todo sea dicho). El anime de The Ancient Magus Bride es para verlo dejándose llevar, sin prisas, disfrutando de su paleta de colores y de los mundos en los que habitan Chise, Elias, Ruth, Shilky y los demás.

En conclusión, The Ancient Magus Bride es una título para ver de forma continuada para no perder detalle sobre la evolución de los personajes, pero deleitándose en sus momentos hermosos, mágicos y pausados. Es una obra en la que vale la pena sobreponerse a una premisa inicial que luego no es tal y así poder disfrutar de una historia que tiene más matices de los que parece y de unos personajes carismáticos y profundos (especialmente sus dos protagonistas).