Fruits Basket, una adaptación tan dulce como su título

Natsuki Takaya lanzó hace unos cuantos años al mercado un manga bajo el título de Fruits Basket y con varias características propias de un shôjo: protagonistas que iban al instituto, una chica como personaje principal que (aparentemente) sería cortejada por varias muchachos (todos ellos de buen ver), ausencia de padres y un dibujo estilizado y simple. Sí, estábamos ante un shôjo. Sin embargo, Fruits Basket consigue enseguida desmarcarse de su género, darle la vuelta a ciertos tópicos y, en definitiva, sobresalir, bajo un argumento en el que abundan la introspección y varios manuales de auto-ayuda que se cuecen a través de su dulce protagonista.

Tohru Honda (voz en esta adaptación de Manaka Iwami) vive en una tienda de campaña tras haber perdido a su madre, con quien vivía, en un accidente. Tras una noche de fuertes tormentas, al prepararse para intentar ir al instituto, se topa con una casa tradicional en medio del terreno, en la que resulta que vive uno de sus compañeros de clase más populares y, a la vez, misteriosos: Yuki Sohma (Nobunaga Shimazaki). Los dos pronto se hacen amigos y, al conocer su precaria situación, la invita a vivir a la casa, donde ya vivía Shigure Sohma (Yuuichi Nakamura) y a la que pronto se les une otro pariente, Kyô (Yuuma Uchida). Pero resulta que los Sohma cargan con una misteriosa maldición…

Efectivamente, vemos que tiene todos los ingredientes del clásico shôjo; no obstante, la trama pronto avanza y vamos conociendo que cada miembro de los Sohma carga con su propio trauma, que será canalizado y mostrado al espectador a través de Tohru. Por ello, lo que inicialmente puede parecer como un harem de chicos guapos que se van reuniendo en torno a la protagonista, en realidad va bastante más allá (de hecho Tohru no empieza a mostrar signos evidentes de interés romántico hasta bien entrada la obra) y se yergue como un relato sobre los distintos tipos de abuso (desde el maltrato en el hogar hasta la violencia callejera, pasando por el bullying y por supuesto el psicológico) y sus nefastas consecuencias.

«Fruits Basket» 2019. TMS Entertainment

Centrándonos ahora en esta última adaptación a anime (ya hubo una, de 24 episodios, en 2001), a cargo del estudio TMS Entertainment y dirigida por Yoshihide Ibata, solo podemos decir que hasta la fecha han realizado un trabajo sobresaliente. No solo el estilo de dibujo y diseños de los personajes (de Kayoko Ishikawa y Yuu Shindô) es más fiel a su versión en papel, sino que la narrativa, que aspira a abarcar los 23 tomos de la fuente original, sigue de forma bastante fidedigna los pasos de aquélla.

La paleta de colores, otro de los grandes aciertos, donde abundan los tonos pastel y ayudan a transmitir esa sensación de calidez y dulzura. La banda sonora, compuesta por Masaru Yokoyama, juega asimismo un papel esencial en este aspecto, añadiendo aún más sensibilidad al conjunto y en momentos puntuales.

La gran virtud de Fruits Basket reside no obstante en sus personajes, ya que es una obra que carece de acción y que, como decíamos, se apoya en la psique de su elenco. En esta adaptación también se realiza aquí un buen trabajo, no solo en los diseños, como hemos dicho, sino a la hora de plasmar sus sentimientos y las distintas químicas y dinámicas. Mención especial merece Tohru, alma mater de la obra y que va creciendo en el espectador al igual que en los Sohma, deseando que no le pase nada malo y que todo le vaya bien en la vida.

«Fruits Basket» 2019. TMS Entertainment

En definitiva, Fruits Basket no es un título para todo el mundo, ya que a quienes no les guste especialmente el shôjo (al fin y al cabo sus principales características sí están ahí) o una trama carente de acción, probablemente se aburran o mueran de sobredosis de azúcar tras los primeros episodios.

Advertimos, eso sí, que se estarían perdiendo una adaptación moderna (aunque hay algunos temas que no han envejecido del todo bien) y técnicamente bastante limpia (pequeños altibajos aparte), con personajes generalmente entrañables que aborda temas con los que uno puede sentirse más o menos identificado y que deja un regustillo dulce, como el de una cesta de frutas.

P.D.: La trama del original continuará en una segunda temporada, confirmada ya para 2020. Evidentemente los 25 episodios que conforman la primera no dan para tanto.

Bakemonogatari, psicología y juegos de palabras

La editorial Milky Way tuvo la brillante idea y gran gentileza de traer a España la adaptación al manga de uno de los títulos considerados de culto en el nicho en los últimos años: Bakemonogatari. Con el dibujo de Oh! great y bajo el guión de Nishio Ishin (escritor de la serie de novelas en las que se basa), ya sabíamos que teníamos ante nosotros una obra de gran calidad.

Digamos primero que esta etiqueta de culto se la ha ganado toda la saga que ha creado Ishin bajo el nombre de Monogatari, ya que éste es el sufijo del título de cada una de las novelas que conforman esta serie. Cada uno de los acontecimientos que ocurren en ellas afectan a la siguiente y se podría decir que el hilo conductor es el encuentro de un estudiante con personajes femeninos asociados a una característica animal (cangrejo, caracol, mono, etc.) que a su vez los relaciona con un poder (sobrenatural).

La historia narra cómo un estudiante japonés de preparatoria aparentemente de lo más mundano, Koyomi Araragi, se topa accidentalmente durante unas vacaciones con una poderosa vampiresa agonizante. Para salvarse la vida, ésta lo muerde y lo transforma a su vez en uno de los suyos, siendo salvado en su desesperación por un misterioso hombre con pinta de vagabundo llamado Meme Oshino. Araragi comienza entonces un recorrido donde va conociendo casos de «anomalías», como los llama él, partiendo de compañeras de su misma clase, como la peculiar Hitagi Senjôgahara.

Aunque la premisa de Bakemonogatari puede sonar a priori a otra clásica obra de adolescentes con poderes sobrenaturales, nada más lejos de la realidad. Bajo las anomalías acabamos encontrando (al menos en todos los casos vistos hasta ahora) ingeniosos casos que fusionan muy eficazmente juegos de palabras (si se sabe japonés es todo un plus) con psicología y hasta algo de filosofía. En resumidas cuentas, las anomalías sirven como medio para profundizar en el pasado y psique de los personajes y no al revés.

Bakemonogatari. Milky Way Ediciones

Se nos dibujan así personajes muy atractivos, tanto en el dibujo (pues la pluma de Oh! great es excelente y preciosista), como en lo psicológico), como es el caso de Senjôgahara, una auténtica «robaescenas» y uno de los mejores personajes femeninos que he tenido el gusto de conocer recientemente.

Lo que destaca además de esta adaptación manga sobre la de anime (muy recomendable a su vez) es, como adelantábamos, el fantástico dibujo de Oh! great. No solo en los personajes, sino en los fondos y en los juegos de perspectivas, el mangaka logra introducirnos con sus esquemas en esa psique y mundo de las ideas que es Bakemonogatari.

Hallamos otra virtud en la gracia que tiene Ishin para introducir bastantes de los puntos cómicos, expresados muchos de ellos a partir de la excelente química que se desarrolla entre Araragi y Senjôgahara. Hay asimismo momentos más dramáticos, especialmente cuando nos introducimos de lleno en la psique del personaje al mostrarnos abiertamente su vulnerabilidad. Lo cierto es que todos estos elementos surgen de forma natural y están muy equilibrados.

Quizás, si le buscásemos algún punto negativo (en lo personal hasta la fecha no se lo hemos encontrado), sería la sobredosis de fanservice (en algunos casos un pelín perturbador, aunque se haga con un enfoque cómico) y que no es un título para todo el mundo, en el sentido de que su narrativa es algo dispersa (hecho así a propósito, como el pensamiento de una persona) y que, nuevamente, se disfrutaría más conociendo algo de japonés.

Bakemonogatari. Milky Way Ediciones

Debemos agradecer aquí la enorme labor de la editorial asturiana, pues traducir Bakemonogatari no ha de ser tarea fácil. La calidad del encuadernado y lo bonitos que les están quedado los tomos, cada uno con su correspondiente marcapáginas y lámina de personaje incluidos, es asimismo para destacar y causa que los lectores españoles podamos disfrutar de esta obra aún con mayor deleite.

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En su décimo aniversario, la Japan Weekend saca sus mejores cartas

The Ancient Magus Bride, un cuento de hadas sobre crecimiento personal

No soy muy de empezar entradas contando experiencias personales, pero en este caso no se me ocurría otra forma de hacerlo, ya que lo experimentado con The Ancient Magus Bride (Mahô Tsukai no Yome en japonés y al español vendría a ser La esposa del hechicero) no me suele pasar.

Este es uno de esos casos donde conocí el manga cuando todavía no tenía adaptación a anime (ni tan siquiera lo había traído aún Norma Editorial a España), me enganchó, por supuesto esperé a la versión animada y llegó un punto, hacia el final de la trayectoria de ésta última, que la trama alcanzó al manga. Y me cabreé muchísimo. De pronto, viendo los capítulos semanales del anime y leyendo mensualmente los del manga, me pareció que todos los personajes se habían vuelto idiotas o quizás la autora (Kore Yamazaki) había perdido el juicio y control sobre su obra. Todo ello causó que, una vez terminado el anime y finalizado el arco de Cartaphilus, dejase de leer el manga (además el arco de la academia no me resultaba nada prometedor al traerme demasiadas reminiscencias de Hogwarts).

Sin embargo, he aquí que Netflix trajo hace unos días el anime completo de The Ancient Magus Bride (lo que hay hasta ahora, quiero decir, que a todas luces habrá más cuando el manga tenga más capítulos acumulados) y me entró una extraña sensación de morriña (será el temporal). Me encontré viéndomela entera en un fin de semana. Y gozándola. Se puede decir que me he reconciliado con la obra.

Por ello quiero iniciar este análisis con una conclusión: The Ancient Magus Bride se disfruta mucho más de tirón (e incluso en la versión animada que en la de papel, ya que su salida mensual es casi agonizante). Tiene un ritmo lento y pausado, eso se percibe desde sus inicios y conforma parte del encanto y personalidad de la obra, pero es que la evolución de Chise, otro de sus pilares, puede resultar inconexa, forzada y hasta surrealista a un ritmo de capítulo por mes. Admito que incluso había malinterpretado la relación entre la pelirroja y Elias durante los primeros episodios del manga porque, simplemente, se me habían olvidado los matices y detalles (y este título está repleto de ellos respecto a la psique de sus personajes).

The Ancient Magus Bride. Estudio Wit

The Ancient Magus Bride se yergue sobre una premisa complicada

La historia da comienzo con la subasta de una adolescente japonesa, Chise Hatori (voz de Atsumi Tanezaki), que ha perdido las ganas de vivir (de hecho estaba a punto de suicidarse antes del inicio). Un misterioso ser con cuerpo humano y cabeza en forma de calavera animal que responde al nombre de Elias Ainsworth (Ryôta Takeuchi, y los nombres ya juegan con las palabras en varios idiomas) la compra por un precio desorbitado para convertirla en su aprendiz… y esposa. Resulta que Chise es una «sleigh beggy», un extraño ser de extraordinario poder mágico que atrae, para bien o para mal, a todo tipo de criaturas del otro lado. Por eso, qué mejor que situar la narrativa en Reino Unido, país con amplia historia y folclore al respecto.

Como se puede apreciar, la premisa de la historia no es la que diríamos la ideal para un cuento de hadas (o sí, si tenemos en cuenta los de antaño). Sin embargo, Yamazaki le da la vuelta al tropo. No convierte a Elias en héroe ni en villano, no le da a la chica pero tampoco se la quita. Desde el primer momento, aunque Chise, por su nula autoestima, caiga en una absoluta relación de dependencia con Elias, se es advertido que eso no está bien: a los humanos no se los compra, no hay que volcarse exclusivamente en una persona y es necesario ir creando una relación de confianza y bienestar mutuos, así como ir construyendo la propia vida (que incluye, evidentemente, a un círculo más o menos amplio de experiencias y conocidos).

Si bien hay algún chiste de ligero (MUY ligero) innuendo sexual, tanto Chise como Elias se comportan emocionalmente como dos niños, pues ninguno ha tenido la oportunidad de crecer junto a sus congéneres (a Chise no la dejaron, Elias en parte no quiso) y por ello su vínculo va evolucionando y enredándose en el de maestro-aprendiz, padre-hija, madre-hijo, amigos y matrimonio. Por ello, tanto la evolución de Chise como la de Elias son troncales en esta obra.

The Ancient Magus Bride. Estudio Wit

Un envoltorio mágico

The Ancient Magus Bride nos recuerda ocasionalmente a Fruits Basket en relación a que ambas son obras que se adentran mucho en la psique de unos personajes dañados y traumatizados, donde el abuso (emocional y físico) está presente por doquier, donde la protagonista es una adolescente que se sobrepone y ofrece soporte emocional a (casi) todos, donde se dan vuelta a ciertos tropos (románticos) y donde la figura materna está MUY presente. Pero  tanto drama no es tal y la sangre no llega al río gracias en buena parte a dos puntos: los dos son títulos que, al fin y al cabo, pueden ser disfrutados por un público juvenil, por lo que los momentos dulces y románticos abundan a su vez; y a que las tramas tienen un trasfondo mágico (utilizado muchas veces como metáfora o hilo conductor), mucho más presente en The Ancient Magus Bride.

Magia es un vocablo que debería ir unido intrínsecamente a esta obra. Hay magia en el argumento, pero y sobre todo en el anime lo hay en todo el apartado audiovisual. Es un trabajo que se goza por los ojos y oídos durante sus 24 episodios de duración (y esto ya es un logro). Por ello debemos agradecer la enorme labor adaptativa que ha realizado Norihiro Naganuma (uno de los invitados a la próxima Japan Weekend, por cierto), pasando del papel a la pantalla unos escenarios, personajes y situaciones maravillosas (muy británicas, claro está); así como la excelente partitura de Junichi Matsumoto, donde podremos deleitarnos en el sonido de gaitas y flautas, entre otros.

El estudio Wit en definitiva pone aquí toda la carne en el asador y se marca un trabajo que, en cuanto a serie de anime se refiere, solo hemos visto superado en hermosura por Kyoto Animation y su Violet Evergarden (que tiene menos de la mitad de episodios, todo sea dicho). El anime de The Ancient Magus Bride es para verlo dejándose llevar, sin prisas, disfrutando de su paleta de colores y de los mundos en los que habitan Chise, Elias, Ruth, Shilky y los demás.

En conclusión, The Ancient Magus Bride es una título para ver de forma continuada para no perder detalle sobre la evolución de los personajes, pero deleitándose en sus momentos hermosos, mágicos y pausados. Es una obra en la que vale la pena sobreponerse a una premisa inicial que luego no es tal y así poder disfrutar de una historia que tiene más matices de los que parece y de unos personajes carismáticos y profundos (especialmente sus dos protagonistas).

Tales of Arise muestra nuevo avance e información en el Tokyo Game Show

El próximo juego de la saga Tales of, Tales of Arise, tiene prevista su salida para PlayStation 4 y X-box One en algún momento sin confirmar de 2020. Ya nos van llegando novedades y escenas de este título, y el Tokyo Game Show de este año evidentemente no podía dejarse pasar.

En este breve avance podemos ver nuevas escenas del sistema de batalla, que parece que a priori irá bastante orientado a la acción, a la protagonista Shionne, sobre la que pesa una maldición por la cual daña a todo aquel que la toque, realizando magia curativa; y a la que se intuye será una nueva integrante del grupo (¿y su mascota?) al final. El productor de esta nueva entrega, Yusuke Tomizawa, ya confirmo que efectivamente habrá un integrante mascota en Tales of Arise.

Dentro de la conferencia en el Tokyo Game Show, se comentó asimismo nueva información, la cual el usuario MechaKirby ha traído traducida al inglés, como que al parecer ya está realizado hasta el 40% del trabajo de voces en japonés (suponemos que el de resto de idiomas no le irá muy a la zaga, ya que el lanzamiento está previsto que sea mundial).

Además, se volvió a tocar que la historia girará en torno al conflicto entre dos planetas: Rena, tecnológicamente avanzado y capaces de utilizar la magia mediante un sistema denominado «Astral Artes», y Dahna, más medieval estéticamente hablando y que le rinde tributo al primero.

De este último planeta proviene el protagonista masculino, Alphen, capaz de portar una espada especial denominada «espada de llamas», que irá absorbiendo la barra de salud con su uso. Sin embargo, el propio Alphen parece no sentir dolor por algún motivo desconocido…

Para ir finalizando (por ahora) otra de las novedades más llamativas que se han citado en este Toyo Game Show habla de que el juego tendrá ciclos de día y noche, algo que está siendo ya habitual en varios títulos y JRPG.

Tales of Arise, Bandai Namco

Siete datos que nos deja el nuevo tráiler de Final Fantasy VII: Remake

Final Fantasy VII: Remake ha vuelto a mostrarse por todo lo alto en el Tokyo Game Show, la convención de videojuegos más importante de Japón. Su director, Tetsuya Nomura, ya nos avanzaba que se iban a dejar ver los Turcos y Shinra en él, pero sus más de dos minutos y medio nos han dejado otros datos a destacar.

Sí, ahí están los Turcos y Shinra

Teniendo en cuenta que la primera parte de este remake (que estará dividido en varios videojuegos) va a acaparar todo Midgar, los que conocemos la historia ya intuimos que eso significa que los Turcos y Shinra van a tener una enorme relevancia en la historia (quiero decir, más aún).

En este avance es cuando los vemos por primera vez en los gloriosos nuevos gráficos y el resultado no ha podido ser más satisfactorio. Los diseños apenas han cambiado en Reno y Tseng (algunos detalles en el traje) y Rude se ve algo más estilizado respecto a su versión de la Compilación, más cercano al diseño del original. Por supuesto, todavía nos falta por ver a Elena.

También nos dejan ver más de Shinra, como al presidente (al padre de Rufus, ya que éste último seguramente no aparecerá hasta el final, puede que incluso como uno de los últimos jefes) y a Heiddeger y su peculiar risotada.

Parece que los Turcos serán aquí jefes a los que derrotar por separado, algo que no ocurría en el original y que previsiblemente lo habrán hecho para sumar más contenido y justificar la división en varias entregas. Veremos asimismo (SPOILERS de Final Fantasy VII) el secuestro de Aeris (¿Aerith?) por parte de Tseng, algo que en Final Fantasy VII ocurría entre bambalinas (Fin de SPOILERS de Final Fantasy VII).

Y las invocaciones

O al menos las de Ifrit y Shiva que vemos aquí, dos de las invocaciones más emblemáticas de la franquicia y que en el original no se conseguían hasta la salida de Midgar. ¿Llegará incluso Bahamut?

Cloud juega a todas las bandas

Mientras que aún desconocemos cómo van a hacer con el sistema de citas que tenía el original (ya que el momento en el Gold Saucer seguramente no sucederá hasta una o dos entregas más tarde, dependiendo de cuánto quieran alargarse), el tráiler nos va dejando pequeños momentos para cada una de las parejas principales (no, lamentablemente no es Cloud y Barret): Cloud y Tifa, por un lado (con escenas aparentemente nuevas de Tifa hablando con Cloud en su cuarto y dos momentos tensos de «dame la mano que te me caes»); y Cloud y Aeris, por el otro (con la salida de la muchacha vestida para acudir a la mansión de Don Corneo y ésta flirteando mientras engancha el brazo de Cloud, éste y Tifa cagados de miedo mientras tanto).

¡Minijuegos!

Final Fantasy VII y minijuegos significa Gold Saucer, si bien Midgar ya nos ofrecía alguna diversión con la huida en moto o la competición de las sentadillas. Ésta última la vemos en el tráiler con el correspondiente lavado de cara, pero es que además parece que podremos volver posteriormente al gimnasio para entrenar con Tifa (¿y demás personajes?). También tendremos algún entretenimiento lanzando dardos.

¿Don Corneo con la voz de Mark Hamill?

Vemos aparecer a su vez a Don Corneo en este último avance, previendo la llegada de uno de los momentos más divertidos del original. Pero es que además… ¡¿tiene  la voz de Mark Hamill?! Que nos aspen si no es el actor que da vida a Luke Skywalker en Star Wars y que pone la voz del Joker en la serie animada de Batman (prácticamente idéntica a esta del Don, por cierto). Hamill además ya ha trabajado con Square Enix poniéndole voz al maestro Eraqus en Kingdom Hearts.

(Más) novedades en la historia

A los denominados «guardianes del destino», una especie de sombras que ya pudimos ver rodeando a Cloud y Aeris y que aquí regresan para asaltar el Séptimo Cielo (desconocemos por ahora el motivo), se suma un nuevo personaje que persigue a Avalancha en moto haciendo uso de piruetas al más puro estilo Advent Children. ¿Un nuevo Soldado o trabajador de Shinra?

Nomura le hace guiños a Final Fantasy XV

En el mundo de los mitos urbanos reside ya todo lo que envuelve al accidentado desarrollo de Final Fantasy XV, dirigido por Hajime Tabata y anteriormente proyecto de Nomura bajo el nombre de Final Fanasy Versus XIII. Muchos son los que piensan que ambos hombres se detestan y que Nomura nunca le perdonará a Tabata semejante afrenta en su ideario. Pues bien, al menos aquí vemos fugaces guiños dedicados a la quinceava entrega, como la caída de Reno sobre Cloud para pelear (prácticamente igual a la de Aranea sobre Noctis) y el colgante que lleva Aeris cuando se arregla en Mercado Muro, con una estrella colgando (en referencia a Stella) y muy similar al de Luna.

EXTRA: Un final hermoso, pero triste

Finalmente, este tráiler nos deja una de las estampas más hermosas y desoladoras que hemos podido ver de este juego: Cloud, Tifa y Barret contemplando la destrucción del Sector 7 bajo el atardecer. Momento especialmente trágico en esta ocasión porque (SPOILERS de Final Fantasy VII), además de todas las muertes que tal acontecimiento supone, aquí fallecen Jessie, Wedge y Biggs, personajes que a todas luces nos van a acompañar durante una buena cantidad de horas en este remake. Id preparando los pañuelos.

Recordamos que la primera entrega de Final Fantasy VII: Remake, que constará de dos CDs blu-ray, saldrá al mercado el 3 de marzo de 2020. No podemos esperar.

Un éxito de crítica y taquilla: todo lo que sabemos de Tenki no Ko (sin spoilers)

Makoto Shinkai ha regresado tras el éxito apabullante que fue Kimi no Na wa (Your Name), su última película hasta el estreno, el pasado julio, de la cinta que nos ocupa, Tenki no Ko o Weathering With You (por estos lares parece que se titulará El tiempo contigo).

Según ha publicado el portal nipón Kai-You hace unos días, el último trabajo de Shinkai ha alcanzado recientemente la recaudación de 10.000 millones de yenes (más de 85.000 euros al cambio) en taquillas japonesas, récord que alcanzó a su vez Your Name y que solo han logrado unos pocos títulos de anime.

Esto a su vez la ha posicionado entre las diez películas más exitosas en la historia del país del sol naciente. Y su carrera cinematográfica solo acaba de empezar, pues aún falta por estrenarse en el resto de continentes. A España llegará por primera vez el próximo 5 de septiembre en el Festival de cine de San Sebastián y Selecta Visión ha anunciado su estreno nacional en algún momento de 2019.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

Éxito de crítica tras Your Name

Pero Tenki no Ko no está siendo únicamente un éxito en cifras, sino también en lo respectivo a las críticas. Con un 100% hasta la fecha en RottenTomatoes (si bien es cierto que solo lleva cinco críticas acumuladas), todos los medios han alabado el trabajo de Shinkai, si bien las (odiosas) comparaciones con Your Name pueden leerse por todas partes. Hagamos un inciso aquí en que, si bien ésta es la cinta más famosa del director japonés, no es la única, y por lo que hemos podido leer en un par de reseñas Tenki no Ko se acerca más a El jardín de las palabras que a aquélla.

De hecho, uno de los aspectos más llamativos de El jardín de las palabras, su melancolía y su introspección (una de las mayores características del cine de Shinkai que en Your Name estaba más ausente), parece estar presente aquí. Por no hablar, claro está, de la casi constante presencia de la lluvia, perfectamente animada (como todo lo demás) y que supone un elemento base del argumento.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

La lluvia y el cambio climático en Tenki no Ko

Otro de los rasgos predominantes del cine de Shinkai y que también está presente en Tenki no Ko es el realismo de sus escenarios, en este caso el lluvioso Tokio; así como la cantidad notable de marcas reales que pululan por el metraje (el patrocinio debe de haber sido generoso), como McDonalds. La búsqueda de localizaciones para la película llevó dos meses, ya que algunas partes de su topografía, como las parcelas de tierra cerca de la playa de la capital nipona, son importantes para la historia.

Curiosamente, el estreno de la cinta coincidió con uno de los períodos más lluviosos en la historia reciente de Tokio, con apenas más de cinco horas acumuladas de luz solar en la primera quincena del pasado julio, según ha recogido Japan Times.

«Japón solía tener cuatro estaciones bien diferenciadas y eso era una fuente de orgullo» ha comentado el director, pero en años recientes «el tiempo se ha vuelto algo hostil a los humanos y para lo que debemos estar preparados. Es aterrador».

Por ello, Tenki no Ko toca el cambio climático y si éste es realmente causado por los humanos o forma parte de una escala temporal y global mucho mayor (que el tiempo de vida de un ser humano), o ambas cosas.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

La historia de un chico que rompe con la sociedad

En Tenki no Ko seguimos a Hodaka (voz de Kotarou Daigo y posibles referencias a Holden Caulfield, protagonista de El guardián entre el centeno, novela que vemos en el tráiler, aparte), un joven que huye de su isla remota para adentrarse en el grandioso, lluvioso y mucho más caótico Tokio. Tras la impresión inicial, al no conseguir trabajo pronto se queda sin ahorros y se ve obligado a mendigar. En estas conoce a una misteriosa muchacha llamada Hina (Nana Mori) y que se presenta a sí misma como «una chica 100% del buen tiempo».

Esta es la premisa de la cinta, un «chico conoce a chica» que es otro de los rasgos de la filmografía de Shinkai. Pero a juzgar por las críticas esta vez la relación ocupa mucho más metraje que en Your Name, los protagonistas interactúan más; si bien la trama se abre en varias vertientes más allá del incipiente romance, como el mencionado cambio climático, lo complicado que lo tienen los jóvenes en los últimos años, la diatriba tan japonesa de perseguir el bien común frente a los intereses propios, el reflejo de un Tokio mucho más sórdido a como nos tienen acostumbrados en el anime, o el desfile de varios personajes secundarios, como Suga (Shun Oguri) o Natsumi (Tsubasa Honda).

Para Shinkai, Tenki no Ko es «la historia de un chico que rompe con la sociedad«, según ha publicado en una entrevista The Japan News, donde ha añadido que en su opinión «el ser humano aprende a caminar derecho mientras lucha contra la sociedad y se choca contra una pared. Pero no todo el mundo camina derecho. Tengo la sensación de que yo mismo me he desviado irremediablemente del camino adecuado, así que me siento unido a este tipo de gente».

El director es consciente de que sus protagonistas han ido perdiendo en introspección, volviéndolos más activos. Para él, el punto de inflexión fue el gran terremoto de 2011, tras lo cual cree que «el vago sentimiento de que la vida continúa así para siempre desapareció». Al parecer, tanto Hodaka como Hina miran cómo pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos.

Como curiosidad, Shinkai, que es licenciado en Literatura y fan confeso del escritor Haruki Murakami, ha comparado Tenki no Ko con Kafka en la orilla, en el sentido de que ambas tramas giran en torno a un adolescente que huye de casa y que van conociendo a todo tipo de personajes singulares; así como la posible influencia (inconsciente) entre Hina y la protagonista del cuento Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril.

Demasiadas tramas secundarias

En el apartado negativo, las reseñas han señalado que algunas de las tramas secundarias quedan en tierra de nadie o que la película argumentalmente no acaba de encontrar su lugar.

Shinkai no es ajeno a las críticas, las cuales empezó a sufrir de manera mucho más predominante tras el estreno de Your Name, de la cual el aclamado director de cine Hirokazu Kore-eda llegó a escribir que se sentía «demasiado recargada» de elementos propios de un «blockbuster» y que era hora «de pasar página del tropo de la escolar que viaja en el tiempo» tan típico del anime. El creador de Mobile Suit Gundam, Yoshiyuki Tomino, añadió que tenía serias dudas de que «alguien la esté viendo en cinco años».

Para el animador, la creciente atención llegó a resultar agobiante y afectó a la producción de Tenki no Ko, ha publicado Japan Times.

«El odio que rodeó a Your Name me ayudó de hecho a que entendiera lo que quiero realizar como creador«, a la vez que quiso «crear una historia completamente diferente. Tenía que crear distancia entre mi persona y lo que había conseguido con Your Name«, ha comentado al medio.

Tenki no Ko. CoMix Wave Films.

En defensa de Squall Leonhart (Final Fantasy VIII)

El protagonista de uno de los Final Fantasy más incomprendidos (aunque también adorados, pues tuvo la desgracia o suerte de ir entre medias de dos de los absolutos favoritos como son la séptima y novena entrega) es asimismo uno de los más criticados por los seguidores. Hablamos de Squall Leonhart. Avisamos de SPOILERS de Final Fantasy VIII y Final Fantasy VII.

Sucesor de Cloud Strife en el rol de protagonista, hereda algunas de las características de éste, pero a su vez tanto Yoshinori Kitase (director) como Tetsuya Nomura (diseñador de personajes) quisieron crear una distancia palpable entre ambos, así como entre uno y otro juego. Del rubio heredó su aparente soberbia inicial y aires de indiferencia hacia lo que lo rodea, pero que en el fondo esconde algo más, como el miedo a fracasar socialmente. Esto último algo que irónicamente Cloud consigue siendo una especie de marginado en Nibelheim y «don nadie» en Soldado; pero Squall no, en realidad él resulta bastante popular siempre dentro de la historia, aunque no lo busque.

De ahí parte la principal diferencia, y es que Squall atrae a la gente (le guste o no) por su aparente calma y buen sentido común incluso en situaciones críticas. Es por ello que resulta tan buen líder, como en el ataque contra el jardín de Balamb e incluso en spin offs como Kingdom Hearts o los Dissidia, donde sigue dando muestras de ese sosiego y decisiones acertadas. La primera vez que lo vemos derrumbarse es cuando Rinoa cae inconsciente, es precisamente este el momento en el que no sabe qué hacer.

Por ello, al igual que su tema principal «The Oath» (compuesto por el siempre genial Nobuo Uematsu) y el león que figura en su nombre y que lo representa, Squall da muestras de solemnidad y y cierta fiereza (cuando lo molestan, que en ocasiones puede ser bastante frecuente); pero todo eso esconde a un niño abandonado en un orfanato y con un miedo terrible a que le vuelva a pasar lo mismo.

A pesar de las críticas, Squall es un prototipo de personaje que puede apreciarse a menudo en medios audiovisuales, no solo provenientes de Japón. El personaje interpretado por Matt Damon en El indomable Will Hunting guarda varias similitudes con él, bastantes más que Cloud. Es el joven brillante que esconde sus traumas y temor al abandono tras una fachada arisca, es su barrera protectora para impedir crear lazos y que éstos puedan así romperse.

Otra de las acusaciones que más se leen sobre Squall es que resulta «emo» porque se considera que este temor al abandono y su actitud antisocial no se corresponde con un pasado TAN traumático y triste como los que estamos acostumbrados a ver incluso en la propia saga (tras el desfile de pasados horripilantes que era Final Fantasy VII pues claro, el VIII parecía un tema baladí).

Squall y su «yo de joven». Final Fantasy VIII.

Es verdad, comparado nuevamente con Cloud, Squall no vio su ciudad natal ardiendo y a su madre asesinada por su ídolo. Tampoco fallece su mejor amigo ni su posible interés romántico. Ni es objeto de horribles experimentos por parte de una multinacional energética. Pero colocando todo en su contexto, teniendo en cuenta que por la octava entrega pululan personajes más jóvenes que en la séptima (de los 17 años a los 21 SÍ hay diferencia; de hecho más de la mitad de las tragedias de Cloud ocurren en ese intervalo), que todos ellos viven en un mundo en guerra por unas brujas y que prácticamente nacen huérfanos, el pasado de Squall es bastante horrible. Caramba, yo diría que en la vida real ser huérfano y que tu único pariente conocido, tu hermana, sea arrancada de tu lado a temprana edad resultaría en un trauma a tener en consideración.

Pero es que además Squall no lloriquea, más bien al contrario. Es un tipo independiente y resoluto que, eso sí, resulta antipático porque lo hace a propósito. Ni tan siquiera comprende su popularidad. Está bastante alejado en realidad del concepto de «emo» y lo que eso conlleva. No hace aspavientos, no monta numeritos, no cuenta penas y no quiere llamar la atención. Y, si es por su diseño, se ha confirmado hace tiempo que está inspirado en el fallecido River Phoenix, quien básicamente existió antes que el término «emo» (al menos tal como lo conocemos hoy en día y se utiliza en este caso).

Esta otra vertiente de Squall, la de su propia diseño basado en una leyenda de la cultura pop, refleja la de una juventud desencantada (no olvidemos nuevamente que tiene 17 años). Aquella «Generación X » que ahora se empeñan en hacer desaparecer entre «Baby Boomers» y «Millennials» y que fue reflejada en varios títulos, hoy considerados de culto, como The Warriors (en cuyo protagonista, Swan, también podremos ver algún destello de Squall); Cuenta conmigo (donde River Phoenix tenía un papel principal); o El club de los cinco; por citar unas pocas. No es ningún secreto además que Nomura es un fan declarado de Hollywood.

Al igual que Swan en The Warriors, que al principio es áspero con Mercy pero luego se va ablandando respecto a ella (y acaban juntos), la historia principal de Final Fantasy VIII gira en torno al incipiente romance entre Squall y Rinoa. Otra de las grandes críticas que recibe nuestro protagonista es por su aparente cambio de actitud hacia la muchacha, que puede ser visto como brusco, forzado o poco creíble. Es cierto que quizás resulte extraño en un principio, pero es cuestión de fijarse. Desde el primer momento hay señas de que Squall está interesado en Rinoa, solo que, como con todos, se esfuerza sobremanera para no demostrarlo. Aparece en la escena del baile, donde claramente se «irrita» cuando Rinoa se marcha «ipso facto» (pagándolo posteriormente con Quistis); también cuando se van conociendo y él se muestra molesto, ergo curioso, con la forma de pensar de ella; etcétera.

Esta actitud aparentemente contradictoria (que en realidad no lo es tanto), Squall la muestra a su vez con Seifer, su «otra cara de la moneda» (partiendo del mismo diseño) y con quien mantiene una relación de rivalidad que parece partir más bien exclusivamente del rubio hacia él. Seifer es otro ejemplo de «protagonista de cinta sobre adolescentes desencantados», solo que él ocupa el papel del impulsivo y rebelde sin causa. Squall se muestra aparentemente indiferente hacia Seifer (lo que frustra a éste), pero en realidad se fija bastante en él y es de los más afectados (sino el que más) por su supuesta ejecución. Lamentablemente, esto es cierto, el arco argumental de esta especie de antagonista no está del todo bien ejecutado en el juego, difuminándose en la segunda mitad. Lejos quedó la potentísima introducción con el «Liberi Fatali» de fondo.

Para finalizar, es una pena que no se profundizara asimismo en el vínculo entre Squall y Laguna, otro de los personajes principales y cuyo pasado Squall es forzado a vivir en forma de sueños. Estas escenas sirven para mostrarnos algunos de los momentos más hilarantes, pero también tiernos, de todo el juego. Los pensamientos de Squall (una constante durante todo el guión y que se agradecen sobremanera por lo que añaden a la psique del personaje) se ven intensificados en estos pasajes, dando más fuerza a esa conexión que se va descubriendo a posteriori.

Admito que Squall tampoco fue mi personaje favorito cuando jugué por primera vez a Final Fantasy VIII, en plena adolescencia. Quizás porque me incomodaba reconocer las actitudes tan propias de aquella edad o porque no entendía lo «estirado» de su actitud inicialmente; pero me fue ganando en partidas posteriores y con el paso del tiempo. Hoy, Squall genera en mí una mezcla de gran simpatía y ternura, a pesar de sus «momentos». Por esto y por mucho más, felicidades, Squall Leonhart.

Hablemos del final de Dororo

Dororo ha terminado su última adaptación a anime, al cargo de estudios MAPPA, tras 24 episodios de emisión. Aunque su final dista de ser perfecto (la obra original, de Osamu Tezuka, prácticamente carecía de él), la verdad que nos ha dejado bastante satisfechos y, al contrario de lo que pueda parecer inicialmente, ha cerrado todos los frentes. Evidentemente, habrá SPOILERS de la serie.

Empecemos por la familia (biológica y adoptiva) de Hyakkimaru, ya que el destino que le ha deparado a su hermano menor Tahomaru es probablemente de lo más comentado.

Lo que hay que entender primero es que todos ellos han tenido un arco claro a lo largo de la serie, que en los casos de Jukai y Nui («las madres» de Hyakkimaru) han estado marcados por el sentimiento de culpa (Jukai por su anterior trabajo como verdugo, Nui por haber permitido que los demonios engulleran a su primogénito y luego se lo llevaran) y por la búsqueda de redención. Si bien Jukai cree haber encontrado su propósito al criar a Hyakkimaru y al haberlo salvado de una muerte segura, no lo tenía tan claro al comprobar que éste estaba perdiendo su humanidad y que era incluso capaz de matar (lo que él más detestaba) a otras personas. Es solo al final, cuando Hyakkimaru entiende lo vacuo de la venganza y su entrada en razón que Jukai lo tiene claro: le entrega su estatua de Buda y le pide como último favor que sea un buen tipo, algo que respalda silenciosamente Nui.

Es al comprobar ambos que al fin Hyakkimaru ha nacido que ellos pueden morir en paz. Es el ciclo de principio y fin y de vida y muerte. También hay que entender que en Japón (y especialmente antaño) la muerte no era entendida como lo hacemos en Occidente con su rupturismo y sentido de gran tragedia griega. Muchas veces piensan que es mejor morir que vivir con deshonra, o que su ciclo vital simplemente ha finalizado (por no hablar de las creencias en la reencarnación o en otras vidas).

Dororo. Estudios MAPPA y Tezuka Productions.

Esto nos lleva a Tahomaru, quien se ha dado cuenta, al igual que Hyakkimaru, que la venganza y constante batalla, las muertes de Hyogo y Mutsu, carecen de sentido. Todo es nimio en este mundo (Hyakkimaru vislumbra a Tahomaru con un hueco vacío a la altura del corazón) y Hyakkimaru no es el culpable de un castigo que no ha pedido y nunca mereció. Movido al final también por la culpa y por el sentido de compensación, Tahomaru se deja morir, ya que todas las tierras de Daigo han sido creadas sobre una injusticia y una gran mentira. En el momento en que Hyakkimaru gana un propósito, Tahomaru lo pierde.

Si bien no se ven las muertes de estos personajes de forma clara, dan a entender que fallecen y pensamos que al fin y al cabo, llegado el final del camino, era lo mejor para ellos (y sí, tanto Jukai como Nui querían morir, el primero no lo llevaba en secreto y la segunda ya se había intentado suicidar a mitad del anime).

En cuanto a Daigo, su escena final con Hyakkimaru ha sido para nosotros de las más satisfactorias. El personaje que más merecía morir no lo hace, vivirá sus días solo, abandonado, sin tierras y lleno de remordimientos. ¿Qué mejor para alguien como él? Su hijo además le da una lección: al contrario que él, que intentó matarlo haciendo un pacto con los demonios, será humano dejándolo vivir y consiguiendo las cosas con sus propias manos (lección del episodio 23 y que el propio Daigo parecía haber empezado a comprender entonces).

Dororo. Estudios MAPPA y Tezuka Productions.

Y al final… un arrozal

La segunda mitad del último capítulo nos lleva a los supervivientes del incendio en el castillo, esto es, el monje Biwamaru, Dororo y Hyakkimaru. 

El bonzo, que hace las veces de narrador tan al estilo «Biwa Hôshi» (琵琶法師), sirve asimismo de ventana del espectador. Sabe que Hyakkimaru buscará su camino y que Dororo ya ha hallado el suyo, por lo que no queda más que dejarlos y proseguir su recorrido. El entrañable personaje hace antes de irse una última revelación: él también era un samurái, aportando un poco de luz positiva a este grupo social y especialmente desde la perspectiva de Dororo, quien no los tenía precisamente en alta estima. La escala de grises de la que hace gala toda la serie se extiende hasta aquí.

En cuanto a Dororo, ya ha averiguado qué quiere hacer con el tesoro de sus padres: ayudará a los campesinos y a recuperar las maltrechas tierras de Daigo, ya libres del yugo de un señor feudal, dando así inicio a una etapa de libertad y más autogestión para el campesinado.

Este objetivo de Dororo no casa con el que asimismo ha hallado Hyakkimaru, que es recorrer mundo (al fin ha recuperado todos sus sentidos, ¡qué menos!) y conocerse a sí mismo. Al contrario que las quejas, a nosotros nos ha parecido acertadísima la decisión de separar a Hyakkimaru y Dororo. No solo porque es casi el final en prácticamente todas sus adaptaciones (y en el original), sino porque Hyakkimaru, que ha vivido siempre en una burbuja y que había empezado a relacionarse y ver el mundo como lo haría un niño (no estamos hablando de sus capacidades cognitivas, que son muy normales), estaba desarrollando un vínculo de excesiva dependencia con Dororo. Al tomar ambos caminos separados, con la intención de lograr sendos objetivos, queda pautado que es posible que vivan el uno sin el otro (aunque al final vuelvan a encontrarse, cosa que saben) y que además se respetan y se ven como iguales. Y que ambos necesitan crecer.

Dororo. Estudios MAPPA y Tezuka Productions.

Antes de irse, Hyakkimaru se acuerda de las semillas de arroz que pertenecían a Mio, personaje que dejó una profunda huella en su camino. Tal como quería la muchacha, el joven las planta con el objetivo de crear allí un arrozal. Esto confirma que la intención de Hyakkimaru, a pesar de su partida, es la de regresar, pues evidentemente no va a estar cuidando de un arrozal mientras lleva una vida nómada.

Por eso, y a pesar de que pueda prestarse a confusión, es Hyakkimaru el que planta las semillas, pero Dororo (previsiblemente) quien las cuida. Este arroz, planta y base alimenticia característica por excelencia de Japón (y a cuyo alrededor giran teorías sobre el nacimiento del pensamiento colectivo y bases de la japonesidad), simboliza asimismo la madurez de Hyakkimaru y Dororo. Semillas plantadas, se reencuentran cuando ya han crecido en una última escena de lo más emotiva.

Esta última escena no nos habla solo del reencuentro entre Hyakkimaru y Dororo, ya crecidos como el arrozal que se vislumbra de fondo, sino que además sucede en un puente (final del camino, unión entre dos mundos) y es Dororo quien corre hacia Hyakkimaru, quien la espera sonriente. Quizás una de las mayores pegas de este final, aparte de que sucede todo demasiado rápido y a trompicones (hay mensajes que aborda la serie que quedan un poco en el aire, como el que Hyakkimaru quisiese al final más su cuerpo para ayudar a otros que para sí mismo), es que vemos MUY poco de este reencuentro, lo que nos hace imaginar cómo será la vida y relación de Dororo y Hyakkimaru a partir de ahora.

Todo nos hace pensar que por supuesto llevarán una existencia pacífica y tranquila (dentro de las posibilidades del Japón feudal), primero porque se lo han ganado y segundo por las señales que envían el arrozal abundante (el sueño de Mio) y la liberación del campesinado gracias al dinero de Dororo (quien además es rica). Lo demás, queda a la imaginación del espectador.

P.D.: El manga original no tiene un final más cerrado y avanzado que este, más bien al contrario. En él, Hyakkimaru se separa de Dororo para recuperar el resto de su cuerpo y no se vuelve a saber de él. En este aspecto, debemos agradecerle a MAPPA una conclusión mucho más satisfactoria para una adaptación que por lo general supera a su predecesor.

Dororo, al final del camino siempre hay luz

Dororo es una de las numerosas obras creadas por «el dios del manga» Osamu Tezuka, prolífico autor que sin embargo dejó a este título sin un final propiamente dicho, ya que lo dio por finiquitado de forma bastante abrupta en 1969.

Este es uno de los motivos por el que, a pesar del paso de los años y de las distintas adaptaciones (a saber, el anime que versiona directamente al manga, un videojuego de PlayStation 2 y una película en acción real dirigida por Akihiko Shiota), Dororo no pierde el interés, simplemente no sabemos cómo va a acabar esta vez.

Además de esto, Tezuka toca aquí varios temas universales pero adaptados al microcosmos tan particular (desde la perspectiva de un occidental al menos) de Japón, como lo son la vida y la muerte, la bondad y maldad (especialmente en el ser humano), el (mal)uso de la religión, los intereses colectivos versus individuales, el desarrollo de lazos familiares y el amor entendido como tal, en su máxima expresión.

Para irnos orientando, Dororo trata sobre un muchacho, Hyakkimaru (voz de Hiroki Suzuki), cuyo padre, un damyo (señor feudal) llamado Daigo (Naoya Uchida), lo ofrece a los demonios a cambio de prosperidad en sus tierras. Por ello, Hyakkimaru nace sin extremidades, nariz, ojos, oídos, piel, espina bífida, sentido del tacto y voz. A pesar de todo, sobrevive abandonado por todos y rescatado solo por un médico, Jukai (Akio Ootsuka), quien lo cría como a un hijo. Pasado el tiempo, Hyakkimaru crece y decide viajar matando a los demonios y recuperando así y poco a poco su cuerpo robado. De este modo conoce a un ladronzuelo llamado Dororo (Rio Suzuki), quien decide seguirlo…

«Dororo». MAPPA y Tezuka Productions.

En lo primero que se distancia esta nueva adaptación, dirigida por Kazuhiro Furuhashi (con los OVAs de Rurôni Kenshin en su haber), de la obra de Tezuka es en su tono más dramático y realista, empezando por el propio Hyakkimaru, mucho más mundano (salvando las distancias) y serio que su contraparte del manga (quien hasta hacía uso de telepatía). En este sentido, el protagonista masculino es un ser que padece y sufre lo que le ha tocado vivir de forma bastante similar a como lo haría una persona que ha nacido con una discapacidad. Por ello, Hyakkimaru se frustra y sufre, lo que lo lleva ocasionalmente a caer en un abismo del que no sabemos si logrará salir, este último punto en el cual se profundiza más en esta segunda tanda de episodios (del 12 al 24). Qué tipo de personaje llegará a ser el protagonista, quien parece irse volviendo menos humano a medida que va recuperando su cuerpo, es una de las paradojas e incógnitas argumentales más interesantes.

En lo particular he agradecido este cambio respecto al manga, ya que se aprovecha asimismo para imbuir al relato de un estilo mucho más japonés, como ya detallamos, algo que le va como anillo al dedo a esta obra.

El personaje de Dororo por su parte también pierde parte de su vis cómica y se hace mucho más soportable que en el manga. Lo que unido a lo de Hyakkimaru y en general a la ambientación y el estilo vuelven a la obra más evidentemente madura. Lo que por ejemplo ya habíamos vislumbrado con Mio y los niños en la primera parte se profundiza aquí con la masacre de la aldea, Itachi o Saburota.

«Dororo». MAPPA y Tezuka Productions.

Lamentablemente, esta nueva adaptación de Dororo, si bien llega a superar al original, no está carente de fallos, especialmente en una segunda parte donde se vuelven más prominentes las irregularidades y los «experimentos» (famoso es ya el episodio 15 dirigido por el polémico Osamu Kobayashi). Esto se nota particularmente en la animación, la cual puede llegar a pecar de pobre y hasta chapucera (visto cómo anda el panorama de la industria, tampoco nos extraña). En este sentido, Dororo es una serie en la que prevalece claramente el estilo de dibujo, con sus fondos en acuarelas y los colores tenues, sobre las imágenes en movimiento

A nivel narrativo, podríamos resumir a la obra como una «road movie» (con toques de «buddy movie») con elementos sobrenaturales del folclore japonés y buenas dosis de drama. Esta estructura de «road movie» conlleva que algunos arcos argumentales se sientan más inconexos y forzados que otros, algo que le ocurría ya al manga de Tezuka.

A pesar de todo, una de las constantes de todo el título y su mayor logro es el desarrollo de Hyakkimaru y Dororo como personajes y la evolución de su vínculo, el cual adquiere una fortaleza que poco antes habíamos visto en un anime (o que al menos se nos hiciera tan creíble). Su espinoso recorrido por el difícil Japón feudal los pone en contacto con otras personalidades que, si bien no llegan a calar tan hondo, nos ofrecen un vistazo a otras realidades, algunas de ellas bastante impactantes.

Dororo es, como ya adelantamos, un relato muy japonés en forma, estilo, lo que cuenta y cómo lo cuenta. Su estilo, como ya hemos dicho, sumado a la efectiva banda sonora compuesta por Yoshihiro Ike (monumentos a esos opening de Ziyoou-vachi y Asian Kung-Fu Generation y especialmente a los ending de amazarashi y Eve, por favor) y a los matices de la historia junto a su emoción contenida la convierten en un producto que puede gustar o no, pero al que sin duda merece la pena darle una oportunidad. A nosotros ya se nos ha hecho un hueco en el kokoro para Hyakkimaru y Dororo.

Hablemos de Cloud Strife (Final Fantasy VII)

Cloud Strife es, para mí, el personaje favorito por encima de todos los que he ido conociendo en la ficción a lo largo de mi vida, y esto es así desde que jugué a Final Fantasy VII por primera vez allá por 2002. Por eso, no me es tarea sencilla expresar con palabras lo que Cloud significa para quien esto suscribe. Avisamos de que habrán SPOILERS de Final Fantasy VII.

Como epítome del héroe «perdedor», Cloud ha sido y es malinterpretado por una parte de los seguidores de la saga de Square Enix (antes Squaresoft) como un personaje anodino y aburrido, una mera sombra de Zack y del Cloud que nos ha ido llegando en secuelas, precuelas y spin offs. Sin embargo, allá donde el diseño de Zack está hecho con la idea en mente de agradar a las masas, Cloud es un personaje mucho más arriesgado.

Surgido antes que Squall (Final Fantasy VIII) o Lightning (Final Fantasy XIII), personajes que le cogen prestados algunos rasgos, quizás con algún elemento de Cecil (Final Fantasy IV) sobre sus espaldas, Cloud es el primer GRAN protagonista de la franquicia, en el sentido de ser el personaje principal del primero de los juegos de la serie numerada que salieron a Occidente bajo el soporte de PlayStation.

Originalmente, Cloud iba a ser un simple terrorista en una historia con tintes de cine negro que perseguiría a un detective llamado Joe en una especie de Nueva York. Cuando la historia fue tomando más la forma que conocemos actualmente, a Cloud lo acompañaron Aeris y Barret, los primeros personajes creados para la séptima entrega y que forman parte del primer trabajo importante de Tetsuya Nomura (como diseñador) para Squaresoft.

La idea era tener un protagonista que fuese en principio como un papel en blanco y cuya verdadera identidad se fuese descubriendo a la par que lo hacía el jugador. Así, los problemas identitarios y psicológicos de Cloud se hacen patentes desde el inicio, lo que lo vuelve un personaje frágil y bastante más humano que el prototipo habitual de héroe (al fin y al cabo, el descubrimiento de la identidad es una de las grandes cuestiones que recorre prácticamente todo el mundo a lo largo de su vida). Y de paso, será uno de los temas recurrentes de Nomura.

Para que la revelación de la verdadera identidad de Cloud no quedase demasiado forzada se creó a Tifa, amiga de la infancia que sirve de nexo, y posteriormente a Zack, quien en principio serviría como una especie de avatar idealizado del propio Cloud.

Frente al héroe Zack tenemos entonces al mucho más mundano Cloud, quien a medida que vaya rompiendo este falso avatar se irá volviendo más y más vulnerable hasta alcanzar el cénit de la crisis identitaria, tras la cual ya solo se irá asentando más y más.

Sin embargo, el verdadero Cloud es el vulnerable. Niño huérfano de padre, introvertido y prácticamente marginado desde la infancia, su ingreso a Soldado únicamente suma a la indiferencia que ha ido padeciendo en su vida, quedándose lejos del ideal que él mismo buscaba. Desde luego, a una gran distancia de su admirado Sefirot y hasta de Zack, prototipo éste último a todas luces de muchacho popular, extrovertido y con don de gentes. Por eso, cuando llega la locura de Sefirot, la destrucción de Nibelheim y la posterior huida de Shinra (de la cual Cloud no sale con todos sus cabales tras 5 años de experimentación), al morir Zack en su lugar, el rubio ya desarrolla (al principio sin ser consciente de ello) un gran síndrome del superviviente. Sobrevive él, el paria, el débil y el renegado; y no Zack, el carismático, adorable, Soldado de primera clase y a quien cuya novia esperaba.

Hablando de la susodicha, la cual posteriormente se topará accidentalmente por Cloud, de quien, tras un estupor inicial por las historias tan similares tras él y de Zack (Cloud asume subconscientemente su rol, el ideal no alcanzado), acabará desarrollando fuertes sentimientos por el rubio. Hemos aquí ya una primera brecha: Cloud también es capaz de llegar a ser tan merecedor de admiración y afecto como Zack.

Los síntomas de la brecha comienzan a percibirse cada vez más y es Aeris, durante la cita en Gold Saucer, quien le confiesa a Cloud su confusión inicial y el hecho de que se ha percatado de que son personas diferentes, queriendo llegar a su verdadero él (tanto en The Maiden Who Travels The Planet como en On the Way to a Smile: Case of the Lifestream se confirma que la florista ya había asimilado totalmente esta diferenciación entre Cloud y Zack):

«Al principio, creyó que guardaba algunas similitudes con su primer amor. Aún así, su apariencia, voz y personalidad no eran parecidas y también le hizo pensar que se trataba de alguien misterioso (…)

Cuando ella dejó a sus compañeros para dirigirse a la Capital Olvidada, el corazón de Cloud era como un huevo a punto de resquebrajarse (…) Era su mente la que iba a romperse» (The Maiden Who Travels The Planet, Benny Matsuyama)

Cuando Cloud finalmente recuerda todo gracias en parte al empujoncito de Tifa, su personalidad, que siempre había tendido hacia la inseguridad (que al inicio del juego disfraza con aparente apatía y soberbia, pero que se deja entrever especialmente en escenas con Aeris, Tifa o Sefirot), se vuelve más insegura aún. La culpabilidad por la muerte de Aeris se suma a la de Zack, ya asumida. De este modo, una vez saciadas las ansias de venganza y salvado el planeta, Cloud se hunde en una profunda depresión, lo que nos sitúa en Advent Children.

Las novelas de On the Way to a Smile, que sirven como nexo entre el juego original y la película-secuela, explican bien esta caída de Cloud hasta el punto de recluirse de todos y huir de los problemas en la iglesia donde conoció a Aeris.

Durante la propia cinta, el rubio va saliendo del bache y al final comprende que lo que sucedió no es su culpa. Aeris y Tifa son nuevamente quienes aprietan la tecla más directa: el que necesita perdonarse es él a sí mismo. La depresión misma, de nuevo Cloud con toda su mundanidad.

El protagonista de Final Fantasy VII ha recibido (y recibe) gran cantidad de atención en buena parte por el título del que proviene, haciendo así aparición en otros productos como la saga Kingdom Hearts, Final Fantasy Tactics, todas las entregas de Dissidia, Ehrgeiz, World of Final Fantasy, etc. En casi todos ellos (los que tienen algo de historia), Cloud sigue mostrándose como un personaje introvertido y no muy ducho en habilidades sociales.

Por ello, consideramos una gran injusticia que muchas veces se intente limitar a Cloud a una mala copia de Zack. Cloud asume recuerdos y rasgos de Zack, no su personalidad. Nunca se muestra como un tipo especialmente sociable, expresivo y habilidoso, sino todo lo contrario. Allí donde el moreno escenifica al héroe en su expresión más clásica e idealizada, Cloud es básicamente un pequeño yo que todos hemos tenido en algún momento: el que se deja aprisionar más por sus miedos y demonios internos, el que no sabe expresar sus emociones correctamente, el que aspira a alcanzar a su figura admirada pero que no puede (y la consecuente caída del mito en forma de Sefirot), el que sufre las pérdidas, el que se siente solo, el que se deprime.

Aún así, Cloud nunca pierde su papel de héroe de Final Fantasy VII, pues claramente lo es, pero no recoge tanto los estereotipos propios del término.

Dicho todo esto, parece ser que el propio Nomura le guarda bastante cariño al personaje y no ha querido representarlo como una versión idealizada, ahora con gráficos preciosistas y detallados, de cara al Remake (somos sabedores de que el diseño de Cloud ha sido ligeramente modificado respecto al del tráiler de 2015), mostrándolo aún así como un tipo más fibroso que musculoso y a quien él y Kitase describieron como «socialmente inepto» durante la presentación del nuevo y definitivo diseño.

Teniendo en cuenta esto, creemos que aún hay Cloud para rato, a pesar de las críticas y malinterpretaciones sobre su personaje. Desde luego, tanto él, como Sefirot o Aeris han ingresado ya en el podio de esos personajes que son conocidos y recordados por jugadores más allá de los fans del JRPG (películas como Rompe Ralph, series como El increíble mundo de Gunball o Robot Chicken o juegos como Super Smash Bros. son buena muestra de ello). Hoy y siempre, felicidades, Cloud.