Dragon Ball Super 80: El regreso de Son Gohan

Cuando Dragon Ball Z estaba en auge (qué recuerdos), había momentos en los que el hijo de Goku llegaba a brillar más que el susodicho. Por supuesto, estamos hablando de la saga de Cell. Pero no solo ahí: ya con el desenlace de la batalla contra Raditz se dejaba entrever que Son Gohan prometía. Con un diseño muy similar al de Goku (pero sin ser un calco directo, como Goten), Gohan se iba haciendo un hueco entre el fandom por su personalidad algo distinta a la de los saiyans típicos: era pacífico, bien educado y tímido, y en realidad no le gustaba luchar. Sin embargo, cuando se veía obligado por las circunstancias y se cabreaba, sacaba un potencial de su interior que superaba a esos saiyans de toda la vida, siendo ahí donde Gohan tomaba las riendas de la situación y de la serie (volvemos a la saga de Cell…). A medida que iba creciendo, daba la sensación de que no se sabía muy bien qué hacer con el primogénito de Goku. Bueno, en realidad Akira Toriyama sí lo sabia, pues terminó la serie admitiendo que Gohan (con su transformación mística) era el personaje sin fusionar más poderoso más poderoso. Esto nos lleva a pensar que es Toei, más que Toriyama y sus circunstancias, la que no sabe qué hacer con este personaje. Ya en Dragon Ball GT lo convirtió en mero decorado de fondo, bajo la excusa de que se había vuelto el empollón que siempre había aspirado a ser. ¿Amenazas como Baby? Daban igual, pues Gohan se había dedicado a hacer el doctorado. Muy lejos, en realidad, de esa contraparte del futuro apocalíptico (y, por supuesto, de su versión infantil). Con Dragon Ball Super la cosa fue a peor: Gohan es igualmente un empollón y, como no entrena, se ha vuelto un debilucho, perdiendo su estado místico y todo. Como aquí ha pasado menos lapso de tiempo que con el ejemplo de GT, la situación es aún más sangrante. Y muchos fans (me incluyo) empezamos a poner el grito en el cielo. Parece que Toei nos empieza a hacer caso y, poco a poco, con débiles muestras, va sacando a relucir algo más al hijo de Goku, ese que un día, supuestamente, iba a recoger su legado.

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¿De qué trata el capítulo 80 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? Como ya adelantaba el anterior episodio, Gohan había sido elegido para enfrentarse al guerrero del Universo 9, Lavenda. Este lobo antropomorfo de pelaje rubio y cara de faltarle un hervor parece que es especialista en lanzar ataques venenosos. Gohan al principio se muestra inseguro por la no presencia de ki por parte del enemigo, pero Goku lo anima diciéndole que vaya con todas sus fuerzas, que él es muy fuerte. Así lo hace el hijo, que al principio toma clara ventaja. Es entonces cuando Lavenda lanza uno de sus letales ataques sobre la vista de Gogan, dejándolo ciego. Además, el veneno irá propagándose por todo el cuerpo hasta matarlo. Kaioshin le ofrece una habichuela mágica, pero Gohan la rechaza diciendo que quiere ganar valiéndose solo de su poder.

Es entonces cuando, concentrándose, el hijo de Goku puede anticipar los ataques de su oponente, ya que oye a la perfección todos sus movimientos. Transformándose en super saiyan, parece que la batalla la tiene ganada. Sin embargo, el veneno efectivamente empieza a cubrir su cuerpo, debilitándolo. El primogénito de Goku concentra entonces toda su fuerza en un último ataque, enganchando a Lavenda y lanzándose junto a él contra el suelo. Ambos quedan tendidos y semi conscientes, por lo que el combate es decidido que termine en empate.

Ambos Zeno se muestran satisfechos, sin embargo tienen un anunciamiento guardado bajo la manga, que termina exponiendo el Gran Sacerdote: efectivamente, ambos se encuentran encantados de que los dos universos con menor rango combativo estén dando tan buenas peleas. Para esta ocasión, al tratarse de un previo, no pasará nada, pero para el Gran Torneo la idea que tienen los dioses supremos es eliminar a todos aquellos universos con escaso poder combativo (o que pierdan). Los universos 1, 12, 5 y 8 están exentos de participar en el torneo, pues todos ellos tienen un nivel por encima de 7. Mientras Kaioshin y Bills se culpan mutuamente tras escuchar la noticia, el Gran Sacerdote concluye: solo los ángeles (como Whis y Vados) de cada universo se librarán de la desaparición. Finalmente, se reestablece el ring y Goku sale a combatir contra Bergamo, el licántropo gris.

Como ya adelantábamos en nuestro primer párrafo, este es el episodio de Gohan. No hay más. Tras 80 capítulos de ninguneos y humillaciones, ya era hora de que el hijo de Goku peleara, o algo así. Es cierto, si nos ponemos quisquillosos, que un empate sabe a poco (¿y dónde carajo se ha ido el estado místico? sigo sin explicármelo). El capítulo, también es verdad, carece de momentos emotivos o épicos (volvemos a la saga de Cell, pero también servirían aquí Raditz, Vegeta e incluso Freezer o Boo) y la batalla se hace demasiado corta (dura aún menos que la de Boo). Pero a la postre casi todo se olvida porque Son Gohan vuelve a dar guerra. Además, lo hace con una buena caracterización, demostrando que sigue perviviendo en él algo (poco) de su espíritu de guerrero orgulloso (cuando rechaza la habichuela mágica o ayudas externas) y, cómo no, siendo un buen estratega (desde luego, usa más la cabeza que Boo; aunque eso es fácil). Por último, se agradece que sigan mostrando algo de su interacción con Goku, pues últimamente parecía que este personaje se había olvidado de que tenía un hijo mayor.

En cuanto al apartado técnico, cumple sin más. La animación no es horrorosa ni mucho menos, pero me gustaría saber por qué hay veces que Gohan parece que tiene problemas de anorexia, y en otras ocasiones se muestra como un campeón de gimnasio. Esa incongruencia con las proporciones sucede en ocasiones con casi todos los personajes, pero en el hijo de Goku es donde se perciben más (con diferencia). El diseño de Lavenda ha resultado bastante acertado (aunque me gustaba más el de Basil), lástima que su aparente locura no haya dado más juego. La música vuelve a acompañar bien a la acción, en ese aspecto no hay objeciones.

Mañana tendremos nuevo episodio, esta vez con el esperado combate entre Goku y Bergamo, el último de este previo al Gran Torneo de Poder. Esperamos que haya acción de la buena. Nos vemos muy próximamente.

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Dragon Ball Super 79: Boo vuelve a la acción (sí, esta vez sí)

Como comentábamos en la reseña del episodio anterior, Dragon Ball Super vuelve a adentrarse en la acción con su nueva saga, que al menos por ahora parece querer darnos lo que promete (no como el fiasco de la saga del Torneo del Universo 6). He aquí la primera diferencia entre ambas: aquí Boo SÍ lucha. Lo hace durante un solo capítulo, que es este 79 que nos ocupa, pero algo es algo.

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¿De qué trata el capítulo 79 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? En el preámbulo al gran Torneo de Poder que han organizados los dos Zeno, que enfrenta a los mejores luchadores del Universo 9 con los del Universo 7 (el de Goku y cía.), Boo ha sido el elegido para enfrentarse a Basil, un luchador con forma de licántropo y pelaje rojizo que parece ser especialmente rápido con sus piernas/patas.

En realidad, este episodio, al encontrarse bastante cargado de acción, puede resumirse muy fácilmente: Boo al principio no se toma en serio la batalla, lo que provoca que Basil tome ventaja… hasta que Satán resulta herido de rebote en uno de los ataques de Basil. Ante esto Boo se cabrea y, ahora sí, confronta seriamente a su oponente, provocando que retroceda. El kaio del Universo 9 (Rou) le entrega una misteriosa semilla a su luchador, lo que causa que éste se vuelva hipermusculado y se vuelva más fuerte… pero no lo suficiente para Boo. Al final, Basil es derrotado, los Zeno se muestran encantados con la batalla y Boo corre contento a contarle a Satán que ha ganado. Ahora, el próximo combate enfrentará a Lavenda (el licántropo rubio y cara de faltarle algún tornillo) con.. ¡Son Gohan!

El episodio, si bien ha estado cargado de acción, ha carecido en parte de esa epicidad tan propia de las batallas de Dragon Ball Z. Pero no hace falta ponerse nostálgicos. Y, además, este ha sido un combate propio de un torneo de artes marciales (que siempre han sido los más edulcorados, salvo excepciones como Piccolo Jr. contra Goku). Como decíamos, lo realmente más llamativo ha sido el regreso a la acción de Boo, y su especial vínculo con Mr. Satán. El monstruo rosa muestra aquí su característica doble cara: por un lado, con la mentalidad de un niño pequeño, solo pensando en jugar y divertirse; por el otro, como letal contrincante que puede llegar a poner las cosas muy difíciles (e incluso matarte). Basil también ha resultado ser un primer adversario a la altura, con técnicas que recordaban (y mucho) a Sanji de One Piece.

Otros aspectos interesantes de este capítulo 79 ha sido el comentario de Goku sobre no poder percibir el ki de los licántropos (seguro que esto dará más juego en un futuro próximo), la mala leche que parece gastarse Rou (frente a la aparente apatía de Sidra) y… el personaje Toppo. Durante un momento, nos lo han enfocado para mostrarnos cómo se ha molestado con uno de los ataques de Boo (y además aparece encapuchado, para más inri). Apostaría mis canes a que este futuro luchador les va a poner las cosas complicadas a los Guerreros Z.

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En cuanto al apartado técnico, la animación ha estado bastante correcta. La batalla ha sido fluida (cuando se han dedicado a combatir y no a hablar los espectadores) y Boo ha mostrado algunas expresiones de furia muy bien logradas (que nos recordaban al mejor Boo de Dragon Ball Z). La banda sonora también ha acompañado bien. Lo peor ha sido, quizás, que hemos percibido algunas irregularidades en la animación hacia el final del capítulo (donde claramente empeora). Pero bueno, las irregularidades de Dragon Ball Super.

Finalizado el primer combate, lo que más interesa ahora mismo es el nuevo enfrentamiento entre el primogénito de Goku y ese licántropo que parece tener una especie de conjuntivitis. ¿Será este el ansiado regreso de Gohan? Por lo poco que se puede apreciar en el adelanto, Lavenda no se lo pondrá fácil, puesto que al parecer lo dejará ciego (o similar). Veremos dentro de unas horas, esperamos impacientes el retorno de Son Gohan.

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Dragon Ball Super 78: Ahora sí, nueva saga

Tras este par de meses de capítulos de relleno (cuya «oficialidad» siempre es cuestionable), retomamos los análisis de Dragon Ball Super. No es para menos, pues ha dado comienzo una nueva saga, la del Torneo del Poder, donde todos los universos se verán enfrentados al más puro estilo «torneo de las artes marciales», a los cuales tan acostumbrados nos tiene la serie de Akira Toriyama.

¿De qué trata el capítulo 78 de Dragon Ball Super? A partir de aquí, SPOILERS.

Tras haber hablado con los dos «Zenos» (el de su línea temporal y el del futuro de Trunks), Goku solicita la celebración del Torneo del Poder entre todos los universos, puesto que ha oído de la existencia de guerreros más fuertes y se siente emocionado por comprobarlo. Los dioses de todo acceden, pero con una condición: el universo perdedor será destruido. Como el Zeno del futuro no ha visto todavía a Goku pelear, además quiere realizar una demostración previa: los luchadores del Universo 7 (el de nuestros protagonistas) combatirán contra los del Universo 9. El Gran Sacerdote es el encargado de comunicarles todo esto a Goku, Bills, Whis y Kaioshin, quien se pregunta por qué justamente el Universo 9. Bills, por su parte, se enfada (razonablemente) con Goku por su inconsciencia. Nuestro protagonista piensa que, al ser amigo de Zeno, si le piden que no los destruya éste no lo hará. El dios de la destrucción opina justo lo contrario: incluso pedírselo es un riesgo. Goku no contaba con este contratiempo, motivándose todavía más para pelear y ganar. Con esta idea en mente, acude a reclutar más guerreros.

Empieza (cómo no) por Vegeta, quien se niega debido a que Bulma está a punto de parir y prefiere estar presente. Vegeta le sugiere a Goku que se lleve a los niños (en esos momentos entrenando), a lo que Goku se niega, recordando que sería mejor pedírselo a Son Gohan. Ya con su primogénito, Goku intenta animarlo a participar, pero su hijo no está convencido. Goku entonces le cuenta la amenaza de Zeno: si pierden, todo su universo será destruido. Ante esta noticia, Gohan se aterroriza (y, como Bills, culpa a su padre por su imprudencia). En esos momentos aparecen Pan y Videl, lo que termina de convencer a Gohan: luchará en el torneo, ya que ahora tiene algo que proteger. Ya de paso, y al ver a Satán, Goku decide pedírselo también a Boo.

De regreso al mundo de Zeno, Bills se pregunta qué pinta ahí Satán, a lo que éste se defiende diciendo que Buu solamente lo escuchará a él. Ya reunidos todos los guerreros, se presentan ante los «Zenos» y el resto de dioses, sacerdotes y kaios, que han acudido desde sus universos para presenciar esta antesala al Torneo del Poder. El Gran Sacerdote informa que el ganador podrá pedir un deseo a las Super Dragon Ball (Champa ya las estaba buscando), justo como en el anterior Torneo del Universo 6. Al ver a Champa y a Zeno, Goku se emociona al saludarlos, para desesperación de Bills y Satán.

Va a comenzar el primer combate: el Universo 9 elige a su combatiente Basil, un licántropo con pelo rojizo. Goku y los demás eligen a Boo… que ha caído dormido. Satán corre a despertarlo y le ofrece chocolate; si lucha bien, le dará aún más chucherías. Boo se anima y… ¡comienza el duelo!

La verdad, se agradece que, tras tantos episodios «de parón», la acción comience a fluir. Habrá que esperar al siguiente capítulo para ver propiamente la lucha entre Boo y Basil (el cual parece ser muy rápido, especialmente con sus piernas/patas), pero al menos ya tenemos presentes a los luchadores de la antesala. Y, oh, sorpresa, uno de ellos no es Vegeta sino Gohan. Los que me conocen saben que soy fan a muerte del príncipe de los saiyans, pero esta deriva que había tomado la serie de presentarlo como co-protagonista eterno, en detrimento de otros personajes que tradicionalmente habían sido los que ostentaban dicho cargo, empezaba a resultar cargante. Lo de Son Gohan, justamente, no tenía perdón: vale que el hijo de Goku siempre había sido un empollón pacifista, pero  nunca faltaba en la primera fila de haber sido necesario. No así en Super, donde pareciera (desde el principio) que su presencia molestaba, no fuera a eclipsar a Vegeta. Pienso que ambos personajes pueden co-existir en equilibrio y armonía, sin que por ello uno tenga que desaparecer de la pantalla o quedar como un pelele. Veremos si esta saga consigue por fin este objetivo. 

La presencia de Boo y Satán también se agradece, sobre todo tras la decepción del Torneo del Universo 6, donde el monstruo rosa apenas hizo algo. Para satisfacer las intrigas de los espectadores, Toei ha sido consciente de ello y ha puesto al otrora villano como primer combatiente. Ya hay ganas de ver si intentará (¿y conseguirá?) transformar a Basil en chocolate.

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El otro aspecto más llamativo del episodio ha sido la presentación del resto de dioses y sacerdotes. Aunque todavía no hayan soltado una palabra, hemos podido observar más claramente sus diseños e, incluso, ya sabemos cómo se llamará el dios de la destrucción pelirrojo del Universo 9: Sidra. Su kai recibe el nombre de Rou (no sé por qué, me resulta el más «villano» de este universo), mientras que sus luchadores licántropos son conocidos como Basil (el ya citado de pelaje rojo) y Bergamo (el gris que aparece luchando contra Goku en el opening). En cuanto a los del resto de universos, destacan (para nosotros, al menos), el que tiene aspecto de elefante y otro con cara de payaso. Son, además, a los que más enfoque han dado en este episodio (Sidra y Champa aparte). Quizás porque el kai del dios-elefante es Gowasu, un viejo conocido por estos lares.

Vayamos con el apartado técnico. La animación parece haber dado un salto de calidad ya desde el capítulo anterior… Remarcamos el «parece» porque en realidad lo que han mejorado (notablemente) es el color/iluminación, otorgándole un estilo más retro y cercano a Dragon Ball Z. Si bien es cierta esta mejoría, a la animación como tal, no nos engañamos, le falta todavía bastante para llegar a unos niveles de calidad aceptables (más en el episodio 77 que en el 78). Especialmente en todo lo relacionado con la fluidez de los movimientos (continúan bastante acartonados) y algunos planos con personajes casi-deformes. Hemos visto (en unos pocos capítulos) que Dragon Ball Super es capaz de regalarnos buenas animaciones, y esperamos que haya momentos así en esta saga, sobre todo en las peleas.

Para ir finalizando, no puedo dejar de destacar la sensación de nostalgia que ya ha envuelto a esta nueva saga desde sus inicios. Toriyama siempre ha sido un declarado fan de las artes marciales, y los torneos han abundado en la historia de Dragon Ball (más en la primera etapa con Goku niño). Se percibe un intento de volver a este viejo espíritu, donde acción, emoción y diversión cabían a partes iguales. Ya sabemos, por ejemplo, que Bergamo es especialista en venenos, algo que nos indica que no todo es fuerza bruta o escalas sobre-dimensionadas de poder. Como en aquella Dragon Ball, vaya. Esperamos poder divertirnos desde ya con la pelea entre Boo y Basil, la próxima semana en el capítulo 79 de Dragon Ball Super.

P.D.: ¿Hemos dicho ya que el nuevo opening es (perdonad la palabra) simplemente cojonudo?

P.P.D.: O Trunks y Goten pegan ya el estirón, o empezaremos a pensar que sufren de enanismo.

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Dragon Ball Super 67: El final de una saga

«¿Pero esto qué es?» es, probablemente, la pregunta que más me he estado realizando en relación con el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Lo más importante: es el que pone punto final a la llamada «Saga de Trunks del futuro». ¿Y qué tal lo hace? Pues es que todavía no lo sé…

¿De qué trata el episodio 67 de Dragon Ball Super? Trunks había derrotado a la fusión de los Zamasus con su espada-Genkidama… Si pensabais eso, estabais equivocados. Zamasu regresa de alguna forma para convertirse en «la justicia»· en sí misma, y empieza a aniquilar a todo bicho viviente. Menos a nuestros héroes, claro, que sobreviven a duras penas. Viéndose en semejante y desesperante situación, Goku encuentra por casualidad el botón de llamada a Zeno, el cual decide utilizar. Este Zeno, el de la línea temporal de Trunks, no reconoce a Goku, pero al ver en lo que se ha convertido el mundo decide acabar con él ipso facto. Goku les grita a los demás que huyan, con Kaioshin y Zamasu regresando a su universo-tiempo y los demás resguardándose en la máquina del tiempo, que regresa a la línea temporal del presente. Una vez allí, aparecen todos para recibir a nuestros héroes, incluyendo a Whis y Bills.

Whis comienza a dilucidar cómo podrían volver Trunks y Mai del futuro a su línea temporal. ¿Quizás retrocediendo a unos momentos antes de la derrota de Zamasu? Los Guerreros Z rápidamente descartan esta opción, puesto que supondría volver a vencer al inmortal. Otra idea: crear una línea temporal alternativa, justo antes de la llegada de Black (y la consecuente muerte de Bills y Kaioshin), donde el dios de la destrucción asesinaría al discípulo de Gowasu. Bills no está muy por la labor de andar jugueteando con los viajes en el tiempo, a pesar de que el hecho de que matara a Zamasu en el presente ya supuso la creación de otra línea temporal alternativa. Whis acaba convenciéndolo y ambos se marchan para cumplir con su nuevo cometido, no sin antes advertir de que en dicha línea temporal habría dos «Trunks» y dos «Mais».

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A su vez, Goku tiene la ocurrencia de regresar en la máquina del tiempo a por el Zeno del futuro y traérselo de vuelta al presente. Una vez hecho esto, nuestro protagonista lo conduce ante su versión en la actualidad. Ambos Zenos se saludan alegremente: uno y otro finalmente tendrán un compañero con quién jugar.

A la mañana siguiente Trunks y Mai se despiden de todos los Guerreros Z. Ya despegando, Piccolo y Gohan les salen al encuentro para desearles suerte. Un emocionado Trunks recuerda a su fallecido maestro antes de volver al futuro.

Digamos que, en definitiva, esperaba más para la conclusión de esta saga. Es cierto que habíamos depositado muchas expectativas sobre ella, que finalmente no se han visto realizadas. Sí, es verdad que el Trunks del futuro ha tenido un buen crecimiento como personaje y como guerrero, no así el resto de protagonistas. Sigue resultando especialmente hiriente el caso de Son Gohan: convertido en un hombre de familia y estudios, al final quieren intentar volver a mostrárnoslo como un guerrero bajo el entrenamiento de Piccolo. Aclárense, señores de Toei: o una o la otra, pero dejad de jugar con nuestros sentimientos. Hasta el momento, está claro que el primogénito de Goku se ha limitado a ser un mero comparsa en clave de humor más que otra cosa. Lo cual no quita para que el momento protagonizado por él en este capítulo haya resultado el más emotivo de todos (y casi lo único rescatable del episodio 67).

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Si la gente se estaba quejando de incoherencias, con el final de la saga vamos a tener para repartir. Empezando por la más básica: el propósito principal de Trunks del futuro, que es salvar su mundo, se ha diluido totalmente. Y este objetivo ya lo tenía durante los arcos argumentales de los androides y Cell (y se había visto cumplido), lo que torna más grave la cosa. Ahora Trunks y Mai serán unos absolutos extraños en una línea temporal que no debería saber nada de ellos (y que se contradice porque, si hay un Trunks del futuro en dicha línea… también éste habría acudido a avisar a Goku en otro pasado/presente alternativo y habría derrotado al Cell de su época, por lo que… ¿no era que solamente había ocurrido esto una vez, siendo el caso de este Trunks del futuro algo único?). Por otro lado, ¿por qué no podrían quedarse Trunks y Mai del futuro en el presente? Total, si el problema va a ser que existirán dos de ellos a la vez… van a encontrarse con lo mismo de uno u otro modo. Si al menos se hubieran quedado en el presente que todos conocemos, ni Whis ni Bills tendrían que haberse molestado en ir a matar a Zamasu y crear (otra) línea temporal alternativa. En definitiva, un cacao mental absoluto del que es muy complicado salir, y en el que no entendemos por qué Toei (o Toriyama, o quién sea) ha decidido meterse. El propósito del Trunks del futuro se ha destruido de un plumazo (como los niños que aportaron su energía al Genkidama-espada, totalmente desaprovechado en este episodio, como si nunca hubiera existido), al igual que la poca coherencia que quedaba.

Luego está el tema de los «Zenos». Ahora resulta que hay dos «dioses de todo» (que no lo será de todo TODO si resulta que no tienen ningún tipo de influencia sobre el tiempo, existiendo uno de ellos en cada línea temporal) en el presente, ergo… ¿qué pasa si uno decide destruir y el otro no? ¿Batalla de Zenos y todo al carajo? Por no hablar del hecho de que los guionistas hayan decidido resolverlo todo con la llamadita de un botón (lo cual se veía venir, lamentablemente). Ya no hay sensación de amenaza posible: Goku tiene el comodín de la llamada.

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Esto en sí no resultaría tan grave… de no ser porque afecta exageradamente al tono de la trama. Esto es algo de lo que ha pecado Dragon Ball Super desde sus inicios: a medio camino entre la comedia con (breves) momentos de drama, en varias ocasiones no sabe muy bien dónde quedarse. Volviendo al ejemplo de la Genkidama-espada: la conclusión del capítulo 66 había resultado sobradamente épica, no hacía falta deshacerlo todo de vuelta sacándose de la manga que Zamasu «se ha convertido en la justicia» (otro sinsentido). Es como si el Kamehameha «padre-hijo» que destruyó a Cell hubiese quedado en nada porque el villano hubiera podido tirarse un pedo místico que al final hubiera arrasado con la Tierra. No pega, no hay una línea conductora clara en la narrativa. Y es algo que Dragon Ball Super tendría que haber solucionado ya, teniendo la oportunidad de oro con esta saga de Trunks del futuro (al final totalmente desaprovechada).

En definitiva… no me ha gustado el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Y es una lástima porque suponía la conclusión del arco argumental que más emocionada me tenía. Voy a comentar muy brevemente la animación porque, básicamente, ha vuelto a ser de lo más mediocre. Después del bonito dibujo que había sacado a relucir el episodio 66 nos vienen con esto y dan ganas de arrancarse los ojos.

Desconocemos cuál será el próximo arco argumental de Dragon Ball Super, puesto que se avecinan varios episodios de relleno. Eso sí, ya en el avance parece que estarán mejor animados que este que nos ocupa (lo cual no es complicado).

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Dragon Ball Super 55: Goku tiene un nuevo amigo

¿Recordáis cuando, en el anterior capítulo (el 54) de Dragon Ball Super, aparecía al final el dio Zeno (el dios de TODO) y le pedía a Bills que quería ver a Son Goku? Pues bien, de eso va el 55, a grandes rasgos, del encuentro entre Zeno y Goku. Pero, ¿para qué quería verlo? Pues veamos…. (ATENCIÓN, SPOILERS)

Como íbamos diciendo, el capítulo empieza con Bills y Whis informando a Goku sobre los deseos del dios Zeno. Goku objeta con que está muy ocupado ahora como para ir a ver al susodicho, ya que la máquina del tiempo está casi lista. Bills y Ehis le advierten de que no hay opción, lo que Zeno ordene hay que hacerlo… bajo amenaza de la posibilidad de destrucción de todos los universos. En ese caso, Goku acepta, pero Bills le sugiere que lleve consigo al kaioshin de ese universo, para asegurarse de que va a estar bien. Goku se sorprende de que el dios de la destrucción pueda llegar a preocuparse por otro ser, ante lo que Whis comenta que, si el kaioshin de un universo es destruido, entonces también lo será (y automáticamente) el dios de la destrucción correspondiente. Goku se sorprende ante esta nueva información, ya que llega a la conclusión de que, si quiere derrotar a Bills, solo le bastaría con dejar K.O. a Kaioshin. Bills se molesta con Whis por haber revelado dicho dato.

De vuelta a la Tierra, efectivamente Bulma confirma que la máquina del tiempo ya está lista. Mai dice que va a ir a avisar al Trunks del futuro, pero Bulma la frena diciéndole que se encuentra todavía recuperándose del último entrenamiento con Vegeta.

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En cuanto a cómo les va a Zamasu y Gowasu, ambos continúan en el planeta de los babari. Éstos continúan atacándose y matándose entre ellos, lo que causa gran frustración a Zamasu. De pronto, uno de los bichejos lo ataca, ante lo que el aprendiz de kaioshin lo destruye sin contemplaciones. Gowasu decide que ya ha sido suficiente y deciden volver a su tiempo y a su planeta, no sin antes pedirle a su alumno que le devuelva los potara. Ya de regreso, Zamasu se encuentra sumamente ofuscado debido a que considera que los mortales no saben aprovechar la inteligencia que les han dado los dioses, y que deben hacer justicia. Gowasu, en cambio, considera que su aprendiz está obrando impulsivamente y de forma incorrecta, ya que los dioses no deben intervenir en la historia. Al matar a ese babari, es posible que Zamasu haya alterado la misma.

Regresando con Goku y compañía, hacen una parada en el planeta de los kaioshin. Éstos se sorprenden por la invitación de Zeno, ya que el kaioshin joven nunca ha estado en el castillo del susodicho, mientras que el kaioshin mayor solo ha acudido en tres ocasiones. Al llegar ante el famoso palacio, los recibe un ser similar a Whis, pero con apariencia más juvenil, que recibe el nominativo de «gran sacerdote». Whis informa de que se trata de uno de los cinco seres más poderosos de todos los universos, mucho más fuerte que él mismo. Cuando se encuentran ante Zeno, éste le informa a Son Goku que lo que quiere ser es… ¡su amigo! Goku al principio no lo entiende muy bien y vuelve a decir que ahora no tiene tiempo para eso, ya que ha de encargarse de un tema muy importante (Bills y Whis le habían pedido que no mencionase absolutamente nada de Trunks, Black o los viajes en el tiempo). Los guardianes de Zeno y Kaioshin se aterrorizan, pero curiosamente el dios de dioses no tiene nada que objetar, y le pide a Goku que le enseñe a jugar a más cosas divertidas la próxima vez. Para ello le da un botón de llamada: si lo pulsa, Zeno acudirá en el acto. Con todo esto, Goku y los demás se retiran, no sin haberle prometido antes a Zeno que volverá y además con otra persona que será «aún mejor amigo» que él.

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Ya de regreso, Whis y los demás se preguntan a qué otra persona se refería Goku, pero éste dice que no tenía a nadie concreto en mente, solo lo dijo para poder retirarse y quedar bien. Bills se aterroriza pensando que, de enterarse Zeno, morirán todos.

Nuevamente con Gowasu y Zamasu, éstos vuelven a discutir sobre el papel de los dioses y si deberían o no impartir justicia. Gowasu nota que el te de Zamasu vuelve a estar mal, por lo que percibe alguna perturbación en el alma de su aprendiz.

Goku vuelve a la Capsule Corp., donde Bulma ya tiene a punto la máquina del tiempo para el despegue. La banda de Pilaf y los demás despiden al Trunks del futuro, Vegeta y Goku, quienes en seguida llegan al futuro. Una vez allí, Trunks se sorprende al encontrar el gorro de Mai, pero sin rastro de ella. Mientras, Goku inspecciona la zona, cuando de repente unos rebeldes lo atacan con misiles.

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Y así acaba el capítulo 55 de Dragon Ball Super. Como vemos, la trama va avanzando (especialmente en la segunda mitad), y se nos ha dado más información sobre los kaioshin y los dioses de la destrucción, y la conexión que los une. Al respecto, ésta es prácticamente la misma que tenían Piccolo y Kamisama, por lo que tendremos que esperar a ver si la utilizarán para algún tipo de trama en un futuro (al menos, Bills ya tiene más posibilidades de morir, ya que antes de eso su poder era demasiado inalcanzable).

En cuanto al encuentro entre Goku y Zeno, lo cierto es que, al menos de momento, lo hemos considerado demasiado prescindible y «tonto», ¿Por qué, de entre todos los mortales, Zeno querría tener como amigo a Son Goku? Bueno, la respuesta es fácil: es el protagonista de un shônen. Más curiosidad nos ha causado la persona a la que podría estar refiriéndose Son Goku (aunque éste no tuviera a nadie concreto en mente, suponemos que deberá cumplir su promesa con Zeno en un futuro). Nuestros candidatos: Vegeta (para seguir siendo «el show de Goku y Vegeta»), Mr. Satán (debido a su buena relación con Buu), Gohan o Goten (éstos últimos porque no están desempeñando ningún papel en la historia, más que nada). También deberemos estar atentos al botón de llamada que Zeno le ha dado a Goku, y si éste tendrá algún uso importante en tramas futuras.

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La mejor parte (a nivel argumental) del episodio ha sido, sin duda, la correspondiente a Zamasu y Gowasu. Están logrando bastante eficazmente aumentar la atmósfera de tensión entre estos dos personajes, hasta tal punto que no podemos evitar pensar que a Gowasu le quedan dos telediarios. Zamasu, a su vez, está perdiendo cada vez más la cabeza. Todavía queda por ver cómo lo vincularán con la trama de Black Goku del futuro, ya que…

Goku, Vegeta y Trunks ya se encentran en dicha línea temporal. Y, según el avance del próximo capítulo, el enfrentamiento con Black es inminente (nueva transformación incluida). ¿Significa esto que lograrán derrotar ya al Black del futuro, pero que aún deberán hacerse cargo del Zamasu del presente? Demasiado pronto para saberlo, ya que hay demasiadas puertas abiertas. Y hablando del avance, ¡Yajirobee está vivo en el futuro! Que ya estén en el futuro es, al menos, una buena señal para el avance de la trama.

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En cuanto a la animación, nuevamente hemos encontrado altibajos en este episodio, pero no tan graves como en otros. Hay algunos planos que incluso están bien dibujados. Lo que más nos sorprende en este sentido es que parece que el personaje que más les cuesta dibujar es precisamente Goku. No les sale tan mal (aparentemente) con Vegeta, Bills, Trunks o incluso Black Goku, por mencionar a algunos. Claro, que el hecho de que Goku se esté transformando cada vez más en Luffy (One Piece) tampoco ayuda.

El próximo capítulo, el 56, de Dragon Ball Super, promete y mucho. No solo por los citados Yajirobee y Black (con super saiyan rose), sino también porque habrá reencuentro entre Trunks y Mai, Vegeta será el que plante cara y, sobre todo, ¡la animación! En serio, creemos haber visto mejor animación en este avance de Dragon Ball Super que en todo el resto de la serie. A esperar una semana toca.

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