The Mandalorian, una (casi) impecable primera serie en acción real de Star Wars

Disney+, la plataforma de streaming con la que la casa del ratón pretende hacer competencia a Netflix, ha arrancado con artillería pesada sus andanzas por Estados Unidos (por estos lares no llegará hasta marzo de 2020). Uno de sus títulos estrellas que celebran su llegada ha sido la que se consideraría primera serie en acción real de Star Wars, The Mandalorian.

El mismo George Lucas había admitido en alguna ocasión su propósito de realizar un producto con formato episódico ambientado en una galaxia muy, muy lejana, pero quizás por falta de tiempo o de presupuesto la idea nunca se materializó… hasta ahora. Y promete ser la primera de varias series de Star Wars.

The Mandalorian opta así por alejarse de la parte más mística (al menos por ahora) de Star Wars para adentrarnos en los bajos fondos de la galaxia de la mano de un cazarrecompensas después de la caída del Imperio (se sitúa tras los acontecimientos de El retorno del jedi). El mandaloriano (cuyo nombre desconoceremos hasta casi finalizada la temporada e interpretado por Pedro Pascal) recorre así varios planetas, donde irá conociendo a diversos personajes (o reencontrándose con viejos conocidos). Hasta que durante una importante misión se topa con alguien que le hará cambiar el rumbo y replantearse varias cuestiones.

Disney ha contado para esta primera inversión (e inmersión) con un conocido para el estudio como es Jon Favreau (Iron Man, los remakes de El libro de la selva y El rey León). Esta especie de nuevo Rey Midas, quien sabe brindar entretenimiento sobre seguro y ofrecer a las grandes masas lo que quieren, ha vuelto a acertar en esta ocasión con un formato que, a priori, sí podría resultar más arriesgado.

Arte conceptual de The Mandalorian. Disney+ y Lucasfilm.

Nos referimos al estilo episódico y autoconclusivo que adopta la serie desde sus inicios. Una característica que quizás puede echar para atrás a alguno o llevar a creer que no está sucediendo gran cosa en la pantalla.

Sin embargo, Favreau ha sabido dotar de encanto a este formato, como ya lo hicieran (por ejemplo) Star Trek, Doctor Who o Cowboy Bebop y, salvo la trama principal que va desarrollándose de fondo y al final, cada capítulo cuenta una historia distinta con diversos personajes.

Esto no funcionaría si dichos invitados no tuvieran el suficiente carisma, pero vaya si lo tienen. A Pascal lo acompañan (a veces detrás de las cámaras, aportando únicamente la voz) actores como Nick Nolte, Gina Carano, Werner Herzog, Giancarlo Esposito o Natalia Tena. Y todos ellos brillan con luz propia hasta el punto de apenarnos pensando que quizás no los volveremos a ver más (de nuevo, por el formato autoconclusivo).

Favreau también ha sabido apoyarse en algunas de las bases que influyeron en la Star Wars original y explotarlas. Estas son, claramente, el western clásico y elementos de la cinematografía y literatura japonesas como la obra de Akira Kurosawa o títulos como El lobo solitario y su cachorro. Bases estas que le van como anillo al dedo al personaje del cazarrecompensas solitario con naturaleza noble.

Otro de los aciertos, que favorece el formato episódico y autoconclusivo, es la lista de directores con la que han contado, desde Bryce Dallas-Howard hasta Deborah Chow o Taika Waititi, pasando por un entendido en la franquicia como es Dave Filoni (aunque, curiosamente, uno de los episodios dirigidos por éste último es para nosotros el más flojo).

The Mandalorian. Disney+ y Lucasfilm.

La banda sonora, compuesta por Ludwig Göransson, logra sorprendentemente que apenas echemos en falta al genio de John Williams. Sus partituras, influenciadas asimismo por el western, ayudan a crear esa atmósfera que le ha quedado tan bien al personaje. Mención especial para el tema que suena durante los créditos de cada capítulo.

No obstante, The Mandalorian no está exenta de fallos. El más notorio de todos ellos es que es bastante previsible. Vale, sí, es Star Wars, y no hay nada de malo en que esté dirigido potencialmente a un público pre y adolescente, pero Disney esto lo exagera mucho. Básicamente, sabemos que no le va a pasar nada malo al protagonista (y diríamos que suavizan bastante su parte más turbia, teniendo en cuenta lo que puede dar de sí el tema).

Veremos por qué caminos derivan las siguientes temporadas y si la cosa se pone más seria. Por ahora, basta con dejarse llevar por este puro entretenimiento con mucha de la sensibilidad de Star Wars y carismáticos personajes que es The Mandalorian.

P.D.: Nos lo queríamos guardar por si SPOILERS (y si alguien que esté leyendo esto no ha visto NADA de la serie y es ajeno a las redes sociales debería detenerse aquí), pero es evidente que, a pesar de todos los notables aciertos de Favreau, del carisma de Pascal y de los personajes que lo acompañan, de la banda sonora tan western, gran parte del éxito que está cosechando la serie se lo deben a esa criaturita adorable aún sin nombre que es comúnmente conocida como «Baby Yoda».

Han Solo o el arte de fusionar western y ciencia-ficción

Todavía quedan dos meses para el estreno de Han Solo: Una historia de Star Wars, pero ya vamos siendo testigos de que, poco a poco, la cinta de la franquicia que a priori parecía más inútil (¿el pasado de Han Solo sin Harrison Ford? ¿Para qué?), empieza poco a poco a convencer a los más escépticos. Y me incluyo.

Como decíamos, una película sobre el pasado de Solo, con un Ford que evidentemente no iba a poder interpretarlo, cuando es un personaje que de por sí conocemos a una edad joven (30 años) y teniendo ya el Universo Expandido (rebautizado como Legends con la llegada de Disney), parecía algo absurdo. Sin embargo, ahora que Lucasfilm ha empezado a ponerse en serio con la promoción, y a medida que se van revelando más detalles, nos está resultando al menos un producto quizás hasta interesante. ¿Por qué?

Principalmente, el enfoque que, tras un desarrollo algo complicado, parecen haberle dado a la cinta, virando más hacia la aventura dramática que a la comedia que no se toma en serio a sí misma (aunque las palabras de Donald Glover, quien lo interpreta a Lando en Solo, respecto a que será la película más divertida nos hace mantenernos cautos) que al parecer pretendían Chris Miller y Phil Lord, los anteriores directores. Los grandes culpables de ello son Lawrence y Jon Kasdan, el primero guionista a su vez de la trilogía original, El despertar de la Fuerza e Indiana Jones, lo que nos puede indicar por dónde van a ir los tiros. Según se ha revelado recientemente, el propio Kasdan llevaba tiempo detrás de una película en solitario de Han Solo, algo que llegó a tratar con George Lucas. Teniendo en cuenta que no es un novato y el (en mi opinión también) cansino humor al que nos tiene acostumbrados Disney-Marvel, un cambio hacia el lado dramático aventurero (no, no pretendemos que sea Ciudadano Kane) sería más que bienvenido.

Pero es más, el tono de la cinta que vamos percibiendo a través de tráilers, entrevistas y fotos nos deja caer asimismo una mezcla entre la ciencia-ficción (característica de Star Wars), el western y el cine negro.

De la parte vinculada a la ciencia-ficción no hace falta hablar, mientras que la del western se observa muy claramente en una escena del tráiler donde parece que habrá un duelo entre Han (interpretado aquí por Alden Ehrenreich) y un grupo enmascarado al más puro estilo indios/Caballeros Ren (con el personaje interpretado por Paul Bettany al mando); a que parte de la trama girará en torno a uno o varios grupos de forajidos (uno de ellos liderado por Woody Harrelson, en donde ingresarán Han y Chewie); y al asalto a un tren como parte de la trama,  además de que los carteles promocionales lanzados hasta la fecha se asemejan a los clásicos carteles de «Wanted». El hecho de que Han y Chewbacca no dejen de ser el prototipo de personajes marginados, fuera de la ley y del sistema, y que sean duchos con las armas de fuego tornaban propicio este acercamiento.

Sin ir más lejos, la Cantina de Mos Easley, lugar donde los encontramos por primera vez en Una nueva esperanza, fácilmente puede traernos a la mente la clásica taberna del lejano Oeste con toques de… cine negro.

La parte de «cine noir» es la que menos se percibe hasta la fecha, no por ello inexistente. De hecho, parece que la mayor representante (hasta ahora, al menos) al respecto será el personaje interpretado por Emilia Clarke, Qi’ra. Descrita como amiga de la infancia (y algo más) de Han, ambos han crecido solos en esa especie de Gotham espacial que debe de ser Corellia. Por lo tanto, ambos son supervivientes, algo que según la actriz Qi’ra muestra mediante un exterior duro y hasta impenetrable. La clásica «femme fatale», vaya. Teniendo en cuenta que no volvemos a ver nada de Qi’ra ni en la trilogía original ni en la actual que se está desarrollando (donde Han ya está muerto), nos da la sensación de que esta muchacha, importante para el personaje de Solo, probablemente morirá o bien traicionará a su amigo. Quizás ambas.

Existen varios exponentes que mezclan (con más o menos éxito) la ciencia-ficción, el western y el cine negro, pero si hay uno que se nos hace como la que mejor ha sabido llevar dichos ingredientes, sin duda esa ha sido Cowboy Bebop. Hasta ahora, no se sabe nada de si ha servido o no de inspiración a los Kasdan (que sí han mencionado a Sin Perdón o Heat, por poner unos ejemplos), pero no sería de extrañar si así fuera. No solo el propio Han en la figura del protagonista, Spike Spiegel, un cazarrecompensas nihilista y algo rudo, sino de nuevo la propia Qi’ra en una especie de mezcla entre Faye (en uno de los carteles incluso puede percibirse la pose y los tonos morados en el pelo) y Julia (el pasado tortuoso de Spike, la misteriosa figura femenina que golpea ocasionalmente los pensamientos del protagonista). Incluso el breve lapso que tenemos actualmente del personaje interpretado por Thandie Newton nos trae irremediablemente a la mente a Coffee, del capítulo Mushroom Samba.

No pretendemos decir que Han Solo: Una historia de Star Wars se asemejará a Cowboy Bebop, ni mucho menos, primero porque el producto de Shinichiro Watanabe es algo difícil de igualar, ya que es considerada una obra maestra; y segundo porque aún sabemos más bien poco de la próxima cinta de la franquicia de Lucasfilm. Eso sí, nos parece que la eventual fusión entre ciencia-ficción, western y cine negro puede llegar a dar unos gratos resultados y, en lo personal, será más que bienvenida. Por lo demás, solo queda esperar al 25 de mayo.

Esos clásicos inolvidables: Cowboy Bebop. Parte III

Si bien en la Parte I hablamos de la parte técnica y argumental, y en la Parte II hicimos lo propio con los personajes (Spike y Faye), en esta Parte III les toca el turno a Jet, Ed, Ein, el resto de esa tripulación de lujo que pulula por el universo de Cowboy Bebop. ATENCIÓN, que habrá SPOILERS (ved la serie, leñe).

Empezamos por Jet, Jet Black, del cual me gustaría hacer una especie de reivindicación. Al no ser un bishonen (chico guapetón) como Spike o Vicious, o al ser un personaje más equilibrado, Jet no suele resaltar tanto entre los fans de la serie. El problema es cuando los mismos fans trasladan esa aparente indiferencia hacia el argumento y los mensajes que transmite Cowboy Bebop. Por ejemplo: para Spike, en ocasiones (siempre desde la perspectiva de una parte del fandom) pudiera parecer que Jet no existe; o bien está atrapado por su pasado (Julia), o bebe los vientos (es un decir) por Faye, pero a Jet se lo pasa por alto, como si estuviera de paso. Pues bien: Jet es, sin duda, la persona (del presente) más importante para Spike… del mismo modo que quizás en el pasado lo era Vicious (y no Julia, como se suele creer). Son relaciones distintas, y ese es uno de los puntos fuertes de Cowboy Bebop.

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Vayamos al grano: Jet Black es un antiguo agente de la ISSP (el cuerpo de policía en el universo Bebop) que, cansado de la cantidad de corrupción que lo rodeaba, y tras un amargo episodio donde perdió el brazo izquierdo, decidió retirarse y convertirse en cazarrecompensas. Así, y de algún modo que nos es desconocido, conoció a Spike, y ambos se aliaron para fundar la Bebop (el barco pesquero-nave espacial al que da origen el título). Si bien ambos son bastante reticentes a hablar sobre sus vidas pasadas (ninguno de ellos pregunta), y que en ocasiones discuten, lo cierto es que Spike y Jet se llevan bien. Es algo visible desde el episodio I. Probablemente porque sus personalidades congenian: Jet es razonable, serio, responsable, centrado y aparenta ser bastante más mayor de lo que es (36 años); mientras que Spike, como ya sabemos, es más bien un (aparente) holgazán al que (aparentemente) le da igual todo. Es ese tipo de contraste en sus personalidades lo que hace que se complementen, especialmente a la hora de trabajar (y no hay que olvidar que, antes que cazarrecompensas, uno de ellos fue poli y el otro sicario).

Así, Jet forma el eje central y organizador de toda esa familia disfuncional y tremendamente divertida que es la tripulación de la Bebop. Jet sería el padre responsable, como comentamos en una de las partes anteriores, mientras que Faye y Spike serían los hijos díscolos. Esto se hace más aparente cuando se observa que Jet es, además, de los que saben escuchar… y encima dar (buenos) consejos. Se lo ve así con Spike en varias escenas, fundamentalmente, en los dos episodios finales, con las fábulas y con Jet «animando» a Spike a que salga al encuentro de su pasado. Curiosamente, en episodios anteriores (concretamente en Jupiter Jazz) Jet hace justamente lo contrario: reta a Spike por salir al encuentro de «Julia» (por aquel entonces, para Jet es solo un nombre) y lo invita a no volver más a la nave. Esto es debido a dos motivos básicos: por un lado, y como decíamos, Jet no conoce nada de Julia (ni del pasado de Spike; de hecho Jet nunca llega a ver ni a Julia ni a Vicious); y por otro han de ir a buscar a Faye, que había huido de la Bebop momentos antes llevándose la caja fuerte. Como vemos, queda claro quién es el padre responsable y el «adolescente» que va a la suya. Como se puede imaginar, Spike no logra su objetivo y acaba volviendo a la Bebop. Y Jet lo recibe sin recriminaciones y sin solicitar explicaciones de ningún tipo. Es este tipo de empatía, que Jet sabe tener tanto con Spike, como con Faye (es Jet el que se da cuenta de que Faye se comporta como lo hace para llamar la atención), como con Ed, como con Ein (después de Ed, creo que queda bastante claro que Jet es con la persona que Ein guarda mejor relación dentro de la Bebop), lo que hace de Jet un gran personaje, sin el cual la tripulación Bebop nunca hubiese tenido lugar (eso para empezar).

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Jet contrasta además con Spike en las formas que ambos tienen de lidiar con el pasado. Jet también ha sufrido el abandono de un ser querido (una ex novia), además de la traición de aquellos que él creía camaradas. Como vemos, un pasado que, a grandes rasgos, no se diferencia especialmente del de Spike (quitando que el nivel de amenaza que ofrece la ISSP no es el mismo que el del Dragón Rojo). Sin embargo, Jet lo confronta y «pasa página» sin grandes melodramatismos. Sabe lo que tiene que hacer y cuándo. Quizás por eso, y en ese sentido, Jet resulta un personaje más aburrido que Spike. Porque es más equilibrado y «mundano», en definitiva.

Sobre el resto de la tripulación de la Bebop, no podemos dejar de mencionar a Ed y a Ein, la niña-hacker y el perro ultra inteligente (escapado de un laboratorio). Ed, cuyo nombre completo es Edward Wong Hau Pepelu Tivrusky IV, es una muchacha de 13 años, terrícola y (aparentemente) huérfana. Se topa con la Bebop debido a un episodio de extrañas señales (al más puro estilo Nazca) que estaban siendo hechas en la superficie de la Tierra desde un satélite; puesto que Ed pudo infiltrarse en la red y destapar todo el misterio. A cambio, y a modo de recompensa, solicitó unirse a la Bebop (con desconocimiento de Jet y Spike, ya que fue Faye la que cerró el trato).

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Ed transmite la sensación de ser un personaje del que puede hablarse muchísimo o absolutamente nada. No porque carezca de interés, sino todo lo contrario: Ed va pululando por la Bebop, sin inmiscuirse (normalmente) en los asuntos «de los mayores», pero cuando surge, su aportación suele ser contundente. Suyo es (y de Ein) el que es, para muchos, el mejor momento de toda la serie: Call me call me. Su desaparición de la serie a dos capítulos de que ésta termine no es casual: Ed no debía (ni podía) estar presente en el ¿final? de Spike. ¿Por qué? Bueno, fundamentalmente porque Ed solo tiene ante sí futuro. No porque sea una adolescente (que también), sino por su misma forma de ser. Cuando Ed se reencuentra con su (amnésico) padre, se da cuenta de eso mismo: ante ella solo hay camino que recorrer, un futuro y una vida que construir. Y por eso no puede seguir en la Bebop, lugar donde todos los personajes (con excepción de Ein, como veremos) son cazados por ese dichoso pasado.

Ein (proveniente de Einstein), un perro de raza corgi galés de Pembroke, es, como decíamos, un perro que huyó de un laboratorio. Por tanto, es un can de inteligencia superior, no solo en comparación con otros perros, sino también con las personas. Es un tipo de inteligencia silenciosa (no es un perro parlante ni nada parecido), que en apariencia actúa como un perro normal. Seguramente por esto, Ed es quien mejor se lleva con Ein, debido a que la comunicación entre ellos no es verbal, y ambos se entienden sin necesidad de palabrería ni grandes actos. Al final, Ein se ve en la tesitura de seguir a Ed o permanecer en la Bebop (curiosamente, Ed «se despide» de Spike mientras que Ein hace lo mismo con Jet). Decide irse con Ed, caminando hacia el futuro. No obstante, no es una despedida definitiva, y así reza el rótulo final del capítulo:

See you, Cowgirl. Someday, somewhere!

Esos clásicos inolvidables: Cowboy Bebop. Parte I

Retomamos el blog pensando en los clásicos, esas obras (ya sean de anime, cine, videojuegos, literatura) que se han convertido, con el paso de los años, en culto, en representantes del máximo esplendor de una creación.

¿Qué pasa si sumamos jazz/soul/blues + western + ciencia-ficción + BUEN GUSTO? De ahí sale Cowboy Bebop, un anime de 26 episodios (más película, más sucedáneos varios como manga y videojuegos), producido por Sunrise, que lleva calando hondo desde 1998, y que aún a día de hoy, dieciocho años después, sigue generando interesantes y profundos debates.

Y es que Cowboy Bebop es una obra (maestra) que puede gustar tanto a aquellos que aman el anime y el manga como a los que no han visto ni un solo minuto seguido de Dragon Ball. Ahí reside una de sus grandes virtudes. Es una obra cuidada al máximo detalle tanto en guión (narrativa), como en animación, personajes o banda sonora. Tengamos en cuenta que se estrenó en 1998 y que aún a día de hoy puede seguir disfrutándose la gran calidad de su animación, y su narrativa trepidante y pausada cuando requiere serlo. En definitiva, que es un anime que puede ser visto (y de qué manera) por todo tipo de público (bueno, infantes no, está más dirigida a un público adulto) y en cualquier década desde su estreno. Y no deja de ganar en encanto.

Pasando a la parte más técnica, Cowboy Bebop surge de la mente de Shinichiro Watanabe, por aquel entonces un desconocido que apenas había dirigido algunos episodios de Macross Plus. El éxito de crítica y de público que alcanzó con Cowboy Bebop fue tal, que al poco tiempo ya estaba dirigiendo su propia película (de Cowboy Bebop también). Desde entonces, no ha parado de darnos joyas del anime (unas más relucientes que otras), pero el grado de excelencia que obtuvo en Cowboy Bebop no ha podido volver a repetirlo (él mismo dice que cada vez que inicia un proyecto piensa «voy a hacerlo tan bueno como Cowboy Bebop», para inmediatamente después darse cuenta de que no tiene ni idea de cómo hizo tan buena a Cowboy Bebop). Algunas de estas obras posteriores incluyen a Samurai Champloo (para una servidora, la segunda mejor), el cortometraje Baby Blue o Sakamichi no Apollon (Kids on the Slope).

Shinichiro-Watanabe

Uno de los elementos comunes en todas estas obras de Watanabe es la música, que pasa a ser uno de los personajes principales. En Samurai Champloo, por ejemplo, el hip hop, rap y r&b juegan su papel, mientras que en Sakamichi no Apollon y en Cowboy Bebop lo hacen el jazz (en la última, el blues y el soul también se suman). De hecho, la mayor parte de episodios de Cowboy Bebop (y su cortometraje Baby Blue) tienen nombres de famosas canciones (Honkey Tonk Woman, Sympathy for the Devil, Wild Horses son algunos ejemplos). Sin embargo, la principal encargada de que la música en Cowboy Bebop sea TAN memorable es Yoko Kanno, quien volvería a trabajar con Watanabe en Sakamichi no Apollon. Kanno despliega toda su maestría y buen hacer en los episodios de esta serie, dejándonos temas para el recuerdo como The Real Folk Blues, Tank! (ending y opening de la serie, respectivamente), Space Lion o Blue, entre muchos otros. Pero no sólo del jazz, blues y soul vive Cowboy Bebop, ya que Kanno hasta se atreve con la bossa nova o el heavy metal.

El diseño de personajes, otro de los enormes alicientes de Cowboy Bebop, recae en Toshihiro Kawamoto (MUY recomendable el art book que sacaron, traducido al inglés, con sus diseños y notas para la serie); mientras que el de las naves lo hace en Kimitoshi Yamane. Ambos son los encargados de (en parte) dotarles de la abrumadora personalidad y vida propia que tienen todos dentro del universo Bebop. Sobre las distintas influencias para cada personaje, lo trataremos más adelante en otro apartado. Los diseños de Kawamoto pueden ser vistos nuevamente en, por ejemplo, Wolf´s Rain (otro anime bastante digno).

https://www.youtube.com/watch?v=Aw3fN3OPk3A

Parte de estos memorables personajes son también las voces. Y aquí vamos a arrojarnos al vacío (y quizás muchos lectores nos miren de manera asesina), pero las de Cowboy Bebop merecen ser escuchadas en inglés. No por nada, según las malas lenguas de la red, el propio Watanabe reconoció que ama el doblaje (norte)americano para esta serie. Sin menospreciar para nada al original japonés, que cuenta con, entre otros, las memorables Megumi Hayashibara y Maaya Sakamoto; e incluso el español tiene aquí un pase (Spike tiene la voz de Woody Allen en español de España y ni se nota, mérito fundamental de Joan Pera): ¿Por qué en inglés, entonces? Bueno, la ambientación tiene algo que ver: Cowbpy Bebop está repleto de guiños y homenajes a la cultura pop, que es proveniente fundamentalmente de Estados Unidos. Por otro lado, la profunda y sugerente voz de Steve Blum para Spike y la ultra sexy voz de Wendee Lee para Faye hacen el resto.

Vamos a ir terminando esta Parte I introduciendo brevemente (hay muuuuucho para escribir de ella, pero mejor lo veremos a través de los personajes) la temática. Cowboy Bebop se sitúa en un futuro no muy lejano (2027), donde la humanidad ha conquistado el espacio, moviéndose libremente por él en naves (la Tierra, mientras tanto, ya se encuentra prácticamente destruida y desolada). El crimen se ha trasladado al espacio también claro, por lo que para contrarrestarlo han surgido las figuras de cowboys, los cazarrecompensas de toda la vida, que persiguen y atrapan a los criminales que tienen puesto precio a su cabeza. Entre estos cowboys, nos encontramos a Jet y Spike, ambos a bordo de la Bebop, una enorme nave-pesquero donde se trasladan, trabajan y viven. Inicialmente un dúo, acabarán siendo un cuarteto (más un perro) por los avatares del destino (y muy a pesar de Spike). Pero todo eso, lo veremos en la Parte II =)

See you, space cowboy

cowboy bebop2