La herencia de Final Fantasy VI en Final Fantasy IX

Final Fantasy VI fue lanzado al mercado en 1994 en Japón durante los últimos coletazos de la SNES; mientras que Final Fantasy IX hizo lo propio en 2000 en las (casi) postrimerías de la PSOne. Las similitudes no terminan aquí, pues en el desarrollo de los dos títulos participaron muy activamente varios pesos pesados de la Squaresoft de aquel entonces: Hironobu Sakaguchi fue productor y guionista en ambos; mientras que Hiroyuki Itô dirigió (en el caso de la sexta entrega junto a Yoshinori Kitase); Yoshitaka Amano diseñaba los personajes y Nobuo Uematsu compuso las bandas sonoras; entre otros.

Así, obtenemos dos videojuegos que son dos obras maestras, pero en el que claramente se perciben las influencias de una en la otra. Final Fantasy IX no existiría sin Final Fantasy VI (advertimos de que habrá SPOILERS de ambos).

Las tramas política y mágica

En realidad, que el argumento se divida en dos principales subtramas: una más enfocada al plano político y el otro en el puramente fantástico o mágico es muy propio de las películas de Star Wars y no son los únicos Final Fantasy que lo hacen (Final Fantasy VII en este aspecto también le debe mucho a la sexta entrega).

El caso de Final Fantasy IX lo acerca al VI debido a que todo parte de una muchacha, Terra y Garnet respectivamente, que son «ayudadas» por un joven, Locke y Yitán, a huir de un maligno imperio/reino para buscar ayuda. Terra y Garnet son ambas las últimas descendientes de una especie estrechamente vinculada con la magia o con seres mágicos (esper y eidolon); mientras que Locke y Yitán son dos ladrones/cazadores de tesoros que viajan por el mundo.

Mientras que la protagonista de Final Fantasy VI estaba retenida contra su voluntad, la del IX es pariente cercana de la actual monarca. Ambas tienen así un vínculo estrecho con la potencia opresora, pero de naturaleza muy distinta. Eso sí, las dos fueron adoptadas siendo niñas pequeñas y por lo tanto apenas recuerdan nada de su vida anterior (algo muy conveniente para el avance de la narrativa y el efecto sorpresa).

A media que el argumento avanza, la subtrama política se va diluyendo y queda opacada por la fantástica/mágica (tanto el emperador Gestahlt como la reina Brahne desaparecen hacia la mitad de la historia). En el caso de Final Fantasy VI son los espers, las estatuas y Kefka y su transformación en dios los que quedan como principal motor narrativo; mientras que en el IX son los eidolons/invocadores, los magos negros, los genómidos y, finalmente, otro dios (mucho más repentino que Kefka). Los jefes finales son siempre divinidades.

El sistema de batalla y los trabajos/habilidades

El otro gran aspecto a destacar de cualquier JRPG que se precie, aparte de la historia, es la jugabilidad. En aquel entonces todavía imperaba el sistema por turnos, algo que comparten Final Fantasy VI y IX; pero las semejanzas van más allá: la sexta entrega tiene un mecanismo basado en habilidades según sea el rol del personaje (monje, ladrón, caballero, mago, etc.); mientras que la novena se basa en los trabajos de cada personaje (monje, ladrón, caballero, mago negro o blanco, etc.). Como vemos, salvo la diferencia entre magos negros y blancos (y otros tipos de magia), resulta todo muy parecido.

Evidentemente, el paso de los años se percibe y el menú de Final Fantasy IX es bastante más variado y completo que el del VI, pero la influencia es incuestionable. Así, tenemos que hay personajes por rol y habilidad prácticamente iguales en ambas entregas: Cyan y Steiner (caballeros), de nuevo Locke y Yitán (ladrones), Relm y Eiko (ambas magas, pero aquí además se suma la cuestión de la edad, pues ambas son las benjaminas del grupo), Gau y Quina (ambos absorben habilidades del enemigo, si bien Gau siendo un niño extraño y huérfano lo acercaría más narrativamente a Vivi), etc. Además de homenajes por parte de personajes más secundarios (en el IX), como Beatrix a Celes (la guerrera que sirve al reino/imperio y que termina arrepintiéndose de sus actos y vinculándose románticamente a otro personaje principal).

Celes y Beatrix haciendo equipo en el crossover Dissidia Final Fantasy Opera Omnia. Square Enix

La importancia tanto a nivel argumental como en el combate de las invocaciones, espers y eidolons, ya fue tratada en otra entrada. Aunque en la novena entrega los eidolon te ayudan en la batalla de forma bastante más limitada que en la sexta.

La cuestión existencial

Terra es uno de los personajes más recordados y queridos de Final Fantasy VI; quizás por eso es la que más aparece en spin off posteriores y en merchandising de Squaresoft/Square Enix, teniendo en cuenta que la sexta entrega es una obra coral donde no hay un protagonista definitivo.

A su popularidad contribuyen su diseño, sus poderes como medio esper y sobre todo su historia: criada y manipulada por el imperio como arma de combate, escapa sin recuerdos y recién recuperada su voluntad. A partir de entonces, y teniendo en cuenta que todas las secciones políticas desean hacerse con su poder, debe aprender a vivir como un ser humano «normal», sea lo que sea eso. En la segunda mitad del juego, con el Mundo en Ruinas, Terra se dedica a cuidar de unos niños huérfanos y aquí descubre lo que es la humanidad y el amor, en una escena que, si bien ha podido quedar algo anticuada, no deja de resultar emotiva.

En Final Fantasy IX la cuestión existencial es troncal en la trama: la encontramos en Vivi, en Yitán y en Kuja. Más allá de las citadas similitudes entre Terra y Garnet como últimas de su mágica especie y su vinculación con el imperio/reino; a nivel narrativo Terra es mucho más cercana a estos otros tres personajes.

En el caso de Vivi, al igual que Terra, fue criado por otro ser ajeno a su especie (los magos negros) y por ello creció con desconocimiento de su verdadera naturaleza. A medida que avanzamos, el jugador descubre junto a Vivi qué son los magos negros y qué significa que te hayan creado con un fin determinado (ser arma de guerra) y si tienes la capacidad de libre albedrío y cómo usarla.

Vivi en Final Fantasy IX. Square Enix.

Posteriormente a Vivi, Yitán (protagonista) y Kuja (villano, que a su vez toma prestadas algunos rasgos de Kefka, como un aspecto llamativo y una personalidad narcisista y melodramática) pasan por el mismo arco argumental con conclusiones opuestas: mientras que al héroe lo ayudan a salir del pozo sus amigos, Kuja entra en crisis existencial total y opta por destruirlo todo (para al final arrepentirse y salvar al equipo).

Es curioso el caso de Kuja si lo miramos con perspectiva a Final Fantasy VI. Como decíamos, de punto de partida parece mucho más cercano a Kefka, pero a medida que su arco narrativo avanza se va acercando más y más a Terra: creado como arma de guerra y utilizado para tal fin por Garland, una vez adquiere voluntad e identidad propias se rebela contra su creador. Al descubrir que su único fin es la muerte (la de los demás y la propia), Kuja se rebela mediante el caos y la destrucción (en este punto, nos viene a la mente el momento en el que Terra descubre que es un esper y, sin poder controlar su poder, se transforma y sobrevuela desbocada medio planeta). Finalmente, el antagonista descubre lo que es la humanidad mediante la ayuda a los demás. Al igual que Terra (y esto los distancia de Yitán), no lo hacen a través «del poder de la amistad» (si bien a Terra le ayuda, claro), sino por sí mismos, con la capacidad de poder salvar al prójimo.

A la semejanza narrativa se suma la mucho más evidente de los diseños, pues los trances de Yitán y Kuja son prácticamente iguales a la forma esper de Terra. Al parecer, los equipos tras el desarrollo de Dissidia 012 Final Fantasy y Dissidia: Final Fantasy también se dieron cuenta de estos paralelismos.

En cuanto a Kefka, queda como un villano mucho más al uso, con un pasado desdibujado (solo se conocen datos si hablas de forma opcional con un personaje no controlable en Vector) según el cual habría enloquecido como producto de la experimentación con la magia de los espers, con la finalidad por parte del imperio de convertirlo en el «guerrero definitivo». En este aspecto, el antagonista que más bebe del VI es claramente Sefirot (Final Fantasy VII). Es verdad que hacia el final Kefka desarrolla una visión completamente nihilista y destructiva, similar a la que tiene Kuja cuando entra en crisis, de la que sin embargo nunca se recupera (ni creemos que le interese hacerlo).

Es indudable la influencia que ha ejercido Final Fantasy VI en juegos posteriores, especialmente dentro de la franquicia; pero el caso de Final Fantasy IX es especial, probablemente debido a que las mentes pensantes detrás eran básicamente las mismas. A nivel artístico, las posibilidades de la PSOne nos dejaron un precioso juego en la novena entrega, algo que lamentablemente no podemos decir igual de la sexta (mucho más limitado tecnológicamente). Por ello, sería de agradecer un remake a estas alturas. Sería el mejor homenaje posible a uno de los Final Fantasy que más le debemos.

Kefka por Yoshitaka Amano. Square Enix

Héroes de Papel abre las reservas para «La leyenda de Final Fantasy IX», a la venta el 1 de diciembre

Pese a no ser inicialmente el episodio de la saga con mayor éxito de ventas, Final Fantasy IX se ha convertido con el paso de los años en una obra de culto con millones de seguidores en todo el mundo. El título supuso una vuelta a los orígenes de esta franquicia de videojuegos, una aventura inolvidable repleta de fantasía, épica y magia que invitaba al jugador a liberar Gaia del yugo de la reina Brahne y su secuaz Kuja.

Ahora, tras la reciente remasterización del título en su versión para la consola Playstation 4, el videojuego publicado por Squaresoft en el año 2000 vuelve a cobrar vida en las páginas de La Leyenda Final Fantasy IX, un libro que analiza con detalle todo el proceso de creación de este mítico videojuego, sus personajes, así como las fuentes de inspiración que sus creadores encontraron en la vida real para dar vida a un universo mágico, con una historia inolvidable.

Tras el éxito de La Leyenda Final Fantasy VII y La Leyenda Final VIII, ambos publicados por Héroes de Papel, llega ahora un nuevo volumen dedicado al episodio favorito de su creador, Hironobu Sakaguchi, que marcó el fin de una época dorada para esta saga de videojuegos en la primera Playstation. La Leyenda Final IX estará a la venta en librerías y grandes superficies a partir del próximo 1 de diciembre en edición de lujo, con tapa dura y más de 200 páginas.

Reserva ahora tu ejemplar en heroesdepapel.es y llévate de regalo 4 postales con la portada del libro e ilustraciones de tres de los personajes más icónicos de este título: Vivi, Yitán y Garnet. Y si te invade el espíritu coleccionista, no dudes en conseguir una de las tres ediciones especiales del libro, con sobrecubiertas exclusivas de los citados personajes, únicamente disponibles en la página web de la editorial. No tardes en hacerte con tu ejemplar… ¡Unidades limitadas! 

Cinco motivos por los que creemos que Final Fantasy IX es el mejor de la saga

Recientemente hemos vuelto a finalizar Final Fantasy IX, esta vez en su remasterización para Play Station 4, y el maravilloso recorrido nos ha servido para rememorar todos los buenos momentos, toda la magia y el encanto que desprenden esta entrega de la franquicia de Square Enix (antes Squaresoft) por todos sus píxeles.

Hay aspectos incluso en los que creemos (lo pensábamos antes, lo hemos verificado esta vez) que el noveno episodio es incluso superior al resto de videojuegos de la saga, por lo que vamos a ir enumerando y explicando los motivos de los cinco principales (como siempre, todo esto es subjetivo, y avisamos de SPOILERS).

La mejor estructura narrativa

Todos los Final Fantasy tienen una de sus principales virtudes (o deberían) en su historia. Los hay más o menos alegres, más o menos enreversados, pero el guión siempre ha de resultar atractivo para una parte mayoritaria del público si no quiere ser vapuleado sin piedad (todos conocemos el caso por el que está pasando Final Fantasy XV).

Final Fantasy IX no es solo dueño de una historia realmente atractiva, con varios giros sorprendentes y personajes carismáticos, sino que además posee la estructura narrativa mejor definida dentro de todos los juegos de la saga.

Escrito por Hironobu Sakaguchi y bajo la dirección de Hiroyuki Ito, el guión tiene un principio, un nudo y un desenlace bien definidos, dejando pocas cosas en el olvido o sin explicar. Atrás quedan los papeles poco demostrativos, para su importancia, de Sefirot (¿o Jénova?) y Aeris; o toda la segunda mitad de Final Fantasy VIII (¿el triángulo Squall-Rinoa-Seifer? ¿El propio Seifer? ¿Norg? ¿Artemisa?); Final Fantasy IX demuestra (salvo excepciones como Tiniebla Eterna o esa parte final psicodélica) que se puede seguir una (o varias) líneas narrativas con una trayectoria bien definida y una conclusión satisfactoria. Lo que nos lleva al siguiente punto.

El mejor final

Esta saga es famosa asimismo por sus finales, y es que una buena historia ha de tener una conclusión a la altura. Pues con la novena entrega Squaresoft fue y se sacó la chorra. Puede que peque de cursi en algunos apartados para varios, pero la emotividad y la cercanía que desprenden los últimos treinta minutos no los percibimos en ninguno de los otros episodios.

Además, para los que lo califican de «demasiado happy ending», tengamos en cuenta que esta conclusión da a entender que Kuja y sobre todo Vivi mueren. Sí, uno de los personajes más inocentes y queridos por el gran público la palma, dejando el legado de su recuerdo a través de sus amigos y de sus «hijos». Ni la séptima entrega se había atrevido a tanto. Y además tampoco queda muy claro por cuánto tiempo va a vivir Yitán, en un juego donde el tema principal es precisamente la muerte. Pero el conjunto de diálogos (sin voces), música y cinemáticas, concluyendo en esa escena de Garnet y Yitán abrazados, siempre SIEMPRE provoca que los vellos se pongan de punta.

Nosotros ya lo incluimos en la lista de nuestros mejores finales de la historia.

El mejor villano

Sí, soy consciente de que mucha gente estará ahora mismo pensando que el mejor es Sefirot (Final Fantasy VII), que para eso siempre gana en todas las encuestas de popularidad. En nuestro caso, ya hemos hablado del villano de la séptima entrega y hemos analizado por qué no nos parece el mejor desde una perspectiva «objetiva» (lo cual es imposible). Allí donde fallaba Sefirot, Kuja cumple con creces.

Vale, es verdad que el diseño de Kuja a simple vista puede ser causa de rechazo (aunque personalmente nunca lo he visto un inconveniente), pero es en su personalidad e historia donde el antagonista de Final Fantasy IX brilla con luz propia. Tiene una personalidad, interactua con varios de los personajes (no solo Yitán, de hecho es el creador de Vivi y el causante de la mayor parte de tragedias que le ocurren a Garnet) y al final muestra hasta profundidad.

Y es que Kuja, ahí donde se lo ve tan narcisista y tan seguro de sí mismo, es un compendio de inseguridades y rebeldías contra su creador (Garland). Para empezar, Kuja es un accidente: nacido como genómido en Terra, un recipiente más, de forma inesperada desarrolló una fuerza de voluntad arrolladora y personalidad propias, creándose una identidad. Garland intentó aprovechar este acontecimiento y lo mandó a Gaya para causar la guerra y muerte y allanar el terreno para la llegada de su verdadera creación definitiva, el genómido buscado: Yitán. Kuja, consciente de que iba a ser sustituido, no pudo soportarlo y raptó a Yitán cuando aún era un niño (infancia, un concepto que él mismo nunca tuvo al tratarse de un accidente) y lo abandonó en Gaya sin matarlo, como muestra de su propia existencia, tal como indica Garland.

El tiempo pasa y Yitán crece en Gaya ajeno a su pasado, origen y propósito con el que fue creado. Su camino termina cruzándose nuevamente con el de Kuja, de nuevo «accidentalmente». Al final, el villano descubre por boca de Garland que fue creado, al igual que el resto de genómidos normales, con una fecha de caducidad, lo que tampoco puede asimilar, enloqueciendo de la impotencia e intentando llevarse todo a su paso con él hacia la muerte para, a la postre, redimirse.

Kuja es de este modo Vivi, pero en adulto, unos pasos por delante; es Roy Batty (Blade Runner) y es en definitiva toda aquella persona que tan solo quiere llevar su propia vida y ser respetado como individuo. Por todo ello, Kuja posee una profundidad argumental de la que carecen otros villanos de la saga. Y su tema musical (Nobuo Uematsu inspirado como siempre) es cojonudo.

Incluso su diseño, tan extravagante para muchos, tiene su razón de ser en la personalidad de Kuja: muestra su narcisismo, su objetivo de destacar entre el resto (aborrece a los genómidos y a Terra, que al fin y al cabo son todos recipientes iguales), su oposición ante la idea de ser poco más que un robot (gesticula mucho, es sarcástico y dramatiza, algo que no es propio de las máquinas). Paradójicamente, al final Kuja sirve de inspiración para el resto de los suyos.

El mejor romance (o al menos el mejor construido)

Puede que Yitán y Garnet no sea nuestro romance favorito de la saga, ni tan siquiera dentro del grupo de los oficiales (tampoco nos molesta), pero nos parece sin duda el que está mejor elaborado.

Ambos se conocen fortuitamente con 16 años: él es un mujeriego y pendenciero de la banda Tantalus y ella la princesa heredera de Alexandría, que apenas ha salido de la vida en el castillo. Pronto, ambos van descubriendo nuevos mundos y experiencias, Yitán madura y se serena frente a los demás, aprende a apreciar lo que es realmente importante; mientras que Garnet descubre otros modos de vida y que uno tiene que ser dueño de su propio destino.

La relación amorosa entre ambos se prevé desde el minuto uno, pero no se siente forzada ni tampoco surgida de la nada. No es que un día Yitán despierta encontrándose enamorado pérdidamente de Daga (apodo de Garnet), ni que ella se meta en peligros solo para ser rescatada por su caballero en chocobo blanco (sí, miramos hacia Squall y Rinoa). Los dos van descubriendo más matices el uno del otro y van compartiendo momentos de cercanía que es lo que hace que toda la escena final sea de las más emotivas de la saga, tanto si eres su fan número uno como si no.

La mejor dirección artística

Final Fantasy IX es bonito. Bueno, no, es PRECIOSO. Es cierto que a muchos jugadores en su día le tiró para atrás su estética «super deformed», con personajes cabezones y variopintos en contraste con el realismo y homogeneidad de su antecesor, pero también lo es que sus escenarios, su detallismo bien dibujado y coloreado, todo en él destila belleza para los ojos. Y sino, basta con echar un mero vistazo a Alexandría, a Treno o a Burmecia, solo por poner unos ejemplos (agradecerle fundamentalmente a Hideo Minaba, director artístico del juego).

Las cinemáticas hechas enteramente con CGI, que abundan en este episodio, tampoco se quedan atrás, y son declaraciones de una dirección artística muy cuidada.

Si añadimos las partituras de Uematsu y los diseños de Yoshitaka Amano y de Toshiyuki Itahana en la combinación resultan en una gozada estética que se ha visto en poco juegos de la PSOne.

P.D.: Mención de honor merece, en la edición española del juego, la maravillosísima traducción.

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Habiendo avanzado por enésima vez en mi vida (siendo la última hace más de un lustro) por esta maravilla de Squaresoft, ha sido esta la primera vez que he caído REALMENTE en la cuenta de algo importante: Final Fantasy IX tiene una (buena y hasta cierto punto realista) representación de las minorías.

Sí, enseguida se nos vendrá a la mente que el grupo principal está conformado por todo tipo de especies (los humanos son los que menos… de hecho creo que los únicos realmente humanos son Steiner y Amarant, y éste último es ¿azul?), pero si miramos bien hay mucho más en la narrativa.

Como ya hemos tratado con anterioridad el papel que juegan las mujeres en esta entrega, vamos a centrarnos en las minorías étnicas. Vamos a poner pues el foco en Vivi (y en menor medida en Yitán). Advertimos que habrá SPOILERS para los que no hayan finalizado Final Fantasy IX.

Vivi y los magos negros

Vale, Vivi es literalmente negro (un mago negro), pero dejando de lado esa obviedad, que en sí no tendría por qué significar nada, es en el rol que cumple este personaje en la historia en donde hallamos toda la sustancia.

Vivi es, como decíanos, un mago negro, pero al principio del juego no lo sabe. Creados por Kuja para ser meros instrumentos de guerra, los magos negros son elaborados en masa, metidos y apilados en cajas y llevados en un carguero hasta la reina Brahne de Alexandría, que ha pagado previamente por ellos al villano.

De este modo, en una escena del juego, aún en las primeras horas, mientras estamos en la aldea de Dali, Vivi es secuestrado al creer que se trata de un mago negro que se ha escapado y lo meten en una caja, a punto de ser transportado en el carguero hacia Alexandría. Veamos ahora las imágenes aquí expuestas, ilustraciones del siglo XVII que muestran barcos negreros, esos que cargaban esclavos africanos hacia tierras americanas. Como se puede observar, los llevaban apilados pegados unos sobre otros, como las maletas en un avión. Por supuesto, eran varios los que fallecían en el trayecto ante estas condiciones, según un negrero inglés al menos un 25% de ellos nunca llegaron a destino.

Vivi y los magos negros, pues, son tratados igual que los esclavos: mercancías con las que se trafica para que realicen labores que los demás, los poderosos, no quieren hacer, como lo es el ir a la guerra. En algunos casos las consecuencias fueron realmente desastrosas, por ejemplo en las guerras civiles posteriores a la declaración de la independencia argentina se dice que se mandaron a muchos esclavos de origen africano, muriendo la mayor parte en la batalla. Actualmente, es extraño encontrarte a gente de estas etnias o descendientes de al recorrer la ciudad de Buenos Aires.

El caso de Vivi es asimismo llamativo porque es el ejemplo de un mago negro que «despierta» y que se revela contra su destino asignado de carecer de voluntad e ir a la guerra. En el proceso, adquiere una identidad propia y un significado por el que vivir.

Vivi extiende asimismo esta enseñanza al resto de magos negros y a sus «hijos» al final del juego. A la postre, ellos no pueden cambiar completamente el sistema (al fin y al cabo, siguen siendo fabricados con un periodo de caducidad/fin/muerte), pero sí pueden ganar una identidad y adquirir dignidad.

No solo eso, sino que Vivi enseguida se gana el respeto y afecto de sus compañeros, primero por su bondad y ternura, segundo por sus poderes mágicos, inusuales en el resto de mortales. Curiosamente, el miembro del equipo que más respeto muestra hacia Vivi desde el primer minuto es Steiner, el leal soldado de Alexandría que, en cambio, sí tiene problemas con la procedencia de Yitán y los miembros de Tántalus.

Para Steiner, al contrario que Brahne y tantos otros ciudadanos del reino de Alexandría (como los que habitan en Dali), Vivi y los magos negros son congéneres merecedores de tanto respeto como cualquier otro miembro de la nobleza, llegando incluso a espetarle al Vals Negro 3 que lo que ha hecho es detestable tras asesinar a los otros magos negros del carguero.

«No importa lo que pase, ¡tú eres un individuo, Vivi!»

Yitán y las diferencias de clase

Por detrás de Vivi, otros personajes centrales sirven también de ejemplo de representación de minorías raciales y de clase. Es el caso de Yitán, que al final resulta ser un genómido creado, al igual que los magos negros, para destruir y matar. Yitán, que es creado desde el inicio con una inteligencia superior a la del resto de genómidos, es criado accidentalmente por Bakú y los miembros de la banda Tántalus, convirtiéndose en un joven de buenos sentimientos y gentil corazón, a pesar de la picaresca que caracteriza a los pillos.

Al final, esto demuestra que lo importante es quién te cría y las decisiones que toma uno (nuestro protagonista revela que durante al menos buena parte de su pasado estuvo inquieto por su desconocida procedencia). Puede que Tántalus sea una banda de canallas de dudosa clase de Lindblum, frente a los aires de aristócrata perturbado de Garland (y Kuja), pero es gracias a ellos que Yitán llegó a ser quién es.

Tal como señalábamos al principio, casi todos los personajes principales forman parte de razas no humanas, y todos ellos podrían servir de menor exposición, como Quina (quien en cierto momento afirma con absoluta naturalidad que, al contrario que ella, Vivi parece un niño de lo más normal), pero la historia y recorrido de Yitán y, sobre todo, Vivi y los magos negros hace que inevitablemente nos preguntemos si Hironobu Sakaguchi (creador de la saga y productor y guionista de la entrega que nos ocupa) no tenía en mente a Martin Luther King durante su creación.

Yitán, Vivi y Tántalus. Ilustración que NO es nuestra 😉