Toei y Toriyama han logrado algo fascinante con Dragon Ball Super: Broly (SPOILERS)

Dragon Ball Super: Broly tuvo su premiere el pasado 14 de noviembre en Japón, donde, incidentes aparte (como la prohibición de acceso al cine a más de 200 asistentes por un terrible fallo en la organización), recibió generalmente críticas positivas de los afortunados que pudieron verla. Del mismo modo, ayer 14 de diciembre fue su estreno oficial en el país nipón, recibiendo hasta ahora la misma buena acogida (lleva un 9,9 de nota en IMDB). Entre lo más aclamado, su trepidante acción y su ritmo imparable lleno de batallas, su estilo retro y cuidada animación. A grandes rasgos, también se valoraron positivamente a los personajes de Goku, Vegeta y al propio Broly (frente a un Freezer o Frieza más perjudicado).

Vengo aquí justamente a hablar del saiyan legendario (Goku aparte). Sí, aún no se ha estrenado la cinta en cines por estos lares (en enero en América Latina y el 1 de febrero en España), pero, a juzgar por los resúmenes hechos por algún que otro asistente, me tomo el atrevimiento de escribir sobre algo que lleva rondándome la cabeza desde hace días y que me tiene fascinada. Primero traduciré la sinopsis realizada por el fan de la película y luego analizaré el nuevo papel de Broly. Aviso por lo tanto de que habrá SPOILERS y que va a ser LARGO.

Sinopsis de Dragon Ball Super: Broly

Empecemos por el resumen, cortesía de usuarios como MShadows, donde se nos cuenta que, hace 41 años, el rey Cold llega al planeta Vegeta para anunciar su retiro y sucesión por parte de su hijo Freezer. El rey Vegeta, que se encontraba presente, acude tras esto a las incubadoras con los bebés saiyan, destacando que el potencial de su hijo es propio del de un genio. Sin embargo, otro infante, Broly, contiene tal poder que los «scouter» que intentan medirlo estallan. El monarca, temeroso de que Broly suponga una amenaza para su vástago e incluso para el universo entero, decide mandarlo a un inhóspito planeta llamado Vampa. El padre de la criatura y mano derecha de Vegeta, Paragus, intenta detenerlo, en vano, por lo que jura venganza y sale tras Broly acompañado por otro saiyan. Ambos llegan días más tarde al planeta, topándose con que el niño ya se ha convertido en ohzaru y ha arrasado con parte de la fauna que allí habita (consistente en parte en una especie de arañas-cangrejo y en una especie de gatos sin patas). No obstante, el aterrizaje ha sido tan accidentado y el planeta es tan inhóspito que se encuentran con que no pueden salir de él. Paragus asesina al saiyan que lo acompaña para tener más reservas de comida y activa una señal de auxilio.

Cinco años más tarde, Bardock regresa al planeta Vegeta tras finalizar una misión. Aquí sucedería todo el arco argumental narrado en Dragon Ball Minus, con el padre de Goku teniendo un mal presentimiento respecto a los planes de Freezer de solicitar la repentina vuelta de todos los saiyans y mandando él y Gine a Kakarotto a salvo al lejano planeta Tierra. Efectivamente, el tirano galáctico, temeroso de que las leyendas sobre el super saiyan y el super saiyan dios se hagan realidad, decide arrasar con toda la población, intentando Bardock en vano detenerlo. Entre los pocos supervivientes, el niño Vegeta, Raditz y Nappa quedan bajo las órdenes y supervisión directas del propio Freezer.

Nos situamos en el presente con Goku y Vegeta (en su atuendo de la saga de Boo) combatiendo en una isla desierta, siendo acompañados por Bulma (con bebé Bra), Whis y Beerus. Whis les pregunta a Goku y Vegeta por qué aspiran a hacerse más fuertes, a lo que el primero responde que por los poderosos combatientes hallados en el Torneo de Poder; mientras que el segundo teme que Freezer, ahora con vida, se vuelva más fuerte y contraataque de nuevo. Justo en ese momento llama Trunks a Bulma, avisando de que alguien (un par de súbditos de Freezer) ha robado las seis bolas de dragón que ella tenía recopiladas. En teoría, habrían ido a buscar la que falta en el «continente ártico». Beerus sostiene que no está interesado en el tema, por lo que Bulma le deja a Bra y se va con los demás a impedir que encuentren la séptima esfera.

En el espacio, nos encontramos con Cheelai (o Chirai, o Chelye) y Lemo, otros dos súbditos de Freezer, que van buscando a nuevos miembros para sus filas. En ese momento detectan la señal de socorro de Paragus y deciden aterrizar en Vampa, donde se topan con un envejecido Paragus que corre hacia ellos. Los dos miden el poder del anciano y el «scouter» suma 4.200 unidades, lo que los deja bastante sorprendidos. Una de las arañas-cangrejo los ataca en ese instante, por lo que Paragus llama a Broly, quien la fulmina de un ataque. Impresionados, Cheelai y Lemo intentan escanear el poder de Broly. En estado de shock, ambos llevan a Paragus y a Broly a la nave de Freezer. Al reunirse con el tirano, Paragus se muestra respetuoso y precavido, pero a su hijo parece importarle todo más bien poco. Freezer convence al anciano saiyan para que se unan al informarle de que el príncipe Vegeta sigue vivito y coleando en la Tierra. A continuación hay una escena en la ducha con Broly, quien adquiere un nuevo uniforme. Cheelai lo invita a unirse a comer con ella y Lemo, donde comienzan a socializar, pero son interrumpidos por uno de los soldados de Freezer, que borracho empieza a acosar primero a la muchacha y luego a Lemo. Molesto, Broly lo golpea y probablemente lo hubiera matado de no ser porque Paragus activa el collar que lleva puesto su hijo, que empieza a generar descargas eléctricas sobre él, deteniendo así su ataque y sometiéndolo. Enfurecida, Cheelai le espeta a Paragus que cómo puede tratar así a su vástago. En ese momento, Freezer solicita hablar con el viejo saiyan, aprovechando la joven la distracción para robarle el control del collar y romperlo ante el asombro de Lemo y del propio Broly. Posteriormente, los tres siguen socializando en las habitaciones, con el saiyan contándoles un triste episodio de su infancia y que explica por qué lleva todo el tiempo una especie de pelaje atado a su cintura.

De vuelta a la Tierra, Bulma explica que estaba reuniendo nuevamente las bolas de dragón para pedir ser 5 años más joven (frente a Freezer, que ansía ser 5 cm. más alto). En ese momento, los súbditos de Freezer encuentran la última esfera y llaman a su jefe, quien aterriza en el planeta junto a Paragus y Broly. Goku y Vegeta acuden a confrontarlo y exigir que devuelva las bolas de dragón, pero el tirano pretende distraerlos con Broly, quien a la orden de su padre se lanza contra Vegeta. El príncipe primero se defiende en su forma base, pero para su estupor Broly parece ir aprendiendo y fortaleciéndose a medida que combate, haciendo que Vegeta se transforme en super saiyan primero y en super saiyan dios después. Esto causa la sorpresa de Broly, claramente en desventaja, y la creencia por parte de Paragus de que todo está perdido. Sin embargo, su hijo reacciona y aparece en una versión que llaman «ikari», la cual es descrita como un aprovechamiento del poder del ohzaru pero manteniendo la forma humanoide, algo que es muy difícil de controlar.

En ese momento entra Goku, quien pide pelear contra Broly. El protagonista empieza a medir el poder de su rival en su forma base y luego en super saiyan, las cuales no aguantan mucho frente a un Broly cada vez más enfurecido. Entonces decide convertirse en super saiyan dios y paralizar al adversario. Mientras lo hace, Goku intenta tranquilizarlo comentando que él no cree que sea un mal tipo, sino que su poder está siendo utilizado por las personas equivocadas. Broly cada vez se frustra más y logra liberarse, dándole una paliza a su rival, a la vez que Freezer ordena a sus súbditos que aprovechen el alboroto para llevarse las bolas de dragón. Piccolo contacta telepáticamente con Goku y le pide que aguante, a lo que el saiyn responde convirtiéndose en super saiyan blue, aguantando así frente a Broly.

Freezer empieza a impacientarse y le pregunta a Paragus si ese es realmente el límite del poder de su hijo. Al recordar la forma en la que Goku se transformó por vez primera en super saiyan, el tirano mata al anciano y llama la atención de Broly, haciéndole creer que sus ataques descontrolados son los que lo han asesinado. El muchacho entonces pierde la cordura y se convierte en super saiyan. En dicho estado, empieza a llevar la voz cantante sobre Goku Y Vegeta, ambos en super saiyan blue. Viéndose sin salida, Goku engancha a Vegeta y lo teletransporta a donde se encuentra Piccolo. Al huir sus rivales, Broly enfoca su atención sobre Freezer, cargando contra él.

Goku ve que la única solución frente a Broly es fusionarse con Vegeta. Al no contar con los potara, logra convencer al príncipe para que Piccolo le enseñe el famoso bailecito. Las dos primeras veces fallan y surgen Veku (el «Gogeta gordo» de la película Fusión) y Veku anoréxico. A la tercera va la vencida y ya sí, aparece Gogeta. Mientras tanto, Freezer, en su forma golden, continúa siendo humillado por Broly y es rescatado «in extremis» por la fusión (mientras Whis aprovecha para distraerlo y frustrarlo un poquito más). Al principio, Broly no puede contra su nuevo adversario y acaba transformándose en super saiyan legendario, lo que obliga a Gogeta a su vez a cargar en super saiyan y luego en super saiyan blue. Ambos contrincantes son tan poderosos que a la par que combaten se van transportando a otras dimensiones. Aún así, Gogeta lleva la voz cantante y Cheelai y Lemo, previendo el desenlace, deciden robar las bolas de dragón e invocar a Shenron. Cheelai le pide entonces que rescate a Broly, por lo que el dragón lo transporta repentinamente de vuelta a Vampa antes de que Gogeta pueda darle el golpe de gracia. Cheelai y Lemo toman entonces una nave de Freezer para acudir al mismo planeta. El tirano, dándose cuenta de que su objetivo ha sido frustrado, intenta eliminarlos, pero Gogeta lo detiene. Entonces todos huyen y el villano jura que volverá.

Tres días más tarde, un todavía herido Broly caza en Vampa comida para Cheelai y Lemo, quienes no parecen muy convencidos con su sabor. Goku aparece repentinamente por teletransportación, ante lo que Cheelai se pone a la defensiva. Sin embargo, el protagonista avisa que les ha llevado alimento, una cápsula hoi-poi con una casa de parte de Bulma y dos habichuelas «senzu». Dice que está sorprendido con el poder de Broly y cree que podría llegar a ser incluso más fuerte que Beerus, por lo que le gustaría seguir peleando contra él de vez en cuando. Broly asiente y sonríe. Cheelai entonces le pregunta su nombre, a lo que responde que se llama Goku, pero algunos también lo llaman Kakarotto. FIN.

Ilustración oficial de Toyotaro

Broly y la suma de los mitos del héroe

Dragon Ball Super: Broly parece presentarnos así a los tres saiyans, Kakarotto, Vegeta y Broly, en semejanza y contraposición.

Vegeta y Broly son similares en que ambos nacen dentro de la élite, al contrario que Goku. Es se hecho este aspecto el que supone principal motivo para la caída en desgracia de Broly y Paragus, ya que ambos pueden suponer una verdadera y temible amenaza para el rey Vegeta y su hijo en un futuro, por su poder y cercanía. Goku, en cambio, es un simple guerrero de clase baja que pasa desapercibido para todos, algo que aprovechan Bardock y Gine para salvarlo.

No obstante, las similitudes entre Kakarotto y Broly son más numerosas: ambos van a parar a planetas apartados (Vegeta en cambio queda bajo la tirana supervisión de Freezer) y son criados por una única figura masculina (Paragus y Gohan), hasta que se topan accidentalmente con la femenina (Bulma y Cheelai), puerta a socialización y un nuevo mundo. Broly y Goku además son percibidos en distintos momentos de la serie como el saiyan legendario, jugando con este concepto en ambos casos de distinta forma: Goku como el «don nadie» que mediante talento y esfuerzo permanente siempre se autosupera; Broly como contenedor de fuerza y poder brutos, los cuales se desatan a medida que pierde autocontrol.

De este modo, Broly es también el doctor Jekyll y Mr. Hyde, un alter ego que, al contrario que Goku y Vegeta, no acude a priori a la lucha por mero disfrute, sino por obligación u órdenes de otros (en esto se acerca más a Gohan hijo).

En otra cosa que se asemejan y se diferencian Broly y Goku es en el mito del héroe escondido y su ejecución. A Kakarotto no es que lo escondan exactamente, sino que les parece tan poca cosa que ni se fijan en él. Crece, en fin, aparentemente apartado (Raditz sabe en todo momento dónde se encuentra) en la Tierra. Con Broly pasa algo similar, lo mandan a Vampa, donde esperan que muera, y no se vuelve a saber nada más de él hasta que ya es un adulto, reapareciendo de una forma mucho más aparatosa que Goku. Aquí Broly engloba más las historias de Moisés y de Heracles, mientras que Goku es el clásico Superman (y por supuesto el Rey Mono).

Finalmente, a los primeros espectadores de Dragon Ball Super: Broly no se les ha pasado por alto la semejanza entre el saiyan legendario y Tarzán. Al haber tenido una casi nula socialización y haber permanecido prácticamente aislado en Vampa, el Broly de Toriyama se nos muestra como un adulto que desconoce hasta las cosas más básicas como el agua y que habla poco con los demás. Cheelai hace claramente las veces de Jane (¿y Lemo del padre de la susodicha?), al mostrarla como genuinamente interesada y hasta admirada de Broly y cariñosa, paciente y cercana con él (parece que bastante más que lo que era Bulma con Goku). De hecho, varios han subrayado que las interacciones entre Broly, Cheelai y Lemo son de lo mejorcito de la película y, por supuesto, sientan la base para la humanización del saiyan.

Al igual que Tarzán, a Broly también lo sacan del mundo en que creció y el único que conoce y lo llevan «a la civilización», algo que realmente no le es saludable (muchos intentan utilizarlo para sus propios fines). A la postre, Cheelai/Jane decide que lo mejor para mantener a salvo a su nuevo amigo es devolverlo al lugar en el que se crió, donde permanecerán.

Curiosamente, Tarzán es conocido por ser «el rey de los monos» en Occidente y todos sabemos que Son Goku (Sun Wu-Kong en versión china) es el famoso Rey Mono del viejo relato chino Viaje al Oeste.

¿Y ahora qué?

Dragon Ball Super: Broly nos deja abiertas multitud de posibilidades en relación a la continuidad de la serie, ya sea en formato anime, películas, manga, OVAs, etc. Básicamente, en esta ocasión asentando que Broly es un buen tipo y dejándolo con vida, lo que ofrece perfectas oportunidades de su regreso en el bando de nuestros héroes.

Incluso la idea de un título aparte protagonizado por este nuevo Broly (hecho asimismo oficial por Toriyama), que además está acompañado de Cheelai y Lemo (dos alienígenas con vínculos con Freezer), siguiendo la estela de acción y batallas de Dragon Ball Z, pero con la posibilidad de volver al lado más aventurero del primer Dragon Ball, está ahí y puede que sea cuestión de tiempo, dependiendo de la acogida que tenga el personaje entre el gran público (por ahora parece que será bastante favorable, a juzgar por las primeras reacciones).

Yendo un poco más allá, existe la posibilidad de que Broly también tenga descendencia (Cheelai está ahí y parecen tener buen «feeling»), lo que no dejaría de aumentar la plantilla de personajes, híbridos saiyans y aún más opciones de cara a futuras sagas.

Sea como sea, en lo personal siento que deberé agradecerle a Toei, Akira Toriyama, Tatsuya Nagamine y Naohiro Shintani la inclusión de este nuevo Broly, a mi parecer bastante más complejo (dentro de lo «complejo» que puede llegar a ser Dragon Ball) y agradable que su versión de los 90 (el cual admito no me hacía mucho tilín). El hecho de que además hayan sentado las bases para jugosas posibilidades que alarguen más la vida (de forma positiva, en este caso) de Dragon Ball son asimismo excelentes noticias.

Ilustración oficial de Yuya Takahashi

Dragon Ball Super 81: Llega el turno del protagonista

Llegó el momento de ponerle punto y final al previo al Gran Torneo de Poder, donde las cosas prometen ponerse serias: tal como acaban de anunciar los Zeno, todos aquellos universos que pierdan desaparecerán (al fin y al cabo, ya piensan que hay muchos). No será el caso de esta especie demostración que enfrenta a los Universos 7 (el de Goku y compañía) y 9. Tras las bastallas de Boo contra Basily de Gohan contra Lavenda, al fin le toca el turno a nuestro protagonista contra Bergamo.

En realidad, no vamos a hacer un resumen sobre el capítulo 81 de Dragon Ball Super. ¿El motivo? El disgusto por la incongruencia y la falta de caracterización de los personajes principales ya ralla en lo absurdo. Goku nunca fue (del todo) un héroe a la vieja usanza (y Toriyama siempre ha criticado que Toei soliera mostrarlo en ese tipo de vertiente). Pero de ahí a mostrarlo como un capullo con coeficiente menos dos al que le da igual que todos los universos (incluido el suyo) puedan irse al carajo porque, bueno, porque está aburrido y solo quiere luchar… hay un trecho. Y que Gohan y Satán lo animen como dos colegialas sin cuestionarse sus motivaciones (y que Pan y Videl puedan ser eliminadas de un plumazo por su egoísmo), también. Realmente no tengo palabras para describir lo que están intentando hacer con Goku. Si querían mostrarlo como villano, ya lo hicieron con Black. Y aquí escribe una que siempre fue con Vegeta, que conste.

En realidad, creo que el problema con Dragon Ball Super viene de lejos. Lo empezaron como algo realmente más infantil que Dragon Ball y Dragon Ball Z, probablemente con la intención de atraer a las nuevas generaciones. Probablemente, Toei se dio cuenta de las críticas vertidas por los fanáticos que casi llegamos (o directamente pasan) a la treintena, que son el núcleo de sus espectadores. Y entonces intentaron darle algún tomo un poco más melodramático, pero sin erradicar nunca ese infantilismo inicial (y es como se llegó a la Saga de Trunks del futuro, la mejor de todo Super hasta la fecha). De este modo, Dragon Ball Super queda en tierra de nadie: demasiado infantil para los que crecimos con Z, demasiado «extraño» para los nuevos niños y niñas del planeta. Goku es un buen ejemplo de ello.

Para empezar, han querido convertir a nuestro protagonista en Luffy (One Piece), probablemente debido al arrollador éxito del que goza en la actualidad la obra de Oda. Goku nunca ha sido un ejemplo de inteligencia, pero tampoco era… ¿cómo decirlo? Un completo retrasado. Con Luffy funciona porque se ha presentado así desde el primer capítulo, al contrario que el saiyan. Goku de niño era inocente y algo atolondrado Y sí, le pirraban las peleas por encima de todo. Pero no lo mostraban egoísta y, de hecho, se preocupaba lo suficiente por los demás como para llegar a desviarse de su objetivo principal (momentáneamente), para ayudar y eso. Hay ejemplos: Suno, Hachi, Upa… Cuando creció, Goku siguió manteniendo esa actitud infantil y despreocupada, lo que en cuerpo de un adulto ya le otorgaba un aspecto de bobalicón. Y sí, seguía siendo un obseso de las peleas (suplicó a Krilín que dejase vivo a Vegeta…). Había momentos, sin embargo, en los que Goku mostraba su brillantez: era un estratega nato. Quizás no tan calculador como Vegeta, pero sí sabía cómo llegar a ganar una pelea. Hay algo que nunca fue Goku: un despreocupado al que solo le importaba ganar y ganar peleas, aún a costa de varias vidas (incluyendo las de miembros de su familia). Por algo juró ante Freezer vengar a los saiyans y a los namekianos, con los cuales apenas tenía relación por aquel entonces. ¿Estamos en Dragon Ball Super ante el mismo Goku? Ni de cerca, y la falta de caracterización o las incongruencias son cosas extremadamente molestas para esta servidora.

No voy a seguir con Gohan y Satán, ya he dicho bastante. Llegados a este punto, no sé por dónde tirará Toei con el resto de la saga y prefiero otorgarles el beneficio de la duda. Sin embargo, distan del sentimiento de amenaza que se palpaba en Dragon Ball Z (de nuevo, ese infantilismo…) y, peor aún, parecen no conocer a sus propios personajes. 

¿En cuánto al capítulo? Sí, muy bonito, en animación no ha estado mal y fan service ha tenido a raudales (otra vez kaio-ken y una transformación…). Pero, lo dicho, ese no es Goku, no al menos el Goku con el que yo crecí.

Dicho esto, esta noche/mañana por la mañana (en algunas partes del mundo) tenemos una nueva cita con Toppo, una especie de justiciero galáctico con piernas muy cortas, y esta especie de intruso que dice llamarse Son Goku.

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Dragon Ball Super 52: de reencuentros y «Son Gohans»

Llegamos al episodio 52 de Dragon Ball Super, y sexto de la saga de Trunks del futuro. Tras un comienzo trepidante (quizás demasiado apresurado), lo cierto es que los dos últimos capítulos han pegado un bajón de ritmo considerable. Podrían considerarse perfectamente episodios de transición, donde lo importante es construir las relaciones entre los distintos personajes y asentar las bases para las futuras líneas argumentales. ¿Cumple el capítulo 52 con esto? Vamos a verlo.

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Primero, ¿de qué trata el episodio 52? (a continuación llegan los SPOILERS para quienes aún no lo hayan visto). Como sabíamos por anteriores capítulos, Bulma y su padre se han puesto a reparar la máquina del tiempo, lo que al parecer les llevará algunos días. Sin embargo, cuentan con la ayuda de la banda de Pilaf, entre los que se encuentra una entusiasmada Mai. Trunks del presente, sintiéndose celoso de su contraparte del futuro, intenta impresionar en el proceso a la muchacha, sin mucho éxito. Vegeta, por su parte, sigue entrenando en la habitación de la gravedad, enfadado por lo que Black le ha hecho a su familia de la línea temporal alternativa. Mientras tanto, Trunks del futuro (o Mirai Trunks) intenta dormir, pero las pesadillas de Black atacando a Mai se lo impiden. Tras levantarse, acude a ver cómo va la reparación de la máquina del tiempo. Bulma le informa que por suerte ya tienen parte de la energía necesaria para el viaje (casualmente, era el líquido azul que le ayudó a obtener Monaka en capítulos anteriores) y que las reparaciones llevarán unos días más de tiempo. Trunks se tranquiliza (y sorprende) tras escuchar la rapidez con la que están logrando todo, y Bulma lo achaca a que en esta línea temporal hay mucha más abundancia de recursos. Mirai Trunks aprovecha entonces para ir a visitar a Son Gohan, que en su línea temporal fue su mentor hasta que lo mataron los androides, y tras esto Trunks nunca tuvo ocasión de agradecerle todo lo que había hecho por él. Tras preguntarles a Krilín y Piccolo el paradero del primogénito de Son Goku (el namekiano ya le advierte que Gohan no será de mucha ayuda, puesto que ahora es un hombre de familia y estudios), se dirige a buscarlo a la salida de una conferencia en la universidad. Allí, Gohan lo reconoce enseguida y lo invita a tomar un helado y a cenar a su casa, para que así pueda conocer a su familia. Al llegar al susodicho hogar, se encentra con Videl, Pan (a quienes no conocía) y con Mr. Satán (a quien sí había visto en los juegos de Cell). Mientras Gohan prepara unos trabajos y Videl prepara la cena, Satán le enseña unos vídeos de sus victorias a Trunks. Entonces el suegro de Gohan acude a ayudar a su hija, dejando a la pequeña Pan al cuidado del (ahora) peliazul. Resulta que el bebé es más o menos un pequeño monstruo que ya sabe volar y que posee una considerable fuerza, poniendo en varios aprietos a Trunks. En ese momento llega Gohan y se encuentra con la habitación semi destruida por su hija y con un Trunks algo alterado. Los tres salen fuera, donde Trunks observa a Gohan jugando con su hija y siendo un padre de familia feliz, lo que nunca pudo contemplar en su línea temporal. Este pensamiento de qué sería de su vida ahora, con Mai y Bulma, de no existir Black, hunde bastante a Trunks, hasta que les avisan de que la cena ya está lista. Tras finalizar la velada, Trunks se despide de Gohan y su familia y regresa a la Capsule Corp., agradeciéndole a su antigua maestro que le haya descubierto el motivo por el que seguir luchando: poder ver a los demás algún día así de felices en el futuro. Mientras, Videl le pregunta a su marido por qué había vuelto Trunks al pasado, a lo que Gohan responde que se le había olvidado preguntárselo. De vuelta en casa, Trunks se cambia de ropa y pregunta dónde se encuentra Goku. Los demás le indican que se ha ido con Whis y Bills a buscar a un kaio shin del universo 10, ya que habían percibido un ki similar en él al de Black.

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Como vemos, y tal como íbamos adelantando, un capítulo de escasa (o nula) acción, donde lo importante son las interacciones entre los personajes. Siempre es de agradecer que Mirai Trunks se haya acordado de Son Gohan en esta ocasión, ya que durante la saga de Cell ambos personajes apenas coincidieron. Por otro lado, es altamente probable que los fans del primogénito de Goku no estén del todo contentos con el enfoque que le están dando a este personaje. Especialmente tras la saga de la resurrección de Freezer (o Frieza), que en la versión anime mostraba a un Gohan decidido a volver a entrenar tras la muerte de Piccolo. Esto en la película que abarca el mismo arco argumental no sucedía, por lo que algunos (me incluyo) esperábamos que Toei hubiese añadido dicho escenario para intentar recuperar a nuestro Gohan favorito. Sin embargo, parece que no va a ser así, puesto que este episodio más bien parece haberse decantado por la opción de un Gohan estudiante y familiar, siendo feliz así. Para ponerle la guinda al pastel, además lo muestran como desconocedor del motivo por el que Trunks habría regresado al pasado (una conveniencia argumental total, ya que resulta forzado creer que Son Gohan no le haya podido preguntar a Mirai Trunks cómo le va la vida -con todo lo que eso supone- tras reencontrarse después de muchos años y haber cenado juntos). Es decir que, para no desilusionarnos, lo mejor será esperar una escasa (o nula, directamente) intervención de Gohan durante esta saga. Toei podría haberse ahorrado las escenas adicionales que mencionábamos durante el arco de la resurrección de Freezer, eso sí.

Cambiando de tercio: la animación. Sí, sabemos que Dragon Ball Super tiene varios episodios con animación más bien mediocre… y este es uno de ellos, al menos en nuestra opinión. Si bien hay algunos primeros planos logrados (Vegeta entrenando, Mirai Trunks en los flashbacks y en el presente llorando), lo cierto es que a nivel general el dibujo deja bastante que desear. Y como sigan adelgazando a Mr. Satán va a acabar volatilizándose. La cosa se agrava cuando vuelven a animar algunas escenas del famoso OVA «Un futuro diferente: Gohan y Trunks«, ya que ni por asomo se acercan a la calidad de ésta última, perdiendo emotividad y dejando atrás un grato recuerdo en el camino. Que por cierto, Toei sigue empeñada en hacernos creer que el pelo de Mirai Trunks fue siempre azul.

Y a falta de Black, lo mejor del capítulo ha sido definitivamente Pan. Sí, aún no nos explicamos cómo es posible que un bebé ya sepa volar (cuando al mismo Son Goten le costó aprender a hacerlo), pero en cualquier caso sirve y cumple como complemento humorístico. Está claro que, a pesar de todo, ha hecho buenas migas con Mirai Trunks… lo que nos hace pensar que este episodio ha servido fundamentalmente para ahondar más en la personalidad de este personaje y (probablemente, sobre todo ahora que se ha confirmado que la Mai del futuro sigue con vida) terminar cerrando su arco argumental con él formando su propia familia (o con vistas a hacerlo). Algo más satisfactorio que el hecho de seguir viviendo eternamente con su madre… por mucho que ésta sea Bulma.

El capítulo 53 promete grandes revelaciones y tener más acción, ya que nos presentará definitivamente a Zamasu, el aprendiz de kaio shin del universo 10, y su (posible) relación con Black. Además parece que sabe luchar, a juzgar por las escenas del adelanto en el que se lo ve peleando con Goku. Pero para poder verlo… tendremos que esperar al día 31 de julio, ya que el 24 no emitirán capítulo en Japón. Esperemos que tiempo de espera pase rápido.

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Dragon Ball Super 51: Punto de inflexión

Ya llevamos varios capítulos (cinco, en realidad) de la saga de Trunks del futuro en Dragon Ball Super, y lo cierto es que, haciendo balance, no es que haya sucedido mucho. Ahora, ¿debería sorprendernos? Si pensamos un poco en Dragon Ball Z, podíamos perdernos fácilmente cinco capítulos de la batalla entre Goku y Frieza (o Freezer, que el nombre tiene sus muchas variedades) y al volver no había pasado nada. Unos puñetazos, alguna pirueta (con suerte, bien animada) y bastante habladuría de dos chuloputas tan típicos del género shônen. No es que me esté metiendo con Dragon Ball Z para defender a Super (Kamisama me libre), pero percibo cierta tendencia a lo contrario en varios sitios. Y no, Dragon Ball Z no era ninguna obra maestra. Tampoco lo es Dragon Ball Super, claro está. Es altamente probable que en muchos casos nos estemos dejando llevar por la nostalgia, y es que un niño de unos 10 años no piensa en si Goku está mejor o peor animado, o en que la narrativa es más lenta que mi tortuga de río. Y siendo sinceros, los dibujos de ahora los hacen con un ritmo mucho más dinámico (a veces demasiado para una servidora, que los japoneses siempre han tenido un toque contemplativo, incluso en Dragon Ball, que me hace mucho tilín) que los de antaño. Es propio de la época en la que vivimos, rodeados de aparatos electrónicos y redes sociales. Todo es instantáneo.

Con esta introducción (que no tiene mucho que ver con el capítulo 51, todo sea dicho) quería aprovechar y desahogarme con esta división de opiniones (que llegan a los ataques personales, de uno y otro bando) que tanto se está dejando ver por la red. Y lo ha escrito alguien que no pudo terminar de ver las tres primeras sagas de Dragon Ball Super (las películas me parecieron que al menos estaban mejor animadas). Al menos esta cuarta me está resultando entretenida, que ya es algo.

Yendo al capítulo 51, empecemos por su argumento, que está acaparado especialmente por flashbacks (algunos sacados directamente de Dragon Ball Z, precisamente). Para quien no lo haya visto, habrá SPOILERS:

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Tal como nos dejó el episodio 50, Bulma había recordado que tenía guardada en alguna parte la máquina del tiempo en la que había llegado Cell. La primera parte del 51 la han utilizado para explicar cómo el dichoso aparato llegó hasta las manos de Bulma, quien se la había pedido a Trunks del futuro (o Mirai Trunks) antes de que éste regresara a su tiempo en la ocasión anterior. Justo tras la explicación aparecen los padres de Bulma, que se encontraban de viaje en alguna parte. El doctor Brief, viendo el panorama, se decide a colaborar con su hija para poder arreglar la máquina de Cell (que, recordemos, estaba en un estado bastante cochambroso). Vegeta y Goku, por su parte, deciden irse a entrenar (cada uno por su cuenta, ya que Vegeta parece estar cabreado por algún motivo… o, bueno, él simplemente es así la mayoría de las veces). Mientras tanto, Mirai Trunks termina de reconocer a la (nuevamente) pequeña Mai, y ambos comparten un momento (junto con el Trunks del presente) en el que el ahora peliazul le cuenta a la muchacha cómo ambos (en su versión mayor, en el futuro) peleaban contra Black. Aquí la Mai del futuro es presentada como una especie de Sarah Connor (Terminator), líder de algunos movimientos de humanos supervivientes que osan plantarle cara a la nueva gran amenaza. Evidentemente, no logran hacerle ningún daño a Black, y en estas llega Mirai Trunks al rescate. Entonces Black le explica que él se encuentra allí para acabar con la humanidad, a la que ve como una especie de creación errónea de los dioses. El hijo de Vegeta tampoco logra plantarle cara al misterioso ser, y termina huyendo con la ayuda de Mai. Terminado el flashback, re aparece Goku, ya que Kaio del Norte aún se encuentra enfadado con él por los últimos destrozos realizados a su planeta/hogar, y se niega a ayudarlo a entrenar y a darle de comer. Al final, entre unas cosas y otras, Bills y Whis comentan sobre el extraño ki oscuro de Black, ya que a ambos les resulta familiar. Whis se compromete a ponerse a investigar sobre ello.

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Como vemos, capítulo de flashbacks y que se supone de presentación de temáticas potentes que vendrán en los próximos episodios (el siguiente será de un reencuentro entre Gohan del presente y Trunks del futuro, por lo que suponemos que seguirá en la línea del 51 y se centrará más en las interacciones de los personajes). Lo mejor, como siempre, Black, al que curiosamente se empeñan en animar mejor que al propio Goku en cada episodio. En esta ocasión se nos sigue revelando más sobre su existencia, en este caso sobre sus objetivos, que parecen estar relacionados con los dioses. Poco a poco, parece irse confirmando la teoría de que Black probablemente sea un kaio shin renegado (¿Zamasu? a quien por cierto veremos en el próximo capítulo). Y poco más sobre él, aparte de una mirada de lo más inquietante a Mai (el rostro mejor animado de todo el capítulo, sin duda).

Pasando a otros personajes, en este capítulo cabría destacar el papel de Bills y Whis. Por suerte, han dejado de lado su vena cómica (aunque Bills presenta uno de los mejores gifs/momentos con pajita incluida) y han decidido ponerse serios con el tema que los ocupa. Por lo tanto, su intervención en este nuevo arco argumental (que, al parecer, tomará una vertiente de thriller o misterio) comienza a estar justificada, lo que es de agradecer.

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No sucede lo mismo con la banda de Pilaf, lamentablemente. Evidentemente, Mai sí tiene un papel importante debido a su relación con Trunks del futuro (¿madre de posible nueva generación de saiyans?), pero Shuu y, especialmente, Pilaf, sobran en casi todos los momentos en los que intervienen. Es aquí, quizás, cuando más se nota que Dragon Ball Super está dirigido a un público infantil, más aún de lo que lo estaban Dragon Ball y Dragon Ball Z.

En cuanto a la animación… pues sigue con los mismos altibajos. En general, en este capítulo ha sido bastante mediocre, notándose especialmente en comparación con los flashbacks de Dragon Ball Z, los que por cierto han decidido convenientemente poner en blanco y negro para que no percibamos el antiguo color lila del pelo de Mirai Trunks. Son estas cosas de Toei las que sí pueden llegar a resultar más molestas para el fan promedio, ya que ha resultado ser un cambio sacado de la nada y sin explicación alguna, intentando hacerlo parecer como que siempre fue así. Bueno, al menos el Trunks niño sí sigue con el pelo morado (lo que desconcierta aún más).

Para el próximo episodio, como ya adelantábamos, se espera reencuentro entre Son Gohan y Mirai Trunks, con flashbacks de Gohan del futuro incluidos. Por cierto, será mejor no esperar nada épico del Gohan del presente (al menos de momento), ya que lo que se ha podido ver hasta ahora del episodio 52 lo muestra especialmente como un hombre de familia. MUY intrigados con la figura de Zamasu y su relación con Black, eso sí.

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Dragon Ball Super Capítulo 48: Trunks del futuro llega al presente

Tras el potente comienzo de la nueva saga de Dragon Ball Super, centrada en el regreso de Trunks del futuro (o Mirai Trunks), nos encontramos ahora ante el episodio 48, que resulta ser más de tránsito que otra cosa (a continuación habrá SPOILERS).

Lo cual no quita para que el inicio del mismo nos ofrezca una breve pero intensa batalla que nos traerá a la mente algunos de los mejores momentos de Dragon Ball Z: tras la muerte de Mai (sí, se confirma también su asesinato a manos de Black Goku) un enfurecido Trunks se transforma en super saiyan y trata de hacer frente a la nueva amenaza que, curiosamente, tiene la forma y rostro del protagonista de la franquicia (aún desconocemos todo sobre su verdadero origen o identidad). De hecho, la forma en que Black Goku se dirige hacia Trunks es como «saiyan», como si él mismo no lo fuera e incluso tratándolo con cierto desprecio, lo que provoca que nos recuerde más a Baby (Dragon Ball GT) que a un hipotético Goku maligno. Siguiendo con la trama, Trunks y Black Goku se enfrentan y a duras penas (y gracias a un Masenko, todo un guiño a Son Gohan y a recordarnos que fue el primogénito de Goku quien entrenó a Trunks en la línea temporal que nos ocupa) el primero logra escapar hasta la Capsule Corp y la máquina del tiempo, logrando así llegar al presente. Justamente allí nos encontramos con Trunks niño dando clase junto al grupo de Pilaf (recordando que volvieron a ser niños a su vez por una mala interpretación de Shenron), los cuales estarán más que nada para protagonizar algún momento cómico y recordarnos que la pareja TrunksxMai existe (o existirá, mejor dicho). En medio de un descanso el grupo descubre la llegada de la máquina del tiempo, por lo que Shuu (el perro) acude corriendo a avisar a Bulma. Ésta, tras corroborar la identidad de Trunks del futuro (con intento por parte de Toei de hacernos creer que dicho personaje siempre tuvo el pelo azul incluido), avisa de manera urgente a Whis, que se encuentra con Bills, Vegeta y Goku entrenando. Todos acuden a la Capsule Corp a ver lo que ocurre y Goku solicita (tras teletransportación instantánea) a Karin nuevas habichuelas mágicas. Tras darle una a Mirai Trunks, éste despierta para contemplar el rostro de la persona que solo hace unos momentos acabó con las vidas de su madre y su compañera, por lo que en un ataque de furia lo ataca sin más, ante la confusión del resto de personajes (incluidos Trunks niño y el grupo de Pilaf, que creen que Mirai Trunks es en realidad un hijo ilegítimo de Bulma que por alguna extraña razón responde al mismo nombre que su nuevo amigo).

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Como podemos observar tras leer el resumen (o, mejor aún, ver el capítulo), durante el episodio 48 nos encontramos con momentos de drama, acción y comedia a partes iguales. No es que esto resulte una novedad en Dragon Ball (recordemos al propio grupo de Pilaf o a Mr. Satan), sino que nosotros (la mayor parte de espectadores y grueso del fandom) hemos crecido. Mucho. No olvidemos que Dragon Ball Z finalizó en los 90. Y, por lo tanto, es fácil que Dragon Ball Super nos resulte algo infantil. Sumémosle que efectivamente se ha infantilizado el show (el humor de Toriyama siempre tuvo dosis de gamberrismo), y que vivimos en una era donde abundan la censura y lo políticamente correcto (los personajes en Dragon Ball Super apenas sangran, por ejemplo). Y en definitiva, gags como el de Pilaf resolviendo una operación o Karin jugando al limbo pueden resultar cargantes (o que sobran, directamente).

Sin embargo, tal como adelantábamos al inicio de esta reseña, el comienzo del capítulo, con la breve pelea entre Trunks del futuro y Black Goku, muestra un momento tenso y con una coreografía que nos hace trasladarnos a los viejos tiempos. Se sabe que Trunks no es rival para Black Goku (quien, por algún motivo, ni se transforma), y eso se corrobora con el sadismo del último, riendo ante uno de los golpes propinados por Trunks. Es este momento del inicio, junto con el final (cuando Mirai Trunks despierta y automáticamente ataca a Goku), lo que encontramos más valioso del episodio 48, sin lugar a dudas.

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Mención aparte nuevamente a la banda sonora de Sumitomo, pero especialmente a los temas que suenan durante el futuro (oscuros, eléctricos, tensos). La animación sigue llena de altibajos (ese pelo de Trunks en super saiyan…), pero en general cumple lo justo.

Otra de las cosas positivas que encontramos en el enorme contraste que están construyendo entre ambas líneas temporales. El futuro es oscuro, distópico, desesperante, un mundo donde Trunks se encuentra (ahora sí) completamente solo. El presente, en cambio, está lleno de color, la misma partitura de Sumitomo se torna afable (y anodina) y los colores son brillantes. Aquí Trunks (niño aún) se encuentra rodeado de familia, dinero y amigos.

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Como otro de los puntos negativos, cabe mencionar el enorme juego de despiste que se ha marcado Toei mostrando a la Mai del futuro en el opening y carteles promocionales, augurándole un gran e importante papel en esta saga… para confirmar su muerte en el primer minuto del segundo episodio. Una oportunidad totalmente desaprovechada, lamentablemente. Lo único que podríamos sacar en positivo de esto es que quizás todo ese protagonismo vaya a parar en la Mai del presente… siendo por lo tanto hora de que Trunks niño empiece a evolucionar como personaje (que él y Goten llevan ya bastante tiempo relegados a un segundo plano). Sin embargo, no podemos evitar pensar que (al menos por ahora) la Mai adulta desprendía mayor interés y misterio. Veremos qué va sucediendo (nos reafirmamos en que Mirai Trunks no puede ser más desgraciado).

Nos dejamos lo mejor para lo último, y esto es claramente Black Goku. Como íbamos diciendo, no parece que sea un saiyan (y, si lo es, no parece que les guarde en mucha estima, hasta el punto de no incluirse entre ellos al hablar), siendo todo lo que le rodea un auténtico misterio. Por ahora, y en el avance del episodio 49, hemos visto que lleva puesto un anillo con poderes mágicos (¿tales como viajar en el tiempo o atravesar dimensiones?). Medalla de oro para Masako Nozawa (la seiyuu de medio casting, a este paso), que nos parece borda a los personajes malignos (ese Tullece/Turles…), más incluso que a los protagonistas.

P.D.: Solicitamos encarecidamente que el Trunks del futuro pregunte por el estado actual de Son Gohan (ya que la última vez que lo vio éste era el ser más poderoso del universo, ejem). Y que ambos entrenen mucho. POR FAVOR.

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Dragon Ball Super Capítulo 47: El inicio de la «Saga de Trunks del futuro»

Al fin dio comienzo la saga que parece que podrá traernos de vuelta algo de la esencia que dejó tras de sí Dragon Ball Z. No es que Dragon Ball Super no sirva para atraer la nostalgia, pero el mayor problema (desde nuestro punto de vista, al menos) ha sido el tono, hasta ahora demasiado cómico. Pero no cómico en plan Dragon Ball, sino cómico en el sentido infantiloide (seamos francos, la etapa del Goku niño tenía momentos de bastante mala baba y humor pervertido que por Dragon Ball Super ni se han asomado). Lo más sangrante: lo que han hecho con personajes como Son Gohan o Vegeta. Sí, sabemos que Piccolo también, pero él lleva siendo más un personaje cómico que otra cosa desde la saga de Boo, y nos hemos (mal)acostumbrado.

Y he aquí que llega el episodio 47 de Dragon Ball Super, ese que estaba marcado con rotulador rojo en nuestros calendarios, ya que marca el inicio de un nuevo arco argumental, con el sobrenombre de «saga de Trunks del futuro». Y efectivamente, la espera no ha defraudado.

No solo porque marcase el regreso de uno de los personajes más queridos por el fandom de Dragon Ball (Trunks del futuro o Mirai Trunks, evidentemente), sino porque además volvería acompañado de un nuevo y terrible villano, conocido como Black Goku. El hype estaba por las nubes.

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En efecto, en el episodio 47 (y a partir de aquí habrá SPOILERS para quien no lo haya visto todavía) volvemos a encontrarnos con Mirai Trunks y el futuro distópico, que parece encontrarse aún en peor estado que cuando lo atacaban los androides (recordemos que la última vez que Mirai Trunks apareció en Dragon Ball Z fue para cargarse de una vez por todas a Cell y los androides en su línea temporal). Ahora, la amenaza es aún peor: un ente destructor que puede detectar fácilmente el ki y que, por algún motivo, persigue a Trunks (éste, por lo tanto, no puede volar ni revelar muestras de emisión de ki). En los primeros minutos del capítulo, este misterioso personaje se carga de un plumazo a la Bulma del futuro (que, si lo pensamos bien, es bastante trágico que la persona que la haya matado sea aquélla que tiene la misma cara que su mejor amigo). Trunks huye entonces con la poca energía de la máquina del tiempo que han podido acumular (sólo para el viaje de ida) y va al encuentro de Mai (sí, la chica del grupo de Pilaf, que parece haber rejuvenecido también en esta línea temporal). Ambos hablan sobre el plan de regresar al pasado a pedir ayuda a los Guerreros Z (mostrando flashbacks de la saga de Cell, incluyendo a Gohan en super saiyan nivel 2, todo un puntazo que hace todavía más sangrante el estado en el que se encuentra el primogénito de Goku en Dragon Ball Super) y acuden a la Capsule Corp a buscar la máquina del tiempo. En el camino sale a su encuentro Black, que ataca a Mai (quien decidió salir como carnada y así darle tiempo a Trunks a llegar hasta la máquina) y, al parecer, la deja inconsciente. Trunks finalmente se cabrea con su nuevo enemigo, quien se revela como una especie de Goku maligno y que amenaza a al hijo de Vegeta con su final.

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Como se puede apreciar ya solo en el resumen, el tono que ha adquirido esta nueva saga de Dragon Ball Super se ha vuelto bastante trágico y oscuro, recordándonos más a lo visto en Dragon Ball Z (especialmente a la saga de Cell). Sí, es cierto que entre medias han intercalado escenas de Goku haciendo el tonto y comiendo (cómo no) con Vegeta, Bills y Whis (y ya de paso, comentan un poco el absoluto poder de Zeno), pero eso es lo de menos. El futuro distópico de Mirai Trunks es más distópico que nunca (al parecer, se alimentan poco y de comida de perro), el escenario se muestra oscuro y apocalíptico, dando la sensación de que Mai y Trunks deben de ser los únicos humanos que quedan con vida.

Entre los grandes aciertos (aparte del mencionado cambio de tono) se encuentran la banda sonora de Norihito Sumitomo, que se torna a su vez oscura y tensa (para muestra, el extracto del tema compuesto para Black Goku abajo). También, la presentación de Black Goku, que impone bastante (y realmente transmite ser un Goku versión sádica). El misterio que rodea a este personaje es gigantesco, ya que el verdadero Son Goku murió hace bastante tiempo en la línea temporal de Mirai Trunks. ¿Es entonces un Goku maligno de otro universo? Si es así, ¿cómo y por qué ha llegado al de Mirai Trunks? ¿Y si no es exactamente Goku, sino una creación de alguien que busca venganza por algún motivo y para ello recrea al guerrero conocido más fuerte del universo? Recordemos, ante esta última pregunta, que entre las nuevas escenas del opening aparece un Kaio Shin desconocido, con piel color verde y pelo blanco. ¿Tendrá algo que ver este ser con Balck Goku? Hay fans que comentan que hasta podría tratarse del Son Goten de la línea temporal del futuro, pero esta hipótesis también deja muchas cuestiones a su paso: si es Goten, ¿por qué Mirai Bulma no sabría de su existencia? ¿Por qué es tan poderoso como para poner en aprietos a Trunks, cuando en el presente ambos van parejos?

Dejando a un lado al nuevo y prometedor villano, nos encontramos con la otra gran duda que es la supuesta muerte de la Mai del futuro. Nosotros creemos que no se encuentra muerta sino herida/inconsciente, ya que la han promocionado como uno de los personajes principales de esta nueva saga (a la Mai del futuro, no a la del presente que se encuentra aún con forma infantil) y, además, serviría como la principal motivación de Mirai Trunks para regresar a su línea temporal (ya que su madre, como se ha comentado, ha sido asesinada). Aunque lo cierto es que, en caso de que no esté muerta (como creemos), surge la pregunta de si se habrá quedado en el futuro o habrá acudido con Trunks al pasado (en la preview del episodio 48 no se la ve por ninguna parte, pero quién sabe).

En definitiva, nos encontramos con la enorme sensación de poder volver a sentir las mismas emociones que cuando veíamos Dragon Ball Z. El cambio de tono tan necesario para Dragon Ball Super, el regreso de viejos y queridos personajes y la aparición estelar de otros nuevos que prometen dejarnos grandes momentos. Sí, es cierto que la animación sigue teniendo bastantes altibajos (y, más que el sorprendente cambio de color del pelo de Mirai Trunks, nos deja preocupados su delgadez en comparación con su diseño de Dragon Ball Z), pero confiamos en que Toei Animation también se trabaje algo más y mejor ese aspecto. Con MUCHAS ganas de que llegue ya el episodio 48.

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