Retomando Dragon Ball Super en el episodio 88

Como ya habréis comprobado, hemos estado varias semanas sin comentar los episodios de Dragon Ball Super, lo cual no quiere decir que hayamos abandonado la serie, ni mucho menos (las capturas que subimos a las redes sociales prácticamente cada semana pueden dar fe de ello). Aquí vamos a intentar hacer una recuperación de la serie, pero como consideramos que los capítulos que están emitiendo en estos momentos son casi-casi de relleno (y no queremos estar dando la matraca cada semana con que la calidad deja mucho que desear y ese tipo de cosas), lo haremos en modo resumen de todo un conjunto de episodios, hasta que veamos que por fin sucede algo sustancial (como es el caso que nos ocupa con Dragon Ball Super 88).

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Los capítulos anteriores de Dragon Ball Super (desde el 83 y parece ser que al menos hasta el 89 de la semana que viene) están centrados en el reclutamiento que está llevando a cabo Goku de cara al Gran Torneo de Poder entre todos (o casi todos) los universos y organizado por los dos Zeno. A día de hoy, ya tenemos en el equipo a Krilín, A18, A17, Boo, Piccolo, Gohan y Vegeta (además del propio Goku, claro). Cada reclutamiento ha estado prácticamente centrado en un episodio, aunque han habido casos (como el de A18) que ha venido acompañado con el de Krilín (por motivos obvios), y otros como el de A17 han ocupado dos capítulos (podrían haberse ahorrado fácilmente uno). En el episodio 88 no ha habido reclutamiento per se (lo cual ya rompe un pelín la estructura, que se agradece), aunque sí parece estar forjándose uno en el Universo 6 (que comentaremos más en detalle). En lo que sí se centra Dragon Ball Super 88 es en el entrenamiento entre Piccolo y Gohan, recordándonos por un lado a los viejos (buenos) tiempos y, por el otro, a que ya era que el primogénito de Goku afianzara su lugar en esta nueva etapa de la serie creada por Akira Toriyama. Y es por eso, principalmente, por lo que nos parece que en el capítulo 88 de Dragon Ball Super ha ocurrido, al fin, algo que merece ser comentado (y no absurdas escalas de poder que Toei no pueden dejar de pasarse por el arco del triunfo).

Como decíamos, por un lado, Gohan y Piccolo. El namekiano siempre ha ejercido un poco de maestro por antonomasia del hijo de Goku, con quien además desarrolló una relación paternal. Como tal, podríamos decir que es, probablemente, la persona que mejor conoce a Son Gohan (a veces, mejor incluso que su padre real). Este capítulo lo demuestra, sabiendo qué teclas apretar y por dónde dirigir la conversación para obtener una reacción clara (y más que buscada). Es cierto que Son Gohan no parece a simple vista un personaje arrogante, sino todo lo contrario. Sin embargo, sí es verdad que ha habido varios momentos a lo largo de la serie donde ha sacado un lado más «pasivo agresivo» de lo habitual. El más recordado es el que mostró contra Cell, que posteriormente le costaría un sacrificio a Goku. Más tarde también lo sacó a relucir contra Boo, costándole nuevamente una derrota inesperada. Piccolo lo sabe: en el momento en que Gohan logra más poder, también aumenta su arrogancia (¿su lado saiyan?), lo que lo convierte en una de cal y otra de arena. Y ya va siendo hora de ir dejando esa faceta atrás.

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Piccolo, como buen maestro, no se queda ahí, presiona más y logra lo que muchos fans estábamos esperando: el regreso de la forma Mística (que, al parecer, se traduce en el pirulo de pelo que le cae a Gohan por la frente, así al más puro estilo transformación Clark Kent-Superman). Llegados a este punto, es de esperar que el hijo de Goku empiece a dar guerra, al fin, ya que, como recordamos, en palabras del propio Toriyama, la forma Mística es aún más poderosa que la del super saiyan 3 (evidentemente, no lo será tanto como los nuevos super saiyan dios o super saiyan blue).

En este episodio no solo ha vuelto el Gohan que recordábamos, sino también la buena química que siempre han desprendido él y Piccolo. Haciendo varios guiños clarísimos a la nostalgia (dinosaurio con cola cortada incluido), Piccolo y Gohan vuelven a demostrar que su relación maestro-alumno (o incluso padre-hijo) sigue viento en popa. Por algo el mismísimo Goku le solicitó a Piccolo que se encargase de su vástago, en lugar de hacerlo él (aunque bien pensado, esta actitud ya es común en nuestro protagonista).

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Tocando el otro punto interesante: ha aparecido un nuevo personaje. Pero no uno cualquiera, sino una saiyan MUJER. Lo recalcamos en mayúsculas porque esta es, básicamente, la primera vez que aparece una mujer 100% saiyan en Dragon Ball (sí, sabemos que existen Gine y Seripa, pero la primera aparece en cinco páginas y la segunda tiene dos frases de diálogo en un OVA). Caulifla, o algo así parece que se va a llamar (proveniente de la palabra Coliflor, siguiendo con el juego de saiyans = verduras al que nos tiene acostumbrados Toriyama), todavía no ha dicho ni hecho nada tampoco, pero sabemos (o esperamos) que lo hará. Para empezar, ya ha sido anunciada como una guerrera de gran potencial y en los avances (opening incluido) su transformación en una especie de super saiyan a lo Broly (de brócoli, curiosamente) no ha pasado desapercibida para nadie. Por el momento, Caulifla se nos presenta en el Universo 6 (el de Champa y Cabba… por cierto, el nombre de éste último viene de repollo) como una especie de punkarra al mando de una banda de motoritas intergalácticos (?). O algo así. En realidad, no podemos esperar para ver más de ella, su estilo de lucha, su actitud y cómo será su relación con Cabba (que al parecer no tiene buen trato con ella, por lo que ha adelantado) y, posteriormente, con Goku y Vegeta (quienes llevan sin ver a una mujer saiyan desde que eran infantes). Si podemos fiarnos de la estructura de este capítulo, su rival parecería que será Gohan, ya que ambos son los puntos llamativos del episodio 88 y los dos poseen «un gran potencial» (así se nos ha presentado a Caulifla, curiosamente). Pero ya veremos.

En el apartado técnico… pues, la verdad, todos estos episodios (de relleno en su mayoría) han mostrado una animación bastante mediocre, incluido el que nos ocupa. Por ello también esperamos que estén reservando todo lo bueno del menú para el Torneo, tanto a nivel técnico como argumental. A destacar (cómo no) el diseño de Caulifla, hecho por el mismísimo Toriyama y que ha venido a sustituir al que nos estaban presentando en tráilers, donde parecía una mujer bastante más tímida y algo más similar a Chichi que esta «pelos salvajes» (como buena saiyan) que nos ocupa ahora. Eso sí, como apunte personal, como Toriyama siga poniendo a dieta a sus personajes van a terminar desvaneciéndose. Ya se percibía con Cabba, que apenas tienen chicha en las piernas, pero es que Caulifla va por el mismo camino que él (a ver su transformación, parece que ahí sacará todo el músculo que le falta en su estado normal).

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Y eso es todo por ahora. El capítulo que viene, el 89, nos traerán de vuelta a Ten Shin Han y al maestro Roshi. Lamentablemente, parece a simple vista que será (cómo no) de relleno y, además, en el avance no hemos podido ver ni rastro de Lunch (¿pero nadie se acuerda nunca de ella?). En cualquier caso, estaremos a la expectativa por si sucediera algo interesante. Y sino, siempre nos quedarán las capturas.

P.D.: Queremos ver más del «Planeta Vegeta» (Planeta Salad) del Universo 6. De lo poco mostrado, respira «primera etapa de Dragon Ball» por todos sus poros.

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Dragon Ball Super 81: Llega el turno del protagonista

Llegó el momento de ponerle punto y final al previo al Gran Torneo de Poder, donde las cosas prometen ponerse serias: tal como acaban de anunciar los Zeno, todos aquellos universos que pierdan desaparecerán (al fin y al cabo, ya piensan que hay muchos). No será el caso de esta especie demostración que enfrenta a los Universos 7 (el de Goku y compañía) y 9. Tras las bastallas de Boo contra Basily de Gohan contra Lavenda, al fin le toca el turno a nuestro protagonista contra Bergamo.

En realidad, no vamos a hacer un resumen sobre el capítulo 81 de Dragon Ball Super. ¿El motivo? El disgusto por la incongruencia y la falta de caracterización de los personajes principales ya ralla en lo absurdo. Goku nunca fue (del todo) un héroe a la vieja usanza (y Toriyama siempre ha criticado que Toei soliera mostrarlo en ese tipo de vertiente). Pero de ahí a mostrarlo como un capullo con coeficiente menos dos al que le da igual que todos los universos (incluido el suyo) puedan irse al carajo porque, bueno, porque está aburrido y solo quiere luchar… hay un trecho. Y que Gohan y Satán lo animen como dos colegialas sin cuestionarse sus motivaciones (y que Pan y Videl puedan ser eliminadas de un plumazo por su egoísmo), también. Realmente no tengo palabras para describir lo que están intentando hacer con Goku. Si querían mostrarlo como villano, ya lo hicieron con Black. Y aquí escribe una que siempre fue con Vegeta, que conste.

En realidad, creo que el problema con Dragon Ball Super viene de lejos. Lo empezaron como algo realmente más infantil que Dragon Ball y Dragon Ball Z, probablemente con la intención de atraer a las nuevas generaciones. Probablemente, Toei se dio cuenta de las críticas vertidas por los fanáticos que casi llegamos (o directamente pasan) a la treintena, que son el núcleo de sus espectadores. Y entonces intentaron darle algún tomo un poco más melodramático, pero sin erradicar nunca ese infantilismo inicial (y es como se llegó a la Saga de Trunks del futuro, la mejor de todo Super hasta la fecha). De este modo, Dragon Ball Super queda en tierra de nadie: demasiado infantil para los que crecimos con Z, demasiado «extraño» para los nuevos niños y niñas del planeta. Goku es un buen ejemplo de ello.

Para empezar, han querido convertir a nuestro protagonista en Luffy (One Piece), probablemente debido al arrollador éxito del que goza en la actualidad la obra de Oda. Goku nunca ha sido un ejemplo de inteligencia, pero tampoco era… ¿cómo decirlo? Un completo retrasado. Con Luffy funciona porque se ha presentado así desde el primer capítulo, al contrario que el saiyan. Goku de niño era inocente y algo atolondrado Y sí, le pirraban las peleas por encima de todo. Pero no lo mostraban egoísta y, de hecho, se preocupaba lo suficiente por los demás como para llegar a desviarse de su objetivo principal (momentáneamente), para ayudar y eso. Hay ejemplos: Suno, Hachi, Upa… Cuando creció, Goku siguió manteniendo esa actitud infantil y despreocupada, lo que en cuerpo de un adulto ya le otorgaba un aspecto de bobalicón. Y sí, seguía siendo un obseso de las peleas (suplicó a Krilín que dejase vivo a Vegeta…). Había momentos, sin embargo, en los que Goku mostraba su brillantez: era un estratega nato. Quizás no tan calculador como Vegeta, pero sí sabía cómo llegar a ganar una pelea. Hay algo que nunca fue Goku: un despreocupado al que solo le importaba ganar y ganar peleas, aún a costa de varias vidas (incluyendo las de miembros de su familia). Por algo juró ante Freezer vengar a los saiyans y a los namekianos, con los cuales apenas tenía relación por aquel entonces. ¿Estamos en Dragon Ball Super ante el mismo Goku? Ni de cerca, y la falta de caracterización o las incongruencias son cosas extremadamente molestas para esta servidora.

No voy a seguir con Gohan y Satán, ya he dicho bastante. Llegados a este punto, no sé por dónde tirará Toei con el resto de la saga y prefiero otorgarles el beneficio de la duda. Sin embargo, distan del sentimiento de amenaza que se palpaba en Dragon Ball Z (de nuevo, ese infantilismo…) y, peor aún, parecen no conocer a sus propios personajes. 

¿En cuánto al capítulo? Sí, muy bonito, en animación no ha estado mal y fan service ha tenido a raudales (otra vez kaio-ken y una transformación…). Pero, lo dicho, ese no es Goku, no al menos el Goku con el que yo crecí.

Dicho esto, esta noche/mañana por la mañana (en algunas partes del mundo) tenemos una nueva cita con Toppo, una especie de justiciero galáctico con piernas muy cortas, y esta especie de intruso que dice llamarse Son Goku.

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Dragon Ball Super 80: El regreso de Son Gohan

Cuando Dragon Ball Z estaba en auge (qué recuerdos), había momentos en los que el hijo de Goku llegaba a brillar más que el susodicho. Por supuesto, estamos hablando de la saga de Cell. Pero no solo ahí: ya con el desenlace de la batalla contra Raditz se dejaba entrever que Son Gohan prometía. Con un diseño muy similar al de Goku (pero sin ser un calco directo, como Goten), Gohan se iba haciendo un hueco entre el fandom por su personalidad algo distinta a la de los saiyans típicos: era pacífico, bien educado y tímido, y en realidad no le gustaba luchar. Sin embargo, cuando se veía obligado por las circunstancias y se cabreaba, sacaba un potencial de su interior que superaba a esos saiyans de toda la vida, siendo ahí donde Gohan tomaba las riendas de la situación y de la serie (volvemos a la saga de Cell…). A medida que iba creciendo, daba la sensación de que no se sabía muy bien qué hacer con el primogénito de Goku. Bueno, en realidad Akira Toriyama sí lo sabia, pues terminó la serie admitiendo que Gohan (con su transformación mística) era el personaje sin fusionar más poderoso más poderoso. Esto nos lleva a pensar que es Toei, más que Toriyama y sus circunstancias, la que no sabe qué hacer con este personaje. Ya en Dragon Ball GT lo convirtió en mero decorado de fondo, bajo la excusa de que se había vuelto el empollón que siempre había aspirado a ser. ¿Amenazas como Baby? Daban igual, pues Gohan se había dedicado a hacer el doctorado. Muy lejos, en realidad, de esa contraparte del futuro apocalíptico (y, por supuesto, de su versión infantil). Con Dragon Ball Super la cosa fue a peor: Gohan es igualmente un empollón y, como no entrena, se ha vuelto un debilucho, perdiendo su estado místico y todo. Como aquí ha pasado menos lapso de tiempo que con el ejemplo de GT, la situación es aún más sangrante. Y muchos fans (me incluyo) empezamos a poner el grito en el cielo. Parece que Toei nos empieza a hacer caso y, poco a poco, con débiles muestras, va sacando a relucir algo más al hijo de Goku, ese que un día, supuestamente, iba a recoger su legado.

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¿De qué trata el capítulo 80 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? Como ya adelantaba el anterior episodio, Gohan había sido elegido para enfrentarse al guerrero del Universo 9, Lavenda. Este lobo antropomorfo de pelaje rubio y cara de faltarle un hervor parece que es especialista en lanzar ataques venenosos. Gohan al principio se muestra inseguro por la no presencia de ki por parte del enemigo, pero Goku lo anima diciéndole que vaya con todas sus fuerzas, que él es muy fuerte. Así lo hace el hijo, que al principio toma clara ventaja. Es entonces cuando Lavenda lanza uno de sus letales ataques sobre la vista de Gogan, dejándolo ciego. Además, el veneno irá propagándose por todo el cuerpo hasta matarlo. Kaioshin le ofrece una habichuela mágica, pero Gohan la rechaza diciendo que quiere ganar valiéndose solo de su poder.

Es entonces cuando, concentrándose, el hijo de Goku puede anticipar los ataques de su oponente, ya que oye a la perfección todos sus movimientos. Transformándose en super saiyan, parece que la batalla la tiene ganada. Sin embargo, el veneno efectivamente empieza a cubrir su cuerpo, debilitándolo. El primogénito de Goku concentra entonces toda su fuerza en un último ataque, enganchando a Lavenda y lanzándose junto a él contra el suelo. Ambos quedan tendidos y semi conscientes, por lo que el combate es decidido que termine en empate.

Ambos Zeno se muestran satisfechos, sin embargo tienen un anunciamiento guardado bajo la manga, que termina exponiendo el Gran Sacerdote: efectivamente, ambos se encuentran encantados de que los dos universos con menor rango combativo estén dando tan buenas peleas. Para esta ocasión, al tratarse de un previo, no pasará nada, pero para el Gran Torneo la idea que tienen los dioses supremos es eliminar a todos aquellos universos con escaso poder combativo (o que pierdan). Los universos 1, 12, 5 y 8 están exentos de participar en el torneo, pues todos ellos tienen un nivel por encima de 7. Mientras Kaioshin y Bills se culpan mutuamente tras escuchar la noticia, el Gran Sacerdote concluye: solo los ángeles (como Whis y Vados) de cada universo se librarán de la desaparición. Finalmente, se reestablece el ring y Goku sale a combatir contra Bergamo, el licántropo gris.

Como ya adelantábamos en nuestro primer párrafo, este es el episodio de Gohan. No hay más. Tras 80 capítulos de ninguneos y humillaciones, ya era hora de que el hijo de Goku peleara, o algo así. Es cierto, si nos ponemos quisquillosos, que un empate sabe a poco (¿y dónde carajo se ha ido el estado místico? sigo sin explicármelo). El capítulo, también es verdad, carece de momentos emotivos o épicos (volvemos a la saga de Cell, pero también servirían aquí Raditz, Vegeta e incluso Freezer o Boo) y la batalla se hace demasiado corta (dura aún menos que la de Boo). Pero a la postre casi todo se olvida porque Son Gohan vuelve a dar guerra. Además, lo hace con una buena caracterización, demostrando que sigue perviviendo en él algo (poco) de su espíritu de guerrero orgulloso (cuando rechaza la habichuela mágica o ayudas externas) y, cómo no, siendo un buen estratega (desde luego, usa más la cabeza que Boo; aunque eso es fácil). Por último, se agradece que sigan mostrando algo de su interacción con Goku, pues últimamente parecía que este personaje se había olvidado de que tenía un hijo mayor.

En cuanto al apartado técnico, cumple sin más. La animación no es horrorosa ni mucho menos, pero me gustaría saber por qué hay veces que Gohan parece que tiene problemas de anorexia, y en otras ocasiones se muestra como un campeón de gimnasio. Esa incongruencia con las proporciones sucede en ocasiones con casi todos los personajes, pero en el hijo de Goku es donde se perciben más (con diferencia). El diseño de Lavenda ha resultado bastante acertado (aunque me gustaba más el de Basil), lástima que su aparente locura no haya dado más juego. La música vuelve a acompañar bien a la acción, en ese aspecto no hay objeciones.

Mañana tendremos nuevo episodio, esta vez con el esperado combate entre Goku y Bergamo, el último de este previo al Gran Torneo de Poder. Esperamos que haya acción de la buena. Nos vemos muy próximamente.

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Dragon Ball Super 79: Boo vuelve a la acción (sí, esta vez sí)

Como comentábamos en la reseña del episodio anterior, Dragon Ball Super vuelve a adentrarse en la acción con su nueva saga, que al menos por ahora parece querer darnos lo que promete (no como el fiasco de la saga del Torneo del Universo 6). He aquí la primera diferencia entre ambas: aquí Boo SÍ lucha. Lo hace durante un solo capítulo, que es este 79 que nos ocupa, pero algo es algo.

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¿De qué trata el capítulo 79 de Dragon Ball Super (SPOILERS para quienes no lo hayan visto)? En el preámbulo al gran Torneo de Poder que han organizados los dos Zeno, que enfrenta a los mejores luchadores del Universo 9 con los del Universo 7 (el de Goku y cía.), Boo ha sido el elegido para enfrentarse a Basil, un luchador con forma de licántropo y pelaje rojizo que parece ser especialmente rápido con sus piernas/patas.

En realidad, este episodio, al encontrarse bastante cargado de acción, puede resumirse muy fácilmente: Boo al principio no se toma en serio la batalla, lo que provoca que Basil tome ventaja… hasta que Satán resulta herido de rebote en uno de los ataques de Basil. Ante esto Boo se cabrea y, ahora sí, confronta seriamente a su oponente, provocando que retroceda. El kaio del Universo 9 (Rou) le entrega una misteriosa semilla a su luchador, lo que causa que éste se vuelva hipermusculado y se vuelva más fuerte… pero no lo suficiente para Boo. Al final, Basil es derrotado, los Zeno se muestran encantados con la batalla y Boo corre contento a contarle a Satán que ha ganado. Ahora, el próximo combate enfrentará a Lavenda (el licántropo rubio y cara de faltarle algún tornillo) con.. ¡Son Gohan!

El episodio, si bien ha estado cargado de acción, ha carecido en parte de esa epicidad tan propia de las batallas de Dragon Ball Z. Pero no hace falta ponerse nostálgicos. Y, además, este ha sido un combate propio de un torneo de artes marciales (que siempre han sido los más edulcorados, salvo excepciones como Piccolo Jr. contra Goku). Como decíamos, lo realmente más llamativo ha sido el regreso a la acción de Boo, y su especial vínculo con Mr. Satán. El monstruo rosa muestra aquí su característica doble cara: por un lado, con la mentalidad de un niño pequeño, solo pensando en jugar y divertirse; por el otro, como letal contrincante que puede llegar a poner las cosas muy difíciles (e incluso matarte). Basil también ha resultado ser un primer adversario a la altura, con técnicas que recordaban (y mucho) a Sanji de One Piece.

Otros aspectos interesantes de este capítulo 79 ha sido el comentario de Goku sobre no poder percibir el ki de los licántropos (seguro que esto dará más juego en un futuro próximo), la mala leche que parece gastarse Rou (frente a la aparente apatía de Sidra) y… el personaje Toppo. Durante un momento, nos lo han enfocado para mostrarnos cómo se ha molestado con uno de los ataques de Boo (y además aparece encapuchado, para más inri). Apostaría mis canes a que este futuro luchador les va a poner las cosas complicadas a los Guerreros Z.

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En cuanto al apartado técnico, la animación ha estado bastante correcta. La batalla ha sido fluida (cuando se han dedicado a combatir y no a hablar los espectadores) y Boo ha mostrado algunas expresiones de furia muy bien logradas (que nos recordaban al mejor Boo de Dragon Ball Z). La banda sonora también ha acompañado bien. Lo peor ha sido, quizás, que hemos percibido algunas irregularidades en la animación hacia el final del capítulo (donde claramente empeora). Pero bueno, las irregularidades de Dragon Ball Super.

Finalizado el primer combate, lo que más interesa ahora mismo es el nuevo enfrentamiento entre el primogénito de Goku y ese licántropo que parece tener una especie de conjuntivitis. ¿Será este el ansiado regreso de Gohan? Por lo poco que se puede apreciar en el adelanto, Lavenda no se lo pondrá fácil, puesto que al parecer lo dejará ciego (o similar). Veremos dentro de unas horas, esperamos impacientes el retorno de Son Gohan.

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Dragon Ball Super 78: Ahora sí, nueva saga

Tras este par de meses de capítulos de relleno (cuya «oficialidad» siempre es cuestionable), retomamos los análisis de Dragon Ball Super. No es para menos, pues ha dado comienzo una nueva saga, la del Torneo del Poder, donde todos los universos se verán enfrentados al más puro estilo «torneo de las artes marciales», a los cuales tan acostumbrados nos tiene la serie de Akira Toriyama.

¿De qué trata el capítulo 78 de Dragon Ball Super? A partir de aquí, SPOILERS.

Tras haber hablado con los dos «Zenos» (el de su línea temporal y el del futuro de Trunks), Goku solicita la celebración del Torneo del Poder entre todos los universos, puesto que ha oído de la existencia de guerreros más fuertes y se siente emocionado por comprobarlo. Los dioses de todo acceden, pero con una condición: el universo perdedor será destruido. Como el Zeno del futuro no ha visto todavía a Goku pelear, además quiere realizar una demostración previa: los luchadores del Universo 7 (el de nuestros protagonistas) combatirán contra los del Universo 9. El Gran Sacerdote es el encargado de comunicarles todo esto a Goku, Bills, Whis y Kaioshin, quien se pregunta por qué justamente el Universo 9. Bills, por su parte, se enfada (razonablemente) con Goku por su inconsciencia. Nuestro protagonista piensa que, al ser amigo de Zeno, si le piden que no los destruya éste no lo hará. El dios de la destrucción opina justo lo contrario: incluso pedírselo es un riesgo. Goku no contaba con este contratiempo, motivándose todavía más para pelear y ganar. Con esta idea en mente, acude a reclutar más guerreros.

Empieza (cómo no) por Vegeta, quien se niega debido a que Bulma está a punto de parir y prefiere estar presente. Vegeta le sugiere a Goku que se lleve a los niños (en esos momentos entrenando), a lo que Goku se niega, recordando que sería mejor pedírselo a Son Gohan. Ya con su primogénito, Goku intenta animarlo a participar, pero su hijo no está convencido. Goku entonces le cuenta la amenaza de Zeno: si pierden, todo su universo será destruido. Ante esta noticia, Gohan se aterroriza (y, como Bills, culpa a su padre por su imprudencia). En esos momentos aparecen Pan y Videl, lo que termina de convencer a Gohan: luchará en el torneo, ya que ahora tiene algo que proteger. Ya de paso, y al ver a Satán, Goku decide pedírselo también a Boo.

De regreso al mundo de Zeno, Bills se pregunta qué pinta ahí Satán, a lo que éste se defiende diciendo que Buu solamente lo escuchará a él. Ya reunidos todos los guerreros, se presentan ante los «Zenos» y el resto de dioses, sacerdotes y kaios, que han acudido desde sus universos para presenciar esta antesala al Torneo del Poder. El Gran Sacerdote informa que el ganador podrá pedir un deseo a las Super Dragon Ball (Champa ya las estaba buscando), justo como en el anterior Torneo del Universo 6. Al ver a Champa y a Zeno, Goku se emociona al saludarlos, para desesperación de Bills y Satán.

Va a comenzar el primer combate: el Universo 9 elige a su combatiente Basil, un licántropo con pelo rojizo. Goku y los demás eligen a Boo… que ha caído dormido. Satán corre a despertarlo y le ofrece chocolate; si lucha bien, le dará aún más chucherías. Boo se anima y… ¡comienza el duelo!

La verdad, se agradece que, tras tantos episodios «de parón», la acción comience a fluir. Habrá que esperar al siguiente capítulo para ver propiamente la lucha entre Boo y Basil (el cual parece ser muy rápido, especialmente con sus piernas/patas), pero al menos ya tenemos presentes a los luchadores de la antesala. Y, oh, sorpresa, uno de ellos no es Vegeta sino Gohan. Los que me conocen saben que soy fan a muerte del príncipe de los saiyans, pero esta deriva que había tomado la serie de presentarlo como co-protagonista eterno, en detrimento de otros personajes que tradicionalmente habían sido los que ostentaban dicho cargo, empezaba a resultar cargante. Lo de Son Gohan, justamente, no tenía perdón: vale que el hijo de Goku siempre había sido un empollón pacifista, pero  nunca faltaba en la primera fila de haber sido necesario. No así en Super, donde pareciera (desde el principio) que su presencia molestaba, no fuera a eclipsar a Vegeta. Pienso que ambos personajes pueden co-existir en equilibrio y armonía, sin que por ello uno tenga que desaparecer de la pantalla o quedar como un pelele. Veremos si esta saga consigue por fin este objetivo. 

La presencia de Boo y Satán también se agradece, sobre todo tras la decepción del Torneo del Universo 6, donde el monstruo rosa apenas hizo algo. Para satisfacer las intrigas de los espectadores, Toei ha sido consciente de ello y ha puesto al otrora villano como primer combatiente. Ya hay ganas de ver si intentará (¿y conseguirá?) transformar a Basil en chocolate.

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El otro aspecto más llamativo del episodio ha sido la presentación del resto de dioses y sacerdotes. Aunque todavía no hayan soltado una palabra, hemos podido observar más claramente sus diseños e, incluso, ya sabemos cómo se llamará el dios de la destrucción pelirrojo del Universo 9: Sidra. Su kai recibe el nombre de Rou (no sé por qué, me resulta el más «villano» de este universo), mientras que sus luchadores licántropos son conocidos como Basil (el ya citado de pelaje rojo) y Bergamo (el gris que aparece luchando contra Goku en el opening). En cuanto a los del resto de universos, destacan (para nosotros, al menos), el que tiene aspecto de elefante y otro con cara de payaso. Son, además, a los que más enfoque han dado en este episodio (Sidra y Champa aparte). Quizás porque el kai del dios-elefante es Gowasu, un viejo conocido por estos lares.

Vayamos con el apartado técnico. La animación parece haber dado un salto de calidad ya desde el capítulo anterior… Remarcamos el «parece» porque en realidad lo que han mejorado (notablemente) es el color/iluminación, otorgándole un estilo más retro y cercano a Dragon Ball Z. Si bien es cierta esta mejoría, a la animación como tal, no nos engañamos, le falta todavía bastante para llegar a unos niveles de calidad aceptables (más en el episodio 77 que en el 78). Especialmente en todo lo relacionado con la fluidez de los movimientos (continúan bastante acartonados) y algunos planos con personajes casi-deformes. Hemos visto (en unos pocos capítulos) que Dragon Ball Super es capaz de regalarnos buenas animaciones, y esperamos que haya momentos así en esta saga, sobre todo en las peleas.

Para ir finalizando, no puedo dejar de destacar la sensación de nostalgia que ya ha envuelto a esta nueva saga desde sus inicios. Toriyama siempre ha sido un declarado fan de las artes marciales, y los torneos han abundado en la historia de Dragon Ball (más en la primera etapa con Goku niño). Se percibe un intento de volver a este viejo espíritu, donde acción, emoción y diversión cabían a partes iguales. Ya sabemos, por ejemplo, que Bergamo es especialista en venenos, algo que nos indica que no todo es fuerza bruta o escalas sobre-dimensionadas de poder. Como en aquella Dragon Ball, vaya. Esperamos poder divertirnos desde ya con la pelea entre Boo y Basil, la próxima semana en el capítulo 79 de Dragon Ball Super.

P.D.: ¿Hemos dicho ya que el nuevo opening es (perdonad la palabra) simplemente cojonudo?

P.P.D.: O Trunks y Goten pegan ya el estirón, o empezaremos a pensar que sufren de enanismo.

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Vistazo a los nuevos personajes de Dragon Ball Super

Tras un par de meses de capítulos de relleno, Dragon Ball Super ve cercano el estreno de su nueva saga, centrada en un Torneo de Artes Marciales de los 12 Universos, auspiciados por los dos «Zenos». La fecha señalada es el 5 de febrero y la cosa promete acción de la buena. Con anterioridad ya habíamos podido observar en carteles promocionales el regreso de queridos personajes como A-17 y Son Gohan (porque el primogénito de Goku había estado haciendo el chorra durante buena parte de la nueva serie, básicamente).

Ahora ha salido un brevísimo avance donde podemos observar fugazmente a algunos de los nuevos dioses y combatientes de otros universos. El que más ha impactado desde el primer momento ha sido claramente este (o, mejor dicho, esta):

Tras esta especie de hermana de Broly (aún sin nombre), el resto nos iba a saber a poco. Pero no por ello deja de resultar interesante. Echemos un vistazo a los nuevos luchadores del torneo de otros universos que se pueden observar (aparte del regreso de caras conocidas, como Frost o Cabba del Universo 6):

Si nos fijamos un poco, parece que entre los viejos conocidos también se encontraría Gowasu (captura con el dios-elefante), el maestro del malogrado Zamasu y Kaioshin del Universo 10.

Falta cada vez menos para la nueva saga, la cual esperamos con ganas. Recordamos: el 5 de febrero tenemos una cita. 

Dragon Ball Super 62: Todos reunidos de nuevo

El anterior capítulo de Dragon Ball Super había sido uno de esos con final apoteósico, donde sucedían grandes revelaciones y en donde Goku (AL FIN) se ponía serio. No obstante, como decíamos, el punto álgido fue su final: ¿qué le había pasado a Trunks? Si esperabáis encontrar respuesta en este episodio 62… pues bien, toca seguir esperando.

¿De qué trata, entonces, el capítulo 62 de Dragon Ball Super (ahora vienen los Spoilers)? El episodio da comienzo con una nueva (supuesta) transformación de Trunks plantando cara a Black y Zamasu. A pesar de que logra darles un par de golpes, lo cierto es que rápidamente Black logra sobreponerse y parece que la victoria no está tan cerca. Viendo el panorama, Trunks le dice a su padre que él retendrá a Black y a Zamasu mientras ellos regresan al pasado y hallan alguna forma de poder acabar con ellos. Vegeta al principio duda, pero acaba accediendo y huye junto a un malherido Goku y Bulma. Antes de irse, le da las habichuelas mágicas a Mai, quien jura cuidar de Trunks.

De vuelta a la línea temporal del presente, Goku se cura en una cápsula especial, mientras Bulma se enfrenta a Bills debido a que su teoría de que al haber matado a un aprendiz de kaioshin en una línea temporal habría alterado al resto había resultado errónea. Bills se excusa diciendo que era una mera hipótesis y que lo que ocurra en líneas temporales distintas a la suya no le concierne. Dicho esto, se marcha con Whis. En ese momento aparecen Trunks y Goten, quienes quieren unirse a la lucha (a lo que Bulma se muestra reticente). Del mismo modo aparecen Chichi y Gohan, quienes momentos antes estaban preguntando a Krilin si conocía el paradero de Goku (ya que lleva días sin pasar por su casa y no avisó de nada). El susodicho y Piccolo también llegan a la Capsule Corp., preocupados asimismo por cómo está yendo todo el asunto con Black. Bulma trata de relajar a todos haciéndose como que no sabe la mitad, cuando en medio de todo el panorama aparece Goku con vendajes. Chichi acude a él preocupada, pero éste le comenta que ya se encuentra mucho mejor… y con hambre.

Una vez todos reunidos a la mesa, mientras Goku come, Bulma les cuenta a todos cómo es que ha surgido Black y su vínculo con Zamasu. Ante la inmortalidad de Zamasu y el creciente poder de Black, Vegeta se pregunta qué pueden hacer. Entonces Piccolo tiene una idea: Mafuba (para quienes no lo recuerdan, es la técnica que utilizó Kame Sennin para encerrar a Piccolo Daimaô en una tinaja). Con el Mafuba, podrían encerrar para siempre a Black y a Zamasu. Goku queda entusiasmado con esta nueva posibilidad, y acude raudo y veloz (mediante teletransportación) a la Kame House, antes de darle la oportunidad a Piccolo de hacerle una demostración.

Ya en la Kame House, Goku le pide a su antiguo maestro que le enseñe a hacer la técnica, a lo que Roshi le advierte de los peligros que ello conlleva. Así, Goku pasa toda una noche practicando con la pobre tortuga, a la que al final logra meter en la tinaja. Mientras tanto, Bills y Whis vuelven a visitar a Gowasu. Bills se encuentra sorprendentemente cabreado, y sigue excusándose con que él no puede hacer nada en líneas temporales alternativas (lo tienen prohibido). Nos obstante, Gowasu, sintiéndose responsable como anterior maestro de Zamasu, se ofrece para ayudar en lo que pueda. Y así termina el capítulo 62 de Dragon Ball Super.

Lo cierto es que, tras haber tenido un final tan épico en el episodio anterior, este nuevo capítulo pega un bajón de ritmo considerable. No solo porque no se explica nada sobre la transformación de Trunks (¿quizás para el próximo?), sino porque lo poco que vemos de pelea contra Zamasu y Black es bastante…. mediocre. Y es que desde luego con la animación en este capítulo no se han lucido nada (o sí lo han hecho, pero para mal): movimientos acartonados, caras mal dibujadas, la transformación de Trunks que no se sabe ya si es un super saiyan 1, 2 o qué, y un largo etcétera. Por suerte, parece que el episodio 63 tendrá una mejor animación. Y es que solo el avance del próximo capítulo ya está mejor dibujado que el resto.

Pero no vamos a comentar solamente lo malo. El ritmo más pausado (en comparación con el capítulo 61) era probablemente necesario debido a que nos encontramos ante un episodio más reflexivo. Y es aquí cuando llega el momento estrella de la semana: la ocurrencia de Piccolo con el Mafuba, técnica que había sido totalmente olvidada desde la era de Dragon Ball (sin la Z y sin nada detrás). Bien es cierto que el Mafuba se había visto poco efectiva contra Piccolo Daimaô, por lo que no sabemos cómo podrán hacer contra alguien con un poder mucho más superior que el de aquél. Pero quizás ahí está «el riesgo» del que habla Kame Sennin hacia el final del capítulo: ¿se sacrificará alguno de nuestros héroes (recordamos que el propio Muten Roshi se sacrificó contra Piccolo padre)? Dado el tono mucho menos dramático del que hace gala Dragon Ball Super, es algo que hoy por hoy dudamos que llegue a pasar, pero nunca se sabe…

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Como referencia especial, agradecemos la (breve) reaparición de un Gohan que no hace mucho más aparte de preocuparse. Pero algo es algo. Al menos no ha quedado ignorado como sucediera con el torneo del Universo 6. Eso sí, si había alguna (pequeña) esperanza de que el primogénito de Goku pudiera participar de alguna forma, ésta ha quedado nuevamente machacada.

En definitiva, capítulo donde se reúnen nuevamente todos los personajes (algo que de por sí se agradece), que además conlleva un cierto toque de nostalgia (especial mención al breve entrenamiento de Goku con Roshi), pero dejando totalmente de lado al Trunks del futuro y su peculiar nueva transformación. El episodio 63 promete más acción y mejor dibujada. Lo veremos la semana que viene.

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Desglosando a: Trunks del futuro (Dragon Ball Z)

Hay varias historias y leyendas que circulan sobre el desarrollo de Dragon Ball (manga). Es bien sabido por los fans de esta mítica serie que en realidad Akira Toriyama (su autor) pretendía haberla terminado tras la primera transformación de Goku en ozaru. El editor de aquel entonces lo animó a que continuara enfocándolo más en las artes marciales, por lo que de ahí surgieron los famosos torneos. Entonces Dragon Ball subió varios puestos en ventas: ahora no se podía dar por finalizada. Y Toriyama se vio (casi) obligado a continuar hasta Dragon Ball Z (que en el manga siguió siendo Dragon Ball a secas), con cambio de editor, mayor enfoque en las batallas y la introducción de nuevos personajes en forma de «hijos de…» y alienígenas provenientes de planetas lejanos. El tono de Dragon Ball a Dragon Ball Z se tornó mucho más serio y dramático, aunque nunca abandonó del todo sus dosis de humor.

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El culmen del dramatismo llegó con la saga de los androides/Cell. El tono general se volvió mucho más oscuro y se empezó a hablar de futuros alternativos apocalípticos. Curiosamente, esta es la saga que Toriyama recuerda como más caótica para él, admitiendo que no sabía ni lo que estaba escribiendo, improvisando semana a semana. Por suerte, el propio Toriyama se sorprende de haber sido capaz de haber hilado tan fino, teniendo en cuenta los niveles de improvisación.El punto de partida, dijo, fue la llegada de Trunks (el del futuro, también conocido como Mirai Trunks).

No se sabe a ciencia cierta, pero parece una obviedad que la figura de Trunks, desde su primera aparición, parece sacada de una fusión entre John Connor y Kyle, ambos personajes importantes del universo de Terminator. Toriyama siempre se ha declarado fan del cine de Hollywood, y las referencias en su obra se multiplican. Con el caso de Trunks, se nos junta además la coincidencia de los años (Terminator II se estrenó en 1992, la saga de Cell dio inicio en 1993). Si a eso le sumamos que el diseño del personaje que nos ocupa se parece sorprendentemente a la apariencia del actor Edward Furlong en la susodicha cinta de James Cameron, pues lo tenemos blanco y en botella.

dragon ball terminator

El papel que viene a cumplir Trunks es el de mensajero, el punto de partida tras el que vendrán multitud de acontecimientos: es él el que avisa a Goku de su inminente muerte y de la llegada de los androides, y también tiene que ver con él la aparición de Cell. En ese sentido, es más similar al personaje de Kyle en la primera película de Terminator. Lamentablemente, Trunks es el punto de partida de todo el arco argumental, pero va quedando desdibujado a medida que avanza la trama, en favor de Goku y, finalmente, Gohan. Es uno de los elementos que caracteriza a los shônen: el protagonista (o su hijo, en este caso) SIEMPRE acabará dando el ataque definitivo.

Sin embargo, el personaje de Trunks sí causó un efecto a medio y largo plazo sorprendente: su enorme popularidad entre el fandom de la serie llega hasta nuestros días, lo que ha provocado que en Dragon Ball Super hasta le dediquen un arco argumental con su nombre (y, ya de paso, cierren su historia completamente). Especialmente entre las féminas que seguían (seguimos) la saga, ya que además Trunks se convirtió en «el guaperas» oficial de la serie. No podía ser menos del hijo de Bulma y Vegeta.

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Ese fue otro de los puntos más impactantes con la llegada de Trunks: Bulma y Vegeta tendrían un hijo. ¡Bulma y Vegeta! Sí, esos personajes que apenas se habían cruzado unas palabras (añandiéndole que él en su primera aparición había sido uno de los causantes indirectos de la muerte del novio de ella por aquel entonces, Yamcha). Si nos fijamos, Dragon Ball siempre ha parecido seleccionar sus parejas de forma totalmente aleatoria (Toriyama ha admitido no ser bueno para narrar romances): Goku se casó con Chichi por error al pensarse que el matrimonio era un plato de comida, Bulma y Vegeta tuvieron a Trunks por accidente (éste último se lo cuenta así a Goku cuando llega por primera vez, advirtiéndole de que no diga nada debido a que peligraría su existencia), Krilín y A18 se enamoraron no sabemos muy bien cómo, y el propio Trunks del futuro está ahora arrejuntado con una Mai (sí, la misma villana que va con Pilaf desde los inicios de Dragon Ball) rejuvenecida por accidente. La única pareja que parece haber tenido algo de desarrollo ha sido la de Videl y Gohan, quién sabe si porque Toriyama ya estaba cansado del tono oscuro y quiso volver a los tiempos más desenfadados de Dragon Ball, enredándose con líos de instituto y todo. Sin embargo, todas estas parejas han tenido una gran aceptación y popularidad entre el fandom, siendo probablemente la de Vegeta y Bulma la que se lleve el primer puesto. Uno de los enormes encantos de esta serie.

Volviendo al Trunks del futuro, su creciente popularidad se vio favorecida por su imagen. Trunks fue diseñado para ser lo más cool posible. Pero es que, además, el personaje es REALMENTE cool. No solo porque llevara una chaqueta de lo más molona, o una espada medieval, sino también por su propia actitud, a medio camino entre la chulería de su padre (Vegeta) y la timidez y educación de su mentor (Son Gohan). Nada puede salir mal de una fusión entre Vegeta y Gohan con la apariencia de una Bulma versión masculina y con espada. Es probablemente este el principal motivo por el que el Trunks del futuro supera en popularidad a su versión niño/presente: éste último es más una copia de Vegeta (ya que en la línea temporal actual no ha sido asesinado por los androides) en tamaño mini. Y Vegeta solo hay uno.

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Otro de los puntos fuertes del Trunks del futuro, y que provoca su mayor popularidad (de nuevo, también en comparación con su versión del presente) es la historia que lleva detrás, mucho más dramática. Este Trunks viene de un mundo desolado y distópico, con unos androides muy poderosos y sádicos, que al haber matado a todos los Guerreros Z (incluyendo Piccolo) ya no encuentran rival. La única esperanza que queda en este universo es Trunks (lo que provoca que el personaje además tenga un componente mesiánico), que ha sabido esconderse de los androides gracias en buena parte a su madre, Bulma (también con vida), y a su mentor, Gohan (asesinado al final por los androides, protagonizando uno de los momentos más dramáticos de la serie). Volviendo a las referencias con Terminator, al público le gustan los mundos distópicos, probablemente por las posibilidades que ofrecen, casi todas ellas cargadas de angustia y dramatismo. Es una forma imaginaria y ociosa de ver hasta qué punto puede aguantar el ser humano, como sociedad y como individuo. Ya lo demuestran Terminator, Mad Max, Blade Runner, Interstellar, Los juegos del hambre, y un largo etcétera. En ese sentido, Trunks del futuro ha demostrado ser el personaje con mayor resiliencia de todo Dragon Ball: ha sobrevivido desde bebé, y sin conocer a su padre ni a ninguno de sus camaradas, en medio de caos y destrucción, plantándoles cara aún a los androides (y al final saliendo victorioso). Y todavía tiene tiempo de ser educado y agradecido como Gohan.

Por eso, muchos son los fans que sienten la frustración de que este Trunks no se merezca todas las desgracias que están volviéndole a pasar ahora en Dragon Ball Super (suerte que se confirmó que Mai sigue con vida, al menos). No solo el futuro ha vuelto a ser un mundo distópico con Black Goku, sino que encima hasta Bulma (en el futuro) ha terminado siendo asesinada. Por lo tanto, tenemos en estos momentos ante nosotros a un Trunks con un síndrome post traumático de caballo y que todavía no ha mostrado todo su potencial (por suerte, de momento Super está sabiendo llevar mejor al personaje que Z, esperemos que no termine diluyéndose en un tercer plano también en esta ocasión). Son muchos los fans que pedían el regreso de Trunks del futuro, para ver cómo iba su vida, hasta qué transformación había podido llegar. Ahora, es la oportunidad de darle un punto final ideal, donde Trunks pueda volver a su línea temporal y ser definitivamente feliz, aún más poderoso, y hasta con la posibilidad de poder formar él mismo una familia.

P.D.: Nuestros amigos de Hobby Consolas han dedicado también un reportaje a este maravilloso personaje, donde podréis ver todas las apariciones que ha hecho (oficiales o no) en el amplio universo de Dragon Ball.

El fan art no es nuestro, más quisiéramos

El fan art no es nuestro, más quisiéramos

Dragon Ball Super 52: de reencuentros y «Son Gohans»

Llegamos al episodio 52 de Dragon Ball Super, y sexto de la saga de Trunks del futuro. Tras un comienzo trepidante (quizás demasiado apresurado), lo cierto es que los dos últimos capítulos han pegado un bajón de ritmo considerable. Podrían considerarse perfectamente episodios de transición, donde lo importante es construir las relaciones entre los distintos personajes y asentar las bases para las futuras líneas argumentales. ¿Cumple el capítulo 52 con esto? Vamos a verlo.

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Primero, ¿de qué trata el episodio 52? (a continuación llegan los SPOILERS para quienes aún no lo hayan visto). Como sabíamos por anteriores capítulos, Bulma y su padre se han puesto a reparar la máquina del tiempo, lo que al parecer les llevará algunos días. Sin embargo, cuentan con la ayuda de la banda de Pilaf, entre los que se encuentra una entusiasmada Mai. Trunks del presente, sintiéndose celoso de su contraparte del futuro, intenta impresionar en el proceso a la muchacha, sin mucho éxito. Vegeta, por su parte, sigue entrenando en la habitación de la gravedad, enfadado por lo que Black le ha hecho a su familia de la línea temporal alternativa. Mientras tanto, Trunks del futuro (o Mirai Trunks) intenta dormir, pero las pesadillas de Black atacando a Mai se lo impiden. Tras levantarse, acude a ver cómo va la reparación de la máquina del tiempo. Bulma le informa que por suerte ya tienen parte de la energía necesaria para el viaje (casualmente, era el líquido azul que le ayudó a obtener Monaka en capítulos anteriores) y que las reparaciones llevarán unos días más de tiempo. Trunks se tranquiliza (y sorprende) tras escuchar la rapidez con la que están logrando todo, y Bulma lo achaca a que en esta línea temporal hay mucha más abundancia de recursos. Mirai Trunks aprovecha entonces para ir a visitar a Son Gohan, que en su línea temporal fue su mentor hasta que lo mataron los androides, y tras esto Trunks nunca tuvo ocasión de agradecerle todo lo que había hecho por él. Tras preguntarles a Krilín y Piccolo el paradero del primogénito de Son Goku (el namekiano ya le advierte que Gohan no será de mucha ayuda, puesto que ahora es un hombre de familia y estudios), se dirige a buscarlo a la salida de una conferencia en la universidad. Allí, Gohan lo reconoce enseguida y lo invita a tomar un helado y a cenar a su casa, para que así pueda conocer a su familia. Al llegar al susodicho hogar, se encentra con Videl, Pan (a quienes no conocía) y con Mr. Satán (a quien sí había visto en los juegos de Cell). Mientras Gohan prepara unos trabajos y Videl prepara la cena, Satán le enseña unos vídeos de sus victorias a Trunks. Entonces el suegro de Gohan acude a ayudar a su hija, dejando a la pequeña Pan al cuidado del (ahora) peliazul. Resulta que el bebé es más o menos un pequeño monstruo que ya sabe volar y que posee una considerable fuerza, poniendo en varios aprietos a Trunks. En ese momento llega Gohan y se encuentra con la habitación semi destruida por su hija y con un Trunks algo alterado. Los tres salen fuera, donde Trunks observa a Gohan jugando con su hija y siendo un padre de familia feliz, lo que nunca pudo contemplar en su línea temporal. Este pensamiento de qué sería de su vida ahora, con Mai y Bulma, de no existir Black, hunde bastante a Trunks, hasta que les avisan de que la cena ya está lista. Tras finalizar la velada, Trunks se despide de Gohan y su familia y regresa a la Capsule Corp., agradeciéndole a su antigua maestro que le haya descubierto el motivo por el que seguir luchando: poder ver a los demás algún día así de felices en el futuro. Mientras, Videl le pregunta a su marido por qué había vuelto Trunks al pasado, a lo que Gohan responde que se le había olvidado preguntárselo. De vuelta en casa, Trunks se cambia de ropa y pregunta dónde se encuentra Goku. Los demás le indican que se ha ido con Whis y Bills a buscar a un kaio shin del universo 10, ya que habían percibido un ki similar en él al de Black.

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Como vemos, y tal como íbamos adelantando, un capítulo de escasa (o nula) acción, donde lo importante son las interacciones entre los personajes. Siempre es de agradecer que Mirai Trunks se haya acordado de Son Gohan en esta ocasión, ya que durante la saga de Cell ambos personajes apenas coincidieron. Por otro lado, es altamente probable que los fans del primogénito de Goku no estén del todo contentos con el enfoque que le están dando a este personaje. Especialmente tras la saga de la resurrección de Freezer (o Frieza), que en la versión anime mostraba a un Gohan decidido a volver a entrenar tras la muerte de Piccolo. Esto en la película que abarca el mismo arco argumental no sucedía, por lo que algunos (me incluyo) esperábamos que Toei hubiese añadido dicho escenario para intentar recuperar a nuestro Gohan favorito. Sin embargo, parece que no va a ser así, puesto que este episodio más bien parece haberse decantado por la opción de un Gohan estudiante y familiar, siendo feliz así. Para ponerle la guinda al pastel, además lo muestran como desconocedor del motivo por el que Trunks habría regresado al pasado (una conveniencia argumental total, ya que resulta forzado creer que Son Gohan no le haya podido preguntar a Mirai Trunks cómo le va la vida -con todo lo que eso supone- tras reencontrarse después de muchos años y haber cenado juntos). Es decir que, para no desilusionarnos, lo mejor será esperar una escasa (o nula, directamente) intervención de Gohan durante esta saga. Toei podría haberse ahorrado las escenas adicionales que mencionábamos durante el arco de la resurrección de Freezer, eso sí.

Cambiando de tercio: la animación. Sí, sabemos que Dragon Ball Super tiene varios episodios con animación más bien mediocre… y este es uno de ellos, al menos en nuestra opinión. Si bien hay algunos primeros planos logrados (Vegeta entrenando, Mirai Trunks en los flashbacks y en el presente llorando), lo cierto es que a nivel general el dibujo deja bastante que desear. Y como sigan adelgazando a Mr. Satán va a acabar volatilizándose. La cosa se agrava cuando vuelven a animar algunas escenas del famoso OVA «Un futuro diferente: Gohan y Trunks«, ya que ni por asomo se acercan a la calidad de ésta última, perdiendo emotividad y dejando atrás un grato recuerdo en el camino. Que por cierto, Toei sigue empeñada en hacernos creer que el pelo de Mirai Trunks fue siempre azul.

Y a falta de Black, lo mejor del capítulo ha sido definitivamente Pan. Sí, aún no nos explicamos cómo es posible que un bebé ya sepa volar (cuando al mismo Son Goten le costó aprender a hacerlo), pero en cualquier caso sirve y cumple como complemento humorístico. Está claro que, a pesar de todo, ha hecho buenas migas con Mirai Trunks… lo que nos hace pensar que este episodio ha servido fundamentalmente para ahondar más en la personalidad de este personaje y (probablemente, sobre todo ahora que se ha confirmado que la Mai del futuro sigue con vida) terminar cerrando su arco argumental con él formando su propia familia (o con vistas a hacerlo). Algo más satisfactorio que el hecho de seguir viviendo eternamente con su madre… por mucho que ésta sea Bulma.

El capítulo 53 promete grandes revelaciones y tener más acción, ya que nos presentará definitivamente a Zamasu, el aprendiz de kaio shin del universo 10, y su (posible) relación con Black. Además parece que sabe luchar, a juzgar por las escenas del adelanto en el que se lo ve peleando con Goku. Pero para poder verlo… tendremos que esperar al día 31 de julio, ya que el 24 no emitirán capítulo en Japón. Esperemos que tiempo de espera pase rápido.

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Dragon Ball Super 51: Punto de inflexión

Ya llevamos varios capítulos (cinco, en realidad) de la saga de Trunks del futuro en Dragon Ball Super, y lo cierto es que, haciendo balance, no es que haya sucedido mucho. Ahora, ¿debería sorprendernos? Si pensamos un poco en Dragon Ball Z, podíamos perdernos fácilmente cinco capítulos de la batalla entre Goku y Frieza (o Freezer, que el nombre tiene sus muchas variedades) y al volver no había pasado nada. Unos puñetazos, alguna pirueta (con suerte, bien animada) y bastante habladuría de dos chuloputas tan típicos del género shônen. No es que me esté metiendo con Dragon Ball Z para defender a Super (Kamisama me libre), pero percibo cierta tendencia a lo contrario en varios sitios. Y no, Dragon Ball Z no era ninguna obra maestra. Tampoco lo es Dragon Ball Super, claro está. Es altamente probable que en muchos casos nos estemos dejando llevar por la nostalgia, y es que un niño de unos 10 años no piensa en si Goku está mejor o peor animado, o en que la narrativa es más lenta que mi tortuga de río. Y siendo sinceros, los dibujos de ahora los hacen con un ritmo mucho más dinámico (a veces demasiado para una servidora, que los japoneses siempre han tenido un toque contemplativo, incluso en Dragon Ball, que me hace mucho tilín) que los de antaño. Es propio de la época en la que vivimos, rodeados de aparatos electrónicos y redes sociales. Todo es instantáneo.

Con esta introducción (que no tiene mucho que ver con el capítulo 51, todo sea dicho) quería aprovechar y desahogarme con esta división de opiniones (que llegan a los ataques personales, de uno y otro bando) que tanto se está dejando ver por la red. Y lo ha escrito alguien que no pudo terminar de ver las tres primeras sagas de Dragon Ball Super (las películas me parecieron que al menos estaban mejor animadas). Al menos esta cuarta me está resultando entretenida, que ya es algo.

Yendo al capítulo 51, empecemos por su argumento, que está acaparado especialmente por flashbacks (algunos sacados directamente de Dragon Ball Z, precisamente). Para quien no lo haya visto, habrá SPOILERS:

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Tal como nos dejó el episodio 50, Bulma había recordado que tenía guardada en alguna parte la máquina del tiempo en la que había llegado Cell. La primera parte del 51 la han utilizado para explicar cómo el dichoso aparato llegó hasta las manos de Bulma, quien se la había pedido a Trunks del futuro (o Mirai Trunks) antes de que éste regresara a su tiempo en la ocasión anterior. Justo tras la explicación aparecen los padres de Bulma, que se encontraban de viaje en alguna parte. El doctor Brief, viendo el panorama, se decide a colaborar con su hija para poder arreglar la máquina de Cell (que, recordemos, estaba en un estado bastante cochambroso). Vegeta y Goku, por su parte, deciden irse a entrenar (cada uno por su cuenta, ya que Vegeta parece estar cabreado por algún motivo… o, bueno, él simplemente es así la mayoría de las veces). Mientras tanto, Mirai Trunks termina de reconocer a la (nuevamente) pequeña Mai, y ambos comparten un momento (junto con el Trunks del presente) en el que el ahora peliazul le cuenta a la muchacha cómo ambos (en su versión mayor, en el futuro) peleaban contra Black. Aquí la Mai del futuro es presentada como una especie de Sarah Connor (Terminator), líder de algunos movimientos de humanos supervivientes que osan plantarle cara a la nueva gran amenaza. Evidentemente, no logran hacerle ningún daño a Black, y en estas llega Mirai Trunks al rescate. Entonces Black le explica que él se encuentra allí para acabar con la humanidad, a la que ve como una especie de creación errónea de los dioses. El hijo de Vegeta tampoco logra plantarle cara al misterioso ser, y termina huyendo con la ayuda de Mai. Terminado el flashback, re aparece Goku, ya que Kaio del Norte aún se encuentra enfadado con él por los últimos destrozos realizados a su planeta/hogar, y se niega a ayudarlo a entrenar y a darle de comer. Al final, entre unas cosas y otras, Bills y Whis comentan sobre el extraño ki oscuro de Black, ya que a ambos les resulta familiar. Whis se compromete a ponerse a investigar sobre ello.

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Como vemos, capítulo de flashbacks y que se supone de presentación de temáticas potentes que vendrán en los próximos episodios (el siguiente será de un reencuentro entre Gohan del presente y Trunks del futuro, por lo que suponemos que seguirá en la línea del 51 y se centrará más en las interacciones de los personajes). Lo mejor, como siempre, Black, al que curiosamente se empeñan en animar mejor que al propio Goku en cada episodio. En esta ocasión se nos sigue revelando más sobre su existencia, en este caso sobre sus objetivos, que parecen estar relacionados con los dioses. Poco a poco, parece irse confirmando la teoría de que Black probablemente sea un kaio shin renegado (¿Zamasu? a quien por cierto veremos en el próximo capítulo). Y poco más sobre él, aparte de una mirada de lo más inquietante a Mai (el rostro mejor animado de todo el capítulo, sin duda).

Pasando a otros personajes, en este capítulo cabría destacar el papel de Bills y Whis. Por suerte, han dejado de lado su vena cómica (aunque Bills presenta uno de los mejores gifs/momentos con pajita incluida) y han decidido ponerse serios con el tema que los ocupa. Por lo tanto, su intervención en este nuevo arco argumental (que, al parecer, tomará una vertiente de thriller o misterio) comienza a estar justificada, lo que es de agradecer.

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No sucede lo mismo con la banda de Pilaf, lamentablemente. Evidentemente, Mai sí tiene un papel importante debido a su relación con Trunks del futuro (¿madre de posible nueva generación de saiyans?), pero Shuu y, especialmente, Pilaf, sobran en casi todos los momentos en los que intervienen. Es aquí, quizás, cuando más se nota que Dragon Ball Super está dirigido a un público infantil, más aún de lo que lo estaban Dragon Ball y Dragon Ball Z.

En cuanto a la animación… pues sigue con los mismos altibajos. En general, en este capítulo ha sido bastante mediocre, notándose especialmente en comparación con los flashbacks de Dragon Ball Z, los que por cierto han decidido convenientemente poner en blanco y negro para que no percibamos el antiguo color lila del pelo de Mirai Trunks. Son estas cosas de Toei las que sí pueden llegar a resultar más molestas para el fan promedio, ya que ha resultado ser un cambio sacado de la nada y sin explicación alguna, intentando hacerlo parecer como que siempre fue así. Bueno, al menos el Trunks niño sí sigue con el pelo morado (lo que desconcierta aún más).

Para el próximo episodio, como ya adelantábamos, se espera reencuentro entre Son Gohan y Mirai Trunks, con flashbacks de Gohan del futuro incluidos. Por cierto, será mejor no esperar nada épico del Gohan del presente (al menos de momento), ya que lo que se ha podido ver hasta ahora del episodio 52 lo muestra especialmente como un hombre de familia. MUY intrigados con la figura de Zamasu y su relación con Black, eso sí.

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