Mulan (2020), el remake más alejado del original de Disney resulta en un interesante híbrido

Mulan es probablemente una de las heroínas más «originales» de Disney, teniendo en cuenta las limitaciones propias de la compañía: china, no está emparentada con la realeza (pese a que posteriormente la han metido en el marketing de «princesas») y precursora del feminismo en la factoría, antes de que surgieran Mérida (Indomable) o Elsa (Frozen). Hablamos, claro, de la Mulan de la cinta animada de 1998.

Teniendo en cuenta lo bien que le han estado saliendo en cifras a los de la Factoría del Ratón los remakes en acción real de sus clásicos animados, era cuestión de tiempo que le dieran luz verde a la nueva adaptación de Mulan; pero teniendo en cuenta los tiempos que corren y la llegada de nuevas generaciones, era preciso realizar varios cambios. 

Uno de ellos recaía en profundizar la mirada sobre China, ya que la producción animada no solo se alejaba notoriamente del relato original (que se cree es de entre los siglos V y VI), sino que pecaba de superficial en varias cuestiones propias de la cultura y creencias de allí, como la veneración a los antepasados o la resolución con la figura del emperador.

Por ello, desde etapas iniciales de producción se anunció que se eliminaría la figura de Mushu (que básicamente convertía en todo lo relacionado con los antepasados en un chiste) y los números musicales para otorgarle mayor «realismo». Ésto último no tengo claro que haya quedado bien reflejado en este remake, pero que querían homenajear además al género wuxia (del que forman parte, por ejemplo, cintas como Tigre y Dragón, La casa de las dagas voladoras o La novia del cabello blanco) estaba claro.

Mulan (2020). Disney.

El otro cambio venía a caer en el mismo mensaje feminista, que, a pesar de que sigue funcionando bastante bien a nivel general, empezaba a chirriar en algunos aspectos dentro de la nueva ola (como el hecho de que pueda confundirse que Mulan es bien recibida al final en el hogar porque trae con ella a un maromo bien posicionado socialmente o la escena, con fines humorísticos, de los soldados disfrazándose de mujeres para infiltrarse en el palacio).

Sea como sea, se contó con la profesionalidad de Niki Caro (quien ya trató temas relacionados con el feminismo en Whale Rider) y con guión de Rick Jaffa, Amanda Silver, Elizabeth Martin y Lauren Hynek para sacar adelante la nueva adaptación. Entre el reparto, destaca la figura de Liu Yifei para interpretar a Hua Mulan, lo cual termina haciendo con bastante soltura tanto en las escenas donde se hace pasar por soldado como cuando ya se descubre su verdadera identidad.

La leyenda de Hua Mulan cuenta cómo una joven se fuga de casa para alistarse en el ejército imperial y salvar así a su anciano padre (quien no tiene hijos varones). Debido a su valor y grandes logros en la batalla, el emperador de China le ofrece ocupar un alto cargo, pero Mulan pide solo poder volver a casa.

La película narra todo ello de forma bastante fidedigna (en líneas muy generales) e incluso añade algunos guiños a la recopilación de poemas de esta leyenda más famosa (del siglo XI), como cuando Mulan cuenta que ha estado persiguiendo a una pareja de liebres (macho y hembra) y que no era capaz de diferenciarlas (que así es como finaliza el escrito).

Mulan (2020). Disney.

También parece haber querido retratar la forma de vida (hasta cierto punto) de la China de antaño, con esas construcciones en forma de corral que nos traerán a la mente producciones chinas como Big Fish and Begonia; así como los espectaculares paisajes y vestimentas (obra de la diseñadora Bina Daigeler).

Sin embargo, el mensaje feminista es aquí transformado al de la mujer que debe ocultar su talento solo por su sexo, lo que la aleja de la animada y que introduce elementos cuestionables como el «chi», reflejado aquí de forma similar a la Fuerza de Star Wars (que sí, está inspirado en el chi, al igual que multitud de manga shônen… pero es que al parecer eso no es exactamente el chi).

Otros cambios sustanciales han sido la introducción de nuevos personajes, como la «bruja» interpretada por Gong Li y que sirve como contrapunto a Mulan, pero que al final está bastante desaprovechada; o la modificación de otros como la del general Shang por Honghui (un carismático Yoson An), quien de forma similar a Rey en Los últimos jedi ya no procede de ningún linaje y es un completo igual a la protagonista.

El que sí sigue saliendo igual de perjudicado es el villano, en esta ocasión Böri Khan (Jason Scott Lee), un personaje totalmente estereotipado y predecible, que serviría de contrapunto (negativo, claro está) en su vínculo con la «bruja» al que va estableciendo Mulan con sus colegas del ejército.

Mulan (2020). Disney.

Al final, esta mezcla de elementos de China pero en una superproducción de Hollywood ha dado como resultado un híbrido interesante, pero algo extraño (la escena de Mulan desmelenándose cuando los hombres también tenían largas cabelleras, chinos en China hablando en inglés…) y errático (quizás por eso no triunfa entre el público chino), sobre todo en cuanto a ritmo y narrativa, que termina cayendo en un tercer acto en el que se percibe un bajón importante. También en los efectos especiales.

Aún así, el remake en acción real de la Mulan de Disney está lejos de ser una mala película y es probablemente y junto a El libro de la selva la mejor de las nuevas adaptaciones realizadas por la Casa del Ratón (al menos no es una repetición plano por plano). Los escenarios, vestuario, banda sonora (de Harry Gregson-Williams) y las interpretaciones de parte de su reparto (destacamos las escenas de Mulan en el ejército; el tono intimista le sienta mucho mejor que la acción, a la que por cierto le falta epicidad) hacen que al menos vista y oídos se deleiten.

P.D.: Aclaramos que no somos expertos en la historia y cultura china, por lo que es perfectamente posible que la hayan «pifiado» con los vestuarios o la estructura del edificio que hemos mencionado, aunque nos haya parecido todo muy bonito a la vista.

Bina Daigeler: «Mulán es un live action realizado con una visión contemporánea»

El pasado enero fuimos invitados a participar en el visionado de tres escenas del próximo gran estreno de Disney, el remake en acción real de Mulán. Tras la visualización, hubo un coloquio con la directora de la película, Niki Caro;y la diseñadora de vestuario, Bina Daigeler.

Si bien es una película de época, Daigeler ha asegurado durante el coloquio que han optado por mantener las tradicionales vestimentas de la época y además se han introducido ciertos y sutiles toques modernos, para dar con la idea de que una figura femenina  como  la que evoca la protagonista es necesaria en este tiempo actual y cambiante.

Esta es la primera película en imagen real que, si bien es de Disney, no parece de la Casa del Ratón, ya que por lo que hemos visto no tiene intención alguna de matizar el tono del guión o la eventual crudeza de sus escenas bélicas.  Esto es algo que a nivel personal lo disfruto mucho, ya que, como bien hemos mencionado anteriormente, no solo  Mulan muestra una clara evolución en el marco de su personaje  sino también su contexto tiene la seriedad y el enfoque requeridos para darle una vuelta de tuerca a esta adaptación.

Esta versión live action  está inspirada en parte en el clásico animado de 1998 y es otra apuesta segura por parte de la factoría del ratón más famoso del mundo de demostrarnos que las versiones “en carne y hueso” pueden aportar un poco más de historia, detalles y muchas cosas más a lo que uno pudo llegar a percibir en primera instancia con el que es considerado uno de los clásicos de la empresa de animación.

Esta versión, además de agregar detalles a la trama, da una clara referencia de madurez del personaje. Está claro que la versión real de la película ofrece más juego y rodaje y posibilidades de desarrollo de todos los personajes y la realizadora, Nikki Caro, ha sabido tomar buena ventaja de este factor.

El componente de una emotividad evidente de este largometraje  se puede traslucir en la epifanía que transita Mulan cuando se da cuenta que su padre no puede acudir al llamado del emperador para que este integre sus filas.

La diseñadora de vestuario, Bina Daigeler; y la directora, Niki Caro, durante el coloquio sobre Mulán en Madrid. Disney España.

Yi Fei Liu, quien tras pasar por un largo casting consiguió el papel para interpretar a la protagonista debido a su bagaje multifacético, siendo además de actriz, cantante y artista marcial, entre muchas otras cualidades, fue finalmente elegida y por lo que pudimos ver en las escenas proyectadas, el casting de ella y todo el elenco es excelente.

Tomando pautas e influencias  de iconos de la talla de Kurosawa y películas como Salvando al General Yang, entre otras, podemos afirmar que la cinta proyecta una fidelidad visual bélica.

Lo que más me gusta de lo visto de esta nueva versión de Mulán es que, estando en una época de un sinfín de películas de superhéroes de todo tipo y color, Mulán no deja  de ser una mujer normal y corriente que por circunstancias adversas saca a relucir poco a poco su verdadera fortaleza y valentía.

Niki Caro, quien no es ajena a dirigir personajes femeninos con carácter y muchos matices, creemos que  ha sido una correcta elección para sacar adelante un proyecto de tal envergadura. Esta directora ha demostrado sobradas tablas con sus largomertrajes anteriores tales como En Tierra de Hombres (North Country), La Casa de La Esperanza (Zookeeper’s Wife) y Jinete de Ballenas (Whale Rider), donde ha sabido retratar la fuerza y valentía  de las protagonistas femeninas desde distintos ángulos y tonalidades. Creemos por lo que hemos podido ver en la selección de escenas que Mulán no va a ser excepción a la regla.

Por último, pero no por ello menos importante, hacemos mención del factor Mushu. La no inclusión de este simpático personaje tiene para mí dos acepciones. Como fan de Disney, me duele que no esté porque es cierto  que en la versión animada se compenetra muy bien con la protagonista y aporta frescura y humor. Pero en la versión de carne y hueso, desde un punto de vista objetivo, el hecho de que  no esté incluido este personaje tan icónico es síntoma evidente de la seriedad y el compromiso del enfoque que este largometraje quiere demostrar.

Creemos que Mulán va a ser un éxito, no solo por hecho de de ser de Disney, sino también porque ofrece un plano realista en todo sentido a la importancia de las muchas vetas de la valentía femenina. Tan actual como necesaria en el ritmo imperante de nuestra época.

Mulán se estrenará en cines el próximo 27 de marzo.

The Mandalorian, una (casi) impecable primera serie en acción real de Star Wars

Disney+, la plataforma de streaming con la que la casa del ratón pretende hacer competencia a Netflix, ha arrancado con artillería pesada sus andanzas por Estados Unidos (por estos lares no llegará hasta marzo de 2020). Uno de sus títulos estrellas que celebran su llegada ha sido la que se consideraría primera serie en acción real de Star Wars, The Mandalorian.

El mismo George Lucas había admitido en alguna ocasión su propósito de realizar un producto con formato episódico ambientado en una galaxia muy, muy lejana, pero quizás por falta de tiempo o de presupuesto la idea nunca se materializó… hasta ahora. Y promete ser la primera de varias series de Star Wars.

The Mandalorian opta así por alejarse de la parte más mística (al menos por ahora) de Star Wars para adentrarnos en los bajos fondos de la galaxia de la mano de un cazarrecompensas después de la caída del Imperio (se sitúa tras los acontecimientos de El retorno del jedi). El mandaloriano (cuyo nombre desconoceremos hasta casi finalizada la temporada e interpretado por Pedro Pascal) recorre así varios planetas, donde irá conociendo a diversos personajes (o reencontrándose con viejos conocidos). Hasta que durante una importante misión se topa con alguien que le hará cambiar el rumbo y replantearse varias cuestiones.

Disney ha contado para esta primera inversión (e inmersión) con un conocido para el estudio como es Jon Favreau (Iron Man, los remakes de El libro de la selva y El rey León). Esta especie de nuevo Rey Midas, quien sabe brindar entretenimiento sobre seguro y ofrecer a las grandes masas lo que quieren, ha vuelto a acertar en esta ocasión con un formato que, a priori, sí podría resultar más arriesgado.

Arte conceptual de The Mandalorian. Disney+ y Lucasfilm.

Nos referimos al estilo episódico y autoconclusivo que adopta la serie desde sus inicios. Una característica que quizás puede echar para atrás a alguno o llevar a creer que no está sucediendo gran cosa en la pantalla.

Sin embargo, Favreau ha sabido dotar de encanto a este formato, como ya lo hicieran (por ejemplo) Star Trek, Doctor Who o Cowboy Bebop y, salvo la trama principal que va desarrollándose de fondo y al final, cada capítulo cuenta una historia distinta con diversos personajes.

Esto no funcionaría si dichos invitados no tuvieran el suficiente carisma, pero vaya si lo tienen. A Pascal lo acompañan (a veces detrás de las cámaras, aportando únicamente la voz) actores como Nick Nolte, Gina Carano, Werner Herzog, Giancarlo Esposito o Natalia Tena. Y todos ellos brillan con luz propia hasta el punto de apenarnos pensando que quizás no los volveremos a ver más (de nuevo, por el formato autoconclusivo).

Favreau también ha sabido apoyarse en algunas de las bases que influyeron en la Star Wars original y explotarlas. Estas son, claramente, el western clásico y elementos de la cinematografía y literatura japonesas como la obra de Akira Kurosawa o títulos como El lobo solitario y su cachorro. Bases estas que le van como anillo al dedo al personaje del cazarrecompensas solitario con naturaleza noble.

Otro de los aciertos, que favorece el formato episódico y autoconclusivo, es la lista de directores con la que han contado, desde Bryce Dallas-Howard hasta Deborah Chow o Taika Waititi, pasando por un entendido en la franquicia como es Dave Filoni (aunque, curiosamente, uno de los episodios dirigidos por éste último es para nosotros el más flojo).

The Mandalorian. Disney+ y Lucasfilm.

La banda sonora, compuesta por Ludwig Göransson, logra sorprendentemente que apenas echemos en falta al genio de John Williams. Sus partituras, influenciadas asimismo por el western, ayudan a crear esa atmósfera que le ha quedado tan bien al personaje. Mención especial para el tema que suena durante los créditos de cada capítulo.

No obstante, The Mandalorian no está exenta de fallos. El más notorio de todos ellos es que es bastante previsible. Vale, sí, es Star Wars, y no hay nada de malo en que esté dirigido potencialmente a un público pre y adolescente, pero Disney esto lo exagera mucho. Básicamente, sabemos que no le va a pasar nada malo al protagonista (y diríamos que suavizan bastante su parte más turbia, teniendo en cuenta lo que puede dar de sí el tema).

Veremos por qué caminos derivan las siguientes temporadas y si la cosa se pone más seria. Por ahora, basta con dejarse llevar por este puro entretenimiento con mucha de la sensibilidad de Star Wars y carismáticos personajes que es The Mandalorian.

P.D.: Nos lo queríamos guardar por si SPOILERS (y si alguien que esté leyendo esto no ha visto NADA de la serie y es ajeno a las redes sociales debería detenerse aquí), pero es evidente que, a pesar de todos los notables aciertos de Favreau, del carisma de Pascal y de los personajes que lo acompañan, de la banda sonora tan western, gran parte del éxito que está cosechando la serie se lo deben a esa criaturita adorable aún sin nombre que es comúnmente conocida como «Baby Yoda».

Star Wars: El ascenso de Skywalker, un ¿punto final? con momentos épicos y algo de trampa

J. J. Abrams no lo tenía fácil. Tras la repentina salida de Colin Trevorrow de la dirección del noveno y último episodio y la muerte de Carrie Fisher (quien a todas luces desempeñaría un papel principal en esta entrega), decidió retomar las riendas tras su inicio con El despertar de la Fuerza y cerrar la trilogía y la saga con El ascenso de Skywalker.

Para escribir el guión eligió a Chris Terrio, quien ya había trabajado junto a Ben Affleck en Argo y a Zack Snyder en Batman v Superman, dando origen a una narrativa que resulta quizás lo peor de la película por su barroquismo y sus irregularidades, con una primera parte que, de verdad, no da respiro. Pero del estilo que uno se pregunta si los personajes no deberían parar a comer o echarse una siestecita.

Tras este inicio sigue un segundo acto más intenso y un final que ya es el colmo del horror vacui, con apariciones de última hora, regresos inesperados, villanos que cambian de planes sobre la marcha y más regresos inesperados… Lo que puede hacerle parecer un despropósito. Por suerte, el irregular ritmo y la sobrecarga van acompañados de momentos épicos, tensos, dramáticos y románticos… Y nostalgia. Mucha nostalgia.

Los que más sobresalen (para variar) en El ascenso de Skywalker son Rey y Kylo Ren, con una Daisy Ridley y un Adam Driver que siguen desprendiendo esa química que los lleva de enemigos que no pueden ni verse a tensión sexual no resuelta (y algo más). El arco argumental de estos dos personajes ha sido quizás el más constante de esta trilogía.

Star Wars: El ascenso de Skywalker. Disney y Lucasfilm.

Ridley también desprende buena química con John Boyega (Finn) y Oscar Isaac (Poe Dameron, quien por cierto a su vez tiene buena química hasta con una roca de Jakku). Suya es la primera y frenética parte de la película, donde la acción se atropella y no paran de soltar chascarrillos (alguno más afortunado que otro).

Mientras que el personaje de Poe está aquí más aprovechado, me temo que no podemos decir lo mismo de Finn, quien sigue encorsetado en la figura del secundario cómico (y pelín obsesionado con Rey). Lo mejor aquí, una vez más, el vínculo entre Boyega e Isaac, junto a las (breves, pero intensas) presentaciones de dos nuevos personajes: Zorii Bliss (Keri Russell, acompañada de un personajillo ciertamente hilarante) y Jannah (Naomi Ackie).

Una de las mayores complicaciones a la que se enfrentaba Abrams era cómo retomar el papel de Leia tras el fallecimiento de Fisher, optando por recuperarla con material rodado y no utilizado de otras películas, y hemos de decir que esto es algo que han resuelto sorprendentemente bien. Es verdad que algunos diálogos se perciben un poco inconexos y forzados, pero suyo es uno de los momentos más emotivos de la cinta, y esto es todo un logro.

Star Wars: El ascenso de Skywalker. Disney y Lucasfilm.

Leia no es la única cara conocida que hemos visto (sí, hay bastante fan service, uno mejor integrado que otro). Billy Dee Williams vuelve a ponerse la capa como Lando Calrissian y la verdad es que agradecemos su presencia, enérgica a pesar de la edad. También regresa Mark Hamill como Luke Skywalker en un momento breve pero sustancial (aunque nos preguntamos si a los fantasmas de la Fuerza les crecen las greñas). C3PO (Anthony Daniels) tiene aquí mayor peso argumental que en las dos anteriores entregas, lo que añade su característica vis cómica; y Chewbacca (Joonas Suotamo) protagoniza uno de los (breves) momentos más inquietantes del metraje.

Uno de los retornos más anunciados y esperados era el de Ian McDiarmid como el emperador Palpatine. Será con seguridad también uno de los más polémicos tras El ascenso de Skywalker. Digamos que su personaje es víctima de la sobrecarga que trae toda la película y especialmente el final, pero su presencia sirve (aparte de para el citado fan service) para cerrar una trama a nivel más global y que incluya a las precuelas, ya que hay, eso sí, decepcionantes «ausencias».

Uno de los elementos característicos de Star Wars son sus planetas, y aquí Abrams cumple su parte. Pasaana, Kimiji, Exogol… Algunos nos resultan más familiares que otros, pero sin duda la dirección artística en algunos de ellos es para tenerla en consideración.

Star Wars: El ascenso de Skywalker. Disney y Lucasfilm.

Decir que la banda sonora de John Williams es uno de los puntos fuertes de la película es caer en la redundancia. El compositor regresa aquí a sus 87 años y nos trae consigo temas ya familiares y otros nuevos. La experiencia no sería la misma sin su partitura y se perdería la mitad de la emoción en el camino. Hay un tema en especial, «Farewell», que nos pone los pelillos de punta al escucharlo.

No queríamos terminar la crítica sin aclarar que, si bien El ascenso de Skywalker rehuye de algunos de los temas planteados por Los últimos jedi (como hiciera aquélla con El despertar de la Fuerza, lo que sí denota una cierta falta de unión metanarrativa en la trilogía), está lejos de mandarle un «fuck you», como hemos llegado a leer. Hace referencias claras a acontecimientos sucedidos en el octavo episodio e incluso se da cierto cameo de unos bichitos bastante reconocibles.

En definitiva, El ascenso de Skywalker tiene fallos como película notorios, como son la ausencia de la personalidad que desprendía su antecesora, una narrativa con ritmo errático o conclusiones tramposas a alguna de sus tramas (no olvidemos que está Abrams tras la cámara y Disney tras el marketing). Sin embargo, lo compensa con fan service que hará las delicias de nosotros, seguidores de la saga (servidora también se llevó su parte del pastel) y momentos épicos y hasta emotivos, con alguna carcajada, sonrisa y hasta llanto. Al fin y al cabo, George Lucas no creó esta saga situada en una galaxia muy, muy lejana para contentar a los académicos (que inicialmente no dieron un duro por ella y la vapulearon), sino para seguir despertando a ese niño interior que ansía con visitar distintos mundos y acompañar a sus héroes por duros derroteros.

Siete reflexiones sobre la humanidad y la sociedad a través de los animales

La adaptación a anime de Beastars se ha estrenado hace apenas un mes y lo cierto es que está resultando en una experiencia muy disfrutable, si bien no llega a los niveles de (casi) excelencia del manga creado por Paru Itagaki. No es la única obra que ha experimentado con la idea de adentrarse en fenómenos culturales o sociales, e incluso en el existencialismo humano, a partir de alegorías con animales (en este caso, antropomorfizados), empezando por la conocida Rebelión en la granja de George Orwell. Vamos a enumerar nuestras siete preferidas.

Zootrópolis (Rich Moore y Byron Howard, 2016)

Una de las últimas grandes cintas de animación proveniente de la Casa del Ratón, que parece más de Pixar que de Disney, es esta Zootrópolis (más conocida como Zootopia en otros lares) que narra las peripecias de una coneja, Judy Hopps, para lograr entrar al cuerpo de policía en la enorme y dinámica ciudad que da nombre a la película, donde conviven todo tipo de animales. Accidentalmente conocerá al zorro Nick Wilde, quien se verá obligado a ayudarla en un caso donde los carnívoros van perdiendo el control.

La división profunda entre carnívoros y herbívoros y si éstos pueden superar su naturaleza y llegar a la convivencia pacífica es el mismo tema del que partirá Beastars (de la que escribiremos más detalladamente), pero aquí, mensaje claro y comprensible en una cinta que no llega a las dos horas de metraje y que puede ser disfrutada igualmente por niños y adultos, se dirige hacia alegorías contra la xenofobia.

No es la primera película con animales antropomorfos realizada por Disney (cómo olvidar su versión de Robin Hood), pero sí nuestra favorita hasta la fecha.

Rebelión en la granja (George Orwell, 1945)

Orwell es un autor sobradamente reconocido, y no es para menos, pues suya es también 1984 (de rabiosa actualidad). Rebelión en la granja narra cómo los animales de un rancho se levantan contra el granjero y lo expulsan, haciéndose los cerdos (más concretamente, dos de ellos) con el control, basándose en una inteligencia superior. Éstos establecen una serie de normas contrarias a los humanos, las cuales se irán manipulando a medida que ocurren ciertos acontecimientos y los porcinos van adaptándose (demasiado bien) al poder, hasta transformarlas o hacerlas desaparecer casi del todo a su conveniencia.

Orwell escribió esta novela con la clara intención de satirizar el régimen soviético de Stalin y cómo éste fue acabando con el ideal socialista. Puede leerse también como una crítica contra los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Un título atemporal.

Kimba, el león blanco (Osamu Tezuka, 1950-1953)

El «dios del manga» Osamu Tezuka nunca ocultó que parte de su inspiración a la hora de dibujar partía de Disney, si bien las malas lenguas cuentas que las tornas se intercambiaron con el paso de los años al estrenar en cines a finales del siglo pasado una de las cintas más populares de la Casa del Ratón… Sea como fuere, Kimba, el león blanco siempre contó con bastante fama en Japón. Lo que llevó a una adaptación de anime, entre otros.

Kimba cuenta la historia de un león albino que logra huir de los humanos cuando es una cría, volviendo a la sabana africana. Allí intenta establecer los ideales de su difunto padre y de los aspectos positivos de la civilización humana en sus dominios, no sin dificultades.

La dualidad naturaleza contra cultura (o civilización) es otro de los aspectos más comunes en este tipo de obras, si bien Tezuka lo lleva a un terreno mayormente positivo. Kimba es además un león vegetariano, lo que nos sitúa de nuevo en el caso de carnívoros que buscan el respeto y la convivencia con los herbívoros.

Wes Anderson: Fantástico Sr. Fox e Isla de perros (2010 y 2018, respectivamente)

No podíamos decidirnos por uno de los títulos dirigidos por este peculiar (y genial) director, así que incluimos a los dos.

Fantástico Sr. Fox (Fantastic Mr. Fox en el original), basada en una novela de Roald Dahl, cuenta la historia de cómo el Sr. Fox lleva una idílica vida junto a su mujer y su hijo Ash. En realidad el ahora padre de familia era antaño un ladrón de gallinas, pero al enterarse de que su pareja estaba embarazada ambos deciden asentarse y llevar una vida «fantástica». Con el paso de los años, Fox va dejando aflorar más sus instintos y la necesidad de volver a su antigua vida, lo que lo pone en un compromiso con la sociedad animal y con un grupo de crueles granjeros.

Isla de perros por su parte narra las pericias de un grupo de cánidos que se ven obligados a sobrevivir abandonados a su suerte en una isla inhóspita, ya que el gobierno japonés ha decretado una ley que expulsa a todos estos animales. Un día aparece accidentalmente un niño nipón en busca de su perro, a quien el grupo de canes decide unirse para ayudarlo.

Mientras Fantástico Sr. Zorro utiliza el recurso de animales antropomorfos (por decisión explícita del propio Anderson), Isla de perros mezcla más activamente a los animales (tal como los conocemos, al menos físicamente) con los humanos. La primera es una sátira del ideal de vida (americano) y la búsqueda de la autorrealización; mientras que la segunda homenajea a las cintas de vaqueros y forajidos, e incluso a Los siete samuráis de Akira Kurosawa, a través de su maravilloso grupo de perros protagonista.

El jefe es una onee (Nagabe, 2013-2015)

Aquí nos ocurría algo similar que con Wes Anderson, ya que Nagabe suele dibujar a animales o seres antropomorfos en todas sus historias ( y somos especialmente fanáticos de La pequeña forastera), pero probablemente la que más se adapta hasta la fecha (de lo que hemos leído) al mensaje cultural o social basándose en alegorías con animales es esta El jefe es una onee.

El manga nos cuenta cómo el reptil Vincent Falnail es un ejecutivo, jefe de un departamento en una multinacional, de día, y travesti de noche («onee» en japonés, sin los sufijos «san», «chan» o similar significa gay, travesti, cisgénero o alguien con características que no se adaptan al papel masculino en la sociedad heteropatriarcal). Similar a lo que ocurriera con Fantástico Sr. Fox (pero evidentemente con una historia y estilo totalmente distintos), El jefe es una onee confronta el ideal de la sociedad contra el que uno mismo busca como individuo. Además, en este caso se abordan temáticas LGBTI con suficiente sensibilidad (lástima que solo ocupe un volumen).

Beastars (Paru Itagaki, 2016-)

Finalmente llegamos al anime de la temporada, si bien vamos a centrarnos más en el manga (ya que lleva 151 capítulos publicados en Japón frente a los 4 emitidos del anime).

Legoshi es un lobo gris que, a pesar de su feroz e imponente apariencia, resulta bastante tímido y torpe socialmente hablando. Un día en la academia a la que acude, Cherryton, una alpaca macho es asesinada devorada por uno de los alumnos carnívoros. La tensión creciente entre carnívoros y herbívoros se mezcla con el incipiente romance entre nuestro protagonista y una coneja, Haru (o Hal según algunas versiones), preguntándose si ambos podrán convivir y sacar adelante su relación.

Este es el punto de partida de un mundo mucho más rico creado por Itagaki y del que cada vez vamos descubriendo más matices que lo van acercando más al nuestro. Ahí están el ciervo Louis, la loba Juno, el caballo Yafya, el híbrido Melon, y así una multitud. Si bien se van abordando varias temáticas, la principal se basa en la posibilidad de relaciones románticas (y sexuales) entre carnívoros y herbívoros, ya que aparte de su propia naturaleza la sociedad y el sistema mismo no las favorecen. Entre medias, alegorías al feminismo, la masculinidad tóxica (partiendo de Legoshi y Louis) y los roles de género en una sociedad heteropatriarcal.

El muro del ego corporativo…el único que Spidey nunca puede esquivar

Spiderman, el personaje más característico de Marvel, estaba marcado a sufrir todo tipo de contratiempos desde el estreno de su primera saga allá por el año 2002.  La fecha de estreno para la primera parte estaba prevista para un año antes, pero el atentado de las Torres Gemelas ese mismo año retrasó considerablemente su exhibición, ya que el tráiler de la película tenía escena fundamental donde intervenían las torres más icónicas del World Trade Center.

Lo que lamentablemente ocurre entre esta guerra de gigantes confirma el axioma de que solo hace falta un paso en falso para arruinar todo lo construido. Aquí, como suele ocurrir, el único perjudicado es el espectador. Ambas empresas, Sony y Marvel (en su vertiente cinematográfica con Disney), se dieron cuenta que de el personaje tiene vuelo propio tras los eventos acaecidos en Avengers: Endgame y quisieron ajustar las tuercas de su preciado juguete.

Varias voces se han pronunciado desde ambas trincheras. Por parte de Disney o más bien en pos del personaje en sí se aliaron Robert Downey Jr, Jeremy Renner y el mismo Tom Holland. Sony por su parte tiene el favor de Joan Celia Lee, hija del gran Stan Lee, que ha dejado sin mucho crédito a la factoría del ratón Mickey afirmando que “desde el  primer día (tras la muerte de Stan Lee) los ejecutivos de Disney y Marvel se han dedicado a mercantilizar el trabajo de mi padre, pero nunca le mostraron respeto o algo de decencia a su legado. Al final, nadie pudo haber tratado peor a mi padre que ellos”. También es cierto que la retoña de Lee no acabó en muy buenos términos con su afamado padre y le persiguen ciertas polémicas (relacionadas sobre todo con la herencia y la explotación de Lee) desde hace unos años.

Para continuar con la serie de contratiempos que signaron a las adaptaciones del trepamuros a la gran pantalla, en la segunda parte dirigida por Sam Raimi, Toby Maguire, debido a una lesión en la espalda durante el rodaje de Seabiscuit, casi resulta reemplazado por Jake Gyllenhaal, quien casualmente encarnó a Mysterio en la (por ahora, ya que tiene firmadas otras dos cintas) última entrega con Tom Holland. A pesar de que la trilogía de Raimi tuvo a nivel global una recaudación considerable,  y una cuarta parte de la saga de Maguire estaba en proceso con el Buitre como villano principal,  por una simple y a su vez tirana cuestión de plazos, lamentablemente no pudo realizarse. Sony se marcaba así su primer descuido hacia Spidey.

En 2012, con The Amazing Spiderman, Sony intentó replicar la esencia noir del Batman de Chistopher Nolan. Un elenco más que probo se reclutó para esta nueva etapa, con nombres tales como Andrew Garfield, Emma Stone, Martin Sheen o Sally Field.  Pero aunque haya habido una conjunción de ideas innovadoras, parecieron mezclarlas sin ton ni son. Ese factor, sumado a un guión que desaprovecha llamativamente la calidad de actores que se le brindan, hicieron que la recepción por parte de crítica y público se fueron tornando cada vez más tibia, especialmente tras el estreno de la segunda entrega.  La recaudación de taquilla de ambas partes fue más que suficiente para dar luz verde a una tercera cinta de la versión de Andrew Garfield, pero por desavenencias entre este último y los ejecutivos de Sony, no hubo una continuación. Al parecer, el protagonista de Silencio no se presentó en Japón para  la «avant premiere» de la segunda parte, lo cual enfureció a los directivos nipones.

En conclusión, creemos que el concepto y el personaje de Spiderman ha sido y está siendo vapuleado en todas sus versiones cinematográficas, de alguna u otra manera, por factores externos y ajenos a la magia que alguna vez Stan Lee supo imprimirle, como personaje icónico de  los estudios sitos en Burbank. No creo que sea posible (nunca se sabe…), pero ojalá ambas empresas logren acercar posiciones sobre este tema, porque por una mera cuestión de egos y poder están maltratando a un producto que ya dio probadas razones para ser considerado por sí solo como la gallina de los huevos de oro.

Y por último, pero no por ello menos importante, es que con este juego de egos estropean de manera irremediable la confianza del espectador promedio, así como la del fan de primera línea, justo ahora cuando la versión y el personaje de Tom Holland estaba terminando de encajar a la perfección en el inconsciente colectivo de la gente como asociación natural entre su persona y el trepamuros.

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Capitana Marvel: Una líder necesaria

Originalmente, el nombre de Capitana o Capitán  Marvel fue usado por distintos superhéroes de la editorial Marvel Cómics. Entre los muchos que supieron llevar el nombre y legado, los siguientes son los más destacados:

  • Mar-Vell
  • Mónica Rambeau
  • Genis-Vell
  • Phyla-Vell
  • Khn’nr
  • Noh-Varr
  • Carol Danvers.

Aunque está demostrado  que es un personaje con muchas encarnaciones y no falto de cierto grado de polémica, es por ahora su última y más conocida etapa la que hoy nos convoca.

Hay un dicho  en el folclore popular que reza que a veces es bueno dar dos pasos para atrás para luego dar uno hacia adelante. Esta película lo confirma, ya que funciona tanto como una precuela así como paso inicial de un universo en ciernes que es hoy una aceitada máquina, un reloj suizo del entretenimiento sin más.

Capitana Marvel. Disney y Marvel

Capitana Marvel propone, un atractivo y apetecible viaje en el tiempo no solo para conocer el comienzo de todo, sino también un retorno a la  década de 1990, la cual humildemente un servidor considera idílica por varias razones.

Brie Larson aterriza en el papel de Carol Danvers con credenciales destacadas anteriores tales como The Room, Scott Pilgrim contra el mundo o Tienda de Unicornios, ésta última donde además de encarnar a la protagonista también dirige.

El puntapié inicial de su historia se apoya en que Carol Danvers, excelente piloto cuya necesidad de probar que es capaz para hacer todo lo que se propone es relegada o rechazada por su entorno, se propone a sí misma para acompañar a la doctora Lawson (una sorprendente Annette Benning) en un vuelo de pruebas para el proyecto PEGASUS. Sufriendo un accidente tras una trepidante persecución, Carol es víctima de una explosión donde le son legados sus poderes.  Muy malherida después de esto, ella es salvada gracias Yon-Rogg (Jude Law), quien la toma bajo su tutela para entrenarla, siendo consciente del gran poder que ella heredó. Es así como Carol Danvers pasa a ser Vers, una soldado principiante, quien no pierde la chispa y las ganas para demostrar de lo que es capaz.

Capitana Marvel. Disney y Marvel

En una misión, donde las cosas no salen como se esperaba, Vers tiene un aterrizaje forzoso en la tierra, más precisamente en el techo de una tienda de Blockbuster (un guiño en pos de Netflix, productora a su vez de su debut como directora).

Es en la Tierra donde paulatinamente se desvelan los no pocos misterios de este personaje, que al igual que su cronología en el universo cinematográfico de Marvel, viene a reivindicar no solo el hecho de ser mujer, sino además que son las mujeres quienes pueden perfectamente liderar en tiempos de crisis.

La película es la guinda en el pastel del «UCM» por muchas razones:

  • Dar a la mujer el espacio que le corresponde no solo para pelear, sino también para liderar.
  • Que sea ejemplo de temple y confianza para muchas personas en los tiempos tan agitados que corren.
  • Brinda un mensaje feminista (con el que Disney no ha sido nada sutil), dando la pauta de que los tiempos pueden y deben cambiar.

Capitana Marvel. Disney y Marvel

Puntos positivos

  • Aunque DC se haya adelantado reclutando a Patty Jenkins para dirigir Wonder Woman, por parte de Marvel esta es su primera película dirigida por Anna Boden, una prometedora directora del círculo indie.
  • El regreso a la década de los 90’s tanto en ambientación como a través de la música se agradece, con canciones de bandas como No Doubt, Nirvana y Garbage, entre otros, es algo que un servidor ha encontrado nostálgico a la par que gratificante.
  • Brie Larson brinda una interpretación compacta y reivindicativa, habiendo mostrado sus credenciales en películas tales como The Room y hasta recibiendo saludos y felicitaciones por parte de Gal Gadot. Su química con Samuel L. Jackson es de lo mejorcito de la película.
  • Goose.

Puntos negativos

  • El guión presenta ciertas lagunas que luego no se explican y creo que toda película de este tipo debe ser clara para la gente que tal vez no haya leído los cómics.
  • Creo que Marvel podría haber adelantado todo mensaje feminista positivo ya a través de la Viuda Negra (Black Widow), interpretada en varias ocasiones dentro de su universo cinematográfico por Scarlett Johansson, pero sin haber tenido todavía una película en solitario, hecho que está pautado en un futuro no tan lejano (y desde hace varios años).
  • Las precuelas sirven para introducir nuevos personajes, explicar cosas inconclusas o para darle más relevancia a cierto hecho determinado, pero como a todas las de su tipo le falta la epicidad que derrochan por ejemplo las últimas de Los Vengadores y algunos elementos quedan en el aire (probablemente de cara a futuras secuelas).

Humildemente creo que la película se apoya demasiado en dar un mensaje positivo y lo logra con creces a expensas de dejar puntos demasiado ambiguos y un guión que cae demasiado en lugares comunes. Dicho de otro modo, la cinta cumple como punto de partida y nos brinda a un prometedor personaje, pero habiendo visto ya más de diez títulos de este calibre entre Marvel y DC, uno siente que se queda a medio gas.

Hablemos de Riku (Kingdom Hearts)

Kingdom Hearts salió allá por el año 2002, siendo inicialmente presentado (a nivel marketing al menos) como una especie de «crossover» entre los personajes de Disney y Final Fantasy, ya que había surgido de una conversación en un ascensor entre Shinji Hasimoto y un ejecutivo de la casa del ratón. En medio de ese maremágnum de rostros conocidos desde nuestra infancia se encontraban tres personajes originales, creados por Tetsuya Nomura (también director del proyecto) para la ocasión, sus nombres eran Sora, Kairi y Riku.

De éste último es de quien vamos a hablar en esta entrada. Sora siempre ha sido (sigue siendo) indiscutible protagonista; y Kairi ha sido (esperamos que no siga siendo) básicamente la chica del protagonista. Riku se encontraba, entonces, como ahora amigo-ahora rival del personaje principal.

A medida que la franquicia iba creciendo, el papel de Riku es el que más se ha ido desarrollando, al menos desde nuestro punto de vista (y a partir de aquí vienen los SPOILERS de los juegos hasta Kingdom Hearts 3).

Como adelantábamos, Riku sirve de otra cara al inocente y buenazo de Sora, en un esquema que es repetido hasta la saciedad por los «shônen» desde que Devilman sentara la base, a saber: el protagonista tontorrón y «puro» y su amigo/rival mucho más turbio, lo que causa que los caminos de ambos muchas veces confronten incluso de forma violenta. Lo hemos visto en Naruto, en Code Geass, en Dragon Ball hasta cierto punto, entre unos pocos ejemplos.

Riku y Sora en Chain of Memories. Disney y Square Enix

Sora y Riku, del idealismo al pragmatismo

De este modo, si Sora representa el idealismo (su nombre además significa «cielo») y Kairi («océano») suele hacer de mediadora, Riku («tierra») es el pragmatismo. De los tres, es el que suele tener los pies en el suelo, el más centrado y el que antes madura, especialmente en comparación con Sora. También es el mayor, llevándoles a los otros dos un año de ventaja.

No siempre fue así, y por eso Riku supone asimismo el personaje que más ha evolucionado dentro de lo que llevamos de historia en Kingdom Hearts, al menos para quien esto suscribe. En el primer título se nos presenta como un muchacho más emocional e impulsivo, con ansias de conocer mundo y varias ambiciones, frente a un Sora más tranquilo y mundano. De eso mismo sabe aprovecharse Maléfica para llevarlo a su terreno y que le sirva así para ayudarla a cumplir con sus objetivos.

En el camino, Riku, que siente celos por las nuevas amistades de Sora, lo que en el fondo no hace más que mostrarnos que bajo esa fachada de confianza en sí mismo se esconden varias inseguridades y temores, es consumido por la oscuridad, lo que le deja varios traumas para el resto de la saga. Porque ante todo, Riku no es mala persona. Y sin embargo, lo duda.

Propiedad de Disney y Square Enix

Tienen que ser Sora, Mickey y Naminé, ya en Chain of Memories, los que le dan el empujoncito al muchacho para que acabe viendo que merece la pena enfrentarse a esa oscuridad, no seguir huyendo de ella. Riku desarrolla así un camino iniciado por Terra en Birth by Sleep (a nivel cronológico dentro de la historia), considerado su antecesor (y cuyo nombre posee mismo significado), culminándolo con el éxito que éste no tuvo.

En 358/2 Days y en Kingdom Hearts 2 nos encontramos con un Riku ya en plena cruzada contra su oscuridad interna, la cual ya ha aceptado y debe aprender a dominar. El camino es duro y así lo vemos, ya que está a punto de volver a caer varias veces.

El camino fácil o el que se intuye a primera vista es el de Riku cayendo en esta oscuridad, a lo Anakin Skywalker (o, de nuevo, Terra), y que acabe convirtiéndose en uno de los villanos principales de la saga, en contraposición a Sora. El mérito en la narrativa de Kingdom Hearts radica en que, al contrario que Sasuke en Naruto, Vegeta en Dragon Ball, o Lelouch en Code Geass, Riku no llega a ser verdadero antagonista en ningún momento (breves lapsos en el primer juego aparte, donde lo encontramos más inmaduro). Como decíamos, nunca deja de ser un buen tipo que no lo tiene fácil por sus miedos e inseguridades.

Riku enfrentándose a la oscuridad… y a Roxas. Disney y Square Enix

Estos miedos e inseguridades, escondidos tras una actitud que tira a veces a chulesca y un diseño «cool», es lo que vuelve a Riku uno de los personajes con los que puede ser más fácil identificarse. Nosotros como jugadores somos Sora, y llegamos a enternecernos con él, pero Riku es mucho más realista en su punto de partida y trayectoria que aquél, más amoldado a los cánones «shônen». Allí donde nuestro protagonista ve las cosas con la sencillez y simpleza propias de una mente puramente bondadosa e idealista, casi sin ambigüedades; Riku es de los que se angustian con una mirada gris y más complicada de las cosas.

La culminación del camino

En Dream Drop Distance, donde podemos controlar a Riku además de a Sora, el joven de pelo plateado ya se muestra mucho más equilibrado que en las anteriores entregas, lo que concluye en su superación del examen de maestro portador de la llave espada… al contrario que su amigo.

Esto se debe básicamente a que Riku ha recorrido una trayectoria que Sora todavía no (y que, seamos francos, tampoco tiene por qué hacerlo, ya que las características de ambos son distintas). Sora, como Kairi, se supone que es PRÁCTICAMENTE un recipiente de luz, en el sentido de que no parece haber nunca una pizca de maldad en sus acciones. Además, allí donde Riku es realmente inseguro, Sora (a pesar de su diseño más infantilizado) es directo y constante. Ya lo dijo Nomura: la diferencia entre el protagonista y el resto de personajes es que él actúa.

Parece que aún así el castaño empieza a atemorizarse con algunas cosas también, lo que no es de extrañar si pensamos en toda la carga y presión que lleva sobre su espalda. Probablemente esto será más desarrollado en Kingdom Hearts 3, el final de la «saga Xehanort», donde Riku ya empieza como maestro y con supuesto absoluto dominio de sí mismo (asimilación de «Repliku» incluida, a juzgar por los avances).

Por lo tanto, tenemos que celebrar lo que llevamos de recorrido de Kingdom Hearts como, entre otras cosas, un desarrollo, de principio a fin y aparentemente completo, del personaje de Riku. De hecho, no tengo muy claro cómo puede seguir su camino el de pelo plateado una vez finalizada esta última entrega (de la cual no sé apenas nada y hablo desde el puro desconocimiento sobre su trama). ¿Quizás como maestro referente, al estilo Yen Sid (pero evidentemente más joven)? Largo y exitoso recorrido el de aquel muchacho que pasaba sus días jugando a rivalizar con Sora y que ansiaba conocer mundo desde Islas del Destino.

Riku y Mickey en Kingdom Hearts 3. Disney y Square Enix

Entradas relacionadas:

Pistas sobre el argumento que nos da el adelanto del opening de Kingdom Hearts 3

 

Lo mejor de 2018, el año del anime

Ya ha finalizado 2018 y, de hecho, llevamos casi tres días de 2019. Como llevamos haciendo desde 2016, hemos enumerado lo que ha sido para nosotros mejor del año dentro del sector de fantasía y ciencia-ficción en el cine, manga, anime, series y videojuegos. Sinceramente, hemos tardado un poco más porque siento que este 2018 no ha sido especialmente bueno (en vistas de un 2019 repletísimo de estrenos); aunque eso no significa que haya carecido de estrenos que nos han llegado en mayor o menor medida al «kokoro». Empezamos.

5- Vengadores: Infinity War

Estrenada el pasado 27 de abril, la que se anunciaba como primera mitad del épico desenlace del grupo de superhéroes provenientes de Marvel no defraudó. Con más de 2.000 millones de dólares recaudados y gran aceptación por parte de la crítica (84% en Rotten Tomatoes por parte de la prensa y 91% del público), la cinta se coronó como la mayor agrupación de personajes emblemáticos de la saga, desde Tony Stark (Robert Downey Jr.) hasta Capitán América (Chris Evans), pasando por Spider-Man (Tom Holland), Thor (Chris Hemsworth), Pantera Negra (Chadwick Boseman) o los guardianes de la galaxia, solo por nombrar a unos pocos, sabiendo equilibrar los hermanos Russo el tiempo y la trama para que todos ellos brillen.

Pero es que además Infinity War nos trajo un elemento al que la dupla Marvel-Disney nos tiene poco acostumbrados: un villano carismático y amenazante en la forma de Thanos (Josh Brolin). Si a todo ello le sumamos un ritmo trepidante (casi 3 horas que se pasan en un suspiro) y un final que te deja con los pelos como escarpias, no sale un producto (casi) redondo. Infinity War es simple y llanamente una muy buena película de los géneros fantástico y ciencia-ficción.

Vengadores: Infinity War, Marvel Studios y Disney

Puedes leer aquí nuestra crítica de Vengadores: Infinity War sin spoilers.

4- Octopath Traveler

El videojuego desarrollado por Square Enix y Acquire (mismo equipo que hay detrás de la saga Bravely Default) para Nintendo Switch se nos ha presentado como mejor JRPG («Japanese Role-Playing Game») del año, siendo conscientes de que probablemente este puesto iría para Dragon Quest XI si hubiésemos tenido ocasión de disfrutarlo con más tiempo.

Octopath Traveler nos lleva de vuelta a la esencia de los JRPG de las décadas de 1980 y 1990 con mucha maestría y buen gusto, un apartado artístico precioso, una banda sonora muy emotiva compuesta por Yasunori Nishiki, unos personajes en apariencia atractivos y un sistema de combate ultra adictivo. Lamentablemente, peca de no llegar a profundizar más en una historia que ofrece bastantes más posibilidades que las que acaban explotando (y algún desenlace bastante forzado).

Puedes leer aquí nuestra crítica de Octopath Traveler sin spoilers.

Octopath Traveler, Square Enix y Acquire

3- Bumblebee

Quizás porque la tenemos bastante reciente en el recuerdo, lo cierto es que la última cinta del universo cinematográfico de Transformers nos ha encantado. Desde la banda sonora repleta de temazos de los 80 hasta la emotiva relación que establecen Bumblebee y Charlie (Hailee Steinfeld) y que tan bien saben explotar el guión de Christina Hodson y la dirección de Travis Knight, o la sensación de querer volver a vivir en esos años tras salir del cine, o la del mimo con el que se aproximan a la serie animada de 1984-1987.

Lo cierto es que Bumblebee deja con una buenísima sensación después de haberla visto, más aún teniendo en cuenta que proviene de una saga tan desgastada como la de Transformers.

Puedes leer aquí nuestra crítica sin spoilers de Bumblebee.

Bumblebee, Paramount

2- Violet Evergarden

Ha tenido que venir Netflix a salvar este año con dos estrenos de anime que rebosan calidad por todos sus costados. El primero del que hablamos es Violet Evergarden, desarrollada por el estudio Kyoto Animation (sinónimo de calidad al menos en la animación) y basada en las novelas de Kana Akatsuki.

No solo nos hemos encontrado con una animación HERMOSA (en serio, de lo mejor que hemos podido ver en este aspecto en una serie televisiva), sino también con una historia conmovedora y una protagonista con la que empatizamos desde el primer momento, además de una variedad bastante rica de personajes secundarios. El final del primer episodio ya te deja en un mar de lágrimas. 

Por eso mismo, quizás haya gente a la que le pueda parecer que Violet Evergarden es «pornografía emocional» (en ese sentido, no sería un título recomendado); pero desde luego a nosotros nos ha dejado huella y además te hace pensar sobre la importancia de las palabras escritas, los sentimientos y nuestra capacidad (o no) para entenderlos y comunicarlos.

Puedes leer aquí nuestra crítica sin spoilers de Violet Evergarden.

1- Devilman Crybaby

Netflix también se ha hecho cargo de esta última adaptación al anime que conmemora el aniversario de la emblemática Devilman (Gô Nagai). Solo leer el nombre de Masaaki Yuasa en la dirección ya te lleva a pensar en un título de calidad (o cuanto menos «único»).

Efectivamente, Devilman Crybaby nos ofrece su mayor virtud y pecado en lo extraña que es, siempre siguiendo la trama central de la obra original. Nosotros hemos ido pasando de la perplejidad al espanto y de ahí a maravillarnos en cuestión de segundos y durante varias ocasiones en sus 10 episodios. Pasados sus dos primeros capítulos repletos de sexo y violencia bastante explícitos, lo cierto es que Devilman Crybaby guarda un mensaje bastante complejo y universal sobre la verdadera naturaleza del ser humano como ser racional e irracional y la religión. Akira, Ryô y las dos «Mikis» son perfectos ejemplos de ello.

La animación no podía ser menos y también es «rara» (muy del estilo de Yuasa), pero no por ello carente de genialidad.

Puedes leer aquí nuestra crítica sin spoilers de Devilman Crybaby.

Menciones de honor

Somos conscientes y hemos estado a punto de poner en alguno de los puestos videojuegos que aún estamos gozando como Red Dead Redemption 2 (PlayStation 4) o Pokémon Let´s Go: Pikachu/Eevee (Nintendo Switch). También estamos pendientes de Dragon Ball Super: Broly, que sí se ha estrenado este año en cines de Japón, pero aún no en estos lares (en enero en América Latina y el 1 de febrero en España), y que a todas luces está maravillando a los seguidores de la franquicia creada por Akira Toriyama.

Este ha sido también el año en el que hemos descubierto JOYAS como Made in Abyss, Bungô Stray Dogs o The Legend of Zelda: Breath of the Wild (éste último uno de los mejores videojuegos que hemos podido disfrutar en los últimos años). Pero ninguno de ellos es de 2018.

Luke, Lando y Leia vuelven para el episodio IX de Star Wars

Disney y Lucasfilm han confirmado que el rodaje de Star Wars: Episodio IX arrancará el 1 de agosto de 2018 en los Estudios Pinewood de Londres. J.J. Abrams, quien escribió el guion junto a Chris Terrio (Argo) regresa para dirigir la última entrega de la saga de Skywalker.

Los miembros del reparto que repiten incluyen a Daisy Ridley (Rey), Adam Driver (Kylo Ren), John Boyega (Finn), Oscar Isaac (Poe Dameron), Lupita Nyong’o (Maz Kanata), Domhnall Gleeson (Hux), Kelly Marie Tran (Rose), Joonas Suotamo (Chewbacca), y Billie Lourd (Connix). Al elenco del Episodio IX se incorporarán Naomi Ackie y Richard E. Grant, a quienes se unirán los veteranos actores de Star Wars Mark Hamill (Luke Skywalker), Anthony Daniels (C3PO) y Billy Dee Williams, que retomará su papel de Lando Calrissian.

El papel de Leia Organa volverá a ser interpretado por Carrie Fisher, utilizando material de archivo inédito de Star Wars: El despertar de la fuerza. «Amamos desesperadamente a Carrie Fisher», ha dicho Abrams, quien ha añadido que «nos resultaba imposible encontrar un final totalmente satisfactorio a la saga de Skywalker sin ella. No íbamos a buscar otra actriz ni utilizar un personaje creado por ordenador. Con el apoyo y la autorización de su hija Billie, hemos encontrado la forma de rendir homenaje a su legado y al papel de Carrie como Leia en el Episodio IX utilizando imágenes inéditas que rodamos juntos para el Episodio VII«.

El compositor John Williams, que ha escrito la música de todos los capítulos de la saga de Star Wars desde Una nueva esperanza en 1977, regresará a una galaxia muy, muy lejana con el Episodio IX. El estreno está programado para diciembre de 2019.

Sobre Luke, Leia y Lando

Definitivamente, de entre todo lo confirmado, nos quedamos con el ataque de nostalgia que supone la vuelta de Billy Dee Williams como Lando, añadiendo la incertidumbre de si el (todavía desconocido) personaje que interpretará Naomi Ackie estará vinculado a él de alguna forma.

Por otro lado, el que Luke regrese confirma su proyección como fantasma de la Fuerza, al igual que ya lo hicieran Obi-Wan o Yoda. La cuestión es, ¿se aparecerá ante Rey para seguir su entrenamiento? ¿A Kylo para atormentarlo y seguir su despedida («hasta luego, muchacho»)? ¿A los dos?

En cuanto a la reutilización de material rodado con Carrie Fisher como Leia, nos parece lo más acertado, aún a sabiendas de que seguramente suponga una breve aparición del personaje y/o una pronta muerte (al menos no fallecerá detrás de las cámaras y que lo anunciasen en los créditos iniciales, como temíamos la mayoría). Es algo arriesgado, teniendo en cuenta que puede salir algo «chapuza» de todo esto, pero tengamos fe en Abrams.