El anime de la temporada, Spy x Family, cierra primer ciclo por todo lo alto

Spy x Family (スパイファミリー) ha sido probablemente el anime más popular de lo que llevamos de año, y eso que el anterior ciclo contó con pesos pesados como la temporada «final» de Shingeki no Kyojin (進撃の巨人) o la revelación que fue Sono Bisque Doll wa Koi o Suru (その着せ替え人形は恋をする). El estudio tras esta última, Cloverworks, junto a WIT Studio, nos han brindado una magnífica adaptación que se despide hasta el próximo octubre.

La historia de Spy x Family se sitúa en un mundo ficticio altamente inspirado en la Alemania dividida por el Muro de Berlín. Los espías todavía cuentan con un trabajo esencial, si bien su persecución está en boga. Uno de ellos, conocido como Twilight (voz en original japonés de Takuya Eguchi) recibe la importantísima misión de adentrarse en la escuela de élite Edén, para lograr llegar hasta el presidente de Ostania, Donovan Desmond, y evitar así que se desarrolle una catástrofe mundial. Para ello, debe contar con una familia ficticia, la cual acaban conformando la asesina a sueldo Yor (Saori Hayami) y la pequeña telépata Anya (Atsumi Tanezaki), siendo públicamente conocidos como los Forger.

Siendo francos, el principal logro de Spy x Family radica en Anya, de forma similar a cómo Grogu fue la estrella indiscutible de El Mandaloriano. Esto no significa que la serie no destaque en el resto de sus apartados, pues el director Kazuhiro Furuhasi (todo un veterano de la industria que ha trabajado en títulos como Dororo o las OVAs de Rurôni Kenshin) se encarga incluso de mejorar la obra de Tatsuya Endô.

Spy x Family. Cloverworks y WIT Studio.

Así, podemos afirmar que el hecho de ir entrecruzando la trama principal de la Operación Strinx con la vida escolar de Anya (que brinda a otros de los mejores personajes, como los pequeños Damian o Becky o el «elegante» señor Henderson) supone todo un acierto, pues mezcla los mejores elementos de todo anime shônen con los slice of life que tan bien se les dan a los japoneses. No hay saturación de acción ni tampoco de azúcar, sino que se va equilibrando la balanza de uno a otro.

Otra virtud de Spy x Family, que identifica ya a su manga, es la ruptura de los estereotipos, concretamente de los propios de las series de espías. Podría decirse, en este sentido, que se trata de una parodia; pero lo cierto es que su componente más emocional y serio no la hacen caer en la absoluta banalidad del chiste eterno.

De este modo, se juega con los tropos del espía varonil, seductor y misterioso; la femme fatal, el experimento fallido, el abusón del colegio o el gran villano megalómano oculto en las sombras; así como el concepto de familia tradicional e «idílica» norteamericana que tanto se vendió durante la posguerra. Endô (y ahora la adaptación en anime) se encargan de dar vuelta a nuestros prejuicios al respecto mediante la creación y evolución de personajes encantadores y ricos en matices, y no nos referimos solo al elenco protagonista.

Spy x Family va creando así sus propios enigmas e identidad, y somos muchos los que ansiamos saber cómo serán las inevitables confrontaciones que sucederán una vez los personajes descubran sus verdaderas identidades, tanto dentro de ese inusual grupo familiar que son los Forger del título como entre las nuevas «amistades» de Anya (desde Card Captor Sakura no se hacía tan popular una pareja de infantes…).

Spy x Family. Cloverworks y WIT Studio.

Qué decir de la animación… Cloverworks y WIT Studio están detrás, por lo que el trabajo al respecto es impecable en sus (hasta ahora) 12 capítulos. La banda sonora quizás destaque algo menos, pero los opening (de Hige Dandism) y ending (Gen Hoshino, dirigido por cierto por Atsushi Nishigori) poseen ese mismo carisma que impregna al resto de la serie.

Si se le puede achacar un fallo a Spy x Family este es precisamente su propia naturaleza autoparódica, por lo que quizás mucha gente no la termine de tomar en serio. Rayos, incluso ella misma parece no tomarse en serio en determinadas situaciones, como en su propia composición (¿se supone que el final de temporada es un episodio autoconclusivo «de relleno» cuando en el anterior nos estaban presentando a un futuro personaje principal?). Lo cual supone cierta frescura, pero la aleja de la liga en la que juegan títulos tan «intensos» como Shingeki no Kyojin (repetimos, desde la perspectiva que pueden formarse algunas personas).

En definitiva, Spy x Family ha sido el anime de la temporada, puede que del año, y con razón. Su frescura, su (casi) perfecto equilibrio entre el drama propio del slice of life, la acción de las series de espías y la comedia de su naturaleza paródica encandilará a todo tipo de público, incluso a los que no estén habituados al anime. Su animación lo transforma además en un producto genuinamente bonito y agradable a la vista, con el que finalizas la semana con el mejor humor posible.

Yakusoku No Neverland (The Promised Neverland), infancia truncada

La primera temporada de Yakusoku No Neverland (The Promised Neverland) ha llegado a su fin tras 12 episodios (que adaptan más de 30 del manga creado por Kaiu Shirai y Posuka Demizu) que nos han ido dejando sin respiro y que, en realidad, tienen un arranque inmejorable para ir luego de menos a más.

El estudio Cloverworks (Darling in the Franxx) están al cargo de esta adaptación animada, dirigida por Mamoru Kanbe (Baccano!, Elfen Lied) y con guión de Toshiya Oono (Ao no Exorcist: Kyoto Fujouou-hen). Sin duda alguna, podríamos decir que estos dos elementos son clave en The Promised Neverland, ya que el guión te mantiene enganchado y la dirección se encarga de añadirle tensión y suspense. Lamentablemente, y más aún en comparación con el manga, el anime no siempre llega al sobresaliente en estos apartados.

De hecho, el guión es quizás su punto fuerte y a la vez débil. Por un lado, llega a alcanzar un ritmo endiablado que culmina en dos últimos capítulos brillantes; pero por el otro tiene un intermedio al que en ocasiones le cuesta despegar. El hecho de que adapte tantos capítulos del manga en solo 12 episodios de anime hace que además varias cuestiones se queden en lo superficial y que no lleguemos a empatizar tanto con los personajes como se debiera (la hermana Krone es el caso que más se me viene a la mente).

En cuanto a la dirección, de nuevo valorándola como adaptación, lamentablemente se queda asimismo a medio gas a pesar de algunos momentos muy logrados (el péndulo del reloj, los pasillos) y del último espectacular episodio. Desde luego, no alcanza el nivel de tensión que impregna la atmósfera en el manga. Quizás parte de esto haya sido la decisión, por algún motivo (¿para darle mayor suspense?), de prescindir de los monólogos internos de los protagonistas, una de las características esenciales de la versión en papel y que aportan mayor profundidad a los personajes, lo cual será importante también en tramas futuras.

En cambio, en la adaptación al anime han optado por expresarse a través de conversaciones en voz más alta de lo deseado (recordamos que son niños planificando una huida en una casa no demasiado grande), lo que puede llegar a causar estupor ocasional en el espectador (me sigo preguntando cómo ni «mamá» ni  ninguno de los otros niños pudieron no percatarse de algunas situaciones).

El argumento, que mezcla perfectamente el suspense y momentos de terror, especialmente del psicológico, nos cuenta la vida aparentemente idílica de unos huérfanos en una casa en medio del campo con la mujer a la que llaman «mamá» como única presencia adulta. Sin embargo, la partida de uno de los menores destapa un gran misterio que cambiará sus vidas para siempre.

Entre los protagonistas destacan Norman (voz de Maaya Uchida), Emma (Sumire Morohoshi) y Ray (Mariya Ise), cuya química es esencial para la narrativa, especialmente entre los dos últimos de cara a las tramas inmediatas (como representantes más claros del idealismo y el pragmatismo, respectivamente). Sin embargo, y aparte de Norman, yo me quedo con «mamá» (Yuuko Kaida), la villana que hace que le desees la peor de las muertes para que al final te acabe llegando (un poquito) al corazón.

Por lo demás, Yakusoku No Neverland destaca por su apartado técnico, con una animación muy lograda y con calidad constante en todos los episodios. Los diseños de los personajes, que corren a cargo de la propia Posuka Demizu y de Kazuaki Shimada, y el estilo de dibujo recuerdan a algunos de los anime de la década de 1990, lo que puede llegar a ser nostálgico.

La música, compuesta por Takahiro Obata, es clave en algunos momentos como en el último episodio, pero en otros puede resultar algo desincronizada. Lo mejor en este apartado sin duda es el opening, «Touch Off» de UVERworld; aunque los ending, «Zettai Zetsumei» y»Lamp» de Cö shu Nie, tampoco se le quedan muy atrás.

En definitiva, esta primera temporada de Yakusoku No Neverland es una adaptación muy correcta que en algunos momentos alcanza la perfección, pero lamentablemente en otros se queda a medio gas, especialmente en lo referido a la atmósfera y a la profundidad que se percibe en algunos personajes en el manga. Sin embargo, es fácil verse los 12 episodios en un suspiro y quedarse con ganas de más. Para eso tendremos que esperar a la llegada de la segunda temporada en 2020.