Primera temporada de Legion: ORO PURO

Acaba de finalizar la primera temporada de Legión (¿o Legion?) en Estados Unidos y nosotros aún estamos digiriéndolo. La incursión de Noah Hawley (Fargo, la serie) en el mundo de los cómics Marvel y de los superhéroes no ha podido ser más fresca y original, sobre todo y teniendo en cuenta que la fórmula de este tipo de productos lleva un tiempo agotándose (y lo que queda). En ese sentido, la originalidad y frescura es lo que más se agradece en Legión. Pero no lo único, puesto que un reparto entero en estado de gracia, un montaje y edición cuidados y una banda sonora de vértigo hacen el resto. Vayamos por partes.

Legión cuenta la historia de David Haller (Dan Stevens), un paciente de psiquiátrico debido a que tiene diagnosticado esquizofrenia. Los días de David pasan entre pastillas y la compañía de su amiga (también internada) Lenny (inconmensurable Aubrey Plaza), hasta que un día aparece Syd Barrett (Rachel Keller), una misteriosa joven que rechaza todo tipo de contacto físico y que trastoca todo el mundo (físico y mental) de David. Todo esto nos lo cuentan en originales primeros veinte minutos y a golpe de She´s a Rainbow, de los Rolling Stones. Enseguida se descubrirán planes secretos del gobierno, grupos de mutantes al más puro estilo X-Men (pero con algo menos de presupuesto y con Jean Smart al mando) y que, quizás, David no está tan loco como se pensaba (o sí…). Todo esto en medio de varias sub-tramas llevadas por secundarios de lujo (Aubrey Plaza, otra vez, y Jemaine Clement brillan con luz propia).

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La originalidad viene dada, principalmente, porque todo lo vemos desde los ojos de David, que es como si se tratara de un joven Charles Xavier (de hecho, relación tienen), pero hasta arriba de alucinógenos. Por ello, visualmente Legión es tan hipnótica como hermosa; aunque probablemente no entendamos del todo lo que está pasando durante su primer visionado. En ese sentido, es hasta recomendable verla más de una vez, lo cual, todo sea dicho de paso, puede surgir solo. Y es que, a pesar de que al principio parezca que estamos ante un sinsentido total, al final todo va a cobrar significado. Todo tiene un porqué desde el minuto uno. He ahí otra de las virtudes alcanzadas por Noah Hawley: se acabó el tomarnos a los espectadores de espectáculos sobre superhéroes por idiotas o con encefalograma plano. Por otro lado, las comparaciones con David Lynch e incluso con Christopher Nolan serán inevitables.

Sin embargo, por todo lo que comentábamos en el anterior párrafo, Legión no es para todos los públicos, ni tampoco para verla en un momento de desconexión. En las imágenes hallaremos información, también en el sonido (o ausencia de éste). Incluso podremos escuchar la voz del mismísimo Charles Xavier ya en el primer episodio, pero de una forma prácticamente imperceptible. Como decíamos, en el fondo todo irá teniendo sentido, y éste lo iremos descubriendo junto a David. Pero no todo el mundo está dispuesto a ir a este ritmo, ni a tragarse media hora de imágenes psicodélicas que no sabemos si son verdad o propias del mundo de la psique de David.

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Nos encontramos, en definitiva, ante una historia más del origen de un superhéroe (la serie de cómics Legión fue publicada originalmente por Chris Claremont y Bill Sienkiewicz en los años 80), pero no una al uso. Quien espere ver un nuevo Spider-Man de Raimi o Iron-Man de Favreau será mejor que mire en otro lado. Aquí hallarán un hipnótico relato sobre un chico perdido, que en realidad albergaba más en él de lo que creía, y su descubrimiento de un nuevo mundo de la mano de una bonita chica de la que se enamora (guiño a los fans de Final Fantasy: hay bastante en David y Syd que me recuerda, en lo personal, a Cloud y Tifa y cierto momento en la Corriente Vital). Nosotros, por nuestra parte, no podemos esperar con más ganas la llegada de una segunda temporada que, por suerte, ya fue confirmada por FX y Marvel.

https://www.youtube.com/watch?v=Tnx6rw2BdkE

Marvel/Fox da un impresionante salto de calidad con Logan y Legión

Íbamos a hacer na crítica al uso de Logan (James Mangold, 2017), pero, vista la cantidad de ellas que hay, que la nuestra no iba a diferir en demasía, y que ha coincido su visionado con el de la serie Legión (que, para cuando servidora escribe esto, lleva solo 4 capítulos, de 8, emitidos en Estados Unidos), hemos pensado mejor en hacer un análisis y reflexión sobre qué está sucediendo con la vertiente «Fox» de Marvel para haber engendrado a estos dos pedazo de productos en el mismo margen de tiempo.

Lejos queda la primera cinta de X-Men (2000) dirigida por Bryan Singer, ahora productor de todo aquello que sea emitido en pantalla, grande o chica, relacionado con los mutantes (inclusive los dos títulos que nos ocupan). Tras un inicio y posterior recorrido de mutantes y superhéroes algo descafeinados, aunque divertidos (eso sí), llegó la hora de Deadpool (Tim Miller, 2016) y las cosas empezaron a ponerse más o menos serias. Al menos lo hicieron en el aspecto de la violencia explícita y el tratar temas más adultos de lo habitual en este tipo de cintas (con permiso de la trilogía de Batman de Nolan y de algunas incursiones independientes como Kick-Ass). Deadpool probó ser la primera película de superhéroes de Marvel (por la parte de Fox) dirigida a un público adulto y que recaudó (a pesar de todo) buenos números en taquilla. Este éxito no pasó desapercibido para nadie, mucho menos para Fox y Marvel: llegó el momento de crecer.

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Tras un desencuentro con X-Men: Apocalipsis (Bryan Singer, 2016), pareciera que el recorrido de los mutantes más famosos de Stan Lee quedaba un poco a la deriva. No para James Mangold y Hugh Jackman (para los despistados, el actor que lleva interpretando a Logan/Lobezno/Wolverine durante 17 años), quienes estuvieron dispuestos a bajarse el sueldo a cambio de que Fox les permitiera rodar una película del popular personaje dirigida a mayores de 18. La productora accedió (gracias en buena parte, como decíamos, al éxito de Deadpool) y el producto final es el que ya podemos ver en cines desde el pasado 3 de marzo: temas duros y violencia explícita que incluye a niños reventando caras y miembros.

En el caso de Legión, sucede algo similar, no tanto en cuanto a la violencia gráfica(de momento), pero sí en lo relacionado con lo psicológico y temático. Nos encontramos ante una serie, de por sí, bastante experimental. Para empezar, Legión, personaje perteneciente al Universo X-Men creado por Chris Claremont y Bill Sienkiewicz en 1985, es concebido como una especie de «dios chiflado»: un mutante ultra poderoso (es hijo de Charles Xavier, eso ya debería darnos una idea) que, sin embargo, sufre de varios problemas mentales, lo que provoca que su poder se descontrole en infinidad de situaciones y con multitud de consecuencias. La temática interesó a Noah Hawley (encargado también de la muy intrigante Fargo), quien se puso manos a la obra con guión y dirección. Para interpretar a David Haller, Legión, contrataron a Dan Stevens (primo Matthew en Downton Abbey y ahora muy de moda por ser la Bestia del remake de La Bella y la Bestia que se estrenará en unos días), uno de los grandísimos aciertos de la serie. Si bien, como adelantábamos, la serie no muestra la violencia explícita que sí hay en Deadpool o Logan, el argumento incluye temas como la enfermedad mental (severa, he de añadir), intentos de suicidio y la ¿posibilidad? de un niño decapitando a su propia madre. Legión es, ante todo, una enorme orgía visual, donde el propio espectador acaba dudando sobre lo que es real y lo que no. No por nada, parece beber bastante de David Lynch.

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Hay un elemento común entre ambos productos audiovisuales: Charles Xavier. Sí, el profesor no ha aparecido (¿aún?) en la serie de Fox, pero, sabiendo que es el padre del protagonista, no es una locura pensar que termine haciéndolo, aunque sea en mención. Y qué vamos a decir de Logan, donde Patrick Stewart tiene un papel importante. Ambos, padre e hijo, son la demostración de mutantes psíquicos con enormes poderes descontrolados y trágicas consecuencias, cada uno a su manera. Curiosamente, Logan también pasa de puntillas sobre la temática del suicidio y la desolación, el sentirse incomprendido en un mundo que cada vez se va más al carajo. Quizás por eso ambos son productos de la época desencantada en que vivimos.

Sea como sea, algo está pasando con Fox y Marvel. Atrás han quedado los chistes de Deadpool, pues el Universo de los X-Men da lugar a más drama y oscuridad, que no por nada los mutantes fueron concebidos en la década de 1960 como un símil de los afroamericanos en medio de la sociedad estadounidense de la época. Y más atrás aún los tiempos en que los superhéroes cortaban sin causar sangre, salvo rasguños, y cuyo mayor dilema se hallaba en si salvar al mundo en grupo o ir de por libre. Claramente se ha alcanzado una época de madurez, una que, por el momento, nos está dando grandes disfrutes. Logan acaba de aterrizar en cines y Legión no ha hecho más que empezar su primera temporada. Les deseamos sinceramente un enorme éxito a ambas (al menos Logan parece que lo está obteniendo), se lo merecen, para así poder seguir recorriendo la senda acertada.

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