Dragon Ball Super 49: Atando cabos

Hemos pensado poner dicho sobretítulo al capítulo 49 de Dragon Ball Super debido a su carácter como episodio de transición, más que nada. Es decir, que ha servido para explicar varias cosas (tanto al espectador como a los personajes de la serie), por lo que el episodio no ha dejado de ser interesante. Además ha tenido un poquitín de acción al final.

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Pero vayamos al grano, ¿de qué ha tratado el capítulo 49 (ahora es cuando vienen los SPOILERS)? Tal como había finalizado el 48, con Trunks del futuro (o Mirai Trunks) despertando y atacando al Goku del presente al confundirlo con Black; así es como da comienzo el nuevo episodio. Por suerte, Bulma despierta a Mirai Trunks de su paranoia a través de una colleja, tras lo cual éste se disculpa ante Goku (que, claro está, sigue sin entender nada). Aquí es cuando empiezan las explicaciones, tras un emotivo reencuentro entre Trunks del futuro y su madre (recordemos que Black había matado a la Bulma del futuro en el capítulo 47). Trunks niño al fin entiende que ese muchacho es él mismo de mayor, y Bills y Whis empiezan a farfullar que esos seres que se encuentran ante ellos están jugando con el tiempo, lo que no está permitido ni tan siquiera para los dioses. Por ello, después de contemplar la máquina del tiempo, amenazan con aplicar un castigo, ante lo que Mirai Trunks les suplica perdón. Es Bulma la que termina de convencerlos ofreciéndoles salchichas de pescado (con lo que Bills y Whis acceden). Tras este breve incidente, Bulma comienza a explorar por dentro de la máquina, encontrándose de casualidad con un cuaderno lleno de anotaciones de su yo futuro y un cd con contenido adicional. Con esto Bulma podrá reparar la máquina del tiempo y lograr que Trunks, Goku y Vegeta viajen al futuro para poder hacer frente a Black. Mientras tanto, Mirai Trunks explica a los demás lo que estuvo haciendo en todos estos años: efectivamente, en su línea temporal también aparecieron Dabra y Babidi para revivir a Majin Buu, pero con entrenamiento y los consejos de Kaioshin, Trunks pudo derrotarlos antes de que lograsen su objetivo. Fue posteriormente cuando apareció Black, que se hacía llamar a sí mismo Son Goku, y empezó a destruir a la humanidad «en pro de la justicia». Trunks le hizo frente, pero no pudo hacer nada contra él, ni tan siquiera en su forma de super saiyan nivel 2. Así que ahí se encuentran. Goku reta entonces a Mirai Trunks a un duelo, pero solo para comprobar hasta qué punto es fuerte ese tal Black. Ambos llegan primero al nivel super saiyan 2, pero Goku rápidamente se transforma en el 3 (que Trunks ni conocía) y derrota al hijo de Vegeta. Es justo en ese momento cuando aparece ante ellos Black Goku, que al parecer ha podido viajar en el tiempo gracias a un misterioso anillo. En el próximo capítulo: Goku versus Black.

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Pasando a realizar la crítica del episodio 49, lo cierto es que ha resultado bastante interesante en contenido, lamentablemente no tanto en forma. Todos sabemos sobradamente los altibajos que tiene una serie como Dragon Ball en el ámbito de la animación, pero es que cuando Toei lo hace mal dan ganas de arrancarse los ojos. No es solo que las caras de los personajes resulten de lo más irregulares (Vegeta a veces tiene los ojos demasiado separados y Goku parece aún más alelado mirando al infinito), sino que directamente se han olvidado de cómo dibujar un super saiyan nivel 2. En Goku su pelo es exactamente igual que cuando está en super saiyan, y en Trunks tres cuartas partes de lo mismo. Si no llega a ser por la electricidad en el aura y porque el propio Goku lo dice no nos habríamos dado cuenta de que estaban en el nivel 2. El que mejor supera estos bajones en la animación es sin duda Black Goku, siendo el niño mimado de la nueva saga.

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Por otro lado, ahora sí centrándonos en el contenido, ha resultado una grata sorpresa saber que Trunks del futuro también tuvo que hacer frente a Babidi y Dabra. Asimismo ha servido para dejar un poco en evidencia a los Guerreros Z (Goku y Vegeta, más que nada), que por su afán de pelea y diversión dejaron que Buu fuera revivido, alargándose por tanto muchísimo más la amenaza (y sus consecuencias). Claro que, sin eso, tampoco hubiéramos tenido la saga de Boo. Otros guiños como la forma en que Goku derrota a Mirai Trunks (posando el dedo sobre la espada) nos traen grandes recuerdos de Dragon Ball Z, más concretamente del primer encuentro entre el joven viajero del tiempo y nuestro protagonista. Las interacciones entre los personajes también han sido fluidas y divertidas de ver (Mirai Trunks confundiendo a Whis con Bills, Vegeta que aún sigue siendo un caracúlico con su hijo del futuro, etc.), y se agradece que respeten la continuidad de la serie (Trunks del futuro seguía pensando que Goku estaría muerto, ya que así fue como quedó la cosa al final de la saga de Cell). Sin embargo, los chistes sobre comida y del grupo de Pilaf ya comienzan a cansar un poco y ralentizan el ritmo de la serie. Esperamos profundamente que el famoso «papel importante» que iba a tener Mai en esta saga no quede limitado a… esto.

Como siempre, Black Goku para el final. Aumentan las cuestiones sobre el nuevo villano: ¿por qué se hace llamar a sí mismo Son Goku? ¿Qué quiere decir eso de matar a la humanidad en favor de la justicia? ¿Por qué ha destruido también otros planetas y su correspondiente población? ¿Y ese anillo que tiene? Los próximos capítulos parece que estarán más centrados en este personaje, siendo el episodio 50 un enfrentamiento directo entre él y Goku. Con ganas ya de que sea domingo.

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