Blade Runner 2049: La tragedia de K

Es complicado realizar una crítica de Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017), película que ha estado rodeada de secretismo durante su realización, sin mencionar spoilers. Por ello, vamos a hacer una primera parte a modo de crítica sin spoilers, con nuestra mera opinión de lo mejor y lo peor; y una segunda que resulta más en un análisis con spoilers (tranquilos que avisaremos).

Blade Runner 2049 tiene ante todo la bendición o maldición de contar como base a su predecesora (Ridley Scott, 1982), una cinta considerada de culto y que cuenta con toda una legión de seguidores a lo largo y ancho del planeta. La primera pregunta por lo tanto es: ¿está Blade Runner 2049 a la altura? Sí y no.

Sí porque es en conjunto una muy buena película, con una realización artística y técnica impecable (¿Oscar para Roger Deakins?), unos planos maravillosos y futuristas que, como la original, destilan melancolía y soledad, así como ciertos toques de cine negro. También la música (Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch) funciona, pero se nota que intenta seguir los pasos MUY de cerca de la inolvidable partitura de Vangelis (entonces, ¿por qué no contrataron al compositor griego?).

Si nos metemos en el guión (escrito por Hampton Fancher, guionista también de la original, y Michael Green), éste resulta en un relato bastante solvente que abarca cuestiones filosóficas como su predecesora, pero que, lamentablemente, encontramos que se va diluyendo poco a poco a medida que avanza hacia su tramo final, en donde remonta poderosamente para la última escena. Y es que, y este es quizás su principal lastre, se nota más de lo que nos gustaría que Blade Runner 2049 está pensada para que tenga secuela(s), lo que deja varios temas (algunos interesantes, otros que parecen clichés puestos con pegamento) en el aire.

Los actores están todos muy bien, sorprendiéndonos positivamente una Ana de Armas (Joi), que rezuma encanto y química con un contenido Ryan Gosling (K), quien lleva sobre sus hombros la parte más interesante de la historia. Sobre el resto, todos cumplen, pero en realidad nos han parecido más los comparsas que también padecen esa dispersión de la segunda parte de la cinta. Harrison Ford vuelve como un Deckard envejecido y desencantado, pero no esperéis que sea tratado como personaje principal (y no quiero contar aquí nada más, eso irá a continuación).

La peor parte, en mi opinión, recae en la figura de la villana (Luv, interpretada por Sylvia Hoeks), un personaje absolutamente estereotipado que parece más salido de una película de James Bond que del universo que nos ocupa. Cuenta la Trivia de Blade Runner en IMDB que Rutger Hauer (inolvidable Roy Batty) se opuso a rodar la escena de acción que pretendía Ridley Scott al no considerar Blade Runner una película «de Bruce Lee». Deberían haber contratado al actor neerlandés como asesor para esta 2049, pues parece que esa parte se les ha olvidado. Serán los tiempos que corren, suponemos.

En cuanto a Jared Leto (Wallace), simplemente está aquí desaprovechado, apareciendo para recitar frases grandilocuentes, algo sobre «los ángeles» que nunca se entiende muy bien qué es, y poco más. Sus escenas parecen inconexas y realmente no aportan mucho al conjunto, además de que crea los «agujeros de guión» más vistosos, al no quedar nunca del todo claro sus objetivos (a lo largo del metraje, se llega a percibir que tiene hasta tres distintos y en lo personal no entiendo por qué cambia de uno a otro). Claramente, otro elemento para la secuela.

¿Dónde está entonces «el nuevo» Roy Batty? (aquí sí, SPOILERS)

Roy y Pris (Daryl Hannah) se han convertido en villanos (que luego no lo son tanto) icónicos de la historia del cine. Sobre Roy pesa además el haber protagonizado una de las escenas y monólogos más miticos. El listón estaba alto para esta Blade Runner 2049 que, como decíamos, no cuenta con antagonistas a la altura.

Pero es que estábamos mirando en la dirección equivocada, puesto que la atención hay que depositarla sobre el personaje del agente K, el nuevo «blade runner» que además es un replicante dentro de los últimos modelos creados por Wallace. K representa la búsqueda de la identidad y el propósito de una vida, junto con el anhelo de amar y ser amado aunque no estemos programados para ello y esté mal visto.

Empieza la película enfrentándose a Sapper Morton (Dave Bautista), un nexus 8 que huyó y vive oculto en una granja. Éste le echa en cara a K algo que más tarde en el film volverá a recordar y que sirve como buen espejo de la realidad que nos está tocando vivir a las generaciones jóvenes del mundo actual: «Los nuevos modelos aceptáis los trabajos de mierda que os dan». Morton sabe que K es un replicante, que es un «blade runner» y que va a ejecutarlo («retirarlo»). También sabe que los humanos son clara y abiertamente racistas con los replicantes, insultándolos y amenazándolos, algo que vive K en su día a día.

Ambos temas (la confrontación generacional entre replicantes y la brecha entre humanos y androides), lamentablemente, no son abordados en profundidad en la película (a donde llega más lejos es a la teniente Joshi, Robin Wright, advirtiendo de que se avecinará una guerra), dejándolos probablemente, y lamentablemente, para una secuela.

Siguiendo con K, es él quien tiene la principal crisis de identidad. Tratado como replicante-esclavo, sin que se tengan en cuenta sus emociones o necesidades personales, y sin que él proteste al respecto, todo cambia cuando, tras descubrir una inscripción en un árbol (el mundo de Blade Runner 2049 apenas tiene vegetación), empieza a recordar escenas de su niñez. ¿Memorias reales o implantadas?

Es Joi quien le da el principal empujón para hacerle creer que es humano, que tiene emociones, y que, de hecho, eso es lo que te daría la humanidad: los sentimientos, justamente el amar y ser amado que tanto ansía. Además, es ella (¡un programa informático!) quien lo bautiza, poniéndole el nombre de Joe. Al principio K se muestra reticente a aceptar esto, es más fácil permanecer dentro del status quo, seguir cumpliendo con su trabajo de replicante que no replica ni se cuestiona nada.

El tener recuerdos de una infancia perdida es lo que termina de poner la guinda sobre el pastel de humanidad. Y en ese momento Joe la acepta y renace, deja atrás su trabajo (y será perseguido) y acepta dar y recibir muestras de amor de otro ser que no es humano, pero que sí desprende humanidad. Como colofón, Joe/K emprende un camino que es MUY humano: la búsqueda de sus orígenes, que no son los que él creía. En todo esto, Blade Runner 2049 da varios pasos más allá en relación con su predecesora.

Pero luego todo vuelve a dar un giro de 180 grados. Esa nueva identidad que había abrazado K se desvanece junto a su interés romántico (la misma que lo había rebautizado) y vuelve a ser un replicante creado con un fin muy determinado. No obstante, los replicantes (que sí, siempre han tenido humanidad) tienen capacidad de decisión, y K elige ayudar a Deckard, cerrando así un ciclo.

Esto nos lleva a la hermosa escena final, donde comienza a sonar de fondo la maravillosa «Tears in the Rain», y en donde creo que K, que ha cumplido su propósito, que sin embargo ha perdido toda razón de vivir, se deja morir bajo la nieve, plácidamente, al igual que Roy bajo las gotas de agua. Es aquí donde uno cae en la cuenta: el nuevo Roy es K, es el replicante con un propósito, que se revela, que ansía, que ama, que teme, más humano que los humanos, y que al final, inevitable pero pacíficamente, muere, habiendo ayudado a Deckard, el padre que creyó que era y no fue. La poesía de Blade Runner.

P.D.: Como punto negativo, ¿por qué todas las féminas que desfilan por la película (incluso la prostituta que está de paso) tienen que caer rendidas ante los pies de K?

P.P.D.: Curiosamente, la escena final en la escalera nos recordó (y no solamente a mí) a la última de Cowboy Bebop, obra a su vez inspirada en parte en la Blade Runner original. ¿Se cierra el círculo? No sabemos si Villeneuve es seguidor del anime, pero la relación entre K y Joi nos recuerda asimismo a la de Hei y Yin (Darker Than Black).

P.P.P.D.: No llorábamos tanto la pérdida de un «objeto» (aunque la naturaleza de Joi da para otro debate) desde Wilson en Náufrago.

Cinco grandres influencias de Blade Runner

Blade Runner (Ridley Scott, 1982) se ha convertido por méritos propios en una cinta de culto dentro del género de la ciencia-ficción. Basada en el libro ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, lo cierto es que poco podemos escribir de ella que no se haya escrito ya.

Máxime ahora, con el estreno (el 6 de octubre en España) de la secuela Blade Runner 2049 a la vuelta de la esquina. Pero lo que sí queremos hacer es un repaso por cinco obras en las que se percibe clarísimamente la influencia de este hito, en parte porque son títulos por los que a su vez tenemos especial debilidad.

Cowboy Bebop (Shinichiro Watanabe, 1998)


Otra obra considerada de culto, esta vez dentro del mundo del anime, es la que nos ocupa. Esta serie de 26 episodios dirigida por Watanabe desprende Blade Runner por sus cuatro costados, pero lo hace especialmente en su ambientación (no es en la Tierra, como la de Scott, sino en otros planetas, pero lo que resulta más llamativo es su constante deje melancólico), su banda sonora (Blade Runner bebe bastante del jazz, así como Cowboy Bebop, que por cierto es un subgénero dentro del estilo) y su protagonista (aunque, no sé aún bien por qué, se me hace más Spike Gosling que Ford). Además, ambas mezclan estupendamente la realidad y el suspense propio del thriller con elementos oníricos.

El propio Watanabe es de hecho el director de uno de los cortos precuela de Blade Runner 2049, concretamente el titulado Black Out 2022, en cuyo avance admite la influencia que ha ejercido sobre su obra la de Ridley Scott.

Final Fantasy IX (Hiroyuki Ito, 2000)


Aquí tenemos un ejemplo basado más en lo argumental que en el estilo, y es que este videojuego de Squaresoft podría perfectamente titularse ¿Sueñan los genómidos con moguris eléctricos? El asunto existencial es la principal línea argumental de la novena entrega de esta franquicia, representado no solamente a través de Yitán, sino también de Vivi y los magos negros.

Pero en donde personalmente encuentro una mayor similitud entre ambas es en sus antagonistas. Roy (Rutger Hauer) y Kuja, replicante y genómido, respectivamente, que viven aterrorizados ante la idea de que un buen día, simplememte, dejarán de funcionar. Yitán y sobre todo Vivi también aprenden a hacer frente a este miedo de lo que vendría a ser la muerte, pero solo Kuja se revela ante él, al igual que Roy. La similitud cobra aún mayor envergadura si se confirmase (o se cree) en la teoría de que Deckard es un replicante, al igual que Yitán un genómido.

Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995)

Para los fans, tiene que resultar fácilmente perceptible la influencia que ha ejercido Blade Runner sobre el anime, como decíamos y especialmente en el apartado del estilo. Uno de los máximos exponentes de ello es Ghost in the Shell, nuevamente otra obra considerada de culto.

En Ghost in the Shell nos encontramos también una atmósfera futurista (y esta vez en la Tierra), con grandes anuncios y luces de neón y androides que conviven junto a humanos. Aspectos como la humanidad, el existencialismo y el avance tecnológico imparable son aquí tratados con grandes dosis de pseudofilosofía. Por otro lado, la ambientación oscura y lúgubre están aquí a la orden del día.

Hemos elegido hacer referencia especial a la película de 1995 porque creemos que es donde más se aprecian las similitudes con Blade Runner, aunque sus temas base siguen siendo abarcados tanto en el manga de Masamune Shirow como en las series de anime posteriores.

Pris-Harley Quinn

Hay varias teorías sobre el origen de esta famosa villana de Batman, creada por Paul Dini y Bruce Timm para la serie animada de la década de 1990. Lo cierto es que las similitudes entre ella y la replicante Pris (interpretada por Daryl Hannah) son fácilmente apreciables, tanto en diseño como en personalidad.

Para empezar, y por muy impopular que resulte decirlo en estos días, tanto Pris (la de la película) como Harley fueron concebidas como «las novias de los villanos». La primera lo es de Roy y la segunda (lo era) del Joker. También tienen un diseño de chica rubia y aparentemente delicada que no corresponde con la realidad, ya que en el fondo resultan hábiles luchadoras, principalmente por su agilidad y acrobacias. En personalidad, evidentemente hemos visto más matices de Harley, pero a Pris se nos muestra en la película como una replicante con un lado dulce y juguetón, que al ser asesinada por Deckard patalea porque no quiere morir.

P.D.: Roy se preocupa más en 5 minutos por su novia que el Joker en varias décadas por la suya.

Bubblegum Crisis (Katsuhito Akiyama y varios, 1985-)

Este anime, que fue concebido como una serie de 13 episodios, luego reducidos a ocho, más tarde teniendo varias secuelas debido a su éxito, es quizás donde es más descarada la influencia de Blade Runner. Nos encontramos en Tokio en el año 2032, con la capital nipona habiendo sido devastada por un gran terremoto. En medio de esta sociedad, tecnológica y fragmentada, encontramos a un comando de cuatro mercenarias que ayuda a la policía a atrapar y frenar a los robots que se han salido de control.

La inspiración aquí claramente no viene solo del estilo (muy cyberpunk), y el argumento (robots descontrolados y policías que los persiguen), sino también de referencias absolutamente directas en los nombres, como ese grupo denominado «Pris y los replicantes». En definitiva, toda una oda a la película de Ridley Scott en ambientación, historia y diseños. Tanto es así, que hace unos pocos años un fan imaginó cómo sería Blade Runner en versión anime realizando un montaje con imágenes extraídas directamente de Bubblegum Crisis.

¿Tiene Escuadrón Suicida posibilidades de convertirse en una película de culto?

NOTA: Antes que nada, no, no vamos a afirmar que Escuadrón Suicida (Suicide Squad) sea una película de culto, ni tampoco vamos a intentar justificarlo (ni todo lo contrario). Mucho menos cuando solo lleva tres días en cartelera. Sin embargo, vamos a intentar hacer un ejercicio adivinatorio y algo pensante cobre por qué QUIZÁS, y solo QUIZÁS, dados algunos síntomas iniciales, Escuadrón Suicida PODRÍA llegar a ser tratada, con el tiempo, como una película de culto.

En la Wikipedia, ese gran templo de sabiduría, se define a las películas de culto como lo siguiente:

Las películas de culto adquieren tal estatus debido a la respuesta positiva que reciben por una parte significativa, pero limitada, de la audiencia o de la crítica a causa de su trama, su original estética, su anómala estructura narrativa o su especial relevancia en el contexto de la historia del cine.

(…) Grosso modo, y en un sentido estricto, puede afirmarse que una película alcanza el estatus de película de culto cuando es capaz de producir admiración y reconocimiento en un grupo de espectadores o críticos lo suficientemente amplio como para asegurar su continuidad como pieza cinematográfica significativa, pero demasiado limitado como para catapultar la obra al reconocimiento general.

Varios ejemplos de cintas de culto son: Blade Runner, The Terminator, Depredador, The Rocky Horror Picture Show, Donnie Darko, El club de la lucha, Dentro del laberinto, The Warriors, y un largo etcétera. Quizás hayáis visto una, varias, o todas las mencionadas, pero por poner un elemento común a todas: no fueron, inicialmente, bien recibidas por la crítica especializada (el estreno de Donnie Darko de hecho fue bastante limitado debido a que coincidió con el ataque a las Torres Gemelas). También puede suceder lo contrario: que una película sea inicialmente bien recibida por la crítica, pero no por el público, hasta que con el paso del tiempo ésta va quedando establecida por unos y por otros como de culto.

¿Qué elementos reúne Escuadrón Suicida como para poder llegar a ser considerada dentro de semejante grupo? Pues veamos…

Recepción inicial por crítica y público

Sobre todo en medios norteamericanos. Una vez retirado el embargo, empezaron a aflorar críticas que ponían a la cinta de David Ayer terriblemente mal. Desde asegurar que, si odiabas a alguien, lo mejor era regalarle un pase para ver Escuadrón Suicida; hasta asegurar que era aún peor que la última de Los 4 fantásticos o Linterna Verde. Otras, en cambio, le dan un aprobado pero sin llegar a considerarla ninguna obra maestra (que no lo es).

Pongamos ahora por ejemplo algunas de las críticas recibidas por Blade Runner al poco de estrenarse. La cinta de Ridley Scott fue tachada de lenta, aburrida y carente de desarrollo en cuanto a los personajes. Incluso llegaron a tacharla de «ciencia ficción pornográfica». Otros, por el contrario, se limitaron a aventurar su trascendencia en el tiempo, y acertaron.

¿Qué es lo que sí está teniendo Escuadrón Suicida? Era de esperarse, pero una gran acogida por parte del público. Hasta el momento, lleva recaudados 267 millones de dólares en taquilla, lo que la ha convertido en el mejor estreno en un mes de agosto y en el tercer mejor estreno de lo que llevamos de año. Las opiniones por parte de los fans varían, y hay quienes la tachan de basura frente a otros que aseguran que es una obra maestra. En medio, otros quienes la ven como un mero entretenimiento con algunos fallos (alguno bochornoso). En definitiva: la polémica está servida.

joker batman

Y esa es una de las bases para una película de culto: la polémica. Porque no todos estaban de acuerdo en que The Warriors fuese una película que pasase a la posteridad aún varias décadas después de su estreno (en 1979). Algunos incluso se avergonzarían al ver Dentro del laberinto en cines allá por el año 1986. Otros directamente se pegarían una buena siesta con Blade Runner (admitámoslo, no tiene el ritmo más trepidante). Sin embargo, hay una parte bastante representativa del público que ha visto estas películas que las han defendido a capa y espada, como si les fuese la vida en ello, y ellos son en cierta forma los transmisores del legado. Si un porcentaje de fans tan representativo y tan ruidoso como el que parece estar teniendo Escuadrón Suicida continuase de la misma forma por unos años, quizás podríamos estar hablando de una película de culto. Y no, no me refiero solo a fans de DC Cómics. Porque si se tratase solo de los fanboys y fangirls de esta editorial, entonces Batman v Superman también sería susceptible de ser una película de culto (y quién sabe…). Pero, para nosotros, ¿por qué Escuadrón Suicida sí tiene las papeletas y la cinta de Snyder no? Siguiente punto.

La estética, los personajes y la forma de contarlo

No, no vamos a atrevernos a asegurar que Escuadrón Suicida es la panacea de la innovación en el cine de superhéroes (o en el cine, a secas). No lo es. Su trama es hasta previsible y del montón, y el guión es de hecho uno de los puntos flojos de la película. Entonces, ¿qué?

La estética, la atmósfera, lo que rodea a Escuadrón Suicida. Primero, que no se toma a sí misma muy en serio (como sí lo hace, en demasía, Batman v Superman). Tampoco lo hace Deadpool, pero ahí va nuestro siguiente punto: en la estructura, Deadpool acaba siendo más del montón y hasta sucumbe ante el acto (anti)heroico (aunque egoísta, no basado en salvar a ningún grupo social) del protagonista. Tres cuartos de lo mismo sucede con Guardianes de la galaxia,  con la que suele comparársela más. En este sentido, Marvel no toma prácticamente ningún riesgo y acude al entretenimiento fácil y asegurado (en lo cual, salvo pocas excepciones, son todo unos expertos, hay que decirlo). En cambio, el montaje mismo de Escuadrón Suicida es tan raro, tan forzado en ocasiones, que hasta acaba por darle una apariencia de película «extraña», aunque en el fondo no lo sea tanto (y esperemos a que haya una versión extendida, del director o algo).

Suicide-Squad

Lo que nos deja a los personajes. Es la primera vez que se presenta en cine a personajes como Harley Quinn o Deadshot, además de a un nuevo Joker con la piel de Jared Leto (un actor ciertamente reconocido y con su particular legión de fans, ya sea por su labor en el mundo del cine o en el de la música, o ambos). Esto ha levantado no pocas expectativas entre el público, lo cual ha podido influir en cierta percepción de decepción que ha acompañado al estreno de la película. ¿Pero qué sucede cuando dejamos pasar el tiempo y el hype inicial ha vuelta a bajar o, simplemente, se ha auto regulado? Es ahí donde sabríamos si Escuadrón Suicida pasa la prueba o no: ¿la decepción ha sido por tratarse de una cinta horrorosa… o porque las expectativas estaban demasiado altas?

Profundizando en los personajes, es probablemente el punto más fuerte de Escuadrón Suicida (y de la trayectoria de su director, David Ayer): unos villanos (no confundir con antihéroes, otro punto que los aleja de Deadpool o Guardianes de la galaxia) que, obligados por una señora aún más cabrona, se ven envueltos en una misión para salvar… ¿el mundo? ¿Gotham? ¿la carrera interpretativa de Cara Delevigne? Aunque tampoco se vea muy claro, no hace falta (en The Warriors un grupo de pandilleros marginales tenían como único objetivo poder regresar a casa sin morir en el intento, y en Dentro del laberinto no sabemos si al final Sarah está salvando a su hermano, alcanzando la madurez, o dejándose querer por Jareth). Es en parte ese aparente desorden (que mencionábamos asimismo junto con el montaje), que abre puertas a varias y dispares interpretaciones (y debates) entre los fans, lo que a veces da ese encanto a las películas de culto. Aquí, con Harley Quinn y Deadshot (los más destacados a lo largo de la cinta) no nos topamos con héroes oscuros y byronianos, sino con villanos y asesinos, que en algunos casos están como las maracas de Machín. Sí, es verdad que al final tienen un discurso pro-amistad muy bonito, pero lo cierto es que son los amigos más disfuncionales con los que puedes toparte. Algo similar ocurre con la relación amorosa entre Harley y el Joker, rebajada bastante en la película (si al Joker de la serie animada le dijeran de ir a rescatar a su chica, él probablemente… ¿se reiría en tu cara?). Sí, muy bonita, el Joker rescata a su novia, la extraña, tal… pero siguen siendo sumamente disfuncionales. ¿Cómo no serlo? Son villanos. Si el Joker empezara a mostrarse caritativo y solidario con los demás dejaría de ser el Joker y pasaría a ser considerado… no sé, el Jared Leto del sueño de Harley Quinn en la película que nos ocupa, por ejemplo.

harley9

Otro punto es la estética de los mismos personajes, la cual ha generado a su vez polémica. Sí, el Joker de Jared Leto parece sacado de una mala noche de Marilyn Manson, pero tiene su punto llamativo (y hasta explicativo: este Joker es un rey de la mafia ante todo, o eso es al menos lo que parecen haber querido transmitir). Harley parece una choni tras una mala borrachera y bailes de discoteca, pero, sexualización del personaje aparte, su estética es llamativa y, sobre todo, no desentona con la interpretación de Margot Robbie. ¿Qué apostamos a que en próximas convenciones la cosa se llena de Jokers y Harleys de Escuadrón Suicida?

El villano es tan bochornoso que hasta puede llegar a ser considerado de culto

Sí, no nos hemos vuelto locos. Pensemos en los Power Rangers, ¿quien no se acuerda de la serie televisiva? Pues eso. Que a veces algo llega a ser tan pero tan cutre… que pasa a ser considerado de culto. Y las risas que se echa uno con sus amigos, ¿qué?

En conclusión… solo el tiempo lo dirá, que es el principal factor para que una película se convierta en de culto. A pocos días de su estreno, sería irrisorio llamar a Escuadrón Suicida «de culto». De seguir con la férrea división de opiniones, más allá del típico Marvel contra DC y teorías conspirativas, y por los puntos comentados, Escuadrón Suicida PODRÍA llegar a ser considerada de culto por ese sector de fans que ven en ella poco menos que una obra maestra. Al fin y al cabo, a veces el cine no se trata de ser lo más perfecto técnicamente, ni de contar la mejor historia jamás plasmada en un guión, sino de levantar pasiones imperecederas.

P.D.: Con la banda sonora que tiene, suma puntos.