Dragon Ball Super 78: Ahora sí, nueva saga

Tras este par de meses de capítulos de relleno (cuya «oficialidad» siempre es cuestionable), retomamos los análisis de Dragon Ball Super. No es para menos, pues ha dado comienzo una nueva saga, la del Torneo del Poder, donde todos los universos se verán enfrentados al más puro estilo «torneo de las artes marciales», a los cuales tan acostumbrados nos tiene la serie de Akira Toriyama.

¿De qué trata el capítulo 78 de Dragon Ball Super? A partir de aquí, SPOILERS.

Tras haber hablado con los dos «Zenos» (el de su línea temporal y el del futuro de Trunks), Goku solicita la celebración del Torneo del Poder entre todos los universos, puesto que ha oído de la existencia de guerreros más fuertes y se siente emocionado por comprobarlo. Los dioses de todo acceden, pero con una condición: el universo perdedor será destruido. Como el Zeno del futuro no ha visto todavía a Goku pelear, además quiere realizar una demostración previa: los luchadores del Universo 7 (el de nuestros protagonistas) combatirán contra los del Universo 9. El Gran Sacerdote es el encargado de comunicarles todo esto a Goku, Bills, Whis y Kaioshin, quien se pregunta por qué justamente el Universo 9. Bills, por su parte, se enfada (razonablemente) con Goku por su inconsciencia. Nuestro protagonista piensa que, al ser amigo de Zeno, si le piden que no los destruya éste no lo hará. El dios de la destrucción opina justo lo contrario: incluso pedírselo es un riesgo. Goku no contaba con este contratiempo, motivándose todavía más para pelear y ganar. Con esta idea en mente, acude a reclutar más guerreros.

Empieza (cómo no) por Vegeta, quien se niega debido a que Bulma está a punto de parir y prefiere estar presente. Vegeta le sugiere a Goku que se lleve a los niños (en esos momentos entrenando), a lo que Goku se niega, recordando que sería mejor pedírselo a Son Gohan. Ya con su primogénito, Goku intenta animarlo a participar, pero su hijo no está convencido. Goku entonces le cuenta la amenaza de Zeno: si pierden, todo su universo será destruido. Ante esta noticia, Gohan se aterroriza (y, como Bills, culpa a su padre por su imprudencia). En esos momentos aparecen Pan y Videl, lo que termina de convencer a Gohan: luchará en el torneo, ya que ahora tiene algo que proteger. Ya de paso, y al ver a Satán, Goku decide pedírselo también a Boo.

De regreso al mundo de Zeno, Bills se pregunta qué pinta ahí Satán, a lo que éste se defiende diciendo que Buu solamente lo escuchará a él. Ya reunidos todos los guerreros, se presentan ante los «Zenos» y el resto de dioses, sacerdotes y kaios, que han acudido desde sus universos para presenciar esta antesala al Torneo del Poder. El Gran Sacerdote informa que el ganador podrá pedir un deseo a las Super Dragon Ball (Champa ya las estaba buscando), justo como en el anterior Torneo del Universo 6. Al ver a Champa y a Zeno, Goku se emociona al saludarlos, para desesperación de Bills y Satán.

Va a comenzar el primer combate: el Universo 9 elige a su combatiente Basil, un licántropo con pelo rojizo. Goku y los demás eligen a Boo… que ha caído dormido. Satán corre a despertarlo y le ofrece chocolate; si lucha bien, le dará aún más chucherías. Boo se anima y… ¡comienza el duelo!

La verdad, se agradece que, tras tantos episodios «de parón», la acción comience a fluir. Habrá que esperar al siguiente capítulo para ver propiamente la lucha entre Boo y Basil (el cual parece ser muy rápido, especialmente con sus piernas/patas), pero al menos ya tenemos presentes a los luchadores de la antesala. Y, oh, sorpresa, uno de ellos no es Vegeta sino Gohan. Los que me conocen saben que soy fan a muerte del príncipe de los saiyans, pero esta deriva que había tomado la serie de presentarlo como co-protagonista eterno, en detrimento de otros personajes que tradicionalmente habían sido los que ostentaban dicho cargo, empezaba a resultar cargante. Lo de Son Gohan, justamente, no tenía perdón: vale que el hijo de Goku siempre había sido un empollón pacifista, pero  nunca faltaba en la primera fila de haber sido necesario. No así en Super, donde pareciera (desde el principio) que su presencia molestaba, no fuera a eclipsar a Vegeta. Pienso que ambos personajes pueden co-existir en equilibrio y armonía, sin que por ello uno tenga que desaparecer de la pantalla o quedar como un pelele. Veremos si esta saga consigue por fin este objetivo. 

La presencia de Boo y Satán también se agradece, sobre todo tras la decepción del Torneo del Universo 6, donde el monstruo rosa apenas hizo algo. Para satisfacer las intrigas de los espectadores, Toei ha sido consciente de ello y ha puesto al otrora villano como primer combatiente. Ya hay ganas de ver si intentará (¿y conseguirá?) transformar a Basil en chocolate.

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El otro aspecto más llamativo del episodio ha sido la presentación del resto de dioses y sacerdotes. Aunque todavía no hayan soltado una palabra, hemos podido observar más claramente sus diseños e, incluso, ya sabemos cómo se llamará el dios de la destrucción pelirrojo del Universo 9: Sidra. Su kai recibe el nombre de Rou (no sé por qué, me resulta el más «villano» de este universo), mientras que sus luchadores licántropos son conocidos como Basil (el ya citado de pelaje rojo) y Bergamo (el gris que aparece luchando contra Goku en el opening). En cuanto a los del resto de universos, destacan (para nosotros, al menos), el que tiene aspecto de elefante y otro con cara de payaso. Son, además, a los que más enfoque han dado en este episodio (Sidra y Champa aparte). Quizás porque el kai del dios-elefante es Gowasu, un viejo conocido por estos lares.

Vayamos con el apartado técnico. La animación parece haber dado un salto de calidad ya desde el capítulo anterior… Remarcamos el «parece» porque en realidad lo que han mejorado (notablemente) es el color/iluminación, otorgándole un estilo más retro y cercano a Dragon Ball Z. Si bien es cierta esta mejoría, a la animación como tal, no nos engañamos, le falta todavía bastante para llegar a unos niveles de calidad aceptables (más en el episodio 77 que en el 78). Especialmente en todo lo relacionado con la fluidez de los movimientos (continúan bastante acartonados) y algunos planos con personajes casi-deformes. Hemos visto (en unos pocos capítulos) que Dragon Ball Super es capaz de regalarnos buenas animaciones, y esperamos que haya momentos así en esta saga, sobre todo en las peleas.

Para ir finalizando, no puedo dejar de destacar la sensación de nostalgia que ya ha envuelto a esta nueva saga desde sus inicios. Toriyama siempre ha sido un declarado fan de las artes marciales, y los torneos han abundado en la historia de Dragon Ball (más en la primera etapa con Goku niño). Se percibe un intento de volver a este viejo espíritu, donde acción, emoción y diversión cabían a partes iguales. Ya sabemos, por ejemplo, que Bergamo es especialista en venenos, algo que nos indica que no todo es fuerza bruta o escalas sobre-dimensionadas de poder. Como en aquella Dragon Ball, vaya. Esperamos poder divertirnos desde ya con la pelea entre Boo y Basil, la próxima semana en el capítulo 79 de Dragon Ball Super.

P.D.: ¿Hemos dicho ya que el nuevo opening es (perdonad la palabra) simplemente cojonudo?

P.P.D.: O Trunks y Goten pegan ya el estirón, o empezaremos a pensar que sufren de enanismo.

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Dragon Ball Super 67: El final de una saga

«¿Pero esto qué es?» es, probablemente, la pregunta que más me he estado realizando en relación con el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Lo más importante: es el que pone punto final a la llamada «Saga de Trunks del futuro». ¿Y qué tal lo hace? Pues es que todavía no lo sé…

¿De qué trata el episodio 67 de Dragon Ball Super? Trunks había derrotado a la fusión de los Zamasus con su espada-Genkidama… Si pensabais eso, estabais equivocados. Zamasu regresa de alguna forma para convertirse en «la justicia»· en sí misma, y empieza a aniquilar a todo bicho viviente. Menos a nuestros héroes, claro, que sobreviven a duras penas. Viéndose en semejante y desesperante situación, Goku encuentra por casualidad el botón de llamada a Zeno, el cual decide utilizar. Este Zeno, el de la línea temporal de Trunks, no reconoce a Goku, pero al ver en lo que se ha convertido el mundo decide acabar con él ipso facto. Goku les grita a los demás que huyan, con Kaioshin y Zamasu regresando a su universo-tiempo y los demás resguardándose en la máquina del tiempo, que regresa a la línea temporal del presente. Una vez allí, aparecen todos para recibir a nuestros héroes, incluyendo a Whis y Bills.

Whis comienza a dilucidar cómo podrían volver Trunks y Mai del futuro a su línea temporal. ¿Quizás retrocediendo a unos momentos antes de la derrota de Zamasu? Los Guerreros Z rápidamente descartan esta opción, puesto que supondría volver a vencer al inmortal. Otra idea: crear una línea temporal alternativa, justo antes de la llegada de Black (y la consecuente muerte de Bills y Kaioshin), donde el dios de la destrucción asesinaría al discípulo de Gowasu. Bills no está muy por la labor de andar jugueteando con los viajes en el tiempo, a pesar de que el hecho de que matara a Zamasu en el presente ya supuso la creación de otra línea temporal alternativa. Whis acaba convenciéndolo y ambos se marchan para cumplir con su nuevo cometido, no sin antes advertir de que en dicha línea temporal habría dos «Trunks» y dos «Mais».

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A su vez, Goku tiene la ocurrencia de regresar en la máquina del tiempo a por el Zeno del futuro y traérselo de vuelta al presente. Una vez hecho esto, nuestro protagonista lo conduce ante su versión en la actualidad. Ambos Zenos se saludan alegremente: uno y otro finalmente tendrán un compañero con quién jugar.

A la mañana siguiente Trunks y Mai se despiden de todos los Guerreros Z. Ya despegando, Piccolo y Gohan les salen al encuentro para desearles suerte. Un emocionado Trunks recuerda a su fallecido maestro antes de volver al futuro.

Digamos que, en definitiva, esperaba más para la conclusión de esta saga. Es cierto que habíamos depositado muchas expectativas sobre ella, que finalmente no se han visto realizadas. Sí, es verdad que el Trunks del futuro ha tenido un buen crecimiento como personaje y como guerrero, no así el resto de protagonistas. Sigue resultando especialmente hiriente el caso de Son Gohan: convertido en un hombre de familia y estudios, al final quieren intentar volver a mostrárnoslo como un guerrero bajo el entrenamiento de Piccolo. Aclárense, señores de Toei: o una o la otra, pero dejad de jugar con nuestros sentimientos. Hasta el momento, está claro que el primogénito de Goku se ha limitado a ser un mero comparsa en clave de humor más que otra cosa. Lo cual no quita para que el momento protagonizado por él en este capítulo haya resultado el más emotivo de todos (y casi lo único rescatable del episodio 67).

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Si la gente se estaba quejando de incoherencias, con el final de la saga vamos a tener para repartir. Empezando por la más básica: el propósito principal de Trunks del futuro, que es salvar su mundo, se ha diluido totalmente. Y este objetivo ya lo tenía durante los arcos argumentales de los androides y Cell (y se había visto cumplido), lo que torna más grave la cosa. Ahora Trunks y Mai serán unos absolutos extraños en una línea temporal que no debería saber nada de ellos (y que se contradice porque, si hay un Trunks del futuro en dicha línea… también éste habría acudido a avisar a Goku en otro pasado/presente alternativo y habría derrotado al Cell de su época, por lo que… ¿no era que solamente había ocurrido esto una vez, siendo el caso de este Trunks del futuro algo único?). Por otro lado, ¿por qué no podrían quedarse Trunks y Mai del futuro en el presente? Total, si el problema va a ser que existirán dos de ellos a la vez… van a encontrarse con lo mismo de uno u otro modo. Si al menos se hubieran quedado en el presente que todos conocemos, ni Whis ni Bills tendrían que haberse molestado en ir a matar a Zamasu y crear (otra) línea temporal alternativa. En definitiva, un cacao mental absoluto del que es muy complicado salir, y en el que no entendemos por qué Toei (o Toriyama, o quién sea) ha decidido meterse. El propósito del Trunks del futuro se ha destruido de un plumazo (como los niños que aportaron su energía al Genkidama-espada, totalmente desaprovechado en este episodio, como si nunca hubiera existido), al igual que la poca coherencia que quedaba.

Luego está el tema de los «Zenos». Ahora resulta que hay dos «dioses de todo» (que no lo será de todo TODO si resulta que no tienen ningún tipo de influencia sobre el tiempo, existiendo uno de ellos en cada línea temporal) en el presente, ergo… ¿qué pasa si uno decide destruir y el otro no? ¿Batalla de Zenos y todo al carajo? Por no hablar del hecho de que los guionistas hayan decidido resolverlo todo con la llamadita de un botón (lo cual se veía venir, lamentablemente). Ya no hay sensación de amenaza posible: Goku tiene el comodín de la llamada.

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Esto en sí no resultaría tan grave… de no ser porque afecta exageradamente al tono de la trama. Esto es algo de lo que ha pecado Dragon Ball Super desde sus inicios: a medio camino entre la comedia con (breves) momentos de drama, en varias ocasiones no sabe muy bien dónde quedarse. Volviendo al ejemplo de la Genkidama-espada: la conclusión del capítulo 66 había resultado sobradamente épica, no hacía falta deshacerlo todo de vuelta sacándose de la manga que Zamasu «se ha convertido en la justicia» (otro sinsentido). Es como si el Kamehameha «padre-hijo» que destruyó a Cell hubiese quedado en nada porque el villano hubiera podido tirarse un pedo místico que al final hubiera arrasado con la Tierra. No pega, no hay una línea conductora clara en la narrativa. Y es algo que Dragon Ball Super tendría que haber solucionado ya, teniendo la oportunidad de oro con esta saga de Trunks del futuro (al final totalmente desaprovechada).

En definitiva… no me ha gustado el capítulo 67 de Dragon Ball Super. Y es una lástima porque suponía la conclusión del arco argumental que más emocionada me tenía. Voy a comentar muy brevemente la animación porque, básicamente, ha vuelto a ser de lo más mediocre. Después del bonito dibujo que había sacado a relucir el episodio 66 nos vienen con esto y dan ganas de arrancarse los ojos.

Desconocemos cuál será el próximo arco argumental de Dragon Ball Super, puesto que se avecinan varios episodios de relleno. Eso sí, ya en el avance parece que estarán mejor animados que este que nos ocupa (lo cual no es complicado).

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Dragon Ball Super 62: Todos reunidos de nuevo

El anterior capítulo de Dragon Ball Super había sido uno de esos con final apoteósico, donde sucedían grandes revelaciones y en donde Goku (AL FIN) se ponía serio. No obstante, como decíamos, el punto álgido fue su final: ¿qué le había pasado a Trunks? Si esperabáis encontrar respuesta en este episodio 62… pues bien, toca seguir esperando.

¿De qué trata, entonces, el capítulo 62 de Dragon Ball Super (ahora vienen los Spoilers)? El episodio da comienzo con una nueva (supuesta) transformación de Trunks plantando cara a Black y Zamasu. A pesar de que logra darles un par de golpes, lo cierto es que rápidamente Black logra sobreponerse y parece que la victoria no está tan cerca. Viendo el panorama, Trunks le dice a su padre que él retendrá a Black y a Zamasu mientras ellos regresan al pasado y hallan alguna forma de poder acabar con ellos. Vegeta al principio duda, pero acaba accediendo y huye junto a un malherido Goku y Bulma. Antes de irse, le da las habichuelas mágicas a Mai, quien jura cuidar de Trunks.

De vuelta a la línea temporal del presente, Goku se cura en una cápsula especial, mientras Bulma se enfrenta a Bills debido a que su teoría de que al haber matado a un aprendiz de kaioshin en una línea temporal habría alterado al resto había resultado errónea. Bills se excusa diciendo que era una mera hipótesis y que lo que ocurra en líneas temporales distintas a la suya no le concierne. Dicho esto, se marcha con Whis. En ese momento aparecen Trunks y Goten, quienes quieren unirse a la lucha (a lo que Bulma se muestra reticente). Del mismo modo aparecen Chichi y Gohan, quienes momentos antes estaban preguntando a Krilin si conocía el paradero de Goku (ya que lleva días sin pasar por su casa y no avisó de nada). El susodicho y Piccolo también llegan a la Capsule Corp., preocupados asimismo por cómo está yendo todo el asunto con Black. Bulma trata de relajar a todos haciéndose como que no sabe la mitad, cuando en medio de todo el panorama aparece Goku con vendajes. Chichi acude a él preocupada, pero éste le comenta que ya se encuentra mucho mejor… y con hambre.

Una vez todos reunidos a la mesa, mientras Goku come, Bulma les cuenta a todos cómo es que ha surgido Black y su vínculo con Zamasu. Ante la inmortalidad de Zamasu y el creciente poder de Black, Vegeta se pregunta qué pueden hacer. Entonces Piccolo tiene una idea: Mafuba (para quienes no lo recuerdan, es la técnica que utilizó Kame Sennin para encerrar a Piccolo Daimaô en una tinaja). Con el Mafuba, podrían encerrar para siempre a Black y a Zamasu. Goku queda entusiasmado con esta nueva posibilidad, y acude raudo y veloz (mediante teletransportación) a la Kame House, antes de darle la oportunidad a Piccolo de hacerle una demostración.

Ya en la Kame House, Goku le pide a su antiguo maestro que le enseñe a hacer la técnica, a lo que Roshi le advierte de los peligros que ello conlleva. Así, Goku pasa toda una noche practicando con la pobre tortuga, a la que al final logra meter en la tinaja. Mientras tanto, Bills y Whis vuelven a visitar a Gowasu. Bills se encuentra sorprendentemente cabreado, y sigue excusándose con que él no puede hacer nada en líneas temporales alternativas (lo tienen prohibido). Nos obstante, Gowasu, sintiéndose responsable como anterior maestro de Zamasu, se ofrece para ayudar en lo que pueda. Y así termina el capítulo 62 de Dragon Ball Super.

Lo cierto es que, tras haber tenido un final tan épico en el episodio anterior, este nuevo capítulo pega un bajón de ritmo considerable. No solo porque no se explica nada sobre la transformación de Trunks (¿quizás para el próximo?), sino porque lo poco que vemos de pelea contra Zamasu y Black es bastante…. mediocre. Y es que desde luego con la animación en este capítulo no se han lucido nada (o sí lo han hecho, pero para mal): movimientos acartonados, caras mal dibujadas, la transformación de Trunks que no se sabe ya si es un super saiyan 1, 2 o qué, y un largo etcétera. Por suerte, parece que el episodio 63 tendrá una mejor animación. Y es que solo el avance del próximo capítulo ya está mejor dibujado que el resto.

Pero no vamos a comentar solamente lo malo. El ritmo más pausado (en comparación con el capítulo 61) era probablemente necesario debido a que nos encontramos ante un episodio más reflexivo. Y es aquí cuando llega el momento estrella de la semana: la ocurrencia de Piccolo con el Mafuba, técnica que había sido totalmente olvidada desde la era de Dragon Ball (sin la Z y sin nada detrás). Bien es cierto que el Mafuba se había visto poco efectiva contra Piccolo Daimaô, por lo que no sabemos cómo podrán hacer contra alguien con un poder mucho más superior que el de aquél. Pero quizás ahí está «el riesgo» del que habla Kame Sennin hacia el final del capítulo: ¿se sacrificará alguno de nuestros héroes (recordamos que el propio Muten Roshi se sacrificó contra Piccolo padre)? Dado el tono mucho menos dramático del que hace gala Dragon Ball Super, es algo que hoy por hoy dudamos que llegue a pasar, pero nunca se sabe…

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Como referencia especial, agradecemos la (breve) reaparición de un Gohan que no hace mucho más aparte de preocuparse. Pero algo es algo. Al menos no ha quedado ignorado como sucediera con el torneo del Universo 6. Eso sí, si había alguna (pequeña) esperanza de que el primogénito de Goku pudiera participar de alguna forma, ésta ha quedado nuevamente machacada.

En definitiva, capítulo donde se reúnen nuevamente todos los personajes (algo que de por sí se agradece), que además conlleva un cierto toque de nostalgia (especial mención al breve entrenamiento de Goku con Roshi), pero dejando totalmente de lado al Trunks del futuro y su peculiar nueva transformación. El episodio 63 promete más acción y mejor dibujada. Lo veremos la semana que viene.

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Dragon Ball Super 59: Bills entra en acción

Tras el parón de una semana en Japón, vuelve como siempre Dragon Ball Super con su capítulo semanal. Lo hace con un episodio 59 algo pausado, especialmente en su primera mitad, pero que pega un subidón de ritmo hacia el final, gracias especialmente a la intervención de Bills (que se estaba haciendo desear).

¿De qué trata el capítulo 59 de Dragon Ball Super? (atención, SPOILERS). Tal como había terminado el 58, Goku, Whis, Bills y Kaioshin habían decidido viajar hasta el Universo 10 para hacerle una visita a Gowasu y a su discípulo, Zamasu, tras haberse enterado de que éste último había estado preguntando por las super dragon ball y por Son Goku. Justo en ese momento había hecho acto de presencia el susodicho. Ambos, maestro y alumno, muestran su sorpresa por la presencia del saiyan y de los dioses en su morada. Goku entonces le reclama a Zamasu una revancha por su última pelea, a lo que Zamasu no se niega. Sin embargo, Whis objeta diciendo que es de mala educación interrumpir el té de alguien, por lo que nuestros protagonistas se marchan, no sin antes hacer una parada a medio camino para que puedan vislumbrar (sin que Gowasu y Zamasu se enteren) qué es lo que hacen los kaioshin del décimo universo.

Mientras tanto, de vuelta a la Capsule Corp., Vegeta sigue entrenando mientras Bulma revisa la máquina del tiempo. Trunks del futuro (o Mirai Trunks), a su vez, medita apesadumbrado sobre el hecho de haber tenido que dejar a Mai atrás. La banda de Pilaf lo observa e idean un plan para que la Mai niña actúe en ese momento aprovechando que Trunks adulto se encuentra vulnerable. La joven se niega, pero justo en ese momento llega el Trunks del presente y lo reta a su contraparte, diciendo que tal como está no va a poder proteger nunca a Mai.

En el futuro nos encontramos a Black y a Zamasu en una bucólica casa de campo (la única que debe de quedar en la Tierra). Black habla sobre darle el golpe de gracia a Son Goku la próxima vez, a lo que Zamasu objeta que, si lo hace, se quedará sin rivales con los que poder luchar. Esto apena a Black, quien además rechaza la oferta de Zamasu de pedirle la inmortalidad a las super dragon balls. Él lo que quiere es continuar luchando contra fuertes oponentes.

De vuelta al Universo 10, Zamasu le sirve el té a su maestro y se excusa de probarlo, mientras Gowasu se prepara para saborear su merienda. A su vez, Whis, Bills, Kaioshin y Goku observan desde lejos cómo Zamasu se dispone a matar a su maestro con un ataque por la espalda. Así se confirma, con lo que Whis retrocede en el tiempo unos pocos minutos: Gowasu vuelve a estar con vida y ya tienen las pruebas suficientes en contra de Zamasu. De este modo, todos se presentan repentinamente y de nuevo ante los kaioshin del Universo 10 y logran detener el inminente asesinato de Gowasu. Zamasu, sabiéndose descubierto, y escuchando de la boca de Whis que en un futuro sus planes se harán realidad, se lanza a atacar, pero Bills lo detiene y lo fulmina en el acto. En teoría, el Zamasu del presente ya no debería ser una molestia.

De nuevo en la Capsule Corp., Trunks del futuro da por finalizado su enfrentamiento contra su mini yo, diciendo que por fin entiende lo que quería decirle, agradeciéndole por todo. Justo en ese momento regresan Bills, Whis y Goku, quienes informan de lo acontecido en el Universo 10. Bills le dice a Trunks que, probablemente, debido a la desaparición de Zamasu en el presente, el futuro se habrá visto alterado y Black ya no debería estar causando altercados. Trunks lo duda, debido a que la derrota de los androides en el presente no cambió en nada su línea temporal, pero Bills insiste en que la divinidad funciona de otra forma. Con esta duda, tanto a Trunks como al espectador, nos deja el capítulo 59 de Dragon Ball Super.

Capítulo que, si bien nos brinda algún que otro buen momento (como decíamos, con la ansiada intervención de Bills alcanza su cenit), transcurre sin contarnos nada especial. Y sobre todo, y volviendo a la desaparición de Zamasu por parte de Bills, se nos hace también algo… anticlimática. Por parte del dios de la destrucción su entrada en acción es fantástica, brindándonos uno de esos momentos que son totalmente cool. Sin embargo, en cuanto a Zamasu, se vuelve todo lo contrario: nos han estado presentando a un villano que, quitando su versión futura, se ha visto derrotado en cuestión de segundos. Creo que nunca había pasado algo semejante con ningún otro villano en la serie (cuestiones humorísticas y algunos villanos de la primera etapa de Dragon Ball aparte). Esto produce que nos quedemos con una sensación de «¿tanto para esto?» que no le hace muy bien al intento de darle un tono más dramático a esta saga.

Lo que nos lleva a nuestro siguiente punto: ¿ha sido este realmente el fin de Zamasu (el del presente)? ¿Y si le hubiera dado tiempo a viajar al futuro y haberle pedido la inmortalidad a las super dragon balls antes de regresar para servirle el té a su maestro? Esto supondría asimismo una bajada de guardia por parte de Bills y Whis, lo que los dejaría (momentáneamente) fuera del ring, con lo que la amenaza se tornaría (al menos también momentáneamente) más real. Como decimos, esto es solo una teoría de nuestra parte, pero por otro lado supondría que la derrota definitiva de Zamasu podría al menos ser un poco más… épica. O menos instantánea.

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Realmente hay poco más que comentar sobre este capítulo. La interacción entre ambos Trunks siempre es de agradecer, pero en lo personal la hemos visto algo forzada (¿qué es exactamente lo que Trunks niño pretende del mayor? ¿Que se vuelva más fuerte? ¿Que deje de estar deprimido? ¿Que deje de hacerle sombra? No queda del todo claro).

El próximo episodio, en cambio, promete y mucho. No solo en cuanto a animación, que al menos en el resumen parece que vuelve a ser más que aceptable (por cierto, en este capítulo cumple sin más, con aprobado raspado), sino en cuanto a trama: ¡al fin conoceremos la verdadera identidad de Black! Y, por lo poco que adelantan, ¿al final no será una versión maligna de Son Goku? Eso, unido a que la propia Bulma viajará esta vez al futuro, solo hace que auguremos un episodio la mar de emocionante. Este domingo tenemos, de nuevo, una cita con los Guerreros Z.

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Dragon Ball Super 58: más dudas sobre Zamasu y Black

Aunque en realidad el capítulo 58 de Dragon Ball Super se supone que debería aclararnos algunas de las dudas entre la asociación entre Zamasu y Blak, lo cierto es que lo que produce son aún más preguntas. Tras el episodio anterior, que estuvo cargado de acción, este se nos presenta como lleno de diálogo, donde los personajes se dedican a asimilar (o a ayudar a que el espectador asimile, sobre todo si éste tiene en torno a los diez años de edad) toda la información acumulada. Pero vayamos por partes (atención, vienen los SPOILERS).

¿De qué trata el capítulo 58 de Dragon Ball Super? Como vimos con anterioridad, nuestros héroes se vieron obligados a huir de la batalla contra Black y Zamasu y regresar al presente, donde Bulma los encontró en un pésimo estado. Mientras tanto, Zamasu habría oído hablar de la existencia de las super dragon ball y se habría personado ante Zuno. Pues bien, así da comienzo el episodio que nos ocupa: con Zamasu exigiéndole (mediante intimidación) a Zuno que le de toda la información de la que dispone. Zuno así lo hace, diciéndole a su vez al aprendiz de kaioshin que para poder invocar al gran dios dragón tiene que esperar todavía un año. Acto seguido, Zamasu le pide que le cuente todo lo que sabe sobre Son Goku.

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De vuelta a la Tierra, Bulma cura a Vegeta, Goku y Trunks del futuro con las habichuelas mágicas, las cuales (a todo esto) habían sido olvidadas por Goku en el cuarto de baño. Pronto reciben la visita de Whis, Bills y el Kaioshin de su universo, ya que Zuno lo había contactado tras la visita de Zamasu y le había informado de todo. Todos hablan sobre lo ocurrido en el futuro y cómo Zamasu no solo se ha vuelto maligno, sino además inmortal. Whis y Goku entonces teorizan que Zamasu, en sus ansias de encontrar justicia y poder, le habría pedido a las super dragon ball que creasen algo tan fuerte como Goku (de donde surgiría Black) y, también, la inmortalidad para Zamasu. Con esta idea en mente Whis, Bills, Goku y Kaioshin deciden visitar a Gowasu e informarse sobre el estado en el que se halla Zamasu. Cuando llegan, encuentran al maestro solo, ya que Zamasu ha salido desde la mañana, pero Gowasu desconoce a dónde y para qué. En ese momento, aparece ante ellos sus discípulo, dispuesto a servir el te.

Lo cierto es que también suceden un par más de escenas en el capítulo relacionadas con Mai, primero con Trunks del futuro informándole a la del presente que su contraparte del futuro sigue con vida. La segunda se encuentra situada en ese futuro, con Mai y Yajirobee huyendo hacia el refugio y reencontrándose con los supervivientes, todos ellos bastante descorazonados debido a la huida de Trunks, Vegeta y Goku. El episodio, como vemos ya desde su título, está principalmente centrado en Zamasu.

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Sin embargo, tal como íbamos adelantando, las cuestiones no hacen más que aumentar: la explicación sobre el posible surgimiento de Black y la transformación de Zamasu son, al fin y al cabo, hipótesis de Whis y Goku (el cual, por cierto, sigue pareciéndose demasiado a Luffy. Si bien Goku nunca ha sido especialmente inteligente, se agradecería que se pusiera serio por una vez, como ocurría en algunas ocasiones en Dragon Ball y Dragon Ball Z). Resulta sorprendente que ninguno de los Guerreros Z se cuestione esta explicación, ya que posee una laguna fundamental: en el futuro (donde Black y Zamasu están haciendo de las suyas), Goku habría muerto hace varios años (antes de la aparición de los androides), por lo que el enfrentamiento contra Zamasu que supuestamente habría desencadenado todo no hubiera podido darse. A no ser, claro, que se saquen alguna explicación de la manga, al más puro estilo «Zamasu se encontró con el espíritu de aquel Goku fallecido (que no había llegado a alcanzar el super saiyan nivel 2, dando lugar a otra incongruencia)». Es decir, es aún demasiado pronto y quizás hay una explicación para todo, pero lo que extraña es que ninguno de los personajes (ni tan siquiera Vegeta o Bulma, quienes suelen dar muestra de mayor inteligencia para todo este tipo de cosas) hayan mostrado ni un atisbo de confusión por esta serie de incoherencias.

En otro orden de cosas, que Goku se haya olvidado las habichuelas en el baño resulta una especie de recurso humorístico que acaba por no resultar gracioso, sino facilón (eran varios los fans que se habían dado cuenta de la falta de habichuelas en la batalla del futuro) y que, como decíamos. suma puntos a ese Goku demasiado idiota e infantilizado. Que hablando de recursos humorísticos fallidos, seguimos preguntándonos qué pintan por allí Pilaf y sus acompañantes, por mucha importancia que pueda tener la Mai del futuro en este arco argumental. Otro que termina sobrando es el Yajirobee del futuro, cuya actitud no pinta nada con la ambientación oscura y tensa habida en dicha línea temporal. Se agradecería que todos estos personajes desaparecieran, que los mate Black o algo.

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No todo ha sido negativo en este capítulo (en lo personal, tras los dos últimos episodios, que habían sido realmente buenos, este baja el listón). Bills, como siempre, muestra a través de pequeños actos cómo crear humor del de verdad: por ejemplo, quitándole (e intentando que no se de cuenta) su copa de flan al Kaioshin del Universo 7, con el que se agradece que interactúe más (ya que conocimos en capítulos anteriores que ambos personajes se hallan vinculados al más puro estilo Kamisama y Piccolo). El hecho de que ya vayan surgiendo teorías sobre la posible creación de Black también da que pensar (aunque estas teorías sean las más simplonas posibles… en lo personal espero que Whis esté equivocado). Y puntos de más por la evolución del personaje de Zamasu en el presente, quien cada vez va perdiendo más la cabeza. Desde luego a Gowasu (que muestra tener la misma vista para su alumno que un topo miope) le quedan dos telediarios.

En cuanto a la animación… volvemos a tener un bajón en este capítulo. Tras la fluidez de los dibujos de los capítulos 56 y 57, en este episodio 58 volvemos a rostros acartonados y movimientos ortopédicos. Sin embargo, debido a la ausencia de acción, tampoco es que se sufra en demasía. Parece que para el capítulo 59 (el cual se emitirá en la semana del 25 de septiembre, por cierto) habrá una pequeña mejora.

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Dragon Ball Super 55: Goku tiene un nuevo amigo

¿Recordáis cuando, en el anterior capítulo (el 54) de Dragon Ball Super, aparecía al final el dio Zeno (el dios de TODO) y le pedía a Bills que quería ver a Son Goku? Pues bien, de eso va el 55, a grandes rasgos, del encuentro entre Zeno y Goku. Pero, ¿para qué quería verlo? Pues veamos…. (ATENCIÓN, SPOILERS)

Como íbamos diciendo, el capítulo empieza con Bills y Whis informando a Goku sobre los deseos del dios Zeno. Goku objeta con que está muy ocupado ahora como para ir a ver al susodicho, ya que la máquina del tiempo está casi lista. Bills y Ehis le advierten de que no hay opción, lo que Zeno ordene hay que hacerlo… bajo amenaza de la posibilidad de destrucción de todos los universos. En ese caso, Goku acepta, pero Bills le sugiere que lleve consigo al kaioshin de ese universo, para asegurarse de que va a estar bien. Goku se sorprende de que el dios de la destrucción pueda llegar a preocuparse por otro ser, ante lo que Whis comenta que, si el kaioshin de un universo es destruido, entonces también lo será (y automáticamente) el dios de la destrucción correspondiente. Goku se sorprende ante esta nueva información, ya que llega a la conclusión de que, si quiere derrotar a Bills, solo le bastaría con dejar K.O. a Kaioshin. Bills se molesta con Whis por haber revelado dicho dato.

De vuelta a la Tierra, efectivamente Bulma confirma que la máquina del tiempo ya está lista. Mai dice que va a ir a avisar al Trunks del futuro, pero Bulma la frena diciéndole que se encuentra todavía recuperándose del último entrenamiento con Vegeta.

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En cuanto a cómo les va a Zamasu y Gowasu, ambos continúan en el planeta de los babari. Éstos continúan atacándose y matándose entre ellos, lo que causa gran frustración a Zamasu. De pronto, uno de los bichejos lo ataca, ante lo que el aprendiz de kaioshin lo destruye sin contemplaciones. Gowasu decide que ya ha sido suficiente y deciden volver a su tiempo y a su planeta, no sin antes pedirle a su alumno que le devuelva los potara. Ya de regreso, Zamasu se encuentra sumamente ofuscado debido a que considera que los mortales no saben aprovechar la inteligencia que les han dado los dioses, y que deben hacer justicia. Gowasu, en cambio, considera que su aprendiz está obrando impulsivamente y de forma incorrecta, ya que los dioses no deben intervenir en la historia. Al matar a ese babari, es posible que Zamasu haya alterado la misma.

Regresando con Goku y compañía, hacen una parada en el planeta de los kaioshin. Éstos se sorprenden por la invitación de Zeno, ya que el kaioshin joven nunca ha estado en el castillo del susodicho, mientras que el kaioshin mayor solo ha acudido en tres ocasiones. Al llegar ante el famoso palacio, los recibe un ser similar a Whis, pero con apariencia más juvenil, que recibe el nominativo de «gran sacerdote». Whis informa de que se trata de uno de los cinco seres más poderosos de todos los universos, mucho más fuerte que él mismo. Cuando se encuentran ante Zeno, éste le informa a Son Goku que lo que quiere ser es… ¡su amigo! Goku al principio no lo entiende muy bien y vuelve a decir que ahora no tiene tiempo para eso, ya que ha de encargarse de un tema muy importante (Bills y Whis le habían pedido que no mencionase absolutamente nada de Trunks, Black o los viajes en el tiempo). Los guardianes de Zeno y Kaioshin se aterrorizan, pero curiosamente el dios de dioses no tiene nada que objetar, y le pide a Goku que le enseñe a jugar a más cosas divertidas la próxima vez. Para ello le da un botón de llamada: si lo pulsa, Zeno acudirá en el acto. Con todo esto, Goku y los demás se retiran, no sin haberle prometido antes a Zeno que volverá y además con otra persona que será «aún mejor amigo» que él.

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Ya de regreso, Whis y los demás se preguntan a qué otra persona se refería Goku, pero éste dice que no tenía a nadie concreto en mente, solo lo dijo para poder retirarse y quedar bien. Bills se aterroriza pensando que, de enterarse Zeno, morirán todos.

Nuevamente con Gowasu y Zamasu, éstos vuelven a discutir sobre el papel de los dioses y si deberían o no impartir justicia. Gowasu nota que el te de Zamasu vuelve a estar mal, por lo que percibe alguna perturbación en el alma de su aprendiz.

Goku vuelve a la Capsule Corp., donde Bulma ya tiene a punto la máquina del tiempo para el despegue. La banda de Pilaf y los demás despiden al Trunks del futuro, Vegeta y Goku, quienes en seguida llegan al futuro. Una vez allí, Trunks se sorprende al encontrar el gorro de Mai, pero sin rastro de ella. Mientras, Goku inspecciona la zona, cuando de repente unos rebeldes lo atacan con misiles.

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Y así acaba el capítulo 55 de Dragon Ball Super. Como vemos, la trama va avanzando (especialmente en la segunda mitad), y se nos ha dado más información sobre los kaioshin y los dioses de la destrucción, y la conexión que los une. Al respecto, ésta es prácticamente la misma que tenían Piccolo y Kamisama, por lo que tendremos que esperar a ver si la utilizarán para algún tipo de trama en un futuro (al menos, Bills ya tiene más posibilidades de morir, ya que antes de eso su poder era demasiado inalcanzable).

En cuanto al encuentro entre Goku y Zeno, lo cierto es que, al menos de momento, lo hemos considerado demasiado prescindible y «tonto», ¿Por qué, de entre todos los mortales, Zeno querría tener como amigo a Son Goku? Bueno, la respuesta es fácil: es el protagonista de un shônen. Más curiosidad nos ha causado la persona a la que podría estar refiriéndose Son Goku (aunque éste no tuviera a nadie concreto en mente, suponemos que deberá cumplir su promesa con Zeno en un futuro). Nuestros candidatos: Vegeta (para seguir siendo «el show de Goku y Vegeta»), Mr. Satán (debido a su buena relación con Buu), Gohan o Goten (éstos últimos porque no están desempeñando ningún papel en la historia, más que nada). También deberemos estar atentos al botón de llamada que Zeno le ha dado a Goku, y si éste tendrá algún uso importante en tramas futuras.

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La mejor parte (a nivel argumental) del episodio ha sido, sin duda, la correspondiente a Zamasu y Gowasu. Están logrando bastante eficazmente aumentar la atmósfera de tensión entre estos dos personajes, hasta tal punto que no podemos evitar pensar que a Gowasu le quedan dos telediarios. Zamasu, a su vez, está perdiendo cada vez más la cabeza. Todavía queda por ver cómo lo vincularán con la trama de Black Goku del futuro, ya que…

Goku, Vegeta y Trunks ya se encentran en dicha línea temporal. Y, según el avance del próximo capítulo, el enfrentamiento con Black es inminente (nueva transformación incluida). ¿Significa esto que lograrán derrotar ya al Black del futuro, pero que aún deberán hacerse cargo del Zamasu del presente? Demasiado pronto para saberlo, ya que hay demasiadas puertas abiertas. Y hablando del avance, ¡Yajirobee está vivo en el futuro! Que ya estén en el futuro es, al menos, una buena señal para el avance de la trama.

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En cuanto a la animación, nuevamente hemos encontrado altibajos en este episodio, pero no tan graves como en otros. Hay algunos planos que incluso están bien dibujados. Lo que más nos sorprende en este sentido es que parece que el personaje que más les cuesta dibujar es precisamente Goku. No les sale tan mal (aparentemente) con Vegeta, Bills, Trunks o incluso Black Goku, por mencionar a algunos. Claro, que el hecho de que Goku se esté transformando cada vez más en Luffy (One Piece) tampoco ayuda.

El próximo capítulo, el 56, de Dragon Ball Super, promete y mucho. No solo por los citados Yajirobee y Black (con super saiyan rose), sino también porque habrá reencuentro entre Trunks y Mai, Vegeta será el que plante cara y, sobre todo, ¡la animación! En serio, creemos haber visto mejor animación en este avance de Dragon Ball Super que en todo el resto de la serie. A esperar una semana toca.

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Dragon Ball Super 54: O cuando el relleno puede llegar a tener calidad

Hoy se ha emitido el capítulo 54 de Dragon Ball Super, donde se nos prometía un entrenamiento de Vegeta a Trunks del futuro (o Mirai Trunks) y, por lo tanto, interesantes a intensas interacciones entre padre e hijo. Lamentablemente, el capítulo no ha sido lo que prometía, y de Vegeta y Trunkes hemos tenido los últimos cinco minutos del capítulo. Entre medias, un arranque de relleno muy flojo y, posteriormente, una interesante escena entre Zamasu y Gowasu que sirve para aumentar las dosis de misterio en torno a ambos kaioshin y la figura de Black.

Vayamos por partes, ¿qué ha pasado en el episodio 54 de Dragon Ball Super (ATENCIÓN, SPOILERS)? Pues bien, empezamos en la Capsule Corp y con un Mirai Trunks que se encuentra intentando imaginar ideas para poder derrotar a Black. Por mucho que se esfuerce, no haya ninguna, siendo el final siempre el mismo: Black derrotándolo. Mientras, Mai y Shuu lo contemplan con la primera embelesada e imaginándose en un futuro con el Trunks mayor. El Dr. Brief, Pilaf y Bulma, a su vez, ya ultiman los detalles para poder arrancar la máquina del tiempo, puesto que han logrado acumular suficiente combustible como para un viaje. En esos momentos regresan Goku, Bills y Whis, que le pasan el informe a Mirai Trunks: efectivamente, Zamasu y Black tienen un ki extremadamente similar. No obstante, no pueden afirmar que se trate de la misma persona. Goku cree que es probable que no lo sean, ya que el ki de Black transmitía mucha maldad, mientras que el de Zamasu no. Además, Zamasu no había reconocido a Goku al verlo. Bills se pregunta si acaso Black no será Zamasu en un futuro, después de que haya pasado algo que lo haya hecho actuar así.

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Volviendo con los kaioshin, Gowasu se lamenta de que el té que prepara Zamasu ha dejado de saber tan bien como antes, simbolizando que algo anda mal en el interior de su aprendiz. Mientras tanto, observa a una nueva especie que ha surgido en el planeta Barbari. Dicha especie parece poseer inteligencia, sin embargo actúan de forma poco civilizada. Para saciar su curiosidad, Gowasu decide viajar varios siglos en el futuro para contemplar cómo han evolucionado los susodichos. Le pide a Zamasu que lo acompañe, contándole en el camino cómo van creándose los anillos que permiten viajar en el tiempo y que solo pueden usar los kaioshin (menciona que el último anillo surgió por la alteración temporal que creó Mirai Trunks al viajar al pasado para derrotar a los androides). Los dichos anillos permiten dar saltos siempre hacia el futuro, no al pasado, puesto que cambiar la historia está estrictamente prohibido. Llegan a Barbari y efectivamente contemplan cómo la especie ha desarrollado bases culturales, pero que sin embargo siguen peleándose y matándose entre ellos. En esas, Gowasu le ofrece a Zamasu un ascenso, ya que solo los kaioshin (no los aprendices) pueden viajar en el tiempo. Por ello, le da uno de sus pendientes, advirtiéndole que tenga cuidado al colocárselo, ya que si llevan cada uno en una oreja diferente, se fusionarían irremediablemente (y ninguno quiere eso). Ambos vuelven a su linea temporal con Zamasu maldiciendo la existencia de todos los mortales.

De vuelta a la Tierra, Vegeta ha decidido darle una sesión de entrenamiento a Mirai Trunks. Por ello, le muestra su transformación más poderosa: el super saiyan god blue (o super saiyan god super saiyan), ante la que Trunks piensa que no puede hacer nada. Vegeta lo anima diciéndole que será suficiente si logra golpearlo solo una vez. Entonces el hijo se transforma en super saiyan grado 3 (aquella versión ultra musculada que utilizó sin éxito contra Cell), pero para engañar al padre e intentar pillarlo por sorpresa. Vegeta empieza a pegarle una paliza a Trunks, hasta que éste último se lamenta diciendo que Goku y él serían suficiente para derrotar a Black, y que a él no lo necesitan para nada. Ante estas palabras, Vegeta se enfada y le suelta a Trunks que un verdadero portador de la sangre saiyan, y más si es su hijo, nunca se rinde ni se deja vencer por ningún adversario, sea el que sea. En esas llegan Goku y Bulma, quien se altera al contemplar la dureza con la que Vegeta está tratando a Trunks. Entonces el (ahora) peliazul pilla desprevenido a su padre y lo golpea, tumbándolo. Trunks le agradece a su padre la lección aprendida y que gracias a él haya vuelto a ganar confianza. Mientras tanto, en el planeta de Bills y Whis, aparece el dios todopoderoso Zeno, quien anuncia que quiere ver a Son Goku.

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Como vemos, un capítulo mayoritariamente de transición, quitando el aspecto motivacional de Mirai Trunks y alguna explicación de Gowasu. La primera parte del episodio directamente sobraría y, realmente, las bromas de la banda de Pilaf hace tiempo que empezaron a resultar cansinas y cargantes. Harían mejor en mostrar cómo le va a la Mai del futuro, que desde el final del capítulo 50 (y la revelación de que estaba con vida) no hemos vuelto a saber nada de ella. Tiene que estar más asada que un pollo al spiedo.

Quitando, lo dicho, el arranque del episodio, lo cierto es que el resto no ha estado mal. La parte de Gowasu y Zamasu ha servido básicamente para aumentar la atmósfera de tensión que ya se había creado en el capítulo anterior. Efectivamente, parece que Gowasu sabe más de lo que ha dejado ver ante Whills y Bills, y la forma que tiene de dirigirse hacia su aprendiz y de revelarle ciertas cosas en determinados momentos, no hace sino aumentar la sospecha de que quizás él tenga más que ver con Black que el propio Zamasu. Éste último, en cambio, continúa siendo la opción más evidente, con su creciente odio hacia los mortales y su aparente inquietud emocional (a la cual Goku parece no darle excesiva importancia).

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Los minutos dedicados a Trunks y Vegeta han resultado, quizás, lo más intenso del episodio. También lo más nostálgico, puesto que el nuevo entrenamiento se ha encontrado bastante respaldado por flashbacks y guiños a Dragon Ball Z: desde las transformaciones de Vegeta y Trunks (saga de Cell), hasta la apuesta de Vegeta de que Trunks llegue a golpearlo siquiera una vez (saga de Boo, cuando Vegeta y Trunks niño entrenan en la cápsula de gravedad). El clímax de este entrenamiento ha servido para motivar a Mirai Trunks y decidirse a superar tanto a Black como a su padre. Veamos si lo logra. De momento, va en camino de convertirse en el nuevo Gohan (ya que el original se encuentra dando conferencias en universidades y haciéndole moñerías a Pan).

En cuanto a la animación, ha mejorado en relación con los capítulos anteriores, pero sigue siendo regulera. Y podrían haber pensado en cortarle el pelo a Trunks en su transformación en super saiyan grado 3, en lugar de copiar tal cual su imagen de la saga de Cell (cuando llevaba el pelo largo). Parece que en el 55 sí vamos a tener animación de mayor calidad.

Poco más que comentar sobre el episodio, donde quizás lo mejor ha sido la reacción de Bills al encontrarse con Zeno. Ha sido realmente un capítulo de transición, de asentar bases para posibles futuras tramas. En el 55, y en el 56 y en el 57, parece que «la acción» va a estar especialmente centrada en Goku. Mientras no siga siendo una versión desmejorada de Luffy (One Piece), no tendré nada más que objetar. También nos presentarán a nuevos personajes, que parecen estar relacionados con el mundo de los dioses. Veremos qué tal. Por cierto, el capítulo 55 está fechado para emitirse el día 21 de agosto, por lo que la próxima semana no habrá Dragon Ball Super. Esperemos que se pase rápido.

Dragon Ball Super 53: Presentación de un nuevo ¿enemigo?

Tras el parón de una semana, es probable que todos estuviéramos esperando el nuevo capítulo de Dragon Ball Super como agua de mayo. Es probable que, en nuestras cabezas, nos hubiéramos imaginado un buen y épico combate entre Son Goku y Zamasu, el nuevo kaioshin del Universo 10 y cuyo ki parece haber sido asociado con el de Black por Whis y Bills. Es probable que, debido al título («Se revela la identidad de Black«) esperásemos conocer algo más sobre la procedencia del nuevo y misterioso enemigo que ha tomado la forma de Goku. Bueno, lamentablemente, nada de esto ha sucedido en el episodio 53 de Dragon Ball Super.

Por partes (y vienen los SPOILERS). El capítulo 52 nos había dejado con Whis, Bills y Goku dirigiéndose hacia el hogar de los kaioshin en el Universo 10. En este caso, Whis informa, se trata de un aprendiz de kaisohin muy aventajado en el combate, por lo que su formación corre a cargo de un kaioshin mayor y superior para que éste termine sucediéndole. Sus nombres son Gowasu (el maestro) y Zamasu (el aprendiz). Mientras los dioses y el saiyan se dirigen hacia su destino, los citados kaioshin charlan entre ellos. Gowasu felicita a Zamasu por su buen té, asegurándole que eso es propio de alguien que se encuentra en armonía consigo mismo. Sin embargo, no parece ser así, ya que Zamasu le confiesa a su maestro que le inquietan los mortales: por qué existen, para luego destruirse entre ellos. No logra entenderlo. Gowasu le pide paciencia a su discípulo y le intenta consolar diciéndole que acabará comprendiendo mejor a los mortales. Justo en ese momento llegan Bills, Whis y Goku. Éste último, al observar a Zamasu, se emociona pensando en su fuerza y le suplica que pelee con él. Zamasu, en cambio, se asquea por la insistencia de Goku y no comprende cómo un mortal puede estar allí, menos aún en compañía de los dioses. Mientras, Bills y Whis le informan a Gowasu de lo acontecido con Black, pidiéndole que por favor les muestre los anillos del tiempo que tienen en su posesión (recordemos que Black llevaba uno de estos anillos, lo que le permitió seguir a Trunks del futuro hasta el presente). El kaioshin así lo hace, pero Whis y Bills perciben en el proceso que Zamasu parece desconocer la existencia de dichos anillos. Efectivamente, se encuentran todos en su lugar, por lo que Whis y Bills continúan igual que al principio.

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Mientras tanto, en la Tierra, Trunks del futuo charla con Krilin sobre Gohan y su familia. Krilin le informa de que él también tiene una hija, pero se niega a revelarle a Trunks que su mujer es A18. Justo en ese momento aparece la susodicha cargando a Marron y saludando a Trunks. Éste reacciona a la defensiva, pero Krilin se interpone diciéndole que no es la misma A18 que había en su línea temporal. La androide entonces se dirige hacia el hijo de Vegeta y le dice que le debe compensar por los daños, ya que él ha asesinado a su otra yo del futuro. Para desconcierto (y posterior alivio) de Trunks, A18 le informa que sólo estaba tomándole el pelo, y se va feliz con Krilin y con Marron. Mai, a su vez, contempla embelesada a Trunks del futuro, mientras Pilaf y Shuu prometen ayudarla a conquistarlo.

De vuelta al Universo 10, Gowasu le pide a Zamasu que acepte la petición de Son Goku de pelear contra él. Así lo hace y ambos se preparan para la batalla. Para sorpresa de Zamasu, que no alcanza a entender cómo un mortal puede albergar tanto poder, Goku se transforma en super saiyan nivel 2. La pelea se da sin mayores complicaciones, con Zamasu reteniendo todos los golpes de Goku. Finalmente, éste último gana. Bills, Whis y el saiyan deciden marcharse entonces. En el camino de regreso, Bills se pregunta si no convendría destruir ya a Zamasu, ya que podría convertirse en Black. Goku le hace dudar, diciendo que él no cree que sea un mal tipo a pesar de todo. Al final, Gowasu y Zamasu continúan con su charla. El maestro espera que su alumno haya aprendido una lección al haber combatido contra un mortal como Son Goku, ante lo que Zamasu afirma. Sin embargo, sus pensamientos nos revelan lo contrario: él cree que mortales como Goku son un peligro para todos, prometiendo volver a encontrarse con él.

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Como vemos, un episodio donde sobre todo se nos desvelan nuevos personajes, pero que deja muchas incógnitas en el camino. Especialmente en lo referente al título: como decíamos al principio, nunca se nos revela la identidad de Black. Es más, ni tan siquiera aparece Black en todo el capítulo. Por lo que el misterio deberá proseguir por más tiempo,

Ahora bien, Zamasu se nos presenta como un personaje interesante. Su seiyuShin’ichirō Miki (Roy Mustang en Full Metal Alchemist o Urahara en Bleach, entre otros), tiene buena parte de culpa, con una genial interpretación y con un tono de voz que le va como anillo al dedo al aprendiz de kaioshin: a medio camino entre lo misterioso, educado y algo amenazante. A pesar de que nos presentan que su alter ego va a ser Black como una obviedad, lo cierto es que al final recae la duda: ¿es Zamasu en verdad un buen tipo, como dice Goku? ¿Y si en verdad no es él Black? Por el diseño y por lo que promete (el mismo Goku sugiere que con entrenamiento Zamasu podrá llegar a ser tan poderoso como Bills), podría acabar siendo un nuevo personaje del grupo de «los buenos». El maestro de Zamasu, Gowasu, en cambio, no lo deja tan claro. No solo porque sus pendientes sean exactamente iguales que los de Black, sino porque su presencia parece pasar más desapercibida que la de su alumno: algo perfecto si quisiera jugar al despiste mientras llega a ser Black. Sea como sea, sólo el tiempo lo dirá.

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El otro gran momento del episodio ha sido el breve (re)encuentro entre A18 y el Trunks del futuro. Con la actitud juguetona de la primera, se deja así cerrado otro capítulo en la vida del viajero del tiempo (mientras se abren otros). La aparente rivalidad que parece haber despertado en el Trunks niño hacia su contraparte vuelve a hacer acto de presencia (brevemente y como un acto cómico) frente a Mai y los suyos. Veremos hacia dónde nos dirige, y si por fin va a significar algo de madurez y crecimiento en el Trunks del presente, que falta le hace (su diseño y personalidad continúan siendo los mismos que durante la saga de Boo).

Por otro lado, la animación… vuelve a dejar bastante que desear. Lamentamos sonar repetitivos, pero apenas se le puede llamar «batalla» a lo que hay al final (durante unos pocos minutos) entre Goku y Zamasu. Los rostros también vuelven a aparecer algo deformes en algunos planos (en otros pocos primeros plano, sin embargo, pasan el aprobado). El ritmo lento (de la misma batalla) tampoco ayuda.

Poco más que añadir sobre el episodio 53 de Dragon Ball Super. El 54 promete bastante, sobre todo porque va a ser un capítulo sobre Vegeta y su hijo del futuro (cuya relación siempre ha sido algo tormentosa). Y además continuará el misterio con Gowasu y Zamasu, que al parecer emprenderán un viaje temporal hacia el futuro, a un nuevo planeta llamado Babari. Nos vemos en una semana.

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Dragon Ball Super 52: de reencuentros y «Son Gohans»

Llegamos al episodio 52 de Dragon Ball Super, y sexto de la saga de Trunks del futuro. Tras un comienzo trepidante (quizás demasiado apresurado), lo cierto es que los dos últimos capítulos han pegado un bajón de ritmo considerable. Podrían considerarse perfectamente episodios de transición, donde lo importante es construir las relaciones entre los distintos personajes y asentar las bases para las futuras líneas argumentales. ¿Cumple el capítulo 52 con esto? Vamos a verlo.

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Primero, ¿de qué trata el episodio 52? (a continuación llegan los SPOILERS para quienes aún no lo hayan visto). Como sabíamos por anteriores capítulos, Bulma y su padre se han puesto a reparar la máquina del tiempo, lo que al parecer les llevará algunos días. Sin embargo, cuentan con la ayuda de la banda de Pilaf, entre los que se encuentra una entusiasmada Mai. Trunks del presente, sintiéndose celoso de su contraparte del futuro, intenta impresionar en el proceso a la muchacha, sin mucho éxito. Vegeta, por su parte, sigue entrenando en la habitación de la gravedad, enfadado por lo que Black le ha hecho a su familia de la línea temporal alternativa. Mientras tanto, Trunks del futuro (o Mirai Trunks) intenta dormir, pero las pesadillas de Black atacando a Mai se lo impiden. Tras levantarse, acude a ver cómo va la reparación de la máquina del tiempo. Bulma le informa que por suerte ya tienen parte de la energía necesaria para el viaje (casualmente, era el líquido azul que le ayudó a obtener Monaka en capítulos anteriores) y que las reparaciones llevarán unos días más de tiempo. Trunks se tranquiliza (y sorprende) tras escuchar la rapidez con la que están logrando todo, y Bulma lo achaca a que en esta línea temporal hay mucha más abundancia de recursos. Mirai Trunks aprovecha entonces para ir a visitar a Son Gohan, que en su línea temporal fue su mentor hasta que lo mataron los androides, y tras esto Trunks nunca tuvo ocasión de agradecerle todo lo que había hecho por él. Tras preguntarles a Krilín y Piccolo el paradero del primogénito de Son Goku (el namekiano ya le advierte que Gohan no será de mucha ayuda, puesto que ahora es un hombre de familia y estudios), se dirige a buscarlo a la salida de una conferencia en la universidad. Allí, Gohan lo reconoce enseguida y lo invita a tomar un helado y a cenar a su casa, para que así pueda conocer a su familia. Al llegar al susodicho hogar, se encentra con Videl, Pan (a quienes no conocía) y con Mr. Satán (a quien sí había visto en los juegos de Cell). Mientras Gohan prepara unos trabajos y Videl prepara la cena, Satán le enseña unos vídeos de sus victorias a Trunks. Entonces el suegro de Gohan acude a ayudar a su hija, dejando a la pequeña Pan al cuidado del (ahora) peliazul. Resulta que el bebé es más o menos un pequeño monstruo que ya sabe volar y que posee una considerable fuerza, poniendo en varios aprietos a Trunks. En ese momento llega Gohan y se encuentra con la habitación semi destruida por su hija y con un Trunks algo alterado. Los tres salen fuera, donde Trunks observa a Gohan jugando con su hija y siendo un padre de familia feliz, lo que nunca pudo contemplar en su línea temporal. Este pensamiento de qué sería de su vida ahora, con Mai y Bulma, de no existir Black, hunde bastante a Trunks, hasta que les avisan de que la cena ya está lista. Tras finalizar la velada, Trunks se despide de Gohan y su familia y regresa a la Capsule Corp., agradeciéndole a su antigua maestro que le haya descubierto el motivo por el que seguir luchando: poder ver a los demás algún día así de felices en el futuro. Mientras, Videl le pregunta a su marido por qué había vuelto Trunks al pasado, a lo que Gohan responde que se le había olvidado preguntárselo. De vuelta en casa, Trunks se cambia de ropa y pregunta dónde se encuentra Goku. Los demás le indican que se ha ido con Whis y Bills a buscar a un kaio shin del universo 10, ya que habían percibido un ki similar en él al de Black.

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Como vemos, y tal como íbamos adelantando, un capítulo de escasa (o nula) acción, donde lo importante son las interacciones entre los personajes. Siempre es de agradecer que Mirai Trunks se haya acordado de Son Gohan en esta ocasión, ya que durante la saga de Cell ambos personajes apenas coincidieron. Por otro lado, es altamente probable que los fans del primogénito de Goku no estén del todo contentos con el enfoque que le están dando a este personaje. Especialmente tras la saga de la resurrección de Freezer (o Frieza), que en la versión anime mostraba a un Gohan decidido a volver a entrenar tras la muerte de Piccolo. Esto en la película que abarca el mismo arco argumental no sucedía, por lo que algunos (me incluyo) esperábamos que Toei hubiese añadido dicho escenario para intentar recuperar a nuestro Gohan favorito. Sin embargo, parece que no va a ser así, puesto que este episodio más bien parece haberse decantado por la opción de un Gohan estudiante y familiar, siendo feliz así. Para ponerle la guinda al pastel, además lo muestran como desconocedor del motivo por el que Trunks habría regresado al pasado (una conveniencia argumental total, ya que resulta forzado creer que Son Gohan no le haya podido preguntar a Mirai Trunks cómo le va la vida -con todo lo que eso supone- tras reencontrarse después de muchos años y haber cenado juntos). Es decir que, para no desilusionarnos, lo mejor será esperar una escasa (o nula, directamente) intervención de Gohan durante esta saga. Toei podría haberse ahorrado las escenas adicionales que mencionábamos durante el arco de la resurrección de Freezer, eso sí.

Cambiando de tercio: la animación. Sí, sabemos que Dragon Ball Super tiene varios episodios con animación más bien mediocre… y este es uno de ellos, al menos en nuestra opinión. Si bien hay algunos primeros planos logrados (Vegeta entrenando, Mirai Trunks en los flashbacks y en el presente llorando), lo cierto es que a nivel general el dibujo deja bastante que desear. Y como sigan adelgazando a Mr. Satán va a acabar volatilizándose. La cosa se agrava cuando vuelven a animar algunas escenas del famoso OVA «Un futuro diferente: Gohan y Trunks«, ya que ni por asomo se acercan a la calidad de ésta última, perdiendo emotividad y dejando atrás un grato recuerdo en el camino. Que por cierto, Toei sigue empeñada en hacernos creer que el pelo de Mirai Trunks fue siempre azul.

Y a falta de Black, lo mejor del capítulo ha sido definitivamente Pan. Sí, aún no nos explicamos cómo es posible que un bebé ya sepa volar (cuando al mismo Son Goten le costó aprender a hacerlo), pero en cualquier caso sirve y cumple como complemento humorístico. Está claro que, a pesar de todo, ha hecho buenas migas con Mirai Trunks… lo que nos hace pensar que este episodio ha servido fundamentalmente para ahondar más en la personalidad de este personaje y (probablemente, sobre todo ahora que se ha confirmado que la Mai del futuro sigue con vida) terminar cerrando su arco argumental con él formando su propia familia (o con vistas a hacerlo). Algo más satisfactorio que el hecho de seguir viviendo eternamente con su madre… por mucho que ésta sea Bulma.

El capítulo 53 promete grandes revelaciones y tener más acción, ya que nos presentará definitivamente a Zamasu, el aprendiz de kaio shin del universo 10, y su (posible) relación con Black. Además parece que sabe luchar, a juzgar por las escenas del adelanto en el que se lo ve peleando con Goku. Pero para poder verlo… tendremos que esperar al día 31 de julio, ya que el 24 no emitirán capítulo en Japón. Esperemos que tiempo de espera pase rápido.

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Dragon Ball Super 51: Punto de inflexión

Ya llevamos varios capítulos (cinco, en realidad) de la saga de Trunks del futuro en Dragon Ball Super, y lo cierto es que, haciendo balance, no es que haya sucedido mucho. Ahora, ¿debería sorprendernos? Si pensamos un poco en Dragon Ball Z, podíamos perdernos fácilmente cinco capítulos de la batalla entre Goku y Frieza (o Freezer, que el nombre tiene sus muchas variedades) y al volver no había pasado nada. Unos puñetazos, alguna pirueta (con suerte, bien animada) y bastante habladuría de dos chuloputas tan típicos del género shônen. No es que me esté metiendo con Dragon Ball Z para defender a Super (Kamisama me libre), pero percibo cierta tendencia a lo contrario en varios sitios. Y no, Dragon Ball Z no era ninguna obra maestra. Tampoco lo es Dragon Ball Super, claro está. Es altamente probable que en muchos casos nos estemos dejando llevar por la nostalgia, y es que un niño de unos 10 años no piensa en si Goku está mejor o peor animado, o en que la narrativa es más lenta que mi tortuga de río. Y siendo sinceros, los dibujos de ahora los hacen con un ritmo mucho más dinámico (a veces demasiado para una servidora, que los japoneses siempre han tenido un toque contemplativo, incluso en Dragon Ball, que me hace mucho tilín) que los de antaño. Es propio de la época en la que vivimos, rodeados de aparatos electrónicos y redes sociales. Todo es instantáneo.

Con esta introducción (que no tiene mucho que ver con el capítulo 51, todo sea dicho) quería aprovechar y desahogarme con esta división de opiniones (que llegan a los ataques personales, de uno y otro bando) que tanto se está dejando ver por la red. Y lo ha escrito alguien que no pudo terminar de ver las tres primeras sagas de Dragon Ball Super (las películas me parecieron que al menos estaban mejor animadas). Al menos esta cuarta me está resultando entretenida, que ya es algo.

Yendo al capítulo 51, empecemos por su argumento, que está acaparado especialmente por flashbacks (algunos sacados directamente de Dragon Ball Z, precisamente). Para quien no lo haya visto, habrá SPOILERS:

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Tal como nos dejó el episodio 50, Bulma había recordado que tenía guardada en alguna parte la máquina del tiempo en la que había llegado Cell. La primera parte del 51 la han utilizado para explicar cómo el dichoso aparato llegó hasta las manos de Bulma, quien se la había pedido a Trunks del futuro (o Mirai Trunks) antes de que éste regresara a su tiempo en la ocasión anterior. Justo tras la explicación aparecen los padres de Bulma, que se encontraban de viaje en alguna parte. El doctor Brief, viendo el panorama, se decide a colaborar con su hija para poder arreglar la máquina de Cell (que, recordemos, estaba en un estado bastante cochambroso). Vegeta y Goku, por su parte, deciden irse a entrenar (cada uno por su cuenta, ya que Vegeta parece estar cabreado por algún motivo… o, bueno, él simplemente es así la mayoría de las veces). Mientras tanto, Mirai Trunks termina de reconocer a la (nuevamente) pequeña Mai, y ambos comparten un momento (junto con el Trunks del presente) en el que el ahora peliazul le cuenta a la muchacha cómo ambos (en su versión mayor, en el futuro) peleaban contra Black. Aquí la Mai del futuro es presentada como una especie de Sarah Connor (Terminator), líder de algunos movimientos de humanos supervivientes que osan plantarle cara a la nueva gran amenaza. Evidentemente, no logran hacerle ningún daño a Black, y en estas llega Mirai Trunks al rescate. Entonces Black le explica que él se encuentra allí para acabar con la humanidad, a la que ve como una especie de creación errónea de los dioses. El hijo de Vegeta tampoco logra plantarle cara al misterioso ser, y termina huyendo con la ayuda de Mai. Terminado el flashback, re aparece Goku, ya que Kaio del Norte aún se encuentra enfadado con él por los últimos destrozos realizados a su planeta/hogar, y se niega a ayudarlo a entrenar y a darle de comer. Al final, entre unas cosas y otras, Bills y Whis comentan sobre el extraño ki oscuro de Black, ya que a ambos les resulta familiar. Whis se compromete a ponerse a investigar sobre ello.

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Como vemos, capítulo de flashbacks y que se supone de presentación de temáticas potentes que vendrán en los próximos episodios (el siguiente será de un reencuentro entre Gohan del presente y Trunks del futuro, por lo que suponemos que seguirá en la línea del 51 y se centrará más en las interacciones de los personajes). Lo mejor, como siempre, Black, al que curiosamente se empeñan en animar mejor que al propio Goku en cada episodio. En esta ocasión se nos sigue revelando más sobre su existencia, en este caso sobre sus objetivos, que parecen estar relacionados con los dioses. Poco a poco, parece irse confirmando la teoría de que Black probablemente sea un kaio shin renegado (¿Zamasu? a quien por cierto veremos en el próximo capítulo). Y poco más sobre él, aparte de una mirada de lo más inquietante a Mai (el rostro mejor animado de todo el capítulo, sin duda).

Pasando a otros personajes, en este capítulo cabría destacar el papel de Bills y Whis. Por suerte, han dejado de lado su vena cómica (aunque Bills presenta uno de los mejores gifs/momentos con pajita incluida) y han decidido ponerse serios con el tema que los ocupa. Por lo tanto, su intervención en este nuevo arco argumental (que, al parecer, tomará una vertiente de thriller o misterio) comienza a estar justificada, lo que es de agradecer.

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No sucede lo mismo con la banda de Pilaf, lamentablemente. Evidentemente, Mai sí tiene un papel importante debido a su relación con Trunks del futuro (¿madre de posible nueva generación de saiyans?), pero Shuu y, especialmente, Pilaf, sobran en casi todos los momentos en los que intervienen. Es aquí, quizás, cuando más se nota que Dragon Ball Super está dirigido a un público infantil, más aún de lo que lo estaban Dragon Ball y Dragon Ball Z.

En cuanto a la animación… pues sigue con los mismos altibajos. En general, en este capítulo ha sido bastante mediocre, notándose especialmente en comparación con los flashbacks de Dragon Ball Z, los que por cierto han decidido convenientemente poner en blanco y negro para que no percibamos el antiguo color lila del pelo de Mirai Trunks. Son estas cosas de Toei las que sí pueden llegar a resultar más molestas para el fan promedio, ya que ha resultado ser un cambio sacado de la nada y sin explicación alguna, intentando hacerlo parecer como que siempre fue así. Bueno, al menos el Trunks niño sí sigue con el pelo morado (lo que desconcierta aún más).

Para el próximo episodio, como ya adelantábamos, se espera reencuentro entre Son Gohan y Mirai Trunks, con flashbacks de Gohan del futuro incluidos. Por cierto, será mejor no esperar nada épico del Gohan del presente (al menos de momento), ya que lo que se ha podido ver hasta ahora del episodio 52 lo muestra especialmente como un hombre de familia. MUY intrigados con la figura de Zamasu y su relación con Black, eso sí.

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