Star Wars: Los últimos jedi (crítica sin spoilers)

Han pasado unas pocas horas desde nuestro primer (porque habrá más) visionado de Star Wars: Los últimos jedi (The Last Jedi, Rian Johnson), las suficientes como para ordenar algunas ideas en mi cabeza y llegar a una conclusión sobre el grado de satisfacción que deja su resolución.

Empezaré diciendo que ya era seguidora del trabajo de Rian Johnson, destacando de su filmografía Brick y la más conocida Looper. Por lo tanto, sabía que no es un director al uso, y eso se nota fundamentalmente en Los últimos jedi. Olvidaos de J.J. Abrams (por ahora, ya que regresa para hacerse cargo del Episodio IX) y de si este nuevo capítulo iba a ser un refrito de El imperio contraataca porque, guiños aparte, no tienen nada que ver.

Para empezar, la acción de la película, que se sitúa unos pocos minutos (quizás horas en el caso de la trama de la Resistencia) tras el final de El despertar de la Fuerza, es francamente distinta a lo que nos tiene acostumbrados las cintas de esta saga. No es que no haya escenas de batallas, que las hay (por cierto, una de ellas en concreto se ha convertido en mi absoluta favorita), sino que los tiempos que maneja la narrativa no son los habituales.

Así, tenemos por un lado dos tramas principales: la citada de la Resistencia contra la Primera Orden, más al uso de una cinta comercial de Hollywood y que parece que abarca unas horas o a lo sumo días; y otra que gira en torno a la Fuerza, más pausada y mística, que si me dicen que se lleva a cabo en varias semanas me lo creo.

Ambas confluyen en el tercer acto, donde se suceden varias sorpresas que seguramente desencajarán la mandíbula a más de uno y que nos deja un par de escenas para el recuerdo, no solo por su belleza visual sino además por su impacto en todo el universo de Star Wars.

Hablando de belleza, la cinematografía que maneja Johnson es probablemente lo mejor de toda la película, y en donde claramente deja más impreso su sello personal. Hay planos que se quedan en la retina (un par de ellos en concreto los tengo aún MUY presentes) y coreografías muy muy MUY bien organizadas, sin llegar a lo artificial de Darth Maul contra Obi-Wan/Qui-Gon ni a lo limitado de las peleas cuerpo a cuerpo de la trilogía original.

A la cinematografía le siguen los personajes y, con ello, las interpretaciones. No nos engañemos, Star Wars: Los últimos jedi es una película de personajes, y seguramente por ello en algunos apartados da la sensación de que no esté pasando realmente mucho. Evidentemente, sí que pasa, pero en la introducción de su psique, otra de las novedades que nos trae Johnson. En este apartado brillan por encima del resto (no necesariamente en orden) Adam Driver (Kylo Ren), Daisy Ridley (Rey) y Mark Hamill (Luke Skywalker), que se lucen especialmente. De hecho, creo que las mejores escenas (exceptuando una en concreto que me pareció bellísima, también cinematográficamente hablando) son en las que aparecen ellos, juntos o por separado.

Lamentablemente, en contraste el resto queda bastante opacado. Por ello, de las nuevas introducciones, solamente Kelly Marie Tran (Rose) parece la única que tiene algo que aportar (y además es adorable), mientras que Laura Dern (vicealmirante Holdo) y Benicio del Toro (DJ), aunque solventes como siempre, se difuminan tras dar un par de lecciones.

Los personajes de anteriores entregas (exceptuando a los citados Kylo, Rey y Luke) también sufren con esta difusión, y así por ejemplo Phasma (Gwendolyne Christie) nunca acaba de despegar y Poe Dameron (Oscar Isaac), aunque mole, me parece el personaje más arquetipo de Hollywood posible. Finn (John Boyega) y Leia (Carrie Fisher) cumplen más con su papel, aunque no les de mucho tiempo a brillar. Lamentablemente, Episodio IX iba a ser «la película de Leia», lo cual añade un sabor bastante agrio al asunto. De Snoke (Andy Serkis) mejor no diremos nada, mientras que Hux (Domhnall Gleeson) es ese personaje que adoramos detestar y que al final hasta nos da cierta lástima.

A pesar de que, como decíamos, Johnson deja su impronta en la película, Los últimos jedi no está exenta de guiños hacia los fans de toda la vida, y alguno de ellos es probable que mueva a más de uno a las lágrimas. De todos modos, no nos pareció que las referencias a las anteriores películas (incluyendo a las precuelas, por cierto) eclipsaran nada, así que por mí todos son más que bienvenidos, y añaden asimismo una cierta área gris a la mitología de Star Wars que en mi opinión era muy necesaria.

De este modo, llegamos a un panorama donde lo que es bueno y qué es malo no queda del todo claro y al final no sabes muy bien a qué personaje apoyar, ataques de nostalgia aparte. Esa ambigüedad y esas tonalidades grises pensamos que pueden llegar a dar muchísimo juego de cara al noveno episodio, si Abrams sabe jugar bien sus cartas (el hecho de que haya halagado el guión de Johnson es para mí una buena señal en este sentido).

En definitiva, y a falta de digerir más aspectos de la cinta y de superar más visionados (que conllevarán análisis, desde luego uno de Kylo ya está en el aire), sabemos que esta película va a crear divisiones entre los fans, lo cual es sinónimo de que arriesga, pero en donde más brilla es en su hermosa cinematografía y en la profundización de algunos de sus personajes. Kylo Ren y Rey se comen la cinta, Johnson podría hacer dos horas de ellos dos mirándose y no nos cansaríamos (la química entre Ridley y Driver también tiene buena parte de culpa).

P.D.: Sobre los nuevos animalitos para vender merchandising, la verdad es que apenas se nota su presencia, así que están bien.

P.P.D.: Si Rian Johnson sale un día (si no lo ha hecho ya) diciendo que es fan del anime o de los videojuegos procedentes de Japón, me lo creería.

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