Japoneando Anime: Totsukuni no Shoujo (La pequeña forastera)

La pequeña forastera (Totsukuni no Shoujo とつくにの少女) es en realidad un manga (no tiene adaptación al anime, al menos por ahora) escrito y dibujado por Nagabe, un «mangaka» (漫画家 dibujante de cómics) no muy conocido fuera de las fronteras niponas, pero con un estilo y sensibilidad únicos, que se exponen perfectamente en la obra que nos ocupa.  Para los más interesados, comentaros además que recientemente ECC Ediciones ha lanzado el primer tomo a la venta en España, el cual realmente os recomendamos porque es una delicia.

El argumento de partida es simple: el mundo se encuentra dividido por una frontera o muro que separa a los del interior de los del exterior en base a una maldición antigua que torna a las personas en monstruos al ser tocados por uno de ellos. Los malditos no sienten dolor, ni frío ni calor, tampoco está claro actualmente si son inmortales (desde luego es lo que parece) ni cuál es exactamente su naturaleza. En medio de este panorama, la niña Shiva vive con el Doctor, una de estas criaturas malditas.

Cuando Japón se interesó por la mitología celta

Probablemente varios de los que están leyendo esta entrada conocen ya La esposa del hechicero (Mahô Tsukai no Yome 魔法使いの嫁), un manga y ahora también anime realizado por Wit Studio que, a simple vista, abarca una temática muy similar a la de La pequeña forastera. Decimos «a simple vista» porque en realidad son más las diferencias que las similitudes entre ambos títulos, sobre todo a medida que se va avanzando en la historia (no queremos destripar nada, pero el giro que ha tomado el manga de La esposa del hechicero en los últimos capítulos no acaba de agradarnos, aunque hay que esperar a ver cómo se desenvuelven los acontecimientos).

Lo que parece confirmar la existencia de ambas obras es el creciente interés que parece tener al menos un sector de la sociedad japonesa por la mitología celta, la cual, esta vez sí, es el elemento base en las dos historias.

Por ejemplo, y al contrario que con La esposa del hechicero, en La pequeña forastera no tenemos a nuestra protagonista rodeándose de todo un catálogo de criaturas sacadas de la saga Harry Potter (de hecho, los personajes en este manga son mínimos, siendo precisamente una obra centrada en esta característica), siendo la ambientación lo que resulta más europeo-medieval. Incluso el estilo de dibujo llegados a este punto parece sacado de un cómic de algún artista europeo.

Sin embargo, el acercamiento que hacen a esta mitología parece cuanto menos cuidadoso y respetuoso, pero es que además en el caso de La pequeña forastera se le suman una sensibilidad y una mirada muy «nipona», muy del estilo de autores literarios como Hiromi Kawakami (El cielo es azul, la tierra blanca), con su percepción reflexiva y neutral.

Hacemos especial hincapié en lo de neutral porque, en capítulos más avanzados, aparecen nuevos personajes en esta obra que al lector probablemente le darán ganas de tirar a un río con una piedra atada, pero que sin embargo el autor los deja pulular libremente por sus páginas. No juzga, como decíamos, un elemento muy característico de la literatura japonesa, lejos de influencias de religiones que tienden a dividir el mundo entre el bien y el mal, justamente, el blanco y el negro.

Influencias de otras culturas

Sí hay, sin embargo, una clara división entre «el mundo bueno» (del interior) y «el mundo malo» (del exterior) en la narrativa, pero ésta forma parte de la historia, no del juicio del autor (ni tampoco del lector, que probablemente simpatizará más con «los malditos»). Quizás este aspecto de la historia sí está más influenciado por religiones occidentales, existiendo una división clara e infranqueable entre la sociedad de dentro y la de fuera.

En un punto incluso dos soldados llegan a hablar de la posible culpa de los inmigrantes a la hora de la nueva ola de contagios, algo que lamentablemente se encuentra muy en boga en la sociedad actual a nivel mundial. El caso japonés en particular tiene cierto sector de su población que puede ser considerada como xenófoba, teniendo también vocablos despectivos para dirigirse a los extranjeros (siendo el término más conocido el de «gaijin » 外人, aunque no siempre es utilizado de forma despectiva).  En cualquier caso, como decíamos, por desgracia este aspecto se encuentra actualmente presente (más de lo deseado) en todas las sociedades.

Cambiando de tercio, el nombre de la niña protagonista, Shiva, hace referencia a la diosa hindú que forma parte de su trimurti, trinidad divina, en la cual es la figura destructora del universo. Casualidad o no, el personaje de La pequeña forastera es el detonante (en principio, o eso creen…) de la nueva ola de contagios que asolan al mundo interior. Hasta la fecha, es una constante en la obra que la sociedad crea que Shiva está contagiada por el mundo exterior.

Como curiosidad, Shiva es el único personaje en toda la obra (también hasta la fecha) que tiene nombre propio, siendo su acompañante simplemente conocido como «el Doctor» (en la versión japonesa «sensei», 先生, que puede ser traducido como maestro o doctor en el sentido de alguien muy conocedor de cierta materia) y su pariente como «la tía» en la traducción española y «abuela» en otras versiones. El pueblo del interior de momento ni tan siquiera tiene nombre, ni a nivel local ni los que en él habitan.

En conclusión

Nos encontramos ante una obra algo atípica, aunque no deja de resultar familiar para los que sean seguidores de mangas o animes que no se limiten al shônen/shôjo de turno y/o cierta literatura proveniente de Japón. Si crees solo al ver la portada que vas a encontrarte con una copia de La esposa del hechicero, piénsatelo de nuevo, porque en lo personal creo que lo que vas a encontrar es una mirada, a medio camino entre Oriente y Occidente, de ciertos aspectos de la mitología celta envueltos por una historia acogedora y repleta de sensibilidad. Por nuestra parte resulta imperdible.

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