Dragon Ball Super 63: Y vuelve Vegeta…

Últimamente pareciera que Dragon Ball Super estuviera llena de altibajos: en su narrativa, en el guión y, por supuesto, también en la animación. Tras un capítulo 61 bastante espectacular, vino un episodio 62 más pausado. Ahora, el capítulo 63 vuelve a tomar las riendas y se torna en uno que equilibra bastante bien la acción con el diálogo y la historia. Veamos porqué.

¿De qué trata Dragon Ball Super 63 (vienen SPOILERS)? Una vez Vegeta ha terminado de entrenar en la sala del espíritu y el tiempo, y Goku ha aprendido la técnica Mafuba, ambos regresan al futuro de Trunks junto a Bulma. Mientras tanto, en dicha línea temporal, el primogénito de Vegeta se recupera de sus heridas de su último enfrentamiento contra Black y Zamasu. Al despertar lo atiende Yajirobee, quien le dice que Mai se ha ido a la guarida de los dos enemigos para intentar abatir a Black. Efectivamente, la muchacha y dos miembros de la rebelión esperan poder abatir al impostor en el cuerpo de Goku con una bala especial que les dejó la Bulma del pasado antes de regresar a su tiempo. Curiosamente, Mai acierta en el disparo, pero, aparte de tumbarlo y un ligero abatimiento, apenas le hace nada a Black, quien se dispone a contraatacar. En ese momento llega Trunks, quien vuelve a transformarse en… pues en lo que sea que se transforme (todavía no han explicado nada) y logra dejar momentáneamente K.O. a Black. Mientras pasa a encargarse de Zamasu, éste se recupera y atraviesa a Trunks por la espalda.

La cosa no pasa a peores porque justo en ese momento y lugar aterrizan Vegeta, Goku y Bulma. Al verlos, Black automáticamente destruye la máquina del tiempo, mientras Goku se da cuenta de que se había dejado dentro de la misma la tinaja para realizar el Mafuba. Mientras Vegeta le echa la bronca a Goku, Black y Zamasu se dan cuenta de que nadie los está escuchando (Bulma en seguida fue a esconderse). Para añadir más gente a la fiesta, aparecen también Gowasu y el Kaisohin del Universo 7 usando el anillo del tiempo, quienes intentan hablar con Zamasu, reprochando sus actos. Algo que por supuesto resulta inútil, ya que Black intenta acabar (de nuevo) con su antiguo maestro. Vegeta y Goku lo impiden, ya transformados en super saiyan blue, y ambos deciden quién será su oponente: Vegeta irá a por Black, mientras Goku se encargará de Zamasu. La trepidante pelea comienza y, para sorpresa de Black y Zamasu, Vegeta se ha vuelto mucho más fuerte, poniendo en serios aprietos al enemigo. Goku tampoco se lo deja fácil a Zamasu, quien no tiene nada que hacer contra nuestro protagonista (inmortalidad aparte).

Mientras tanto, Bulma saca de una de las cápsulas una especie de garaje-laboratorio, donde se dispone a reparar la máquina del tiempo lo más rápido posible. Justo en ese momento llegan Trunks (ya recuperado) y Mai, a los que Bulma pide que reparen la tinaja para el Mafuba (con pegamento, cómo si no).

El capítulo termina con Vegeta dándole para el pelo a Black, echándole en cara que su mayor error es que, habiendo robado el cuerpo de Goku, no sabe utilizarlo (vamos, lo que le pasaba a Ginyu). Para terminar con un momento épico de «yo soy el príncipe de los saiyans«.

Podríamos resumir este episodio en: Vegeta mola. Mucho. Y ya. En realidad, a pesar de que yo siempre he sido más partidaria del príncipe de los saiyans, la serie deja una sensación extraña si comprobamos que saben sacarle mucho más jugo al personaje de Vegeta que al del propio Goku, quien nuevamente ha quedado a la altura de «un nuevo Luffy» (lo de la tinaja es realmente para echarse las manos a la cabeza). A pesar de todo, sigo creyendo que Goku será quien de el golpe de gracia al enemigo, como suele pasar (lo ideal sería que lo hiciera Trunks). Aunque, visto cómo se presenta el capítulo siguiente y las posibilidades que ofrece, quizás deberíamos ir pensando en Vegetto como oponente final de Black y Zamasu (fusionados o no).

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Si hay algo para destacar en este capítulo de Dragon Ball Super es la animación. Durante la primera mitad ésta continúa siendo bastante mediocre, pero en cuanto dan inicio las peleas la cosa da un giro de 360º y nos encontramos con un dibujo casi perfecto, y eso en Dragon Ball Super es mucho. Por una vez (al menos en bastante tiempo) hemos visto a un Vegeta expresivo, con la mala leche que lo caracteriza, musculoso y bien dibujado. Y que además pelea bien, con movimientos fluidos y elegantes. Goku no se queda atrás, aunque la pelea contra Zamasu da menos para lucirse. En cuanto a Trunks, esperamos que no se quede relegado a un puesto secundario de «reparador de tinajas» y continúe también repartiendo leña, que su nueva transformación (aún no explicada) se supone que es al menos tan poderosa como las de Goku y Vegeta. Pero, lo dicho, que lo que más se huele en el horizonte (al menos por ahora) es a Vegetto. Por cierto y hablando de Trunks, es un guiño gracioso que le hayamos visto realizar la técnica Cañón Garlick.

En definitiva, nos encontramos ante un ben capítulo, sobre todo en lo referente a la animación y para los estándares a los que nos tiene acostumbrados Dragon Ball Super. El siguiente episodio nos tiene preparada una «sorpresa» gorda (que yo no lo es tanto porque nos la han mostrado en el avance). Esperando que pase rápido la semana.

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Dragon Ball Super 62: Todos reunidos de nuevo

El anterior capítulo de Dragon Ball Super había sido uno de esos con final apoteósico, donde sucedían grandes revelaciones y en donde Goku (AL FIN) se ponía serio. No obstante, como decíamos, el punto álgido fue su final: ¿qué le había pasado a Trunks? Si esperabáis encontrar respuesta en este episodio 62… pues bien, toca seguir esperando.

¿De qué trata, entonces, el capítulo 62 de Dragon Ball Super (ahora vienen los Spoilers)? El episodio da comienzo con una nueva (supuesta) transformación de Trunks plantando cara a Black y Zamasu. A pesar de que logra darles un par de golpes, lo cierto es que rápidamente Black logra sobreponerse y parece que la victoria no está tan cerca. Viendo el panorama, Trunks le dice a su padre que él retendrá a Black y a Zamasu mientras ellos regresan al pasado y hallan alguna forma de poder acabar con ellos. Vegeta al principio duda, pero acaba accediendo y huye junto a un malherido Goku y Bulma. Antes de irse, le da las habichuelas mágicas a Mai, quien jura cuidar de Trunks.

De vuelta a la línea temporal del presente, Goku se cura en una cápsula especial, mientras Bulma se enfrenta a Bills debido a que su teoría de que al haber matado a un aprendiz de kaioshin en una línea temporal habría alterado al resto había resultado errónea. Bills se excusa diciendo que era una mera hipótesis y que lo que ocurra en líneas temporales distintas a la suya no le concierne. Dicho esto, se marcha con Whis. En ese momento aparecen Trunks y Goten, quienes quieren unirse a la lucha (a lo que Bulma se muestra reticente). Del mismo modo aparecen Chichi y Gohan, quienes momentos antes estaban preguntando a Krilin si conocía el paradero de Goku (ya que lleva días sin pasar por su casa y no avisó de nada). El susodicho y Piccolo también llegan a la Capsule Corp., preocupados asimismo por cómo está yendo todo el asunto con Black. Bulma trata de relajar a todos haciéndose como que no sabe la mitad, cuando en medio de todo el panorama aparece Goku con vendajes. Chichi acude a él preocupada, pero éste le comenta que ya se encuentra mucho mejor… y con hambre.

Una vez todos reunidos a la mesa, mientras Goku come, Bulma les cuenta a todos cómo es que ha surgido Black y su vínculo con Zamasu. Ante la inmortalidad de Zamasu y el creciente poder de Black, Vegeta se pregunta qué pueden hacer. Entonces Piccolo tiene una idea: Mafuba (para quienes no lo recuerdan, es la técnica que utilizó Kame Sennin para encerrar a Piccolo Daimaô en una tinaja). Con el Mafuba, podrían encerrar para siempre a Black y a Zamasu. Goku queda entusiasmado con esta nueva posibilidad, y acude raudo y veloz (mediante teletransportación) a la Kame House, antes de darle la oportunidad a Piccolo de hacerle una demostración.

Ya en la Kame House, Goku le pide a su antiguo maestro que le enseñe a hacer la técnica, a lo que Roshi le advierte de los peligros que ello conlleva. Así, Goku pasa toda una noche practicando con la pobre tortuga, a la que al final logra meter en la tinaja. Mientras tanto, Bills y Whis vuelven a visitar a Gowasu. Bills se encuentra sorprendentemente cabreado, y sigue excusándose con que él no puede hacer nada en líneas temporales alternativas (lo tienen prohibido). Nos obstante, Gowasu, sintiéndose responsable como anterior maestro de Zamasu, se ofrece para ayudar en lo que pueda. Y así termina el capítulo 62 de Dragon Ball Super.

Lo cierto es que, tras haber tenido un final tan épico en el episodio anterior, este nuevo capítulo pega un bajón de ritmo considerable. No solo porque no se explica nada sobre la transformación de Trunks (¿quizás para el próximo?), sino porque lo poco que vemos de pelea contra Zamasu y Black es bastante…. mediocre. Y es que desde luego con la animación en este capítulo no se han lucido nada (o sí lo han hecho, pero para mal): movimientos acartonados, caras mal dibujadas, la transformación de Trunks que no se sabe ya si es un super saiyan 1, 2 o qué, y un largo etcétera. Por suerte, parece que el episodio 63 tendrá una mejor animación. Y es que solo el avance del próximo capítulo ya está mejor dibujado que el resto.

Pero no vamos a comentar solamente lo malo. El ritmo más pausado (en comparación con el capítulo 61) era probablemente necesario debido a que nos encontramos ante un episodio más reflexivo. Y es aquí cuando llega el momento estrella de la semana: la ocurrencia de Piccolo con el Mafuba, técnica que había sido totalmente olvidada desde la era de Dragon Ball (sin la Z y sin nada detrás). Bien es cierto que el Mafuba se había visto poco efectiva contra Piccolo Daimaô, por lo que no sabemos cómo podrán hacer contra alguien con un poder mucho más superior que el de aquél. Pero quizás ahí está «el riesgo» del que habla Kame Sennin hacia el final del capítulo: ¿se sacrificará alguno de nuestros héroes (recordamos que el propio Muten Roshi se sacrificó contra Piccolo padre)? Dado el tono mucho menos dramático del que hace gala Dragon Ball Super, es algo que hoy por hoy dudamos que llegue a pasar, pero nunca se sabe…

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Como referencia especial, agradecemos la (breve) reaparición de un Gohan que no hace mucho más aparte de preocuparse. Pero algo es algo. Al menos no ha quedado ignorado como sucediera con el torneo del Universo 6. Eso sí, si había alguna (pequeña) esperanza de que el primogénito de Goku pudiera participar de alguna forma, ésta ha quedado nuevamente machacada.

En definitiva, capítulo donde se reúnen nuevamente todos los personajes (algo que de por sí se agradece), que además conlleva un cierto toque de nostalgia (especial mención al breve entrenamiento de Goku con Roshi), pero dejando totalmente de lado al Trunks del futuro y su peculiar nueva transformación. El episodio 63 promete más acción y mejor dibujada. Lo veremos la semana que viene.

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Dragon Ball Super 61 (y 60): Goku por fin despierta

Primero de todo queremos disculparnos por la ausencia de nuestra reseña del capítulo 60 de Dragon Ball Super. La verdad que ese episodio me decepcionó bastante, en el sentido de que prometía mucho y al final no aportó prácticamente nada (que la escena más comentada fuese el «beso» de Trunks a Mai dice mucho del contenido; aunque por otro lado… creo que es la primera vez que hay un beso en Dragon Ball). Volviendo al tema, el capítulo 61 de Dragon Ball Super se redime sustancialmente por la falta de contenido de su predecesor; aunque la primera mitad también es bastante pausada. Veamos (aquí vienen los SPOILERS).

¿De qué trata el capítulo 61 de Dragon Ball Super? El 60 nos había dejado con la revelación de Black de que en realidad él era Zamasu… dentro del cuerpo de Goku. Evidentemente esto deja perplejo a nuestro protagonista, que entonces pregunta por qué hay dos Zamasus. El susodicho se explica: en una línea temporal alternativa Zamasu llegó a matar a su maestro para posteriormente presentarse en la línea temporal del Trunks del futuro, donde Zamasu nunca había llegado a conocer a Goku (puesto que había muerto por la enfermedad del corazón). Este Zamasu del futuro se encontraba sirviendo té a su maestro, cuando llega el Zamasu del pasado alternativo y asesina también a este Gowasu. Entonces le dice a su alter ego que son la misma persona y que busca aliarse con él para «purificar» el universo de mortales. Ambos sellan el acuerdo con un abrazo. El Zamasu del futuro entonces le pide a las super dragon balls la inmortalidad, y un año más tarde solicitan su propia destrucción.

Tras esto, la batalla continúa contra Goku, quien se ve acorralado por Zamasu. El kaioshin entonces le dice si sabe qué le pasó a su familia en el pasado alternativo donde surgió Black: ese Zamasu, que había matado a su maestro, pidió a las super dragon balls que le intercambiasen el cuerpo con Goku, quien en ese momento se encontraba trabajando en el campo con Goten. El dragón así lo hace y Goku aparece confuso (y ante un atónito Goten) con el cuerpo de Zamasu. El kaioshin, ahora en el cuerpo de nuestro héroe, se presenta ante ellos y los asesina, incluyendo a Chichi. La revelación enfurece a Goku, que pega tal subidón de poder que logra tumbar momentáneamente tanto a Black como a Zamasu. Sin embargo, Black se recupera rápido y le asesta un ataque a Goku que lo deja prácticamente K.O.

En ese momento Trunks del futuro le pide a su padre que lo deje a él plantarle cara a Zamasu y Black, a lo que Vegeta argumenta que no tiene ninguna `posibilidad. Aún así, Trunks se lanza contra ellos, siendo efectivamente vapuleado por ambos enemigos. Zamasu y Black entonces le dicen que todo lo que está sucediendo es culpa suya: si no hubiese viajado al pasado para alterar el tiempo, Goku no se hubiera salvado y nada de esto estaría pasando. Todas estas palabras, junto con el deseo de poder proteger a todos, consiguen que Trunks se enfurezca hasta tal punto de obtener una nueva transformación, con la que planta cara a Zamasu y Black, jurando matarlos.

Vamos a ser claros: el episodio, desde el punto de vista de un fan de Dragon Ball (que gusta de acción y momentos épicos) cumple. CUMPLE CON CRECES. Tenemos por un lado toda la identidad de Black revelada y explicada, junto con el ENORME momento final protagonizado por Trunks.

Ahora, también es cierto que la explicación del surgimiento de Black, aparte de confusa (ya lo advirtió Toriyama), peca de algo incoherente en algunos aspectos, o quizás todas las preguntas sean propias de la misma confusión. Por ejemplo, ¿no se supone que las super dragon balls son las esferas de dragón definitivas de todos los universos? Entonces, ¿por qué pueden destruirse unas y que sigan existiendo las otras? ¿Por que´cada una solicita deseos diferentes en distintos momentos? Si las super dragon balls existen en cada línea temporal y en cada universo, ¿cuál es la diferencia entonces con las de, por ejemplo, Namek, aparte de tener un dragón más brillante? Como decía, preguntas que van surgiendo y que son, quizás, producto de no saber todavía lo suficiente sobre el funcionamiento de todos los universos y líneas temporales en Dragon Ball.

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Por otro lado, tenemos que comentar EL momento de todo el episodio: por fin Goku deja de ser Luffy y vuelve a ser Goku. Creo que no hemos visto a un Goku tan molón desde su transformación en super saiyan 3 contra Buu gordo. Este Goku vuelve a repartir leña y se deja de estupideces y caras de pasmado. Es hora de ponerse serios y dejar cada cosa en su lugar. Lástima que aún así acabe siendo derrotado (con lo que la sensación de amenaza de Zamasu y Black aumenta), pero esperamos que a partir de ahora (al menos en lo que queda de saga) Goku siga por esta línea.

Queda comentar algo sobre la animación… Bueno, seamos sinceros, el capítulo ha estado genial y nos ha emocionado, pero la animación no hay por dónde cogerla. Es cierto que mejora notablemente en la segunda mitad (al igual que el ritmo y la narrativa), pero hay escenas donde los movimientos y poses de Black y Zamasu son totalmente acartonados. Bueno, al menos el momento transformación de Trunks se lo han trabajado (para el nivel al que nos tienen acostumbrados en Dragon Ball Super). Eso sí… ¿qué carajo es exactamente en lo que se ha transformado Trunks? ¿Un super saiyan nivel 2 bien hecho (no recordamos que hayan dibujado bien el nivel 2 de Trunks en ni un solo episodio, a diferencia del manga)? ¿Una aproximación a Broly? Lo sabremos mejor en el próximo capítulo, el cual por cierto nos deja ver que volverán a aparecer personajes como Krilin y Piccolo. Ya era hora.

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Dragon Ball Super 59: Bills entra en acción

Tras el parón de una semana en Japón, vuelve como siempre Dragon Ball Super con su capítulo semanal. Lo hace con un episodio 59 algo pausado, especialmente en su primera mitad, pero que pega un subidón de ritmo hacia el final, gracias especialmente a la intervención de Bills (que se estaba haciendo desear).

¿De qué trata el capítulo 59 de Dragon Ball Super? (atención, SPOILERS). Tal como había terminado el 58, Goku, Whis, Bills y Kaioshin habían decidido viajar hasta el Universo 10 para hacerle una visita a Gowasu y a su discípulo, Zamasu, tras haberse enterado de que éste último había estado preguntando por las super dragon ball y por Son Goku. Justo en ese momento había hecho acto de presencia el susodicho. Ambos, maestro y alumno, muestran su sorpresa por la presencia del saiyan y de los dioses en su morada. Goku entonces le reclama a Zamasu una revancha por su última pelea, a lo que Zamasu no se niega. Sin embargo, Whis objeta diciendo que es de mala educación interrumpir el té de alguien, por lo que nuestros protagonistas se marchan, no sin antes hacer una parada a medio camino para que puedan vislumbrar (sin que Gowasu y Zamasu se enteren) qué es lo que hacen los kaioshin del décimo universo.

Mientras tanto, de vuelta a la Capsule Corp., Vegeta sigue entrenando mientras Bulma revisa la máquina del tiempo. Trunks del futuro (o Mirai Trunks), a su vez, medita apesadumbrado sobre el hecho de haber tenido que dejar a Mai atrás. La banda de Pilaf lo observa e idean un plan para que la Mai niña actúe en ese momento aprovechando que Trunks adulto se encuentra vulnerable. La joven se niega, pero justo en ese momento llega el Trunks del presente y lo reta a su contraparte, diciendo que tal como está no va a poder proteger nunca a Mai.

En el futuro nos encontramos a Black y a Zamasu en una bucólica casa de campo (la única que debe de quedar en la Tierra). Black habla sobre darle el golpe de gracia a Son Goku la próxima vez, a lo que Zamasu objeta que, si lo hace, se quedará sin rivales con los que poder luchar. Esto apena a Black, quien además rechaza la oferta de Zamasu de pedirle la inmortalidad a las super dragon balls. Él lo que quiere es continuar luchando contra fuertes oponentes.

De vuelta al Universo 10, Zamasu le sirve el té a su maestro y se excusa de probarlo, mientras Gowasu se prepara para saborear su merienda. A su vez, Whis, Bills, Kaioshin y Goku observan desde lejos cómo Zamasu se dispone a matar a su maestro con un ataque por la espalda. Así se confirma, con lo que Whis retrocede en el tiempo unos pocos minutos: Gowasu vuelve a estar con vida y ya tienen las pruebas suficientes en contra de Zamasu. De este modo, todos se presentan repentinamente y de nuevo ante los kaioshin del Universo 10 y logran detener el inminente asesinato de Gowasu. Zamasu, sabiéndose descubierto, y escuchando de la boca de Whis que en un futuro sus planes se harán realidad, se lanza a atacar, pero Bills lo detiene y lo fulmina en el acto. En teoría, el Zamasu del presente ya no debería ser una molestia.

De nuevo en la Capsule Corp., Trunks del futuro da por finalizado su enfrentamiento contra su mini yo, diciendo que por fin entiende lo que quería decirle, agradeciéndole por todo. Justo en ese momento regresan Bills, Whis y Goku, quienes informan de lo acontecido en el Universo 10. Bills le dice a Trunks que, probablemente, debido a la desaparición de Zamasu en el presente, el futuro se habrá visto alterado y Black ya no debería estar causando altercados. Trunks lo duda, debido a que la derrota de los androides en el presente no cambió en nada su línea temporal, pero Bills insiste en que la divinidad funciona de otra forma. Con esta duda, tanto a Trunks como al espectador, nos deja el capítulo 59 de Dragon Ball Super.

Capítulo que, si bien nos brinda algún que otro buen momento (como decíamos, con la ansiada intervención de Bills alcanza su cenit), transcurre sin contarnos nada especial. Y sobre todo, y volviendo a la desaparición de Zamasu por parte de Bills, se nos hace también algo… anticlimática. Por parte del dios de la destrucción su entrada en acción es fantástica, brindándonos uno de esos momentos que son totalmente cool. Sin embargo, en cuanto a Zamasu, se vuelve todo lo contrario: nos han estado presentando a un villano que, quitando su versión futura, se ha visto derrotado en cuestión de segundos. Creo que nunca había pasado algo semejante con ningún otro villano en la serie (cuestiones humorísticas y algunos villanos de la primera etapa de Dragon Ball aparte). Esto produce que nos quedemos con una sensación de «¿tanto para esto?» que no le hace muy bien al intento de darle un tono más dramático a esta saga.

Lo que nos lleva a nuestro siguiente punto: ¿ha sido este realmente el fin de Zamasu (el del presente)? ¿Y si le hubiera dado tiempo a viajar al futuro y haberle pedido la inmortalidad a las super dragon balls antes de regresar para servirle el té a su maestro? Esto supondría asimismo una bajada de guardia por parte de Bills y Whis, lo que los dejaría (momentáneamente) fuera del ring, con lo que la amenaza se tornaría (al menos también momentáneamente) más real. Como decimos, esto es solo una teoría de nuestra parte, pero por otro lado supondría que la derrota definitiva de Zamasu podría al menos ser un poco más… épica. O menos instantánea.

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Realmente hay poco más que comentar sobre este capítulo. La interacción entre ambos Trunks siempre es de agradecer, pero en lo personal la hemos visto algo forzada (¿qué es exactamente lo que Trunks niño pretende del mayor? ¿Que se vuelva más fuerte? ¿Que deje de estar deprimido? ¿Que deje de hacerle sombra? No queda del todo claro).

El próximo episodio, en cambio, promete y mucho. No solo en cuanto a animación, que al menos en el resumen parece que vuelve a ser más que aceptable (por cierto, en este capítulo cumple sin más, con aprobado raspado), sino en cuanto a trama: ¡al fin conoceremos la verdadera identidad de Black! Y, por lo poco que adelantan, ¿al final no será una versión maligna de Son Goku? Eso, unido a que la propia Bulma viajará esta vez al futuro, solo hace que auguremos un episodio la mar de emocionante. Este domingo tenemos, de nuevo, una cita con los Guerreros Z.

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La amistad en Dragon Ball

Cuando pensamos en Dragon Ball, se nos vienen a la mente conceptos como luchas eternas (y épicas, no hay que negarlo) y la autosuperación por encima de todo. Sin embargo, se tiende a pasar por alto que uno de los rasgos que más definen a Dragon Ball (y a prácticamente cualquier shônen) es el valor de la amistad, aún por encima del amor romántico e incluso familiar.

Dragon Ball (y, en menor medida, Dragon Ball Z) ya nos muestra esto a través de su protagonista, Son Goku. El niño que creció solo (desde la muerte de su abuelo) en el monte Paoz acabó cruzándose con gente de todo tipo y condición y con la que acabaría teniendo una amistad de esas que duran toda una vida. Es normal si lo pensamos, puesto que el carácter de Goku, afable y fiel a los suyos, provoca el establecimiento de este tipo de relaciones.

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La chica y el mono

Convendría empezar por la primera relación de toda la serie, que dio inicio a la misma: la de Goku y Bulma. Su encuentro fue puramente fortuito, ya que la muchacha se encontraba buscando las bolas de dragón con el radar (de invención propia)… y justamente una la tenía en posesión Goku como recuerdo de su fallecido abuelo. Así, y tras una presentación algo accidentada, ambos se embarcan en la búsqueda del resto de las esferas: Bulma para pedirle al dragón un novio guapo y Goku para poder recuperar su bola de cuatro estrellas una vez se haya invocado al dragón Shenron.

Pero este encuentro supone muchísimo más para ambos personajes. Para Goku, el descubrimiento de un mundo totalmente nuevo (nunca había tratado con una persona que no fuera su abuelo y siempre había permanecido en el monte Paoz); para Bulma, el inicio de una serie de increíbles aventuras y el establecimiento de una amistad verdadera con quien, desde aquel momento, salvaría su hogar en multitud de ocasiones. Lamentablemente, la mayor parte del fandom suele pasar por alto la amistad entre estos dos personajes, cuya confianza mutua es enorme y que perdura hasta Dragon Ball Super (de hecho, vuelve a recuperarse un poco a la Bulma y los chistes picantones con Goku -quien no se entera de nada- en esta parte de Dragon Ball). Normalmente los fans tienden a fijarse más en las relaciones románticas de ambos personajes (especialmente en la de Bulma y Vegeta), pero lo cierto es que sin el encuentro Goku y Bulma nunca habría existido la historia de Dragon Ball.

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El monje y el pueblerino

La relación amistosa que sí suele ser considerada por la mayor parte del fandom de Dragon Ball es la de Goku y Krilín. No es para menos: ambos se conocieron cuando entrenaban bajo las órdenes de Muten Roshi y lo que comenzó siendo una rivalidad (al menos por parte de Krilín), terminó convirtiéndose en una larga y bonita amistad. Al contrario que pasa con Bulma, la relación de Goku y Krilín, que también dura toda una vida, sí se encuentra en el foco de varios miembros del fandom e incluso dentro del propio manga. Al fin y al cabo, son las muertes de Krilín las que siempre llevan a Goku a actuar e, incluso, lograr su transformación en super saiyan contra Freezer/Frieza.

En realidad, si nos andamos sin rodeos, esta amistad no es tan importante para la historia como la de Goku y Bulma (momento citado del super saiyan aparte), pero sí sirve para poner de manifiesto que para Goku los amigos están por encima de todo. Además, Krilín fue el primer luchador con quien Goku logró tener una verdadera conexión en dicho ámbito (la pelea), como así se demostró en el entrenamiento con Muten Roshi y más tarde con los distintos torneos de artes marciales.

El príncipe y el plebeyo

Probablemente, para el final de Dragon Ball Z (y más aún en Dragon Ball Super), la persona con la que Goku ha logrado tener mayor conexión a nivel combates y entrenamientos sea, sin lugar a dudas, Vegeta. A diferencia de Bulma, que no lucha, y de Krilín, quien disfruta de las artes marciales pero no entiende el espíritu guerrero de los saiyans, Vegeta es igual de combativo (y fuerte, puesto que son de la misma raza) que Goku. Esto hace que sean las dos últimas Coca-Colas en el desierto. Justamente, ambos son, al final de la serie, los dos únicos supervivientes de su raza (mestizos y hermanos desaparecidos aparte). Por eso la ,mayor parte del fandom se centra tanto en Goku y Vegeta, porque es con lo último que nos deja Dragon Ball Z (que Dragon Ball Super sea «El show de Goku y Vegeta» también contribuye).

Preferencias aparte, lo cierto es que la relación entre Goku y Vegeta es (al menos para quien esto escribe) una de rivalidad y respeto mutuos más que de verdadera amistad. No se puede negar que ambos se llevan bien al final de la serie (después de haberse intentado matar en varias ocasiones, es un gran logro), pero no es comparable a lo que une a Goku con Krilín o con Bulma. Con Vegeta es el puro vínculo del guerrero, del que es apasionado de algo y comparte dicha pasión con otra persona. Lo cual no le quita ni le añade mérito, simplemente puede ser visto como otro enfoque.

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El dios y el mortal

No, no vamos a hablar de Zamasu. Si hay otra relación de amistad en Dragon Ball que sea pasada por alto (aún más que la de Goku y Bulma) es la de nuestro protagonista… y Kaio (del norte). Pensándolo bien, Kaio sería firme candidato a ocupar el puesto de ser más importante en la vida de Goku. ¿Que no? ¡Pero si el saiyan se pasa más tiempo viviendo con él que con su propia familia! Y no solo eso, es a quien recurre cada vez que se ve metido en un aprieto (sí, incluso cuando hay destrucción y muerte involucrados). Y Kaio sigue ahí aguantando estoica y comprensivamente a Goku y sus jaleos. Que no lo haya mandado a cagar todavía sí que es significado de verdadera amistad (o de que Kaio es aún más buenazo que Goku).

Sabemos que nos dejamos relaciones de amistad importantes en Dragon Ball (Gohan y Piccolo, Goten y Trunks), pero queríamos hacer un breve repaso a las que involucran a nuestro protagonista. Aunque no lo creáis, hay verdaderos debates en internet sobre quién es el mejor amigo de Goku en la serie. ¿Y vosotros qué opináis?

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Dragon Ball Super 58: más dudas sobre Zamasu y Black

Aunque en realidad el capítulo 58 de Dragon Ball Super se supone que debería aclararnos algunas de las dudas entre la asociación entre Zamasu y Blak, lo cierto es que lo que produce son aún más preguntas. Tras el episodio anterior, que estuvo cargado de acción, este se nos presenta como lleno de diálogo, donde los personajes se dedican a asimilar (o a ayudar a que el espectador asimile, sobre todo si éste tiene en torno a los diez años de edad) toda la información acumulada. Pero vayamos por partes (atención, vienen los SPOILERS).

¿De qué trata el capítulo 58 de Dragon Ball Super? Como vimos con anterioridad, nuestros héroes se vieron obligados a huir de la batalla contra Black y Zamasu y regresar al presente, donde Bulma los encontró en un pésimo estado. Mientras tanto, Zamasu habría oído hablar de la existencia de las super dragon ball y se habría personado ante Zuno. Pues bien, así da comienzo el episodio que nos ocupa: con Zamasu exigiéndole (mediante intimidación) a Zuno que le de toda la información de la que dispone. Zuno así lo hace, diciéndole a su vez al aprendiz de kaioshin que para poder invocar al gran dios dragón tiene que esperar todavía un año. Acto seguido, Zamasu le pide que le cuente todo lo que sabe sobre Son Goku.

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De vuelta a la Tierra, Bulma cura a Vegeta, Goku y Trunks del futuro con las habichuelas mágicas, las cuales (a todo esto) habían sido olvidadas por Goku en el cuarto de baño. Pronto reciben la visita de Whis, Bills y el Kaioshin de su universo, ya que Zuno lo había contactado tras la visita de Zamasu y le había informado de todo. Todos hablan sobre lo ocurrido en el futuro y cómo Zamasu no solo se ha vuelto maligno, sino además inmortal. Whis y Goku entonces teorizan que Zamasu, en sus ansias de encontrar justicia y poder, le habría pedido a las super dragon ball que creasen algo tan fuerte como Goku (de donde surgiría Black) y, también, la inmortalidad para Zamasu. Con esta idea en mente Whis, Bills, Goku y Kaioshin deciden visitar a Gowasu e informarse sobre el estado en el que se halla Zamasu. Cuando llegan, encuentran al maestro solo, ya que Zamasu ha salido desde la mañana, pero Gowasu desconoce a dónde y para qué. En ese momento, aparece ante ellos sus discípulo, dispuesto a servir el te.

Lo cierto es que también suceden un par más de escenas en el capítulo relacionadas con Mai, primero con Trunks del futuro informándole a la del presente que su contraparte del futuro sigue con vida. La segunda se encuentra situada en ese futuro, con Mai y Yajirobee huyendo hacia el refugio y reencontrándose con los supervivientes, todos ellos bastante descorazonados debido a la huida de Trunks, Vegeta y Goku. El episodio, como vemos ya desde su título, está principalmente centrado en Zamasu.

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Sin embargo, tal como íbamos adelantando, las cuestiones no hacen más que aumentar: la explicación sobre el posible surgimiento de Black y la transformación de Zamasu son, al fin y al cabo, hipótesis de Whis y Goku (el cual, por cierto, sigue pareciéndose demasiado a Luffy. Si bien Goku nunca ha sido especialmente inteligente, se agradecería que se pusiera serio por una vez, como ocurría en algunas ocasiones en Dragon Ball y Dragon Ball Z). Resulta sorprendente que ninguno de los Guerreros Z se cuestione esta explicación, ya que posee una laguna fundamental: en el futuro (donde Black y Zamasu están haciendo de las suyas), Goku habría muerto hace varios años (antes de la aparición de los androides), por lo que el enfrentamiento contra Zamasu que supuestamente habría desencadenado todo no hubiera podido darse. A no ser, claro, que se saquen alguna explicación de la manga, al más puro estilo «Zamasu se encontró con el espíritu de aquel Goku fallecido (que no había llegado a alcanzar el super saiyan nivel 2, dando lugar a otra incongruencia)». Es decir, es aún demasiado pronto y quizás hay una explicación para todo, pero lo que extraña es que ninguno de los personajes (ni tan siquiera Vegeta o Bulma, quienes suelen dar muestra de mayor inteligencia para todo este tipo de cosas) hayan mostrado ni un atisbo de confusión por esta serie de incoherencias.

En otro orden de cosas, que Goku se haya olvidado las habichuelas en el baño resulta una especie de recurso humorístico que acaba por no resultar gracioso, sino facilón (eran varios los fans que se habían dado cuenta de la falta de habichuelas en la batalla del futuro) y que, como decíamos. suma puntos a ese Goku demasiado idiota e infantilizado. Que hablando de recursos humorísticos fallidos, seguimos preguntándonos qué pintan por allí Pilaf y sus acompañantes, por mucha importancia que pueda tener la Mai del futuro en este arco argumental. Otro que termina sobrando es el Yajirobee del futuro, cuya actitud no pinta nada con la ambientación oscura y tensa habida en dicha línea temporal. Se agradecería que todos estos personajes desaparecieran, que los mate Black o algo.

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No todo ha sido negativo en este capítulo (en lo personal, tras los dos últimos episodios, que habían sido realmente buenos, este baja el listón). Bills, como siempre, muestra a través de pequeños actos cómo crear humor del de verdad: por ejemplo, quitándole (e intentando que no se de cuenta) su copa de flan al Kaioshin del Universo 7, con el que se agradece que interactúe más (ya que conocimos en capítulos anteriores que ambos personajes se hallan vinculados al más puro estilo Kamisama y Piccolo). El hecho de que ya vayan surgiendo teorías sobre la posible creación de Black también da que pensar (aunque estas teorías sean las más simplonas posibles… en lo personal espero que Whis esté equivocado). Y puntos de más por la evolución del personaje de Zamasu en el presente, quien cada vez va perdiendo más la cabeza. Desde luego a Gowasu (que muestra tener la misma vista para su alumno que un topo miope) le quedan dos telediarios.

En cuanto a la animación… volvemos a tener un bajón en este capítulo. Tras la fluidez de los dibujos de los capítulos 56 y 57, en este episodio 58 volvemos a rostros acartonados y movimientos ortopédicos. Sin embargo, debido a la ausencia de acción, tampoco es que se sufra en demasía. Parece que para el capítulo 59 (el cual se emitirá en la semana del 25 de septiembre, por cierto) habrá una pequeña mejora.

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Los mejores finales de la historia

Y del mundo. Según nuestra opinión, claro. Después de haber hecho lo propio con los peores finales, ahora les toca el turno a los mejores (que no hay que mirarlo todo con negatividad). ¿Cuáles son esos finales que han hecho que nos emocionemos, que lloremos o que nos alegráramos con los personajes? ¿Qué final te ha provocado un vacío existencial al comprender que tu obra favorita llegaba a su cierre? Veamos (atención, habrá SPOILERS de las series/mangas/videojuegos/pelíclas que comentemos).

Final Fantasy IX (2000)

Para muchos, de las mejores entregas de la saga de Square Enix (por aquel entonces Squaresoft) fue la última en salir para la PSOne. El videojuego, dirigido por Hiroyuki Ito y producido por Hironobu Sakaguchi (todavía se encontraba en la compañía) es, para éste último, todo lo que debe contener un auténtico Final Fantasy. Para nosotros, si bien es cierto que es uno de los mejores, destacará especialmente su final: emotivo, brillante y agridulce a partes iguales. Desde la redención de Kuja (uno de los mejores villanos) hasta la reaparición de Yitán, pasando por el destino de Vivi. No pudieron hallar mejor forma de ponerle punto final a la era de la PSOne.

 

Big Fish (2004)

Probablemente se trate de una de las películas de Tim Burton más pasadas por alto, pero lo cierto es que esta cinta protagonizada por Ewan McGregor, que mezcla tan bien la realidad con la ficción (realismo mágico), es toda una pequeña joya.

Will Bloom ha escuchado las historias que le contaba su padre, Edward, durante toda su vida. Pero al crecer, casarse y desarrollar su propia vida, empieza a cansarse de las mismas, pensando que se tratan de pura invención de un hombre cada vez más mayor y aburrido. Todo ello provoca que la relación entre ambos se enfríe y se vayan distanciando… cuando llegamos al final. Uno de los mejores que hemos visto. Imposible no llorar.

 

Cowboy Bebop (1998) / Zankyou No Terror (2014)

Hemos tenido que incluir los finales de ambas series, puesto que ambos son PERFECTOS (los animes también, pero eso ya lo dejamos claro aquí y aquí). También se podría resumir en que Shinichiro Watanabe (director de las dos) sabe cómo concluir sus obras; aunque sus finales suelen ser bastante desgarradores. Pero van acordes con el tono general y, sobre todo, con la psique de sus personajes, el punto más fuerte de Watanabe.

 

Toy Story 3 (2010)

Para aquellos que hemos crecido con la trilogía protagonizada por estos carismáticos juguetes (con Woody y Buzz a la cabeza), casi yendo a la par que Andy, el final nos ha impactado de forma bastante fuerte. Es una despedida de estos personajes de Pixar (aunque no tanto, que luego han seguido realizando más cortometrajes… y sí, hasta una futura Toy Story 4 que no tendría ni por qué existir), una última partida con los juguetes que nos han acompañado durante nuestra niñez, en definitiva, una despedida de la infancia. «So long, partner«.

 

(Casi) Cualquier película de Billy Wilder

Nos desviamos aquí un poco del mundillo de la animación, los videojuegos y las historias fantásticas y nos metemos de lleno en el CINE, así con mayúsculas. Porque si algo demostró Billy Wilder (1906-2002) es que sabía manejar el séptimo arte como nadie. No es solo ya el emblemático final de Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959), sino también aquél de otra grandísima cinta que es El Apartamento (The Apartment, 1960), donde Jack Lemmon interpreta a un anodino ejecutivo enamorado de una brillante Shirley MacLaine, la ascensorista de su empresa. Ambos personajes son, en definitiva, unos fracasados de la vida, unos buenos tipos de los cuales se aprovechan otros que no lo son tanto, unos personajes que, a su vez, se dejan arrastrar por las circunstancias. Hasta que ambos se dan cuenta y se revelan. Y se encuentran en ese final de esta tragicomedia que tiene mucho más de tragedia.

 

Dragon Ball (1984-1995, mención de honor)

Al final de la obra magna de Akira Toryama le pasa un poco como al de Toy Story 3… que es una conclusión, pero no del todo. Numerosas secuelas (oficiales o no) en forma de OVAs, películas, cómics, videojuegos y hasta una nueva serie (la ya famosa Dragon Ball Super) se han encargado de dejar un poco atrás ese final de Goku y Oob (reencarnación humana de Boo, el último gran villano al que tuvieron que hacer frente los Guerreros Z) sobrevolando la tierra y gritándole al mundo. El final, si bien emotivo (la banda sonora de Dragon Ball Z sigue dejando los vellos de punta), lo es aún más si seguías la serie cuando eras niño y madrugabas todas las mañanas para no perderte un nuevo capítulo de Dragon Ball. Prometo que me acuerdo perfectamente del cuasi vacío existencial que sentí cuando vi estas escenas por primera vez en el televisor, preguntándome qué sentido tendría mi despertar matinal después de aquello.

https://www.youtube.com/watch?v=fWjjfsDH81A

Dragon Ball Super 57: Las cosas se ponen serias

Si hay algo de lo que nos quejábamos los fans de Dragon Ball (no todos, pero sí porcentaje importante) es del tono cómico-infantil que abundaba en Dragon Ball Super. Era todo demasiado bonito, demasiado feliz, demasiado chorra (salvo momentos puntuales). Lejos quedaban las escenas cargadas de tensión de Dragon Ball Z o los ataques de enemigos temibles que dejaban a nuestros protagonistas escupiendo sangre (la cual en Super también brilla por su ausencia). Sin embargo, con el inicio del nuevo arco argumental, llamada «saga de Trunks del futuro», se iba percibiendo que las cosas, poco a poco, se iban oscureciendo (aunque la banda de Pilaf o Gohan haciendo el moñas se llevaban al traste cualquier buen intento que pudieran hacer). Desde el capítulo 56 las cosas ya habían cambiado: los enemigos se habían vuelto sorprendentemente fuertes (lo que ha pillado desprevenidos a los protagonistas) y a Vegeta ya le habían dado la del pulpo (para variar, Vegeta o Piccolo son siempre los primeros en recibir… mientras Krilín ya está muerto, probablemente). El capítulo 57 de Dragon Ball Super no hace más que confirmar esta (bienvenida) tendencia hacia el mayor dramatismo y oscuridad (siempre dentro de unos límites, que no estamos hablando de Monster). Ahora vienen los SPOILERS.

¿De qué trata el episodio 57 de Dragon Ball Super? Como habíamos adelantado, Black se ha vuelto mucho más fuerte que la última vez y había presentado a Goku, Vegeta y Trunks su nueva transformación: super saiyan rose. Mientras nuestros guerreros empiezan a encontrarse en una situación crítica, desciende de los cielos Zamasu, quien resulta ser un aliado de Black. Zamasu entonces le pide a Black que le deje a él terminar con Goku, con lo que ambos se ponen a luchar. Black acaba interviniendo también, algo que le reprocha su compañero. Black, sin embargo, objeta que su cuerpo le está pidiendo ir a por Goku, y que no puede controlarlo.

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Debido a que Goku está teniendo dificultades en ese dos contra uno, acaba asimismo interfiriendo Trunks (tras haberse asegurado de que su padre sigue con vida). Éste último le planta cara a Zamasu, mientras Goku hace lo propio con Black. Trunks parece superior al kaioshin, hasta el punto de llegar a atravesarlo con su espada. Sin embargo, Zamasu se recupera al instante: no hay rastro de corte alguno. Trunks se sorprende y el kaioshin le explica que él en realidad es inmortal, por lo que no podrán hacer nada más que apreciar lo débiles que son. El hijo de Vegeta lo intenta de nuevo con un Final Flash, sin éxito. Mientras, Goku también se encuentra en apuros contra Black, quien se dispone a lanzarles un kame hame ha. Zamasu los acorrala a ambos, por lo que el ataque les golpea de lleno a los tres; sin embargo, a Zamasu no le ha pasado nada. Goku y Trunks se encuentran maltrechos en el suelo y el segundo empieza a preguntarse cómo salir de esa. Zamasu y Black van preparando en conjunto el golpe de gracia, cuando justo en ese momento Vegeta sale al rescate lanzando una bola de energía, tras lo cual vuelve a quedar inconsciente. Eso ha dado tiempo suficiente para que Trunks y Goku sean rescatados por Yajirobee, quien sale corriendo con ellos a cuestas. Zamasu y Black suponen que no han podido ir muy lejos, pero deciden encargarse primero de Vegeta. Por suerte, Mai y un grupo de rebeldes, quienes estaban observando el combate, logran distraer a ambos enemigos para poder llevarse también al príncipe de los saiyans.

Todos reunidos, Mai saca la cápsula en la que Trunks tiene guardada la máquina del tiempo y la programa para que los guerreros Z regresen al pasado. Ella decide permanecer en el futuro, ya que se lo debe a la resistencia, muy a pesar de Trunks. La máquina realiza el trayecto sin mayores inconvenientes (Black intenta detenerla, sin éxito), aterrizando en la Capsule Corp. y ante una Bulma que se queda ojiplática al ver el lamentable estado en el que se encuentra Vegeta.

Mientras tanto, en el presente, Gowasu observa por televisión la batalle entre Goku y Hit. Zamasu sigue sin comprender cómo dejan actuar libremente a alguien que puede utilizar el ki de los dioses. Gowasu intenta hacerle ver que Goku no es una amenaza, sin mucho éxito. En medio del debate Zamasu observa que en la pantalla han aparecido unas brillantes esferas. Su maestro le explica que se tratan de las super dragon balls, las cuales pueden llegar a conceder cualquier deseo. Zamasu se sorprende, pero rápidamente se recompone: va a ir a pedir un deseo a las super dragon balls.

Y así termina el capítulo 57 de Dragon Ball Super. Como vemos, uno donde las tablas se han dado la vuelta en favor de los enemigos. Algo que no es extraño en Dragon Ball, donde los enemigos primero tienen que mostrar todo su poder (derrotando a los protagonistas, pero sin llegar a matarlos -salvo a Krilín-), para que luego los buenos tengan que entrenar más y, finalmente y tras mucho esfuerzo, obtener la victoria. Es una forma (efectiva) de crear una atmósfera de tensión y de peligro, a pesar de la existencia de las bolas de dragón. Es algo que ya vimos con Piccolo padre (primero mata a Krilín, derrota a Muten Roshi, etc.), Vegeta (derrota a todos, prácticamente), Freezer, y un largo etcétera. En Super esta sensación de peligro no había sido vista, con Bills (ya habiendo sido presentado en la película La batalla de los dioses) a medio camino entre el humor y el drama, y un Freezer que, si bien logra poner en apuros a los guerreros Z, no así del todo a Goku y Vegeta (que utilizan la batalla para presentar sus nuevas transformaciones más que otra cosa). Los torneos en Dragon Ball nunca habían dejado de ser amistosos (salvo el de Piccolo Jr. y el que anticipa la llegada de Boo), así que tampoco podíamos esperar mucho dramatismo del de Champa. Sin embargo, ahora, con la saga de Trunks, es distinto: hay drama, hay tensión, nuestros protagonistas han sido derrotados y aún no conocemos casi nada sobre Zamasu o Black. Además, el futuro vuelve a estar desolado y allí no existen las bolas de dragón (aunque sí las super dragon balls, si suponemos que el Zamasu del futuro también les hubiera pedido un deseo).

Pasemos a otro punto que ha caracterizado bastante al episodio: la acción. Las coreografías en este episodio han sido fluidas y dinámicas, y lo cierto es que en ese sentido la animación ha vuelto a cumplir (quitando, nuevamente, algún plano casi-deforme). Además, nos han mostrado (una de las pocas veces en Dragon Ball) un capítulo de dos contra dos. Curiosamente, el ejemplo de una batalla similar que se nos viene más rápido a la cabeza es aquélla de Trunks y Gohan del futuro contra los androides (en el OVA Un futuro diferente). Así, Goku y Trunks se enfrentan a la vez a Zamasu y a Black… con dramáticas consecuencias.

Probablemente, el apartado en el que más han sufrido las escenas de acción son las relacionadas con las escalas de poder, ya que aquí se han perdido por completo. ¿En serio Black puede pasar de igualar a Goku en super saiyan 2 a superar su nivel de super saiyan blue en cuestión de días? ¿Cómo es que Mai y los rebeldes, simples humanos, pueden tener tan siquiera una simple oportunidad contra ellos? Bueno, tampoco es algo que deba sorprendernos (ni arruinarnos la experiencia de disfrutar de un buen episodio); las escalas de poder hace tiempo que se fueron al carajo en Dragon Ball.

Poco más hay para comentar sobre este capítulo, que ha estado fundamentalmente centrado en la acción, sin por ello dejar de lado las interacciones entre personajes. Concretamente la de Black y Zamasu ha resultado de lo más interesante, ya que al parecer se tratan más como camaradas que como amo y siervo (o similar). Esperamos poder descubrir más sobre la conexión entre ambos en el próximo episodio, cuyo título precisamente es: «El misterio escondido entre Zamasu y Black«.

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Japoneando Anime: Bleach

En realidad, la decisión de dedicar esta entrega de Japoneando Anime a Bleach vino a última hora, debido a la finalización de dicho manga (y deberíamos puntualizar que esta entrada sería más bien un «Japoneando Manga«, ya que el anime de Bleach se canceló hace años). Pero comencemos…

Bleach es la obra de Tite Kubo, quien ha estado hasta quince años dedicándole su tiempo y esfuerzo (concretamente, desde el 2001 al 2016), llevando en total más de 66 volúmenes (tankôbon 単行本) recopilados. La adaptación al anime fue llevada a cabo por el estudio Pierrot desde el año 2004 al 2012 y consta de un total de 366 episodios.

¿De qué trata Bleach? Ichigo Kurosaki es un estudiante adolescente que reside en Tokio junto a su familia y que lleva una vida aparentemente normal. Sin embargo, Ichigo posee una extraña capacidad: puede ver las almas de los muertos. Un día se encuentra con un extraño monstruo y una chica vestida con un kimono negro: es una shinigami (死神), un dios de la muerte. Debido a los incidentes causados por el bicho (que después conoceremos que se trata de un hollow), la mujer shinigami se ve obligada a traspasarle sus poderes a Ichigo. Y así comienzan un sinfín de aventuras y batallas que juntan la vida terrenal con el más allá, y en donde habrá cabida para un sinfín de personajes de todo tipo y condición (desde los amigos de Ichigo hasta el resto de shinigamis o Sociedad de Almas, pasando por los arrancar, quincies y demás).

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En su punto álgido, el éxito de Bleach llegó a ser tal que se la solía comparar con las otras dos grandes top en ventas de la Shônen Jump (revista donde se publicaba): Naruto y One Piece. En el 2009, por ejemplo, fue la tercera serie más vendida en Japón, justo por detrás de las dos susodichas. Sin embargo, Bleach no supo o no pudo aguantar el ritmo, y poco a poco fue decayendo hasta pasar por la cancelación del anime (en el 2012) y del propio manga (hace un par de semanas). ¿Por qué ha podido ser esto?

Relación entre mangakas y editores: entre el amor y el odio

Es bien sabido por los que llevamos años siguiendo este mundillo que la vida del mangaka (漫画家 dibujante de manga) de éxito no es fácil. Firman contratos realmente estrictos con las editoriales, donde se pueden llegar a incluir cláusulas que van desde lo más habitual (número de páginas, fechas de entrega, etc.) hasta lo más controlador (el mangaka de éxito no puede ser pillado viendo escaparates de dudosa moralidad, por poner un ejemplo). Las fechas de entrega, sobre todo, suelen ser bastante cortas (para todo lo que hay que realizar), ya que las tiradas de más éxito suelen ser publicadas en la Shônen Jump, cuya periodicidad es semanal. Por ello, gran parte de mangakas cuentan con la ayuda de uno o varios asistentes, que pueden llegar a desarrollar tareas de todo tipo (desde planificación de la obra y trato con el editor hasta dibujar solo determinado tipo de cosas, como maquinaria o vegetación). Aclamados mangakas de la actualidad, como Eichiro Oda (One Piece) o Nobuhiro Watsuki (Rurouni Kenshin) iniciaron sus andaduras siendo asistentes de otros mangakas veteranos.

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Tite Kubo y sus obras

En el caso de Tite Kubo, su carrera al parecer no comenzó como asistente, sino con una pequeña obra de título Zombie Powder. Debido a que no tuvo el éxito necesario y a que la consideraron demasiado violenta, terminó siendo cancelada. Entonces comenzó Bleach. Con el caso de esta serie, tenemos algo curioso: tiene un ritmo MUY distinto en las diferentes sagas que la componen. Por ejemplo, la saga de la Sociedad de Almas (para la mayoría, la mejor de todas) posee un ritmo dinámico, donde descubrimos nuevos lugares y conocemos a los personajes, que van creciendo ante nosotros. También tiene grandes dosis de acción, pero sin llegar a saturar. Es, en definitiva, una narrativa (al más puro estilo shônen, claro) equilibrada. Llegamos al arco argumental de Hueco Mundo, y las batallas van alargándose más, pero no por ello los personajes quedan perdidos en un fondo del que nunca volveremos a saber (hay excepciones, claro, como Grimmjow o Szayel, personajes que serán retomados años más tarde). Y, amigo, llega la saga de los quincy. Para entonces, Bleach ya había ido perdiendo progresivamente interés, pero con este arco argumental directamente todo se va al carajo: batallas eternas una detrás de la otra y casi cero interacción entre los personajes. Hay escasos momentos como lo de Nemu y Mayuri en los que parece que Bleach retoma su esencia, pero duran poco (y, además, Mayuri nunca fue uno de los personajes principales). El desdibujamiento de prácticamente todos los personajes, en favor de mostrar nuevas técnicas (sin mucho sentido) y transformaciones, llega hasta tal punto que Rukia e Ichigo (los dos protagonistas) pueden pasarse capítulos y capítulos sin dirigirse la palabra. Imaginaros en ese sentido a Dragon Ball y a Vegeta y a Goku, que llevan años sin cruzarse. Es más, Vegeta lleva tres años sin aparecer más que en dos viñetas. Impensable, ¿verdad? Pues a ese punto había llegado Belach.

Pero, siendo justos, Bleach nos ha regalado grandes momentos en el pasado: la revelación de Aizen, el juicio de Rukia, sus recuerdos de Kaien, el final de Ulquiorra… En definitiva, grandes momentos protagonizados por personajes bien desarrollados, que quedarán siempre en el recuerdo de los lectores. ¿Qué había pasado entonces con ESE Tite Kubo?

Muchos creen haber hallado la respuesta en la editorial (en este caso, Shûeisha). Todo mangaka tiene a un editor que sirve de vínculo entre su trabajo y la editorial. El editor puede llegara involucrarse más o menos en los resultados de la obra, hasta el punto de llegara cambiarlo todo. Algunos editores llegan a ser verdaderos colaboradores de los mangakas, y otros en cambio pueden convertirse en su peor pesadilla. El ejemplo más famoso es el de Akira Toriyama (autor de Dragon Ball). Toriyama, acostumbrado a realizar historias cortas, quiso poner punto final a su serie en varias ocasiones, pero la editorial, debido al enorme éxito alcanzado, lo presionaba para seguir. El mayor cambio llegó con Dragon Ball Z (titulada así en el anime, no en el manga), cuando llegó otro editor (de Torishima Kazuhiko pasó a Yû Kondô) y éste ideó que, para que la serie alcanzase todavía más popularidad, la historia se orientase más hacia la acción y adquiriera tonos más dramáticos. El culmen llegó con la saga de Cell, donde Toriyama se vio obligado a cambiar los diseños de los androides hasta tres veces (C19 y C20 eran «un gordo y un viejo», C17 y C18 «unos críos», y Cell pasó de «tener aspecto de bicho deforme» a «cara de idiota»), llegando a improvisar semana tras semana. El hartazgo de Toriyama llegó hasta tal punto que, una vez pudo finalizar Dragon Ball con la saga de Boo, no quiso volver a hacerse cargo nunca más (Dragon Ball GT es un producto exclusivo de Toei y en las sagas y películas posteriores su papel se ha visto limitado a supervisar diseños y ayudar en la elaboración de los guiones, pero poco más).

En el caso de Tite Kubo, parece bastante obvio suponer que el editor ha debido de tener algo que ver en los cambios de ritmo y hasta de narrativa. También cabe la posibilidad de que Kubo se hubiera hartado de su obra, al más puro estilo Toriyama, y ya no supiera qué hacer. Pero al menos Toriyama supo darle un «final» (que no es tal) más que digno a Dragon Ball. En cualquier caso, la relación entre editores y mangakas no siempre es fácil (por no hablar de las veces en que el mangaka, probablemente superado por la presión, «desaparece» o se «enferma» cada determinado tiempo). Un manga y anime (bastante recomendable, por cierto) que trata muy bien las vicisitudes de este mundillo es Bakuman (Tsugumi Ôba y Takeshi Obata).

En definitiva, que como lectora que he sido de Bleach desde hace años (concretamente, desde la primera aparición de Ulquiorra y Yammy), el giro que tomó Bleach tras la saga de Hueco Mundo me entristeció bastante. También me decepcionó, por qué no decirlo. Pero hay que procurar quedarse con lo bueno: con los inicios de la relación entre Ichigo y Rukia, con toda (TODA) la saga de la Sociedad de Almas, con personajes realmente carismáticos y cuidados diseños (Gin… Gin y su final es otro de esos MOMENTAZOS). En cuanto al anime, nos hubiera gustado comentar más sobre la simbología y mitología habida tras la figura de los shinigamis en Japón, también con su concepto del «más allá», pero bueno, probablemente para otra ocasión. Y su banda sonora… cómo no recordar su banda sonora. Hasta siempre, Bleach, te recordaremos por lo que pudiste llegar a ser.

https://www.youtube.com/watch?v=UFGHBiRjy5M

Dragon Ball Super 56: En el futuro de Trunks…

Primero de todo, puede que el capítulo 56 de Dragon Ball Super, que es el que nos ocupa, sea el mejor hasta la fecha. Especialmente por el guión, ya que se tratan de 25 minutos que no te dan ni un respiro: pasan un montón de cosas en este capítulo. Por eso, hoy hacemos un aviso especial de SPOILERS para quien aún no lo haya visto.

¿De qué trata el capítulo 56 de Dragon Ball Super? Al final del episodio anterior, Trunks, Goku y Vegeta habían viajado juntos al futuro, encontrándose con la resistencia, que confunden a Goku con Black y lo disparan. Evidentemente, dichos ataques no le hacen nada a Goku. Entonces Trunks los avisa de que no hay nada que temer, ya que tanto Goku como Vegeta han llegado con él para derrotar a Black. Los miembros de la resistencia se emocionan al oírlo, avisando de que ya habían escuchado algo de Mai. Al oír su nombre, Trunks se sorprende y pregunta si Mai está viva y dónde. Acto seguido acude corriendo a su encuentro y ambos se alegran de verse, ya que los dos creían que el otro había muerto.

De vuelta al escondite de la resistencia (que se encuentra en los túneles del metro o subterráneo), Mai les cuenta a Trunks, Vegeta y Goku que ellos aguantaron frente a Black como pudieron, pero se habían visto obligados a huir del anterior escondite con los supervivientes. Mai se lamenta de que no pudiera rescatarlos a todos. En ese momento aparecen unos niños, que se asustan al ver a Goku. El susto no les dura mucho, ya que Trunks los anima rápidamente con juegos y muecas. Entonces él le dice a Mai que esos niños y las demás personas que hay allí pueden contarlo gracias a ella.

Vegeta los interrumpe avisando de que trae cápsulas llenas de comida para todos, cortesía de la Bulma del pasado. Todos comen plácidamente, cuando Goku reconoce a un viejo conocido entre la multitud: se trata de Yajirobee. Trunks le dice que creía que los androides lo habían matado, a lo que Yakirobee responde que pudo sobrevivir gracias a que Karin le dio la última habichuela mágica.

Vegeta, Goku, Trunks y Mai se encuentran fuera, dispuestos a ir a plantarle cara a Black. Vegeta dice que será él esta vez quien se haga cargo, pero Goku le propone que lo decidan a piedra, papel o tijera (en cualquier caso gana Vegeta). Trunks dice que los acompaña, ante lo que Vegeta objeta que debería quedarse o bien cuidarse mucho para poder volver junto a Mai. Ante estas palabras los dos jóvenes se sonrojan, diciendo que no tienen «ese» tipo de relación (¿aún?). Los tres acuden volando a por Black, con Mai animándoles.

Vegeta provoca con una bola de energía al susodicho, para que acuda a su encuentro. Así lo hace y comienza la lucha, con Vegeta transformado en super saiyan blue desde el principio. Pero pronto empiezan los problemas, puesto que todos detectan algo extraño en Black, se ha vuelto más fuerte desde la última vez. En ese instante, el enemigo da la sorpresa: se transforma en super saiyan rose (que viene a ser como el blue… pero en rosa ¿pálido?). Vegeta igual le planta cara, pero no dura mucho: Black le atraviesa el pecho con una ráfaga de energía en forma de filo de espada. Dejando a Vegeta K.O., solo queda Goku para poder detenerlo. Éste también se transforma en super saiyan blue, pero no puede hacer mucho: cuando Black va a asestarle un golpe, aparece de entre los cielos… ¡Zamasu! El kaioshin le pide a Black que no sea egoísta, ya que le había prometido que dejaría que él matase a Goku. Y así acaba este CAPITULAZO.

Vayamos por partes. Primero habría que destacar la ambientación que han logrado para mostrarnos ese futuro totalmente apocalíptico, cada vez más parecido al de Terminator (y cuando creíamos que Mai no podría ser más Sarah Connor…). Que hablando de la muchacha, es de agradecer que muestren a una fémina luchadora y constante (aunque sea por unos episodios) en Dragon Ball; aunque su nivel de poder ni se acerque a los del villanos y los protagonistas (sí, te estamos mirando a ti, Videl). Su reencuentro con Trunks, a todo esto, es todo lo emotivo que podría esperarse, teniendo en cuenta que tras el guión se encuentran japoneses, y ya sabemos cómo son con los romances (Trunks y Mai de besarse nada, habrá que conformarse con que se agarren de las manos, que eso es casi erótico en Japón). Pero, lo dicho, muy emotivo.

Volviendo a la ambientación del futuro, ésta se muestra sobre todo opresiva (abundan los grises y marrones en la paleta de colores, de hecho pareciera que hay una tormenta constante) y tensa. Algo que se agradece tras la cantidad de chistes y chorradas habidas en la línea del presente (empezando por el propio Goku y terminando en la banda de Pilaf). El hecho de que nos muestren a los supervivientes y sus pésimas condiciones suma enteros a esto. El guiño dedicado a Yajirobee también es de agradecer y no llega a desentonar, por suerte. En realidad, toda la primera mitad (dedicada a reflejar esta ambientación, junto con el reencuentro con Mai) es más pausada, pero logra con creces envolvernos en ese futuro asfixiante.

La segunda mitad del episodio está más orientada a la acción, a partir de la aparición de Black. Que hablando de Black… cómo le habíamos echado de menos. Su presencia en pantalla siempre suma enteros, y seguimos preguntándonos cómo es que Nozawa (seiyu tanto de Goku como de Black… y de Gohan, y de Goten, y en realidad casi de medio elenco) parece hacer mucho mejor de villano que de héroe(s). Desde el minuto uno en que se presenta ante Vegeta, Goku y Trunks sabemos que guarda algo baja la manga, y vaya si lo hace: ni más ni menos que una nueva transformación. Ésta, que lleva el nombre de super saiyan rose (sólo por imitar el blue, así lo afirma el propio Black) es igual que el resto de las transformaciones, pero con un aura color rosa oscuro. Lo que sí demuestra Black con todo esto es que, de alguna misteriosa forma, ha logrado superar el nivel de poder de Goku y Vegeta con sus respectivas transformaciones. Así lo corrobora en un instante atravesando el pecho de Vegeta (una de las imágenes más potentes de todo el capítulo… ya era hora de que hubiera sangre en Super). Y también derrotando rápidamente a Goku. Las cosas parecen complicadas para nuestros héroes.

Pero si creíamos que con el subidón de Black y las derrotas de Goku y Vegeta teníamos suficiente, aparece entonces en escena… ¡Zamasu! Y nos deja a todos boquiabiertos porque… bueno, porque todos pensábamos que Zamasu llegaría en algún momento a ser Black. Ahora resulta que son dos entidades distintas. Eso sí, cada uno con un pendiente potara colgándole de la oreja, lo que podría dar juego en un futuro para posibles fusiones. Esto, a su vez, significaría que Zamasu, en el futuro, ya habría asesinado (probablemente) a su maestro Gowasu. Faltaría explicar cómo es que el Zamasu de esa línea temporal podría haber llegado a conocer a Goku, ya que éste habría fallecido años antes de su supuesto encuentro. Pero, bueno, todo se andará.

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Volviendo al misterio habido entre Black y Zamasu, las teorías están resurgiendo con fuerza en internet. ¿Podría ser que Black fuese el nuevo dios de la destrucción del ahora kaioshin Zamasu? Recordemos que en el capítulo anterior se nos explicaba que, si el kaioshin de un universo moría, también lo haría el dios de la destrucción correspondiente. Por lo que, si el Zamasu del futuro hubiese asesinado a Gowasu, ¿significaría que también habría muerto el Bills de esa línea temporal? Ergo quedaría una vacante de dios de la destrucción. En cualquier caso, esta es solo una hipótesis. Hay gente que vuelve a creer que Black podría ser Goten en el futuro, siendo manipulado por Zamasu. O que ni dios de la destrucción ni nada, y Black es solo una entidad creada a raíz del cuerpo del Goku fallecido. Todo hipótesis.

No podemos terminar esta reseña sin mencionar lo que ha sido lo mejor del capítulo: Vegeta. Sí, somos conscientes de que ha sido derrotado con absoluta rapidez para dejar que Goku se luzca (pero, admitámoslo, esto era lo típico en Dragon Ball Z). Sin embargo, este capítulo ha sabido mostrarnos a un Vegeta que ha crecido como personaje, sin necesidad de hacer bailecitos ni chistes malos sobre cocina. Sin perder su eterna compostura, con su careto de mala leche y su bordería, Vegeta ha demostrado que ha desarrollado empatía por los demás terrícolas (les lleva comida), así como por Mai (la anima diciéndole que ha hecho todo lo posible) y por su hijo del futuro (se enorgullece al ver que es admirado por los supervivientes). Esa es la evolución de Vegeta que queríamos ver. Qué lejos queda ya aquel genocida espacial…

En cuanto al apartado técnico… pues hasta en eso ha estado bien el episodio. Empieza con una calidad tirando a mediocre, pero en seguida se recupera y las escenas de acción con Black son trepidantes. Incluso hay algún que otro plano en donde se nota claramente la influencia de Tadayoshi Yamamuro (uno de los mejores dibujantes del anime de Dragon Ball Z). La música también cumple, especialmente en momentos como el reencuentro entre Trunks y Mai o la transformación de Black.

En definitiva, creemos efectivamente que nos encontramos ante el mejor episodio de Dragon Ball Super hasta la fecha, donde suceden cosas sin parar, donde la acción no te da ni un respiro, y donde hasta el apartado técnico cumple. Esperamos con muchísimas ganas el capítulo 57, que nos presenta un doble enfrentamiento: por un lado, Goku contra Black, y por el otro Trunks contra Zamasu. ¡Nos vemos en una semana!

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